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Scripta Vetera

EDICIÓN  ELECTRÓNICA DE TRABAJOS PUBLICADOS 
SOBRE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES

Universidad de Barcelona
ISSN: 1578-0015

LA SATISFACCIÓN RESIDENCIAL DE LOS USUARIOS EN LOS PROGRAMAS DE VIVIENDA SOCIAL EN SANTIAGO DE CHILE[1]

 III Congreso de Cealc (Centro de Estudios de América Latina de  Cataluña). Universidad de Vic (Barcelona), 3 y 4 de Diciembre de 1998.   Impreso como resumen en las Actas del III Congreso de Cealc.

Rodrigo Hidalgo D.
Instituto de Geografía
Pontificia Universidad Católica de Chile

Bruno Saldías Rivas
Geógrafo consultor


Introducción

Una de las temáticas que ha atraído la atención de los planificadores en las últimas décadas, está referida a la evaluación que efectúan los habitantes de las ciudades acerca de las intervenciones que realizan los entes públicos para mejorar las condiciones de vida de la población en general.

No cabe duda, que hoy día la percepción de los usuarios en torno a los productos que han generado las políticas sociales, es un factor clave en su éxito. Esto es especialmente válido en aquellas variedades de acción que implican procesos interactivos como la entrega de bienes y servicios (Salamanca y Souza, 1992).

Para el caso de numerosos países de América Latina, una de las actuaciones en el medio urbano más significativas corresponden a la construcción de conjuntos de vivienda popular, para población de escasos recursos; destinados a paliar déficits habitacionales en constante y creciente aumento. Los esfuerzos por parte de los estados de la región han sido extraordinariamente variados y constantes[2], sin embargo, en algunas ocasiones han carecido de continuidad en el tipo de políticas y programas impulsados a lo largo del siglo XX (Guardia-Butron, 1991; Salas, 1993).

El desarrollo habitacional que experimentó la ciudad de Santiago de Chile en la última década, estuvo en una dimensión no despreciable promovido por el Estado con la construcción de viviendas sociales, destinadas a satisfacer las carencias de una parte importante de la población de menores ingresos. Si se consideran solo las cifras de construcción de viviendas básicas[3], que constituye la solución habitacional mínima de unidades terminadas llave en mano, en el período transcurrido entre 1978 y 1995 se construyeron en la capital de Chile cerca de 120000 viviendas, involucrando más de medio millón de personas (Hidalgo, 1997).

La localización de los programas habitacionales y las características del lugar de residencia, no sólo son importantes por el propio éxito de estos programas, sino también por la aceptabilidad social y la funcionalidad que deben entregar al conjunto de la comunidad beneficiada. En este contexto, uno de los elementos que ha sido ignorado tanto por planificadores como por las autoridades de Gobierno, se refiere a la importancia que tienen las características de los territorios donde se localizan los programas habitacionales, en la satisfacción y mejoramiento de la calidad de vida de la población y en el impacto sobre el desarrollo urbano de las ciudades en que se materializan dichos proyectos.

El presente trabajo expone los resultados principales de un estudio realizado durante los años 1995 y 1996, en cuatro conjuntos residenciales de vivienda social, localizados en diferentes municipios de la ciudad de Santiago, como son Macul, Quilicura, Lo Barnechea y El Bosque, que fueron entregadas bajo la modalidad de Viviendas Básicas entre los años 1987 y 1995. En estos asentamientos se aplicó una encuesta semiestructurada, que buscó la evaluación de los atributos de las áreas en donde se construyeron estos conjuntos habitacionalesy la respectiva satisfacción residencial de los habitantes.
 

Metodología

Para la obtención de los datos se elaboró un diseño muestral sistemático no proporcional con el propósito de alcanzar una representatividad conocida a partir de un margen de error estimable. En este marco, el cálculo del tamaño muestral para cada población se realizó mediante la aplicación de la fórmula para varianzas no conocidas, estimando como aceptable un márgen de error no superior al 7%, obteniéndose un N de 644 casos.

El instrumento recolector de información fue una encuesta semiestructurada que se aplicó a los jefes de hogar, e incluyó a 644 viviendas; cifra que representó el 30.02% del universo total de 2145 soluciones habitacionales, constituyéndose en una muestra representativa a partir del universo considerado.

La priorización general de las ventajas y desventajas de cada lugar de residencia, fue obtenida a través del Método de Agregación Ponderada, que determina la contribución del grado de importancia asignado a cada característica del lugar de residencia. Así, aquella característica que logró el menor puntaje fue interpretada como la más importante y aquella con el mayor puntaje, la menos importante.

La fórmula siguiente corresponde al método anteriormente señalado:
 
 

APlr = Sumatoria (VDij * Pj ) / Sumatoria VDij

Donde:

APlr = Agregación Ponderada de cada característica del lugar de residencia
VDij = Casos en la ventaja/desventaja "i"; con prioridad "j"
Pj = Prioridad de importancia "j"

Este criterio de análisis es coherente con la pregunta efectuada a los habitantes, a quienes se les solicitó priorizar de 1 a 6 la importancia que le asignaban a las características del lugar de residencia; correspondiendo a 1, lo extremadamente importante y al 6, lo extremadamente no importante.

Al mismo tiempo, para la verificación de consensos entre las respuestas señaladas por los habitantes de cada población, se procedió a utilizar el Coeficiente de Concordancia de Kendall (W), el cuál se basa en la medida de desorden intrapares y adopta valores entre +1 cuando la relación entre las variables es perfecta positiva, 0 cuando las dos variables son independientes y -1, cuando la relación es perfectamente negativa.

Además, para casos más específicos, se efectuaron análisis de correlación simple a través del estadístico "r" de Pearson.
 

La satisfacción residencial y la evaluación de los programas habitacionales

Los estudios de satisfacción residencial empezaron a desarrollarse a principios de los años 1960[4], cuando comenzó a considerarse la dimensión social en los programas de planificación (Amérigo, 1995). La asistencia social que se estaba prestando en los países con mayor desarrollo[5], estaba sufriendo en esos años numerosas críticas de sus consecuencias y de la escasa consideración de los aspectos culturales y psicológicos de las personas involucradas en dichas acciones.

Esta situación fue bastante patente en el campo de la provisión de viviendas para trabajadores y grupos sociales en condición de pobreza y sin capacidad de ahorro para acceder a las residencias a través de la oferta global del mercado. Uno de los principales cuestionamientos que se hacían a estas actuaciones era la carencia de sentido humano y falta de control social que poseían los espacios públicos, así como la desprovisión de equipamientos en general; los que a su vez se asociaban a la localización periférica de estas viviendas, que se explicaba por los bajos costos del suelo en donde se construía (Käes, 1963). Este proceso de construcción de viviendas sociales involucraba la generación de nuevos espacios urbanos y estaba compuesto por una serie de factores sociales que en general eran omitidos a la hora de ejecutar los proyectos habitacionales. Estos factores decían relación con los impactos sicológicos que conllevaban situaciones como el cambio de ambiente residencial; el traslado del lugar de la vivienda muchas veces tenía aparejado una ruptura de los vínculos afectivos entre los vecinos y el territorio en sí mismo. Según Buttimer (1980), los habitantes de una ciudad, barrio u otra unidad espacial, no tienen sólo una concepción intelectual, imaginaria y simbólica del lugar de residencia, sino que también establecen con él vínculos personales y sociales basados en esquemas de interacción y filiación.

En este contexto de relativa crisis de las intervenciones del Estado en materia de habitación, los estudios que incorporaban la visión de la población involucrada en las actuaciones públicas comenzaron a tener una importancia creciente el campo de las ciencias sociales. A finales de la década del 1970 comienzos de 1980, se intenta relacionar el concepto de satisfacción, generado bajo el alero de la psicología, con las preferencias residenciales. En este sentido, Halahan (1982)[6] señala que ambas dimensiones son consideradas desde la perspectiva de las actitudes y juegan un papel central en la configuración de las decisiones de traslado y elección de un nuevo marco residencial. Tognoli en. 1987[7], considera a la satisfacción residencial como el resultado de un proceso de adaptación del individuo a su entorno habitacional. La teoría del nivel de adaptación había sido desarrollada por Helson en 1964[8], apuntaba que este era un proceso en el que se implicaban todas las forma de conducta; así el individuo lo que busca es una armonía entre ella (la conducta) y el entorno. En este esquema, en general se insiste en que el concepto de satisfacción residencial constituye una respuesta emocional o una consecuencia de carácter positivo que proviene de establecer comparaciones entre el ambiente residencial y la propia situación del sujeto. Todo ello es considerado en un proceso cíclico y dinámico, en el que el sujeto se va adaptando a cada situación residencia concreta (Amérigo, 1995).

Las conceptualizaciones anteriores enfatizan aquellos elementos que tienen que ver con el individuo en función de condicionantes psicológicos; otros aportes como el de Hourihan (1984) sostienen que la satisfacción residencial consiste en dimensionar la forma en que las personas perciben y evalúan sus respectivas áreas residenciales, además de analizar la capacidad de la población para indentificar las ventajas y limitaciones de un lugar específico. Otro aporte relevante en la definición de dicho concepto es el realizado por Galster (1987). Este autor se refiere a que existe una brecha entre la situación real que vive un individuo y el estado ideal al cual aspira. En este esquema, al irse cumpliendo progresivamente las metas de los individuos los incrementos en la satisfacción residencial serán cada vez menores; cumpliéndose una situación análoga a lo que sucede en economía con la "ley de rendimientos decrecientes".

Dentro de esta conceptualización se han generado modelos, los que han intentado valorar y ponderar los predictores que determinan la satisfacción residencial en un entorno socio territorial determinado.Estos modelos se han llevado a cabo a partir de investigaciones empíricas y han enfatizado dos líneas de trabajo. La primera de ellas ha sido el estudio de la satisfacción residencial como criterio de evaluación de la calidad residencial; aquí la satisfacción residencial es tratada como una variable de criterio, es decir dependiente. La segunda pone énfasis en la movilidad residencial, en este último caso la satisfacción residencial es considerada como predictora de una conducta y por lo tanto es considerada una variable independiente (Amérigo, 1995).

Los resultados alcanzados en la presente comunicación no tienen como objetivo generar un modelo de satisfacción residencial, pero intentan resaltar las relaciones que se establecen entre los atributos territoriales de los lugares en donde se han otorgado viviendas sociales en la ciudad de Santiago de Chile con la satisfacción residencial que tienen los usuarios de dichas soluciones.
 

Análisis y discusión de resultados

Un primer aspecto a considerar se refiere a las características del lugar de residencia y los grados de satisfacción residencial alcanzados en cada población; verificándose situaciones que actuaron diferenciadamente como potencialidades y limitantes en la evaluación que los habitantes realizaron de su lugar de residencia.

En este sentido, los cuadros 1 y 2, presentan una síntesis de la aplicación del método de Agregación Ponderada a las prioridades otorgadas a las diferentes ventajas y desventajas que caracterizan los sectores residenciales analizados.

De acuerdo a lo observado en el cuadro 1, las ventajas señaladas por los habitantes de las poblaciones analizadas fueron en orden decreciente: la propiedad de la vivienda, tranquilidad del sector, cercanía a los servicios, cercanía al trabajo, seguido por la accesibilidad general y la amistad con los vecinos.

En términos generales la propiedad de la vivienda fue la que alcanzó el mayor consenso por los habitantes de las cuatro poblaciones. Al utilizar el estadístico W[9], el cálculo entregó un valor de 14,80, superior al valor crítico de 11.07 y significativo al nivel 0.05. Esto puede ser entendido como la existencia de una concordancia y consenso entre los habitantes de las cuatro poblaciones en la priorización de la propiedad de la vivienda como la ventaja más significativa; constituyéndose esta característica como un elemento que otorga seguridad y satisfacción a las condiciones de vida de los propios residentes.

De acuerdo a lo señalado anteriormente, se puede inferir que la propiedad de la vivienda constituye una manifestación directa de la aplicación del Programa de Vivienda Básica que considera la entrega definitiva de una solución habitacional, situación que de alguna manera contribuye a la cohesión de vínculos sociales y emocionales de los habitantes, con sus respectivos lugares de residencia.

Cabe destacar, la concordancia en la jerarquización realizada por las poblaciones Cerro 18 Sur y Nueva Quilín respecto de la ventaja tranquilidad del sector, como elemento de segunda importancia. En efecto, para el caso de la población Cerro 18 Sur su emplazamiento en el cerro del mismo nombre, otorga un espacio vital de desarrollo social y a la vez otorga una delimitación territorial de las condiciones físico-ambientales del sector analizado. Por otro lado, en la población Nueva Quilín se observan dos situaciones; por una parte, la generación de barreras físico-espaciales que define la propia población y que estructura los distintos niveles de interacción social, otorgando mejores condiciones de seguridad dentro de ella; y por otro lado, la importancia de la ubicación de este conjunto en el contexto territorial en donde se emplaza, cercano a centros importantes de servicios y espacios de recreación de gran escala.

Cuadro 1
Priorización final otorgada por los residentes de las poblaciones analizadas a las ventajas del lugar de residencia


POBLACIONES ANALIZADAS
VENTAJAS Nueva Quilín Sn. Fernan. Cerro 18 Sur Valle del Sol Jerq. Final
Cercanía al trabajo 4 5 3 3 4
Accesibilidad General 3 4 6 5 5
Cercanía a los servicios 5 2 4 2 3
Propiedad de la vivienda 1 1 1 1 1
Tranquilidad del sector 2 3 2 4 2
Amistad con los vecinos 6 6 5 6 6

Fuente: Elaborado por los autores en base a resultados de la encuesta.

Lo anterior, si bien eventualmente se explica por las propias características de las localizaciones relativas de las poblaciones; también puede predecirse en función de los altos niveles de satisfacción residencial alcanzados en Cerro 18 Sur y Nueva Quilín (6.68 y 6.66, respectivamente).

Por su parte las poblaciones San Fernando y Valle del Sol, señalaron la cercanía a los servicios como aquella ventaja de tercera prioridad, en la jerarquía final obtenida. Ambas poblaciones se encuentran según los residentes; cercanas a los centros de equipamiento y servicios del municipio respectivo; lo que puede comprenderse mejor si se considera la proximidad a vías de acceso de ambas poblaciones y la frecuencia de transporte urbano, que permite un mejor desplazamiento de los residentes hacia sus diferentes destinos.

Una ventaja de importancia menor, pero significativa para comprender los niveles de satisfacción residencial alcanzados en los diferentes asentamientos considerados, se refiere a la cercanía al trabajo, señalada principalmente por las poblaciones Cerro 18 Sur y Valle del Sol. En efecto, los residentes de la población Cerro 18 Sur trabajan principalmente en servicios domésticos de sectores residenciales de altos ingresos en el municipio donde ella se emplaza y los habitantes de la población Valle del Sol, lo hacen en el comercio al detalle, principalmente en ferias itinerantes de su propio ayuntamiento. Para ambas poblaciones la cercanía a las fuentes laborales, la importancia que le atribuyen a la cercanía a los servicios y a los accesos viales; ofrecen condiciones que aportan a elevar los grados de satisfacción residencial y un ahorro sustancial de ingresos por concepto de costos de transportes diferenciados.

Con respecto a las desventajas del lugar de residencia, el cuadro  2 presenta en orden decreciente las desventajas priorizadas por los habitantes de las cuatro poblaciones: falta de vigilancia policial, alcoholismo y drogadicción, delincuencia, falta de áreas verdes, seguida por pavimentación de calles y problemas con los vecinos.

En términos generales la falta de vigilancia policial fue la desventaja que alcanzó el mayor consenso por los habitantes de las cuatro poblaciones. Así, al utilizar el estadístico W, el cálculo entregó un valor de W= 14,60, superior al valor crítico de 11.07 y significativo al nivel de significancia de 0.05. Esto puede ser interpretado como la existencia de una concordancia y consenso entre los habitantes de las cuatro poblaciones en la priorización de la falta de vigilancia policial, vinculándose esta característica con aspectos de seguridad social y de patologías sociales urbanas.

Cuadro 2
Priorización final otorgada por los residentes de las poblaciones analizadas a las desventajas del lugar de residencia


DESVENTAJAS POBLACIONES ANALIZADAS
Nueva Quilín Sn. Fernando Cerro 18 Sur Valle del Sol Jerq. Final
Falta vigilancia policial 1 1 1 1 1
Delincuencia 4 3 4 2 3
Alcoholismo y drogadicción 3 2 2 3 2
Falta de áreas verdes 2 4 3 4 3
Pavimentación de calles 5 5 5 5 5
Problemas con los vecinos 6 6 6 6 6

Fuente: Elaborado por los autores en base a resultados de la encuesta.

En este contexto, elementos como la falta de vigilancia policial junto con problemas sociales estructurales, acentúan el surgimiento de problemas que afectan principalmente a grupos jóvenes como son la delincuencia, el alcoholismo y la drogadicción.

Por otro lado, se trató de identificar posibles relaciones entre las desventajas más importantes seleccionadas entre las cuatro poblacionesy los grados de satisfacción residencial alcanzados en éstas. Para esto, se procedió a utilizar el método de correlación simple “r” de Pearson y así poder identificar la posible relación entre las variables señaladas. En este sentido, la población Nueva Quilín presentó una correlación de -0.32 entre la desventaja problemas con los vecinos y la satisfacción residencial, estadísticamente significativa al nivel de significancia 0.05 y superior al valor crítico de -0.25. Esto se puede explicar como una relación inversa que manifiesta mientras mayores son los problemas con los vecinos, menores son los grados de satisfacción residencial en esta población.

Para el Caso de la Población San Fernando; si bien es cierto que no existieron correlaciones significativas al nivel de significancia 0.05; no es menos cierto que hubo una priorización semejante a la señalada por las demás poblaciones en general. Así, destaca la falta de vigilancia policial, alcoholismo y drogadicción y delincuencia, como los problemas más señalados.

Por otro lado, no obstante los resultados estadísticos obtenidos, destaca la concordancia en la jerarquización realizada por las poblaciones San Fernando y Cerro 18 Sur con respecto al alcoholismo y drogadicción, como desventajas de segunda importancia. En efecto, para ambas poblaciones ubicadas en localizaciones periféricas dentro de la ciudad de Santiago, la falta de oportunidades laborales que ofrece la base económica comunal afecta a grupos vulnerables como los jóvenes.

Por su parte, la población Cerro 18 Sur presentó correlaciones negativas entre el alcoholismo y drogadicción y la delincuencia con los grados de satisfacción residencial, obteniéndose correlaciones de -0.43 y -0.43, respectivamente. Para ambos casos podría afirmarse que a medida que aumentan ambas variables disminuyen los grados de satisfacción residencial en la población.

Finalmente, para el caso de la Población Valle del Sol, al igual que la población San Fernando; no existieron correlaciones significativas al nivel de significancia 0.05. Sin embargo, hubo una priorización semejante a la señalada por las demás poblaciones, destacando la falta de vigilancia policial, el alcoholismo y drogadicción y la delincuencia como los problemas más importantes. Una desventaja de importancia menor, pero significativa para comprender los bajos niveles de satisfacción residencial alcanzados en esta población; se refiere a la falta de áreas verdes. Así, este elemento de integración socioespacial, no permitió crear un ambiente adecuado para el desarrollo de espacios recreacionales y deportivos para los diversos grupos etáreos de esta población.

Este hecho es semejante a las otras poblaciones analizadas y manifiesta la importancia de la seguridad como factor que interviene directamente en la satisfacción residencial de los habitantes. Así, una política habitacional integral debería contemplar presupuestos adicionales para mantener la seguridad social y la sustentabilidad física de los programas habitacionales, tanto en el lugar donde se localizan, como en el área de influencia de cada programa habitacional.

Al mismo tiempo, se puede inferir que la localización relativa de las poblaciones al interior de las comunas y de la ciudad de Santiago, determinaron parte importante de las desventajas identificadas por los pobladores. En efecto, la falta de áreas verdes, la falta de pavimentación de calles y los problemas con los vecinos, fueron identificadas directamente como limitantes para el desarrollo de cada conjunto habitacional, a la vez que fueron mencionadas como las menos ventajosas según el análisis de los cuadros 1 y 2.

En este contexto, un elemento clave en los actuales procesos de selección de postulantes para ser localizados a través de algún programa de vivienda del Gobierno, se refiere al énfasis que se debe dar a la información sobre los perfiles sociales de las personas que están siendo seleccionadas y así asegurar de alguna manera un desarrollo más armónico en los conjuntos habitacionales. Del mismo modo, la consulta a los postulantes sobre en qué municipio desean vivir, permite complementar lo señalado anteriormente, a la vez que otorga mayor flexibilidad y eficacia a la implementación de programas habitacionales del Gobierno.
 

Consideraciones finales

Las evaluaciones anteriormente señaladas constituyen una señal crucial tanto para planificadores como para políticos, sobre la relevancia que adquieren las características del lugar en el cual se construyen las viviendas sociales y la respectiva satisfacción residencial de los usuarios; como elementos unificadores en la definición de estándares adecuados para el diseño definitivo de los conjuntos habitacionales y para su localización óptima en función de las necesidades y requerimientos sociales en cada comuna.

En la actualidad, una mayor eficiencia y eficacia en el logro de los objetivos y metas de los programas habitacionales que ejecuta el Gobierno, debe obedecer a mecanismos de gestión urbana que permitan la satisfacción integral de las demandas sociales y otorguen mayor coordinación entre las instituciones que intervienen en el desarrollo habitacional de cada territorio comunal y consideren las actitudes de los residentes a partir del grado de satisfacción tanto con la vivienda como con el medio urbano.

En este contexto, instituciones del Ministerio de Vivienda y Urbanismo de Chile y los propios Municipios, deben coordinar acciones tendientes a optimizar la localización final de los programas habitacionales, superando los criterios de disponibilidad y precios de suelo y considerar variables relacionadas con las características de los lugares y de las personas que viven y vivirán en las viviendas sociales, de manera que éstos no deban pagar los costos generados por las externalidades negativas asociadas a localizaciones no óptimas.

Finalmente, de los resultados obtenidos se puede señalar que para obtener procesos de planificación que configuren escenarios de desarrollo urbano más eficientes y sustentables en el tiempo; elementos como la coordinación intersectorial de recursos y acciones en los distintos niveles de planificación territorial, la utilización de instrumentos no convencionales para el diseño y evaluación de programas habitacionales y la evaluación sistemática del grado de satisfacción de las necesidades de los propios beneficiarios de los programas de Gobierno; deben ser integrados al proceso de planificación, porque representan ventajas evidentes que facilitan el logro de los objetivos y metas propuestas por el desarrollo social del país.
 

Notas
 

[1]El presente artículo expone parte de los resultados del Proyecto de Investigación DIPUC 95/04J, financiado por la Dirección de Investigación y Postgrado de la Pontificia Universidad Católica de Chile. El texto fue presentado al III Congreso de Cealc (Centro de Estudios de América Latina de Cataluña).Universidad de Vic (Barcelona), 3 y 4 de Diciembre de 1998. Impreso como resumen en las Actas del III Congreso de Cealc
 
[2]Para el caso de Chile la primera iniciativa que intenta abordar la carencia de viviendas populares fue la Ley de Habitaciones Obreras de 1906, siendo pionera en el ámbito latinoamericano, a las que siguieron las leyes argentinas y colombianas, en 1915 y en 1918, respectivamente (Machado, 1991). En el ámbito iberoaméricano habían existido legislaciones anteriores, pero ellas se habían aproximado al problema desde la óptica de la acción de los particulares y no atribuían mayor participación al Estado; este es el caso por el ejemplo de una iniciativa de 1888 en Río de Janeiro, en donde a partir de determinadas franquicias impositivas se promocionó la creación de empresas constructoras para que levantarán habitaciones para tres mil obreros en un plazo de tres años (Montaner, 1925).
 
[3]La vivienda básica corresponde a una solución habitacional basada en estándares mínimos, cuyos tamaños han fluctuado entre 24 m² y 40 m², contemplando en algunos proyectos espacios para ampliación de la vivienda original, los que generalmente no superan los 9 m².
 
[4]En un contexto general, esta tendencia puede asociarse a las investigaciones que se comenzaron a hacer en Chicago hacia esos mismo años, en donde coincidieron geógrafos, urbanistas y especialistas del diseño y proyectación urbana (Capel, 1973).
 
[5]Esto es especialmente válido para lo sucedía en Europa con la consolidación del estado del Bienestar.
 
[6]Citado en Amérigo, 1995, p. 53.
 
[7]Citado en Amérigo, 1995, p. 54.
 
[8]Ibidem
 
[9] El cálculo de W es = 12 * Sum.O2j - 3*k2 *n(n-1)2 / k2 *n(n2 - 1)2. Donde:
O2j = Cuadrado de las sumas en cada columna j.
k = Número de filas (Poblaciones analizadas, 4).
n = Número de Columnas (Ventajas o Desventajas del lugar de residencia, 6).
A su vez, el estadístico de contraste es igual a la distribución X2 n - 1 = k(n - 1)*W.


Bibliografía

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CAPEL, H. Percepción del medio y comprtamiento geográfico. Revista de Geografía Universidad de Barcelona, 1973,Vol. VII, Nº1-2, pp.58-150.

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GUARDIA-BUTRON, FERNANDO: La situación de la vivienda popular en América Latina. Revista Interamericana de Planificación, 1991, Nº94, pp. 7-18.

HIDALGO, RODRIGO (1997): La vivienda social en la ciudad de Santiago: Análisis de sus alcances territoriales en la perspectiva del desarrollo urbano, 1978-1995. Revista de Geografía Norte Grande, Nº24, pp. 31-38

HOURIHAN, K. Residential satisfaction, neighbourhood attributes and personal characteristics: An exploratory path analysis in Cork, Irland. Environment and Planning, 1984, vol. 16, pp. 425-436.

KÄES, R. Vivir en grandes conjuntos. Madrid: Euroamérica, 1963.

SALAMANCA, FERNANDO & SOUZA, Mª DOLORES. Percepción de los programas sociales. Revista Interamericana de Planificación, 1992, Nº97, pp. 65-82.

SALAS, JULIAN (1998): El problema de la vivienda problema común de "Las Américas Latinas". Ciudad y Territorio, Nº98, pp. 637-665.
 

ANEXO
Figura 1
Localización de poblaciones encuestadas en la ciudad de Santiago

© Copyright: Rodrigo Hidalgo y Bruno Saldías Rivas

Ficha bibliográfica

HIDALGO, R. SALDÍAS RIVAS, B. La satisfacción residencial de los usuarios en los programas de vivenda social en Santiago de Chile. In  III Congreso de Cealc (Centro de Estudios de América Latina de  Cataluña). Universidad de Vic (Barcelona), 3 y 4 de Diciembre de 1998.  Reproducido en Scripta Vetera, Revista electrónica de trabajos publicados sobre Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona , nº 83. <http://www.ub.es/geocrit/sv-83.htm> [ISSN: 1578-0015]



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