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EL PATRIMONIO INDUSTRIAL DE BARCELONA ENTRE LA DESTRUCCIÓN Y LA CONSERVACIÓN, 1999-2008
Mercedes Tatjer
Universidad de Barcelona
El patrimonio industrial de Barcelona entre la destrucción y la conservación, 1999-2008 (Resumen)
Los estudios sobre el patrimonio industrial de Barcelona se intensificaron a partir de la declaración de Barcelona como sede de las Olimpiadas de 1992, que dio lugar a la total desaparición del patrimonio industrial del barrio de Icària.
Posteriormente, todos los barrios de la ciudad vieron caer piezas muy interesantes y emblemáticas del patrimonio industrial; pero ha sido en el distrito industrial del Poblenou donde las intervenciones urbanísticas promovidas por el Ayuntamiento de Barcelona han producido la mayor destrucción de empresas en funcionamiento y de edificios fabriles. En los últimos años se ha conseguido conocer y valorar dicho patrimonio gracias a la sensibilización ciudadana, al interés de las asociaciones de vecinos y a los estudios de instituciones científicas, profesionales y académicas que, mediante acciones cívicas, han conseguido, finalmente, frenar algunas de las acciones municipales más destructivas. En la comunicación exponemos el ejemplo del complejo neoclásico de la fábrica textil de Can Ricart construido entre 1853 y 1870 y que, gracias a la acción cívica, ha sido finalmente declarado Bien Cultural de Interés Nacional. La acción cívica ha sido fundamental en el cambio de significado en la valoración, conservación y reutilización del patrimonio industrial de Barcelona, a la vez que ha puesto de relieve la importancia de la participación en los procesos urbanísticos.
Palabras clave: Patrimonio industrial, renovación urbana, procesos participativos, industria, Poblenou de Barcelona.
The industrial heritage of Barcelona between the destruction and the preservation, 1999-2008 (Abstract)
The studies on Barcelona’s industrial heritage have intensified after 1992, when the city hosted the 1992 Olympic Games. The preparation of the city for this event resulted in the complete demolishment of the industrial heritage of Icaria neighbourhood, which hosted the Olympic Village.
After that, most neighbourhoods of the city witnessed the demolishment of interesting and emblematic industrial heritage pieces; however, it was in the industrial district of Poblenou where urban interventions promoted by Barcelona City Council have produced a great destruction of businesses and buildings. In recent years these industrial heritage assets have been known and valued thanks to citizen’s mobilization, to neighbourhood associations’ interest and to scientific, academic and professional institutions, which have managed, through civic actions, to stop some of the most destructive actions. This paper shows the example of the neo-classical building of the textile factory Can Ricart, built between 1853 and 1870, which, thanks to civic action, has finally been declared a National and Cultural Interest Building. The civic action has been essential in changing the meaning in the assessment, conservation and reuse of Barcelona industrial heritage, and at the same time it has highlighted the importance of participation in the planning processes.
Key words: Industrial heritage, urban renewal, participatory processes, industry, Barcelona’s Poblenou.
El debate sobre el patrimonio industrial ha adquirido un gran relieve a escala internacional, como muestra la existencia de organismos dedicados a su estudio y protección. A escala internacional puede servir de ejemplo The International Comittee for the Conservation of the Industrial Heritage (TICCIH). En España, los estudios pioneros de arquitectura y arqueología industrial, realizados a partir de inicios de la década de 1980, han tenido un claro efecto multiplicador, que ha permitido, en los últimos diez años, a estudiosos e instituciones de las diferentes Comunidades Autónomas desarrollar investigaciones, así como amplios programas de catalogación y de difusión de los restos materiales de la industrialización. Por esta razón, actualmente España cuenta a escala regional y local con Fundaciones, Museos y grupos consolidados de investigación dedicados especialmente al Patrimonio Industrial[1], y a escala de todo el país se dispone desde el año 2000 de un Plan Nacional de Patrimonio Industrial[2]. Al mismo tiempo, la propia sociedad civil ha tomado conciencia del valor de dicho patrimonio y con sus reivindicaciones ha logrado, en muchos casos, rescatar la memoria del pasado industrial y salvar piezas fundamentales del mismo (fábricas, maquinaria, elementos energéticos, viviendas obreras, documentación empresarial) que habrían sido destruidas sin sus acciones.
Los debates suscitados en torno al patrimonio industrial se han convertido en debates urbanos, que, en muchos casos, han tenido una gran trascendencia por su imbricación con aspectos significativos del futuro de la economía de la ciudad y la construcción de un urbanismo más participativo.
En el caso del patrimonio histórico industrial, la destrucción del tejido de fábricas y talleres que, a menudo, todavía se ubica entre sus históricas paredes pone en cuestión el modelo de desarrollo adoptado por algunas ciudades (entre ellas Barcelona) que habían optado por una política de arrasamiento total, con la casi completa desaparición de edificios fabriles, de actividades y de puestos de trabajo.
Frente a la descalificación de la actividad industrial de carácter más manufacturero, sistemáticamente desvalorada por los planteamientos de la llamada ciudad postindustrial y posfordista, algunas investigaciones recientes destacan el papel fundamental de las redes económicas y sociales existentes en estas áreas y su capacidad de innovación y de conexión con nuevas tecnologías, con las que, en muchos casos, forman ya redes productivas y empresariales.
El caso de Barcelona, que estudiamos en este artículo, es especialmente significativo por la imagen internacional que esta ciudad posee y por las implicaciones que el debate sobre el patrimonio industrial ha tenido en relación con las propuestas para elaborar un urbanismo participativo, y para debatir nuevas formas de construcción de la ciudad.
El ejemplo que presentamos, constituye un excelente ejemplo de participación ciudadana y de movilización de la sociedad civil (asociaciones de vecinos, intelectuales y científicos, colegios profesionales, instituciones y entidades de defensa del patrimonio, así como de colectivos de artistas) para conseguir la conservación del patrimonio industrial del Poblenou, el más importante distrito industrial de Barcelona, el cual a raíz de los Juegos Olímpicos del 1992, ha sido sistemáticamente destruido por planes de urbanismo poco atentos a la economía local y a su papel en el futuro del sistema productivo catalán.
Una larga trayectoria de estudios sobre el patrimonio industrial de Barcelona
Los estudios sobre el patrimonio industrial de Barcelona cuentan con una larga trayectoria. Los primeros trabajos fueron publicados en la década de 1970 a consecuencia de la transformación urbanística de la ciudad en la etapa del alcalde José Mª Porcioles, la cual supuso la destrucción de notables conjuntos industriales (como La España Industrial, por ejemplo), y amenazó al sector fabril del litoral (Plan de la Ribera 1965-1971). Desde entonces, se han realizado un gran número de estudios e inventarios sobre fábricas y conjuntos fabriles muchas veces con escasos resultados, ya que, en buena parte, han ido desapareciendo total o parcialmente[3].
A raíz de la planificación de la Vila Olímpica, al ser designada Barcelona como sede de los Juegos Olímpicos del 1992, este tipo de estudios comenzarían a intensificarse. El inventario de las piezas desaparecidas en el histórico barrio fabril, situado entre la avenida Icaria y el mar, realizado por un equipo multidisciplinario, se caracterizó por su rigor y valor metodológico, aunque lamentablemente solo logró la conservación de una chimenea (la de la importante Destilería Folch y Albiñana) desapareciendo notables ejemplos de la arquitectura industrial y borrando totalmente la memoria de su pasado fabril[4]; éste ni siquiera ha sido mantenido en el trazado parcelario o en el nombre de las calles- a excepción de la avenida Icària-; tampoco ha dado lugar ni en una mínima señalización de la ubicación de las antiguas e importantes instalaciones. El citado inventario quedó inédito, ya que la publicación oficial patrocinada por VOSA (Vila Olímpica S.A., operador de la construcción de la Vila Olímpica) no dejaba de ser un estudio histórico convencional alejado del concepto de patrimonio industrial; únicamente el Archivo Histórico del Poblenou, creado en 1976 por iniciativa vecinal, publicó una monografía sobre las fábricas desaparecidas[5].
La destrucción de las fabricas del sector de la Villa Olímpica estableció un antes y un después, puesto que contribuyó a la concienciación sobre el valor patrimonial (arquitectónico, productivo y social) de las industrias afectadas por operaciones urbanísticas o por los procesos puntuales de transformación y cambio de uso que siguieron a la cita Olímpica. Efectivamente, la vertiginosa transformación de Barcelona en una ciudad de servicios y turismo encontró en los espacios fabriles (obsoletos algunos, pero otros en pleno funcionamiento) potenciales solares para usos terciarios o residenciales, beneficiados por la escalada de aumento de precios en el sector inmobiliario. Incluso grandes proyectos urbanísticos de la ciudad, como el conocido como 22@bcn, proyectado como la reconversión del suelo industrial en un suelo dedicado a actividades de las Tecnologías de Comunicación e Información, ha tenido influencia en la desaparición de la mayor parte del tejido productivo y del patrimonio industrial del Poblenou, área de actuación de dicho plan. En los solares antes industriales se han construido, mayoritariamente, oficinas, centros de servicios, hoteles y viviendas de altos precios y solamente algunas actividades del sector de las nuevas Tecnologías de la Comunicación y de la Información.
La insuficiente y limitada inclusión de fábricas y conjuntos industriales en el actual Catálogo del Patrimonio Arquitectónico Histórico-Artístico de Barcelona, junto a su visión casi exclusivamente arquitectónica, sin tener en cuenta los elementos, técnicos, sociales, de representatividad empresarial y de memoria histórica, ha facilitado la destrucción de notables piezas del patrimonio industrial de la capital catalana. Al mismo tiempo, incluso en el caso de las actuaciones en los elementos con un cierto nivel de catalogación, los criterios de intervención han concedido prioridad a la conservación parcial de algún fragmento en función de las nuevas construcciones, o han dado lugar a un traslado, mutilación o reconversión tan profundos que han desvirtuado intensamente su condición. Podemos citar casos extremos no solo en Poblenou (como las recientes intervenciones en las fábricas Netol y Godó) sino también en otros distritos de Barcelona (como la antigua fábrica Bayer en el Ensanche).
No hemos de olvidar tampoco el abandono del patrimonio histórico industrial por parte de los actuales propietarios, muchos de ellos descendientes de los antiguos empresarios del siglo XIX o comienzos del XX. Dicho abandono se ha hecho en espera de un cambio de calificación urbanística - que había sido muy frecuente en la etapa de los ayuntamientos franquistas-, así como, a veces, por conflictos patrimoniales entre los herederos. Por otra parte, las operaciones de rentabilización del suelo industrial producidas en las zona situadas entre la Vila Olímpica y el Forum de las Culturas, provocaron en los años finales de la década de los 90 la desaparición, sin inventario ni consideración previa, de todo el espacio industrial litoral sobre el que se construyeron el llamado Frente Marítimo y Diagonal Mar. En dicho espacio se han ido derribando totalmente grandes recintos industriales (MACOSA, Catalana de Gas) y fábricas medianas y pequeñas (como la interesante fábrica de Extractos Tánicos), además de un tejido industrial compuesto de naves que alternaban con conjuntos de viviendas populares del que fue el primitivo sector de la llamada Icária. En su lugar se levantan ahora conjuntos residenciales para rentas altas (Diagonal Mar, Front Marítim), hoteles y edificios de oficinas, siempre con escasa proporción de vivienda social, que se destina, mayoritariamente, a realojar a los antiguos residentes expropiados, y con muy pocos equipamientos públicos.
El panorama de estos últimos años contrasta con la etapa de la Transición política y de los primeros ayuntamientos democráticos (años 1975-1985), cuando, gracias a la acción ciudadana, se consiguieron salvar y convertir en equipamientos muestras interesantes de arquitectura industrial, como fue el caso de la fábrica de la Sedeta, Can Felipa; o cuando se consiguió levantar en su lugar equipamientos públicos (como el parque y equipamientos escolares en la antigua Pegaso) o viviendas de protección oficial (como se hizo en la Maquinista Terrestre y Marítima situada en la Barceloneta, en cuyo espacio se construyeron 200 viviendas sociales y equipamientos educativos públicos)[6].
Ante esta nueva situación, hacia finales de 1997, un grupo de profesionales, investigadores y profesores de la Universidad decidimos organizar un proyecto cultural para el estudio del patrimonio industrial de Barcelona con el título general “Ciutat i Fabrica. Un recorregut pel patrimoni industrial de Barcelona”. Se partía de experiencias previas ya que varios componentes del grupo habíamos reivindicado, en los años 1984 y 1985, elementos industriales en peligro como el Vapor Vell de Sants, las Cristalerías Planell, o la fabrica Aranyó. El objetivo del nuevo proyecto era realizar un inventario de los edificios industriales de los siglos XIX y XX que todavía existían en Barcelona, tarea que culminó con la identificación de cerca de 200 elementos susceptibles de ser considerados patrimonio industrial. El estudio detallado de 68 de ellos permitió llevar a cabo en 1998 una exposición itinerante en la sede del Colegio de Arquitectos de Barcelona y la posterior publicación de un libro titulado Barcelona, ciutat de fabriques, el año 2000[7]. Entre las fábricas estudiadas se encontraba Can Ricart, de la que se señalaba su autoría – obra de Josep Oriol Bernadet- y su interés histórico y patrimonial.
Poco después, entre 2000 y 2005, miembros de este equipo llevamos a cabo una exhaustiva investigación sobre las industrias del antiguo municipio de Les Corts, hoy un distrito de Barcelona. Tras una primera publicación de carácter general[8], elaboramos una base de datos con 215 registros que con el título Inventari d’industries de les Corts se conserva en el Archivo Municipal del distrito de Les Corts, y que permitió, posteriormente la publicación de un libro[9].
En paralelo a esta iniciativa, se ha de destacar el amplio trabajo de investigación sobre los vapores del siglo XIX del barrio del Raval iniciado en 1990 por un equipo compuesto por arquitectos e historiadores. El objetivo, culminado plenamente diez años después, ha permitido disponer de un completo estudio de lo que podríamos considerar las 200 primeras fábricas de Barcelona instaladas en dicho barrio, que, junto con la Barceloneta y el resto del casco antiguo, fue la cuna de la Revolución Industrial catalana. Desafortunadamente el estudio ha servido solamente para levantar acta de la desaparición de muchas de estas fábricas, todavía existentes a inicios de la década de 1980; de ellas solo restan en pie actualmente unas 25, con usos diversos, tales como viviendas populares o tipo loft, polideportivos y talleres de artistas. Las intervenciones urbanísticas en el Raval han sido muy poco respetuosas con el patrimonio en general y con el industrial en particular[10].
Además de los trabajos hasta aquí citados, otras áreas de la ciudad de Barcelona han sido objeto en estos últimos diez años de investigaciones relativamente vinculadas al análisis del patrimonio industrial. Nos referimos, en particular, a los trabajos y numerosas publicaciones del ya citado Archivo Histórico del Poblenou, y también a otros referidos a Sant Andreu y a Sants[11].
El Poblenou y Can Ricart: un ejemplo
Origen de la investigación
Si bien toda Barcelona se ha visto afectada por la destrucción del patrimonio industrial, ha sido el Poblenou la parte de la ciudad donde los efectos han sido más devastadores.
Como ya hemos señalado antes, a partir de la construcción de la Vila Olímpica se fueron sucediendo diversas operaciones de transformación del tejido industrial para dar paso a conjuntos de viviendas; como ejemplos pueden citarse Torras Herrerías, y la vidriería Vilella que se derribaron para construir en su lugar conjuntos residenciales. En la mayoría de los casos- al no estar ni siquiera catalogadas- no se realizó de las instalaciones desaparecidas ningún inventario ni estudio que permitiera conservar la memoria histórica.
Fue, no obstante, el Plan 22@ bcn aprobado en el año 2003[12] el que intensificó la transformación del tejido industrial, que mayoritariamente, se había mantenido hasta aquel momento en funcionamiento, con actividades industriales junto con gran numero de pequeñas empresas que ocupaban en forma de industria compartida los grandes conjuntos fabriles construidos entre mediados del siglo XIX y mediados del XX. Se trataba de un amplio repertorio de estructuras constructivas de gran interés, que conformaban una amplia gama de tipologías fabriles desde naves, fábricas de pisos y conjuntos que podían llegar a ocupar varias manzanas de la trama Cerdà del Poblenou; muchas de ellas respondían a variantes estilísticas notables desde neoclásicas como Can Ricart, eclécticas, modernistas, novecentistas y racionalistas, sin olvidar a las correspondientes al movimiento moderno y a las vanguardias junto con las de carácter más monumentalista o brutalista de la segunda mitad del siglo XX. Muchos de estos recintos fabriles habían sido a lo largo de su historia contenedores de una gran diversidad de producciones en relación con las grandes revoluciones industriales del mundo contemporáneo; de hecho habían constituido sedes de grandes empresas del sector textil y alimenticio, luego habían pasado al sector químico y metalúrgico y de éste al de los modernos bienes de consumo (máquinas de escribir, automóviles, televisores, calculadoras….) para finalizar con la producción de piezas y componentes para grandes industrias de automoción y transporte junto con el diseño, la creación artística o la producción editorial y las artes gráficas.
Algunas de estas actividades fueron pioneras no solo en Cataluña sino en toda España, a la vez que similares a las del mismo tipo que se realizaban en los países europeos más avanzados. Por iniciativa de industriales emprendedores, en estas fábricas se aplicaron y difundieron nuevas tecnologías de la mano de técnicos y obreros especializados.
El desarrollo industrial del Poblenou favoreció la creación de Escuelas de Artes y Oficios desde 1892 y conformó una clase obrera calificada autóctona y a la vez nutrida por las sucesivas oleadas migratorias; ésta, a través del mundo del trabajo se integró en la ciudad, y estaba profundamente implicada en el progreso social y cultural, y vinculada al progresismo político a través de redes social muy sólidas (Ateneos, Cooperativas, Centros Culturales y Políticos…), que se han mantenido hasta hoy a pesar de las vicisitudes políticas. Por estas razones, el Poblenou se consolidó a lo largo del siglo XIX y XX como un cluster o Distrito industrial[13].
En este contexto, la salvaguarda de todo este patrimonio vivo, su conservación y reutilización acordes con su valor patrimonial suponía un verdadero reto para la política municipal. Ésta se apoyaba solamente en el Catálogo de Patrimonio, que incorporaba un número muy restringido de elementos (alrededor de unos 30, entre las cuales la mayor parte eran solo chimeneas); estos elementos eran los únicos sobre los que se establecía la acción protectora del Ayuntamiento mediante algún estudio realizado por el Museo de Historia de la Ciudad o por la obligación que el mismo Catálogo establecía de redactar estudios patrimoniales antes de su transformación o derribo[14]. La posterior petición del Archivo Municipal del Distrito de Sant Martí a dos autores, externos a los trabajos anteriores, para elaborar unos itinerarios que ofreciesen rutas para visitar los 30 elementos citados, supuso una nueva y más amplia lectura de todos los existentes, gracias al detallado trabajo de campo y al análisis de la cartografía del siglos XIX y XX, que mostró con claridad la riqueza y variedad del patrimonio industrial del Poblenou[15].
A partir de este momento, se puso de manifiesto con claridad la insuficiencia en cantidad y calidad de los elementos catalogados. Por esta razón, en contacto con entidades locales como la Asociación de Vecinos del Poblenou, l’Arxiu Històric del Poblenou y el Foro de la Ribera del Besós, así como asociaciones científicas y profesionales se planteó la necesidad de reivindicar y elaborar un primer Plan Integral de Patrimonio Industrial. La urgencia de disponer de dicho Plan se puso claramente de relieve en el caso de Can Ricart, recinto que formaba parte de una Unidad de Actuación del Plan 22@, el Plan Especial de Reforma Interior del Parc Central aprobado el 29 de octubre de 2001; este proyecto destruía totalmente el recinto y solamente consideraba dignos de conservar algunos fragmentos (una nave, la torre y la chimenea), que incluso estaban sujetos a intervenciones en función de los nuevos usos.
Las conversaciones que tuvieron lugar con los técnicos municipales y los de la sociedad 22@ sobre el interés de elaborar un Plan de Patrimonio y de estudiar Can Ricart por sus valores patrimoniales y de actividades todavía en funcionamiento no dieron ningún resultado, como tampoco lo tuvieron las propuestas de tener en cuenta la conservación de otros recintos industriales del Poblenou.
El desinterés y la indiferencia de los organismos municipales respecto al patrimonio industrial permitieron el derribo de una fábrica (Extractos Tánicos) cuyo mantenimiento se había consensuado con la Asociación de Vecinos del Poblenou. Ante esta situación se inició el 2002 por diferentes colectivos reunidos en el Grupo de Patrimonio del Forum de la Ribera de Besos, el estudio de Can Ricart y a la vez la elaboración del Plan Integral del patrimonio industrial del Poblenou, como propuesta metodológica para extenderla al conjunto de Barcelona[16].
Metodología de trabajo
Con esta iniciativa se emprendía lo que podemos calificar como una investigación-acción, en la que, en paralelo con el desarrollo de la investigación, se realizaron acciones de sensibilización ciudadana y académica, así como de reivindicación del mantenimiento del tejido productivo existente; todo lo cual, a su vez, repercutía en un enriquecimiento de métodos y contenidos. La finalidad de esta investigación-acción no era solamente el mantenimiento del patrimonio industrial sino la formulación de propuestas alternativas a los planes urbanísticos y a los nuevos usos aprobados por el Ayuntamiento.
Destacaré a continuación algunos de los componentes del proceso de investigación, señalando, en particular aquellos aspectos que, en mi opinión, han representado un avance metodológico en este tipo de estudios[17].
-Estudio interdisciplinario con objetivos claros. En primer lugar, se trata de un análisis interdisciplinario y multidisciplinario, contando con un equipo que aportó diferentes perspectivas desde la arquitectura, la geografía urbana, la historia, el arte, la ingeniería, y la historia de la ciencia y de la técnica. El objetivo era no solamente el estudio y valoración patrimonial, sino también la propuesta de alternativas respecto al futuro de las actividades presentes y su articulación con nuevas actividades.
A la par que trataba de reconstruir la trayectoria empresarial, productiva y arquitectónica del recinto, se planteaba su estudio como un análisis de los temas claves a resolver; como, por ejemplo, el valor arquitectónico y el significado de la estructura general del recinto en relación con sus necesidades productivas a lo largo del tiempo. Por ello analizamos de manera pormenorizada cada uno de los elementos del recinto (estructura de las naves o sistema energético), aproximándonos a su datación, características constructivas y uso productivo pasado y presente.
Creemos que esta metodología debería ser la utilizada en los estudios que la Administración encarga a los profesionales, los cuales por falta de objetivos claros en el encargo, se limitan a un análisis histórico sin alcanzar, muchas veces, conclusiones ni propuestas; de este modo la administración despilfarra de hecho los recursos públicos, ya que obtiene unos resultados difícilmente aplicables a la resolución de las necesidades y de los problemas planteados. Es posible que ello se deba a que la Administración adopta opciones políticas para las cuales los estudios encargados -que en ocasiones no suelen leerse ni siquiera por los técnicos, ni se difunden adecuadamente entre los miembros externos de las comisiones de seguimiento- se convierten en un mero trámite.
-Investigación en archivos. Se ha realizado una profunda y amplia consulta de archivos municipales y de instituciones académicas y privadas, para conocer el caso de Can Ricart y de otras industrias en funcionamiento. Este tipo de consulta solamente se había llevado a cabo hasta este momento de forma parcial sobre los 30 elementos antes citados.
-Trabajo de campo. El trabajo de campo supuso el reconocimiento del interior de las diversas naves del recinto gracias a las facilidades proporcionadas por vecinos, por antiguos trabajadores de las empresas que se sucedieron en el recinto fabril de Can Ricart y por trabajadores y propietarios de las empresas del Poblenou que estaban en funcionamiento, así como por los colectivos de artistas de Can Ricart (Hangar, Can Font), al igual de lo que ocurrió en otros recintos como La Escocesa o Talleres Caminal. El trabajo de campo fue más difícil en Can Ricart, por las restricciones impuestas por el Ayuntamiento y por la propiedad a partir del momento en que se produjo el desalojo de las empresas y el inicio de los derribos. El estudio sobre el terreno, que contó, también, con la ayuda de conservadores y expertos del Museo de la Ciencia y de la Técnica y de Arqueología Industrial de Cataluña, permitió obtener un mejor conocimiento de la estructura y el funcionamiento del conjunto fabril de Can Ricart, rescatando del olvido las edificaciones y el trazado subterráneo del antiguo sector energético, que fue objeto de un inventario específico.
-Apoyo cartográfico. La investigación tuvo como aspecto fundamental el apoyo cartográfico, con el tratamiento de la cartografía histórica disponible a diferentes escalas así como la incluida en diferentes expedientes administrativos; en este sentido, fue fundamental la experiencia acumulada en trabajos anteriores realizados por miembros del equipo y, especialmente, en el ya citado estudio sobre la industria del distrito barcelonés de Les Corts.
-Nuevas tecnologías. En la investigación-acción de Can Ricart hemos de señalar el uso extensivo de nuevas tecnologías, un nuevo lenguaje y formato, apenas utilizado hasta entonces en otros procesos de estudio y reivindicación del patrimonio industrial. Nos referimos al lenguaje multimedia y a las nuevas tecnologías. La utilización de Internet en las convocatorias y redacción, corrección y comentarios de los textos elaborados, así como la creación de la página Web: www. salvem Can Ricart.org como órgano de difusión de la Plataforma Salvem Can Ricart, han sido básicos para agilizar los textos, los comunicados, y la convocatoria de reuniones, permitiendo llegar rápidamente a un público muy amplio que seguía el proceso. En paralelo los colectivos de artistas elaboraron, también una página propia que recogía sus puntos de vistas y propuestas que fueron incorporadas en los documentos de propuestas de plan de usos y de actividades[18]
Debemos señalar, igualmente, el diseño de la reconstrucción virtual de Can Ricart. Ha sido, creo, la primera fábrica de Barcelona que ha contado con la aplicación de esta técnica de restitución, gracias al trabajo realizado por las arquitectas Marta Urbiola y Meri Martorell.
También debe destacarse el uso de medios audiovisuales (fotografía y grabaciones en video, cortometrajes) realizados por el propio equipo y por otros profesionales y vecinos, que han permitido el seguimiento de las vicisitudes del recinto (incendios, no se sabe si fortuitos o intencionados, derribos pseudo-legales con autorización municipal, etc.. ) a lo largo de los cinco años de reivindicación; asimismo han dejado constancia de reuniones, visitas, y permiten hoy disponer de un amplio material documental visual y gráfico de todo el proceso[19].
-La potencialidad educativa del Patrimonio Industrial. La reflexión sobre el valor educativo del patrimonio industrial, que se había iniciado desde años antes por diferentes miembros del Grupo y por otros profesores del Distrito de Sant Martí, fue otro de los ejes de trabajo, a partir del caso de Can Ricart. Se trataba de considerar el patrimonio industrial no solamente como un objeto de estudio, o un mero recurso documental del pasado ya fenecido que se valora como objeto arqueológico, sino de considerarlo como un sujeto formativo en la perspectiva del estudio del cambio tecnológico y del aprendizaje técnico, mostrando a los alumnos las continuidades en la evolución de los procesos técnicos y productivos, a la vez que las rupturas en los mismos[20].
-Reuniones con políticos y técnicos. A lo largo de los casi seis años de nuestra investigación-acción en Can Ricart y en el Poblenou se han realizado numerosas reuniones con políticos y técnicos municipales de Urbanismo y de Patrimonio histórico-artístico, así como con técnicos y políticos del Departamento de Cultura de la Generalitat de Catalunya. Los resultados de estas reuniones fueron de carácter desigual, según los casos, y merecen un relato mas detallado que supera el ámbito de esta comunicación, y que será objeto de próximos trabajos. A pesar de todo, creemos que ha sido explícita y continuada la voluntad de mantenimiento, por nuestra parte, de un dialogo abierto y constante con todos los agentes implicados
Con este mismo objetivo es importante a señalar la realización de peticiones directas al alcalde de Barcelona, al presidente de la Generalitat (“Carta abierta al Presidente de la Generalitat de Catalunya, Excmo. Sr. Pasqual Maragall i Mira” en 14 de abril de 2005, con la adhesión de 28 entidades y asociaciones y con más de 200 adhesiones personales), y al Parlament de Catalunya. En el caso de esta última institución, se logró impulsar el 5 de abril de 2005 una “Proposición no de ley” que, una vez aprobada y tramitada, instó al Ayuntamiento de Barcelona a llevar a cabo un Plan de Patrimonio Industrial del Poblenou, a incoar expediente de protección de Can Ricart y a crear un centro de Interpretación del Patrimonio Industrial del Poblenou.
-Actos de carácter reivindicativo. Se han organizado un gran número de concentraciones, manifestaciones y actos cívicos, así como talleres infantiles en torno al Patrimonio industrial en los que el papel de las asociaciones de vecinos de la zona, especialmente de la Asociación de Vecinos del Poblenou ha sido fundamental. Se realizaron, asimismo, jornadas de puertas abiertas con exposiciones de fotografías y de materiales sobre Can Ricart y otros elementos del patrimonio industrial, junto con visitas comentadas al recinto de Can Ricart; estas visitas incluían el recorrido por las empresas industriales en activo y por los talleres de artistas en funcionamiento, lo cual permitía conocer las características y la relevancia económica, técnica y creativa de su producción.
Itinerarios a pie y en bicicleta por el conjunto del patrimonio industrial del Poblenou, fueron otras de las propuestas para difundir el conocimiento de los principales elementos fabriles en peligro y reivindicar su mantenimiento. En paralelo con estos itinerarios, miembros del Grupo de Patrimonio, en colaboración con otras instituciones, realizamos un Itinerario del Patrimonio Industrial de Barcelona[21].
También se publicaron trípticos, postales, adhesivos y folletos informativos y reivindicativos. A todo ello se han unido una amplia difusión mediática, reportajes en televisión, artículos en prensa y en revistas de divulgación para transmitir de forma amplia el caso de Can Ricart a los residentes en el Poblenou y al resto de la ciudad, puesto que estaba en peligro desde el año 2003 cuando se aprobó un nuevo Plan municipal que implicaba su destrucción. En este sentido cabe señalar la organización de sistemas de alerta permanente (como cámaras de video vigilancia, el toque de campanas de las parroquias próximas, el sonido de sirenas) ante el riesgo de derribos imprevistos u otras contingencias (el 4 de abril del 2006 se declaró un incendio) que pusieran en peligro la integridad del recinto.
-Consulta y peticiones de apoyo a instituciones académicas, profesionalesy culturales vinculadas con el patrimonio. Se solicitaron a diversas entidades de ámbito catalán y estatal (Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Associació del Museu de la Ciència i de la Tècnica i de l’Arqueologia Industrial de Catalunya, Institut d’Estudis Catalans) y de ámbito internacional (ICOMOS), con resultados siempre positivos. Hemos de destacar que se ha contado en todo momento con la ayuda y el soporte de la citada Associació del Museu de la Ciència i de la Tècnica i de l’Arqueologia Industrial de Catalunya, fundamental en todo el proceso de la investigación- acción.
-Conferencias y sesiones científicas. Este tipo de actos se celebraron en diversas instituciones culturales y científicas de Barcelona: Associació-Col·legi d’Enginyers Industrials de Catalunya, Fundación Tapies, Museu d’Art Contemporani de Barcelona, Facultad de Geografía e Historia de la Universitat de Barcelona, Instituto Ametller de Arte Hispánico- SOS Monuments, FAD (Fomento de Artes Decorativas), MACBA (Museu d’Art Contemporani de Barcelona), Ateneu Barcelonés, CCOO (Comisiones Obreras). Destacamos especialmente la participación en el Curso dirigido por Joan Roca en el Institut Municipal d’Historia de Barcelona el año 2005 sobre el Patrimonio Industrial de Barcelona.
Paralelamente, se presentaron comunicaciones a Congresos de Historia, Arquitectura, y se publicaron cuatro libros y una docena de artículos en revistas científicas[22]. También se hizo constar el caso de Can Ricart en manifiestos elaborados en defensa del patrimonio histórico con ocasión de Reuniones Internacionales[23].
-Organización de Jornadas de reflexión y debate sobre “Legado Industrial e Innovación”. Han tenido la participación de técnicos municipales, historiadores, economistas y geógrafos de diferentes universidades catalanas y españolas; dichas jornadas, que se celebraron en recintos los recintos fabriles que estaban en funcionamiento en el Poblenou, son las siguientes:
“I Jornadas de Patrimonio e Innovación” el día 30 de Junio del 2003, en el recinto fabril de La Escocesa.
“II Jornadas de Patrimonio e Innovación” los días 25 y 26 de marzo de 2004, en Palo Alto, una antigua fábrica convertida en centro de diseño e innovación.
“III Jornadas de Patrimonio e Innovación” los días 5 y 6 de noviembre 2005, en Can Ricart.
También se participó activamente en la Exposición “¿Como queremos ser gobernados?”, organizada por el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) y celebrada en otoño del 2004. Entre las diversas colaboraciones destacamos la exposición en el recinto Palo Alto, presentando el material “Viaje por Icària. Geografía de la autogestión”[24].
Finalmente, es oportuno referirse al equipo humano que constituyó núcleo central del proceso como Grup de Patrimoni del Forum de la Ribera del. Se trata de profesores de la Universidad de Barcelona, profesionales especializados en patrimonio histórico industrial, museógrafos, así como profesionales que eran antiguos trabajadores de empresas del Poblenou, y miembros, a la vez, de entidades ciudadanas (Asociación de Vecinos del Poblenou y entidades cooperativas). Este pequeño grupo de personas ha contado con el soporte técnico de un conjunto más amplio de profesionales, vecinos, artistas residentes en la propia fabrica, fotógrafos y miembros de otras entidades y asociaciones, así como de otros colectivos que inicialmente no estaban directamente vinculados al proyecto, pero que, a partir del año 2005, se incorporaron a la Plataforma “Salvem Can Ricart”, liderada por la Asociación de Vecinos del Poblenou y que obtuvo el apoyo de mas de 40 entidades del propio barrio y del conjunto de Barcelona. Con todos ellos, además de un contacto permanente, se han realizado reuniones semanales.
El carácter intergeneracional y multidisciplinario del grupo que a lo largo de estos casi cinco años ha mantenido un trabajo intenso y de responsabilidad cívica es digno de destacarse, especialmente en estos momentos en que nuestra sociedad aparece cada vez más segmentada no solamente social y culturalmente sino también generacionalmente. Lo cual no debe hacer olvidar las lógicas dificultades que han debido superarse para establecer consensos y unificar criterios.
Se han de citar asimismo los apoyos de profesionales: arquitectos, abogados, científicos, escritores, periodistas, diseñadores gráficos, expertos en jardinería, así como profesores universitarios: historiadores, ingenieros dedicados a la historia de la ciencia y de la técnica, economistas y geógrafos. Su ayuda desinteresada fue inestimable en la formalización de alegaciones y de otros instrumentos y actos jurídicos, así como en el diseño de alternativas urbanísticas; fue igualmente importante en la celebración de debates conferencias, participación en publicaciones, en artículos de apoyo en la prensa y medios televisivos y radiofónicos, consiguiendo así un gran efecto mediático de nuestros estudios, propuestas y reivindicaciones. A todos ellos hay que añadir una extensa lista de ciudadanos que apoyaron con su presencia la investigación-acción en los diversos actos y acciones, además de con su firma, las numerosas peticiones y solicitudes enviadas a diferentes instancias de la administración.
En contraste con el amplio soporte ciudadano de todas estas iniciativas, un buen número de arquitectos se han mantenido silenciosos, o han sido reticentes e incluso contrarios a las propuestas, avaladas por las instituciones académicas antes señaladas, para mantener la fábrica como patrimonio. Sirva de ejemplo el juicio que mereció a uno de ellos el trabajo de un miembro del Grupo de Patrimonio:
“un estudio muy preciso y serio [Can Ricart. Estudi patrimonial] publicado por el Grupo de Patrimoni Industrial del Fòrum de la Ribera del Besòs, que pienso que se convertirá en imprescindible y muy útil, cuando, como espero, se consume el derribo de Can Ricart”[25] .
Resultados de las acciones de estos últimos diez años
Los estudios realizados en esta última década y muy especialmente la movilización por Can Ricart a lo largo de los últimos cinco años, han permitido superar el contenido de un mero inventario arquitectónico de las pocas fábricas incluidas en el Catálogo del Patrimonio Arquitectónico de Barcelona. Se ha planteado con ello la necesidad de realizar estudios integrados en los que, además de la valoración arquitectónica, se considere el elemento industrial en su trayectoria histórica, en su singularidad y significado, en su capacidad de innovación técnica y en su adaptación a los cambios productivos, sin olvidar la historia empresarial y obrera.
Este nuevo tipo de estudios deberían incidir en el análisis de los paisajes industriales en los que la fábrica conforma un conjunto coherente, junto a viviendas, equipamientos e infraestructuras. En este sentido, hemos de considerar como un éxito de todo este proceso el hecho de que, finalmente, el Ayuntamiento de Barcelona se viera obligado a redactar la “Modificación del Catálogo del Patrimonio Arquitectónico Histórico-artístico del Distrito de Sant Martí”[26], con el fin de introducir el centenar de elementos de patrimonio industrial que el Grupo de Patrimonio Industrial del Forum de la Ribera del Besos había propuesto en junio del 2004, cuando se presentó su Plan Integral del Patrimonio Industrial[27].
No obstante el citado plan municipal, a pesar de que ha incluido la misma lista de los elementos elaborada por el citado Grupo, no ha cubierto todos los objetivos que desde el equipo ciudadano y vecinal se habían señalado como imprescindibles. Especialmente es de lamentar que, a pesar de las reiteradas peticiones, el Plan municipal mantenga los criterios arquitectónicos- casi siempre externos y formales- como únicos referentes para la catalogación de los elementos industriales.
Es negativo, también, que el Plan municipal adolezca, en muchos casos, de una suficiente documentación y trabajo de campo, ambos necesarios e imprescindibles para una buena y rigurosa valoración y catalogación, y que no considere, suficientemente, la propuesta de áreas, paisajes, conjuntos y ejes, con lo cual se limita la lectura y comprensión del patrimonio para las futuras generaciones. También es una carencia la exclusión de edificios que no fueron considerados como patrimonio industrial (solamente se incluyeron una pequeña parte de los conjuntos de vivienda obrera y popular, ateneos, infraestructuras…), a pesar de la propuesta que el Grupo había realizado sobre ello en el antes citado Plan Integral de Patrimonio Industrial que fue presentado públicamente en junio del 2004.
Por otra parte, el Plan municipal establece catalogaciones de bajo nivel para la mayoría de edificios, con exclusión- casi nunca suficientemente documentada ni argumentada- de partes y elementos de interés, y por lo tanto con la consiguiente posibilidad de la mutilación y profunda alteración de los conjuntos.
Finalmente, hemos de referirnos a la ausencia de propuestas de señalización de los elementos catalogados, únicamente incluidas en la declaración general pero todavía sin concreción alguna, así como la indefinición en el “Protocolo de Inventario” y en el de conservación de la documentación de las empresas. Ambas cuestiones deben ser consideradas básicas para el mantenimiento de la memoria histórica y para los estudios de arqueología industrial.
La creación de una Comisión de seguimiento de la aplicación del Plan municipal abrió una posibilidad de debate y reflexión ante las intervenciones arquitectónicas en los elementos catalogados; pero su carácter simplemente informativo y la insuficiente representatividad, debido a la mayor presencia de técnicos, políticos, empleados de organismos del propio Ayuntamiento, así como la metodología de trabajo impuesta, la han convertido en ineficiente para la conservación del patrimonio.
Afortunadamente, gracias a todas las acciones realizadas, el olvidado patrimonio industrial de Barcelona se ha convertido en un objeto de estudio ampliamente valorado entre los interesados por la arqueología industrial. Puede ser una muestra de ello el hecho de que en estos últimos diez años las investigaciones sobre el patrimonio industrial de Barcelona hayan obtenido una buena parte de los Premios Bonaplata. Esta distinción concedida anualmente, desde el año 1997, por la Asociación del Museo de la Ciencia y de la Tècnica de la Generalitat de Catalunya, es un referente en la valoración de las investigaciones y en la defensa y difusión del patrimonio industrial de Cataluña, y supone un reconocimiento de la tarea realizada por los diferentes entidades y equipos de investigadores que han sido premiados por sus trabajos sobre fábricas de Barcelona[28].
A estos reconocimientos se han añadido los de otras instituciones científicas: la Societat Catalana de Historia de la Ciència y de la Tècnica, filial de l’Institut d’Estudis Catalans, así como varios Museos (MACBA, Fundación Tàpies), la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando e ICOMOS han apoyado diversas reivindicaciones con informes favorables a la conservación del recinto industrial de Can Ricart. Otras instituciones han premiado, asimismo, la labor realizada en defensa del patrimonio, otorgando la Medalla del FAD (Fomento de las Artes Decorativas), y el premio del Centre d’Estudis del Baix Llobregat, en 2006 y noviembre del 2007, respectivamente, a la Plataforma Salvem Can Ricart.
Curiosamente, a pesar de los numerosos reconocimientos ciudadanos y científicos, las instituciones municipales no han valorado de forma adecuada la tarea realizada por los colectivos de profesionales (historiadores, arquitectos, geógrafos) y el movimiento ciudadano en general. Únicamente de forma vergonzante, a menudo utilizando de manera indirecta los estudios e ideas en ellos formulados, han ido poco a poco integrando en sus discursos y propuestas una parte de los resultados obtenidos por los trabajos de estos investigadores. En estos momentos, incluso una parte de las iniciativas municipales sobre los espacios de artistas en antiguas fábricas que ha realizado el Instituto de Cultura de Barcelona (ICUB) responden a propuestas de colectivos de investigadores y artistas implicados en la defensa del patrimonio industrial. Igual ocurre con otros proyectos educativos y culturales en curso (“Las fabricas d’ahir” desarrollado en varias bibliotecas públicas de Barcelona, o la Memoria virtual de la gent gran de Sant Martí”) impulsados por el Distrito de Sant Martí y la empresa municipal 22@bcn, al igual que el Banc Virtual de Recursos de Sant Martí. Guía didáctica[29]: posiblemente, no hubieran pasado de tímidos intentos o simples propuestas sin el estimulo y las ideas de las reivindicaciones ciudadanas sobre el patrimonio.
En esta misma línea hay que situar el Proyecto de Centro de Cultura Industrial del Poblenou, que propuso en Museo d’Història de la Ciutat en abril de 2005 y que debía situarse en la fábrica Can Saladrigas del Poblenou, convertida en equipamiento gracias a reivindicación de la Asociación de Vecinos del Poblenou. Este proyecto municipal pretendía contrarrestar la propuesta de Museo del Treball que se había formulado por el Grup de Patrimoni del Forum de la Ribera del Besos tiempo antes[30]. Actualmente, este proyecto parece tener unas mejores perspectivas en su ubicación y contenidos, más acordes con las propuestas del citado Grup de Patrimoni.
En resumen, creemos que nuestras opiniones y propuestas de trabajo han trascendido, también, a otros ámbitos de la sociedad barcelonesa. A título de ejemplo señalamos que recientemente, en febrero del 2007, el Consejo Económico y Social de Barcelona – cuyo ponente Sr. Josep Centelles se reunió con representantes del Grup de Patrimoni del Forum de la Ribera de Besos- en su Dictamen sobre el 22@ recomendó a esta sociedad municipal la creación de un Centro Integral de Formación Profesional, una mejora de la comunicación y colaboración con el tejido vecinal del Poblenou y la preservación del patrimonio y la memoria histórica, así como de las actividades económicas existentes. Recomendaciones perfectamente señaladas y reivindicadas desde el inicio de nuestra investigación-acción[31].
Al mismo tiempo, la reivindicación del patrimonio industrial de Can Ricart y del Poblenou ha animado otras similares en el mismo Poblenou y del resto de Barcelona; éstas han permitido la conservación y proyecto de espacios para artistas de la fábrica La Escocesa, o de Fabra i Coats en Sant Andreu, y, aunque en menor medida, en Can Batlló de la Bordeta[32]. Asimismo, ha sido un ejemplo para reivindicaciones similares en otras ciudades catalanas como Vic (las tenerías o adoberies), Mataró (Can Fabregas y de Caralt), Sant Boi de Llobregat (Ateneu Samboià). Al igual que ha servido de modelo a otras iniciativas de recuperación del patrimonio y de la memoria histórica, como los grupos de viviendas cooperativas de la década del 1930 amenazadas por planes de urbanismo (Cases Barates “La Colectiva” de Tarragona)[33].
A partir del caso de Can Ricart algunos autores dedicados al análisis de los procesos participativos y los conflictos en torno a la gestión del territorio, han destacado el desacertado discurso del Ayuntamiento de Barcelona sobre el urbanismo y la ciudad postindustrial. A la vez, han confirmado la escasa actitud para el diálogo por parte de las instancias municipales, y han valorado las contribuciones realizadas tanto por el Grupo de Patrimonio como por la Plataforma Salvem Can Ricart al debate sobre el modelo de ciudad.[34]; en la misma dirección se recoge el caso de Can Ricart en el Anuari Territorial de Catalunya 2005[35]. Pero no han sido únicamente investigadores españoles los que se han interesado por Can Ricart, sino que desde diferentes universidades europeas (especialmente alemanas, italianas y belgas) economistas, geógrafos, sociólogos, antropólogos y arquitectos están realizando Tesis y trabajos de investigación sobre este proceso de transformación urbana del Poblenou y sobre la destrucción de su patrimonio industrial.
La reivindicación de Can Ricart ha potenciado igualmente trabajos de antropólogos y artistas visuales, que han realizado numerosas entrevistas, estudios de investigación y cortometrajes[36], obra, en general de jóvenes investigadores y profesionales españoles y del resto del mundo, que han llevado el caso de Can Ricart fuera de nuestras fronteras.
El debate sobre el patrimonio ha llegado más allá de la arquitectura para introducirse en el debate sobre las ideas sobre el cambio social y la innovación técnica. Se ha abierto una línea de comunicación entre cambio y continuidad en el tejido industrial y en la economía de la ciudad, señalando el interés de las permanencias y continuidades de los tejidos productivos y el papel del capital humano en los distritos industriales. El mejor conocimiento de actividades industriales pasadas, desvaloradas hasta ahora, y su papel y vinculación con la innovación técnica hasta hoy, contribuyen al debate del futuro productivo de nuestras ciudades. En esta misma línea, se ha aportado una nueva perspectiva respecto a los usos de los edificios patrimoniales industriales, optando por propuestas de mezcla de usos, el mantenimiento de las actividades industriales existentes junto a las de nueva implantación en espacios rehabilitados mediante la figura urbanística de “suelo industrial protegido”[37]. Este ha sido un aspecto muy enriquecedor puesto que en muchos casos la conservación patrimonial se limita a su consideración como potencial turístico o cultural.
No es extraño que las reflexiones del Grup de Patrimoni Industrial del Forum de la Ribera del Besós, contenidas en las numerosas publicaciones realizadas, hayan influido en la redefinición conceptual y, tal vez, en el discurso de algunos autores. En cualquier caso, ha habido una coincidencia significativa entre nuestras posiciones y las que a escala internacional se están adoptando recientemente.
En un artículo que acaba de publicarse, Saskia Sassen rechaza “la noción común de que para que la economía del conocimiento se arraigue en una área y se desarrolle, el área debe superar/sobrepasar/destruir sus viejas economías materiales (industria manufacturera, minería, agricultura, etc.)”. Frente a ello, afirma que su investigación “sugiere que las economías del conocimiento mas fuertes tienen imbricaciones complejas con la historia profunda de un lugar (ciudad, región) incluyendo sus antiguas economías materiales”. Y estima, que
” las economías del conocimiento están a menudo incrustadas en sectores distintos a ellas. Por ejemplo, el componente economía del conocimiento puede estar incrustado en bienes manufactureros más bien elementales (un tostador, una lavadora) y no solo en bienes de alta tecnología o inmateriales”[38].
Estos argumentos coinciden plenamente con los que el Grup de Patrimoni Industrial del Foro de la Ribera del Besós ha expuesto y defendido públicamente desde hace varios años, acerca del papel positivo que las empresas existentes en Barcelona pueden tener en los nuevos desarrollos de la economía del conocimiento de la ciudad. Éste era precisamente el caso de Can Ricart, donde una parte de las empresas allí ubicadas utilizaban ampliamente las TIC en sus procesos de manufactura y estaban integradas con factorías de producción de componentes destinados a los más modernos medios de transporte. Saskia Sassen tuvo la oportunidad de conocer este caso durante la visita que realizó al recinto fabril de Can Ricart y las conversaciones que mantuvo con el Grup de Patrimoni Industrial del Foro de la Ribera del Besós con ocasión de la conferencia que pronunció en Barcelona el 26 de abril del 2006 sobre “Per qué conservar integre Can Ricart?”, en el marco del ciclo “La metrópoli y el Patrimonio Industrial”, organizada por el citado Grupo y por el FAD.
Conclusiones
Esta comunicación ha insistido en la presentación de un caso particular, por el significado más general que puede ofrecer para otros procesos de salvaguarda del patrimonio industrial en contextos urbanos. En estas conclusiones pasaremos de la descripción a una valoración y propuestas concretas de actuación.
En estos últimos años diez años, profesionales e instituciones, han logrado construir con sus investigaciones un cuerpo de conocimientos que nos permite ahora disponer de un marco de referencia para trazar las grandes líneas de la industrialización de Barcelona. Ha sido el resultado de un esfuerzo sostenido de la sociedad civil, desde el ámbito universitario y las instituciones científicas y profesionales (como, por ejemplo, la Associació del Museu de la Ciència i de la Tècnica i de l’Arqueologia Industrial de Catalunya) o los archivos históricos locales (como el Arxiu Históric del Poblenou), hasta las asociaciones de vecinos como la del Poblenou y otros colectivos vecinales. Esa defensa del patrimonio ha tenido un escaso reconocimiento por parte de los políticos y de los técnicos municipales, e incluso la animadversión de algunos famosos y mediáticos arquitectos barceloneses. A pesar de ello, hemos avanzado notablemente en el conocimiento del campo de las técnicas industriales aplicadas en Barcelona a lo largo de los siglos XIX y XX, en el de las iniciativas empresariales y del mundo del trabajo industrial y en el del impacto territorial de la industria en un medio tan urbanizado como la ciudad de Barcelona. Con el trabajo realizado se han dado a la Administración métodos, criterios y pautas, a la vez que hemos propuesto instrumentos para desarrollar de forma adecuada la valoración y la conservación arquitectónica y productiva de los edificios y recintos fabriles, sin destruir usos y actividades en funcionamiento. Esperemos que tengan el valor de aplicarlos de una forma más clara y contundente de lo que han hecho hasta ahora en el tratamiento del patrimonio industrial.
Por otra parte, se han sentado las bases para incorporar el patrimonio industrial de Barcelona en la memoria colectiva de los barceloneses, pero también de los estudiosos del patrimonio industrial a escala española e internacional. El caso de Barcelona es ahora un referente en los libros de Patrimonio Industrial, como lo muestran diversas publicaciones. Por ejemplo, el reciente trabajo de de Carlos J. Ponce sobre turismo y patrimonio industrial, publicado este mismo año 2008[39], en el que el patrimonio industrial de Barcelona se cita al mismo nivel que el de la ciudad inglesa de Manchester con su proyecto “Manchester Tourist Guide”; vale la pena recordar que las fábricas de esa ciudad británica han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad, mientras Barcelona pierde y mutila día a día su rico patrimonio industrial, despilfarrando una riqueza construida con el esfuerzo de varias generaciones de empresarios y de obreros.
Los itinerarios que se han realizado y publicado han contribuido a enriquecer los escasos elementos y contenidos de los recorridos existentes sobre el patrimonio industrial de Barcelona (como los del Museu d’Historia de la Ciutat o de la Diputación de Barcelona) que se limitaban a mostrar unos pocos ejemplos de algunas fábricas. Frente a ello es posible ahora realizar rutas nuevas y sugerentes con una metodología que incorporaba la lectura del paisaje y el análisis de las relaciones del territorio con los grupos sociales.
Con el trabajo de los participantes y el compromiso ciudadano se está en el camino de mostrar un pasado industrial de Barcelona, que, como cualquier pasado, nunca se rompe totalmente. Son muchos los casos de continuidades en el presente de un buen número de empresas barcelonesas que siguen ahora su función productiva en el entorno metropolitano.
Se ha contribuido al debate sobre el modelo de ciudad y sobre las formas de participación ciudadana en la planificación urbana, ambos ampliamente reivindicados en recientes trabajos sobre el futuro de las ciudades[40] .
Como ejemplo de los resultados alcanzados puede citarse que, finalmente, la Generalitat de Catalunya con fecha de 22 de abril de 2008 ha declarado el conjunto de Can Ricart Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN). A pesar de que esta declaración conserva únicamente la mitad del recinto diseñado por Josep Oriol Bernadet en 1853 y completado posteriormente por Josep Fontseré y Mestre, creemos que es, claramente, un éxito colectivo, resultado del trabajo continuado durante mas de cinco años por el Grup de Patrimoni del Forum de la Ribera del Besos con el apoyo de la Asociación de Vecinos del Poblenou, la Plataforma Salvem Can Ricart y numerosas instituciones vecinales, académicas, universitarias así como un gran numero de ciudadanos. Es un triunfo del civismo de una ciudad como Barcelona, y de los barceloneses que no se resignan a ser gobernados al margen de la ciudadanía y que reclaman participación real y respeto por la Cultura. Resta ahora una tarea quizás mas difícil, es la de trabajar para que el edificio catalogado no sea objeto de mutilaciones ni de alteraciones, y que sus usos y actividades sean los más idóneos a la trayectoria histórica del recinto y que repercutan positivamente a nivel de la ciudad y del propio barrio que tanto ha luchado para su conservación.
Queda, no obstante, la tristeza de recordar aquellas empresas en funcionamiento y con futuro productivo, que, por falta de ayuda pública y por los excesos de un urbanismo mal planteado, han tenido que quedar en el camino con pérdidas de puestos de trabajo; igualmente, hemos de lamentar, que a pesar de los esfuerzos realizados continua la pérdida de notables piezas del patrimonio industrial y que con su destrucción o mutilación desaparezca parte de la memoria histórica de la ciudad.
De la trayectoria de Barcelona y del caso concreto de Can Ricart queda patente la necesidad de que la sociedad civil se movilice en la defensa del patrimonio en general y del industrial en particular. Esta movilización, para ser efectiva, debe ir acompañada de estudios rigurosos y documentados de carácter pluridisciplinario, orientados al debate y a las propuestas de conservación de lo existente (arquitectónico y productivo) y de nuevos usos respetuosos con el patrimonio. Cuando este tipo de trabajo se realiza con rigor, diálogo y participación, queda claro a través de la experiencia analizada en este artículo que finalmente se logra incidir en los planteamientos y en las soluciones de los políticos y de los técnicos.
Es importante dar a conocer el propio elemento a conservar al mayor número de ciudadanos y recoger sus informaciones y sugerencias. Para ello, el uso de las nuevas tecnologías tanto en el proceso de investigación-acción como en las tareas de difusión, es cada vez más necesario, ya que facilita el trabajo en red con asociaciones culturales, académicas y científicas.
Es importante mantener en todo momento el ritmo y la coherencia de la diversidad de acciones a realizar puesto que la defensa del patrimonio industrial es una tarea continuada y a largo plazo, sin olvidar que, paralelamente, es necesario mantener siempre el dialogo abierto con técnicos y políticos municipales. La memoria histórica de nuestras ciudades y la misma construcción del futuro están en juego en este diálogo y en esa lucha.
Notas
[1] No es nuestro objetivo reseñar la amplia red de instituciones, organismos de cada Comunidad, pero debemos citar por su trayectoria y labor los de: Asturias ( con la pionera Fundación INCUNA), Andalucía (Instituto del Patrimonio Histórico Andaluz), Cataluña (con la red de museos de la Ciencia y de la Técnica), el País Vasco (con la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obras Públicas), Comunidad de Madrid, Aragón, y Comunidad Valenciana (con la Fundación Demetrio Ribes), entre las más activas, tanto institucionalmente como por parte de la sociedad civil. Destacamos el caso de Madrid, no solamente por disponer de un amplio inventario des de 1999, sino por presentar una estrecha vinculación entre el patrimonio, ciencia y tecnología, y entre el patrimonio y el mundo empresarial a través de la “Fundación Conocimiento madr i+d, Ciencia y sociedad”.
[2] Sobre el Proyecto de Plan Nacional del Patrimonio Industrial de España, véase Linarejos Cruz, M. y www.mcu.es/patrimonio/MC/IPHE.
[3] Veáse Tatjer, M. 2004 a, p. 37-44.
[4] Sobre el inventario y el catálogo véanse los trabajos de: Granados 1991, y Caballé, Gonzalez, Navas 1991. Y, posteriormente, el de Caballé 2000.
[5] Sobre el Inventario conservado en el Museo d'Histôria de Barcelona, véase Caballé 1991. Y sobre las fábricas desaparecidas Arxiu Històric del Poblenou, 1990.
[6] Un análisis detallado sobre los distintos usos del patrimonio industrial de Barcelona, puede seguirse con detalle en varios trabajos del historiador y experto en patrimonio industrial Martín Checa Artasu; entre sus artículos destacamos Checa Artasu 2007.
[7] Sobre este proyecto y su plasmación Checa 1999; y también Basiana, Checa, Urpinell 2000.
[8] Tatjer y Vilanova 2001.
[9] Tatjer, Vilanova, Insa, 2008, p. 356-365; y Tatjer, Vilanova, Insa 2005.
[10]Tatjer 2003, p. 13-28.
[11]Veánse las referencias a estos trabajos obra de historiadores en Tatjer 2004 (a).
[12] Oliva 2003.
[13] Sobre la consideración del Poblenou como un verdadero distrito industrial, cf. los trabajos del Grup de Patrimoni Industrial del Forum de la Ribera del Besós.
[14] Este sería el caso de los trabajos realizados por diversos ámbitos del Ayuntamiento de Barcelona entre 1999 y 2001: Checa Artasu 2001.
[15] Tatjer, Vilanova, 2002.
[16] Grup de Patrimoni Industrial del Forum de la Ribera del Besos. Proposta de Pla Integral de Patrimoni Industrial de Barcelona. Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, 5 de mayo de 2005, vol. X, nº 581 <http://www.ub.es/geocrit/b3w-581.htm
[17] Una cronologia detallada y precisa de las acciones realizadas entre 2001 y 2008 podrá consultarse en el trabajo de Salvador Claros: Cronología. Patrimoni Industrial i Can Ricart, en curso de realización. Una recopilación amplia de documentos (Alegaciones, alternativa urbanística y de usos) en el libro del Grup De Patrimoni Industrial del Forum Ribera Besòs 2006.
[18] Nos referimos a la web visquem Can Ricart, y a sus propuestas recogidas en Plataforma Salvem Can Ricart.Can Ricart. Proposta de pla d'usos i activitats. Patrimoni, ciutadania i productivitat, 25 de febrer 2006, , y tambien en: Grup de Patrimoni Industrial del Forum de la Ribera del Besôs (ed.). Can Ricart. Patrimoni, innovació i ciutadania, Vol I Estudis i Propostes, Barcelona, 2006.
[19] No podemos reseñar con detalle todas las realizaciones en este formato. Estas realizaciones, por tratarse de obras de creación, cada una de ella presenta un carácter e interpretación del tema variada y diversa, en función de su autor. Destacamos algunas que han sido objeto de proyección en canales comerciales como la de Jacobo Sucari “La lucha por el espacio urbano” emitida por TV3 en noviembre de 2006 y otra, la del antropólogo Isaac Marrero, en colaboración con Guillermo Beluzo y Roberto García : “18 fragmentos de una fabrica en desmontaje” presentada el 8 de junio de 2007. Con respecto a los trabajos fotograficos destacamos Azcune 2004, y Laguillo, 2007.
[20] Tatjer 2004 (b).
[21] Fernández y Tatjer 2004.
[22] Entre las publicaciones de este tipo citamos el nº 288 de la revista de historia L'Avenç de febrero del 2004, así como el nº60 de noviembre del 2005 del Butlletí d'Arqueologia Industrial i dels Museos de la Ciencia i la Tecnica de Catalunya, dedicado a Can Ricart; como comunicaciones a Congresos destacamos: Tatjer, Urbiola 2008 .
[23] Declaración sobre el patrimonio del VIII Coloquio Internacional de Geocrítica, México 26 de mayo de 2006 http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-218-94.htm>
[24] Itinerario”Viaje por Icària. Geografías de la autogestión. Poblenou. Barcelona” realizado por Sonia Abian y Carlos Piegari, con el asesoramiento conceptual de los historiadores Joan Roca y Mercè Tatjer. Veáse: www.enciclopedia misiones.
[25] Cit. por Capel 2006.
[26] Modificació 2006.
[27] Sobre este Plan veáse Grup de Patrimoni del Forum de la Ribera del Besos 2005.
[28] Reseñamos a continuación los trabajos sobre el Patrimoni Industrial de Barcelona que en la última década han sido galardonados por esta institución: 1996, La indústria en Les Corts: Cristalería Planell. Antoni Vilanova y Susana Moya (arquitectos), premio difusión; 1997, La industria texti Araño (Antoni Vilanova), mención honorifica del premio de investigación; 2000, Ciutat i fabrica( Equipo compuesto por M. Checa, M. Fernández, J. Olona, S. Sánchez, M. Tatjer, A.Vilanova); 2005, Memoria del passat industrial de les Corts, M.Tatjer (geógrafa y historiadora) Antoni Vilanova (arquitecto) y Yolanda Insa (historiadora del arte). Premio de Investigación; 2005, Els vapors del Raval. Artigas (arquitecto) y F. Mas (historiador). (Premio Investigación); 2007, Can Ricart (Tatjer, M.; Urbiola, M. (arquitecto), Roca y Grup de patrimoni del Forum de la Ribera del Besòs.
[29] Veáse Tatjer, Presentación en: www.descobrimsant martí.org.
[30] EL proyecto de Museo del Treball era una propuesta formulada por el Forum de la Ribera del Besós a finales de la década de 1990 y reformulada por el Grupo de patrimonio Industrial en las I Jornadas de Patrimonio Industrial el año 2003, cuyas líneas generales pueden consultarse en: “Plataforma Can Ricart.Can Ricart. Proposta de pla d'usos i activitats. Patrimoni, ciutadania i productivitat, 25 de febrer 2006”, recogido en Grup de Patrimoni Industrial del Forum de la Ribera del Besôs (ed.). Can Ricart. Patrimoni, innovació i ciutadania, Vol I Estudis i Propostes, Barcelona, 2006. Sobre la propuesta municipal de Centro de Cultura industrial veáse: La Vanguardia, 3 de abril de 2006.
[31] Consejo Económico y Social de Barcelona 2007, recomendaciones de los párrafos 39, 40, 41 y 42 p. 10.
[32] En el caso del recinto industrial de Can Batlló, la movilización por la conservación de Can Ricart ha facilitado el diálogo para la reubicación de las empresas afectadas por la reconversión de la fábrica, a la vez que ha favorecido la conservación de una parte del recinto.
[33] Gavaldá 2008.
[34] Nos referimos particularmente a los trabajos de Martí 2007, que ha utilizado ampliamente las publicaciones del Grup de Patrimoni del Forum de la Ribera del Besos y las numerosas conversaciones con miembros del Grupo de Patrimoni del Forum de la Ribera del Besos; y en igual sentido al de Casellas 2007.
[35] ASG 2006, p. 423-425.
[36] Como el A. Sucari o el de Isaac Marrero citados en la nota 17.
[37] Veáse en particular Plataforma Can Ricart: “Can Ricart, pol ciutadà, cultural i d'economia creativa”; y Clarós, S.: “Can Ricart, la memoria obrera i el paper de les esquerres”; también, de manera más concreta, las reflexiones y propuestas sobre “Suelo industrial protegido”, en Grup de Patrimoni Industrial del Fòrum de la Ribera del Besós (ed.) 2006.
[38] Sassen 2007, p. 9-34, la cita corresponde a la página 13.
[39] Ponce 2008, p. 45 y 78-79.
[40] Entre los trabajos sobre esta cuestión véase Capel 2005 y 2006.
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Referencia bibliográfica
TATJER, Mercedes. Diez años de estudios sobre el patrimonio industrial de Barcelona. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de agosto de 2008, vol. XII, núm. 270 (140). <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-270/sn-270-140.htm> [ISSN: 1138-9788]