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POBLACIÓN EXTRANJERA EN EL MUNICIPIO DE MÁLAGA EVOLUCIÓN DE SUS NIVELES DE DIFERENCIACIÓN RESIDENCIAL Y DE SUS PAUTAS DE DISTRIBUCIÓN ESPACIAL (2003/2010)
Juan José Natera Rivas
Depto.
de Geografía – Universidad de Málaga
jjnatera@uma.es
Población extranjera en el municipio de Málaga. Evolución de sus niveles de diferenciación residencial y de sus pautas de distribución espacial (2003/2010) (Resumen)
La población extranjera empadronada en el municipio de Málaga ha experimentado un importante aumento en los últimos años, que ha llevado la tasa de extranjería del municipio al 8,27%; por otro lado, la distribución espacial de estos inmigrantes dista de ser homogénea en el continuo urbano construido, antes al contrario, tiende a concentrarse en determinadas zonas del mismo. En este contexto, interesa indagar acerca no sólo de la evolución de los niveles de diferenciación residencial de los extranjeros, sino también sobre la existencia de pautas de distribución espacial de los extranjeros, en su conjunto, y diferenciados según grupos de nacionalidades. Para ello, y empleando información padronal referida a los barrios, haremos uso del índice de segregación y de contrastes de autocorrelación espacial global y local.
Palabras clave: inmigración extranjera, diferenciación residencial, autocorrelación espacial; Málaga.Foreing population in Málaga. Evolution of it’s residential differentiation levels and trends of spatial distribution (2003/2010) (Abstract)
Foreign population living in Malaga has experimented an important growth in the last years, rising it’s percentage over total population to an 8,27%. On the other hand, spatial distribution of foreigners is not homogeneous, as they tend to concentrate in concrete locations. In this context, it is worth to analyze not only the immigrant’s segregation levels, and it’s evolution, but trying to discover if there are trends of spatial distributions, both considering foreigners as a whole, and dividing them in groups of nationalities. To fulfil this task we have used information from the Padron de Habitantes, referred to neighbourhoods, the segregation index, and global and local spatial autocorrelation analysis.
Key words: foreign immigration, residential differentiation, spatial autocorrelation, Malaga.
La población
extranjera en el municipio de Málaga se ha multiplicado por 10 en los 12 años
transcurridos entre 1998 y 2010, pasando de representar un exiguo 0,88% sobre
la población total a un 8,27% en 2010, cuando estaban empadronados 47.769
foráneos. Este incremento no se ha producido de manera lineal, sino que podría
identificarse al periodo 2002/2003 como el momento en el que las
incorporaciones de foráneos alcanzaron su máximo, con aportes netos por primera
vez por encima de los 6.000 habitantes que elevaron la tasa de extranjería por
encima del 3%; reflejo de este incremento podría indicarse que entre el 1 de
enero de 2002 y el 1 de enero de 2003 se empadronó en el municipio una cantidad
de extranjeros muy similar a la que se incorporó en los 5 años anteriores.
La llegada de este volumen de población foránea a nuestro municipio nos hace plantearnos cuestiones relativas no sólo a su distribución espacial en el interior del mismo, sino también a su grado de diferenciación socio residencial –y su evolución temporal reciente- y a la existencia de áreas de concentración de extranjeros. En relación con esta última cuestión debe tenerse en cuenta que si la concentración de grupos concretos de población (en nuestro caso inmigrantes[1], laborales de forma mayoritaria) resulta en una fuerte homogeneidad social del espacio, las consecuencias suelen ser negativas, llegándose incluso a la conformación de estigmas. En contraste, cuando la localización de inmigrantes da lugar a un mix social, las consecuencias tienden a ser positivas, puesto que se potencia su integración.
En este contexto debe enmarcarse el objetivo de la presente investigación, que no es otro que indagar acerca del grado de diferenciación espacial, y su evolución temporal reciente (2003/2010), que presenta la población extranjera empadronada en el municipio de Málaga, en su conjunto y diferenciada según grupos de nacionalidades. Además, y como en su momento veremos, la población extranjera empadronada en Málaga no se distribuye de manera homogénea por el municipio, sino que pueden detectarse concentraciones en determinadas porciones del mismo. En este sentido, contrastar si efectivamente existen concentraciones estadísticamente significativas de inmigrantes en Málaga, y su localización en el entramado urbano, es el segundo de los objetivos del presente estudio, una vez más considerando a los extranjeros en su conjunto y diferenciándolos según grupos de nacionalidades, según grandes orígenes.
La información que hemos empleado proviene de los registros padronales del Ayuntamiento de Málaga correspondientes a 2003 –primer año para el que la información fue recabada al nivel de desagregación espacial que hemos empleado, el barrio- y 2010, última fecha disponible en el momento de escribir estas líneas, en los que quedan recogidos, entre otros datos, la nacionalidad de cada uno de los empadronados en el municipio a fecha de 1 de enero. En este sentido, es necesario indicar que la conformación de los grupos de nacionalidades que hemos empleado no presenta grandes inconvenientes en lo relativo a las no europeas (Magreb, resto de África, Latinoamérica, Asia), pero el agrupamiento de los europeos resulta más complejo, por el propio proceso de ampliación de la Unión Europea. Es por ello que para tratar en lo posible de permitir comparaciones con otros estudios, hemos decidido dividir a los europeos en 4 grupos: UE15[2], UE 25[3], UE 27[4] y resto de Europa[5].
Unidades espaciales de referencia e instrumentos
estadísticos empleados
Uno de los mayores desafíos que enfrenta cualquier estudio de diferenciación residencial de la población es la unidad espacial a la que quedará referida la información de la que se dispone. En el caso español, son las secciones censales las unidades más empleadas, desde el momento en que obtener series temporales de información relevante referida a ellas es relativamente sencillo al ser la unidad espacial empleada por el INE, el principal productor de estadísticas del país. No obstante, hay otras unidades espaciales que también han sido utilizadas, como los barrios o agrupaciones de barrios “ad hoc” realizadas por diferentes organismos, por lo general de ámbito municipal; unidades espaciales empleadas en mucha menor medida no sólo por la dificultad de obtener información relevante referida a ellas –en el caso de que ésta exista-, sino por el hecho de que no todos los municipios cuentan con una delimitación diferente a la de distritos y secciones censales, lo que dificulta la realización de estudios comparados aún entre municipios vecinos.
De cualquier forma, si bien es cierto que cualquiera que sea la elección de la unidad espacial de referencia conlleva toda una serie de inconvenientes[6], creemos que también lo es el que, al menos en nuestro caso, la elección del barrio trae consigo ventajas frente a la sección censal.
Una de ellas es que, una vez establecidos, sus límites se mantienen estables, delimitándose la aparición de nuevos barrios habitados sobre porciones de diseminados o sobre áreas hasta entonces no habitadas del continuo construido. Por tanto, el empleo del barrio permite dar cuenta con bastante precisión del impacto sobre la población de procesos de cambios de uso del suelo, por ejemplo de industrial o equipamientos a residencial, que probablemente quedarían difuminados de emplear la sección censal. Además, este mantenimiento de los límites nos salvaguarda de los procesos análogos al surgimiento de nuevas secciones tanto por división de otras preexistentes –fenómeno común en las periferias de la mancha urbana cuando se alcanzan determinados umbrales de población-, como de la aparición de otras por la adición de otras preexistentes –proceso cada vez más frecuente en unas áreas centrales con cada vez menor número de habitantes en su interior-. Esta permanencia presenta además la ventaja de que pueden rastrearse procesos de renovación urbana –y sus consecuencias sobre la población- de áreas centrales o pericentrales, de importancia y que afectan a barrios tradicionales degradados que, una vez más, quedarían embutidos en la o las secciones censales correspondientes. Siendo todo ello así, las ganancias, pérdidas o cambios en la composición interna de la población de los barrios puede asegurarse de que no están influenciadas por modificaciones en la unidad espacial (puesto que permanece inmutable), estando razonablemente seguros de que dichos cambios deben achacarse más a la evolución del individuo urbano que a los cambios experimentados en la división administrativa de su interior.
Dado que las secciones censales son unidades espaciales que responden a necesidades de tipo administrativo, no siempre son coincidentes con la realidad social de la ciudad, lo que aportaría al barrio otra ventaja sobre ellas, en este caso referida al contexto en el que se mueven los individuos. Un elemento importante de este contexto es la denominada identidad territorial, un elemento ciertamente de difícil definición, pero que puede expresarse en términos de interacción y cooperación en un entorno urbano complejo; una interacción que se basa en la comprensión mutua basada en identidades colectivas. Los recursos de identidad construyen un sentido de pertenencia, lo que facilita la participación y la reorientación de las visiones individuales a partir de la interacción y la solidaridad[7]. La importancia de estas identidades territoriales se acrecienta si tenemos en cuenta que aquellos contingentes con trayectorias laborales inestables y con escasa o nula participación institucional serán más susceptibles a la influencia de las fuerzas que actúan en el entorno de sus lugares de residencia[8]. Siendo el entorno fuente de capital social, y asumiendo que las características de este entorno tienden a formar hábitos, expectativas y comportamientos, el barrio parece a priori como una buena unidad espacial de referencia para un estudio como el que presentamos. En el interior de sus fronteras –bien conocidas por sus residentes, y a grandes rasgos reconocidas por el conjunto de la población- se producen problemas compartidos de infraestructura barrial, de insuficiencia de transportes o servicios, de oportunidades locales de empleo, de redes sociales de apoyo, etc. Los procesos de aglutinamiento que tienden a exhibir las minorías quedarían, por tanto, mejor reflejadas en los barrios que en las secciones censales, y el empleo del análisis de autocorrelación espacial parece más adecuado sobre esta base espacial (pese a sus inconvenientes) que sobre la sección censal.
Para la delimitación efectiva de los barrios del municipio, el Centro Municipal de Informática (CEMI) del Ayuntamiento malagueño ha empleado diferentes criterios: delimitación contenida en los proyectos de urbanización, tipología de las viviendas, límites históricos ampliamente aceptados, usos del suelo –diferenciando usos industriales o grandes equipamientos de los usos residenciales, por ejemplo-, etc. En 2003 existía un total de 323 barrios habitados, que habían aumentado a 344 en 2010; unas cifras no demasiado diferentes de las correspondientes a las secciones censales, 420 en 2004 y 428 en 2009.
De las diferentes dimensiones que presentaría el fenómeno de la diferenciación residencial[9], dados los objetivos de la presente contribución nos centraremos en la concerniente a la uniformidad de la manera en la que los grupos se distribuyen en el espacio (igualdad), y en la correspondiente a los niveles de proximidad entre las unidades territoriales en las que residen dichos grupos de población (agrupamiento).
Como es sabido, para la cuantificación de la primera de las dimensiones uno de los instrumentos más empleados es el índice de Segregación; dado que nuestro objetivo es medir el grado de homogeneidad de la distribución espacial de un grupo de población, es más conveniente hacerlo en relación al resto de la población que con respecto a otro grupo concreto, de ahí que sea preferible el uso del índice de Segregación en lugar del índice de Disimilaridad[10], el otro instrumento ampliamente utilizado para estudiar la dimensión igualdad. Su interpretación es indicativa de la proporción de individuos de un grupo determinado que tendría que mudar su residencia para que su presencia relativa en cada una de las subáreas de la ciudad fuese uniforme, esto es, fuese igual a su peso proporcional en la población total de la ciudad. Un instrumento que resulta ser apropiado cuando lo que se quiere medir es la tendencia de ciertos grupos sociales a concentrarse en algunas áreas de la ciudad[11].
Sin embargo, es preciso indicar que su valor está influenciado por el número de divisiones espaciales que contenga la ciudad estudiada, de forma que, stricto sensu, tan sólo podrían compararse ciudades con el mismo número de divisiones internas –secciones, barrios, etc.-; un hecho que también impediría la comparación de una misma ciudad en dos o más momentos si en ellos hubiera habido modificación en el número de las unidades espaciales menores que la componen. Dado que como ya se indicó ha habido un aumento en el número de barrios delimitados en el municipio malagueño, más que a la comparación exacta de los valores nosotros nos referiremos a la tendencia que muestra la evolución de dichos valores.
Por otro lado, y como en el punto siguiente veremos, la población extranjera en Málaga no se distribuye de forma homogénea en el municipio, sino que tiende a concentrarse en determinadas zonas del mismo, en las que ha multiplicado su peso en nuestro periodo de estudio. En este contexto pareciera oportuno constatar si las pautas de distribución espacial son aleatorias o si efectivamente puede corroborarse la existencia de alguna tendencia significativa a la concentración espacial de los extranjeros en determinadas áreas del entramado urbano. Para ello resulta de gran utilidad el análisis de autocorrelación espacial en sus dos perspectivas de análisis, la global y la local. Definida la autocorrelación espacial como el fenómeno por el cual la similitud locacional se une con la similitud de valores, la primera (autocorrelación global) tiene por objeto dar cuenta de la existencia de tendencias o estructuras generales en la distribución de una variable en el espacio geográfico completo, mientras que la segunda (autocorrelación local) viene definida por una concentración, en algún lugar de ese espacio geográfico completo, de valores especialmente altos o bajos de una variable en comparación con su valor medio. Es cierto que la observación de la distribución espacial de una variable puede darnos una idea, intuitiva, de la existencia, o no, de patrones espaciales de comportamiento, pero está muy influida no sólo por la propia subjetividad del investigador, sino también por otros elementos, como la elección de la unidad de medida o de los intervalos empleados. El empleo de la autocorrelación espacial, por tanto, se resuelve como un instrumento muy adecuado para el estudio de la dimensión “agrupamiento” de la diferenciación, puesto que nos indica no sólo la presencia de clusters de inmigrantes en el espacio urbano, sino que nos informa sobre la aleatoriedad o no aleatoriedad de la distribución espacial.
La autocorrelación puede ser positiva cuando los valores altos o bajos tienden a agruparse en el espacio, o negativa, cuando los valores se localizan rodeados de valores disímiles. Partiendo de la base de que la presencia de autocorrelación espacial implica que el valor que toma una variable en una región –en nuestro caso, un barrio-, no viene explicado sólo por condicionantes internos, sino también por el valor de esa misma variable en otras regiones vecinas[12], ésta puede aparecer en gran cantidad de fenómenos socioeconómicos y desarrollo humano, en los que su presencia en una región es causa de su extensión a regiones vecinas, favoreciendo la concentración del fenómeno en la zona. En este sentido, es de gran importancia para nuestros intereses es el hecho de que la dependencia espacial viene determinada por una noción de espacio relativo, de localización relativa, que realza el efecto de la distancia[13]; un espacio relativo cuya consideración va más allá del sentido euclídeo estricto, para tener en cuenta la distancia interpersonal, las redes sociales, etc., por lo que la dependencia espacial se resuelve como un fenómeno con amplio campo de aplicación en las ciencias sociales.
De todos los contrastes de autocorrelación espacial de los que disponemos, hemos seleccionado el empleo para la vertiente global del análisis la I de Moran, que nos aporta el esquema general de dependencia existente en una variable espacial en un único indicador. Por su parte, para el estudio de la vertiente local de la autocorrelación emplearemos los indicadores LISA (Indicadores Locales de Asociación Espacial), que detectan la existencia de clústeres de valores de la variable en el espacio general, zonas de dependencia espacial dentro de un espacio general dado.
La evolución
del volumen de la población extranjera en Málaga y su distribución espacial
Según indican las cifras oficiales del Padrón Municipal de Habitantes, la evolución de la población del municipio de Málaga desde 1998 ha sido ligeramente ascendente, con un repunte en el volumen de crecimiento a partir del 2003. Y, tal y como se aprecia en el cuadro 1, es el contingente de extranjeros el que ha aportado la porción mayoritaria a este incremento de población; en la serie temporal que estamos considerando su evolución ha sido positiva, o muy positiva, con la única excepción de 2007; en contraste, la pauta de evolución de la población española ha sido mucho más errática, coexistiendo años de incremento con otros de descenso en sus contingentes. Como consecuencia de ello, si en estos 12 años la población extranjera empadronada en el municipio de Málaga se ha multiplicado por diez, hasta alcanzar los 47.769 empadronados, la española se ha incrementado únicamente en algo menos de 6.000 personas. Y debido a este aumento diferencial de población la tasa de extranjería se ha elevado al 8,27%, un valor relativamente escaso en comparación con otros municipios españoles[14], pero que en tan sólo 7 años, los que van de 2003 a 2010, prácticamente se ha doblado.
Cuadro 1.
Evolución de la población del municipio de Málaga,
diferenciada
por origen (1998/2010)
Padrón |
Extranjeros |
Españoles |
Total |
% extranjeros |
1998 |
4.668 |
523.411 |
528.079 |
0,88 |
1999 |
5.140 |
525.413 |
530.553 |
0,97 |
2000 |
6.226 |
525.339 |
531.565 |
1,17 |
2001 |
8.351 |
525.856 |
534.207 |
1,56 |
2002 |
11.722 |
523.964 |
535.686 |
2,19 |
2003 |
17.920 |
536.688 |
554.608 |
3,23 |
2004 |
23.515 |
534.750 |
558.265 |
4,21 |
2005 |
30.233 |
530.522 |
560.755 |
5,39 |
2006 |
39.289 |
534.620 |
573.909 |
6,84 |
2007 |
37.843 |
536.510 |
574.353 |
6,58 |
2008 |
43.252 |
533.473 |
576.725 |
7,5 |
2009 |
46.158 |
531.726 |
577.884 |
7,98 |
2010 |
47.769 |
529.326 |
577.095 |
8,27 |
Fuente: INE y Ayuntamiento de Málaga. Datos padronales a 1 de enero.Elaboración propia. |
El hecho es, por tanto, que el grueso del aumento de población que ha experimentado el municipio de Málaga se debe a los aportes de los empadronados extranjeros; de los 49.016 empadronados más que había en 2010 con respecto a 1998, nada menos que 43.101 se deben a ellos, y tan sólo 5.915 a nuevos aportes de españoles. Y desde 2003, año de comienzo de nuestro estudio, la práctica totalidad del aumento de población se debe a los extranjeros.
Las distribuciones en grandes orígenes de este contingente de población correspondientes a 2003 y 2010 se ofrecen en el cuadro 2. En él puede observarse cómo si bien el cuadro general no ha variado en lo fundamental en el periodo de tiempo considerado (latinoamericanos, magrebíes y europeos UE15 son, por este orden, los principales contingentes en ambos momentos), ciertamente tan sólo los latinoamericanos han experimentado un muy significativo aumento de sus volúmenes absolutos, y un aumento de la proporción que suponen sobre el total de extranjeros empadronados en la ciudad. Unas cifras consistentes con el reciente proceso de “latinoamericanización” del contingente de extracomunitarios que ha sido indicado para las principales áreas metropolitanas españolas[15]. En este sentido, la presencia mayoritaria de latinoamericanos está presente también en el resto de municipios con más de 380.000 habitantes en 2009, pero la combinación del peso significativo de africanos y originarios de la Unión Europea es un rasgo diferenciador de Málaga con respecto al resto[16].
Cuadro 2.
Principales orígenes de los extranjeros
empadronados en Málaga (2003/2010)
Origen |
2003 |
2010 |
||
Número |
Porcentaje |
Número |
Porcentaje |
|
Latinoamérica |
5.860 |
32,70% |
16.460 |
34,46% |
Magreb |
3.980 |
22,21% |
8.189 |
17,15% |
UE 15 |
3.491 |
19,48% |
7.116 |
14,90% |
UE 27 |
700 |
3,91% |
4.473 |
9,37% |
Resto Europa |
1.416 |
7,90% |
4.225 |
8,85% |
Resto África |
1.434 |
8,00% |
3.969 |
8,31% |
Asia |
652 |
3,64% |
2.396 |
5,02% |
UE 25 |
143 |
0,80% |
678 |
1,42% |
Resto orígenes |
244 |
1,36% |
254 |
0,53% |
Total Extranjeros |
17.920 |
100% |
47.760 |
100% |
Fuente: Ayuntamiento de Málaga. Datos padronales a 1 de enero. |
Por su parte, también magrebíes y europeos UE15 han aumentado el volumen de sus contingentes, pero perdiendo peso porcentual. La razón de este comportamiento desigual entre cifras absolutas y relativas debe ponerse en relación con el gran crecimiento que han experimentado orígenes hasta 2010 minoritarios en el panorama de la inmigración malagueña: básicamente europeos UE27 (que se han multiplicado por 6), asiáticos, resto de Europa y resto de África (cuyos contingentes se prácticamente se han triplicado en estos siete años). Son, por tanto, los grupos de nacionalidades cuyos integrantes tienen un componente más laboral en sus motivaciones de migración los que, tanto en términos absolutos como relativos, han cargado con el grueso del incremento del contingente de foráneos afincados en el municipio malagueño y, en última instancia, del crecimiento del total de la población malagueña.
Una vez pasada revista a la evolución del número de extranjeros empadronados en el municipio de Málaga y a su distribución por orígenes, interesa conocer cuál es su distribución espacial en el interior del municipio, y la evolución de ésta en los últimos años.
Figura 1. Localización de los barrios malagueños citados en el texto. |
La distribución porcentual del conjunto de la población extranjera en el municipio de Málaga en los años 2003 y 2010 se ofrece en la figura 2, y de su observación puede derivarse el hecho de que no ha variado demasiado en nuestro periodo de estudio. En ambos momentos los mayores porcentajes de extranjeros se sitúan en el centro de Málaga y en alguno de los barrios localizados en la expansión más antigua de la ciudad hacia el oeste (barrios Perchel Norte, la Trinidad[17]), hoy sometidos a diferentes procesos de mejora urbana tras un periodo de franco declive. Junto a ellos, son también reseñables las concentraciones correspondientes a los barrios localizados en el área de La Unión/Cruz de Humilladero, surgidos al oeste del Guadalmedina como un proceso de compactación espontánea, densa, del espacio situado al norte del ferrocarril; y las situadas en Huelin y Jardín de la Abadía, al sur de los anteriores; barrios tradicionalmente obreros, de bajo nivel de la población, pero sometidos desde los ochenta a sucesivos procesos parciales de renovación urbana. Sirve de nexo entre ambos elementos, centro y expansión, el denominado Polígono Alameda, de construcción posterior a los anteriores y que nació con la vocación de segundo núcleo de centralidad. Por último, y en cierta forma desconectados de este conjunto de barrios, La Palma, al norte, parte de un suburbio degradado; y, al este, El Palo, uno de los núcleos tradicionales del municipio, unido por coalescencia al asentamiento principal, y Cerrado de Calderón.
Figura 2.
Distribución porcentual de los extranjeros en el municipio de Málaga
(2003/2010). |
También se puede observar que el número de barrios sin presencia de extranjeros ha disminuido entre ambas fechas, lo cual no es sino una consecuencia del aumento de población foránea empadronada, y de cierta dispersión espacial de la misma. Ésta esta ausente únicamente en la trama urbana en el entorno de Teatinos, referente del sector de expansión occidental del continuo urbano, y en el extremo costero sudoccidental, un área donde el valor de la vivienda es extremadamente elevado, lo que probablemente explica en gran medida esta situación.
Sin embargo, este mantenimiento de los rasgos básicos de la distribución espacial esconde un proceso de gran importancia, y es el aumento de la proporción de extranjeros sobre la población total en determinados barrios malagueños. Un aumento que se deriva de la combinación, por un lado, del hecho de que la radicación de los extranjeros continua realizándose de forma mayoritaria en las mismas zonas de la ciudad; por otro, del proceso de declive, en muchas de estas mismas zonas, de la población española, un proceso que puede rastrearse al menos desde mediados de los noventa[18]. Este aumento de la proporción de extranjeros puede ser medido a través de la evolución de las tasas de extranjería, que mostramos en la figura 3.
En 2003, los barrios con una tasa de extranjería superior al 3,23% (la tasa correspondiente al conjunto del municipio) se extendían por una amplia zona que englobaba el centro de la ciudad (donde la tasa es más elevada) y su expansión histórica hacia el oeste del río Guadalmedina (Trinidad, Mármoles…), a los que hay que añadir la mayor parte del área este y la porción más añeja del litoral occidental. Desconectados espacialmente de éste último, también la tasa de extranjería era superior a la del conjunto de la ciudad en Churriana, en el extremo occidental del municipio, incluyendo alguno de los barrios litorales, como Guadalmar o La Cizaña, barrios estos últimos netamente residenciales. Por su parte, la distribución espacial de los barrios con una tasa de extranjería superior a la del conjunto municipal en 2010 (el 8,27%), en lo esencial no difiere demasiado de la anterior, puesto que pueden detectarse los mismos agrupamientos; sin embargo, y siendo esto así, debe destacarse la ampliación del situado en Trinidad-Mármoles aún más hacia el oeste; la notable compactación del correspondiente al litoral occidental y, especialmente, la aparición, nueva, de una zona con tasas altas o muy altas limitada al sur por La Rosaleda e incluyendo al norte barrios como La Palma, 26 de Febrero, etc. piezas de uno de los suburbios más degradados de la ciudad. Y todo ello en un contexto de aumento general de las tasas.
Figura 3.
Tasa de extranjería en los barrios del municipio de Málaga (2003/2010). |
En este contexto, pareciera oportuno preguntarse si este aumento de la población inmigrante en el municipio, y el incremento de su peso en determinadas zonas de la ciudad, ha dado lugar a un aumento de sus niveles de diferenciación residencial; si el patrón de distribución espacial al que acabamos de hacer referencia es aleatorio o, por el contrario, presenta algún nivel de autocorrelación espacial; y por último, si hay patrones de distribución estadísticamente significativos cuando diferenciamos a los extranjeros en función de su origen, indagando acerca de sus características y las diferencias entre ellos.
Los niveles de diferenciación residencial
de la población extranjera
La dimensión igualdad
Tal y como indicamos en los párrafos anteriores, para indagar acerca de la uniformidad de la distribución de la población extranjera en el municipio hemos empleado el Índice de Segregación, cuyos valores se muestran en el cuadro 3.
Cuadro 3.
Índices de segregación correspondientes a
los principales
orígenes presentes en Málaga (2003/2010)
Contingente |
2003 |
2010 |
Total extranjeros |
0,4785 |
0,2430 |
UE27 |
0,5100 |
0,3585 |
UE25 |
0,6412 |
0,3773 |
UE15 |
0,3415 |
0,2982 |
Resto Europa |
0,4024 |
0,3639 |
Magreb |
0,3430 |
0,3404 |
Resto África |
0,4310 |
0,4715 |
Latinoamérica |
0,2628 |
0,2583 |
Asia |
0,4516 |
0,4072 |
Fuente: Elaboración propia. |
Como puede observarse, los valores obtenidos para el conjunto de extranjeros no son excesivamente elevados, y además muestran un descenso en el periodo estudiado; un hecho que amplía en el tiempo la tendencia, ya apuntada por Ocaña[19], a que la distribución espacial de los extranjeros en Málaga y su evolución en el periodo 1996/2003 se ajusta más a un proceso de acumulación relativa que a una situación de exclusión o aislamiento con respecto a la población local. Por otro lado, también es evidente la existencia de una notable diferencia entre los valores correspondientes al total de extranjeros y a su diferenciación por orígenes, más bajos los primeros, lo que sin duda viene influenciado por el obvio mayor tamaño del primer grupo. En este sentido, se ha indicado que el tamaño del contingente pareciera que tiene influencia sobre los valores que se obtienen en el índice de segregación; en el caso de Bilbao[20] alguna de las nacionalidades que presentaron menores niveles de segregación eran contingentes grandes, dándose la situación contraria entre algunos de tamaño muy reducido (menos de 500 integrantes). El coeficiente de correlación entre volumen del contingente y nivel del índice de segregación obtuvo un valor de -0,65, indicativo de correlación mediana e inversa. Por su parte, un estudio realizado sobre ocho grandes ciudades españolas[21] muestra también la existencia de una relación inversa entre volumen del contingente y valor del índice de segregación, aunque en este caso el coeficiente de correlación fue menor, un -0,387.
En este contexto, es reseñable el hecho de que los africanos hayan visto incrementarse el valor de su índice de segregación, pese a aumentar de forma notable el volumen de su población (cfr. cuadro 2); un hecho que debe interpretarse como que los niveles de mezcla de la población africana han disminuido, en un contexto de incremento de sus volúmenes generales, por lo que dicho aumento ha tenido lugar sobre una base espacial reducida, y sería el único contingente que podría estar entrando en un proceso, incipiente, de ghettización. En contraste, los niveles de mezcla del resto de extranjeros han aumentado, puesto que el descenso de los valores del índice serían indicativos de que el aumento de población de los diferentes contingentes ha tenido lugar sobre una base espacial más amplia que la originaria
También creemos que es reseñable el hecho de que en ambos momentos del valor del índice correspondiente a los latinoamericanos (recordemos, no sólo el grupo más grande, sino el que ha experimentado el mayor aumento en términos absolutos), es, con diferencia, el más bajo de todos los grupos de nacionalidades considerados, valor, además, también en descenso. En este sentido, elementos como la distancia cultural (incluyendo el idioma cuando es distinto del de la comunidad de acogida) pueden influir en unos niveles de diferenciación mayores con respecto a aquellos con una afinidad cultural mayor[22]. Desde luego la afinidad cultural funciona en esta dirección en El Ejido, donde la percepción de los extranjeros varía según su procedencia[23]; así, las peores percepciones por parte de los españoles se la llevan los magrebíes y subsaharianos, seguidos por los europeos del este y en último lugar por los latinoamericanos; un colectivo este último que ha sido descrito como los “elegidos” por la sociedad española, tanto desde el punto de vista político, como empresarial y por simpatía[24]. Y, abundando en la cuestión del comparativamente bajo nivel de diferenciación residencial de los latinoamericanos en nuestro municipio, es preciso tener en cuenta que cuando una proporción significativa de inmigrantes se dedican al servicio doméstico como internas (situación común entre las paraguayas, por ejemplo), su punto de empadronamiento es la vivienda en la que trabajan, por lo que sus niveles de segregación son comparativamente bajos[25]; en este sentido, queremos destacar el hecho de que en Málaga los paraguayos han pasado de ser menos de un centenar en 2003 a nada menos que 3.759 (con una tasa de masculinidad de 50,66) en 2010, suponiendo el 23% de los latinoamericanos empadronados en este último año.
En síntesis, la tendencia que exhibe la evolución de los valores del índice de segregación evidencia que la distribución espacial de los extranjeros en su conjunto ha tendido a una mayor uniformidad durante el periodo considerado. Y debe destacarse también que, con la única excepción de los originarios del resto de África, el resto de grandes orígenes ha seguido la misma dinámica tendente a la moderación de los valores, esto es, hacia una mayor homogeneidad de su distribución espacial. Una tendencia que debe enmarcarse en el incremento de los valores absolutos de la población extranjera en el municipio, acompañada de un notable aumento de la tasa de extranjería.
La dimensión agrupamiento
En lo tocante a la dimensión “agrupamiento” de la diferenciación residencial, de la inspección de la cartografía que mostramos en las figuras anteriores se desprende el hecho de que los extranjeros no están homogéneamente distribuidos en el espacio urbano malagueño. Por ello, creemos que resulta conveniente, primero, dilucidar si la distribución espacial de los extranjeros es, o no, aleatoria; y segundo, identificar la presencia de concentraciones estadísticamente significativas en el espacio urbano malagueño, para lo que acudiremos a la autocorrelación global y local, respectivamente. Los valores de la I de Moran aplicada al conjunto de los extranjeros (cuadro 4) permiten comprobar dos cosas: por un lado, que la distribución espacial de los extranjeros en el municipio malagueño no es aleatoria. Por otro, y dado que el contraste que hemos empleado caracteriza de forma global a una ciudad, permitiendo comparaciones entre diferentes ciudades o entre una misma ciudad a lo largo del tiempo, puede afirmarse que esta situación de no aleatoriedad de la distribución espacial de la población inmigrante empadronada en Málaga no ha variado en los 8 años de estudio.
Cuadro 4.
Valores del Índice de Moran
correspondientes al total de
extranjeros
y a los principales orígenes presentes
en Málaga
Origen |
I de Moran |
|
2003 |
2010 |
|
Total extranjeros |
0,2445* |
0,2242* |
UE27 |
0,0876 |
0,2020* |
UE25 |
0,0528 |
0,0542 |
UE15 |
0,3216* |
0,2157* |
Resto de Europa |
0,0718 |
0,2889* |
Magreb |
0,4140* |
0,2478* |
Resto de África |
0,1378* |
0,1995* |
Latinoamérica |
0,1300* |
0,2183* |
Asia |
0,0596 |
0,0235 |
* Significativo al 0,05. |
Si lo que analizamos son los niveles de autocorrelación de los extranjeros diferenciados según los principales orígenes, la situación, y su evolución temporal, es más variada (cuadro 4). En primer lugar, debe señalarse el hecho de que con la única excepción de asiáticos y UE25 (los contingentes, con diferencia, con menores volúmenes en ambos años –cfr. cuadro 2-), para la totalidad de los grandes orígenes de los extranjeros debe descartarse la hipótesis de aleatoriedad de su distribución espacial. Además, los niveles de autocorrelación espacial han aumentado, con la única excepción de UE15 y Magreb. El descenso en el valor de la autocorrelación de los EU15, que de todas formas continua siendo estadísticamente significativo, sin duda está en relación con las amplias posibilidades que sus nacionales tienen a la hora de elegir la localización de su vivienda, al menos en comparación con el resto de inmigrantes.
En cuanto a los magrebíes, el hecho es que vienen de un nivel de autocorrelación espacial en 2003 muy alto para el contexto malagueño, y, aún pese al descenso del índice, su valor en 2010 resulta ser el segundo más elevado. Por otro lado, se ha indicado que en este grupo de inmigrantes la importancia de las redes sociales es muy escasa en comparación con otros grupos, como los dominicanos[26], de ahí que el efecto de “aglomeración” al que inmediatamente haremos referencia pueda haber sido menor en este grupo, derivando en que el aumento de su población haya venido de la mano de una mayor aleatoriedad de la elección de vivienda por parte de este colectivo, lo que habría llevado al descenso del valor del contraste.
En el resto de los casos el incremento de la población ha venido acompañado de un aumento de los niveles de autocorrelación; y en la base de este hecho probablemente está el efecto de aglomeración, puesto que, como en su momento se indicó, la concentración de un fenómeno en una región concreta tiende a expandir ese mismo fenómeno en regiones vecinas. En este sentido, debe tenerse presente que el acceso a la vivienda juega un papel fundamental en la distribución espacial de los inmigrantes, habiéndose indicado que las posibilidades de acceso a la vivienda en alquiler por parte de los inmigrantes tiende a generar un efecto de “aglomeración” [27], en el sentido de que una vez que lo que el autor denomina “número crítico” de inmigrantes se ha localizado en un lugar de la ciudad, esto funciona como una señal para otros miembros del grupo de que ahí hay vivienda más o menos disponible. Este efecto de aglomeración estaría en la base del incremento de los valores del contraste (haciéndolo compatible con el aumento del volumen de extranjeros empadronados); un contraste que ha sido calculado empleando el barrio como unidad espacial de referencia que, como en su momento indicamos, competiría con ventaja sobre la sección censal a la hora de aprehender este tipo de procesos sociales.
Los valores que hemos obtenido en la I de Moran, y su evolución temporal, son comparables a los señalados por otros autores, referidos a Barcelona y a Sevilla. Así, y en el primero de los municipios, se ha obtenido un aumento en el valor del Índice de Moran entre 2001 y 2005 correspondiente a las nacionalidades latinoamericanas consideradas[28], la misma dinámica que ha seguido nuestro grupo Latinoamérica; asimismo, los valores que aporta para 2001 correspondientes a tres nacionalidades de la Europa de los 15 (Italia 0,348, Francia, 0,374, un poco más alto el de Alemania, 0,408)[29] son similares a los que nuestro grupo UE15 obtuvo en 2003 (0,3216). En contraste, el valor de la I de Moran correspondiente a los marroquíes (que componen el grueso de nuestro grupo Magreb) ha experimentado una evolución contraria a la malagueña, al aumentar desde un valor de 0,2555 en 2001 a otro de 0,470 en 2005. Por su parte, en un estudio realizado sobre Sevilla[30] el valor del Índice de Moran referido a los magrebíes en 2008 era de 0,25 (virtualmente el mismo que el nuestro en 2010), oscilando los correspondientes a países latinoamericanos (que el autor agrupa en Mercosur y resto) entre el 0,21 y 0,39. Por último, y al igual que en nuestro estudio, también en el municipio sevillano que la distribución espacial de los asiáticos es aleatoria.
Una vez mostrado el hecho de que la distribución espacial de los extranjeros no es aleatoria, interesa identificar la existencia de agrupamientos de inmigrantes en el entramado urbano malagueño, para lo que acudiremos a la vertiente local de la autocorrelación espacial, empleando los mapas LISA.
En la figura 4 mostramos los correspondientes al total de extranjeros en 2003 y 2010. El mapa correspondiente a 2003 es relativamente simple, siendo los elementos más destacados el agrupamiento alto-alto correspondiente al centro de la ciudad y los barrios colindantes por el norte; y el agrupamiento bajo-bajo localizado al norte del anterior, en el margen derecho del Guadalmedina, correspondiente a Ciudad Jardín (y su diseminado), Jardín de Málaga, etc. Junto a éste hay otro cluster bajo-bajo en el extremo occidental del municipio, más discontinuo espacialmente, y que agrupa a alguno de los barrios englobados en el Puerto de la Torre, más Campanillas y su diseminado. También debe destacarse el cluster bajo-alto correspondiente al Polígono Alameda, inmediatamente al W del centro, y los agrupamientos de este mismo tipo también colindantes con el centro, pero al este del mismo.
Figura 4.
Mapa de agrupamientos de extranjeros empadronados en el municipio de Málaga
(2003/2010). |
En 2010 el cluster alto-alto del centro se mantiene, apareciendo dos nuevos agrupamientos alto-alto, reflejo del proceso de periferalización de la localización de los inmigrantes que han experimentado las 5 mayores áreas metropolitanas españolas -incluida Málaga-[31], periferalización que en nuestro municipio ha tomado dos direcciones. Una, hacia el norte, aún sin contigüidad espacial, y siempre en el margen izquierdo del Guadalmedina, a través de Martiricos hacia La Virreina y La Palmilla. Otra, hacia el sur oeste del centro (separado de éste por el cluster bajo-alto del Polígono Alameda, ampliado hacia el sur en La Aurora), correspondiente al conjunto de barrios que, como anteriormente indicamos, surgieron de la compactación de los terrenos situados al norte del ferrocarril, con un carácter netamente obrero. Junto a ellos, aparece un cluster alto-alto marcado en Churriana (y su diseminado), ampliación del que, muy tímidamente, podíamos encontrar en esa misma zona en 2003; y también como reflejo del aumento de inmigrantes en esta zona, merece la pena destacarse la aparición de un agrupamiento bajo-alto con centro en el Cortijo San Julián.
Por su parte, se mantienen, ampliados, los agrupamientos bajo-bajo que ya estaban presentes en el momento anterior, surgiendo uno nuevo, muy compacto espacialmente, y cuyo núcleo son los barrios de Monte Sancha y El Limonar, aún zonas muy bien consideradas del oriente malagueño, indicativas de que el asentamiento del contingente de inmigrantes experimentado en los ocho años de nuestro estudio ha sido comparativamente muy tímido en la porción oriental del municipio.
Es evidente que en esta distribución espacial de los agrupamientos alto-alto de los inmigrantes el acceso a vivienda barata tiene mucho que ver. Es así que el cluster alto-alto localizado en el centro en ambos años coincide con la zona en la que un mayor número de viviendas se encontraban alquiladas en 2001; una coincidencia que se hace extensiva a la calidad muy baja del parque residencial en los barrios colindantes al centro; también es muy baja la calidad de las viviendas situadas en el cluster situado al norte del mismo, mientras que la zona en la que se localizan los barrios del cluster situado en el entorno de La Unión y Cruz del Humilladero fue clasificada como de baja categoría[32]. Y no debe extrañar que una porción considerable de los barrios englobados en estos dos últimos agrupamientos pertenezcan a las áreas malagueñas de menor coste de la vivienda usada en 2004[33]. Coincidencia aproximada, por tanto, entre agrupamientos alto-alto, vivienda en alquiler y calidad baja del parque residencial, lo que es consecuente con el hecho de que el grueso de la inmigración llegada a Málaga en nuestro periodo de estudio ha tenido básicamente un fuerte componente laboral. También en Barcelona la población magrebí, del resto de África, de Europa del Este y de Asia tienden a localizarse en zonas de baja calidad de la vivienda, situación contraria a la correspondiente los inmigrantes de la UE[34]. En relación con esta cuestión, se ha afirmado[35] que uno de los colectivos afectados por la discriminación social en el acceso a la vivienda es el correspondiente a los inmigrantes; pero no cualquier tipo de inmigrante, sino grupos específicos de los mismos, afectados por situaciones de ilegalidad, una acentuada precariedad económica y determinados factores de exclusión social potencial como el desconocimiento del idioma, y las costumbres y cultura del país de acogida, la precariedad laboral, etc. Todo ello en un contexto en el que la principal discriminación en el mercado residencial es puramente económica, la capacidad económica hace olvidar cualquier tipo de diferencia y permite a los individuos acceder a cualquier bien.
En este sentido, de manera general en las grandes urbes españolas se registró durante los ochenta la concentración de trabajadores extranjeros en ciertas zonas de la ciudad, caracterizadas por la abundancia de viviendas en alquiler a precios medios y bajos[36]; un hecho que tuvo lugar en un contexto en el que uno de los condicionantes de las pautas de asentamiento de los inmigrantes es que al llegar el inmigrante necesita una vivienda en alquiler a un precio asequible, de ahí que la localización preferente de los inmigrantes sea en gran medida la correspondiente a áreas con viviendas en mal estado (por su antigüedad o falta de reforma) que salen en alquiler[37]. Una situación que pareciera corresponder al caso del municipio malagueño, donde, a tenor de la distribución espacial de los inmigrantes laborales, aún no se habría entrado en la fase de búsqueda de localizaciones alternativas, incluso a precios más elevados, ante la saturación de la oferta de este tipo de vivienda.
Siendo este el contexto general, los mapas LISA correspondientes a los grupos de nacionalidades muestran importantes variaciones no sólo con los correspondientes al total de extranjeros, sino también entre ellos.
La escasez de agrupamientos alto-alto es, sin duda, la característica fundamental del mapa correspondiente a los nacionales de la UE15 (figura 5), puesto que tan sólo se aprecia uno en el extremo occidental del municipio (Churriana y su diseminado) y otro en el extremo del litoral oriental malagueño. A ello habría que añadir el cluster alto-bajo en el extremo noroeste del municipio, muy extenso espacialmente por la amplitud del diseminado de Campanillas, pero que está compuesto por un número reducido de barrios; en cualquier caso, y junto a esta fragmentación espacial de los agrupamientos alto-alto, es reseñable la ausencia de agrupamientos de este tipo en las áreas centrales y pericentrales de la ciudad, situaciones ambas que contrastan con las correspondientes a los restantes orígenes, como inmediatamente veremos. En este sentido, se ha apuntado que en las metrópolis del Sur de Europa el agrupamiento de los inmigrantes provenientes de países desarrollados es muy escaso, o está totalmente ausente, debido al amplio abanico de posibilidades de localización de la vivienda que estos grupos poseen, en comparación con los grupos con origen en Asia, África y América Latina[38]. Y por otro lado, creemos que tan importante como lo anterior es la escasez relativa de este tipo de extranjeros al oeste del Polígono Alameda y en los barrios situados en la extensión norte del casco histórico, en el margen izquierdo del Guadalmedina; una escasez cristalizada en la aparición de sendos agrupamientos bajo-bajo, en dos áreas en las que, cuando los considerados son el total de extranjeros, aparecen dos agrupamientos alto-alto (cfr. figura 4).
Figura 5.
Mapa de agrupamientos de originarios de la UE 15 y la UE27. |
Como se ha venido indicando, la distribución de los agrupamientos del resto de grupos de nacionalidades es muy diferente a ésta. Como elementos comunes a todas ellas, hemos de destacar la presencia de agrupamientos bajo-bajo, de mayor o menor extensión y continuidad espacial, en la porción oriental del tejido construido malagueño; hasta dos agrupamientos en los casos de la UE27 (figura 5) y el resto de África (con gran contigüidad espacial estos últimos) -figura 6-, incluyendo los dos grandes diseminados orientales en la de los magrebíes (figura 6), y menos marcado en el caso de los latinoamericanos (figura 7).
Figura 6.
Mapa de agrupamientos de originarios del resto de África y del Magreb. |
En relación con éstos últimos, hemos de señalar que hay un conjunto de nacionalidades latinoamericanas que cuentan con un capital humano elevado[39] (como argentinos, el 22% de los latinoamericanos empadronados en Málaga en 2010), que son ejemplo de la dispersión que caracteriza a los grupos con mayor nivel educativo y mejor posicionados socialmente, y que estarían en la base del escaso desarrollo del agrupamiento bajo-bajo en el litoral oriental correspondiente a este gran origen. De cualquier forma, la comparativa escasez global de inmigrantes de marcado carácter laboral en una de las zonas del municipio aún más valoradas socialmente, con mejores condiciones residenciales, y con los precios de la vivienda entre los más elevados, no debe llamar la atención.
Figura 7.
Mapa de agrupamientos de originarios de Latinoamérica. |
Las diferencias entre estos grandes orígenes se centran en la localización de los agrupamientos alto-alto, y en su extensión y contigüidad espacial. Es así que los agrupamientos correspondientes a los originarios del resto de África tan sólo son estadísticamente significativos en las barriadas integradas en el suburbio Las Virreinas-La Palma, con un importante desarrollo espacial y de contigüidad, más un pequeño agrupamiento en Suárez y Los Castillejos, estando ausentes en el centro y sus aledaños (cfr. figura 6). Por su parte, los agrupamientos correspondientes a los magrebíes (figura 6), además de localizarse en el área de La Palma, se extienden por los barrios colindantes con el centro por el norte. También es posible identificar dos agrupamientos alto-alto cuando los considerados son los UE27 (figura 5), uno localizado una vez más en el entorno de La Palma, otro en el núcleo de Churriana y sus inmediaciones (por cierto, sin que haya prácticamente coincidencia espacial con el cluster alto-alto correspondiente a la UE15 situado en esta misma área). En síntesis, estos tres grupos de inmigrantes (magrebíes, resto de África y UE27) presentan en común la existencia de un agrupamiento alto-alto en el entorno de La Palma, y su ausencia del centro y de los barrios localizados inmediatamente al SW del mismo, asiento, como venimos indicando, de un importante cluster alto-alto cuando lo considerado es el total de extranjeros.
Por su parte, la distribución de los agrupamientos alto-alto correspondiente a los latinoamericanos es diferente a todas las anteriores, tal y como se aprecia en la figura 7. Su agrupamiento es el más compacto desde el punto de vista espacial, y se extiende en gran parte por barrios donde el resto de orígenes están ausentes: el centro histórico, el Polígono Alameda, el conjunto La Unión/Cruz de Humilladero, más el entorno de La Trinidad. Pero también debe destacarse la ausencia de agrupamientos alto-alto en el entorno de La Palma, donde en contraste con el resto de orígenes, aparece un cluster bajo-bajo.
Pareciera, por tanto, que podríamos apuntar la existencia, en primer lugar, de una distribución espacial dual entre los grupos de inmigrantes con motivaciones más laborales: hay una sobrerrepresentación (atestiguada por la presencia de los agrupamientos alto-alto) de nacionales de la UE27, el Magreb y el resto de África en el entorno de La Palma; en contraste, la sobrerrepresentación de los latinoamericanos se sitúa en el centro y la expansión SW del mismo (La Unión/Cruz de Humilladero), estando ausentes (cluster bajo-bajo) en La Palma. Y en segundo lugar, ha quedado de manifiesto la especificidad de la distribución de los nacionales de la UE15: están infrarepresentados (existencia de clusteres bajo-bajo) en las zonas donde el resto de foráneos sitúan sus mayores agrupamientos (el entorno de La Palma y de La Unión/Cruz de Humilladero). Y, con la única excepción del localizado en el entorno de Churriana (en un área de baja densidad constructiva) hay una ausencia de agrupamientos alto-alto en el entramado urbano malagueño más densificado desde el punto de vista constructivo.
Volviendo una vez más a la comparación con Barcelona[40], a partir de información referida al Padrón de 2005 y referenciada a las secciones censales, se ha indicado la existencia de hasta 4 patrones claros de distribución espacial de las nacionalidades, basándose en los agrupamientos obtenidos en los mapas LISA. Los autores indican explícitamente que los correspondientes a los franceses y a los italianos (junto a los argentinos) se extienden por los distritos con un mayor nivel de vida de la ciudad; en nuestro caso no hemos obtenido agrupamientos alto-alto en estas zonas, pero sí agrupamientos bajo-bajo (indicativos de ausencia relativa de nacionales de la UE15) en las zonas de peores condiciones de vivienda del municipio, coincidentes, como ya vimos, con agrupamientos alto-alto de la mayor parte de los orígenes foráneos.
Por su parte, tal y como se indica en el aludido estudio sobre Sevilla[41], los agrupamientos de europeos del este más significativos se localizan en la periferia obrera al este de la ciudad (viviendas de autoconstrucción y barriadas tipo polígono); esta misma situación es aplicable a los magrebíes y provenientes del resto de África, que, además se extienden por la primera periferia obrera, al norte de la ciudad (compuesta por barriadas tipo polígono). En contraste, la población agrupada en los 35 países con el IDH más elevado delimita sus agrupamientos en el centro histórico (intervenido y revalorizado desde los noventa), Triana y algunos sectores del ensanche histórico de la ciudad. Un esquema, por tanto, también asimilable a la realidad malagueña.
Conclusiones
El rápido incremento, tanto en términos absolutos como relativos, de la población extranjera empadronada en Málaga se está realizando sobre unas bases espaciales amplias: la práctica totalidad de los barrios malagueños están recibiendo contingentes, eso sí, variables, de este tipo de población. Y pese al aumento de las tasas de extranjería generales y de algunos barrios concretos, los valores del índice de segregación se mantienen bajos, y en descenso. No puede hablarse, por tanto, de la existencia de situaciones de segregación de este tipo de población, tan sólo en el caso de los nacionales del resto de África el aumento de población se ha registrado sobre una base espacial comparativamente reducida.
Sin embargo, y siendo esto así, también lo es el que los extranjeros tienden a localizarse de forma mayoritaria en determinadas zonas del entramado urbano malagueño: el centro y sus barrios colindantes, más concentraciones al norte y oeste del mismo; zonas en su mayor parte con calidades residenciales bajas o muy bajas, de bajos precios de la vivienda usada y comparativa importancia del alquiler, con excepciones señaladas como la correspondiente al Polígono Alameda. Por tanto, también en Málaga está presente la relación entre distribución espacial de la inmigración (básicamente laboral) y presencia de vivienda asequible.
Por otro lado, esta distribución espacial de los foráneos en el municipio no es aleatoria, sino que tanto en 2003 como en 2010 es estadísticamente significativa, ya sea que consideremos a los extranjeros como un todo, o que los diferenciemos según grupos de nacionalidades: tan sólo en el caso de los asiáticos y de los provenientes de la UE25 la distribución espacial es aleatoria. En esta misma línea es interesante señalar que en nuestro municipio hemos detectado una distribución dual de los inmigrantes, en la línea apuntada por Malheiros[42] acerca de la distribución de los inmigrantes en ciudades del Sur de Europa. El autor portugués hace referencia a una distribución espacial dual que separa áreas donde los grupos no europeos están sobrerepresentados de aquellas otras donde los “blancos” viven, ya sean nacionales o inmigrantes, una pauta más marcada en aquellas ciudades donde los niveles de diferenciación espacial son mayores. En nuestro caso, esta distribución dual se establece entre inmigrantes laborales: latinoamericanos, por un lado, y el resto de orígenes (con la excepción de los UE15) por otro; una distribución dual que viene claramente marcada no sólo por la diferente localización espacial de los agrupamientos alto-alto de ambos grupos, sino también por la “ausencia” de latinoamericanos en el entorno de La Palma, atestiguada por la existencia de un agrupamiento bajo-bajo en esta zona.
De cualquier forma, es necesario remarcar el hecho de que el importante aumento de la población extranjera empadronada en el municipio, hasta el momento está relacionado más con un proceso de concentración que con otro de exclusión; sin embargo, cabe plantearse si la evolución futura de esta situación se mantendrá en los mismos términos o, si bien, de continuar las pautas de asentamiento de los inmigrantes laborales en las mismas condiciones que las actuales, en combinación con la constante salida de españoles de las zonas de asentamiento de extranjeros, encontraremos un aumento de los niveles de diferenciación residencial, combinados con situaciones de exclusión, al menos en el caso de grupos de nacionalidades como las correspondientes a África (excluido el Magreb).
Notas
[1] Es importante señalar, a efectos de clarificación del discurso, que los términos “extranjero”, “inmigrante” y “foráneo” serán empleados en las páginas que siguen como sinónimos, identificando a la población empadronada en el municipio de nacionalidad diferente a la española.
[2]Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Francia, Gran Bretaña Grecia, Holanda, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Portugal y Suecia.
[3] Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia y la República Checa.
[4] Bulgaria y Rumanía.
[5] Resto de los países europeos.
[6]Sobre las ventajas e inconvenientes del uso del barrio y la sección censal en los estudios de microanálisis social urbano puede consultarse a Ocaña 2005a, p.7-10.
[7] Barreiro, 2002, p.5.
[8] Katzman y Retamoso, 2006, p.18.
[9] Acorde a Massey y Denton, 1988, igualdad, exposición, concentración, centralización y agrupamiento –clustering-.
[10] El índice de segregación se calcula de la siguiente manera:
Donde xi es la población del grupo minoritario residente en el barrio i; X el total de
la población minoritaria; ti es el total de población del barrio i,
y T es el total de población de la ciudad.
[11] Sabatini y Sierralta, 2007, p.4.
[12] Moreno y Vayá, 2000, p.21.
[13] Chasco, 2003, p.9.
[14] En 2009, y según información del INE, 17,53% en el municipio de Barcelona; 17,42 % en el de Madrid, y 15,06% en el de Valencia. Sin embargo, este valor está al mismo nivel que el correspondiente al municipio de Bilbao (7,88%) y muy por encima del de Sevilla (4,93%), por citar tan sólo los municipios centrales de las seis metrópolis mayores de España, entre las que se encuentra Málaga.
[15] García, 2008, p.251.
[16] Véase Domínguez, Parreño y Díaz, 2010.
[17] La localización de los barrios citados en el texto se ofrece en la figura 1.
[18] Ocaña, 2005b, p.189.
[19] Ibid., p.190.
[20] Lavía, 2008, p.88.
[21] Véase Domínguez, Parreño y Díaz, 2010.
[22] Musterd y Fullauondo, 2008, p.99
[23] Véase Checa, Arjona y Checa, 2010.
[24] Véase Izquierdo et al., 2003, en Checa, Arjona y Checa, 2010.
[25] Véase Domínguez, Parreño y Díaz, 2010.
[26] Martínez, 1999, p.119.
[27] Ibid., p.118.
[28] Véase Martorí, 2007.
[29] Martorí no aporta información de 2005 para estas tres nacionalidades. Tampoco para la totalidad de los extranjeros referida a la totalidad de Barcelona, aunque sí para sus distritos.
[30] Véase Díaz, 2010.
[31] García, 2008, p.255.
[32] Ocaña, 2005b, p.128.
[33] Ibid., p.180.
[34] Véase Martorí y Hoberg, 2008.
[35] Véase Algaba, 2003.
[36] Leal, 2007, p.159.
[37] Ibid., p.160.
[38] Malheiros, 2002, p.120.
[39] García, 2010, p.199.
[40] Véase Martorí y Hoberg, 2008.
[41] Véase Díaz, 2010.
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Rivas, 2012.
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Ficha bibliográfica: