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F.
NAVARRO, «Epistulam Asiarchæ
misimus. Una misteriosa carta perdida de
Agustín», Augustinus 46 (2001), pp. 271-289. |
«Epistulam Asiarchæ misimus».
Una misteriosa carta perdida
de Agustín
El motivo del presente artículo es hacer un profundo y
detallado estu-
dio de un extraño pasaje que aparece en la ep.
29 de Agustín referente al
envío de una carta a un asiarca. El pasaje dice lo
siguiente: "epistulam asiar-
chæ misimus"1. Aparece poco antes de
finalizar la misiva y a continuación
de la denuncia de un ataque de los circunceliones a
una iglesia católica de
Hasna tras el cual se ha iniciado un proceso judicial2. La carta parte de
Hipona a un lugar desconocido y fue escrita en marzo o abril del 3953.
1. Ep. 29,12, *N. de
la Redacción: cf. Obras completas de san Agustín. Edición bilin-
güe 8, Madrid 1986, 166. Esta edición reproduce
la de CSEL, al tiempo que remite a la pagi-
nación de éste. Si no se indica otra cosa, la traducción de los textos augustinianos es de José
Anoz.
2. Cf. infra.
3. Para saber la cronología de la carta de Agustín a un
asiarca es preciso conocer pri-
mero la cronología de la ep. 29 pues en ella
aparece la referencia. Para ello primero hemos de
estudiar de manera crítica su tradición manuscrita. Así la supervivencia de
esta misiva ha sido
muy afortunada pues quedó fuera de las grandes recopilaciones de cartas del
obispo de
Hipona que se fueron haciendo durante la Edad Media. Por todo ello presenta una
tradición
manuscrita particular y de ella sólo nos han llegado dos códices: uno
antiquísimo proceden-
te de la biblioteca del monasterio cisterciense de
Santa Cruz de Jerusalén en Roma y el Chel-
tenamensis 12261 del s. VIII. Con estos dos
códices, los Maurinos hicieron a finales del s.
XVII la editio princeps
de la carta; cf PL 33, 114. Más adelante, a
finales del s. XIX, Goldba-
cher preparó la edición crítica de la ep. 29 pero sólo con el Cheltenamensis
12261 pues no
pudo disponer del otro códice: "Lamento haber buscado en vano ese
códice", GOLDBACHER,
A.: CSEL 34,1, 114; ID, CSEL 58, Praefatio,
32. El problema surge porque en el códice usado
por los Maurinos aparece el siguiente encabezamiento:
"Carta de un presbítero de las regio-
nes hiponenses a Alipio,
obispo de los tagastinos, sobre el día del nacimiento
de Leoncio, otro-
ra obispo hiponense", mientras
que en el códice usado por Goldbacher no. El editor
del CSEL
272 FRANCESC
NAVARRO COMA
La mención a la carta dirigida a un asiarca
aparece igual tanto en el
códice del monasterio cisterciense de Santa Cruz de Jerusalén en Roma
como en el Cheltenamensis 126114. No hay, por tanto,
variantes del nombre
"asiarca" en ninguno de los dos únicos
códices disponibles. Las traduccio-
nes más modernas y buenas optan por traducir el
pasaje presentando al des-
tinatario de la carta como un asiarca:
Baxter traduce: "I have sent
a letter to
the Asiarch" 5. Pero encuentra sorprendente
la presencia de esta palabra, a
no ser que sea un sinónimo de procónsul o un nombre propio6
Parsons traduce: "We have sent a letter
to the Asiarch" 7. Se trata de una
traducción literal, pues usa la primera persona del plural seguramente por
pensar que Agustín escribe en nombre de la comunidad de Hipona. Res-
pecto a la mención del asiarca, pone una nota
diciendo que se trata de un
alto funcionario de Asia Menor encargado del culto imperial y de la orga-
nización de juegos8.
Cilleruelo tanto en las dos
primeras ediciones de las cartas de Agustín
como en la tercera, objeto de corrección y mejora, traduce en la línea de
Baxter: "Escribí una misiva al asiarca". Al
respecto no comenta nada9.
sólo admite los encabezamientos de las cartas cuando
son atestiguados por Agustín en las
Retractationes mientras que otros como
De Bruyne y Perler, con
quienes estamos de acuerdo,
creen que la mayoría de los que nos han llegado son auténticos y para el caso
concreto de la
ep. 29 abogan por su autenticidad. Cf. DE BRUYNE, D.:"Note
sur les lettres de saint Augustin",
en RHE 23, (1927) 523-530, en concreto p. 529;
PERLER, O: "L'église principale et les autres
sanctuaires chrétiens d'Hippone-la-Royale d'après les textes de saint
Augustin", en RÉAug 1
(1955) 299-343, en concreto p. 302. Aclarado
esto, vemos que gracias a dicho encabeza-
miento podemos fechar con gran precisión la carta pues en ella Agustín explica
a Alipio unos
acontecimientos acaecidos recientemente en Hipona y le cuenta que consiguió
suprimir, no sin
resistencia, la costumbre de hacer banquetes en honor de los mártires dentro de
las iglesias el
día de San Leoncio que se celebra el 4 de mayo. Agustín había predicado contra
esta cos-
tumbre un miércoles, volvió a predicar al día
siguiente, que era el de la Ascensión, y al tercer
día, un viernes, predicó aún dos veces más. A partir del artículo de Perler sabemos que duran-
te la vida de Agustín esta coincidencia de días y fechas sólo se dio en el año
395. Ello nos lle-
va a concluir que la ep. 29 es de poco después
del 4 de mayo del 395. cf.PERLER, O "L'église..."
302-304. Una vez localizada la cronología de la ep.
29 entremos a descubrir la fecha de la car-
ta de Agustín al asiarca.
La referencia a ella da la sensación de describir un hecho reciente,
pues se enmarca en un intercambio epistolar entre dos personas que se cartean a
menudo:
"asunto digno del coloquio epistolar con que nos consolamos
recíprocamente" Ep. 29,1
Obras completas...8, 115. Ello nos lleva a la conclusión de que la carta
debió de ser escrita el
mes de marzo o abril en respuesta a unos sucesos ocurridos durante ese mismo
periodo.
4. Cf. la n.
precedente.
5. BAXTER, J.H.: St. Augustine. Select
letters, Edinburgh 1930, 91.
6. ID.: Ibid. n. "d".
7. PARSONS, W.: Saint Augustine. Letters, I (1-82), Washington 1951, 108.
8. ID.: Ibid, n. 22.
9. CILLERUELO, L.: Obras completas de san Agustín.Edición
bilingüe. Cartas I, Madrid
1951, 141;ID.: Ibíd. Madrid 1986, 166. La
segunda edición es una reimpresión de la anterior,
mientras que en la tercera hay una revisión de la traducción hecha para la
primera.
273 «EPISTULAM
ASIARCHÆ MISIMUS»
Alimonti, en cambio, traduce
en la línea de Parsons: "Abbiamo man-
dato una lettera all'Asiarca".
El investigador italiano piensa que la carta va
dirigida a un asiarca, basándose, en parte, en el
hecho de que Diehl en el
Thesaurus Lingua Latinae lo entiende así10. A continuación pasa a dar infor-
mación sobre dicho cargo y al final de la nota dice,
refiriéndose a Baxter,
que algunos traducen "ad Asiarca", o sea,
en castellano,"a Asiarca" 11.
Pero, ¿quién era el asiarca?. En primer lugar hay que decir que no exis-
te unanimidad sobre el carácter de este cargo. Por un lado hay quienes
dicen que se trata de un cargo independiente del sacerdos
prouinciae de Asia
o archiéreus mientras que, por el otro, hay
quienes piensan que sacerdos
prouinciae y asiarcha
son una misma persona, pero con diferentes nombres,
dependiendo de la circunstancia en que se les mencione12. El problema vie-
ne originado por las fuentes literarias que han sido
más un motivo de con-
fusión que de aclaración. En concreto nos referimos a las menciones al
asiarca hechas por Estrabón
y los Hechos de los Apóstoles que entran
en contradicción con la evidencia epigráfica de los siglos II y III13.
Nosotros abogamos por la identificación entre el archiéreus y el asiarcha
en una misma persona porque hoy en día es la hipótesis que va ganando
cada vez más terreno y porque entre unas fuentes literarias del s. I d. C. y
otras epigráficas de los siglos II y III d. C., preferimos estas segundas, por
encontrarlas más seguras y cercanas a la época de Agustín. Así el archiéreus
o asiarcha era el gran sacerdote
provincial del culto imperial. Ostentaba
varios cargos y probablemente tenía asociado a él una archiéreia,
es decir,
una gran sacerdotisa con la cual presidía la asamblea provincial o koinon de
10. DIEHL, Ch.: Thesaurus
Lingua Latinae II,
1900-1906, 786.
11. PELLEGRINO, M.-ALIMONTI, T. CARROZZI, L.: Nuova Biblioteca Agostiniana.
Opere di sant'Agostino. Le lettere, I (1-123), Roma 1969, 197, n. 12.
12. La provincia de Asia estaba situada al oeste de la
península de Anatolia. Tras la
guerra civil entre Marco Antonio y Octavio, oriente fue definitivamente
pacificado y Asia
pasó a ser una provincia senatorial. La política augústea
de potenciamiento de la autonomía
de las ciudades dentro del ámbito de una reestructuración administrativa de
todo el Imperio
benefició a Asia, que había sufrido mucho con los expolios y devastaciones de
las guerras
civiles. Esto llevó a una rápida recuperación económica y demográfica que
llegaría al apogeo
durante el mandato de Adriano, el cual -dentro de su política de filohelenismo y recuperación
de la grandeza griega del pasado- ayudó mucho a las ciudades asiáticas. Pero
este esplendor
entró en crisis durante el s. III cuando la región fue víctima de las guerras
civiles y los ata-
ques de partos y bárbaros. Como en el resto del
Imperio, la recuperación vino de la mano de
Aureliano y Diocleciano cuyos gobiernos abrieron el camino hacia un nuevo
periodo de
prosperidad tan grande que, a mediados del s. IV, la Expositius
totius mundi et gentium dijo
que era la provincia más rica del Imperio; cf. BEJOR, G.: L'Oriente
asiatico: Asia, Licia-Panfi-
lia, Cilicia, dentro L'età tardoantica, II.
I luoghi e le culture, dentro Storia
di Roma, vol. III, Tori-
no 1993, 505-519.
13. Para más detalles sobre estas contradicciones véase KEARSLEY, R.A.: "A leading
Family of Cibyra and some asiarchs
of the first century", en Anatolian studies, 38, 1988, 43-
51, en concreto p. 47s.
274 FRANCESC
NAVARRO COMA
Asia14. La principal misión del
presidente de la asamblea era la organización
del culto imperial en la capital de la provincia o en una de las ciudades que
disfrutaba del privilegio de erigir un santuario dedicado al emperador15. Al
lado del título de gran sacerdote provincial (archiéreus)
existía un segundo
título, formado por el nombre de la provincia de Asia más el sufijo -ar, es
decir, el título de Asiarca16. Durante la Antigüedad
Tardía la función del
archiéreus o asiarcha
no cambiará mucho con respecto al Principado. Así
nos encontramos que éste, en tanto que sacerdos
prouinciae, era escogido por
el concilium prouinciae
o koinon que él mismo presidía17, siendo su misión
velar por el culto al emperador así como hacer juegos en su honor18.
14. El koinon o
asamblea provincial aparece como una innovación romana pero se
circunscribe dentro de la tradición griega de asociación de ciudades en torno a
un santuario común.
Dicho koinon aparece como el interlocutor
privilegiado de las autoridades provinciales y del
emperador para toda cuestión concerniente a más de una ciudad. Por ello se
convierte en el
refugio de la expresión política colectiva de los provinciales frente a
eventuales abusos de los
procónsules; cf. SARTRE, M.: L'Asie Mineure et l'Anatolie d'Alexandre à Dioclétien. IVe siècle
av. J.-C. / IIIe siècle ap. J.-C., Paris 1995, 195-196.
15. Tras consolidarse el poder de Octavio se impuso en todo
el Imperio Romano el
culto al emperador que rápidamente llegó a ser el más difundido pues actuaba
como factor
cohesionador. Por este motivo se construyeron a menudo nuevos y costosos
templos dedica-
dos a este fin siendo estos muy grandes -a veces más que los de los dioses
tradicionales-
y estando emplazados en medio de las ciudades y en combinación con los centros
de la vida
religiosa, política y económica. Las fiestas del emperador representaban el
momento culmi-
nante del año: en ellas los ciudadanos vivían la
experiencia de una vida en común, se hacían
sacrificios en honor del césar y los ritos iban acompañados de procesiones
haciéndose una dis-
tribución pública de alimentos así como costosos
juegos; cf. ZANKER, P.: Augusto y el poder de
las imágenes, Madrid 1992, 344-346; utilizamos la versión castellana del
original alemán
Augustus und die Macht der Bilder, München 1987.
16. Cf. SARTRE, M.: L'Asie...,
193-195. El reciente trabajo de Domitilla también
defiende la
postura de ver en el archiéreus y el asiarcha una misma persona.; DOMITILLA CAMPANILE,
M.:
I Sacerdoti del Koinon d'Asia (I sec. a. C.-III sec. d. C.). Contributto
allo studio della romaniz-
zazione delle élites provinciali nell'Oriente greco,
Pisa 1994, 18-22.
17. El koinon tiene
continuidad durante la Antigüedad Tardía cuando dentro de cada
provincia existe una asamblea provincial que se reúne anualmente para escoger a
su presi-
dente, el sacerdos prouinciae.
Ésta era formada por delegados de las ciudades escogidos entre
los notables y terratenientes locales. Pero el papel de la asamblea desbordaba
ampliamente
esta función religiosa tradicional pues ejercía una cierta influencia política
mediante el control
de los gobernadores ya que -como durante el Principado- podían enviar una embajada
al
emperador para expresar sus quejas; cf. CHASTAGNOL, A.: L'évolution
politique, sociale et éco-
nomique du monde romain de Dioclétien à Julien, Paris
1985, 244-245.
18. En algunas provincias el sacerdos
prouinciae recibía periódicamente una subvención
del gobierno imperial, en otras, en cambio, era dotado con tierras y se recogía
un tributo en
la provincia para cubrir sus gastos. Si bien no sabemos que clases sociales
contribuían a estos
gastos, todo apunta a que, como pasa con el Siriarca
en el año 393, los senadores estaban
excluidos de este pago. El cargo en principio era voluntario y el que lo
ejercía adquiría, al
retirarse, el honorable título de sacerdotales, exento de las
obligaciones curiales; cf. JONES, A.
H.M.:The later Roman Empire
(284-602), Oxford 1973, 763-765.
275 «EPISTULAM
ASIARCHÆ MISIMUS»
Al ver la naturaleza profundamente pagana del cargo de asiarca no deja
de sorprender esta mención de Agustín, la única en toda su extensa obra19.
¿Estaría quizá esta carta en la línea de la Ep. 17 a Máximo de Madaura? 20.
Más bien pensamos que hay que ser realistas y pensar que Agustín nunca
escribió a un asiarca pues en aquellos momentos
cuando contactaba con
gente de fuera de Africa era para relacionarse con
personas que llevasen
una vida ascética y en comunidad, tales como Jerónimo21 y Paulino de
Nola22. Además hay que recordar el
desconocimiento del griego que tenía
Agustín, que si bien a finales del s. IV todavía no era una gran barrera para
las comunicaciones con oriente, sí que es cierto que en aquellos momentos iba
afianzándose la dicotomía entre el Oriente Griego y el Occidente Latino23.
El contexto de la carta tampoco contribuye a pensar en un asiarca
propia-
mente dicho pues nos encontramos ante una mención breve y fugaz que
viene a continuación de la denuncia de un ataque de los donatistas y los cir-
cunceliones con el que da la impresión de estar
relacionado ese personaje24.
Finalmente, también hay que tener en cuenta que una carta dirigida a un
asiarca debiera haber tenido algún tipo de
repercusión en la obra agusti-
niana y habría constado en el Indiculum
de Posidio.
19. Cf. CHADWYCK-HEALEY, Patrología Latina Database, 1995, Cd Rom 1.
20. Entre los años 388 y 391 Máximo de Madaura, un anciano gramático pagano, man-
tiene un intercambio epistolar con Agustín, siempre dentro de la más estricta
cortesía, sobre
aspectos religiosos. El anciano inicia la discusión mediante la ep. 16 en la cual defiende, en
general, un sincretismo entre paganismo, cristianismo y el resto de religiones
monoteístas
orientales, y apuesta por una teología universalista de un marcado tono
neoplatónico; cf. Ep. 16,
1, en Obras completas...8, 76-77. A continuación ataca el culto a los
mártires a los cuales ve
como unos criminales (cf. Ibíd. 16,2, 77-78) y contrapone el
culto público que hacen los
romanos paganos a sus dioses con el culto privado que realizan los cristianos;
cf. Ibíd. 16,3,
78. Además, al ser el cristianismo una religión de origen oriental, lo compara
con un nuevo
Marco Antonio que intenta orientalizar de nuevo el mundo romano y acabar con
sus dioses
tradicionales. En cierta manera toma el discurso de Octavio en la última guerra
civil de la
República y, a partir de cómo acabó el conflicto, vaticina una nueva victoria
de Actium; cf.
Ibíd. 16,2, 77-78. Agustín responde la carta de Máximo mediante
la Ep. 17 en la cual, usan-
do una serie de razones, busca llenar de contradicciones los argumentos de
Máximo para, final-
mente reducirlos, de acuerdo con su razonamiento, al absurdo; cf. Ibíd. 17,5,
83-84.
21.Cf. Ep.
28, en Obras completas...8, 148-154.
22. Cf. Ep. 24-25; 27;
30-32, en Obras completas...8, 115-126; 140-147; 167-187. Para
más detalles sobre la correspondencia entre Paulino de Nola
y Agustín véase NAVARRO COMA,
F.: "La correspondencia de Paulino de Nola con Africa durante los años 394 y 395. Una
reconstrucción", Vichiana, 1 (1999)
62-81.
23. Agustín era un cristiano plenamente latino que
desconocía bastante la tradición
griega así como su cultura tanto pagana como cristiana. Al no conocer apenas la
lengua de
Herodoto solamente accedía a los escritos en griego mediante traducciones
latinas; cf.
MARROU, H-I.: Saint Augustin et la fin de la
culture antique, Paris 1958, 420. Sobre esta cues-
tión véase también COURCELLE, P.: Les lettres grecques en Occident.
De Macrobe à Cassiodore,
Paris 1948, 137-153.
24. Véase infra.
276 FRANCESC
NAVARRO COMA
En conclusión, constatamos que la existencia de una
carta de Agustín
dirigida a un Asiarca es muy improbable. Se abren
entonces varias hipótesis
para intentar explicar esta mención. Son nueve y van en tres direcciones:
1. Un cognomen
1.1. Se trata de un cognomen.
2. Interpretación simbólica:
2.1. Se trata del sacerdos
prouinciae de Africa.
2.2. Se trata del procónsul de Africa.
2.3. Se trata del legatus
Numidiae.
2.4. Se trata del gobernador de Numidia.
2.5. Se trata del uicarius
de Africa.
2.6. Se trata del curator
de Hipona.
3.1 Error gráfico:
3.1. Se trata de un dirigente donatista; no un asiarca. Sino de un here-
siarca
3.2. Se trata de un error de un copista.
Entramos a analizar detalladamente las diferentes
opciones:
1. UN COGNOMEN:
1.1. En la carta augustiniana,
el nombre asiarchae aparece en dativo sin-
gular y esto nos lleva a pensar que quizá se trate de
un cognomen masculi-
no o femenino25.
Sería este un cognomen muy raro pero, según Solin,
está
documentado en algunas inscripciones latinas de los ss.
I-II d. C. y en una
en griego del s. III26.
Como vemos existe la posibilidad que el destinatario
de la carta fuera una persona cuyo cognomen era Asiarca.
Este cognomen
sería originario de alguien que había estado vinculado al culto imperial en
Asia27 pero, al transmitirse por
vía hereditaria, con el tiempo, su uso que-
dó completamente desligado del cargo28. Por tanto es verosímil que
una
persona tuviera este cognomen y más teniendo en cuenta que, como queda
25. Usamos la definición clásica por comodidad y para
evitar confusiones pues, como
sabemos, en la Antigüedad Tardía los romanos llamaban praenomen
al nomen y nomen
al cog-
nomen; cf. HARTKE, W.: Römische
Kinderkaiser, Berlin
1951, 126-130.
26. SOLIN,
H.: Die griechischen personennamen
in Rom ein namenbuch,
Berlin-New
York, 1982, II, 1018; cf. CIL 13029, 16240, 21231; IG XIV 1422.
27. Era habitual que el liberto de un colegio tomara un
nombre derivado de la profe-
sión de los miembros del colegio; cf. CAGNAT, R.: Cours d'épigraphie
latine, Roma 1964, 86.
28. La correlación entre oficio y cognomen con
nombre de oficio con el tiempo será
solamente accidental;cf.
KAJANTO, I.: The latin
cognomina, Helsinki 1965, 83-84.
277 «EPISTULAM
ASIARCHÆ MISIMUS»
reflejado en el Album
municipal de Timgad, en Africa
hay una gran variedad
de cognomina29.
A pesar de todo, hay demasiados argumentos en contra
para pensar
que Agustín se dirige a una persona cuyo cognomen es Asiarca.
Así, no
tenemos documentado este cognomen en la Antigüedad Tardía y mucho
menos relacionado con la persona de Agustín30. Además, estamos en Afri-
ca y dicho cognomen sería de origen griego,
cosa que, aunque no era extra-
ña en Africa -recordar el
caso de Valerio de Hipona31-,
sí hace aún
más difícil pensar en su existencia. A tal efecto y a título de ejemplo repre-
sentativo hemos de decir que en álbum municipal de Timgad apenas hay
una veintena de cognomina griegos, o sea,
apenas llegan al 10% del total32.
En conclusión, vista la escasez, peculiaridad y origen del cognomen Asiar-
cha, pensamos es poco probable que Agustín escribiera
a una persona
llamada Asiarca.
1. INTERPRETACIÓN SIMBÓLICA
Visto que es poco probable que se trate de un cognomen
queda enton-
ces abierto el camino a buscar una interpretación simbólica a este pasaje de
la Ep. 29. Se nos abren aquí las seis
posibilidades antes mencionadas que
analizaremos una por una:
2.1. Se trata de un sacerdote provincial del culto imperial
Como ya hemos visto, el Asiarca
y el archiéreus son lo mismo y el equi-
valente africano al archiéreus
es el sacerdos prouinciae.
A finales del s. IV
dicho cargo había perdido su carácter específicamente pagano, quedando
29. Esto sin duda venía ocasionado porque era
precisamente el cognomen lo que per-
mitía distinguir a las personas, del resto de
miembros de su gens, las cuales llevaban sistemá-
ticamente el mismo nomen gentilicium; cf. CHASTAGNOL, A.: L'album
municipal de Timgad,
Bonn 1978, 47.
30. Véase supra, n. 26.
31. Valerio fue el predecesor de Agustín en la sede
episcopal de Hipona. Era una per-
sona anciana de origen griego que hablaba el latín
con dificultad. Sobre Valerio de Hipona
véase Mc NAMARA, M.A.: Friendship
in saint Augustine, Fribourg 1958, 105-109; MAIER, J.L.:
L'Épiscopat de l'Afrique Romaine Vandale et Byzantine, Roma 1973, p.
430; MANDOUZE, A.:
"Valerius 2" en Prosopographie
chrétienne du Bas-Empire, I, Prosopographie
de l'Afrique chré-
tienne (303-533), Paris 1982, 1141 Vlalerius 2;
LANGA, P.: "Valerio de Hipona", en AVGVS-
TINVS, 37 (1993) 303-327. Sobre la Ep. 21 que le
envió Agustín el año 391 véase ANOZ, J.:
"Confesiones, temores y deseos de un neopresbítero.
La carta 21 de san Agustín", en AVGVS-
TINVS 30 (1985) 357-382.
32. CHASTAGNOL, A.: Ibíd. 60.
278 FRANCESC
NAVARRO COMA
reducido a una dignidad honorífica y política
ostentada incluso, a veces,
por cristianos33.
Esto ayudaría a explicar que Agustín contactara con él, y
abre la posibilidad de que éste, como lector asiduo de las Escrituras que era,
identificase los nombres de Asiarca y archiéreus como sinónimo de sacerdos
prouinciae o de personas que lo habían sido y
ostentaban ahora el título de
sacerdotalis34.
A tal efecto recordemos que Agustín, a lo largo de su
dilatada vida, no mostró una hostilidad abierta hacia la figura del sacerdos
prouinciae35.
Tras constatar que es posible que el destinatario de la
carta de Agustín
sea un sacerdotalis se abre entonces la
interesante posibilidad de que la
misiva fuera dirigida a Romaniano pues éste
posiblemente había tenido
recientemente el cargo de sacerdos
prouinciae36.
En estos momentos Roma-
niano se encontraba en Italia donde había ido para
acabar de resolver unos
problemas judiciales, o para apoyar la carrera política de su hijo Licencio,
o quizás ambas cosas37.
Es verosímil pensar que Agustín decidiera man-
tener con él un contacto epistolar. El simbolismo vendría explicado porque
el hijo de Mónica identifica al sacerdotalis
africano, aún no cristiano, con los
asiarcas amigos, también no cristianos, que aparecen
en los Hechos de los
Apóstoles38.
Entramos ahora a analizar un grupo de posibilidades
relacionadas con
un juicio pendiente que preocupa mucho a Agustín. El africano nos cuen-
ta que se ha producido un ataque de los circunceliones contra una basílica
de Hasna, donde está de presbítero Argencio39, y que tras él se ha inco-
ado un proceso judicial40 contra los donatistas41. A continuación de esta
denuncia aparece la mención al asiarca y por ello
pensamos que podría estar
relacionada con el proceso. Abrimos entonces la posibilidad de que la per-
sona identificada con el asiarca
tenga un cargo con un papel relevante en el
33. Cf. LEPELLEY,
Cl.: Les cités de l'Afrique romaine au Bas-Empire. La permanence d'u-
ne civilisation municipale I, Paris 1979, 362-369.
34. El cargo de sacerdos
prouinciae era anual y, al retirarse el sacerdos, obtenía el título
de sacerdotalis; cf. ID.: Ibíd II, Paris 1981, 462.
35. Cf. ID, Ibíd I,
365.
36. Cf. ID, Ibíd II,
180. Para un estudio detallado de la figura de Romaniano
véase
NAVARRO COMA, F.: "Romaniano y Agustín: amistad
e intereses entre un curial rico y un
curial pobre", en Polis 10 (1998) 247-267.
37. Cf. NAVARRO COMA, F.: "Romaniano...",
250-251.
38. Véase infra, n. 55.
39. "En Hasna, donde
está de presbítero el hermano Argencio, los circunceliones,
tras invadir nuestra basílica, destrozaron el altar" Ep.
29,12; Obras completas...8, 166.
40. "Ahora está juzgándose el asunto" Ibíd.
41. "Mucho os pedimos que, en orden a sujetar por
la fuerza las lenguas de la des-
asogada herejía, recéis para que se juzgue
sosegadamente y como conviene a la Iglesia católi-
ca" Ibíd.
279 «EPISTULAM
ASIARCHÆ MISIMUS»
juicio pendiente. Los cargos que pensamos pueden estar
relacionados
con el juicio son los siguientes: procónsul de Africa
(2.2), legado del pro-
cónsul (2.3), gobernador de Numidia (2.4), vicario de
Africa (2.5) y curator
rei publicae de Hipona
(2.6). Entremos a analizarlos uno por uno.
2.2. Se trata del procónsul de Africa
El cargo de procónsul era anual y nombrado directamente
por el empe-
rador cada mes de abril42. Vista la cronología de la
carta escrita al asiarca43,
el posible destinatario de la misiva de Agustín sería Flauius
Herodes, cuyo
proconsulado está documentado entre el 24 de abril de 394 y el 2 de mar-
zo de 395 y que, por tanto, estuvo en ejercicio entre
abril de 394 y marzo de
39544. Dado que, como ya hemos
dicho, el cargo de procónsul era directa-
mente nombrado por el emperador, éste hubo de ser nombrado por Euge-
nio, emperador que encabezaba en aquellos momentos
una reacción pagana
contra el católico Teodosio45. Es lógico pensar por ello
que escogiera para
el cargo de procónsul de Africa una persona afín.
Esto era, como apunta
Garrido, coherente con su política de nombrar para el gobierno de Africa
a funcionarios fieles46,
y nos lleva a la conclusión de que Flauius
Herodes era
seguramente, una persona hostil a Agustín y al catolicismo47. Más indicios
42. El cargo de procónsul era el de más alto rango
entre los gobernadores. Era nom-
brado directamente por el emperador cada mes de abril
tras finalizar el mare clausum y no
dependía ni del vicario de su diócesis ni del prefecto del pretorio de su
prefectura. Dentro del
Imperio romano había en total tres proconsulados: el de Acaya,
el de Asia y el de Africa: cf.
PIGANIOL, A.: L'empire chretien
(325-395), Paris 1972, 350. Centrándonos en el procónsul de
Africa, vemos que, salvo raras excepciones, era un
cargo anual renovado todos los años; cf.
BARNES, T.D.: "Proconsuls of Africa,
337-392", en Phoenix, 39 (1985) 144-153, en concreto
p. 144.
43. Véase supra n. 3.
44. Cf. PALLU DE LESSERT, A.: Fastes des provinces
africaines sous la domination romai-
ne, II, Paris 1896-1901, 104-106; PLRE, I, 426-427; GUADAGNO, G.:
"Virius Audentius Æmi-
lianus Consularis Campaniae e Proconsul Africae",
Opuscula romana,
7 (1969) 239-257, en
concreto p. 257; CHASTAGNOL, A.: "Les
consulaires de Numidie", en Mélanges d'archéologie,
d'épigraphie et d'histoire offerts à Jérôme Carcopino, Paris 1966, 215-228,
en concreto p.
225, 228; MANDOUZE, A.: "Herodes", en Prosopographie...I, Paris 1982, 553-554;
GARRIDO,
E.: Los gobernadores provinciales en el occidente bajo-imperial,
Madrid 1987, 233.
45. Cf.
PIGANIOL, A.: L'empire..., 288-295; MATTHEWS,
J.: Western aristocracies and
imperial court. A. D. 364-425, Oxford 1975, 238-329.
46. Cf. GARRIDO, E.: Los gobernadores... 239.
47. Con todo, no podemos obviar que, como apunta
Garrido, en Los gobernadores...
241 n. 510, no existe ninguna documentación que explicite claramente la postura
religiosa de
Flauius Herodes. A tal efecto, es preciso
reseñar que Langa dice que el año 396 Flauius
Hero-
des podía ser comes sacrarum largitionum en la corte de Honorio; cf. LANGA, P.: Obras
com-
pletas de san Agustín. Edición bilingüe. Escritos antidonatistas (3º), Madrid 1994, 841-842, n. 59.
Dado que Estilicón, verdadero poder dentro del
Imperio Romano de Occidente, siguió afín
280 FRANCESC
NAVARRO COMA
nos llevan hacia la misma conclusión pues el círculo
de Ausonio en Africa
era muy fuerte48
y Flauius Herodes participó en los
asuntos internos de la
Iglesia donatista denotando con ello un interés para que dicha iglesia se
mantuviera fuerte y unida49.
Visto el carácter del procónsul de Africa
se abre entonces la siguien-
te pregunta: ¿por qué Agustín llamaría asiarca al
procónsul?. Es difícil encon-
trar una buena explicación, pero podríamos encontrar
una posible razón,
analizando la situación en que se encontraba Agustín en aquellos momen-
tos, pendiente de un proceso judicial contra la iglesia de Donato en el cual
el procónsul había de tener un papel clave50. Tal coyuntura coincidió con
la lectura de la Historia eclesiástica de Eusebio de Cesarea
recibida de
manos de Paulino de Nola51.
En ella hay un pasaje a propósito de la narra-
ción del martirio de Policarpo con el cual cabrían
posibles paralelismos
con la figura de Flauius Herodes que,
como procónsul, era el encargado de
impartir justicia. Así, en el martirio de Policarpo vemos un irenarca (ire-
narcham) llamado Herodes que actúa como brazo de
la ley52. Junto a él
a la política de Teodosio en cuestión de religión, se hace difícil ver en Flauius Herodes una per-
sona hostil a los católicos. Si bien, a tal efecto
recordemos lo que decía Garrido sobre la for-
taleza del círculo de Ausonio (véase infra, n.
48) y pensemos en la extrema facilidad que tenía
parte de la aristocracia romana para cambiar de postura religiosa en atención a
los vientos que
corriesen en la corte imperial.
48. Era tan fuerte que Teodosio respetó el arraigo
conseguido por los miembros del
círculo de Ausonio; cf. GARRIDO, E.: Los gobernadores... 252-253.
49. Tras el cisma acaecido dentro de la iglesia de
Donato entre maximianistas y pri-
mianistas, Flauius
Herodes apoyó a los primianistas, sector
donatista más fuerte y más intran-
sigente con los católicos. Esto hace pensar que
Herodes buscaba radicalizar posturas para así
provocar un enfrentamiento más violento entre las dos iglesias y beneficiar así
al paganismo.
Además, favoreciendo a los más fuertes -primianistas-
facilitaba su más pronta victoria con-
tribuyendo así a evitar una excesiva debilitación del donatismo; cf. LANGA, P.:
Escritos..., 841-
842, n. 59.
50. El procónsul de Africa
era al mismo tiempo juez de primera instancia (iudices
ordi-
narii) y juez de apelación (uice
sacra iudicantes); cf. JONES, A. H. M.: The later..., 481.
51. "Ciertamente (yo, Paulino), aunque en todo
inferior a ti (Alipio), como regalo en
cierta manera compensatorio, he tomado medidas respecto a la historia sobre
todos los tiem-
pos, del venerable obispo constantinopolitano Eusebio" Ep. 24,3, Obras completas...8, 117.
Aquí nos encontramos o ante un error de transmisión o ante una confusión de
Alipio y Pau-
lino. La obra de Eusebio mencionada por el bordelés es la Historia
eclesiástica de Eusebio de
Cesarea y la confusión es con Eusebio de Nicomedia,
obispo arriano de Constantinopla
entre el año 338 y el 341 o 342 que bautizó a Constantino I poco antes de su
muerte. Con
todo, es posible que en realidad no se refiera a la Historia eclesiástica
sino al Chronicon, como
así cree PISCITELLI, T.: Paolino di Nola. Epistole ad Agostino, Napoli 1989, 29. El interés de
Agustín por la Historia eclesiástica de Eusebio de Cesarea
viene dado porque en dicha obra
todas las desviaciones del credo de Nicea son atacadas duramente. Véase a tal
efecto el reciente artículo MAGAZ, M.: "La herejía en la "Historia
eclesiástica" de Eusebio
de Cesarea", en Revista Agustiniana, 40
(1999) 479-532.
52. EVSEBIVS: Hist. eccl. 4,15, PG 20, 339-362; cf. VELASCO
DELGADO, A.: Eusebio de
Cesarea. Historia eclesiástica I. Texto, versión
española, introducción y notas, Madrid 1973,
221-233.
281 «EPISTULAM
ASIARCHÆ MISIMUS»
aparece también la figura de un asiarca
-que es quien ordena quemar vivo
a Policarpo53-
y un procónsul que le ordena, bajo amenazas, renegar del
cristianismo54.
Podría ser que Agustín comparara Flavio Herodes con el
asiarca -que no hace nada por evitar que martiricen a
Policarpo- y
con el procónsul -que le obliga a renegar del cristianismo- y que esta
relación la estableciera a partir del nombre común que tiene el procónsul
africano, Flauius Herodes, con el
irenarca. Como vemos, esta propuesta es
demasiado rebuscada y presenta multitud de puntos débiles. Además, no
hay que olvidar que en los Hechos de los Apóstoles, obra evidentemente
de mucha más autoridad para Agustín, aparecen asiarcas
que son amigos
de Pablo55.
2.3. Se trata del legado del procónsul
El cargo de legado del procónsul era desempeñado por
hombres jóve-
nes de entre veinte y treinta años. Estaba
estrechamente ligado al procónsul
-a veces, incluso, era hijo- y su función consistía en ejercer de auxiliar en
temas municipales y de delegado en asuntos judiciales. En este último caso,
si bien nunca podía actuar como juez pues esto era patrimonio exclusivo
del procónsul, sí que era el encargado de proceder a la instrucción del pro-
ceso cuando el delito ocurría en su circunscripción56. Sin ánimo de entrar
ahora en el debate sobre si había dos o tres legados en Africa,
es indudable
que Hipona quedaba bajo la jurisdicción del llamado legatus
Numidiæ57.
En la ep. 29 Agustín
habla de que se ha incoado un proceso contra los
donatistas y, como hemos visto, el encargado de la instrucción del proceso
sería el legatus Numidiæ58. Dado que de cara a la
resolución final del
proceso por parte del procónsul es muy importante la manera y forma
como se instruye el caso, constatamos que es verosímil que esta carta de
Agustín a un asiarca fuera dirigida, en realidad, al legatus Numidiæ
para
lograr así una sentencia favorable. En contra tenemos el desconocimiento
53. ID.: Ibíd.
54 ID.: Ibíd.
55. Hch 19,31. Los asiarcas que aparecen son amigos de Pablo y le apoyan salvándo-
le de la furia de las masas.
56. Cf.
CHASTAGNOL, A.: "Les légats du Proconsul d'Afrique au Bas-Empire",
en Lybi-
ca, 6 (1958) 7-19, en concreto p. 12-13.
57. Cf.ID.: Ibíd., 7-8.
58. Un caso como este era demasiado importante para que
fuera confiado al defensor
ciuitatis pues éste sólo tenía jurisdicción en
los casos civiles menores de las clases humildes.
Además, es preciso recordar que dicho cargo no tenía en tiempos de Agustín
excesivo arraigo
en las provincias africanas; cf. JONES, A. H. M.: The
later..., 144-145; LEPELLEY, Cl.: Les cités...
I, 193-194.
282 FRANCESC
NAVARRO COMA
del nombre del legatus
del momento59
así como la ignorancia de cual pue-
de ser la relación entre este cargo y el de asiarca.
Esta propuesta es muy
seductora y coherente con el contexto de la carta pero presenta un exceso
de conjeturas para tomarla demasiado en serio.
2.4. Se trata del gobernador de Numidia
Otra posibilidad que se abre aparece tras contemplar la
posibilidad de
que la persona encargada de dirimir justicia y sobre la cual Agustín quiere
incidir sea, en realidad, el gobernador de Numidia.
Esta posibilidad se
explica por la particular situación de Hipona en el extremo oeste del Afri-
ca Proconsular, que hace que su territorio
eclesiástico ultrapase su territo-
rio civil e invada la vecina provincia de Numidia60.
Como hemos visto en repetidas ocasiones hay un proceso
abierto con-
tra los donatistas por un hecho sucedido en Hasna. Agustín dice: "En Has-
na, donde está de presbítero el hermano Argencio, los circunceliones,
tras
invadir nuestra basílica, destrozaron el altar"61. Observamos que habla de
"nuestra basílica" (basilicam nostram) y de un "presbítero" (presbyter) y no
de un obispo. Queda por tanto claro que Hasna es una
localidad o quizá,
más bien un castellum situada bajo el control
del obispo de Hipona, como
pasa, por ejemplo, con Fusala62. Mandouze
dice desconocer la ubicación de
Hasna63, Carrozzi
se limita a reseñar que es una pequeña localidad maríti-
ma de la diócesis de Hipona64 y Lancel
no expone nada al respecto65.
Pero
ya hemos señalado que el poder del obispo de Hipona ultrapasaba el poder
civil de la ciudad de Hipona y, con ello, se abre la posibilidad de que estu-
viera situada fuera de la provincia del Africa
Proconsular, más concreta-
mente, en el extremo nordeste de la provincia civil de Numidia.
El
encargado de dirimir justicia ya no sería entonces el procónsul, sino el
59. Cf. CHASTAGNOL,
A.: "Les légats...", 18-19.
60. Cf. LANCEL, S.: "Études sur la Numidie
d'Hippone au temps de saint Augustin"
enMélanges de l'école française de Rome,
96 (1984) 1085-1113, en concreto p. 1093.
61. Ep. 29,12, Obras
completas...8, 166.
62. En la Ep. 209
Agustín nos habla del castellum de Fusala del cual nos dice que no
se encontraba dentro del territorio civil de Hipona pero sí dentro del
territorio eclesiástico:
"Fusala se llama un pueblo, en el limítrofe
territorio hiponense. Antes, nunca hubo allí obis-
po, sino que con la región contigua a ella pertenecía
a la parroquia de la Iglesia hiponense" Ep.
209,2, Obras completas... 11b, Madrid 1991, 236. Para más
detalles, véase LEPELLEY, Cl.: Les
cités..., II, 120; LANCEL, S.: "Études...", 1095-1096.
63. MANDOUZE, A.: "Argentius
1", en Prosopographie...I, 91.
64. PELLEGRINO, M.- ALIMONTI, T. - CARROZZI, L.: Nuova Biblioteca Agostiniana...
195 n. 9. No dice ni en qué se basa ni de dónde extrae la información.
65. Cf. LANCEL, S.: "Études..."
1095-1096.
283 «EPISTULAM
ASIARCHÆ MISIMUS»
gobernador de Numidia o,
tras constatar que a veces se vulneraba la norma,
el vicario66.
La provincia de Numidia
estaba situada al oeste del Africa Proconsu-
lar y, tanto por su escasa romanización como por su historia, era una de las
provincias con más personalidad dentro del complejo mosaico africano. En
tiempos de Agustín formaba una unidad pero a principios del s. IV estu-
vo dividida en dos: la Numidia
Cirtensis y la Numidia
Militiana. La capital
era Cirta Constantina y en ella residía el
gobernador, que desde el año 320
tenía grado de consularis67. Una de sus principales
funciones era ejercer de
juez de primera instancia tanto en lo penal como en lo civil en todos los
casos denunciados dentro de su provincia. Sólo quedaban fuera de su
poder las cuestiones militares o fiscales que pasaban entonces a manos del
vicario68. Dado el carácter del
proceso, vemos que si Hasna se encontraba
dentro de la Numidia el juez que instruía el caso
tenía que ser el gober-
nador de la provincia, es decir, el consularis de Numidia.
A favor de la propuesta del consularis
tenemos los acontecimientos aca-
ecidos años después cuando se produce una situación
similar. Nos referi-
mos a los hechos narrados en las epp.
113, 114, 115 y 116 de Agustín que
nos cuentan que Favencio, un habitante de Paratianis, localidad situada en
el extremo nordeste de Numidia pero dentro de la
diócesis de Hipona69,
huyendo de un rico terrateniente se refugió en Hipona esperando que la
intercesión de Agustín le salvara70. Entonces, por orden de Florentino,
comitis officialis,
fue secuestrado y llevado por la fuerza junto a él71. Agus-
tín, indignado, decide intervenir y envía una carta a
Cresconio, tribuno
encargado de la vigilancia de las costas ("tribunus ... custodiendo litori cons-
titutus"), para que lo busque (Ep. 113)72, y otra a Florentino
exigiendo que
sean respetados los derechos de Favencio (Ep. 114)73. Ante estas presiones,
el comitis officialis
opta por deshacerse del reo y lo lleva ante Generoso, con-
sularis de Numidia,
para que juzgue el contencioso surgido entre Favencio
y el poderoso terrateniente74. Temiendo Agustín por el
destino de su pro-
66. Véase infra, apartado 2.5.
67. CHASTAGNOL, A.: "Les consulaires...",
215-216; GARRIDO, E.: Los gobernadores...
198, 211. Para una visión moderna sobre Numidia que
analiza el estado de la cuestión y
aporta bibliografía véase GIL, M.E.: Africa
en tiempos de los vándalos: continuidad y muta-
ciones de las estructuras socio-políticas romanas,
Alcalá de Henares 1998, 105-155.
68. Cf.
PIGANIOL, A.: L'empire..., 351-352; JONES, A. H. M. The later... 374; CHASTAG-
NOL, A.: L'évolution..., 241-242. Véase también infra, n. 81.
69. Cf. LANCEL, S.: "Études...",
1089.
70. Ep. 115, Obras
completas...8 ,
839-841.
71. Ibíd.
72. Ibíd.
73. Ibíd. 840.
74. Ibíd.
284 FRANCESC
NAVARRO COMA
tegido, enfrentado a una
persona rica e influyente75,
decide interceder en el
juicio enviando una carta al gobernador (Ep.
116)
76. En
dicha misiva se
limita a alabar a Generoso77
y a mostrar a seguridad sin decirlo explícita-
mente de que éste actuará acorde con sus intereses78.
Esta situación nos demuestra cómo Agustín, ante un
juicio en que esta-
ban en juego sus intereses enviaba cartas
directamente al juez para presio-
narle. Quizá la carta al asiarca
sería una carta al gobernador de Numidia en
la línea de la ep. 116. La relación entre el asiarca y el consularis
nos es des-
conocida pero podría ser que Agustín quisiera ocultar su intromisión en el
juicio y que por ello se refiriera al gobernador con el término de asiarca,
para despistar. Alipio, receptor y lector de la ep.
29 y amigo íntimo del afri-
cano, entendió enseguida que la mención al asiarca
iba dirigida, en reali-
dad, al consularis de Numidia.
El nombre del consularis
de Numidia, cuando Agustín escribió la car-
ta al asiarca, nos es
desconocido. Sólo podemos decir que existe la posibi-
lidad de que fuera Flauius
Barbarus Donatianus,
gobernador en algún
momento entre los años 395 y 401, pero es muy poco probable pues-
to que, según Chastagnol,
éste ejerció el cargo durante la revuelta de Gil-
dón79 acaecida entre los años 397
y 39880. La propuesta que acabamos
de
examinar es lógica y creíble; pero, como ocurre con las otras, cojea por fal-
ta de pruebas sólidas.
2.5. Se trata del uicarius de la diócesis de Africa
En el punto anterior hemos visto que si Hasna se encontraba dentro de
la Numidia el juez de primera instancia era el
gobernador. Con todo, no era
siempre así, pues en dicha provincia el vicario en determinadas situaciones,
también tenía poderes judiciales. Pero vayamos por partes y veamos pri-
mero la naturaleza del cargo de uicarius y
después analizaremos la posibili-
dad de que éste sea el juez del proceso abierto contra los donatistas. El
vicario (uicarius) supervisaba la
administración de los gobernadores de su
diócesis con la única excepción de los procónsules, que dependían direc-
tamente del emperador. En temas de carácter judicial
sus competencias se
75. Ibíd.
76. Ibíd.
77. Ibíd. 116, Obras completas...8,
841-82.
78. Ibíd.
79. CHASTAGNOL, A.: "Les consulaires...",
220.225.228. Para mas detalles sobre Flauius
Barbarus Donatianus
véase LEPELLEY, Cl.: Les cités..., II, 387.
80. Véase infra, n. 96.
285 «EPISTULAM
ASIARCHÆ MISIMUS»
circunscribían a cuestiones fiscales y militares
aunque al respecto hay
muchas dudas y discusiones81.
La posibilidad de que el destinatario de la carta de
Agustín fuera el
vicario sale a colación, porque fue precisamente en estos tiempos, cuando
los católicos de la provincia civil de Numidia, en
lucha contra el obispo
donatista de Thamugadi protegido por Gildón, Optato82, recurrieron al
vicario Serano para que hiciese efectivas las leyes de Teodosio contra los
donatistas83.
Dicho vicario en este caso se saltó la norma e hizo de juez de
primera instancia en detrimento del consularis
de Numidia. Este hecho
abre la posibilidad de que el juez de primera instancia del juicio abierto
contra los donatistas por el ataque a la basílica de Hasna
fuera en realidad
el vicario de Africa. Gracias a una ley del año 395
sabemos que al escribirse
la carta al asiarca el vicario de Africa
era un tal Hierius84.
La ley incide en
la represión de los donatistas y los circunceliones
así como en la pro-
tección de los clérigos católicos85 y es, por tanto, verosímil
pensar que Agus-
tín le escribiera para recordarle que debe aplicar la
reciente disposición
imperial86. A pesar de todo, pensamos
que esta posibilidad es poco proba-
ble por ser excesivamente rebuscada y no hallar una
relación sólida entre
el asiarca y el vicario.
81. Con la reorganización provincial de Diocleciano se
hizo preciso crear una nueva
institución que agrupara las provincias en grupos para agilizar -teóricamente-
el gobierno del
Imperio. Esto llevó al emperador ilirio a la creación de las diócesis,
conjuntos de provincias
diseñados siguiendo un criterio geográfico y mandados por un uicarius que era un caballe-
ro perfectissimus. Esta nueva
institución sufrirá importantes cambios con Constantino I, que
en detrimento de las diócesis potenció el poder de las prefecturas del pretorio
-unidades aún
más grandes de provincias-, y envió a las provincias a los comites
en misiones concretas
y con poderes excepcionales por encima del vicario. No obstante, la institución
sobrevivirá e
incluso quedará relegada a los clarissimi. Los
poderes del uicarius son difíciles de precisar
y
sólo podemos decir que supervisaba la administración de todos los gobernadores
de su dio-
cesis -excepto los procónsules-, recaudaba los
impuestos, tenía competencias judiciales y sus
decisiones sólo se podían apelar al emperador. Con todo es una institución
difícil de encuadrar
en el complejo organigrama burocrático del Imperio Romano dado que sus poderes,
a menu-
do, entran en contradicción con los de otras instituciones. Cf. PIGANIOL, A.: L'empire..., 353-
354; JONES, A.H.M.: The later..., 373-374;
CHASTAGNOL, A.: L'évolution..., 245-249. En el caso
concreto de la diócesis de Africa estaba formada por
seis provincias, a saber, el Africa
Proconsular, la Mauretania Sitifensis, la Mauretania
Caesariensis, la Valeria Byzacena,
la Tripo-
litana y la Numidia.
cf. GARRIDO, E.: Los gobernadores..., 198.
82. Para Thamugadi véase LEPELLEY, Cl.: Les
cités..., II, 444-476. Para Gildón véa-
se infra, n. 96.
83. Cf. PALLU DE LESSERT, A.: Fastes... 218-219;
MANDOUZE, A.: "Optatus 2", en
Prosopographie...I, 797-801; LEPELLEY,
Cl.: Ibíd.
84. Cf. PALLU DE LESSERT, A.: Fastes... 216.
85. Cf. MANDOUZE, A.: "Hierus",
en Prosopographie... I, 555-556.
86. De este vicario nada más sabemos y, como señalan
tanto Pallu de Lessert como
Mandouze nada autoriza a identificarlo con la persona
a quien Agustín dedica en las Confe-
siones el De pulchro
et apto; cf. PALLU DE LESSERT, A.: Ibíd...; MANDOUZE, A.: Ibíd.
286 FRANCESC
NAVARRO COMA
2.6. Se trata del curator rei
publicae de Hipona
El curator rei publicae era el máximo
dignatario municipal y velaba por
el buen funcionamiento de la vida pública de la ciudad. Se encargaba del
aprovisionamiento, del control de los precios, de mantener el orden públi-
co, del cumplimiento de las órdenes imperiales y de
la redacción de las acta
publica87. Como
vemos, era un cargo muy probablemente relacionado con
el proceso contra los donatistas pues a través de las acta publica éste podía
aportar pruebas definitivas cara a la resolución final del juez88.
El nombre del curator
rei publicae de Hipona,
cuando Agustín escribió
la carta al asiarca, nos es desconocido89 pero muy probablemente fue
el
antecesor de Eusebio, curator de Hipona
desde el año 396 y destinatario de
las epp. 34 y 35 del hijo de Mónica90. Precisamente estas dos
cartas son las
que nos demuestran que, para luchar contra los donatistas, Agustín busca-
ba la ayuda e intercesión de la máxima autoridad
municipal, mediante
correo epistolar. En ellas el ya obispo de Hipona explica cómo un joven,
tras golpear repetidamente a su madre, se había pasado a la iglesia de Dona-
to donde es rebautizado y perdonado91. Tras hacer dejar constancia
del
hecho en las acta publica92, Agustín exige a Eusebio que
pida explicaciones
a Proculeyano, obispo donatista de Hipona93. Entonces plantea al curator
que, si bien el poder público no está obligado a hacer respetar la moral cató-
lica, sí que ha de velar por el orden social94. Pero no son buenos momentos
para la causa agustiniana pues Eusebio se muestra pasivo ante las acciones
87. Cf. LEPELLEY, Cl.: Les cités....
I, 191-192. Las acta publica eran los documentos ofi-
ciales redactados bajo la responsabilidad de las
autoridades municipales y guardados en los
archivos de la ciudad. Cf.ID.:Ibíd.
II, 223-224.
88. Como acertadamente señala Ellul
en los litigios del s. IV las pruebas escritas ten-
drán mayor importancia que durante el Principado.
Sobre todo serán valiosas las registradas
por magistrados, en nuestro caso, las acta publica.
Por contra, los documentos privados no
tienen fuerza probatoria más que si han sido firmados por testigos; cf. ELLUL,
J.: Histoire des
institutions I-II. L'antiquité,
Paris 1967, 545-546.
89. En la tabla cronológica que hace Lepelley de los curator
rei publicae de Africa no
aparece documentado ningún curator en Hipona
en el 395; cf. LEPELLEY, Cl.: Les cités.... I,
180.
90. Eusebio era un honoratus
que había recibido la dignidad de clarissimus
y que en
aquellos momentos era el responsable de las acta publica. Por tanto todo apunta a que, como
afirma Lepelley, era el curator
de la ciudad de Hipona; cf. LEPELLEY, Cl.: Les cités...
I, 188-189;
MANDOUZE, A.: "Eusebius 1", en Prosopographie...I, 374-375; en cambio, MONCEAUX, P. His-
Toire... VIII, 134, piensa que Eusebio era un
legado del procónsul. Tampoco coincide Brisson,
quien, confundiéndose con el legado del procónsul para la Numidia
Proconsular, piensa que
Eusebio era el gobernador de Numidia; cf. BRISSON,
J-P.: Autonomisme et christianisme
dans
l'Afrique romaine de Septime Sévère à l'invasion vandale, Paris
1958, 277-279.
91. Ep. 34,2, Obras
completas... 8, 194-195.
92. Ibíd. 34, 5, Obras completas... 8,
197.
93. Véase infra, apartado 3.1.
94. Cf. BRISSON, J-P.: Autonomisme...,
279.
287 «EPISTULAM
ASIARCHÆ MISIMUS»
de los donatistas y de la ep.
35 se infiere que incluso les apoya95. Esta acti-
tud tal vez se explicaría por la inminencia de la
revuelta de Gildón96.
Visto esto, es verosímil pensar que esta carta al asiarca en realidad fue-
ra dirigida al curator
rei publicae de Hipona,
seguramente con el intento de
garantizar que la redacción de las acta publica estuviera acorde con los
inte-
reses de los católicos, esto es, que denunciara en toda su magnitud los
hechos acaecidos recientemente en Hasna. El problema
está en que desco-
nocemos qué relación podía haber entre el cargo de asiarca y el de curator
rei publicae. Esta
propuesta, a pesar de ser coherente y verosímil, adolece,
como otras ya mencionadas, de un exceso de conjeturas y una lamenta-
ble falta de pruebas consistentes.
3. ERROR DE UN COPISTA
3.1. Se trata de un heresiarca
Otra posibilidad es que nos encontremos ante el error
de un copista
que copió asiarca en lugar de heresiarca. El
heresiarca en cuestión sería
Proculeyano, obispo donatista de Hipona desde hacía
mucho tiempo. Pero
entremos a tratar en profundidad la relación Proculeyano
versus Agustín
para entender bien nuestra propuesta. Evodio, hermano
del monasterio de
95. Ep. 35,1, Obras
completas... 8, 199-200. Al respecto, recordemos que Posidio
en
su Indiculum cataloga estas dos cartas a
Eusebio entre las dirigidas a donatistas: POSSIDIVS:
"Ad Eusebium duas",
en Indic. 6, 28, Obras completas... 40,
Madrid 1995, 852, que reproduce
la edición crítica de WILMART, A.: M.A II, Roma 1931, al tiempo que
indica la paginación de
ésta.
96. Las tensiones en Africa
entre la Proconsular y la Numidia, romanos y púnicos
o
bereberes, ricos y pobres, católicos y donatistas, terratenientes y circunceliones, vida urbana
y vida rural, sedentarios y nómadas o jornaleros itinerantes, llevaron a un
estado de constan-
te tensión social que provocaba que periódicamente estallaran revueltas contra
el poder esta-
blecido. En este contexto encontramos la revuelta
contra Valentiniano I, encabezada por
Firmo el año 372, hijo del caudillo indígena Nubal.
Esta fue reprimida por Gildón y tuvo
como consecuencia el endurecimiento de la legislación contra los donatistas. El
resultado fue
una espiral de represión-resistencia que contribuyó a enervar aún más las
tensiones
sociales, lo cual creó un estado de revuelta inminente. La chispa que hizo
desencadenar por
fin la rebelión fueron las tensiones entre Eutropio,
eunuco que tenía el control en la corte de
Arcadio, y Estilicón, y así el año 397 Gildón, Comes Africae
desde el año 386, se alzó contra el
poder imperial. La revuelta afectó a casi toda la diócesis de Africa y tenía su núcleo duro en
Numidia. La revuelta fue rápidamente reprimida al año
siguiente por Mascazel, hermano de
Gildón y fiel a Estilicón;
cf. PALLU DE LESSERT, A.: Fastes... 256-264; BRISSON, J-P.: Autono-
misme... 262-269; JONES, A.H.M.: The later...
140.183-184; FREND, W.H.C.: The donatist...
208-226; PIGANIOL, A.: L'empire..., 201-203;
DECRET, F.: Le christianisme en Afrique du nord
ancienne, Paris 1996, 155-160. Sobre Gildón
y los alzamientos contra el poder imperial en
Africa véase GAGGERO, G.:"Le
usurpazioni africane del IV
- V secolo d.C. nella testimo-
nianza degli scrittori cristiani", en
L'Africa romana, X, 1992, 1111-1127.
288 FRANCESC
NAVARRO COMA
Hipona, contactó con Proculeyano y tras algunas
discusiones97
el obispo
donatista le dijo que comunicara a Agustín la propuesta de hacer un debate
en presencia de testigos98.
El obispo de Hipona respondió mediante la Ep.
33, en la cual aceptaba el reto99, pero con algunas
condiciones tales como
que lo discutido quedara escrito y luego fuera hecho público100. Proculeya-
no las rechazó, porque esto suponía aportar pruebas escritas de que era
donatista, y consiguientemente le hacía vulnerable a la legislación imperial.
La Ep. 33 es de la
misma época que la Ep. 29101. Por el Indiculum
de
Posidio sabemos que Agustín envía un total de cuatro
cartas a Proculeyano102
y una de ellas es, sin duda, la ep. 33. Por
esta misma carta conocemos
que Agustín ya se había escrito con Proculeyano desde
hacía tiempo103,
sin
recibir respuesta104.
Por tanto, si la ep. 33 no es la primera de
las cuatro car-
tas, esto quiere decir que antes de esta ya le envió alguna otra. Es verosímil
pensar, por tanto, que la carta al asiarca fuera una
de estas cartas perdidas,
enviadas a Proculeyano, al cual se referiría como un
heresiarca y que, por
error de un copista, nos ha llegado como "asiarca".
Incluso -si seguimos a
Goldbacher que duda de si la Ep.
33 pertenece a la época del persbiteriado
o del episcopado105-
podríamos llegar a pensar que la carta al asiarca es
la
misma Ep. 33; pero esto parece poco probable,
pues la carta perdida, envia-
da al enigmático asiarca, tendría seguramente alguna
relación con los
hechos ocurridos en Hasna.
97. Ep. 33,3, Obras
completas... 8, 189-191.
98. Ep. 33,2, Obras
completas... 8, 189.
99. Ep. 33,4, Obras
completas... 8, 191.
100. Ibíd.
101. La Ep. 33 es de
complicada datación. GOLDBACHER, A.: "Index III,
14", en CSEL
58, dice que es muy difícil de precisar si en estos momentos Agustín era ya
obispo o no. En efec-
to, sólo podemos decir con seguridad que dicha carta
es de antes de la muerte de Valerio:
"Respecto al pensar del beatísimo y, para mí, venerable padre Valerio,
ahora ausente, prome-
to que él conocerá esto con gran alegría" Ep. 33,4, Obras completas... 8, 191. No
obstante, los
Maurinos, basándose en el siguiente fragmento
-"Los hombres que, en la medida en que les
fuésemos necesarios, desean acabar en nuestra presencia sus pleitos, nos
denominan santos y
Siervos de Dios, de forma que lleven a cabo los asuntos de su tierra" Ibíd.
33, 5, 192-, dicen
que Agustín ya es obispo y que por tanto es de inicios del episcopado; cf. PL
33, 20.
Esta argumentación es seguida por MONCEAUX, P.: Histoire...
VII, 279. Como Goldbacher,
PERLER, O.: Les voyages... 212 n. 2 plantea
que hay muchas dificultades pero tiende a pensar
que la misiva es de cuando Agustín ya es obispo. Sea como sea, lo que está
claro, y esto es lo
que nos interesa a nosotros, es que fue escrita o a finales de la época en que
Agustín era aún
presbítero, o de inicios del episcopado, es decir, contemporánea a la Ep. 29.
102. POS.: "Ad Proculeianum
quattuor", en Indic.
6, 25, Obras completas... 40, 851.
103. Ep. 33,2, Obras
completas... 8, 189.
104. Ibíd. 35, 1, Obras completas... 8, 200.
Posidio hace notar que esto era moneda
común entre los donatistas; cf. POS.: Vita Aug.
9, Obras completas... 1, Madrid 1994, 316.
105. Véase supra, n. 101.
289 «EPISTULAM
ASIARCHÆ MISIMUS»
3.2. Se trata del error de un copista
La tradición textual no da ninguna variante de la
palabra asiarchae. Ni
en la edición de los Maurinos, que sigue el códice de
la biblioteca del
monasterio cisterciense de Santa Cruz de Jerusalén en Roma, ni en la de
Goldbacher, que sigue el códice Cheltenamensis
12261, hay variante algu-
na106. Esto nos sitúa ante la
posibilidad de que quizá todo este problema
sobre el asiarca se reduzca al error de un copista
anónimo. Con todo, sería
un error grande, puesto que, a partir de observar los errores más habitua-
les de los copistas -transposición, confusión, adición u omisión-, no sale
ninguna palabra alternativa y con sentido a la palabra "asiarca". Además, si
se tratara del error de un copista es probable que Goldbacher,
que estudió
con detalle el Cheltenamensis 12261 y sus
problemas con algunas letras, ya
lo hubiera advertido de alguna manera107.
A modo de conclusión diremos que, de las nueve
propuestas, pensamos
que las más verosímiles son la segunda -se trata de Romaniano
que se
encuentra en Italia- y la octava: se trata de un heresiarca y la carta es una
de las misivas perdidas enviadas a Proculeyano.
A pesar de todo, sólo lo
decimos por intuición, pues no hay ningún argumento definitivo, ni tan solo
medianamente determinante, para aceptar con rotundidad ninguna de las
nueve propuestas. De momento, la cuestión queda todavía abierta.
Francesc
NAVARRO COMA
Universidad
de Barcelona
106. Véase supra, n. 3.
107. GOLDBACHER, A.: "Praefatio",
en CSEL 58, 32.