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LOS TERRITORIOS INDÍGENAS EN COLOMBIA: DE ESCENARIOS DE APROPIACIÓN TRANSNACIONAL A TERRITORIALIDADES ALTERNATIVAS
Los territorios indígenas en Colombia: de escenarios de apropiación transnacional a territorialidades alternativas (Resumen)
La territorialidad y sus representaciones han sido referenciadas ampliamente por su potencial político y como herramienta de reivindicación de derechos colectivos de pueblos indígenas sobre sus territorios y recursos. Sin embargo, a partir de nuevos procesos económicos y políticos, se requiere repensar las potencialidades y las limitaciones de los enfoques convencionales para el análisis de los territorios indígenas, y plantear otras maneras de entender la autonomía territorial y las alternativas de representación y control de los territorios. Así, argumento, que las dinámicas territoriales indígenas se deben analizar bajo el concepto autonomía relacional indígena, la cual genera respuestas que pueden ser consideradas espacialidades alternativas, que a su vez generan nuevas maneras de representación de lo espacial, que confronten las lógicas de apropiación económica y política transnacional y nacional, y que permiten alternativas de representación y control territorial, como espacios de resistencias para posicionar los territorios indígenas en los contextos locales, nacionales y globales.
Palabras clave: Colombia, pueblos indígenas, territorialidades alternativas, autonomía relacional indígena, alter-geopolítica indígena.Indigenous territories in Colombia: from transnational appropriations to alternative territorialities (Abstract)
Territoriality and representations have been widely referenced for its potential as a tool of political and collective rights claims of indigenous peoples to their territories and resources. However, the new economic and political processes require rethinking the potential and limitations of conventional approaches to the analysis of indigenous territories, and raising other ways of understanding territorial autonomy and alternatives of territories’ representation and control. Thus, I argue that indigenous territorial dynamics must be analyzed under the concept of indigenous relational autonomy, which generates responses that can be considered alternative spatialities or alternative territorial regimes, which at the same time generate new ways of spatial representation, that confront the logic of transnational and national political and economic appropriation and allow alternatives of territorial representations and control, as spaces of resistance to position indigenous territories in local, national and global contexts.
Key words: Colombia, indigenous peoples, alternative territorialities, indigenous relational autonomy, indigenous alter-geopolitics.
La territorialidad y sus representaciones han sido referenciadas
ampliamente por su potencial político y como herramientas de reivindicación de
derechos colectivos de pueblos indígenas sobre sus territorios y recursos. A pesar de los avances logrados en el reconocimiento de derechos territoriales y culturales, estos territorios
y recursos están en la mira de intereses nacionales
y transnacionales; que se expresan por medio de las políticas ambientales y
económicas, cuyos actores son los agentes que implementan dichas políticas. En este
sentido, en lo local entran en juego un número creciente de actores regionales,
nacionales y globales[1].
Entre estos nuevos actores se destacan: los agentes implementadores de políticas transnacionales y nacionales ambientales-climáticas; la creación y expansión de enclaves del capitalismo extractivo; los megaproyectos nacionales y transnacionales; y el ejercicio de poderes de facto por actores armados legales e ilegales. En particular, con las políticas ambientales tanto globales como nacionales, dichos territorios se introducen en escenarios de transnacionalización de la naturaleza, a través de su incorporación en los mercados verdes y de servicios ambientales (por ejemplo, mercados de carbono) y la mercantilización de la naturaleza (minería) que producen amenazas y reconfiguraciones territoriales nacionales y locales, dado que no incluyen las perspectivas culturales de los pueblos indígenas, ni garantizan el reconocimiento de sus derechos colectivos ni individuales.
Los enclaves de explotación de recursos mineros, forestales o hídricos, y la presencia de actores armados, desconocen territorios e imponen otras lógicas de relación con el entorno. En estas perspectivas, hay territorios que se anclan con ideas que tienen a normativizar lo que se debe hacer, o cómo se debe actuar en ellos y por otro lado, se desterritorializan y reterritorializan lugares específicos. De esta manera, se visibilizan e invisibilizan espacialidades, creando nuevas valoraciones territoriales, basadas en nuevas prioridades surgidas del mercado, que desconocen las perspectivas locales. Estas situaciones se tornan en desafíos permanentes para los pueblos indígenas e implican nuevas relaciones, alianzas y conflictos, dado que generan, por un lado, procesos de reconocimiento parcial e instrumental de sus derechos y autonomías, y, por otro, una gobernabilidad parcial y limitada sobre sus territorios.
Estas situaciones nos plantean que la autonomía territorial indígena es un proceso complejo que trasciende los reconocimientos legales nacionales y supranacionales y que se articula con fuerzas locales, regionales, nacionales y transnacionales que hacen que dicha autonomía deba ser entendida dentro de negociaciones y confrontaciones particulares con los diversos actores. La autonomía en esos contextos es un proceso en reconfiguración permanente y de confrontación frente a diversos actores. Esto lleva a pensarla como relacional a procesos políticos particulares, y entendida bajo circunstancias específicas y con implicaciones políticas diferenciales, que se articulan en diversas escalas y de modos particulares en cada lugar. En estos contextos las fronteras conceptuales, políticas y territoriales están en permanente reconfiguración y afectan las demandas de autonomía de los pueblos indígenas.
Por lo tanto, y a partir de estos nuevos procesos económicos y políticos, se requiere repensar las potencialidades y las limitaciones de los enfoques convencionales para el análisis de los territorios indígenas, y plantear otras maneras de entender la autonomía territorial y las alternativas de representación y control de los territorios.
Así, argumento qué las actuales dinámicas territoriales indígenas se deben analizar bajo el concepto autonomía relacional indígena, la cual supone estrategias de construcción de alianzas, reconsidera procesos externos y reconfigura procesos internos para establecer negociaciones y relaciones con otros actores sociales en diversas escales (local, regional, nacional y global). Pero que a su vez generan respuestas que pueden ser consideradas espacialidades alternativas o regímenes territoriales alternativos, que parten de mecanismos y prácticas culturales de territorialidad local que dan cuenta de procesos de: consolidación del lugar, gobernabilidad cultural y alter-geopolítica indígena, que se articulan a nuevas maneras de representación de lo espacial (proyecciones corporales y tecnológicas y cartografías sociales expandidas). De esta manera, se plantean estrategias que confronten las lógicas de apropiación económica y política transnacional y nacional, y que constituyen nuevos espacios de resistencia expresadas mediante formar alternas de representación y control territorial, con el fin de posicionar territorios colectivos en los contextos local, nacional y global.
Para desarrollar el argumento, parto de discusiones surgidas de la geografía crítica y de la geografía feminista, de las ontologías relacionales y la ecología política. Estos enfoques permitieron el desarrollo de los conceptos claves del análisis: territorialidades alternativas, producción de conocimientos, relaciones humanos-no humanos, y contra-representaciones. Poner a dialogar algunos de los enfoques propuestos, con las dinámicas y demandas de los pueblos indígenas requirió de estrategias metodológicas que permitieran repensar tanto categorías como escenarios de investigación. En ese sentido se planteó una etnografía multisituada que partió del análisis de diversos escenarios y del seguimiento a discursos en torno a lo territorial, lo ambiental y lo climático. De igual manera, se consideraron las genealogías de producción de discursos y categorías que evidenciaran las geopolíticas del conocimiento, su surgimiento, distribución y localización. Todo lo anterior en dialogo con líderes indígenas tendiendo a una co-teorización sobre el análisis territorial con los planteamientos de los pueblos indígenas.
Este texto se estructura así: en la primera parte se presenta una caracterización de los Nuevos actores institucionales y globales con acción local, que sitúan las acciones e intereses de dichos actores en relación con los territorios indígenas. En la segunda parte se presentan los Retos a los territorios locales, evidenciando las nuevas dinámicas relacionadas con los territorios y las representaciones. En la tercera parte se desarrolla el concepto de Autonomía relacional indígena como un eje analítico para entender los nuevos contextos territoriales de los pueblos indígenas. En la cuarta parte De geopolíticas a territorialidades alternativas: prácticas espaciales y representaciones territoriales, se presentan las discusiones conceptuales que alimentan el análisis relacionado con el descentramiento de la visión de la geopolítica a nuevas perspectivas de análisis de las territorialidades alternativas, con ejemplos de las alternativas de prácticas espaciales y representaciones, que surgen de las dinámicas de los pueblos indígenas y que permiten otras maneras de entender lo territorial en contextos locales. Finalmente, se presentan unas reflexiones sobre las implicaciones de asumir nuevas maneras de entender los territorios indígenas y las dinámicas locales.
Nuevos actores globales e
institucionales con acción local
Los territorios, entendidos como inscripción de memoria, donde se establecen las geo-grafías de las relaciones de los humanos con la naturaleza, evidencian un tipo interacción y reciprocidad de éstos con las otras entidades que los habitan. Sin embargo, para los pueblos indígenas, estas relaciones inscritas en los territorios, se han confrontado por diversas razones. Entre los diferentes escenarios y conflictos territoriales, voy a destacar aquellos que implican nuevos retos: las políticas y actores ambientales-climáticos, las políticas territoriales de reconocimiento/desconocimiento, nuevas apropiaciones simbólicas y de facto, y presiones territoriales externas.
Políticas transnacionales y nacionales
ambientales-climáticas
En general, los territorios colectivos han cobrado importancia ecológica y económica, por ser éstos en muchos casos ecosistemas únicos y de gran biodiversidad; esta situación ha generado una serie de reconocimientos ambientales, con la consecuente intervención de programas y políticas nacionales e internacionales. Los bosques y los saberes asociados al patrimonio material e inmaterial se han convertido en fronteras ambientales, en las cuales se sobreponen territorialidades surgidas de prioridades ambientales y climáticas globales. Se reconfiguran y representan como opciones frente al cambio climático, y como espacios intangibles al constituirse en patrimonio ambiental. En ese escenario de confrontación de múltiples territorialidades, se implementan políticas y programas ambientales que entran en interacción con las dinámicas territoriales indígenas.
En el ámbito transnacional, la articulación con lo climático presenta nuevos matices que introducen a los territorios colectivos en nuevos escenarios de transnacionalización y mercantilización de la naturaleza, a través de su incorporación en los mercados verdes y servicios ambientales (sumideros de carbono, proyectos de reforestación) y de territorios y gentes, que reconfiguran las relaciones entre lo transnacional y lo local en relación con el cambio climático. Caso concreto son los nuevos regímenes de valoración y el manejo de los bosques (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación-REDD+), los mecanismos de comercio de carbono, y las plantaciones forestales comerciales.
Las demandas por el reconocimiento de derechos de los pueblos indígenas sobre sus territorios colectivos y sus recursos, se han evidenciado de manera más clara en los casos en los cuales se han superpuesto áreas protegidas con territorios indígenas y zonas de manejo ambiental que involucran en sus mecanismos de control a diversas instituciones estatales y globales. Tanto la soberanía alimentaria como el control local de los recursos naturales son ejes básicos de las demandas de los pueblos indígenas en áreas de superposición debido a la gran presión territorial y de imposición de modelos de relación con la naturaleza, que han fragmentado los saberes relacionados con las prácticas ecológicas y alimentarias.
Expansión
y creación de enclaves del capitalismo extractivo
Las dinámicas actuales del mercado han producido una apertura a nuevos patrones de transnacionalización del capital y la naturaleza, cuyas características se relacionan con un corporativismo financiero y la generación de estructuras económicas de enclave, las cuales operan de la misma manera, independiente del recurso (humano o natural) a explotar (soja, minerales, turismo, etnoturismo, entre otros). Estos procesos se relacionan con la implementación local de sistemas socioeconómicos de extracción, que transforman situaciones y dinámicas territoriales locales, reconfigurando territorios. Los enclaves nacionales y transnacionales en torno a los “recursos naturales” son expresiones de una naturaleza capitalista que ve en la “naturaleza” y los conocimientos asociados su potencial económico: una mercancía que puede ofrecer una variedad de productos, servicios y ganancias, que entran en los circuitos económicos con cooperación de los pueblos indígenas o sin ella.
Las intervenciones nacionales y transnacionales implican nuevos procesos de apropiación (simbólica y de hecho) de los territorios y recursos, las cuales se pueden dar a través de representaciones o a través de la presencia física. En Colombia, al igual que en otros países de Latinoamérica se vienen desarrollando propuestas gubernamentales tanto locales como nacionales o transnacionales de patrimonialización de la cultura y lo ambiental mediante el turismo (arqueológico, ecológico y étnico) para atraer visitantes nacionales e internacionales, y el registro y catalogación de prácticas culturales y/o elementos de lo ambiental. Estos procesos están asociados a una nueva discusión sobre lo patrimonial considerado como un bien de la nación y con reconocimiento mundial. Sin embargo, en las representaciones asociadas a lugares naturales o con restos arqueológicos se hace énfasis en los pueblos indígenas y en sus planteamientos de relación con la naturaleza, que requiere de ellos ciertos ideales, comportamientos y acciones. Por otro lado, los turistas y los gestores culturales dan inicio a la apropiación simbólica del pasado ancestral y local y de dichos territorios como mecanismos de inserción en los circuitos globales del consumo del otro.
Se confrontan los procesos autonómicos de los pueblos indígenas al insertarlos en procesos transnacionales de consumo sin permitirles incidir en las representaciones o negociaciones que se hacen en torno a su identidad y relaciones con sus territorios. De igual manera, el control de dichos circuitos turísticos o patrimoniales no recae en manos de los pueblos o autoridades indígenas, sino en intermediarios o administradores de dichos procesos. Estas situaciones evidencian como las articulaciones globales-locales transforman prácticas y replantean procesos autónomos.
Megaproyectos
nacionales y transnacionales
La implementación de grandes proyectos ubicados dentro o en las fronteras de los territorios colectivos y que afectan a los pueblos indígenas, requieren dentro del ordenamiento legal de muchos estados nacionales, del consentimiento libre, previo e informado de estos pueblos. Sin embargo, es común el desconocimiento intencionado, por parte de planificadores e implementadores, del derecho a la consulta previa, generando confrontaciones y vulneración de autonomías locales previamente reconocidas. Estos megaproyectos imponen nuevos ordenamientos territoriales y desconocen sitios sagrados o de importancia cultural, y en general el ordenamiento territorial local. Los intentos de concertación tienden a desconocer los derechos de los pueblos indígenas, su territorio ancestral y su territorialidad, pues se presume la prevalencia de un interés general de carácter nacional o global, sobre los derechos de los pobladores locales. Se pasó del reconocimiento del territorio ancestral, a su desconocimiento. En este sentido las fronteras se suprimen en beneficio de intereses económicos, como en los casos concretos de los megaproyectos viales o de infraestructura extractiva.
Actores
armados y conflicto
Además de las situaciones mencionadas, en Colombia los pueblos indígenas y sus territorios colectivos están siendo vulnerados por el ejercicio de la violencia por parte de diversos actores locales, regionales, nacionales y transnacionales. Entre estos actores destaco la presencia de las guerrillas y las autodefensas, las cuales a través de la violencia han generado confinamiento, desplazamientos, asesinatos selectivos y masacres entre los pueblos indígenas, afectando su control territorial. Estas situaciones, evidencian la manera cómo los actores armados están ejerciendo soberanías de hecho[2], pues de acuerdo con los citados autores, estas soberanías tienen “la habilidad para matar, castigar y disciplinar con impunidad donde quiera que sea encontrada y practicada, por encima de la soberanía basada en ideologías formales de ley y legalidad”. Estos procesos fragmentan y desestructuran las autonomías locales.
Retos a los territorios locales
Los procesos económicos y ambientales han generado nuevas formas de apropiación territorial y de superposición de territorialidades, por intereses ligados a la conservación, la producción o la extracción, así como apropiaciones territoriales de facto que niegan las territorialidades indígenas e imponen lógicas territoriales que desconocen los derechos de estos pueblos generando los siguientes procesos:
Consolidación de naturalezas
neoliberales
El surgimiento de una naturaleza neoliberal que borra tanto las diferencias culturales como las relaciones con lo no-humano, es uno de los principales retos actuales para los pueblos indígenas, al configurase bajo dicha naturaleza neoliberal, un actor económico ideal o un ciudadano neutro cuyo uso de la naturaleza esta mediada por el mercado, en el caso de lo climático, son ciudadanos cero carbono. Ciudadanos homogéneos y anónimos cuyas metas son la no producción de carbono o huellas ecológicas. Por lo tanto, son ciudadanos construidos para la aplicación de programas de adaptación, ciudadanos vulnerables, como lo muestran las nuevas cartografías de intervención. Para contrarrestar los efectos del cambio climático, hay nuevos mercados de carbono que permitirán a dichos ciudadanos, una nueva relación con la naturaleza en territorios locales, es decir lo nuevos servicios de la naturaleza.
Desterritorialización/territorialización
en lo local
En el caso concreto de las políticas ambientales y climáticas operan dos procesos: desterritorialización/territorialización; ciertos territorios se identifican de acuerdo con roles que se asignan y enmarcan en un nuevo orden global verde. Es el caso de los países en desarrollo, que según enunciados de equidad, son definidos como espacios que deben adaptarse al cambio climático, implementar proyectos de desarrollo sostenible o de etno y eco turismo y a los que hay que «ayudar» a través de transferencia de tecnología para su desarrollo. Se construyen territorios diferenciados, de acuerdo con el papel que cumplen, y por sus representaciones o la capacidad de producir productos verdes. De esta manera, los territorios son al mismo tiempo visibles/invisibles, de acuerdo con las prioridades ambientales. Una nueva noción de territorio es construida, la noción de un territorio global como prioridad por encima de los territorios locales.
La geopolítica del conocimiento climático espacializa los efectos, los escenarios futuros y las propuestas para mitigar y adaptarse al cambio climático. En las representaciones sobre éste, los mapas –entendidos como «un producto cultural, situado geopolíticamente y enunciado epistémicamente desde el poder»[3] – permiten visualizar las nuevas configuraciones territoriales al proyectar los efectos de, por ejemplo, el calentamiento a través de escenarios futuros, cuyas proyecciones se vuelven la base de reconfiguraciones para la intervención, apropiación y uso de los territorios. En esta nueva ecogubernamentalidad climática[4] son básicas las tecnologías de vigilancia, dado que se requiere una intervención global, pues en razón de criterios como riesgos ambientales, pérdida de biodiversidad o de potencial productivo, y amenazas de enfermedades o desastres naturales, se reconfigura la cartografía global y se repiensan las relaciones internacionales en términos de la definición de lugares de intervención.
Del mismo modo, las cartografías de la adaptación (mapas con la evidencia del cambio climático, en los que se espacializan los efectos por zonas de aumento de temperatura, retroceso de los glaciares, reducción de lluvias, áreas potenciales para la implementación de proyectos de mitigación del cambio climático), los escenarios futuros de cambio climático, en los que se señalan las zonas de riesgo que requieren intervención y monitoreo, y las zonas con nuevas definiciones de uso de la tierra son la proyección de reconfiguraciones territoriales, de nuevos órdenes de control y apropiación territorial. De esta manera, se visibilizan/invisibilizan espacialidades, creando prioridades territoriales y desconociendo otras. Se construye la noción de un territorio global por encima de los territorios locales, dado que estos se asocian a los grandes efectos del cambio climático global, a los aportes que pueden recibir para mitigarlo y/o a las migraciones climáticas que se pueden generar, y en menor medida a su papel activo para aportar en la mitigación con propuestas específicas a partir de conocimientos propios como opciones frente a las transformaciones ambientales.
Apropiaciones simbólicas y de facto
Los actores económicos a través de proyectos locales, también generan apropiaciones simbólicas por medio de representaciones cartográficas que legitiman su intervención. Las apropiaciones simbólicas se pueden ver cuando se usan imágenes de lugares y personas bajo ideales específicos. La articulación entre mercados verdes y pueblos indígenas se dan bajo las ideas de conservación, biodiversidad y patrimonio para la comunidad global. Por ejemplo, en el imaginario del eco-turismo, el retorno a las tradiciones indígenas pareciera ser una esperanza para los pobladores urbanos.
Los procesos de apropiación territorial de facto se dan cuando los nuevos actores económicos ejercen control sobre el espacio. De acuerdo con Guilland, quien analiza el turismo en Ciudad Perdida (Teyuna), Sierra Nevada de Santa Marta, en el caso del control del turismo este permite “movilizar gente fuera del lugar” y permite mayor presencia de personas no indígenas en lugares indígenas.
“In 2006 a wave of demobilization of irregular groups in the Sierra Nevada along with many fumigation of coca crops have prompted many farmers and former coca growers, having to find new economic activities to replace the financial impact of illicit crops. That's when many farmers living around the road to Ciudad Perdida-Teyuna headed toward tourism as an economic alternative to consider. The number of guide farmers was then multiplied in a short time in the new tourist agencies”.[5]
Sin embargo, hay indígenas trabajando en proyectos de turismo, tratando de confrontar el control del turismo al igual que los circuitos económicos verdes.
Reterritorializaciones corporales
Los pueblos indígenas han sido el foco de las geopolíticas de consolidación de territorios apropiados por las soberanías de hecho de diversa fuerzas armadas. Estas nuevas geopolíticas también se manifiestan en los cuerpos. De esta manera, se reterritorializan las estrategias de apropiación de sus recursos en los cuerpos de los líderes indígenas, los cuales se hacen desaparecer como continuidad y reflejo del territorio, y en el desarraigo de hombres, mujeres, niños y niñas. Frente a estos procesos, los pueblos indígenas migran y se mimetizan en áreas urbanas, o recrean territorialidades.
Políticas de
reconocimiento/desconocimiento de los derechos
En el ámbito nacional los anteriores procesos, a través de programas y proyectos de desarrollo, conllevan una presencia institucional contradictoria en cuanto al reconocimiento de autonomías y de derechos adquiridos por los pueblos indígenas. Las disposiciones legales que desconocen el consentimiento previo, libre e informado y/o lo eluden impiden la consolidación de derechos allí donde no se han reconocido plenamente. La no ratificación de la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas, expresa las contradicciones en cuanto a los derechos a los territorios y recursos.
Autonomía relacional indígena
Para entender las actuales relaciones de los pueblos indígenas con los tres escenarios propuestos (transnacional, nacional y regional-local) y las implicaciones que traen para sus dinámicas autonómicas y territoriales, es necesario explicar cada uno de ellos.
En el ámbito transnacional se han generado procesos ambientales y de reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas, que si bien los posicionan como actores políticos importantes, articulan sus territorios y recursos a escenarios transnacionales, lo que a su vez reconfigura las dinámicas indígenas locales. La articulación con lo ambiental presenta nuevos matices que introducen a los pueblos indígenas en escenarios de transnacionalización de la naturaleza, a través de su incorporación en los mercados verdes (biodiversidad, agua, minerales, captura de carbono) y productos orgánicos, y de territorios y gentes a través del etno y ecoturismo. En este sentido opera una ecogubernamentalidad[6] transnacional que articula lo local con lo global y que tiene incidencias en los territorios indígenas.
Por otro lado, a las instituciones gubernamentales que han planteado procesos de concertación sobre autonomía y participación de los pueblos indígenas, les ha sido muy difícil incorporar en la realidad y a nivel práctico estos reconocimientos dentro de las relaciones políticas y la implementación de programas. En general, consideran lo indígena como un tema a ser incorporado, pero de manera segmentada; por ejemplo, la salud, la educación, lo ambiental y lo territorial, desconociendo el vínculo que existe entre todos estos. Paralelamente, se han dado procesos que no consideran los derechos de los pueblos indígenas, por lo tanto hay una dinámica de reconocimiento-desconocimiento de las ciudadanías nacionales plurales.
Finalmente, en lo local, hay actores que inciden de diversas maneras en la toma de decisiones y en las acciones a desarrollarse en los territorios indígenas. Entre estos actores destaco la presencia de las guerrillas y las autodefensas, las cuales a través de la violencia han generado confinamiento, desplazamientos, asesinatos selectivos y masacres entre los pueblos indígenas, afectando su autonomía y control territorial y que están imponiendo en el contexto local soberanías de hecho.
En estos escenarios hay situaciones en las cuales los pueblos indígenas han generado diversos procesos autonómicos o autonomías en ejercicio relacionadas con el control territorial, el gobierno propio, la jurisdicción indígena, el manejo ambiental y soberanía alimentaria, entre otros temas. En el contexto nacional, los pueblos indígenas han establecido un diálogo con el Estado, en el cual antes que proponer una estrategia separatista, proponen un reconocimiento de su autonomía dentro de la nación[7]. Finalmente, sus territorios y entornos naturales están en la mira de proyectos nacionales y transnacionales que buscan la explotación y extracción de recursos para circuitos económicos transnacionales.
Estas situaciones se tornan en desafíos permanentes que implican nuevas relaciones, alianzas y conflictos para los pueblos indígenas y que generan, por un lado procesos de reconocimiento parcial e instrumental, y por otro una gobernabilidad parcial y limitada sobre sus territorios. Estos procesos exigen permanentemente a los pueblos indígenas, la generación de estrategias de construcción de alianzas, reconsideración de procesos externos y reconfiguración de procesos internos para establecer negociaciones y relaciones con otros actores sociales, dándose una autonomía relacional indígena pensada como diversidad de procesos parciales y situados, en los cuales la autonomía indígena debe ser entendida bajo circunstancias específicas y con implicaciones políticas particulares y no como una condición permanente. Estos procesos se tienen que considerar para su análisis, dado que son la base para el ejercicio de una autonomía plena por parte de los pueblos indígenas.
Para desarrollar el concepto de autonomía relacional indígena parto de la definición de Russel y Tokatlián, quienes plantean que en las nuevas circunstancias globales la autonomía debe ser repensada como relacional o “la capacidad y disposición de un país para tomar decisiones con otros por voluntad propia y para hacer frente en forma conjunta a situaciones y procesos ocurridos dentro y fuera de las fronteras”[8]. Retomo este concepto para plantear que en el contexto actual de los pueblos indígenas se podría pensar en autonomía relacional indígena, la cual debe ser entendida como la capacidad de los pueblos indígenas para ejercer autodeterminación y gobernabilidad en sus territorios a partir de las relaciones, negociaciones, confrontación y participación que tienen que establecer con el Estado y diversos actores locales, nacionales y transnacionales en la búsqueda de reconocimiento e implementación de su autonomía política y territorial; aún cuando retomen políticas o procesos estatales o transnacionales en la búsqueda de su consolidación. De igual manera, en aras del reconocimiento deben ajustarse a los planes de desarrollo nacionales y a las lógicas del desarrollo en cuanto a planificación, conocimientos expertos y mejoramiento de condiciones de vida y cambio de prácticas productivas. Asimismo, el derecho a sus sistemas jurídicos supone analizar las implicaciones de los derechos individuales versus derechos colectivos, y de los nuevos procesos nacionales en torno a leyes que los afectan. En estos contextos las fronteras conceptuales, políticas y territoriales están en permanente reconfiguración y afectan las demandas de autonomía de los pueblos indígenas en Colombia.
Las situaciones enunciadas previamente evidencian una transformación conceptual, sobre los territorios colectivos indígenas, y demuestran un cambio en las fronteras de discursos y políticas nacionales y globales. En lo ambiental transnacional (políticas y programas ambientales y climáticas) que desvinculan territorios y representaciones, y articulan territorios con programas globales de mercantilización de la naturaleza. En lo nacional, el Estado recurre a su soberanía política para expandir su frontera interna a través de Megaproyectos que desconocen los derechos anteriormente reconocidos. Sin embargo, el Estado es presente/ausente dado que en algunas áreas tiene presencia a través de programas, pero en otras ha perdido el control político. Las fronteras simbólicas y políticas reconocidas se desdibujan cuando a los indígenas se les desliga del territorio ancestral y se le asigna un lugar fijo (resguardos o territorios colectivos) en una especie de confinamiento. Y finalmente, en lo local, diferentes actores reconfiguran las dinámicas territoriales; las acciones de hecho de diversos actores armados no reconocen las fronteras de los territorios colectivos y las cambian de acuerdo con las dinámicas del mercado y el conflicto, en respuesta a las acciones estatales que los combaten. Todos estos procesos reconfiguran y superponen ordenamientos territoriales, que confrontan las lógicas indígenas y desdibujan los procesos de reconocimiento en aras del desarrollo, el progreso, las oportunidades económicas, los programas ambientales o el control militar.
Las fronteras se vuelven móviles cuando en el contexto local se reconfiguran las dinámicas territoriales por la presencia de actores armados y por los cultivos de coca, amapola o marihuana y las políticas de control de los mismos (fumigaciones y erradicación), en la medida que estos actores y procesos van recorriendo y apropiándose del territorio indígena y haciendo control en diversas zonas. Las fronteras se vuelven porosas y fluidas cuando en aras de la presencia de fuerzas militares nacionales se ejerce un control nacional que se entrecruza con demandas indígenas, aunque aparentemente se reconoce el control indígena, pero en la práctica se entremezclan con el ejercicio de la fuerza pública nacional por las políticas de seguridad en territorios indígenas. Las fronteras se suprimen cuando se niega de tácito la territorialidad indígena, como es el caso de proyectos de desarrollo, o de turismo. Las fronteras locales, nacionales y transnacionales se entrecruzan borrando etnicidades en aras de la búsqueda de soluciones de problemas o intereses nacionales o globales.
De geopolíticas a territorialidades alternativas:
prácticas espaciales y representaciones territoriales
El reconocimiento de los derechos sobre sus territorios ha sido un reclamo básico en las movilizaciones de los pueblos indígenas. Los territorios son entes vivos con memorias donde se inscriben las geo-grafías de las relaciones con la naturaleza, se ejerce la territorialidad y se articulaban diversas relaciones simbólicas, políticas, económicas y sociales, entre otras. Sin embargo, estas relaciones inscritas en los territorios se han confrontado por diversas razones: 1) La presencia de diversos actores económicos, políticos y sociales, que generan conflictos y violencia. 2) La reconfiguración de ideas de territorio y representaciones asociadas a ellos cuestionan aquellas identidades indígenas, que no responden a ideales e imaginarios externos. Los reconocimientos de los pueblos indígenas se consolidaron en la década de 1990, sobre todo en asociación con lo ambiental. Sin embargo, en las décadas posteriores, contradictoramente confrontan demandas de pueblos indígenas en procesos de reetnización, y que no responden a dichos ideales ambientales. 3) La articulación territorios/culturas/identidades, como eje de reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas, permitieron un reconocimiento de derechos preexistentes previos a la colonia como naciones originarias, que se fueron articulando con las identidades, las cuales fueron estratégicas y permitieron la recuperación de territorios. Sin embargo, los nuevos procesos de conflicto, movilidad y desarraigo han implicado nuevas dinámicas de reconocimientos de territorialidades indígenas en nuevos contextos. Estas situaciones y dinámicas nos presentan una paradoja: el desvincular territorio e identidad permite el reconocimiento de nuevos territorios en contextos de conflicto, movilidad y desarraigo, que permiten unas territorializaciones urbanas. Sin embargo, se constituyen en un argumento para desterritorializar culturas ancestrales.
Estas situaciones requieren replantear categorías y dialogar con los procesos locales de los pueblos indígenas. En esta búsqueda los actuales planteamientos de la geografía crítica y la geografía feminista permiten un debate y una discusión en torno a las territorialidades alternativas y sus representaciones.
Frente a los procesos económicos, sociales y políticos hay una lucha de los pueblos indígenas por un posicionamiento político y simbólico y por plantear discusiones en torno a conocimientos y problemáticas ambientales y culturales en contextos locales, nacionales y transnacionales que tiendan a la restitución y reapropiación de sus territorios y recursos. Por otro lado, sus respuestas se han centrado en evidenciar sus concepciones de ordenamiento territorial-ancestral y en posicionar sus demandas de interlocución con el Estado en la búsqueda de la restitución de las fronteras acorde con sus dinámicas de control y autonomía territorial, que cuestionen las intervenciones nacionales y transnacionales. En el ejercicio de su territorialidad, hay unas maneras de pensar lo espacial, y las relaciones con la naturaleza a partir de prácticas y conocimientos.
Las dinámicas locales evidencian unas propuestas de territorialidades alternativas que se pueden sintetizar en dos procesos: prácticas espaciales de hecho o en ejercicio (la consolidación del lugar, la gobernabilidad cultural, la alter-geopolítica indígena), y nuevas representaciones espaciales (proyecciones corporales y tecnológicas y cartografías sociales expandidas).
Espacialidades y territorialidades
alternativas
Los actuales procesos económicos muestran cómo hay una apropiación del espacio, en el cual hay una articulación de diferentes agentes, objetos y representaciones para usos particulares, sin importar la propiedad del lugar[9]. Asimismo, cada vez es más evidente la superposición de territorialidades que responden a diversos intereses10]. En esta nueva noción de espacio se da una desterritorialización y una territorialización a través del control político y representaciones que fijan o cambian ideales de gentes y territorios. Paralelamente, ha habido una serie de políticas que se inscriben en los territorios indígenas, bajo la idea de una geopolítica nacional (una visión geográfica centrada en un territorio nacional) en torno a los territorios y recursos indígenas, pero hay una ausencia de toma de decisiones de los pueblos indígenas en dichas políticas. Sin embargo, estas ausencias se pueden confrontar generando procesos locales de control territorial. De hecho, hay procesos locales indígenas que se centran en el reconocimiento de las prácticas espaciales de poder indígena, las relaciones con la seguridad de sus cuerpos y territorios, y en una geopolítica de la vida cotidiana a diversas escalas (corporal-local-regional-nacional y globales). Estos procesos requieren de la inclusión de las dinámicas políticas indígenas en las geopolíticas nacionales e internacionales, dado que los pueblos indígenas han estado ausentes en la reconfiguración territorial nacional e internacional. Como plantea Sharp es necesario:
“El reescribir acciones de mujeres (y otras voces marginadas) como parte del pensamiento geopolítico o, como Ó Tuathail sugiere, un desplazamiento hacia el ojo anti-geopolítico, representa un movimiento hacia el reconocimiento de la corporeización inherente e inevitable de procesos geográficos y relaciones geopolíticas a diversas escalas (Dowler y Sharp, 2001). Para reescribir las experiencias cotidianas de individuos como parte de sucesos geopolíticos más amplios, los académicos están relacionando la escala de sus investigaciones de lo global y nacional con lo local”.[11]
Esta inclusión plantea paralelamente una anti-geopolítica indígena, es decir el posicionamiento desde una perspectiva situada, que posiciona sus territorios desde sus realidades territoriales, ambientales y culturales. Partiendo del concepto de Koopman de altergeopolítica[12], el cual plantea cómo procesos de resistencia frente a políticas que afectan a grupos sociales, pero quienes a su vez crean alternativas no violentas, considero que se puede plantear la necesidad de reconocer la geopolítica local o altergeopolítica indígena, la cual se refiere a las relaciones y prácticas espaciales cotidianas y simbólicas que se inscriben en los territorios de los pueblos indígenas, que permiten consolidar estrategias de defensa ante la intervención de actores económicos y políticos que los confrontan[13]. Las prácticas espaciales articuladas al lugar y su importancia en la consolidación de relaciones multiescalares, son nuevas estrategias de consolidación de espacialidades alternativas. Las experiencias cotidianas de los pueblos indígenas inscritas en relaciones específicas con el territorio, son una opción de repensar las relaciones con otros lugares. Es decir alianzas con otras redes sociales y movimientos, que permitan la defensa de los territorios y posicionar lugares específicos[14]. Estos procesos permiten la consolidación de la gobernabilidad de los territorios indígenas, los cuales se reposicionan en los contextos nacionales. De acuerdo con Zambrano, la estrategia territorial articulada a una gobernabilidad cultural que permita “el direccionamiento político de las jurisdicciones enfrentadas legítimamente o no, que tienda a producir un orden territorial, una cultura política y una territorialidad y a redefinir una cultura política imaginada”[15].
Dentro de estos procesos voy a destacar algunos ejemplos de los pueblos indígenas en Colombia, que enfrentan las nuevas geopolíticas ligadas a la extracción de recursos y al desconocimiento de sus derechos, y que han generado formas locales de resistencia y estrategias no violentas en defensa de sus territorios. Los objetivos culturales y ambientales de las acciones políticas de los pueblos indígenas están encaminados principalmente a la defensa de sus territorios, refiriéndose siempre a ellos con los términos de Madre Tierra, Territorios Ancestrales o Territorios Sagrados. Los indígenas señalan el territorio como el eje central en torno al cual giran sus vidas. Su reivindicación se enfoca en la lucha por la recuperación de tierras y en su autonomía en el manejo de sus relaciones con la naturaleza o lo no humano, al igual que en la autodeterminación. Son ejemplos de diversos pueblos indígenas, de las espacialidades de hecho, los cuales permiten plantear alternativas de análisis, considerando las estrategias de resistencia de los pueblos indígenas en nuevos escenarios de articulación de lo local-regional-nacional y global.
Consolidación
del lugar
Las prácticas espaciales articuladas al lugar y su importancia en la consolidación de relaciones multiescalares, son nuevas estrategias de consolidación de espacialidades alternativas. Las experiencias cotidianas inscritas en relaciones específicas con el territorio, son una opción de repensar las relaciones con otros lugares. Es decir alianzas con otras redes sociales y movimientos, que permitan la defensa de los territorios y posicionar lugares específicos[16]. Un ejemplo de visibilización de lugares y prácticas espaciales específicas, son las acciones colectivas y públicas de defensa de los territorios locales y recursos. Estas propuestas locales se vuelven referentes para otros movimientos sociales y ponen a dialogar diversas escalas (local, regional, nacional y global).
Voy a hacer referencia a los procesos organizativos y de movilizaciones públicas de los indígenas del Cauca en Colombia a través de la “Minga Indígena”, como se conoció en el 2008. En particular la Minga Nacional de Resistencia Indígena y Popularliderada desde el 2008 por los pueblos indígenas del Cauca, que generó unas dinámicas de posicionamiento del lugar en el escenario de lo público, al visibilizar lo territorial y las relaciones específicas de los pueblos indígenas con sus entornos, al igual que los impactos de diversos megaproyectos. Así mismo, dinamizó alianzas con otros procesos y articuló una serie de demandas de otros movimientos sociales, de estudiantes y campesinos. En este sentido se consolidó una práctica espacial en defensa del lugar, que se movilizó a través de escalas regionales y nacionales, con impacto global, dado que tuvo difusión a través de medios de comunicación indígena y del cubrimiento nacional e internacional. Asimismo, tuvo apoyo y solidaridad internacional que se canalizaron en los sitios web de la minga[17].
Gobernabilidad cultural
La gobernabilidad de los territorios indígenas se debe reposicionar en los contextos nacionales, como una estrategia territorial articulada a una gobernabilidad cultural de control territorial[18]. Esta gobernabilidad cultural es evidente en las propuestas del pueblo kogui sobre autonomía, la cual está relacionada con el ordenamiento y control territorial, el manejo ambiental y la soberanía alimentaria. Esta gobernabilidad cultural retoma prácticas culturales, bajo seis conceptos: el territorio en su visión ancestral y la relación entre naturaleza y sociedad (senúnulang), la Ley de Origen en el territorio (ezwama), los sitios sagrados (nujwákala), los procesos relacionados con la producción y cosecha de las semillas, plantas, animales y humanos (kualamas), las relaciones familiares de linajes (tuke) y los calendarios de actividades rituales. En síntesis, para los kogui la autonomía está relacionada estrechamente con la gobernabilidad cultural y el ordenamiento territorial de acuerdo con sus concepciones y categorías, las cuales responden a la Ley ancestral y se articulan en torno a las responsabilidades y actividades que cada miembro de la sociedad tiene en relación con los sitios sagrados, con sus linajes en lugares y momentos específicos[19].
Geopolítica local: Alter-geopolítica
indígena
Partiendo del concepto de Koopman de altergeopolítica[20] anteriormente presentado, se puede plantear la necesidad de reconocer la geopolítica local o altergeopolítica indígena, que se centra en el reconocimiento de las prácticas espaciales de poder indígena, sus relaciones con la seguridad de sus cuerpos y territorios, y en una geopolítica de la vida cotidiana a diversas escalas (corporal-local-regional-nacional y globales). Asimismo, requiere de la inclusión de las dinámicas políticas indígenas en las geopolíticas nacionales e internacionales, dado que los pueblos indígenas han estado ausentes en la reconfiguración territorial nacional e internacional.
La ausencia de los pueblos indígenas en la geopolítica en torno a sus territorios y recursos se puede confrontar como lo han hecho los indígenas del Cauca generando procesos de control territorial. Para Colombia un ejemplo de altergeopolítica indígena es el control territorial liderado por las guardias indígenas y las autoridades locales, como prácticas de poder sobre sus territorios. Si bien varios pueblos indígenas tienen guardias, la guardia indígena del Cauca ha tenido mayor visibilidad. Ésta hace parte de un proceso organizativo y de recuperación territorial que inició su consolidación en la década de 1970 con el acompañamiento a la recuperación de tierras, pero sólo hasta la década de 1990 se establece de manera permanente, está compuesta por niñas, niños, mujeres y hombres que buscan la autonomía de los pueblos indígenas del Cauca. La guardia ayuda al control y vigilancia de los resguardos y de los procesos de movilidad interna y externa tanto de indígenas como no indígenas; establece interlocución con actores armados estatales y paraestatales, confrontando y/o limitando el control territorial de dichos actores y consolidando sus propios mecanismos de territorialidad y apropiación espacial[21]. El control territorial indígena ejercido a través de las guardias indígenas y autoridades propias, permite generar estrategias locales de confrontación a la geopolítica e intervenciones externas expresadas en proyectos de extracción o apropiación de recursos naturales.
Nuevas representaciones espaciales o contra-representaciones
De igual manera, se plantea la búsqueda de otras superficies para unas representaciones espaciales que articulen cuerpos o nuevas tecnologías y el uso del internet para plantear meta-espacios en la red, así como representaciones territoriales a través de imágenes y videos[22]. En Colombia, los pueblos indígenas en sus luchas por el reconocimiento de sus derechos y en la búsqueda de posicionar sus demandas, usan la tecnología, el Internet y las redes sociales, al igual que medios de comunicación como emisoras locales, periódicos o videos. Esto ha permitido relaciones con comunidades étnicas alrededor del mundo, trascendiendo las fronteras nacionales, para reafirmar una identidad panindígena. Asimismo, ha permitido crear varias redes transnacionales de intercambio y apoyo en torno a lo territorial, lo ambiental y lo cultural con personas y movimientos sociales alrededor del mundo. En la articulación con estas redes utilizan las nuevas tecnologías de información y comunicación-TIC como herramientas que permiten dinámicas más ágiles de interacción y respuestas casi inmediatas de los miembros de los grupos étnicos y personas solidarias con la problemática de los pueblos indígenas alrededor del mundo. Asimismo, quiero destacar otros procesos en los cuales se privilegian las memorias culturales en representaciones que complementen los mapas y sus lecturas, a través de atlas culturales que permitan la circulación de ideas, pensamientos, memorias e historias vividas. Atlas articulados a formas alternativas de representar lo espacial a través de inscripciones en el cuerpo o en nuevas superficies, tales como el vestuario o los collares.
Proyecciones corporales y tecnológicas
· Inscripciones y proyecciones corporales
Las prácticas y relaciones territoriales se inscriben en diversas superficies y se visibilizan. Un ejemplo de ellas, son las inscripciones corporales a través del vestuario y la pintura facial y corporal, que permanentemente hacen referencias a significados y pensamientos de lugares específicos. Los embera-katio en su lucha por la defensa de su territorio luego de la inundación de sus territorios por la hidroeléctrica Urra-I confrontaron dichos procesos en escenarios públicos nacionales y regionales, inscribiendo las relaciones territoriales en sus cuerpos. Actualmente, los emberá-chamí continúan inscribiendo en el cuerpo y collares de cuentas de vidrio o chaquiras (okamas) sus demandas, al plasmar en ellos sus lugares de procedencia, sus relaciones dialectales y familiares con territorios específicos, los cuales narran relaciones ancestrales y familiares con sus territorios, lo cual permite dar continuidad histórica a sus demandas por el reconocimiento de sus derechos sobre lugares que hoy son habitados por no indígenas.
· Meta- espacios en la red
El acceso a la web ha permitido acceder a portales como You Tube en los cuales hay videos que permiten nuevas representaciones sobre lo indígena y propician discusiones sobre las problemáticas actuales en sus territorios. De las experiencias con meta-espacios en la red, se puede tomar como ejemplo los procesos comunicativos de los misak en el control de las representaciones a través de videos que denuncian los problemas territoriales. Estos videos son resultado del trabajo comunicativo de jóvenes líderes con formación universitaria, que plantean una estrategia de difusión de sus derechos y una propuesta de representación a través de su percepción y formas gráficas (animaciones) elaboradas a partir de referentes culturales. En sus videos hay una denuncia de lo que está sucediendo en su territorio con los acuerdos económicos internacionales y las apropiaciones de las semillas, como es el caso del video “Maíz transgénico” subido a You Tube por el pueblo misak, en el cual plantean que el “video denuncia la construcción podrida de semillas transgénicas que violan la ley natural y degradan la salud integral de todxs. Desde la Nación Misak para ustedes”[23]. Asimismo, está otra serie de videos y representaciones para posicionar sus propuestas identitarias en torno a su cultura y el idioma. El video “Madre Tierra”[24], da la perspectiva misak de relación con la naturaleza y el territorio. Finalmente el video “En mi idioma”[25], plantea que “el idioma de la nación misak, parte de los principios milenarios que hoy siguen re-existiendo para no desaparecer sino prolongarse en el tiempo y en el espacio”. Estos tres videos son una muestra de las propuestas del pueblo misak y de líderes como Liliana Pechene, Maya Sofia Tunubala y Jeremias Tunubala quienes producen los videos bajo temáticas claves de las demandas y luchas del pueblo misak, y logran articular un planteamiento político con nuevas representaciones y uso de las TIC[26].
· Apropiación de las representaciones territoriales
Una experiencia de apropiación de las representaciones es la planteada por el Centro de Comunicación Indígena de la Sierra Nevada de Santa Marta-Zhigoneshi vinculado a la Organización Indígena Gonawindua Tayrona. Un grupo de trabajo de indígenas kogui, wiwa y arhuaco recorre sus territorios y produce sus propios documentales como estrategia de resistencia, en la cual el control de la representación, las historias y la propuesta comunicativa se desarrolla a partir de las conversaciones con las autoridades espirituales y las propuestas políticas de los pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta-SNSM. Estas propuestas se han registrado en una serie de documentales cortos denominados “Palabras Mayores: revelaciones desde el corazón del mundo”. Estos documentales tienen el siguiente planteamiento “Nuestras autoridades tradicionales le responden al mundo”, y desarrollan 10 temas: el territorio sagrado, los pagamentos espirituales, las amenazas del agua, el calentamiento global, porque se acaba la nieve, porque atacan la coca, como se forman los mamos, las autoridades espirituales, que piensan a cerca de la violencia quienes son los hermanos menores, y como hicieron la propuesta. Estos documentales dirigidos por los jóvenes directores indígenas Amado Villafañe (arhuaco), Saúl Gil (wiwa) y Silvestre Gil Zarabata (kogui) circulan en la Web con subtítulos en español e inglés y registran las palabras de los mamos, sobre su cosmovisión, el territorio, la naturaleza, las amenazas y lo que se debe hacer frente a la SNSM como una manera de comunicación que permita el entendimiento de los procesos externos que afectan a los pueblos indígenas[27].
Cartografías participativas expandidas
Por otro lado, la cartografía social ha sido referenciada ampliamente por su potencial político, como herramienta de reivindicación de derechos colectivos de pueblos indígenas sobre sus territorios y recursos[28]. Sin embargo, frente a los procesos que se presentaron previamente, la cartografía participativa tiene una serie de limitaciones. La más obvia es que si bien representa el territorio, se vuelve insuficiente frente a la intervención en el territorio por parte de diversas fuerzas armadas legales o ilegales, o ante conflictos socio-ecológicos liderados por actores empresariales, dado que éstos generan controles y apropiaciones territoriales. Por lo tanto, se requiere de nuevas formas de representación del territorio, que permitan privilegiar las memorias culturales en complemento de los mapas.
Los actuales procesos políticos, económicos y ambientales requieren de nuevas cartografías participativas que permitan acentuar la memoria de derechos y de relaciones entre identidades y territorios y de las reapropiaciones colectivas del territorio entendidas como formas de resistencia. Los mapas como recipientes de memorias colectivas que articulan el pasado, presente y futuro ponen en circulación ideas, pensamientos, sonidos, sentimientos e historias enraizadas en lugares específicos. Activan procesos, experiencias y memorias que articulan diversas dimensiones del territorio (geográfica, histórica, socio- económica, política y cultural). Permiten analizar las transformaciones ambientales y culturales. Su elaboración es generadora de dinámicas espaciales que permiten reconstruir identidades y experiencias individuales y colectivas relacionadas con lugares. De igual manera, son formas de representación que pueden ser articuladoras de otras formas de ejercicio de territorialidad. Por lo tanto, planteo los atlas parlantes culturales que permitan la circulación de ideas, pensamientos, memorias e historias vividas. Atlas parlantes articulados a formas alternativas de representar lo espacial y lo temporal a través de inscripciones en el cuerpo o en nuevas superficies tecnológicas. Tal es el caso de los pueblos Bora, Uitoto, Okaina y Muinane, quienes en su plan de vida reflejan las representaciones del territorio, a través de cartografías presentan diversas dimensiones de sus relaciones con el territorio como hijos de tabaco, coca y yuca dulce. En ellas se reflejan concepciones de mundo y ordenamientos territoriales, al igual que los acuerdos establecidos con lo no humano, que permiten circular la memoria y mantener las prácticas y rituales[29].
Reflexiones Finales
Las prácticas espaciales y comunicativas indígenas se plantean como estrategias que confronten las lógicas de apropiación territorial, económica y política transnacional y nacional de los territorios indígenas, y permiten alternativas de representación y control territorial, como espacios de resistencias para posicionar los territorios colectivos en los contextos local, nacional y global. De esta manera, se tornan en alternativas, que surgen de las estrategias de los pueblos indígenas y no de nuestros ideales o análisis conceptuales. Por otro lado, el uso de las TIC generará un proceso de comunicación inmediato que permite alianzas y respuestas frente a problemas específicos en los territorios indígenas y de reconocimiento de sus derechos. De igual manera, las páginas de las organizaciones y la producción de videos y documentales han permitido el control no solo de sus representaciones, su circulación y uso, sino también de contenidos temáticos relacionados con autonomía, territorio, educación y salud, entre otros. Por lo tanto, las representaciones de los pueblos indígenas de las TIC, como las dos experiencias presentadas, plantean estrategias que confrontan las lógicas de apropiación simbólica, económica y política transnacional y nacional, y que permitan alternativas de representación y control territorial, como espacios de resistencias para posicionar los territorios colectivos en los contextos local, nacional y global.
Los derechos a la comunicación indígena son reconocidos por Naciones Unidas: “Los pueblos indígenas tienen derecho a establecer sus propios medios de información en sus propios idiomas y a acceder a todos los demás medios de información no indígenas sin discriminación”[30]. Pero estos derechos a la comunicación también permiten defender sus derechos territoriales. En un comunicado de prensa en relación con el día internacional de los pueblos indígenas (9 de agosto de 2012), Naciones Unidas plantea en un comunicado de prensa:
Indigenous peoples are increasingly using the media and social networks to raise awareness about and to defend rights that are threatened by a variety of activities, especially, in the experts’ experience, activities related to extractive industries taking place in or near indigenous peoples’ traditional territories. Actions on the part of indigenous peoples, non-governmental organizations, and other advocates have increasingly helped to draw attention to the devastating impacts that many of these activities have had or could have on indigenous peoples.[31]
Sin embargo, estos procesos requieren de los pueblos indígenas una estrategia permanente de construcción de alianzas, repensar procesos externos y reconfigurar procesos internos para establecer negociaciones y relaciones con otros actores sociales, dándose una autonomía relacional indígena[32] pensada como diversidad de procesos parciales y situados, en los cuales la autonomía indígena debe ser entendida bajo circunstancias específicas y con implicaciones políticas particulares. Estos procesos se tienen que considerar, dado que son la base para el ejercicio de una autonomía plena por parte de los pueblos indígenas.
Notas
[1] La investigación ha sido financiada por el proyecto “Perspectivas Culturales y Locales sobre el Clima en Colombia”, Convenio COLCIENCIAS – UNAL, Contrato RC 297-2011. De igual manera, con el apoyo de la red DesiguAldades.net.
[2] Hansen & Stepputat, 2006, p. 296.
[3] Montoya, 2007, p. 165-166.
[4] Ulloa, 2010b, 2011a.
[5] Guilland, 2010, p. 8.
[6] Ulloa, 2005.
[7] Ulloa, 2010a.
[8] Russel & Tokatlián, 2002, p. 176.
[9] Guilland, 2010.
[10] Agnew y Oslender, 2010.
[11] Sharp, 2005, p. 36.
[12] Koopman, 2010.
[13] Oslender, 2010.
[14] Preciado y Uc, 2010.
[15] Zambrano, 2001, p. 59.
[16] Preciado y Uc, 2010.
[17] Murillo, 2010.
[18] Zambrano, 2001.
[19] Conchacala et al. 2010.
[20] Koopman, 2010.
[21] http://www.cric-colombia.org/guardia-indigena.htm; Caviedes, 2007.
[22] Ayriwa, 2000; Del Álamo, 2004.
[26] Ulloa, 2012.
[27] Ulloa, 2012.
[28] Muñoz y Rodríguez, 2010, Offen, 2009, Sletto, 2009.
[29] Henao, 2012.
[30] Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas, Naciones Unidas, 2007.
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