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FACTORES DE LOCALIZACIÓN DE LAS COFRADÍAS RELIGIOSAS EN ACTIVIDAD: UNA INVESTIGACIÓN A ORILLAS DEL ATLÁNTICO Y EL PACÍFICO
Jazmin
Tavera Colonna
GEC Grupo de Estudios y Capacitación, Perú
jazmintavera@gmail.com
Paulo
Reis Mourão
Depto. de Economia – Universidade do Minho, Portugal
paulom@eeg.uminho.pt
Factores de localización de las cofradías religiosas en actividad: una investigación a orillas del Atlántico y el Pacífico (Resumen)
Este trabajo estudia los determinantes de localización de las cofradías religiosas en actividad en la Diócesis de Lisboa (Portugal) y en la Diócesis de Lima (Perú). Se concluye que los factores de localización, en ambos casos son, la heterogeneidad de la población y la influencia de la tradición asociativa local, sin dejar de considerar, la heterogeneidad histórica y social de los casos estudiados.
Palabras claves: localización espacial, cofradías y hermandades, economía social.Location Factors of the Active Religious Brotherhoods: a Research on the Atlantic and Pacific borders (Abstract)
This work studies the determinants of location for the active religious brotherhoods in the Diocese of Lisbon (Portugal) and in the Diocese of Lima (Peru). This work concludes that the population heterogeneity and the local tradition are statistically significant determinants for both the cases. However this work recognizes that the histórica and social heterogeneity of each space is also important for studying the activity of religious brotherhoods.
Key words: spatial location, brotherhoods, social economics.
Históricamente las cofradías y
hermandades cuentan con casi mil años de existencia en Europa. Estas
asociaciones locales buscaban responder a necesidades concretas en estos dos
espacios y épocas, siendo aprovechadas para sus finalidades alternativas por
sus propios miembros y asistentes[1].
La localización de este tipo de asociación depende de varios factores que merecen una sistematización moderna, para tener a la vista una mejor comprensión de cuales son las fuerzas subyacentes a esta distribución espacial, muy particular. En ese sentido, surge este trabajo que sintetiza una investigación a orillas de los dos grandes océanos que toca las fronteras de disciplinas como la ciencia económica, la economía regional y la economía social, así también como el dominio científico de la sociología de los espacios, la geografía humana y las ciencias religiosas.
La importancia de estas asociaciones mantiene su vigencia ya que no sólo permiten recrear el espacio religioso, sino que su impacto económico y social es de trascendencia en nuestra sociedad La distribución actual de estas asociaciones nos permite observar nuevamente el fenómeno e ingresar a la lógica de su dinámica para entender el como han evolucionado estas asociaciones y el rol que juegan en la actualidad en nuestra sociedad.
Este estudio va albergar prioritariamente un objetivo: conocer cuales son las dimensiones socio-económicas de la existencia moderna de cofradías religiosas en las parroquias de la diócesis de Lisboa y de la diócesis de Lima.
Reúne pues el foco de dos realidades suficientemente distintas, que promueve conclusiones más amplias sobre este problema. Por un lado, tenemos la realidad de Portugal, un país con una relación íntima e histórica con el cristianismo, por otro lado, tenemos la situación de Perú, un país sudamericano de influencia hispánica, con un contacto históricamente menos acentuado con el origen cristiano subyacente a las realidades asociativas estudiadas.
Así la estructura de este trabajo será la siguiente. En la sección 2 se centrará en la evolución de las cofradías, subdividiendo en casos paticulares Portugal y Perú. En la sección 3 se contrastarán las hipótesis planteadas para explicar la localización de las cofradías en actividad, y para cada uno de los casos estudiados se pesentarán los resultados de las hipótesis de la discusión inherente. Finalmente, en la sección 4, se arribará a las conclusiones de este estudio.
Evolución histórica de las
cofradías-una comparación entre Portugal y Perú
Inspiradas en los modelos de las órdenes mendicantes que prolifraban en Europa por la acción de franciscanos y dominicos[2] , las cofradías, hermandades y fraternidades[3] formulaban un compromiso de vida y definían propósitos de culto o de asistencia social[4]. Originalmente, sean cofradías o hermandades, funcionaban como sociedades de ayuda mutua, donde los asociados contribuían con joyas para un ingreso y pago de una tasa anual[5], recibiendo en contrapartida, asistencia cuando se encontraban enfermos, prisioneros, hambrientos o fallecimiento. Cada cofradía, a su turno, recibe un patrono, destinado, por un lado, a inspirar con su vida un ejemplo cotidiano a los cofrades y, por otro lado, a ser un nexo con el Divino.
Dada la predominancia laica en la constitución de sus miembros, las cofradías y hermandades podrían ser entendidas como la más remota manifestación de activismo de laicos cristianos en la transformación de su realidad.
Sin embargo, "las hermandades [...] continúan significando hoy, en cada lugar, una de las expresiones simbólicas más interesantes de su vida social, a veces como un reflejo de su estructura, a veces como una negación o inversión de ésta, y en otras reflejando aspiraciones y anhelos alternativos al propio orden social”[6]. Así también, en este trabajo, se analizará como las cofradías y hermandades de estos espacios observados son un reflejo de su heterogeneidad social y como las condiciones socio-económicas de estos lugares intervienen en su permanencia activa.
En seguida van a ser esbozados las características preponderantes de las dos estructuras diferenciadas de cofradías (tanto en Portugal como en Perú): las misericordias y las cofradías étnicas.
El caso
portugués
Las Misericordias
La primera figura utilizada, en esta intención modernizadora, fueron los “Hospitales Generales”, que resultaron, de un modo genérico, de la fusión local de diversas acciones descentralizadas de asistencia con inspiración cristiana. En esta fase, las “Misericodias” competían esencialmente por la administración de las instituciones resultantes del movimiento de fusión. El funcionamiento de las “Misericordias” se basaba en un documento institucional – o compromiso-donde estaban las magnas orientaciones de la organización, entre las cuales, estaba el número máximo de hermanos admitidos. Anualmente, eran elegidos los mayordomos u oficiales (por regla, un décimo de los hermanos) y estos mayordomos elegían al Proveedor. Después, se daba el nombramiento de un número aproximado del número de mayodormos que asumían las funciones administrativas de la figura denominada la “Mesa”.
Las “Misericordias” portuguesas asumen así, una manifestación extremadamente organizada y difundida de un modo especialmente rápido, de una estructura de reglamentos. Fundadas por la Reina Doña Leonor (esposa de D. Joao II, de Portugal), el 15 de agosto de 1498, ganando un vigor especial con el estímulo del Rey Manuel I, a través de la Carta Réal de 1499.
A pesar de su vínculo Renacentista y de la inmensa difusión que tuviera en la Península Ibérica, y con los Descubrimientos de América del Sur y las Filipinas[7], algunos acontecimientos enturbiaban su acción, como la progresiva elitización de sus estructuras (vistas a veces como el elevador para el ascenso social), las constituciones liberales con leyes de desamortización de patrimonio ecleasiástico, las instituciones laicas de inspiración cristiana (principios del siglo XIX), y en especial en Portugal, el gobierno de Fontes Pereira de Melo que en 1866, que obliga a la conversión del patrimonio de las Misericordias en Obligaciones de Estado, no consigue evitar la desvalorización de los títulos de deuda pública y el consiguiente empobrecimiento de las referidas Misericordias. Es necesario considerar también otro fenómeno convergente, el surgimiento bajo la influencia del Iluminismo de las instituciones asistenciales laicas de carácter burgués, desligadas de la inspiración cristiana, “Asociación de Socorro Mútuo” o “Asociaciones Filantrópicas”.
La generalización de las Misericordias a partir del modelo de Lisboa y de todo el espacio de habla portuguesa se muestra en el Cuadro 1. En este cuadro, se muestra como el número de hermanos miembros de las Misericordias se distribuían. En esta muestra se recogen no sólo los valores de lugares del Portugal Continental (Lisboa, Guimarães, Coimbra, Torres Vedras, Braga, Óbidos, Porto, Évora y Santa Maroa de Feira y Penafiel), sino también de otras áreas bajo el control de la administración Ibérica (como Macao, en el Lejano Oriente, y Goa, en India).
Año |
Local |
Total de Membros |
1516 |
Lisboa |
100 |
1577 |
Lisboa |
600 |
1609 |
Guimarães |
150 |
1619 |
Lisboa |
600+26 (estos 26 eran ‘alfabetizados’) |
1620 |
Coimbra |
200 |
1627 |
Torres Vedras |
120 |
1627 |
Macau |
300 |
1628 |
Braga |
220+36 (estos 36 eran ‘alfabetizados’) |
1633 |
Óbidos |
140 |
1634 |
Goa |
600 |
1636 |
Guimarães |
170 |
1644 |
Macau |
600 |
1646 |
Porto |
250 |
1651 |
Évora |
300+10 (estos 10 eran ‘alfabetizados’) |
1654 |
Santa Maria da Feira |
80 |
1693 |
Penafiel |
140 |
Fuente: Sá, 1997, p. 99. |
El análisis del Cuadro 1., nos permite incorporar una observación adicional. A pesar de que existen "alfabetizados" en el seno de las primitivas Misericordias, la mayoría de sus miembros pertenecían a la población productora local, así es como internamente, las Misericordias tendían a incorporar una heterogeneidad significativa de profesionales. Esta realidad, se muestra en el cuadro 2 que muestra el caso de la Misericordia de la Praia (Azores) durante el período comprendido entre 1661 y 1759.
Sector |
Sub-Sector |
Profesionales |
Número de Profesionales por Misericordia |
Primario (15.9% del total) |
Pesca (37.5% del Sector) |
Maestros |
2 |
Pescadores |
9 |
||
Hombres de mar |
1 |
||
Agricultura (62.5% del Sector) |
Arrendatario |
2 |
|
Agricultores |
17 |
||
Trabajadores |
1 |
||
Secundario (40% del total) |
Artesanos (100% del Sector) |
Zapateros |
20 |
Albañiles |
13 |
||
Toneleros |
9 |
||
Carreteros |
8 |
||
Herreros |
7 |
||
Sastres |
6 |
||
Carpinteros |
4 |
||
Cerrajeros |
3 |
||
Torneros |
3 |
||
Otros |
8 |
||
Terciario (44.1% del total) |
Comercio (10.1% del Sector) |
Vendedores |
5 |
Comerciantes |
2 |
||
Empleados |
2 |
||
Militares (32.6% del Sector) |
Capitanes |
8 |
|
Alferez |
17 |
||
Sargentos |
4 |
||
Liberales (24.7% del Sector) |
Notarios |
3 |
|
Jurado |
1 |
||
Alguacil |
1 |
||
Otros |
1 |
||
Peluquero |
12 |
||
Cirujano |
1 |
||
Secretario de Huérfanos |
2 |
||
Fiscal |
1 |
||
Religiosos (32.6% del Sector) |
Padres |
27 |
|
Fraile |
1 |
||
Otros |
1 |
||
Fuente: Sá, 1997, p. 141. |
A partir de la tabla anterior, constatamos que las Misericordias tendían a funcionar como una micro sociedad que reflejaba la complejidad de la sociedad local en la que se desarrollaban. Nuestra micro sociedad, exhibía una gran heterogeneidad de profesionales que, no obstante, en su mayoría, se consideraban como “bien o muy bien” (54.4% de los casos observados[8]). Este último factor puede sugerirnos que las Misericordias, aunque reflectoras del mosaico social en la que se desarrollaban, serían dinamizadas por los elementos más influyentes de la sociedad local, prestarían asistencia sobretodo a “blancos, hombres, nacidos en Portugal” como la misma autora [9]lo detalla. Por otra parte, en el siguiente cuadro (Cuadro 3), a partir del caso de una Misericordia de Bahía (Brasil) observada para el período comprendido entre 1778 e 1799, nos revela la elitización de las Misericordias más antiguas.
Color |
Género |
Número de casos |
Porcentaje |
Blancos |
Masculino (88%) |
4277 |
60.03% |
Negros |
S/D |
1505 |
18.65% |
Pardos/Mulatos |
S/D |
1468 |
18.20% |
Cabras/Quarterones |
S/D |
118 |
1.46% |
Indios americanos |
S/D |
120 |
1.49% |
Otros |
S/D |
14 |
0.17% |
Fuente:
Sá, 1997, p. 238-240. |
Sintetizando para el caso de las Misericordias, podemos inferir que ellas funcionaban como agentes de asistencia local, movidas por una gran heterogeneidad de individuos que tendían a ser individuos influyentes o con reconocimiento social en su sociedad. Debido a su influencia como mecanismo de asistencia social en Portugal, fue presentando desafíos posteriores, incluyendo su creciente estatización (participación del Estado en su patrimonio y en su gerencia), y la “competencia” entre ellas, derivada de su desligamiento de la motivación religiosa (por ejemplo, las Asociaciones de Ayuda Mutua).
Actualmente sólo en Portugal, existen trescientas noventa y seis Misericordias, respaldadas por los trescientos y ocho concejos administrativos.
Las cofradías de miembros de
ascendencia judía y de esclavos
Otro fenómeno relevante (relacionado con la heterogeneidad social de las fraternidades y hermandades locales circundantes) se refiere al hecho que predominara en las cofradías miembros de ascendencia judía, o que existieran en su interior, de un modo más general[10]. Estas cofradías permitían, por un lado, dar un disfraz a los cristianos nuevos para mantener las prácticas ancestrales dentro de una realidad punitiva caracterizada por la Inquisición, y por otro lado, como antecámara social, usada por la jerarquía católica para cristianizar a judíos y sus descendientes, radicados en la Península Ibérica.
Muchas veces[11], la denominación de estas hermandades, rápidamente respaldadas en los territorios atlánticos por el gobierno ibérico, refleja el sometimiento de los nuevos cristianos a las influencias[12] devenidas de la preservación de sus vestigios teológicos hebreos[13] o de su ancestralidad histórica semita[14] .
Y ajustándose a la secuencia de lo ordenado, así como los judíos y sus descendientes utilizaban a las cofradías y hermandades de inspiración cristiana para preservar sus lazos culturales, idéntico fenómeno se dio con los esclavos negros, sobretodo en Brasil. De otro modo, existe una gran diferencia entre aquellos países que permitían, o que no permitían, la formación de hermandades[15], observando en los primeros esclavos una continuidad de tradiciones religiosas africanas (orishas, voduns e inquices) por ser poblaciones dislocadas, esencialmente, por el tráfico negrero. Como beneficio de pertenencia a estas organizaciones, los mismos esclavos africanos y sus descendientes conseguían, en una sociedad estratificada como la sociedad brasileña de los siglos XVIII y XIX, alcanzar un estatus social reconocido, recibir asistencia médica y jurídica, socorro en sus atribulaciones de tipo presupuestal y ayuda para la compra de su manumisión, así como el derecho a un entierro ceremonioso, extensivo a los familiares[16]. Como contrapartida, deberían tener un comportamiento público aceptable, pagar las anualidades de compromiso, participar en las ceremonias (civiles y religiosas) de las cofradías, así como las de culto católico más extenso (celebraciones dominicales y festividades populares).
Las hermandades de negros brasileños eran una especie de familia ritual[17], donde se mezclaban intenciones europeas de cristianización con la resistencia cultural de los africanos. De por si, las propias cofradías constituían organizaciones con fuertes rasgos homogéneos internos. Habia también la existencia, en Brasil, de cofradías de blancos (divididas en cofradías de blancos europeos y blancos brasileños), de mulatos y mestizos, y, por último, de negros (divididas en cofradías de criollos y de africanos).
En Brasil, las principales cofradías de blancos eran del Santísimo Sacramento, las Casas de Misericordia y de de San Francisco (Ordenes Terceras). Las principales cofradías de negros eran de Nuestra Señora de las Mercedes, del Rosario, del Amparo, de los Remedios, de San Benedicto y de San Gonzalo.
Si en varios casos las cofradías de blancos eran utilizadas por algunos miembros para su ascenso social, este empleo también fue observado, inclusive, en las cofradías de negros, donde fueron concebidas muchas micro estructuras de poder, estrategias de alianza interna y reglas de sociabilidad – que en el fondo, permitía tras una complejidad organizativa, la exitosa preservación institucional de las cofradías como elemento de resistencia cultural, así como la preservación de las diferencias étnicas entre los africanos, contrariando la tesis de la homogenización forzada[18].
También hubo casos de blancos que participaban en las cofradías de negros, para fiscalizar el cumplimiento de las reglas cristianas de su devoción particular. Su aceptación se justifica por la necesidad de preservar la teneduría de los libros de actas, el acceso a los agentes alfabetizadores, así como a donaciones nada despreciables, y la mejor disposición de los eclesiásticos a apoyar con una serie de compromisos[19].
Además de las celebraciones de contenido religioso, las hermandades y fraternidades, promovían eventos recreativos, que, en Brasil, incluían la elección de reyes, reinas, emperadores y emperatrices en las festividades relacionadas con los santos patronos. Algunos sucesos, sin embargo, como el copiado de disfraces y máscaras de sus raíces étnicas, fueron reprobados por la jerarquía católica, por ejemplo, el episodio ocurrido alrededor de 1756 con los hermanos del Rosario de San Salvador de Bahía. Incluso en Portugal las cofradías siempre albergaron matices paganos, como es el registro significativo de “sopas” – prestación de asistencia alimentaria a los cofrades con delicias gourmet, costumbre de la que se deriva actualmente las fraternidades de enófilos o especialidades gastronómicas.
El caso peruano
La cofradía es una institución que nace en Europa en el siglo XIII, y llega al Perú en el siglo XVI con los españoles, en un período de profundo conflicto religioso ‘, buscando reafirmar la fe cristiana de los conquistadores, así como replicar en territorio americano las mismas funciones, religiosa y asistencial, de las cofradías españolas. La más antigua es: la Archicofradía del Santísimo Sacramento fundada por los conquistadores en 1538. De acuerdo a la literatura y los archivos del Arzobispado de Lima, a lo largo del siglo XVI los tres principales grupos étnicos: españoles, amerindios y negros esclavos o ya libertos, continuaron fundando cofradías a lo largo de los siglos XVI y XVII.
En el siglo XVIII la institución había decaído y sufre represalias por parte de las autoridades, de tal forma que para el siglo XIX muchas habían desaparecido. En el siglo XX, sin embargo, los fines sociales y religiosos que cumplen aún siguen vigentes, pero dado el referente colonial, racial y discriminatorio que imponía la “cofradía”, una mentalidad republicana impone la constitución formal o informal de hermandades, sociedades y legiones. De ellas la más destacada es la Hermandad del Señor de los Milagros de Nazarenas (Cristo de Pachamamilla), la cual se ha extendido más allá del templo de Las Nazarenas, encontrándose en la mayoría de distritos limeños, en diferentes departamentos y en países de América Latina y el extranjero.
Las cofradías en
el Virreinato del Perú: tipos, fines y ubicación
En el Virreinato los fines de las Cofradías se consignaban en las Constituciones. En ella se establecía los fines de la entidad, su organización, autoridades, derechos y obligaciones de los cofrades, santo patrono, culto, ayuda mutua, penalizaciones, etc. Sus autoridades se elegían después de misa el primer día del año o el día de la festividad de su santo patrón. Los títulos que se impartían eran de mayordomos, mayorales, alcaldes, priores, hermanos mayores, diputados, tesoreros, recetarios, contadores, colectores, celadores, veedores, escribanos, de acuerdo a las funciones que se les asigne.
Existían tres tipos principales de cofradías:
De acuerdo a la relación que nos presenta Temoche, las 66 cofradías se distribuían en las siguientes parroquias:
Lo que restringe su ubicación a lo que era Lima y extramuros entre los siglos XVI a XVIII: el centro de Lima, el cercado y poblados de indios como Magdalena, Surco y el Rímac.
Otro autor[21] concentra su interés en la cofradía de indios, cuyo fin a su modo de ver es el de brindar asistencia (principalmente entierro) a parte de la población indígena. La cofradía en sus palabras “es una institución que permite canalizar el excedente de la producción hacia el sector religioso, lo cual permite mantener prácticas prehispánicas”. Por ello este autor las define como la institución que busca elaborar una síntesis cultural y a la vez es el instrumento de poder político. Son dos fines que coinciden en una institución, la de los indígenas sometidos que buscan integrarse y la de los españoles que necesitan mantener el control. Así se reproduce en un microcosmos la estructura social de la colonia.
Encuentrase en las cofradías religiosas la existencia de una relación entre la base económica y la superestructura: “la superestructura al tener una dinámica propia, determina o domina el modo de producción”[22].
Así, en la mentalidad aborigen, la cofradía aparece como la institución capaz de mantener en vigencia las formas religiosas resultantes del encuentro cultural Para la mentalidad española, en cambio, el establecimiento de cofradías servía para aficionarlos más al culto cristiano. El sincretismo religioso permite que las relaciones de reciprocidad sean reencontradas en las cofradías. Así, los indígenas buscan en las cofradías nuevas formas de integración social que básicamente reproduce el modelo de dominación a escala más pequeña.
Cofradías |
Indios |
Negros y Mulatos |
Españoles |
Rosario |
X |
||
Niño Jesús |
X |
||
Santiago de Surco |
X |
||
Nuestra Señora de
Copacabana |
X |
||
Santa Ana |
X |
||
Nuestra Señora del
Reposo |
X |
||
Santiago del Cercado | X |
||
La Antigua |
X |
||
La Virgen de los Reyes |
X |
||
San Francisco |
X |
||
Las Mercedes |
X |
||
San Sebastián |
X |
||
San Antonio |
X |
||
San Bartolomé |
X |
||
Santo Domingo |
X |
||
San Pablo |
X |
||
Nuestra Señora de Agua Santa |
X |
||
Santísimo
Sacramento |
X |
||
La Piedad |
X |
||
San Eloy |
X |
||
La Soledad |
X |
||
San Crispín |
X |
||
San José | X |
||
Fuente: Olinda Celestino y Albert Meyers, Las Cofradías en el Perú: Región Central Editionen de Iberoamericana Verlag Klaus Dieter Ververt 1981. |
Con el devenir del virreinato, algunas cofradías religiosas se podían reunir las tres razas, pero en las artesanales no, ya que el ejercicio del oficio estaba acompañado de una discriminación racial infranqueable: había blancos, pardos y la denominada nación inca (indios)
Las cofradías religiosas eran humanitarias, caritativas e incipientemente democráticas, lo que permitía reuniones más allá del estrato social al que pertenecían sus miembros[23].
Los miembros de la alta sociedad ingresaban a las cofradías por fines religiosos y sociales, más que la asistencia. El fin era netamente económico. Los europeos pobres y etnias dominadas de indios, negros y mulatos se unían en cofradías para preservar sus tradiciones y darle continuidad a su grupo[24].
En el caso de los negros esclavos su pertenencia les brindaba la oportunidad de desarrollar sentimientos de arraigo que como grupo la habían perdido por su violento traslado a otras tierras y cultura. Este grupo tendía a incorporar en sus ritos religiosos los ritos propios de las creencias africanas, lo cual no era bien visto por las autoridades.
En la cofradía de indios existe una permanente lucha por el poder local. Era la etnia que había perdido el poder y la cofradía se convierte en una institución para acceder a él. Por ello se reproduce en ese microcosmos estructuras de poder que además encuentran otros canales que lo refuerzan, desarrollando labores como catequistas, sacristanes, músicos de Iglesia, fiscales de doctrina y verse además exonerados del tributo y la mita.
La cofradía sirve como mecanismo de prestigio, estatus y reconocimiento social, que los españoles les niegan.Sin embargo, al considerárseles seres inferiores no les permite ejercer el rol de mayordomos, este cargo fue inicialmente adjudicado a miembros del ejército español, y cuando asumen la mayordomía sus juicios son seguidos por los Procuradores Generales de Naturales[25]. Y es que si bien congregaciones como la de los padres agustinos identifican el dios y santos cristianos con las principales divinidades aborígenes, el sentido exclusivista del catolicismo genera resistencia en el desplazamiento del culto al Sol, el cual continúa funcionando en la clandestinidad durante el siglo XVI.
De una revisión efectuada a los archivos de cofradías del Arzobispado de Lima[26], las cofradías de blancos aristocráticos que no admitían “quaterones, mulatos, mestizos, ni españoles que no sean muy conocidos” destinaban sus pagos a terceros mayormente artesanos que eran contratados por la cofradía. Los blancos menos afortunados destinaban estos pagos a la dote de sus hijas, ya que un buen matrimonio era una vía para mejorar su situación social. En el caso de los negros e indios, además de los pagos a terceros, los miembros esperaban ser retribuidos con los funerales y un entierro en la capilla de su iglesia. En todas, se encuentran problemas de apropiación de objetos sagrados (cofradías de blancos) o limosnas (indios y negros) e impagos a la cofradía. Como bien afirma Olinda Celestino, las cofradías cumplían un rol más social, ya que lo social se identifica con lo religioso.
Evolución Histórica de las
Cofradías en la Capital del Virreinato Español: Lima
En el siglo XVII se crean los cuerpos de visitadores generales de idolatrías, dada la gran cantidad de cofradías y la existencia de ritos paganos que acompañaban a las ceremonias religiosas. En las cofradías de indios los santos reemplazan a los ídolos, concretándose el fenómeno del sincretismo religioso.
Las cofradías debían además recibir las visitas de los Arzobispos y del Juez de Cofradías para que se pudiera controlar los abusos en la administración de bienes y rentas de estas instituciones, ya que en el siglo XVIII se observa una corrupción generalizada, robos de objetos, limosnas, no pago de las cuotas, el no cumplimiento de los acuerdos de ayuda, competencias despiadadas por los cargos, etc. Esto lleva a que el Juez de Cofradías autorice la supresión de varias de ellas, por ejemplo la Cofradía de negros Señora de la Regla de la Iglesia de San Juan de Dios, se extingue en 1727 por pedir limosnas sin autorización arzobispal.
En 1798 se obliga a la venta de los bienes de todas las Cofradías, excepto la de indios, con el dinero que se obtuvo, la Corona Española saldó sus deudas de guerra.
Con el inicio de la República del Perú, para 1837 se realiza un balance de la Archicofradías, Cofradías y Hermandades existentes. La relación que proviene del archivo del Arzobispado de Lima es la que se presenta a continuación.
Conventos |
Advocaciones |
Santo Domingo |
A. Nuestra Señora del Rosario |
San Francisco |
C. Nuestra Señora de la Soledad |
La Merced |
C. Nuestra Señora de las Mercedes |
San Agustín |
C. Señor de Burgos |
San Pedro |
C. El Niño Jesús C. Congregación de la O |
San Juan de Dios |
C. De San Juan de Dios |
Parroquias |
Advocaciones |
Sagrario |
C. del Santísimo Sacramento |
Huérfanos |
C. del Santísimo Sacramento |
Santa Ana |
C. La Esclavitud del Santísimo |
Cercado |
H. Santísimo Sacramento |
San Lázaro |
C. del Santísimo Sacramento |
San Sebastián |
H. del Santísimo Sacramento |
Fuente:
Archivo Cofradías Tomo LXIX Legajo 24. Arzobispado de Lima. |
Comparada con la relación del archivo de cofradías del Arzobispado de Lima, se observa una sensible disminución de éstas instituciones, así en Conventos como Santo Domingo, 7 de ellas ya no existen, igual número en San Francisco, La Merced, en 15, San Agustín, el más castigado, en 18, San Pedro en 6, San Juan de Dios en 1. En las parroquias la reducción es menos severa, en El Sagrario no se da, en Huérfanos y San Lázaro 5, en Santiago del Cercado y San Sebastián 4, Santa Ana, la más golpeada 12. Es interesante acotar, que las parroquias se ubicaban extramuros, en los espacios ocupados por poblaciones de indios y negros esclavos, son ellos los que resisten paradójicamente, mejor, los embates de los visitadores y de la Corona Española (no poseían bienes). Y más bien son las cofradías de blancos aristócratas las que con la retirada del gobierno español sufren una merma importante.
Otras iglesias que figuran en esta relación del siglo XIX, pero que ya no cuentan con estas asociaciones son: Buenamuerte, Barbones, Refugio, Recolección Dominica, Recolección de Descalzos y San Marcelo. Existen también Conventos e Iglesias que no figuran en esta relación, como es el caso de la Santísima Trinidad que no cuenta con estas instituciones en la actualidad e iglesias como la de Surco que tampoco figura en la relación pero que hasta la fecha mantiene su advocación al Santo Cristo.
En 1865, el Presidente de Perú, de ese entonces, Mariano Ignacio Prado delega a la Beneficencia de Lima la administración y manejo de las Cofradías, Congregaciones, Hermandades y otras corporaciones. Así las cofradías con fines benéficas quedan extinguidas ya que la Beneficencia asume esas funciones. Sin embargo, es importante considerar que en la actualidad todas las asociaciones religiosas realizan labor social, así en la colonial iglesia de San Sebastián, Cercado de Lima, el Padre Serpa apoyado por 35 agrupaciones de quechua hablantes (aún no formalmente constituidas en Hermandades), con alrededor de 7000 miembros en total, se plantean como plan a corto plazo el apoyar a sus comunidades de origen, ubicadas en la sierra de los Andes, en la mejora de la calidad de su educación, lo que ha de abordar además la erradicación de las distorsiones creadas por el sincretismo religioso y vicios como el alcohol y la poligamia, muy expandido en la población de origen serrano. Una Cofradía constituida en esta iglesia limeña en 1962 es la Cofradía de la Santísima Cruz de Chalpón de Motupe, cuyo origen en la costa norte de Perú (departamento de La Libertad) se replica en Lima con los migrantes de la costa norte y devotos, alrededor de 60 miembros. Apoyan a la población de penales y comités del Vaso de Leche, así como a la población más pobre de su pueblo de origen y aledaños con víveres, actividades, ropa y juguetes, además de expandir el recorrido de la Cruz por el norte y sur chico de Lima y el Callao.
La Hermandad del Señor de los Milagros de Nazarenas es la asociación religiosa más grande del Perú, nace en le siglo XVII a partir de un mural de Cristo Crucificado pintado por un desconocido negro esclavo, ha resistido los terremotos y maremotos más fuertes que ha sufrido la ciudad de Lima. Si bien desde la colonia se reconoce su culto, es recién a inicios del siglo XX que la Hermandad se inscribe formalmente. Cuenta en la actualidad con 20 cuadrillas de cargadores y 4,700 miembros en total, superando ampliamente, hoy en día, a la que fue la procesión más importante durante la colonia, el Corpus Cristi. La hermandad realiza obras sociales con huérfanos, penales y asilos de ancianos. Tiene varias réplicas en los distintos distritos de Lima, como por ejemplo en San Isidro (de mayor ingreso per cápita de Lima), en la Iglesia Virgen del Pilar, se funda en 1981, con 70 miembros en total. Los hermanos además de participar en las actividades sociales de su iglesia, colaboran con la fundación de la Hermandad en distritos pobres de Lima como Villa El Salvador, donde apoyan con víveres y trabajo social a los hermanos de pocos recursos o que no cuentan con trabajo.
Así podemos concluir que la importancia de las asociaciones religiosas no ha perdido vigencia en el siglo XX, aunque sus fines pueden estar más diversificados.
“Existe aún la tendencia a dar a las asociaciones un carácter totalmente social…a pesar de los intentos de depuración contra la corrupción interna y la extirpación de idolatrías, todavía en el Perú se concibe la celebración religiosa como una fiesta de competencia y de prestigio”[27].
Baste dos ejemplos para observar la validez y los cambios que puede sufrir esta afirmación, la Hermandad del Señor de las Nazarenas (Cercado de Lima) tiene un sitio web[28] donde el portal de los mayordomos de la hermandad tiene un espacio importante, en cambio en San Isidro donde los mayores ingresos están acompañados de un reconocimiento social, el interés de los cofrades está más centrado en el componente religioso, expandir la fe a distritos pobres. Cargar las andas del Señor de los Milagros por un distrito de altos ingresos no es precisamente una muestra de prestigio social, sino de devoción.
Una síntesis
En síntesis, las características comunes entre cofradías y hermandades, más allá del tiempo, y su diversa ubicación espacial, son:
En términos de la composición interna, los aspectos que comparten son:
Una característica de la acción social, está constituída esencialmente por una transformación del contexto envolvente de la función:
Como aspectos adicionales a su actividad, las cofradías y hermandades nos presentan lo siguiente:
Hipótesis
para analizar la localización de las cofradías. Contrastación de hipótesis y
análisis
Tres hipótesis pueden ser consideradas para explicar la localización de las cofradías y hermandades en la actualidad.
Hipótesis 1 (H1) “Las cofradías son grupos humanos homogenizantes ya que favorecen la resistencia de los patrones culturales. Su presencia se debe a la existencia de una mayor diversidad de la población lo que fomenta la vitalidad de las cofradías como espacios de preservación cultural”.
Hipótesis 2 (H2): “Las cofradías son grupos humanos que sufren necesidades primarias individuales y colectivas, por lo que su localización depende de la proximidad a sus fuentes de rendimientos, existiendo una mayor probabilidad de que se localicen en espacios más ricos”.
Hipótesis 3 (H3): “Las cofradías son grupos humanos influenciados por el deseo colectivo de sus miembros en pomover una acción concertada, sea por su origen (Compromisos), sea por su práctica total, y por tanto son grupos localizados en espacios con tradición de asociativismo”.
Para probar estas hipótesis, utilizamos los métodos estadísticos teniendo en cuenta las variables que se quieren contrastar, así como las variables disponibles, tanto en Portugal y Perú. Las monografías detallan casos referidos a áreas parciales, urbana, rural, y son de gran ayuda para darse cuenta de la realidad de cada fraternidad o hermandad, pero cuando se pide una respuesta a una pregunta tan simple como "Después de todo este análisis, ¿cuáles son las variables que favorecen la presencia de una hermandad?", los trabajos monográficos no permiten contar con una respuestaa clara. Sólo los métodos estadísticos apropiados permiten obtener una pista de lo que los factores de localización actual de las hermandades activa en las parroquias de Lisboa y Lima, lo que favorece la comparación entre los diferentes espacios.
Aquí es donde surge otra pregunta: ¿qué variables se pueden utilizar? Y así surge una respuesta clara: podemos utilizar las variables que la literatura ha sugerido, pero que la disponibilidad actual de bases de datos permite. A continuación, se detallan las variables adecuadas en el caso portugués y el caso peruano.
Variables a corroborar en
las hipótesis-el caso portugués
La H1 exige la presencia de una variable independiente que refleje la diversidad social del espacio. Para tal efecto, se trabaja con la variable” promedio de miembros de las familias residentes”. Esta variable tiene un valor mínimo de 1 y no tiene máximo. El valor mínimo hace referencia a la máxima diversidad posible (familias singulares, de un solo individuo) en cuanto que los valores superiores expresan una menor diversidad y por lo tanto, una mayor homogeneidad del espacio. En el caso extremo, de todos los miembros del espacio – una feligresía o parroquia- pertenecen a una familia, esta variable ha de ser igual al número de residentes de este espacio, suponiendo que, como pertenecientes a la misma familia, comulgan con mayor probabilidad en patrones culturales y sociales similares, que si existieran diversas familias (o que disminuyera el valor de la variable seleccionada). Así se postula que valores mayores de la variable “promedio de miembros de las familias residentes”, refleja una menor diversidad social de la población, lo que disminuirá la probabilidad de existencia de una cofradía en ese espacio. La fuente de esta variable es la serie “Retratos Territoriales”, desagregada por feligresías estudiadas (“Retrato de Feligresía”) de la región Grande Lisboa, unidades administrativas de la República Portuguesa (las que coinciden con las parroquias del Patriarcado de Lisboa como unidades administrativas de la Iglesia Católica). Esta serie fue editada por el INE en 2006.
La H2 requiere el uso de una variable independiente que esté asociada con el rendimiento per cápita, usualmente la variable por excelencia para estimar el poder de compra de dos agentes. Sin embargo, persiste el problema principal, dada la escala tan reducida (feligresías o parroquias) con que se está trabajando. Así, es común utilizar una proxy, que tenga una alta correlación con el rendimiento promedio de la población. Varios estudios[30], por ejemplo establecen una clara relación entre la densidad poblacional y el elevado poder de compra: regiones más ricas son regiones con mayor densidad poblacional. Por lo que, sería una proxy muy relevante para poder de compra de una feligresía y la densidad poblacional de ese espacio. En esta secuencia, y de acuerdo con H2, se espera que los valores más significativos de la variable “densidad poblacional” promuevan una mayor probabilidad de existencia de (por lo menos) una cofradía en ese espacio. También en este caso, la fuente de esta variable, con este enfoque, es la serie “Retratos Territoriales”.
La tercera hipótesis (H3) necesita de una variable independiente corelacionada con la manifestación de asociativismo de la población. Más de una vez, el recurrir a una proxy se torna necesario. La proxy seleccionada es la variable “Número de Alojamientos colectivos” que refleja la presencia de edificios ocupados por instituciones de acogimiento (como lares), gremios y colectividades. La fuente de esta variable es la misma que las otras variables independientes “Número promedio de miembros de las familias residentes” y “densidad poblacional”,
Para testear que determinantes pueden explicar la localización de las cofradías activas del Patriarcado de Lisboa, se crea una variable dependiente de naturaleza dicotómica. Así, para cada unidad territorial fue creada una variable (abreviada por “conf”) que toma el valor de 1 si existe una cofradía en esa parroquia el valor de 0 si no existe. La fuente de esta variable fue la página web del Patriarcado de Lisboa.
Aunque el número de variables explicativas utilizadas en este trabajo puede parecer pequeño (se utiliza tres variables explicativas) en realidad, es un número óptimo de acuerdo a la novedad del trabajo y también porque los objetos de análisis utilizados (la realidad de las parroquias o filegresías, limita mucho la disponibilidad de datos). Naturalmente, si el objeto de estudio fuese ampliado (por ejemplo, el Concejo de Portugal), más variables podrían ser incluídas, aunque las tres que se trabajan aquí se consideren, a priori, como incontornables, justificación derivada de estudios previos analizados.
Variables |
||||
conf |
livpfam |
Denpop |
colechou |
Estadísticas |
0 |
213 |
213 |
213 |
número casos |
2,690 |
2766,056 |
6,005 |
Média |
|
0,241 |
4909,978 |
9,239 |
desvio-padrão |
|
3,220 |
25 |
0,000 |
Mínimo |
|
1,900 |
34474 |
52 |
Máximo |
|
1 |
38,000 |
38,000 |
38,000 |
número casos |
2,399 |
8040,447 |
15,974 |
Média |
|
0,319 |
6994,092 |
17,166 |
desvio-padrão |
|
1,890 |
82 |
0,000 |
Mínimo |
|
2,958 |
23950 |
85 |
Máximo |
|
Total |
251,000 |
251,000 |
251,000 |
número casos |
2,646 |
3564,57 |
7,514 |
Média |
|
0,274 |
5592,101 |
11,349 |
desvio-padrão |
|
1,890 |
25 |
0,000 |
Mínimo |
|
3,220 |
34474 |
85 |
Máximo |
|
Leyenda: conf (ausencia 0, con presencia 1, de cofradías o hermandades), livpfam (“promedio de miembros de familias residentes”), denpop (“densidad poblacional”), colechou (“número de alojamientos colectivos”) Fuente de las variables “Retratos teritoriales”, INE (2006) y Patriarcado de Lisboa (2006). |
Se estudiaron 251 unidades territoriales (feligresías que coincidían con las parroquias católicas del Patriarcado de Lisboa). El número de casos identificados con el valor de 1 en la variable “conf” demuestra que fueron encontradas 38 cofradías/hermandades activas en las unidades territoriales en análisis. Otro dato relevante es la disparidad de las variables (media y desvío) entre espacios sin cofradías activas (conf=0) y espacios con cofradías activas (conf=1), encontrándose un valor central mayor y también una mayor varianza en el segundo grupo. De este modo se confirma la relevancia de las diferencias de las variables en espacios con cofradías en plena actividad respecto a los espacios sin cofradías activas.
Dada la naturaleza binaria de la variable dependiente, se utilizó regresiones logísticas para la validación de las hipótesis.
Aunque este método de estimación está generalizado para la verificación empírica de las hipótesis en ciencia sociales, algunos manuales que permiten una lectura más atenta sobre el tema[31]. Hemos de recordar que la estimación de las regresiones por este método nos arroja coeficientes asociados a las variables independientes que se traducen en un aumento de la probabilidad de la variable dependiente en ser caracterizada con el valor de 1 debido a una unidad más de la variable independiente[32] .
El cuadro 7 muestra los resultados de la contrastación de las hipótesis consideradas (H1, H2, H3) añadiéndoseles una cuarta hipótesis (H4) que combina con H1, H2 y H3 para los efectos de la discusión de la solidez de los resultados individuales.
Hipótesis |
||||
Variables |
H1 |
H2 |
H3 |
H4 |
Livpfam |
-3,633*** |
-2,258** |
||
Denpop |
1,31x10-4*** |
5,33x10-5 |
||
Colechou |
0,059*** |
0,038** |
||
Constante |
7,562*** |
-2,363*** |
-2,291*** |
3,411 |
N |
251 |
251 |
251 |
251 |
LR Chi2 |
33,73 |
22,99 |
19,19 |
41,63 |
Prob>Chi2 |
0,000 |
0,000 |
0,000 |
0,000 |
Pseudo R2 |
0,158 |
0,108 |
0,090 |
0,195 |
Leyenda: Nivel de significancia ** (5%), *** (1%) Entre paréntesis, desviación, estimados. |
Observando el cuadro 7., se verifica que existe una verosimilitud aceptable en el conjunto de modelos, considerando el tipo de regresión. Además, existe información del test Chi-cuadrado que muestra que todos los modelos son significativos.
Individualmente avaladas, las tres variables consideradas para explicar la localización de las cofradías activas en el Patriarcado de Lisboa son significativas en un nivel de 1%, mostrando coeficientes esperados “livpfam” con signo negativo y “denpop” y “colechou” con signos positivos. Por añadidura, el signo de la estimación de las constantes, en sentido contrario al signo de los coeficientes, como se esperaba- valores no significativos de “denpop” o de “colechou” imposibilitan empíricamente, la existencia de cofradías activas en esos espacios.
Así, se confirma del primer análisis, que una menor diversidad poblacional disminuye la probabilidad que en ese espacio exista una cofradía activa y que una mayor riqueza per cápita o la existencia de tradiciones asociativistas aumenten la referida probabilidad, estando de acuerdo con los expuestos por otros autores[33].
Al considerarlas en conjunto, se presenta una pérdida de significancia de la variable “densidad poblacional”, proxy de riqueza per cápita y se esfuma el valor absoluto de los coeficientes asociados de las demás variables, sin alterar, sin embargo, el signo estimado.
Para evaluar si existe multicolinealidad se calcula los coeficientes de correlación de Spearman de todas las variables independientes. En el cuadro 8 se muestran los resultados de la matriz de corelación.
livpfam |
Denpop |
|
livpfam |
||
denpop |
-0,365*** |
|
colechou |
-0,325*** |
0,608*** |
Leyenda: Nivel de significancia ***(1%). |
De una lectura del cuadro 8., se constata que la correlación entre las variables es significativa al 1%. Sin embargo, ninguno de los coeficintes de correlación es suficientemente alto (superior a 0,80 en valor absoluto) para que existan problemas de multicolinealidad[34].
La lectura de los cuadros 7 y 8 da solidez a las hipótesis H1 y H3 para la localización de las cofradías activas en el Patriarcado: son cofradías activas, actuales, localizadas en parroquias donde existe mayor diversidad poblacional y en un ambiente caracterizado por prácticas asociativas. Por otro lado, estos resultados, validan la hipótesis H2, relacionada con una centralización de los espacios asociada con la riqueza per cápita de la población, que no se ofrece como determinante de la localización de estos gremios de sentido colectivista, de inspiración religiosa en donde, más relevante que la riqueza material del espacio, es la riqueza cultural (diversidad) y tradicional (prácticas asociativas). Así, se corrobora autores[35] que demostraron la presencia de otros objetivos (no lucrativos) como función objetivo de los agrupamientos asociativistas.
Variables y contrastación
de las hipótesis – el caso peruano
De los 45 distritos de Lima, se trabajó con 20, los que pertenecen a la Arquidiócesis de Lima, los demás pertenecen a las diócesis de Carabayllo, Chosica y Lurín. En total fueron 87 asociaciones religiosas, entre hermandades, legiones y sociedades. En los 20 distritos observados sólo uno no cuenta con asociaciones religiosas vinculadas a las iglesias de su distrito, La Molina, considerado el de mayor estatus social, los demás cuentan con una o más hermandades, cofradías o legiones.
De estos 20 distritos, es el Cercado de Lima el que incluye el centro de la ciudad y parte de los antiguos extramuros de Lima, en donde se concentra el mayor número de estas asociaciones de culto, 32 en total. De estas hay algunas muy antiguas, inclusive se remontan a la fundación de la colonia, entre ellas, la más destacada, la Hermandad del Señor de los Milagros de Las Nazarenas, producto del sincretismo religioso que marcó la colonia y que fue organizada informalmente en el siglo XVII. A ellas se agrega un fenómeno reciente y son las asociaciones de culto quechua hablantes, un fenómeno impulsado por el padre Juan Serpa. Nacidas ante la necesidad de comunicarse con la población migrante en Lima, de origen quechua hablantes, ya que comunicarse con ellos en español presenta limitaciones, más aún si se quiere transmitir adecuadamente los conceptos del ámbito espiritual. Sin embargo, de un total de 35 de estas agrupaciones, sólo una se ha formalizado, y es la que se ha incorporado a este recuento.
Así como las asociaciones quechua hablantes existen muchas otras informales en los diferentes distritos, pero es imposible rastrearlas a través de los registros del Arzobispado y de las iglesias por lo que quedan fuera del análisis, trabajando sólo con las formalmente reconocidas. Si bien en número son mucho menos que las informales, sin embargo son más estables y conjugan los elementos necesarios que buscan en estas asociaciones sus miembros.
Las variables que se incorporó al análisis de la localización de las asociaciones religiosas fueron cinco: al 2005 población total, ingreso per cápita, densidad poblacional, tamaño de familia y año de fundación. Sus descriptivos son como se muestran a continuación:
Estadísticos |
Número de |
Población |
Ingreso |
Densidad |
Tamaño Familia |
Año de Fundación |
Número de casos |
20 |
20 |
20 |
20 |
20 |
20 |
Media |
4,35 |
122,85 |
884,75 |
15506,15 |
4,40 |
1885,15 |
Desviación |
7,50 |
105,90 |
159,95 |
8722,00 |
0,35 |
108,32 |
Mínimo |
0,00 |
9,00 |
646,00 |
2214,00 |
3,71 |
1535,00 |
Máximo |
32,00 |
420,00 |
1270,90 |
31037,00 |
4,99 |
1983,00 |
Las variables con mayor rango de variación son la población total y la densidad poblacional, todo lo contrario el tamaño de familia, el cual sin embargo guarda una relación directa con el nivel de pobreza del distrito.
Figura 1. La Distribución Actual de las Asociaciones
Religiosas en la ciudad de Lima (Diócesis de Lima). |
De acuerdo a la metodología aplicada para el Patriarcado de Lisboa, la primera hipótesis, la mayor diversidad dada por una mayor concentración de familias unipersonales por distrito determina un mayor número de cofradías no puede aplicarse directamente para Lima, porque solo los censos recogen esta información y el último censo al 2005 ha sufrido serias objeciones por autoridades del actual gobierno, en cuanto a su metodología de aplicación. Por ello hemos trabajado con dos variables, ambas de carácter continuo: población total y tamaño de familia por distrito.
La proxy habitantes por distrito, nos permite asumir que una mayor población está asociada con una mayor diversidad cultural y por ende mantiene el concepto de cofradía como espacio de resistencia para los patrones culturales. Una regresión independiente con cada una de las variables nos arrojó ajuste entre el número de cofradías y la población total por distrito, más no con el tamaño de la familia por distrito, y es que si bien se observa que existe una relación inversa entre el tamaño de la familia y el nivel de ingreso per càpita por distrito, la variabilidad del tamaño de familia en Lima es pobre frente a la variabilidad que observa el número de cofradías, su mínimo es 3,71 y su máximo 4,99, frente a una variabilidad de cofradías que va de 0 a 32. Esta falta de ajuste nos plantearía que en Lima lo que predomina es la individualidad en la toma de decisiones a nivel del ámbito religioso y no se emplea el referente familiar. No existe una tradición familiar de pertenencia a una asociación religiosa. Un análisis más profundo nos llevaría a plantear que en Lima la familia ha perdido buena parte de su rol como espacio de desarrollo de valores.
En la segunda hipótesis se espera que exista una relación directa entre el ingreso per cápita y el número de cofradías, sin embargo, no arroja ningún ajuste. Por ello hay que considerar dos cosas: la primera, que varios de los miembros de la cofradía no pertenecen o dejaron de pertenecer al distrito al que está adscrita la cofradía. La otra, el ingreso per cápita puede no ser una variable relevante en tanto en Lima la cofradía es un microcosmos social de reafirmación de poder local, por lo que el peso de los gastos no se reparten democráticamente entre los miembros, se concentra en aquellos que ejercen la mayordomía.
Sin embargo, también habría que considerar el impacto que tienen las actividades de estas asociaciones sobre los ingresos de los distritos donde se desarrollan, ya que en Surco, por ejemplo, el turismo religioso es una actividad apoyada activamente por el Municipio, así como en el Cercado de Lima con las actividades de la Hermandad del Señor de Las Nazarenas. Si leemos a la inversa la relación, no habría impacto aún de estas actividades sobre los ingresos del distrito.
En la tercera hipótesis, para evaluar la tradición de asociativismo, trabajamos con dos variables densidad poblacional por distrito y año de fundación del distrito. Para el Patriarcado de Lisboa con el número de alojamientos colectivos, para reflejar la tradición de asociatividad, en Lima la variable Proxy que hemos empleado, a falta de información fidedigna por parte de los municipios sobre los alojamientos colectivos, es la antigüedad del distrito.
La densidad poblacional no arroja ningún resultado. Lima es una ciudad plana, los edificios más altos sólo se ubican en el sector financiero de la ciudad y el distrito turístico, pero su uso y su bajo número descarta cualquier influencia. El patrón de desarrollo espacial de Lima es horizontal, lo que resta impacto sobre la diversidad cultural y con ello sobre el número de cofradías.
El año de fundación es la variable que arroja el mejor ajuste. En las entrevistas aplicadas a los mayordomos de diferentes hermandades de Lima, su distrito de residencia no es el de la hermandad, sino aquel donde ‘el culto tiene más tradición’, como expresaba el mayordomo de la hermandad del Señor de Los Milagros de San Isidro, “en mi distrito no hay nada, la iglesia no nos apoya, en cambio en San Isidro el culto tiene ya una tradición de años”, y a pesar que el culto ha sufrido contratiempos, y varios de los vecinos han emigrado a otros distritos más residenciales, dada el acelerado giro comercial de este distrito, muchos de ellos mantienen su participación en el culto de su distrito de origen.
Los distritos más antiguos, siglo XVI, Cercado de Lima, Magdalena La Vieja (Pueblo Libre), y, Chorrillos y Santiago de Surco (siglo XVII), son los distritos donde se conformaron las primeras cofradías de blancos, negros e indios, de las cuales varias de ellas han sobrevivido hasta la actualidad, y se mantienen en mayor número, en especial en Cercado de Lima. A pesar que los miembros de estas asociaciones provienen de diferentes distritos, estas asociaciones se concentran en las zonas con más tradición de asociatividad porque éstas les brindan más estabilidad.
La regresión que incluye al conjunto de variables nos muestra un ajuste adecuado para población, densidad poblacional, ingreso per cápita y año de fundación. Sin embargo el análisis de correlación de Spearman nos arroja un nivel de correlación significativo de la variable tamaño de la familia con densidad poblacional e ingreso per cápita. Eliminando tamaño de familia, el ajuste se observa sólo en dos variables, población y año de fundación, tal como podemos observar en la equacion 3.2.1,
(Eq 3.2.1) |
significancia del t-stat entre paréntesis |
Podemos concluir, a partir de este análisis, que al igual que el Patriarcado de Lisboa, las cofradías y hermandades cumplen un rol importante en la necesidad de asociación para poblaciones que sufren de crecimientos poblacionales fuertes, asociaciones que van más allá del estrato económico o lugar de residencia al que pertenecen sus miembros ya que su rol religioso aún se confunde con su rol de desarrollo social, importante en una sociedad aún muy segmentada. Las cofradías cambian de nombre con el cambio de régimen político, sin embargo, su esencia se mantiene en pleno siglo XXI. Sin embargo, también hemos podido observar que en una sociedad con adecuados niveles de ingreso y movilidad social las asociaciones religiosas cumplen el rol para el que fueron creadas, dar un confort espiritual y brindar asistencia a los más necesitados. Confirma así el rol que juega la religión en un mundo cada vez más individualista, el cual busca en la tradición asociativa la estabilidad que otras instituciones, como la familia ya no brinda[36].
Conclusiones
Este trabajo refleja los factores explicativos en la distribución espacial de las cofradías y hermandades en actividad, en dos lugares característicos: la Diócesis de Lisboa (en Portugal, país con una larga tradición católica) y la Diócesis de Lima (en Perú, país sudamericano con influencia cristiano hispánica).
Como síntesis de la evolución histórica de estos gremios de activismo cristiano, se verificó que el registro portugués sigue el patrón europeo, en la medida que las cofradías y hermandades eran sobretodo lugares de convivencia de grupos convertidos al cristianismo, por lo que se utilizaban por el proselitismo cristiano como modo de integración religiosa. La sistematización más notoria de estos grupos fue la figura de las Misericordias, de origen portugués y que daba la espalda a los lugares regidos por las naciones ibéricas.
En el caso peruano, se constató que el patrón sudamericano (como en Brasil), las cofradías y hermandades se caracterizaban por fuertes lazos homogenizantes de sus miembros (había cofradías de europeos, de amerindios y de afroamericanos) en cuanto en estos espacios se desarrollaban las tradiciones originales de sus miembros entremezcladas con la tradición católica.
Los resultados para el Patriarcado de Lisboa y la Diócesis de Lima ofrecen variantes que estarían relacionados al grado de modernidad de ambas sociedades. La diversidad cultural además de la institucionalidad ofrece una respuesta a la pregunta sobre la localización de estas asociaciones en Lisboa. En el caso de Lima, una sociedad todavía en transición al modernismo, explica esa localización, a partir de la estabilidad que ofrece un marco institucional que mantiene sus tradiciones en el tiempo, y que reemplazarían a otras instituciones que respaldaban con anterioridad esa tradicionalidad y que hoy en día se encuentra en crisis en la sociedad limeña.
Las cofradías o asociaciones religiosas, son así, un fenómeno de suma importancia en la dinámica de las sociedades portuguesa y peruana en el siglo XXI ya que permiten recrear el espacio espiritual de las personas en un entorno cada vez más individualista, en tanto estas asociaciones permiten rescatar la importancia de la vida en común para el desarrollo de un aspecto que parece cada vez más lejano en nuestras sociedades, el espiritual, un aspecto esencial para la vida humana la cual por esencia se desarrolla en comunidad.
A pesar del impacto económico y social de estas asociaciones, su desarrollo no está relacionado con las riquezas que se puedan acumular en determinados espacios, como se confirmó en el caso de Lisboa y el caso de Lima, ya que el ascenso social que ostentan al interior de sus jerarquías, son en esencia ‘virtuales’.
Por lo tanto, la espiritualidad en las sociedades modernas no desaparece, se recrea y sobrevive, en asociaciones tradicionales que sin perder su esencia logran reinventarse a si mismas a lo largo de los siglos y de culturas ‘conquistadas’, para responder a ese espacio tan innato en nuestra humanidad que es nuestra espiritualidad.
Notas
[1] Agradecimientos. Para el caso de Lima se agradece la información brindada por el Pbro. Juan Serpa Meneses, P. Juan Cruz Ustarroz Irizar CP., y los mayordomos Comandante Rosendo Chamamé Siancas, Martín Ninancuro Quispesucso, José Soto Parra y Julio Suazo Bosmediano. También expresamos nuestro agradecimiento a nuestros dos evaluadores anónimos. Cualquier limitación es responsabilidad de los autores.
[2] Históricamente, existe una referencia legendaria del cruzado Guido de Montpellier como el impulsor del espíritu cofrade que llegaría a Europa a través de los cruzados retornados.
[3] La distinción precisa entre cofradía, hermanad y fraternidad es compleja. En su sentido más amplio, los términos designan al mismo tipo de institución. En este trabajo, no se va a discutir sobre las particularidades de sus diferencias. Caio Boschi 1986, p. 56 diferencia, de acuerdo con el decreto canónico, las órdenes terceras, las uniones pías y las cofradías. Como asociaciones de fieles fundadas para ejercer alguna obra de caridad o de piedad se denominan uniones pías, si éstas se constituyen en organismos se llaman hermandades. Si la hermandad se constituye también para favorecer el culto público recibe el nombre de cofradía. Las órdenes terceras están vinculadas a una orden religiosa de la que toman o adaptan reglas para la vida cristiana más perfecta de sus miembros. Estas últimas están condicionadas a aprovechar de las órdenes religiosas provinciales correspondientes. El Código de Derecho Canónico vigente expresa claramente la naturaleza moderna de los artículos cann 298-329.
[4] Pinharanda Gomes, 1999, p. 36.
[5] Reis, 1997, p. 49
[6] Moreno Navarro, 1999, p. 23.
[7] El Rey Felipe II de España (Felipe I de Portugal), sensibilizado por la acción de las Misericordias portuguesas, exportó la institución a los territorios del Pacífico gobernados por la corona (entonces) ibérica. Adicionalmente, la Princesa Doña Joana de Austria, hija del Emperador Carlos V y madre del Rey de Portugal D. Sebatiao, también es reconocida como una gran impulsora de las Misericordias españolas, desués de su retiro definitivo en España. Moreno-Navarro (1985) es una referencia biliográfica importante para el estudio del caso español, especialmente de las cofradías de Sevilla.
[8] Sá, 1997, p. 143.
[9]Sá, 1997, p. 239-240.
[10] Navarro Moreno, 1999, p. 56-61.
[11] Azevedo, 1921.
[12] La hermandad de San Diego, destinada a perpetuar la memoria del mártir cristiano, era fundamentalmente usada para la reunión de los judíos de Lisboa, lo que trajo como consecuencia el suplicio de Fray Diego de la Asunción.
[13] Lima Júnior 1978, p.78 refiere que una cofradía los “Fieles de Dios” en la capitania de Minas Gerais, reunía a los simpatizantes del judaísmo que se denominaban “Fieles De Dios” de acuerdo con los discípulos del profeta Eliseo.
[14] La cofradía de Nuestra Señora de la Ayuda, en Río de Janeiro, era usada por los judíos que celeraban las fiestas en honra de una personalidad patriótica hebrea, María de Judá, distinta de María de Nazareth, Virgen Madre del Redentor, de acuerdo con el cisianismo.
[15] Costa, 2002, p.5.
[16] Braga, 2004, p. 11.
[17] Reis, 1997, p. 8.
[18] Slenes, 1991, p. 52.
[19] Reis, 1991, p. 9.
[20] San Eloy, perteneciente al gremio de plateros, fundada en 1670. Nuestra Señora Santa Ana, Iglesia de Copacabana, pertenecía al gremio de Petateros mayor parte de su membresía era de la nación inca. Nuestra Señora de la Agonía, Iglesia de Desamparados, adjudicada al Gremio de Sastres Españoles (1778). San Crispín y San Crispiniano, Iglesia de San Lázaro, Gremio de Zapateros Naturales. Nuestra Señora de la Paz, Convento Hospital de San Juan de Dios, Gremio de Pulperos. Nuestra Señora de la Piedad, Convento de San Agustín, Gremio de los Artífices de Oro y Plata. Señora del Triunfo, Iglesia de Desamparados, Gremio de Botoneros. Véase Temoche (1985).
[21] Varon, 1982, p. 10
[22] Olinda Celestino 1981, p. 37 profundiza este planteamiento.
[23] Temoche, 1985, p. 18.
[24] Garland, 1994, p. 32.
[25] Joaquín Rodríguez, 1996, p. 21.
[26] El Arzobispado de Lima coincide hasta la primera mitad del siglo XX con la actual Arquidiócesis de Lima, en total 18 decanatos, con excepción de cinco distritos creados a fines del siglo XX. El desmesurado crecimiento de Lima en la segunda mitad del siglo XX planteó la necesidad de definir las diócesis. En la actualidad la provincia eclesiástica de Lima a cargo del Arzobispado de Lima está conformada por 7 diócesis, de las cuales tres corresponden a Lima Metropolitana, una a la Provincia Constitucional del Callao, dos al Departamento de Lima y una al Departamento de Ica. Véase Arzobispado de Lima 2006, p. 39, 89-134.
[27] Olinda Celestino, 1981, p. 39.
[29] “Virtual” es utilizado en el sentido de ‘desprovisto de materialidad’, esto es, la ascensión social se sustenta en el reconocimiento público del acceso personal y no por el enriquecimiento individual a través de valores activos.
[30] INE, 2005, p.2 y Mourão, 2005, p. 10.
[31] Gujarati, 1995, p. 237 o Greene, 2002, p. 89.
[32] Si la variable independiente aumenta en una unidad y. el coeficiente estimado para esa variable por la regresión es de x, entonces la probabilidad en ese espacio de tener una cofradía activa se multiplica por e^x.
[33] Azevedo, 1921, p. 21. Reis, 1997, p. 4. Mourão, 2006, p. 8.
[34] Archambeault y DeZoort, 2001, p. 40.
[35] Azevedo, 1921, p. 9 y Mourão 2006, p. 9 así como en una orientación menos directa, Liu, Huang y Chen 2005, p. 4.
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Entrevistas
(Perú)
Pbro. Juan Serpa Meneses, Decano del Consejo Presbiteral (Decanato 3), Vicario Pastoral de la Comunidad Quechua Hablante, Párroco de Nuestra Señora de Montserrat y San Sebastián (en Octubre 2006).
P. Juan Cruz Ustarroz Irizar CP., Párroco Iglesia Nuestra Señora del Pilar, Distrito de San Isidro, Lima (en Abril 2007).
Comandante Rosendo Chamamé Siancas, Mayordomo de la Cofradía de la Santísima Cruz de Chalpón de Motupe (Sede en Lima, en Noviembre 2006).
Martín Ninancuro Quispesucso, Directivo de la Asociación de Hijos Progresistas de San Sebastián del Cusco (Sede en Lima), ex Mayordomo y miembro de la Hermandad de Cargadores de San Sebastián del Cusco (Sede en Lima, en Septiembre 2006).
José Soto Parra, Mayordomo de la Hermandad de Cargadores del Señor de los Milagros de las Nazarenas (en Septiembre 2007).
Julio Suazo Bosmediano, Mayordomo de la Hermandad del Señor de los Milagros, Distrito de San Isidro, Lima (en Abril 2007).
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Copyright Jazmin Tavera Colonna y Paulo Reis Mourão, 2011.
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Ficha bibliográfica: