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LA BOLIVIANIZACIÓN DE LA HORTICULTURA Y LOS INSTRUMENTOS DE INTERVENCIÓN TERRITORIAL EN EL PERIURBANO DE BUENOS AIRES. ANÁLISIS DE LA EXPERIENCIA DE IMPLEMENTACIÓN DE UN PROGRAMA DE “BUENAS PRÁCTICAS AGROPECUARIAS” EN EL PARTIDO DE PILAR
Andrés Barsky
Instituto del Conurbano
Universidad Nacional de General Sarmiento
abarsky@ungs.edu.ar
La bolivianización de la horticultura y los instrumentos de intervención territorial en el periurbano de Buenos Aires. Análisis de la experiencia de implementación de un programa de “buenas prácticas agropecuarias” en el partido de Pilar (Resumen)
En las últimas décadas, un fenómeno de relevancia que se ha registrado en la Región Metropolitana de Buenos Aires ha sido el de la “bolivianización” de gran parte de su periurbano. Es decir, que la creciente presencia del horticultor de origen boliviano en la producción de verduras que se realiza en los bordes de la ciudad lo ha transformado en un actor decisivo en lo referido al abastecimiento alimenticio cotidiano de una población de 13 millones de habitantes. El trabajo se propone sistematizar la experiencia de implementación de un programa municipal que se está llevando a cabo actualmente con 74 horticultores que se localizan en el partido de Pilar, uno de los distritos bonaerenses más afectados por los procesos de expansión urbana, a fines de que mejoren sus procedimientos productivos a través de “buenas prácticas agropuecuarias”. El mismo, denominado PRO.A.A.S. (Promoción de la Actividad Agropecuaria Sustentable), se ha instituido a través de un convenio formalizado entre la Municipalidad de Pilar y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria. El trabajo se propone evaluar en qué medida este tipo de programas se constituyen en instrumentos de intervención territorial efectivos en la periferia de Buenos Aires, dada la necesidad del sostenimiento del cinturón verde hortícola.
Palabras clave: periurbano, horticultura, Estado, intervención territorial, cinturón verde, sustentabilidad.
Bolivian inmigrant influence on horticulture and the necessity of spatial planning in Buenos Aires periurban areas. A current “good practices” environmental program in agriculture: Experiences in Pilar county (Abstract)
In the last decades, Buenos Aires urban-rural fringe has been affected by “bolivianization” as a social phenomena. The bolivian market gardener has become a central actor to sustain green belt production around the city, being partially responsible for daily food supply to 13 million people. This paper tends to analyse a “good practices” program that is been developed with 74 producers in Pilar county, one of the most affected due to the rapid rate of urban expansion in recent times. This program, called PRO.A.A.S., has been signed by the Municipality of Pilar and the National Institute for Agricultural Technology. The main objective is to consider the potential of this initiative as an effective way to protect periurban areas.
Key words: urban-rural fringe, horticulture, state, spatial planning, green belt, sustainability.
En la última década y media, los territorios de borde de Buenos Aires vienen registrando intensas transformaciones socioespaciales. La denominada “tercera corona” de la ciudad se ha perfilado como el escenario geográfico donde se llevan a cabo en la actualidad activos procesos de periurbanización. Los cambios en los usos del suelo encuentran su expresión más acabada en el partido de Pilar, un distrito del noroeste cuya población experimentó un crecimiento del 500 % en los últimos treinta años, encabezando el ranking demográfico metropolitano (1).
Como se ha señalado en trabajos anteriores (Barsky, 2005; Barsky y Vio, 2007), Pilar constituye un espacio epicéntrico en lo referido a la inversión de capital industrial e inmobiliario, con su correlato en un crecimiento vegetativo acelerado de la población y migraciones que protagonizan fenómenos de autoconstrucción popular, lo que trae como resultado agudos contrastes sociales.
Asimismo, y de acuerdo al tema de interés del presente trabajo, Pilar conforma el distrito más importante del llamado “periurbano norte” de Buenos Aires en lo referido al desarrollo de la horticultura de proximidad (2). La misma es llevada a cabo fundamentalmente por núcleos de población provenientes de Bolivia que se localizan en los intersticios que ofrece el periurbano, entre urbanizaciones cerradas y espacios industriales, aprovechando la buena conectividad que ofrecen ciertos caminos secundarios (3).
Desde las últimas décadas del siglo XIX, el cinturón verde de Buenos Aires ha tendido a relocalizarse en la medida en que ha avanzado el frente de urbanización en distintos momentos históricos. La horticultura ha sido llevada a cabo por migrantes de orígenes diversos: españoles, italianos, portugueses y, hoy en día, bolivianos (4).
El objetivo del presente trabajo es analizar la aplicación de un programa municipal de “buenas prácticas” para el mejoramiento de la producción hortícola, que se está llevando en la actualidad en Pilar: el PRO.A.A.S. (Promoción de la Actividad Agropecuaria Sustentable). El mismo ha sido suscripto entre la Municipalidad de Pilar y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en mayo de 2004, reglamentado en 2006 y presentado públicamente en junio de 2007. Constituye una iniciativa de importancia, en el marco de una creciente incorporación en la agenda pública del tema de la agricultura periurbana desde diferentes niveles del Estado Argentino (5). Considerando su reciente implementación, se hará hincapié en su potencial como instrumento concreto de intervención territorial en un espacio tan complejo como el periurbano.
Características generales del Programa
La puesta en funcionamiento del PRO.A.A.S. tiene relación con una experiencia llevada a cabo en el agro argentino desde 1993, reconocida en la promoción del asociativismo agrario: el Programa Federal de Renconversión Productiva para la Pequeña y Mediana Empresa Agropecuaria “Cambio Rural”. El mismo fue implementado por la Secretaría de Agricultura y coordinado operativa y presupuestariamente por el INTA. Su objetivo ha sido el de organizar a los productores en grupos. Asesorados por técnicos especialmente contratados (“promotores-asesores”) a fines de generar emprendimientos asociativos tales como “la utilización compartida o la adquisición grupal de maquinaria, la compra conjunta de insumos, las mejoras en servicios de electrificación, telefonía rural, caminos, seguros, etc.” (PROFEDER, 2002). Los productores deciden voluntariamente si quieren adherir o no a Cambio Rural, pues luego de recibir asesoramiento gratuito durante 3 años deben comenzar a pagar por ese servicio al promotor-asesor. El PRO.A.A.S. constituye la figura local que complementa la aplicación de Cambio Rural en Pilar y es monitoreado desde la Agencia Escobar del INTA, que depende de la Estación Experimental de San Pedro. Divididos en 8 grupos-zona, 74 horticultores de Pilar -dos tercios del total de productores- se han integrado a la iniciativa. La ordenanza municipal 247/06, que reglamenta el Programa, “determina el objetivo de compatibilizar la actividad agropecuaria del distrito con el creciente desarrollo urbano, haciéndolo desde una visión de sostenibilidad ambiental de los procesos que impactan en la región” (PRO.A.A.S., 2007).
Otra particularidad que tiene el Programa es que supone la aplicación de un manual especializado que promueve las “buenas prácticas de manejo y empaque para frutas y hortalizas” (Gómez y Hübbe, 2001). El horticultor debe llevar un libro de campo específico, para que quede registro de sus procedimientos productivos.
Caracterización del grupo social destinatario del PRO.A.A.S.: Una primera aproximación
En el marco del proyecto “Aspectos sociales, ambientales y territoriales relacionados con el desarrollo del periurbano productivo en los bordes de la Región Metropolitana de Buenos Aires. Pilar, 1990-2005”, que cuenta con financiamiento de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (FONCyT) y se desarrolla en la Universidad Nacional de General Sarmiento, el autor de este trabajo se encuentra realizando encuestas/entrevistas a los horticultores del partido con el fin de evaluar las perspectivas de su actividad.
Características del relevamiento
• Inicio: marzo de 2008. • Universo: 117 unidades de producción. • Encuestas/entrevistas realizadas: 22 horticultores pertenecientes a grupos Cambio Rural-PRO.A.A.S. • Cobertura geográfica: núcleos bolivianos de Almirante Irízar, ruta 25, Villa Rosa y Zelaya. • Objetivo: Detectar factores que potencian o restringen la sostenibilidad de la producción hortícola en el complejo periurbano. • Sede de investigación: Universidad Nacional de General Sarmiento. • Fuente de financiamiento: Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica. |
En las zonas de Escobar y Pilar, los bolivianos comenzaron a trabajar como peones y medieros (6) en las quintas de productores portugueses en los años setenta, momento a partir del cual comienzan a desplazarlos gradualmente de la actividad hortícola. Una segunda oleada de inmigrantes llegó a principios de los años noventa y ésa es la que está mayoritariamente presente hoy en las explotaciones. De acuerdo a los datos relevados hasta el momento, la media de años de los quinteros en Argentina es de 18,4 y la media de edad 40 años. El 80 % provienen de la zona de Potosí. En los últimos años se registró una oleada menor y los hijos de los migrantes de la segunda oleada (también nacidos en Bolivia) en algunos casos se interesan por seguir en la actividad. Los menores de 35 años representan el 20 % de los entrevistados.
Con respecto a su inserción en la estructura agraria, el 93,3 % arrienda la tierra, 6,6 % trabajan como medieros y no se registró la presencia de peones rurales (el problema de la falta de mano de obra en las quintas reviste gravedad y se retomará en las conclusiones del trabajo). En lo referido al ascenso económico del migrante, el promedio de años que necesitaron en el pasado para pasar de peones a medieros fue de 1,5 y de medieros a arrendatarios 7,6. El 26,6 % pasó por actividades netamente urbanas como la construcción y el 20 % por talleres textiles. Hoy en día, el 80 % de los arrendatarios entrevistados poseen puesto propio en el mercado.
Los horticultores cultivan hortalizas de hoja (predominan acelga y lechuga criolla), hortalizas de flores, frutos y tallos (predominan frutilla, zapallo y tomate), crucíferas (brócoli y repollo) y hortalizas pesadas y de raíz (remolacha) (7). Fundamentalmente lo hacen a campo, siendo muy incipiente el desarrollo del invernáculo. La media del tamaño de las explotaciones hortícolas relevadas hasta el momento es de 3,3 hectáreas y la cantidad de trabajadores 3,6 personas, sostenidas casi en su totalidad por el varón, con ayuda ocasional de la mujer y sus hijos. La mujer tiene un rol fundamental en la comercialización. El 57,1 % de ellas atiende el puesto de venta en el mercado. Como se analizará más adelante, el municipio y la colectividad boliviana han jugado un rol fundamental para facilitar el acceso de los productores al mercado, con la creación del Mercado de Pilar (Cooperativa de Provisión de Horticultores “2 de septiembre”) a partir del año 2002. El 42,8 % de los entrevistados vende su producción y tiene puesto allí (8).
Con respecto a la movilidad geográfica de los quinteros en el espacio periurbano de Buenos Aires, la media de permanencia en la misma explotación es de 5,7 años. El 64 % lo ha hecho por 5 o menos años. El 75 % se ha desempeñado anteriormente en otras quintas, tanto en las cercanías (36,4 % en Escobar, donde se asentaron los primeros núcleos bolivianos) como en el periurbano sur (18,2 % en La Plata). Una inquietud muy importante de quienes llevamos a cabo el proyecto de investigación tiene que ver con los factores que pueden estar incidiendo en el desplazamiento geográfico o la expulsión de los horticultores hacia otras zonas. El 37,5 % de los productores afirmó que está pensando en buscar tierras (o conoce compañeros que lo han hecho) en las zonas de Cardales y Robles, localidades pertenecientes al vecino partido de Exaltación de la Cruz, y el 25 % en Mercedes, un partido alejado en el sector oeste. Ambos están ubicados en la cuarta corona metropolitana. Los factores que aparecieron como amenazantes fueron el alquiler de campos para el cultivo de soja (un 35,7 % comentó el tema o ha sido conminado a dejar su explotación) y el futuro desarrollo de urbanizaciones cerradas o la presencia de inversores urbanos (un 18,2 % se refirió a ello). Sin embargo, indagando más profundamente en la cuestión del mercado de suelos, el 92,3 % de los horticultores no consideró al valor actual de los alquileres (ni el aumento de los mismos) como motivador de la decisión de relocalización. Se retomará este punto en las conclusiones. Tampoco la cuestión de la inseguridad es mencionada como factor de expulsión. El 71,4 % de los productores la consideró dentro de niveles normales (y 28,6 % regulares) en tiempos recientes, aunque con el recuerdo de episodios acontecidos entre los años 2000 y 2003, cuando se registraron casos de horticultores bolivianos sometidos a situaciones de extrema violencia física que transcendieron en los medios de comunicación. El agotamiento de suelos tampoco apareció como un factor de importancia (92,3 % negó que se trate de un problema relevante).
Conclusiones: Impresiones iniciales de la aplicación del Programa y su potencial como instrumento de gestión territorial
Durante los últimos años se ha registrado la formación de un capital social muy valioso en el territorio. La interacción entre la Secretaría de Medio Ambiente del Municipio de Pilar, la Agencia Escobar del INTA, los promotores-asesores de Cambio Rural y los actores de la colectividad boliviana ha sido muy sinérgica. Distintas iniciativas dan cuenta de ello. Durante 2002, el rol del Municipio fue fundamental para apoyar la creación de la Cooperativa de Provisión de Horticultores “2 de septiembre”, protagonizada por bolivianos que habían trabajado en la minería en Potosí y traían consigo toda una tradición cooperativista. El emplazamiento de este punto de venta ha constituido una iniciativa fundamental para garantizar el acceso directo de los horticultores al mercado. Ello repercutió en el circuito productivo generando la conversión de la mayoría de los horticultores en arrendatarios con puesto propio. En mayo de 2004, la Municipalidad de Pilar firmó un Acta de Entendimiento con la Embajada de Bolivia, el primero en su tipo en una intendencia de la Provincia de Buenos Aires, que consideró aspectos migratorios y la promoción de emprendimientos de los inmigrantes (Embajada de Bolivia, 2004). Como ya se ha mencionado, en ese momento también se suscribió el PRO.A.A.S. entre la Municipalidad de Pilar y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
El grado de penetración del PRO.A.A.S. por vía de los promotores-asesores de Cambio Rural es importante: llega a 74 productores sobre 117 (prácticamente el 65 %). Su rol es esencial en el cumplimiento del Programa: llevan muestras de agua y suelo, les recomiendan a los horticultores qué agroquímicos usar, les informan permanentemente sobre los subsidios que hay disponibles y les señalan la conveniencia de estar asociados en los grupos. El 1º marzo de 2008, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) anunció la apertura de la inscripción de los productores agrícolas de todo el país en el Registro Nacional de Productores Agropecuarios (RENSPA), comenzando su primer año por los fruticultores y horticultores. Estas acciones están destinadas a reforzar “la trazabilidad de las frutas y hortalizas, la identificación del productor y empacador, la promoción de la inocuidad sanitaria de los productos y la información al consumidor”. A través del Sistema de Control de Frutas y Hortalizas Frescas (SICOFHOR), implementado en el año 2001, el SENASA está avanzando hacia una regularización legal, económica y ambiental de la actividad hortícola. Será obligatorio para los productores tener un asesor. Por lo tanto, ello actuará como un incentivo para el resto de los horticultores que aún no se han integrado al PRO.A.A.S en Pilar. Considerando la vulnerabilidad de los núcleos bolivianos, será fundamental el rol de los promotores-asesores en esta nueva etapa.
Como se ha mencionado, el pasado 23 abril de 2008 Presidencia de la Nación suscribió un convenio para subsidiar con 20 millones de pesos el desarrollo de la horticultura bajo cubierta (invernáculo) en los 8 municipios del periurbano norte y oeste. En la actualidad, la Municipalidad de Pilar se está discutiendo con qué criterio se distribuirán los fondos (2,3 millones de pesos) -que arribarán en tres entregas anuales- entre todos los productores que han registrado. Por su nivel de inserción y profundo conocimiento de la estructura socio-productiva de la zona, los promotores-asesores cumplen un papel de importancia en la implementación de esta política. En definitiva, los ejemplos mencionados dan cuenta de una red de actores que interactúa sinérgicamente.
El objetivo de este trabajo es evaluar el potencial del PRO.A.A.S. como instrumento de intervención territorial para sostener la horticultura periurbana. En este sentido, resulta de importancia hacer mención a los fundamentos del Programa y a la matriz procedimental que guía el accionar de Cambio Rural. En las bases del PRO.A.A.S, se establece la necesidad de “ordenar la actividad agropecuaria implementando la figura del responsable técnico con el doble propósito de garantizar el buen manejo de la actividad y alcanzar los insumos intelectuales a los diferentes establecimientos, única manera de resguardar nuestro ambiente y recursos naturales, y poder instalar en todo el distrito un Programa que fortalezca la idea de alcanzar un desarrollo sustentable”; de “regular la actividad agropecuaria, de manera que las prácticas productivas (..) garanticen la sanidad animal o vegetal (..) y se realicen dentro de manejos ambientalmente sustentables, en cumplimiento a lo normado sobre buenas prácticas agropecuarias…” y de “abordar los conflictos ambientales con herramientas de gestión, de manera que los espacios con característica rural de nuestro distrito sirvan en la generación de empleo”. En lo referido al ordenamiento territorial, se hace mención al “establecimiento de un marco regulatorio propicio para que Pilar alcance un desarrollo sustentable a partir de un aprovechamiento racional de sus espacios físicos y ellos sirvan, de manera integral, para todos sus habitantes” (PRO.A.A.S., 2006 y Municipalidad de Pilar, 2007).
En lo referido a Cambio Rural, se trata de un programa diseñado a principios de los años noventa con el fin de asistir a agricultura y ganadería extensivas en un momento de caída de la rentabilidad del sector. Es “una herramienta diseñada para colaborar con los pequeños y medianos empresarios agropecuarios (PyMEs) en la búsqueda de alternativas que permitan incrementar sus ingresos, elevar su nivel de vida, generar nuevas fuentes de empleo, retomar el proceso de inversión y posicionarse mejor en los mercados. (..) asistir al productor en la organización y gestión de su empresa, la producción, la transformación y la comercialización, con la finalidad de mejorar sus ingresos y facilitar su integración a la cadena agroalimentaria (..) capacitar a los actores sociales responsables de impulsar los cambios necesarios en las PyMES agropecuarias (..) promover la integración de las acciones de los sectores público y privado, facilitando el acceso a mercados y a las vinculaciones comerciales necesarias para lograr el fortalecimiento del sector (..) La organización y el asociativismo son herramientas aportadas por el Programa para facilitar la incorporación de técnicas que requieren una inversión significativa y una escala superior a la individual.”. Por lo tanto, Cambio Rural constituye fundamentalmente un programa de asistencia técnica y económica pensado para el productor de las regiones agropecuarias extensivas pampeana y extrapampeanas(9). Más allá de que considere ciertos aspectos territoriales y ambientales en sus fundamentos, ésta es la matriz desarrollista y empresarial en la que se basa la implementación del PRO.A.A.S.
Por lo tanto, dadas las características de Cambio Rural y las particularidades de la agricultura periurbana, es necesario hacer ajustes al accionar del Programa. Actualmente se registra un excelente momento de apertura institucional del INTA a la cuestión territorial así como de los municipios a la del desarrollo local. A través de los aportes del geógrafo Marcelo Sili (2005), el INTA ha ido incorporando crecientemente la perspectiva territorial desarrollando a partir de 2006 el Programa Nacional de Apoyo al Desarrollo de los Territorios (PNTER), que ya ha generado líneas de investigación y publicaciones en el tema (INTA, 2007). Asimismo, la institución se encuentra actualmente discutiendo la reorganización espacial de sus agencias experimentales alrededor de Buenos Aires.
En este sentido, debe considerarse que los procesos de urbanización en los partidos de la tercera corona metropolitana continúan intensificándose notablemente en estos momentos. A través de diversas obras públicas tales como la construcción de autopistas, la implantación de conjuntos habitacionales en la periferia de las ciudades a través del Plan Federal de Viviendas o la habilitación de nuevos polígonos industriales, el Estado está incidiendo activamente como agente de urbanización en el periurbano.
Por lo tanto, resulta necesario considerar la dinámica de este complejo territorial. Es necesario adaptar el PRO.A.A.S. a las particularidades de la agricultura de proximidad, un tipo especial de agricultura. La horticultura de Pilar se encuentra actualmente en una fase intermedia de su ciclo de desarrollo. Actualmente se registra una escasa renovación generacional, problema agravado por la falta de mano de obra en las quintas que, ante la recuperación económica del país y desde hace unos 3 años, se ha desplazado al sector de la construcción. El actual estímulo de la horticultura bajo invernáculo busca generar fuentes de empleo calificado, un objetivo posible dado su bajo nivel de desarrollo en el periurbano norte de la Región Metropolitana y las capacidades técnicas que se despliegan en el territorio.
Por otra parte, debe considerarse que el alquiler de la tierra no constituye aún un factor directo de expulsión masiva de los horticultores (93 % de los entrevistados así lo consideró). El mismo resulta relativamente bajo en función del valor de mercado de la tierra periurbana (se paga un promedio de 83 pesos por hectárea por mes, en tierras cuyo valor ronda los 20.000 dólares americanos -66.000 pesos- por hectárea). Es decir, que la localización de los horticultores en los distintos intersticios que ofrece el periurbano no sólo se limita a la disponibilidad física de lotes en zonas de borde. Los bolivianos están aprovechando el valor del arrendamiento que se ofrece en tierras periurbanas, espacios “en pausa” que están a la espera de ser valorizados por el capital, pero cuya concreción no necesariamente se realiza en el corto plazo. Sin embargo, también debe señalarse que tanto el frente de avance de la urbanización desde la ciudad como el frente de avance de la soja desde el campo (10) (un verdadero “juego de pinzas” desde “adelante” y desde “atrás”) representan peligros concretos para el sostenimiento del cinturón verde. Resulta fundamental dar soporte a la horticultura periurbana a través de una política de suelos municipal y metropolitana que considere estas complejidades. Se establece aquí la necesidad de estudiar la dinámica del mercado de suelos.
En definitiva, además del importante soporte técnico se brinda que a la actividad hortícola en Pilar en el marco del PRO.A.A.S., y de acuerdo al potencial que puede desarrollar, el conjunto de actores involucrados está en condiciones de realizar otras acciones complementarias en que apunten a la consolidación territorial del cinturón verde periurbano.
Notas
(1) Los censos nacionales de población y vivienda indican que Pilar pasó de 37.907 habitantes en 1970 a 228.724 en 2001, registrando una variación del 503,38 % (Cattáneo, 2007).
(2) De acuerdo al Censo Florihortícola 2005, La Plata es el partido con mayor cantidad de establecimientos hortícolas y florícolas de la Región Metropolitana, más de 1.000, donde la horticultura a campo y bajo cubierta posee su mayor densidad. Forma parte del “periurbano sur” de la aglomeración, que es el más desarrollado. Pero en el sector norte y noroeste, el segundo en importancia., Pilar es el principal distrito con 117 explotaciones que ocupan 576 hectáreas (PRO.A.A.S., 2007).
(3) Los horticultores se localizan fundamentalmente en tres zonas del partido: en las inmediaciones del Parque Industrial Pilar, considerado uno de los polígonos más grandes de América Latina; a lo largo de la ruta 25, un camino secundario perpendicular a las autopistas donde se localizan las principales urbanizaciones cerradas; y en la zona de Zelaya, un espacio limítrofe con otro distrito donde los procesos de periurbanización y crecimiento demográfico han sido muy intensos: Escobar.
(4) La horticultura periurbana tiene baja consideración en la sociedad. Es realizada por grupos de inmigrantes que trabajan en ella por una o dos generaciones, hasta que acumulan capital y pasan a otras actividades. Por ejemplo, en Australia fue desarrollada a principios de 1800 por población de origen anglo-celta y germánico. En las últimas décadas de ese siglo fue reemplazada por chinos, que llegaron al país atraídos por la fiebre del oro. A principios de 1900 fueron migrantes del sur de Europa, italianos y yugoeslavos, los que se encargaron de la actividad. Desde mediados de siglo en adelante, vietnamitas y camboyanos expulsados por la guerra de Vietnam. En la actualidad, horticultores somalíes abastecen de hortalizas a las ciudades (Wikipedia, 2008).
(5) En el año 2000, la municipalidad de Moreno puso en marcha el Instituto Municipal de Desarrollo Económico Local (IMDEL), destinado a dar soporte a la horticultura periurbana desde el nivel local (Barsky, 2006). La municipalidad de Florencio Varela conformó el Instituto de Desarrollo Local (IDEL), para implementar en 2002 el programa Tierras Productivas, con auspicio de la FAO. Pilar puso en marcha el PRO.A.A.S. en 2004, reglamentado según Ordenanza Municipal 247/06. En el año 2006, el INTA puso en marcha un proyecto de grandes dimensiones, el Proyecto Integrado PNHFA 3141 “Desarrollo de tecnologías de procesos y gestión para la producción periurbana de hortalizas” y comenzó a discutir la relocalización de sus agencias experimentales en torno a la Región Metropolitana. En el año 2007, la excepcional baja de las temperaturas en todo el territorio nacional generada por la corriente de La Niña en el Pacífico Sur (con su expresión más representativa en la nevada caída sobre Buenos Aires) generó el aumento de las hortalizas en el nivel minorista y la agricultura periurbana cobró visibilidad pública. En diciembre de ese año, la Provincia de Buenos Aires creó una Dirección de Agricultura Periurbana, dependiente del Ministerio de Asuntos Agrarios. Y el 23 abril de 2008, Presidencia de la Nación suscribió a un convenio para subsidiar el desarrollo de la agricultura periurbana cuyo alcance geográfico abarca 3.000 hectáreas y más de 400 productores de los partidos del periurbano norte y oeste: Exaltación de la Cruz, Escobar, Mercedes, Luján, Gral. Rodríguez, Marcos Paz, Moreno y Pilar. El convenio ha sido instrumentado por la Secretaría de Agricultura y el INTA, pero los subsidios son manejados por los municipios y están siendo distribuidos en la actualidad.
(6) Los peones son asalariados “mensualeros”, mientras que los medieros se encargan de todo el proceso productivo y cobran el 40 % de lo que el propietario o arrendatario vende en el mercado. Esta última modalidad fue introducida por los bolivianos.
(7) “El Plan de manejo en las diferentes explotaciones frutihortícolas según los primeros datos arrojados por el equipo de trabajo INTA Cambio Rural, Programa PROAAS, informa que existe un uso inadecuado de agroquímicos, y que en su gran mayoría los productores no realizan rotación de cultivos” (PRO.A.A.S., 2007).
(8) De acuerdo al relevamiento, el 21,4 % vende en el Mercado de Escobar, el 14,3 en Morón, el 14,3 % en San Martín y el 7,1 % en Moreno. PRO.A.A.S. (2007) señala que un grupo de productores de Zelaya -que presenta características particulares dado que están nucleados por la religión evangélica- vende al mercado de La Matanza.
(9) Guebel, Nussbaumer y Baltriani (1997) señalan que, al centrarse en la figura del promotor-asesor, el mismo resulta sobredemandado por las exigencias del Programa.
(10) Página 12, 6/4/08. “La competencia del monocultivo a la producción de alimentos básicos del país. Más soja y muchos menos alimentos”. Roberto Navarro. Este artículo señala el alarmante retroceso de las zonas frutícolas y hortícolas a nivel nacional que se registró en la última década, totalizando unas 200.000 hectáreas de acuerdo a estimaciones oficiales.
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Referencia bibliográfica