En octubre de 2011, en un contexto marcado por el surgimiento del 15M, tuvo lugar la ocupación del antiguo edificio del mercado de la calle Montamarta en el distrito madrileño de San Blas. La acción contó con la participación de numerosos grupos del barrio y el apoyo de las asociaciones de vecinos. El eslogan que impulsó la ocupación fue: “Por y para el barrio, por y para los vecinos”. El aprovechamiento como equipamiento público de este edificio de titularidad pública era una antigua reivindicación vecinal. A pesar de los intentos de llegar a un acuerdo con las instituciones, mes y medio después se produjo el desalojo irregular del edificio. Posteriormente se abrió una larga fase de negociaciones que desembocó en la firma de un convenio entre la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM) y el Ayuntamiento de Madrid. En octubre de 2013 el Espacio Vecinal Montamarta (EVM) fue reabierto. A lo largo del año 2016 se produjeron nuevas negociaciones con el objetivo de mejorar el convenio, dotando al proyecto de una mayor estabilidad a la vez que se buscaba la mejora de su financiación y la realización de las obras pendientes de adecuación del edificio.
Fotos: Espacio Vecinal Montamarta.
La forma de funcionamiento es asamblearia con una defensa de la horizontalidad en los procesos de toma de decisiones. La Asamblea, de carácter abierto, se realiza todos los jueves por la tarde. Los miembros del grupo promotor, formado predominantemente por trabajadores parados y estudiantes, se autodefinen como igualitarios, asamblearios, participativos, diversos e inclusivos. El EVM es utilizado por numerosos grupos de características muy diferentes. Entre ellos se encuentran la Plataforma Vecinal San Blas-Simancas, la PAH, grupos de consumo ecológico, etc. Las actividades realizadas se articulan en torno a dos grandes ejes: el apoyo escolar y el ocio alternativo, ambos cruciales en un distrito especialmente castigado por la crisis y la precariedad que presenta unas tasas muy elevadas de fracaso escolar y desempleo. Destacan especialmente las actividades deportivas con una fuerte implicación de niños y jóvenes del barrio. El convenio con el Ayuntamiento contempla también la difusión de la salud, realizándose cursos y talleres. De las aproximadamente 100 personas a la semana que utilizaban el centro en el momento de su apertura se ha pasado a unas 450/500 en la actualidad.
Desde un punto de vista estratégico, el EVM plantea que es posible desarrollar un proyecto autónomo y gestionado desde la participación vecinal y a la vez colaborar con las instituciones, en este caso con el Ayuntamiento de Madrid. Lo importante es que las condiciones de colaboración queden establecidas con toda claridad y respeten la autonomía del centro en la definición y gestión del proyecto. Esta estrategia no es compartida con otras experiencias de ocupación en Madrid contrarias a la posibilidad de desarrollar relaciones de colaboración con la administración pública. El debate está servido y, sin duda, es de un gran interés.