REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98 Vol. VI, núm. 119 (94), 1 de agosto de 2002 |
EL TRABAJO
Número extraordinario dedicado al IV Coloquio Internacional
de Geocrítica (Actas del Coloquio)
¡DÍGAME! EL TRABAJO DE LAS TELEFONISTAS EN LAS CENTRALES
TELEFÓNICAS:
UN ESTUDIO COMPARADO
Vanda Ueda
Doctoranda en Geografía Humana
Universidad de Barcelona
Becaria CAPES/Brasil
¡Dígame! El trabajo de las telefonistas en las centrales telefónicas: un estudio comparado (Resumen)
La historia del trabajo de las telefonistas en las centrales telefónicas se mezcla con la historia de la implantación y de la difusión del teléfono en el ámbito mundial. Nuestro objetivo en esta comunicación es analizar cómo la implantación de una innovación tecnológica produjo cambios sociales y culturales en el mundo del trabajo. Centraremos nuestra investigación en los procesos y cambios tecnológicos en el momento de implantación de las nuevas tecnologías y el papel de la mujer trabajadora en las centrales telefónicas en Brasil, comparando con las trabajadoras de Estados Unidos, Francia y España.
Palabras clave: telefonistas, trabajo, central telefónica, innovación tecnológica
Hello! The work of the women operators in the phone power stations: a compared study (Abstract)
The history of the work of the women operators in the telephone central stations is mixed with the history of the installation and diffusion of the telephone worldwide. This paper seeks to analyse how the implantation of a technological innovation produced social and cultural changes in the world of the work. We have focused our investigation in the processes and technological changes in the moment of adoption of new technologies and in the hard-working women's role at the telephone central stations in Brazil. We also have tried a comparative approach with the women workers from United States, France and Spain.
Key words: women operators, work, telephone central station, technological innovation
La implantación del teléfono se produjo casi simultáneamente con su invención. La llegada de los ferrocarriles, del telégrafo, del teléfono, de la industria del gas, de los coches y otros avances, transformó y modificó los espacios locales, regionales y nacionales. Las innovaciones tecnológicas tuvieron un papel fundamental para la industrialización y el comercio, pues permitieron la disminución de las distancias existentes entre los diferentes puntos de un territorio.
Las innovaciones tecnológicas organizadas en redes no pueden ser analizadas de manera aislada; hay que vincularlas con las estructuras económicas, políticas y sociales. El desarrollo comercial e industrial de los países se hizo patente en los centros urbanos de Brasil, la necesidad de un gran número de personas para trabajar en las industrias y un mercado consumidor emergente influyeron en su rápido crecimiento. Con el crecimiento de las ciudades, los agentes locales necesitaron de un medio de comunicación eficiente y el teléfono pasó a ser fundamental para los hombres de negocios.
Según Paul Claval (1979:93-94), la organización de un sistema de comunicación responde generalmente a dos finalidades: garantizar la transmisión fiel de la información y permitir una fácil conmutación de uno a otro interlocutor. La creación de las centrales telefónicas sirvió para que las compañías telefónicas pudiesen extender sus líneas por todo el territorio permitiendo que las personas se comunicasen instantáneamente.
Las investigaciones sobre las redes técnicas, incluyendo el telégrafo
y el teléfono, han estado tradicionalmente centradas en la figura
masculina. Normalmente, en la historia de las telecomunicaciones el protagonismo
siempre fue ejercido por personas del sexo masculino; por ejemplo, los
grandes protagonistas fueron los ingenieros, los técnicos, los gerentes,
los planificadores de las redes, los políticos, los fabricantes
de los aparatos, los inventores y los difusores del telégrafo y
del teléfono. Podemos citar nombres como los de Alexander Graham
Bell, Thomas Watson, Thomas Edison, Claude Chappe, y un centenar más.
Además, los artículos sobre las innovaciones tecnológicas
siempre dedican algunas páginas a la importancia y el papel de los
hombres de negocios. Pocas han sido las investigaciones que han versado
sobre el papel de la mujer en las compañías telefónicas.
Nuestra intención es poner de manifiesto el papel y el trabajo de
las mujeres telefonistas en este mundo tradicionalmente masculino, pues
las telefonistas acompañaron de cerca todas las transformaciones
técnicas y tecnológicas de las centrales telefónicas(1).
El papel de las telefonistas en las centrales telefónicas
La inserción de la mujer en el mundo del trabajo como telefonista se remonta a la misma época de la implantación y difusión del teléfono. Antes de hablar específicamente sobre el trabajo de las telefonistas es necesario aclarar algunos conceptos para una mejor comprensión del problema. El concepto de central telefónica aparece de forma embrionaria en enero de 1878, cuando la compañía telefónica de Alexander Graham Bell instaló en New Haven aparatos telefónicos conectados a una central telefónica para que varios de sus clientes pudiesen utilizar al mismo tiempo la línea telefónica. La primera central prestaba servicio a 21 abonados y sólo tenía 8 líneas telefónicas individuales, compartidas por dos o más abonados (Romero Frías, 1994:93). En Estados Unidos, con la expansión de las líneas telefónicas a través de las centrales el número de éstas pasó de 138 en 1880 a más de 408 en 1881, distribuidas por todo el territorio norteamericano (Rens, 1993:21).
Para atender la demanda de los abonados se inventaron muchos modelos de centrales telefónicas por las diversas compañías. Hubo centrales que utilizaban el sistema inglés que consistía en un conmutador, un aparato que permite a cada abonado de la red telefónica llamar a la central y comunicarse con ella, y a ésta poner en comunicación a los abonados de una forma rápida y segura. Por cada conmutador de cien agujero hay dos empleados, fijándose los indicadores respectivos, divididos en dos grupos, a cada uno de los lados del conmutador(2). Cada empleado tenía a su disposición un teléfono para comunicarse con los abonados, habían además otros teléfonos que se emplean para enviar y recibir los recados de los despachos telefónicos.
Las primeras centrales permitían a las telefonistas oír
todo lo que el abonado estaba hablando. Pero con el perfeccionamiento de
los aparatos telefónicos y de las centrales, esto ya no ocurrió
y la operadora cortaba la comunicación cuando el abonado le enviaba
una señal. El proceso era simple: los aparatos telefónicos
estaban conectados a la central telefónica por uno hilo, el aparato
tenía una manivela que el abonado movía para llamar a la
telefonista en la central, y ella hacia la conexión. Al terminar,
el abonado movía la manivela en sentido contrario y la telefonista
recibía la señal de desconectar. Con el aumento del número
de abonados fue necesario dividir las centrales por sectores geográficos
y, consecuentemente, aumentar el número de trabajadoras en las centrales.
El trabajo de las telefonistas consistía en recibir las llamadas
de un abonado y pedirle que aguardase hasta que la otra persona respondiese.
La telefonista conectaba con la otra central y remitía la solicitud
a una telefonista de ella que conectaba con la persona, a quién
se dirigía la llamada; o sea, la conexión pasaba por dos
telefonistas.
Los primeros empleados y las condiciones de trabajo
Los primeros empleados de la Compañía de Bell fueron niños de diferentes edades, muchos de los cuales ya habían trabajado como telegrafistas en otras compañías telegráficas. Los mayores, de edad, entre 15 y 17 años, conectaba los hilos de la parte de arriba del conmutador y los menores, de 10 a 15 años, los de la parte de abajo. Se utilizó a estos trabajadores creyendo que realizarían con rapidez las conexiones, pero lo que no se previó fue que muchos de los niños tenían las actitudes propias de los chicos de su edad: algunos se quedaban dormidos durante su turno, otros jugaban y hablaban al mismo tiempo(3). Hebert Casson en The History of telephone publicado en 1910 señaló que la empresa de Alexander Graham Bell realizó diversas campañas educativas para los niños, pero fue imposible controlarlos. Los abonados empezaron a reclamar por los pésimos servicios prestados; por ejemplo, un editor del periódico de Búfalo describió que las centrales telefónicas parecían un manicomio por los ruidosos que eran (Casson, 1910:236).
Como operadores, los chicos demostraron ser en su mayoría inmaduros para realizar este trabajo, y se requería contar con un trabajador que realizase con habilidad las conexiones. Creemos que la empresa de Graham Bell fue vetada por la legislación que prohibía el contrato de niños para realizar los servicios y también por ser rígido con ellos; los niños operarios tenían horarios fijos para comer, beber y hasta para ir al baño, y además cuando cometían algo error en las conexiones eran castigados(4).
Ante a estas situaciones, en 1878 la compañía telefónica de Alexander Graham Bell decidó contratar mujeres para substituir a los niños. La primera de ellas fue Emma Nut y según un informe de la Bell Company, fue gracias a su "dulzura" al tratar con los abonados que las mujeres conquistaron su espacio en este mercado de trabajo. La incorporación de las mujeres se realizó porque la empresa las consideró más apropiadaa para este tipo de tarea frente a la rudeza de los chicos adolescentes que solían realizarla. Pero, otro factor importante que favoreció la entrada de la mujer en el mercado de trabajo fue que la empresa les podía pagar menos que a los hombres. Un autor ha estimadoque la entrada de la mujer en el mercado de trabajo tiene mucho que ver con el hecho de que las mujeres no tenían el derecho de participar en los movimientos sindicales, es decir, que no podrían reinvidicar sus derechos, por ejemplo, por medio de una huelga (Rens, 1993:247). Michele Martin que investigó el trabajo de las mujeres en las centrales telefónicas de Canadá señaló que el trabajo de la mujer en ellas representaba la continuidad y el dominio del hombre sobre la mujer, ya que éstas habían de atender las llamadas amablemente y obedecían siempre las órdenes, algo típico de la moral dominante en aquella época(5).
La entrada de las mujeres en el trabajo en Francia se produjo en un momento en que la administración pasaba por un período de dificultades económicas; y admitir a las mujeres en su cuadro de empleados se justificó porque tenían un sueldo más bajo que el de los hombres. Los debates sobre el trabajo de las telefonistas se prolongaron durante muchos años, ya que los hombres alegaban que las mujeres no tenían la capacidad y habilidad para entender la técnica y descalificaron durante mucho tiempo su trabajo. Pero a pesar de ello las mujeres consiguen permanecer en su puesto de trabajo. Según Catherine Bertho, en 1880 la administración del telégrafo francés intentó emplear hombres como telefonistas, mas la experiencia no siguió adelante, pues los abonados ya estaban acostrumbrados a la voz femenina. La victoria fue de las mujeres, e incluso, con el paso de los años, ellas irían asumiendo otros cargos dentro de la compañía(6).
En Canadá las mujeres ingresaron en este mercado de trabajo en 1880, cuando la Compañía de Graham Bell instaló centrales en diversas ciudades de este país. Al emplear a las telefonistas el argumento fue que las mujeres eran más sensibles, amables, y sobre todo, disciplinadas(7).
Las telefonistas en España aparecieron en 1881, cuando la empresa de telefonía comenzó a utilizar las centrales manuales. En los primeros años este trabajo fue realizado por hombres, que fueron rápidamente sustituidos por las mujeres. Las primeras telefonistas trabajaban de pie, frente de al cuadro de comunicación y eran supervisionadas por otra persona; normalmente la supervisora sabía de memoria el nombre y el número de todos los abonados, y cuando no lo sabía lo tenía apuntado en una libreta. Con la modernización de las centrales telefónicas las telefonistas pasaron a trabajar sentadas (Romero Frías, 1994:95-96) (8) .
En Brasil, todas las innovaciones tecnológicas llegaron rápidamente, y especialmente, en que lo se refiere a la telefonía. En 1883 la ciudad de Rio de Janeiro contaba con cinco centrales telefónicas urbanas de tipo manual, servidas por medio de telefonistas y con más de mil abonados cada una, además de una línea interurbana entre la capital y la ciudad de Petrópolis, la residencia de verano de la Corte. Los aparatos utilizados eran de magneto, de procedencia alemana, con manivela para generar el toque de llamada a la telefonista(9).
En Rio Grande do Sul, las primeras mesas telefónicas que funcionaron por intermedio de la telefonista, fueron inauguradas en 1895, en la ciudad de Itaqui. Con el paso de los años todas las ciudades implantaron este sistema de mesas. La mesa más utilizada en Rio Grande do Sul fue la fabricada por la empresa Ericsson, y tenía capacidad para conectar hasta cien abonados a la vez, logrando 50 conexiones simultáneamente(10).
Las primeras telefonistas no necesitaban ser especialmente hábiles, ya que solo habían de hacer un trabajo repititivo, conectando y desconectando los cables. Tenían que ser, en cambio, extremamente discretas, pues eran las únicas personas que conocían todo lo que se hablaba por teléfono. Eran ellas las que realizaban la conexión entre los abonados; la persona llamaba a la telefonista, informaba con quien le gustaría de hablar, y a través de los cables de la mesa la operadora conectaba con el otro aparato. Las primeras telefonistas no sabían cuando la persona terminaba de hablar y era habitual que intervinieran en medio de la conversa.
Para trabajar en las empresas telefónicas las mujeres habían de ser solteras, tener entre 16 y 26 años de edad, además de tener agilidad en los brazos para alcanzar los números de la parte alta de la central telefónica. Por otra parte, sólo podía realizar en ese trabajo. En Estados Unidos las primeras trabajadoras ganaban siete dólares a la semana y tenían una jornada laboral era 10 a 11 horas por día durante seis días a la semana. Las compañías telefónicas pedían un certificado de buena conducta expedida por la autoridad local, certificación facultativa expedida por dos médicos, constando que la interesada no tenía ningún defecto físico que le impidiese cumplir los deberes de su cargo, exhibir la cédula de identificación personal y la indicación firmada por alguna familia pudiente, lo que llevó a muchas señoritas de las clases medias a trabajar como telefonista, pues tenían una buena educación sabían leer, escribir y hablar algún idioma(11). Al contrario de las telegrafistas, normalmente en las centrales telefónicas no existían las cuotas para las viudas, hijas y hermanas de los funcionarios o con grado de parentesco, y muchas telefonistas eran despedidas al contraer matrimonio.
Para facilitar el trabajo de la telefonista, en las guías telefónicas estaba explicado como se debería utilizar el teléfono. El abonado tenía que hablar despacio, con un tono de voz natural, al frente y lo más cerca del transmisor. Los números tenían que ser llamados de una manera precisa. El abonado que quería conectarse con el teléfono número 273, decía: dos, hacia una pequeña pausa, siete y tres. Después de realizada la petición el abonado tenía que conservar el receptor en el oído y esperar a que la telefonista confirmase el número y realizase la conexión. Cuando el teléfono sonaba el abonado tenía que atender rápidamente pues si no lo hacía, era normal que la telefonista indicara que nadie respondía.
Con el manual de uso del teléfono se facilitó mucho la
relación entre las telefonistas y los abonados. El papel ejercido
por ellas era tan laborioso que fueron muchos los escritores y compositores
que escribieron sobre la importancia de la telefonista en la comunicaciones.
H. Casson (1910) señaló que las telefonistas ya era la parte
humana de una gran máquina de comunicación, pues consiguieron
dar vida a las comunicaciones telefónicas.
Las telefonistas en las centrales telefónicas rurales y en las centrales urbanas
Los centros telefónicos en las áreas rurales aparecen como una articulación entre el mundo urbano y el mundo rural. El teléfono permitía este contacto, pero resultaba demasiado caro conectar solamente una línea de un punto a otro, era preciso crear mecanismos que facilitasen las comunicaciones y que no fueran costosos para el propietario. La solución encontrada fue la construcción de centrales telefónicas rurales que estarían conectadas a la central telefónica en el núcleo urbano.
En este apartado analizaremos, resumidamente, la diferencia entre el trabajo de la telefonista de una central telefónica rural con la de una operadora del área urbana. Ante todo, esta segunda atendía a muchos más abonados que la primera. La telefonista de las centrales rurales tenía el mismo régimen de trabajo que al de las telefonistas urbanas, pero como atendía a pocos abonados muchas veces ella era la fuente de información del pueblo; informaba de los resultados de las elecciones, de la avería del tranvía, de la llegada de los trenes, funcionaba generalmente como si fuera la radio. Muchas veces las telefonistas rurales tenían la central telefónica instalada en una habitación de su casa, y los horarios y el ritmo de trabajo era realizado de acuerdo con la cantidad de llamadas, por lo que era más libre y flexible.
Figura 1
Telefonistas - Centros Rurales
Fuente: Acervo Historico CRT/Brasil Telecom
Por su parte, las telefonistas que trabajaban en las centrales urbanas tenían normas más rígidas, cumplían largas jornadas de trabajo y llegaban a realizar más de 600 llamadas por hora. Para aumentar la eficacia, las compañías telefónicas contrataron equipos de abogados y administradores para crear las reglas y normas de cómo la operadora había de comportarse. La primera determinación fue que las operadoras debían realizar su trabajo sentadas, y con una persona observando su trabajo; el tiempo para contestar una llamada era de cuatro segundos, y en caso de que eso no ocurriese la telefonista podría ser sancionada por las supervisoras. Estaba prohibido conversar con los clientes y escuchar las conversiones entre ellos. D. Harvey (1989) apuntó que en muchas compañías telefónicas las telefonistas tenían en su contracto laboral una cláusula que estipulaba que debían atender un número elevado de llamadas con rapidez y eficacia.
Figura 2
Telefonistas - centros urbanos
Fuente: Acervo Historico CRT/Brasil Telecom y CTMR
Concluimos que, las mujeres telefonistas demostraron que podían
realizar su trabajo con eficacia y con competencia. Con la automatización
de las compañías telefónicas se produjo una gran polémica,
pues se pensó que, con la sustitución de las centrales telefónicas
manuales, el trabajo de las telefonistas desaparecería. En las centrales
telefónicas automáticas las conexiones se realizaban con
mas rapidez y confiabilidad, y suprimida la telefonista, se ahorraría
en gastos. Pero la labor de las telefonistas continúa hasta nuestros
días y siguen realizando su trabajo con eficacia. Podemos decir
que la organización del trabajo de la telefonista estaba basado
en la lógica del capital, pues tenían que realizar su servicio
con eficiencia y rapidez, como si fuera la línea de producción
de una unidad fabril. Nuestra comunicación ha tratado de poner de
manifiesto que en la sociedad capitalista la subordinación del hombre
al capital ha pasado por diferentes ritmos y tiempos.
Notas
(1) Este trabajo se inserta en una investigación más amplia realizada en nuestra Tesis Doctoral "Innovación tecnológica y cambio social: Agentes y estrategias en las redes de telecomunicaciones en Rio Grande do Sul, Brasil (1852 - 1930)", bajo la orientación del prof. Horacio Capel Sáez y que se realiza en la Universidad de Barcelona.
(2) Preece, W. H. y Maier, J. 1892, p. 213, 216. Excelente libro para analizar el funcionamiento de los diferentes tipos de teléfono y sus creadores.
(3) Véase la página web de http://www.dcs.gla.ac.uk/SF-archives/Bruce.Sterling/The.Hacker.Crackdown/ Crashing.The.System.
(4) Para más informaciones véase: http://www.pbs.org/wgbh/amex/kids/tech1900/phone.html
(5) Martin, M. "Hello, Central?". Gender, Technology, and Culture in the formation of Telephone systems. Montreal: McGill-Queens`s University Press, 1991. Más informaciones sobre este debate véase en la pagina Number please connect with the first telephone operators, disponíble en http://www.pbs.org/wgbh/amex/kids/tech1900/phone.html
(6) Bertho, C. Telegraphes &Telephones de Valmy au microprocesseur. Paris: Le Livre de Poche, 1981 y para saber más sobre la historia del teléfono en Francia véase:http://www.l2l1.com/hist.htm
(7) Martin. M. Citado en nota nº. 5.
(8) Para saber más sobre la historia del teléfono en España, véanse: Calvo, A. El teléfono en España antes de Telefónica (1877-1924). Revista de Historia Industrial, Barcelona: Editora Universidad de Barcelona, 1998 y Capel, H. Estado, administración municipal y empresa privada en la organización de las redes telefónicas de las ciudades españolas (1877-1923). Geocrítica. Barcelona: Editora Universidad de Barcelona, 1994, no. 100.
(9) G. Magalhães, Telecomunicações. In: História da Técnica e da Tecnologia no Brasil, 1994, p. 318 y http://www.ogrupo10.hpg.com.br/introducao.html
(10) Sobre la historia de las telecomunicaciones en Rio Grande do Sul algunos datos están disponible en la pagina web: http://www.riogrande.com.br/historia/comunicacoes3.htm y véanse también: Ueda, V. Inovação tecnológica e espaço urbano: a implantação da Companhía Telefónica Melhoramento e Resistencia em Pelotas/Brasil, 1998. Ueda, V. La implantación del teléfono en la ciudad de Pelotas. Scripta Nova. Revista electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. Barcelona: Universidad de Barcelona, no. 45 (44), 1999. Disponible en http://www.ub.es/geocrit/sn-45-44.htm y Ueda, V. A implantação do telefone: o caso da Companhia Telefónica Melhoramento e Resistência - Pelotas - Brasil. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. Barcelona: Universidad de Barcelona, no. 46, 1999. Disponible en http://www.ub.es/geocrit/sn-46.htm. Y Ueda, V. Modernización y difusión de la telefonía en las ciudades de Porto Alegre y Pelotas (1882-1908). Estudos Ibero-Americanos, PUCRS, v. XXVII, no. 1, 2001, p.159-172.
(11) Cartilha da Campanha Mulheres
Sem Medo do Poder, promovida pela Bancada Feminina no Congresso
Nacional, com coordenação da Senadora Emilia Fernandes,
disponible en la siguiente página web: http://www.senado.gov.br/web/senador/emilia/leis/cartilha.htm
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© Copyright Vanda Ueda,
2002
© Copyright Scripta Nova,
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