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EN BUSCA DE LA UTOPÍA VERDE: MIGRANTES DE AMENIDAD EN LA COMUNA DE PUCÓN, IX REGIÓN DE LA ARAUCANÍA, CHILE
Hugo Marcelo Zunino
Universidad de La Frontera
hzunino@ufro.cl
En busca de la utopía verde: migrantes de amenidad en la comuna de Pucón, IX Región de la Araucanía, Chile (Resumen)
Este trabajo estudia un segmento específico de los “migrantes de amenidad” que se han asentado en la Comuna de Pucón en los últimos años: aquellos que migran para satisfacer necesidades existenciales como alcanzar una mayor conexión con la naturaleza. Se analiza el impacto de estos migrantes sobre el tejido socio-territorial, se explora los motivos para mirar, el nivel de arraigo con el territorio y se discute sobre las posibilidades de este grupo para incidir en los procesos sociales y políticos a escala local. Se concluye que no obstante este grupo presenta un alto grado de sentido de pertenencia al lugar territorial; su capacidad de intervenir en las decisiones de gobierno local y para defender sus ideales es débil producto de la falta de organización y compromiso político. Finalmente, se discuten los canales que permanecen abiertos para permear las estructuras del gobierno local.
Palabras clave: migración de amenidad, territorialidad, cultura, cambio social.Searching for a green utopia: amenity migrants in the city of pucón, IX Region of the Araucanía, Chile. (Abstract)
This paper examines a specific segment of the “amenity migrants”: those have settled in the Municipality of Pucón during the last years to satisfy existential needs like reaching a greater connection with nature. We analyze their motives to migrate, the level of territorial belonging and discuss the capacity of this group to influence in social and political processes at the local level. We conclude that while this groups present high degrees of territorial belonging; their capacity to intervene in the decision taken by the local government and to defend their ideals is weak due to low level of organization and lack of political commitment. Finally, we discuss the channels that remain open to permeate the local governmental structure.
Key words: amenity migration, territoriality, culture, social change.Utopía Verde y Migraciones de Amenidad
Siguiendo a Moss (2005) la migración de amenidad es el traslado permanente o temporal de personas a ciertos lugares, debido a los atributos reales existes o a la percepción subjetiva de éstos y que tiene por objeto aprovechar la mejor calidad ambiental existente y la diferenciación cultural con el lugar de destino. Este fenómeno de contra-urbanización (migración ciudad-campo) ha sido analizado recientemente en varias regiones montañosas del mundo, como Estados Unidos, Canadá, Costa Rica, Argentina, los Alpes Europeos, Noruega, Suecia, Filipinas, Australia y Nueva Zelandia (Ver las contribuciones en Moss, 2006). Los estudios efectuados para el caso de Costa Rica (Chaverri, 2006) y Argentina (Otero et al., 2006) muestran que las migraciones por amenidad ha llegado a América Latina. Para el caso de las áreas receptoras de migrantes por amenidad chilenas existen escasos estudios específicos sobre la dinámica inmobiliaria-residencial de estos espacios singulares, donde el atractivo natural y cultural está en el centro de la motivación o factor de atracción que el lugar ejerce sobre el proceso de cambio de residencia (ver para Santiago y Valparaíso trabajo de Hidalgo, Borsdorf y Plaza, 2009).[1]
En la literatura especializada - citada en el párrafo anterior - existe una visión mayoritariamente crítica respecto a este proceso, en tanto cuanto se afirma que afecta el carácter de los asentamientos turísticos receptores, pues los migrantes buscarían replicar costumbres urbanas y acceder a servicios ofrecidos sólo en las grandes metrópolis, tensionando el tejido social, cultural y ambiental del lugar de acogida. Bajo esta lógica, los espacios sujetos a migración de amenidad irían, necesariamente, transformándose gradualmente en espacios de consumo de productos e imágenes, resultando finalmente los recursos agotados por la degradación del paisaje y atributos naturales, menoscabando también la cultura local y afectando el tejido socio-cultural preexistente. Si bien reconocemos esta tendencia – por lo demás bien documentada en extensos y rigurosos estudios (ver González et al., 2009) – discrepados en tomar esta rumbo en forma general y determinista, asumiendo, implícitamente, que todos estos destinos estén condenados a transformarse en meros espacios de acumulación y reproducción de una sociedad consumista. El punto de contención a la literatura existente es que trata al migrante de amenidad como una unidad social homogénea, desconociendo las distintas tipologías de migrantes existentes; mientras que muchos pueden migrar para satisfacer necesidades hedónicas, otros lo pueden hacer por motivos existenciales que van más allá del simple consumismo de las amenidades existentes. Es por esto que nos parece necesario considerar la posibilidad que los migrantes de amenidad pueden ser fuentes de innovación cultural, social y política. Por cierto nos desconocemos los riesgos existentes: en destinos turísticos existen intereses inmobiliario, corporativos e institucionales poderosos interesados en aumentar la dinámica de acumulación capitalista.
En este trabajo analizaremos las posibilidades abiertas y los desafíos que enfrentan un grupo particular de migrantes de amenidad: aquellos que buscan desarrollar un modo de vida alternativo, que son potencialmente una fuente de innovación cultural y un factor positivo para la preservación de los atributos naturales del lugar por poseer posiciones ecocentristas relativamente desarrolladas. En la Araucanía Lacustre, particularmente en el área de estudio que comprende la Municipalidad de Pucón (figura 1), estudios preliminares llevados a cabo por los autores en el año 2007 y 2008 corroboraron el reciente y creciente traslado de individuos y familias para vivir en armonía con la naturaleza, construir un imaginario colectivo-simbólico que realza la relación simbiótica sociedad-naturaleza y crear formas de vida alternativas a aquella que la modernidad nos sugiere.
Figura 1. Área de estudio. |
En una primera aproximación, denominaremos a este subgrupo de migrantes de amenidad “migrantes de amenidad verdes” (MAV). No podemos negar apriorísticamente el potencial de este grupo para organizarse agendas alternativas y desafiar – directa o simbólicamente – la cultura consumista predominante en la sociedad contemporánea.
El área de estudio enclavada en la Araucanía Andina chilena se caracteriza por contener una variada gama de recursos turísticos, como el Lago Villarrica y el volcán del mismo nombre. En la última década Pucón ha recibido una fuerte inversión en los rubros hoteleros, gastronómicos y de servicios dirigidos al turismo de intereses especiales. Gran parte de la actividad turística se concentra durante la temporada estival, periodo durante el cual el turismo se desarrollo preferentemente bajo la modalidad de “sol y playa”. Durante la baja temporada (abril-noviembre) la Comuna de Pucón presenta una merma en su población, aunque su dinamismo se mantiene como consecuencia del reciente asentamiento en la zona de los llamados “migrantes de amenidad”.
En este contexto, la presente comunicación pretende (a) Dimensionar la migración de amenidad a la comuna de Pucón, (b) Caracterizar a los migrantes de amenidad verde (MAV) en cuanto a los motivos para migrar, el nivel de arraigo territorial y la relación que mantienen con el gobierno local, y (c) Analizar la sostenibilidad en el tiempo de los ideales representados por los MAV. La metodología aplicada consistió en los siguientes pasos: a) analizar información censal disponible y los permisos de edificación otorgados en el período 2002-2009, b) con la asistencia de residentes en el área peri-urbana de la Ciudad de Pucón se listaron en forma gradual potenciales MAV. Seguidamente (d) se realizaron una serie de entrevistas/conversaciones en profundidad entre julio del 2008 y mayo del 2009. Éstas fueron conducidas en un ambiente distendido y algunas veces lúdico. Luego de identificar 33 MAV, se aplicó entre agosto y diciembre del 2009 una entrevista semi-estructurada, etapa (e) a cada uno de ellos (muestra intencionada).
El trabajo se organiza como sigue. En la siguiente sección analizaremos la relación entre territorio, cultural y cambio social. Seguidamente expondremos y discutiremos los principales resultados arrojados las entrevistas conducidas con los MAV. En la sección final reflexionaremos sobre la posibilidad que los principios sostenidos por los MAV asentados en la Comuna de Pucón se mantengan en el tiempo y permeen las estructuras sociales y políticas locales.
Territorio, Cultura y Cambio Social
El Capitalismo y las posibilidades de cambio
Diversos autores han hecho notar que el sistema capitalismo ha sido “naturalizado”, mistificado, y convertido en una “entidad” invulnerable a la acción política (ver Fairclough, 2000; Prozorov, 2004), lo cual hace parecer imposible o quimérico el cambio social, indistintamente de la escala de la que estemos hablando. Recogiendo estas ideas, Escobar (2000, 2005) argumenta que la reapropiación del lugar convertido en territorio constituye la base de cualquier alternativa, en tanto la gente común puede construir mundo más humanos, tanto en su dimensión ambiental, social o económica (ver también Gupta y Ferguson, 1997). Es en este contexto que concebimos a los MAV como una potencial fuente de cambio e innovación social, en la medida que puedan apropiarse de un territorio, desarrollar su cultura, y aumentar su influencia política en los gobiernos locales, utilizando para ello los canales democráticos que están abiertos. En similar lógica Bramwell y Meyer (2007) argumentan que las redes políticas son permeables y presentan ocasionalmente “aperturas estratégicas”, abriéndose posibilidades para la acción colectiva y para la ruptura de patrones sociales, espaciales, culturales y económicos arraigados en la sociedad dominante.
La noción de territorio o territorialidad aparece como central si pretendemos comprender la relevancia cultural y política de los MAV. En un primer nivel de análisis la noción territorialidad hace referencia a la apropiación de un espacio delimitado, poniendo en relieve el nexo existente entre el ser humano y la tierra. En este sentido, y siguiendo a Giménez 1996, 2001), es útil realizar una distinción entre la apropiación utilitaria-funcional y la apropiación simbólica. La apropiación utilitaria – dominante en la cultura actual – le otorga al territorio una connotación material y el espacio es entendido como una mercancía dotada valor de uso y valor de cambio. Los MAV, como veremos más adelante, escapan de esta lógica y para ellos el territorio tiene un sentido simbólico y cultural; un lugar en donde se inscribe una historia (aunque sea de corta duración), una tradición, lugares reconocidos como sagrados, imaginarios colectivos de diversa índole, y en donde se manifiesta una fuerte ligazón con la naturaleza. A esto es lo que Giménez denomina apropiación simbólica. Ambas territorialidades pueden convivir, no existiendo razón a-priori para considerar que son necesariamente antagónicas o conflictivas. La territorialidad, entonces, puede constituir la base de las relaciones sociales en donde puede llegar a prevalecer la cooperación entre actores. Esto nos lleva a la noción de “capital social” desarrollada por Putnam (1993), que se refiere al establecimiento de lazos de reciprocidad y confianza como base para el proceso de desarrollo. Siguiendo esta lógica, la apropiación simbólica del lugar va aparejada con la construcción de identidades, lo cual representa un aliciente para la conformación de redes locales que pueden actuar estratégicamente en el momento en que surjan las aperturas adecuadas (ver Dewsbyry y Cloke, 2009).
No obstante no debemos idealizar en demasía la potencialidad de los MAV para gatillar procesos de desarrollo socio-cultural y político a nivel local. Se debe tener presente que los agentes locales no actúan en un vacío ni están ajenos a una serie de relaciones de poder que, al menos, los restringe en su actuar (ver Branwell y Meyes, 2007). En efecto, desde los inicios del establecimiento de las comunidades humanas, el uso del territorio ha sido causa inevitable de tensiones entre actores sociales que buscan obtener beneficios de distinta índole. Desde hace ya algún tiempo, la geografía social contemporánea ha centrado su atención en dilucidar cómo individuos y organizaciones que poseen intereses territoriales propios despliegan un conjunto de estrategias para organizar el espacio y producir un paisaje adecuado para satisfacer determinadas demandas; proceso que afecta diferencialmente a la población. Así, el espacio – socialmente construido – refleja relaciones de poder entre una gama de actores involucrados en el proceso de desarrollo territorial (ver Jacobs, 1992; Healey, 1997; Zukin, 1991; Zunino, 2006; Zunino & Hidalgo, 2009). Por tanto, una de las premisas básicas que sustenta a esta investigación es que en todo proceso de desarrollo socio-territorial existen relaciones de poder entre actores sociales que despliegan una gama de estrategias para lograr una organización socio-espacial y cultural acorde con sus intereses.
Teorizando el poder
Se colige que para evaluar la capacidad real de cambio resulta indispensable teorizar el poder y como éste puede, eventualmente, ser ejercido para estimular procesos de cambio socio-cultural en espacios territoriales locales. Siguiendo al más conocido teórico del poder, Michel Foucault (1980, 1992, 1995), el poder no constituye “una cosa” que se posea, sino más bien sólo adquiere realidad en la medida que es ejercido mediante el despliegue de tácticas y estrategias que construyen verdades y dan origen a realidades. Un aspecto esencial del poder es que este opera o circula a través de distintas escalas en forma no determinista (ver también Clegg, 1989; Zunino, 2006). Esto quiere decir que el nivel general, lo macro-sociológico, no impone una determinada “arquitectura del poder”; los factores estructurales actuando a niveles generales no originan una simple y mecánica “condensación” local de relaciones de poder definidas por las condiciones ideológicas, culturales y políticas dominantes. Basándose y extendiendo el trabajo de Foucault, Clegg (1989) elabora las nociones de poder estructural y poder “agencial” (agency and structural sides of power). Por el lado estructural del poder, se entiende que existe un conjunto de condiciones socio-económicas generales que determinan la autoridad, es decir, la capacidad de comando que ciertos actores sociales pueden eventualmente desplegar para influir en las decisiones con respecto al territorio. Por el lado agencial del poder, Clegg (1989) se refiere a la capacidad que retienen los agentes operando en un ámbito específico y que se manifiesta en su capacidad de organizarse y actuar políticamente.
De este modo, el contexto estructural no determina lo que ocurre en la esfera local, no se produce una mera condensación de las relaciones de poder desde “arriba hacia abajo”. El contexto general, más bien, establece una serie de restricciones y posibilidades a los agentes actuando en la esfera local. Ni libres ni esclavos sino “agentes estructurados o situados”, como diría Giddens (1984), quien postula que los individuos no son el resultado de estructuras generales de denominación, sino que ellos mismo son los responsables de la creación y reproducción de dichas estructuras sociales. Siguiendo a Foucault (1995), históricamente se ha minimizado el poder que es ejercido en escala local, en aquella esfera de la vida social más cotidiana e inmediata. En efecto, se ha enfatizando el poder de la macro-estructuras sociales, con un énfasis casi obsesivo en la estructura capitalista de producción y consumo. Para Foucault, en cambio, el poder tiene un carácter “capilar” es decir, para que se mantenga en el espacio y en el tiempo determinada forma de dominación esta tiene que ser reproducida en la esfera local. En el momento que los actores locales dejen de comportarse de acuerdos a las reglas que imperan en el nivel general, se produce una “falla sistémica” y es justamente en este espacio-tiempo en el cual se abren posibilidades para el cambio social, ya sea gradual o abrupto. Es por esto que se puede afirmar que cada revolución se inicia en focos locales de resistencia, en enjambres de puntos de resistencia que gradualmente pueden ir escalando hasta afectar niveles macro-estructurales.
Es en este contexto que los MAV tienen la capacidad – en tanto agentes estructurados – no tan sólo de organizarse, sino también de “construir realidad” ya sea a través de la organización a nivel comunitario o bien por la acción política directa dirigida a afianzar los ideales que representan y los distinguen como grupo identitario.
Dinámica espacial y los Migración de Amenidad Verdes
Dinámica socio-espacial en Pucón y su Área de Influencia
Considerando la creciente rentabilidad de la actividad turística y la necesidad de extender los beneficios de esta actividad a un sector poblacional más amplio, en los últimos años el Gobierno de Chile ha puesto particular atención en fomentar el turismo a través de actividades promocionales ejecutadas al alero del Servicio Nacional de Turismo (SERNATUR), lo cual ha permitido incrementar sustantivamente el número de visitantes y el valor promedio del gasto diario por turista (ver Pearce, 2001). Esta estrategia de posicionamiento turístico ha estado sustentada en campañas publicitarias en el exterior y en la participación del país en distintas ferias internacionales de turismo (Blanco et al., 2007). Esta política ha sido reforzada a través de programas sectoriales de Gobierno de Chile en el área de influencia de la Comuna de Pucón, incluyendo iniciativas como el programa “El Sendero de Chile”, la promoción del turismo de intereses especiales, y programas especiales para la tercera edad.
La ciudad de Pucón se ha convertido en uno de los principales destinos turísticos durante la época estival, atrayendo visitantes nacionales y extranjeros de alto poder adquisitivo los cuales copan la escasa oferta hotelera y las viviendas que se ofrecen en arriendo, algunas de ellas a más de 150 USD diarios. Así, coexiste un Pucón de Verano y con un Pucón de Invierno, con diferencias sociales, económicas y culturales claramente marcadas (Ilustre Municipalidad de Pucón, 2009). Pucón se puede categorizar como un enclave de servicios fuertemente ligado al turismo, en donde la mayoría de los empleados de la comuna se encuentran ligados a actividades terciarias. Si bien esta distinción entre un Pucón de verano y un Pucón de invierno continúa siendo válida, es necesario tener presente que en los últimos años se está consolidando una ciudad mucho más compleja. En efecto, las observaciones sistemáticas realizadas en terreno por los autores de este trabajo durante los últimos años corroboran una fuerte e incipiente urbanización en el área rural que circunda a la Ciudad de Pucón, consolidándose como un sector atractivo tanto para los migrantes por amenidad como para inversionistas interesados en desarrollar emprendimiento residenciales y turísticos de alcance internacional. El proceso de transformación del uso de suelo en las áreas rurales puede ser comprendido como un proceso de urbanización de áreas peri-urbanas; esto es la urbanización de áreas contiguas al casco urbano consolidado y que mantienen relaciones funcionales con las ciudades colindantes (Dematteis, 1998; Hidalgo, Zunino y Álvarez, 2007; Monclús, 1998; Zunino & Hidalgo, 2009).
Para dimensionar la relevancia del proceso de crecimiento urbano y cambios morfológicos en la Ciudad de Pucón, resulta útil una comparación con lo acontecido en la comuna vecina de Villarrica, que posee una matriz económica mucho más diversificada que la de Pucón. Los datos de los Censos de Población y Vivienda (que revelan el contingente poblacional en periodos de baja afluencia de turistas), muestran que el contingente poblacional de la Comuna de Villarrica es significativamente superior a la de Comuna de Pucón (Cuadro 1).
Comuna |
Población 1992 |
Población 2002 |
Variación Intercensal (%) |
Villarrica |
35.867 |
45.531 |
26,9 |
Pucón |
14.356 |
21.107 |
47,0 |
Fuente: Instituto Nacional de Estadísticas (INE), 1992, 2002. |
El cuadro 2, en tanto, sugiere que en el periodo 1992-2002 el crecimiento poblacional de ambas comunas se basó en el fuerte incremento que experimentaron las áreas urbanas de Pucón y Villarrica.
Comuna |
Población 1992 |
Población 2002 |
Variación Intercensal (%) |
Villarrica |
22.569 |
30.859 |
36,7 |
Pucón |
8.023 |
13.837 |
72,4 |
Fuente: Instituto Nacional de Estadísticas (INE), 1992, 2002. |
Durante el periodo 2002-2009, esta tendencia muestra un cambio marcado. En efecto, en el Municipio de Pucón los permisos de edificación otorgados en áreas rurales y urbanas tienden a equipararse.
Área |
2002 |
2006 |
Urbana |
74,71 |
44,83 |
Rural |
25,29 |
44,17 |
Fuente: Ilustre Municipalidad de Pucón, 2009. |
Según las entrevista en profundidad conducidas gran parte de los migrantes de amenidad se localizan en condominios (aquellos con más altos ingresos económicos) o en residencias emplazadas en subdivisiones de predios rústicos (aquellos con menor poder adquisitivo). Es aquí en donde se conectan los cambios en la morfología urbana con la migración por amenidad. Los migrantes de amenidad son uno de los factores concurrentes en la conformación paulatina y gradual de la así llamada “ciudad postmoderna”, caracterizada por fragmentación socio-espacial, crecimiento horizontal, y la emergencia “artefactos de globalización” que imitan a aquellos existentes en otras latitudes, como grandes centros comerciales y cadenas de supermercados de alcance nacional y/o internacional (ver Dear y Flusty, 1997). La situación, resulta, sin embargo, contradictoria. A la par del dibujo inicial de una ciudad capitalista postmoderna, nos encontramos también con el asentamiento paulatino de migrantes que ofrecen productos y servicios distintivos y que, en parte, van contra una lógica meramente consumista: medicina alternativa (reiki, acupuntura, dietas naturales, masajes terapéuticos, entre otros), alimentos orgánicos, productos biodinámicos, y prácticas religiosas no convencionales.
La dinámica inmobiliaria-residencial que caracteriza al área de estudio se ve reflejada en los 2164 permisos de edificación otorgados entre los años 2000 y 2008, cifra no menor considerando que la mayoría de ellos corresponde a viviendas que permanecerán ocupadas durante gran parte del año y considerando el contingente poblacional actual de la Ciudad de Pucón. Otro aspecto necesario de destacar es el rápido incremento de los permisos de circulación otorgados en el período 2002-2008. Mientras que en el año 2002 se otorgaron 2769 permisos en el año 2008 esta cifra se eleva a 4357 permisos, evidenciando un incremento superior al 70%, sugiriendo la acelerada y desregulada urbanización del área de estudio a partir del año 2002. Estos y otros antecedentes llevan a comprender y dimensionar las proyecciones de población que maneja el Instituto Nacional de Estadística (Ilustre Municipalidad de Pucón, 2009). Para el año 2020 se estima que la comuna de Pucón superará los 40.000 habitantes, contingente poblacional que implicará nuevos desafíos en términos de gestión local de desarrollo urbano y turístico[2].
De este modo la Migración de Amenidad Verde presenta rasgos que los distinguen respecto de la Migración de Amenidad en general. Mientas que los migrantes de amenidad “no verdes” tienden la localizarse en el casco consolidado, los MAV muestran una fuerte tendencia a localizarse en áreas rurales colindantes con la Ciudad de Pucón. Las observaciones de campo muestran evidencias notorias que los MAV ofrecen una gama de productos alternativos, contribuyendo a la innovación cultural en el área de estudio.
Los MAV ¿Quiénes son? ¿Qué Ideales Representan?
Las entrevistas conducidas en la primera fase del estudio en profundidad llevadas a cabo mostraron la llegada de migrantes de amenidad en búsqueda de realizar una utopía, como por ejemplo migrantes vinculados con actividades religiosas no convencionales para nuestro país (e.g., Budismo Zen), medicina alternativa y movimientos místicos de variado origen.
Ante la pregunta ¿Qué los motivó a migrar las respuestas? El 64% de menciones espontáneas correspondieron a los siguientes factores: conexión con la naturaleza, mejor calidad de vida, desarrollo de actividades no convencionales y amistades más profundas. Estos nos indica para los MAV factores para migrar no-convencionales tienen más relevancia que factores como el empleo, considerados centrales en los modelos de migración sugeridos en la literatura especializada en migración. Así, nos encontramos frente a un grupo identitario que migra para satisfacer necesidades vinculadas a tener una experiencia de mayor conexión con la naturaleza y la sociedad. En efecto, las entrevistas en profundidad conducidas en la primera fase del estudio revelaron que gran parte de ellos de estos migrantes desarrollan prácticas religiosas no convencionales o actividades místicas-espirituales.
Para evaluar el arraigo y apego al lugar se consultó a los MAV si ellos se sienten más identificados con: (a) su lugar, (b) su comuna y su entorno, (c) su región y (d) su patria. El 50% de los informantes contestó que se siente más identificado con su lugar o comuna, lo cual revela un fuerte arraigo de la población con su lugar inmediato, aunque persiste otro segmento que mantiene un apego a entidades más abstracta, como la región o la patria. El fuerte arraigo queda corroborado con la pregunta ¿Se siente satisfecho con su lugar de residencia? Un 70% responde que si, un 27% parcialmente y sólo un 3% responde que no. Esto revela un nivel de satisfacción que no deja de sorprender, especialmente considerando que parte importante de la población corresponde a migrantes cuyo ingreso familiar mensual promedio alcanza aproximadamente los 300.000 pesos chilenos (unos 400 USD mensuales).
Otra variable importe de considerar es la localización residencial de los MAV y su incidencia en la dinámica urbana, factor que ya fue analizado en general en el acápite anterior. Como ya se esbozó, un 57,6% de los MAV asentados en la Comuna de Pucón residen en subdivisiones rurales de 5000 m² localizadas fuera del límite del área urbana consolidada, un 33,3% en condominios cerrados y algunos fuertemente vigilados, localizados también fuera del radio urbano. Sólo un 9,1% vive en el casco urbano consolidado, lo cual corrobora un patrón de localización diferente a los de los migrantes de amenidad en general, que tenderían a localizarse en el área urbana de la comuna. El proceso de transformación del uso de suelo en las áreas rurales puede ser comprendido como un proceso de urbanización de áreas peri-urbanas; esto es la urbanización de áreas contiguas al casco urbano consolidado y que mantienen relaciones funcionales con las ciudades colindantes (Dematteis, 1998; Zunino & Hidalgo, 2009).
En cuanto a la capacidad de los MAV para incidir en cambios en las estructuras socio-culturales locales y directamente en las decisiones políticas que toma el Gobierno Local esta es reducida; pero no inexistente. Las condiciones macro-estructurales surgidas a partir de los procesos sociales y políticos que experimentó Chile a partir del golpe militar de 1973 no facilitan “el desarrollo a partir del lugar”. Efectivamente, en Chile el centralismo se ha acentuado y la sociedad civil se ha visto debilitada (ver Zunino, 2006 o Zunino e Hidalgo, 2009). Las elites lograron tal alcance que se convirtieron en el principal referente para comandar el desarrollo social, económico y territorial del país. La capacidad que tienen estas elites políticas y económicas para ejercer el poder es aun desmedida, no obstante que su configuración interna ha cambiado por la incorporación de profesionales cercanos al así llamado “mundo de la izquierda” tras la recuperación de la democracia formal en el año 1999.
No obstante, insistimos, de ninguna forma los canales de acción a nivel local están cerrados. Para Giddens (1984), existe una constelación de reglas sociales (escritas y no escritas, formales e informales) que enmarcan las prácticas sociales en el tiempo y espacio. La noción de “agente estructurado” reconoce dos aspectos de la vida social cotidiana. Primero, ningún individuo u organización tiene la capacidad de controlar en forma absoluta a otros; es más, tiene que valerse de agentes que operan localmente para que su poder sea efectivamente ejercido en el espacio. Segundo, ningún individuo u organización actúa en forma absolutamente libre. Todo agente opera dentro de un conjunto de restricciones que le impone el contexto social, económico y político. De este modo las reglas sociales “estructuran” (limitan y posibilitan) a los actores sociales, en general, y a los agentes con intereses territoriales, en particular.
En el contexto chileno contemporáneo existen instancia para que los movimientos ciudadanos (incluidos los MAV) permeen el gobierno local. En tanto cuanto los alcaldes y consejeros comunales son posiciones elegidas por sufragio de los propios ciudadanos residentes en la comuna, el municipio constituye el nexo más inmediato y real entre la autoridad política y los ciudadanos. Es por esto que la escala local es el ámbito de acción esencial para construir formas democráticas y participativas de gestión territorial. No obstante, los MAV entrevistados muestran bajos niveles de organización y participación. No cuentan con una organización formal y sólo una pequeña fracción de la muestra (2 personas) tiene algún grado de influencia en el gobierno local, en calidad de asesores o profesionales de segunda línea. No obstante, la territorialidad simbólica que han desarrollado, expresada en un alto sentido de arraigo y pertenencia, nos lleva a especular que el potencial para incidir en el gobierno local está latente.
¿Qué explica los bajos niveles de participación? Las entrevistas en profundidad conducidas en la primera fase del estudio sugieren que los MAV se ven paralizados políticamente por sus propios ideales. El deseo de concretar su imaginario de vivir en una sociedad utópica – con esto no queremos decir que la cultura de los MAV sea irreal, se puede argumentar perfectamente que es tan real como ellos la construyan – los hace observar con un grado importante de desdén la política tradicional y a “los políticos”, que son leídos, no sin fundamentos, como fuentes de poder corporativo aliado al capital inmobiliario que busca apropiarse utilitaria y funcionalmente del territorio. Esto se traduce en la formación de círculos sociales relativamente cerrados que permanecen al margen de la vida política tanto a nivel nacional como local. Resulta necesario precisar que no estamos en presencia de formación de “comunidades” en el sentido de espacios socio-culturales cerrados y de acceso controlado. Los MAV residentes en el Municipio de Pucón tienen una localización dispersa, no obstante que los lazos sociales son fuertes y se reúnen con frecuencia en distintas residencias particulares, observándose un grado de interacción social muy superior al que se puede encontrar en grandes conglomerados urbanos. De hecho, una de las principales causes esgrimidas por estos migrantes para asentarse en el lugar fue una mayor y mejor interacción social, elemento que asocian con una mejor calidad de vida.
No obstante lo anterior, cabe destacar que algunos MAV se están organizando y conformando formas de asociación reconocidas por las estructuras formal del Estado. Asimismo, se ha iniciado un trabajo fuerte y sostenido de los MAV con investigadores universitarios a través de proyectos de investigación de envergadura, lo cual augura un fortalecimiento de la organización interna de los MAV y una relación más estrecha con el mundo que algunos consideran más “real”. Se trata pues de un esfuerzo incipiente de trabajar a través de los canales formales existentes para defender sus ideales y evitar que el modo de vida consumista termine por consumir sus ideales. A nuestro juicio constituye la única vía de defensa que tienen los MAV frente a los intereses de la sociedad dominante: trabajar con las armas que el mismo sistema les ofrece, actuar estratégicamente al visualizar cualquier brecha u oportunidad que se abra en el gobierno local.
A modo de conclusión
El Municipio de Pucón y su área de influencia contiene una variedad de recursos paisajísticos, lo cual ha incentivado la llegada de “migrantes de amenidad” que buscan un estilo de vida distinto al que la vida urbana nos sugiere. Este estudio se centró en los Migrantes de Amenidad Verdes (MAV) que buscan una conexión – algunas veces mística –con la naturaleza. Este subgrupo de migrantes de amenidad ha desarrollado un fuerte sentido de arraigo y pertenencia (territorialidad); no obstante pocos de ellos se involucran en instancias de participación ofrecidas por el gobierno local. Esta situación reduce la capacidad de este grupo para incidir en procesos socio-territoriales y políticos, debilitando su rol como agentes de cambio social y desarrollo local. No obstante, existen indicios de creciente organización y oportunidades se están abriendo para permear al gobierno local.
En investigaciones futuras resulta imprescindible estudios de corte etnográfico de más larga duración que permita reconocer las particularidades que representan los MAV y, a la par, ir avanzando en la definición de nuevas categorías analíticas y conceptos que capturen de mejor manera el particularismo de la migración de amenidad. En esta línea, proyectos de investigación ya en marcha pretenden indagar más en profundidad el modo de vida de los que hemos denominado, preliminarmente, “MAV”, sus aspiraciones y las posibilidades para intervenir en los procesos sociales y políticos que se desenvuelven en la escala local.
Notas
[1] Este trabajo es un resultado parcial del Proyecto FONDECYT 1100588. Los autores expresan su gratitud a los asistentes de investigación, con especial mención a Camila Del Río por su trabajo en la coordinación, conducción y transcripción de parte de las entrevistas.
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2010.
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Ficha bibliográfica:
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