El año 2011 presenció la emergencia de nuevos tipos de movimientos sociales, de alcance transnacional aunque especialmente intensos en el área mediterránea, uno de cuyos factores precipitantes ha sido el protagonismo de las nuevas generaciones y de las clases medias urbanas. El año empezó con la denominada ‘primavera árabe’, siguió con la ‘#spanishrevolution’ del 15-M, y acabó con el movimiento ‘Ocuppy’ en los Estados Unidos (aunque también pueden considerarse otras protestas, como la de los estudiantes chilenos y la de los suburbios ingleses en verano de 2011, entre otros ejemplos). Los antecentes para el caso occidentall se remontan al movimiento ‘altermundialista’ surgido en Seattle en 1999 y en Porto Alegre después de 2001, a la revuelta de las ‘banlieues’ francesas en otoño de 2005 y a la mobilización griega de invierno de 2008, coincidiendo con el inicio de la crisis financiera internacional. Aunque todavía es pronto para valorar el impacto de tales movimientos, parece evidente que responden a un nuevo ciclo de protestas sociales, las cuales se manifiestan en el espacio público (tanto en las plazas centrales de las ciudades como en la red)