Scripta Nova |
Julio Vinuesa Angulo
Departamento de Geografía de la Universidad Autónoma de Madrid
julio.vinuesa@uam.es
Resumen
Tras justificar la importancia que tienen el retraso en la edad de emancipación de los jóvenes españoles y exponer las deficiencias de información y cuantificación del fenómeno, se propone un método de análisis demográfico que permite profundizar en el estudio de la emancipación desde una perspectiva demográfica, creando unas bases más sólidas para la valoración de las interrelaciones con la fecundidad, el mercado de trabajo y el mercado de la vivienda. La aplicación del método a las poblaciones de las provincias obliga a poner en duda algunas de las ideas establecidas sobre los factores que vienen provocando el retraso de la emancipación de los jóvenes españoles. Se abre también la posibilidad de efectuar proyecciones de los flujos de emancipación.
Palabras clave: emancipación, retraso de la emancipación, análisis demográfico, tabla de emancipación.Abstract
Having justified the importance of the delay in the age Spanish youngsters become independent from their parents, and having outlined the deficiency of information and quantification of the phenomenon, we propose a demographic analysis method which will allow us to carry out an in-depth study of emancipation from a demographic perspective, whilst creating a solid base from which to assess interrelations with fertility, the labour market and the housing market. The application of the method to provincial populations obliges us to reconsider some established ideas with regards to the reasons for the delay in Spanish youngsters becoming emancipated from their parents. It also opens up the possibility of making projections on emancipation flows.
Keywords: emancipation, delay in emancipation, demographic analysis, emancipation chart.La emancipación es el fenómeno sociodemográfico relativo a la salida de los jóvenes del hogar de sus padres para crear uno nuevo o pasar a formar parte de otro. Es un acto de carácter natural, propio de un periodo, sin límites determinados, del ciclo de vida personal. Es también el resultado del ejercicio del derecho jurídico de los individuos mayores de 18 años a abandonar el hogar paterno. En todo caso, y aún siendo un acto individual, ha de explicarse en el contexto social y económico en el que se produce. Tal como ocurre en las sociedades más evolucionadas, el proceso de emancipación de las generaciones de españoles durante los últimos decenios ha de estar directamente vinculado, por encima de otros factores, a la ampliación del periodo de estudios, con el consiguiente retraso de la incorporación a la actividad, a la coyuntura del mercado de trabajo, a la dificultad para disponer de una vivienda y a las actitudes familiares. Todo ello en un contexto de permanente aumento de la esperanza de vida, que podría estar trastocando la amplitud e incluso el sentido de los tradicionales periodos de la vida de las personas (infancia, juventud, edad madura y vejez) y modificando elementos básicos de instituciones como la herencia al retrasar las edades a las que se realizan las rotaciones patrimoniales entre generaciones (Vinuesa, 2006).
Un individuo se emancipa cuando pone en práctica su capacidad psicosocial para pasar a desempeñar actividades y papeles propios de los adultos, momento que en España sigue considerándose estrechamente asociado al matrimonio o a la formación de una pareja (véase por ejemplo, CES, 2002, p. 17 y Leal, 2002; p. 255). Podría decirse que es el resultado de un proceso que sólo excepcionalmente se produce antes de los 18 años pero que no tiene un límite máximo de edad preciso ni universal.
La tendencia al retraso de la emancipación durante los últimos decenios viene siendo especial motivo de preocupación en la medida en que se interpreta como un fenómeno de consecuencias negativas, tanto para los jóvenes, que estarían viendo constreñidas sus expectativas vitales, como para el conjunto de la sociedad, que desaprovecha parte de su más valioso potencial (CES, 2002, p.9). El aumento de la edad a la que los jóvenes abandonan el hogar de sus padres está relacionado con la dinámica de los factores sociales y económicos ya enunciados, pero no es fácil establecer de forma objetiva unos parámetros comunes de comportamiento. Pueden medirse el empleo, el paro o el esfuerzo en términos de renta familiar necesarios para disponer de una vivienda y analizar su interrelación mediante complejos modelos econométricos (Colom, 2000), pero no es posible ponderar las actitudes individuales, familiares y sociales en relación con la “conveniencia de abandonar” el hogar de los padres a una determinada edad. Generalmente se habla de las “dificultades de los jóvenes para emanciparse” pero el análisis no será completo si no se consideran también las “facilidades para no emanciparse” o, al menos, para continuar en el hogar paterno.
Se ha llegado a apreciar una especie de “síndrome de retraso”, pero las encuestan muestran un creciente grado de satisfacción entre los jóvenes (INJUVE, 2007, p. 14-15). No son fácilmente objetivables las exigencias de seguridad, calidad y confort de los jóvenes a la hora de emanciparse (DIPUTACIÓN DE BARCELONA, 2003, p. 39), ni las actitudes familiares y sociales al respecto (familismo) (Baizan, 2003, p. 5 y 15). Como quedará constatado más adelante, la correlación con los parámetros que objetivan las circunstancias de los mercados de trabajo y de vivienda, no explican en su totalidad las diferencias en el retraso del calendario de emancipación de los jóvenes españoles de diferentes ámbitos geográficos y, especialmente, en relación con los de otros países del centro y del norte de Europa, con modelos de estado del bienestar en los que el papel de la familia es mucho menos relevante.
Las altas edades de mancipación de los jóvenes españoles no constituyen un fenómeno reciente y tampoco es exclusiva su tendencia a elevarse. Los datos del Cuadro 1 ponen de manifiesto la tendencia al retraso de emancipación en los diferentes países europeos, aunque lo que más debe llamar la atención es que la proporción de jóvenes españoles de 25 a 29 años que siguen viviendo con sus padres triplica ampliamente las de la mayor parte de los países europeos. Los valores de Italia y de Grecia están más próximos a los de España por lo que cabe hablar de un modelo de emancipación (de familia) mediterráneo.
Cuadro 1 Evolución de las proporciones de jóvenes de distintos grupos de edad que siguen viviendo con sus padres en diferentes países |
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20-24 |
25-29 |
|||||
1987 |
1996 |
1987 |
1996 |
|||
Alemania |
57 |
53 |
20 |
20 |
||
España |
84 |
90 |
49 |
62 |
||
Francia |
47 |
52 |
14 |
18 |
||
Reino Unido |
45 |
57 |
15 |
17 |
||
Holanda |
55 |
51 |
15 |
14 |
||
Italia |
81 |
89 |
39 |
59 |
||
UE15 |
66 |
32 |
||||
Fuente: Torreblanca, 1999, p. 64. |
Aunque no venga siendo la práctica común, para valorar el proceso de emancipación, sus causas y sus efectos, además del estudio de las pautas de emancipación de los individuos de las sucesivas generaciones, será necesario prestar atención a la medida de los flujos (número de individuos que se emancipan a lo largo de un año), que van a estar condicionados de forma predominante por el tamaño de los grupos de edad que los generan. La estructura por edad de la población española, con un marcado envejecimiento por la base, marca unas tendencias claramente regresivas de los flujos de emancipación, a medio y largo plazo. Probablemente el debilitamiento de los flujos de emancipados va a tener mucha mayor relevancia demográfica, económica y social que el propio retraso del calendario de la emancipación.
El estudio de la evolución de los tipos de hogares según la edad de la persona de referencia permite observar que los flujos de emancipados son el componente con mayor incidencia en el crecimiento del número total de hogares. Del mismo modo, y en ello estriba buena parte del interés de su estudio, la emancipación es con diferencia el principal componente en la generación de la necesidad y la demanda de vivienda, llegando a representar mas del 80% (Fundación Asprima, 2007).
Dadas las características del mercado de la vivienda en España y el predominio de los modelos de desarrollo urbano con clara tendencia centrífuga, la emancipación suele ir acompañada del traslado de residencia hacia las periferias urbanas y metropolitanas, con cambio del municipio de residencia que incluso, como en el caso de Madrid, pueden suponer traspasar límites regionales, convirtiéndose en el principal factor desencadenante de los flujos migratorios intermunicipales. Este aspecto de segregación espacial de los emancipados debería concitar mayor preocupación en el ámbito de las políticas de suelo y de vivienda y en la planificación urbanística. Para ello la exigencia del derecho constitucional a disfrutar de una vivienda digna debería enriquecerse con criterios de racionalidad y calidad urbanística, comenzando por la localización y los modelos de desarrollo urbano (Vinuesa, 2005).
Es necesario también recordar la importante vinculación todavía existente entre la emancipación, la nupcialidad y la fecundidad. De acuerdo con el modelo social preponderante, el retraso de la emancipación viene incidiendo directamente en el de la nupcialidad y éste en el de la fecundidad, con las consiguientes mermas de la descendencia final y de la natalidad (véase por ejemplo, Delgado, 1997 y Vinuesa, 2000, p. 699).
A pesar de su enorme trascendencia, la emancipación no se registra como tal suceso demográfico y la información disponible, siempre indirecta, es insuficiente. Es prioritario que los organismos responsables produzcan estadísticas adecuadas sobre el fenómeno pero, mientras eso ocurre, parece oportuno implementar algunas técnicas de análisis que ayuden a avanzar en su conocimiento. Con esa intención se publica este artículo.
En los últimos años el proceso de emancipación, más exactamente su retraso, viene mereciendo crecientes cotas de atención. El Instituto de la Juventud (Injuve), en el marco del Pacto Europeo para la Juventud, ha concretado una serie de acciones en el Programa de Emancipación Joven, con el que se pretende articular una política de apoyo a la emancipación. De los diversos estudios realizados en los últimos años por distintos autores podría decirse que acumulan abundante valoración cualitativa y opiniones, básicamente coincidentes, sobre “las dificultades de emancipación” de los jóvenes españoles, pero no siempre se fundamentan en un riguroso análisis demográfico previo. Por el contrario, a la hora de medir la emancipación y su calendario generalmente no han podido llegar más allá de las simples aproximaciones indirectas.
En los términos propios del análisis demográfico de la dinámica de los hogares, la emancipación puede definirse como el cambio desde la posición de “hijo que vive con sus padres (ambos, madre sola o padre solo)” a cualquier otra forma de convivencia fuera del núcleo familiar al que pertenecía. Hay que recordar que, de acuerdo con los conceptos de hogar y vivienda en el Censo de 2001, a efectos de lo que aquí se valora, habría que entender que la emancipación supone también dejar de vivir en la vivienda correspondiente al hogar de los padres para pasar a ocupar otra, individualmente, en pareja o formando parte de un hogar más complejo.
Al no existir, como ya se ha dicho, estadísticas específicas sobre los cambios de posición en el hogar, el análisis habrá de efectuarse a partir de las clasificaciones de los individuos según sus formas de convivencia. El punto de partida es conocer las proporciones de individuos emancipados y no emancipados -“que viven con sus padres”-. A tal efecto, y con la idea de constatar el retraso de la emancipación de los jóvenes españoles, en algunos estudios se han utilizado datos derivados de valoraciones indirectas de encuestas puntuales, como la Encuesta de Fecundidad y Familia 1995 o del Panel de Hogares de la Unión Europea. Se utilizan entonces indicadores poco precisos: “a los 30 años cerca de la mitad viven con sus padres…” (Baizan, 2003, p. 9) junto a otros que se arrogan una exactitud que no se justifica y que es poco verosímil dada las características de los datos de que se parte. Por ejemplo: “…la edad mediana de salida pasa de 25,6 años para los hombres nacidos en la década de 1950-59 a 27,7 años para los hombres nacidos entre 1970-76…” (op.cit. p. 20).
Ofrecen mejores resultados los estudios basados en la utilización de las series de la Encuesta de Población Activa (EPA) que permiten clasificar a los individuos por sexo, edad y su posición en el hogar. Se entiende que están emancipados los que ostentan la posición de “persona de referencia”, “cónyuge de la persona de referencia” o “persona no emparentada”. Además del pionero y concienzudo trabajo de Garrido y Requena (1996), han medido el proceso de emancipación utilizando la EPA el informe del Consejo Económico y Social (CES, 2002 p.16) y el más reciente trabajo de Navarrete (2006) de forma también exhaustiva y detallada al nivel de Comunidades Autónomas. Son estudios en los que además se diferencian tipos de emancipación en razón de la edad, sexo, actividad, estado civil y la nacionalidad de los individuos que la protagonizan.
Garrido y Requena (1996, 157) utilizan también la Encuesta Sociodemográfica que permite afrontar el análisis longitudinal de la emancipación y las circunstancias familiares y personales en que se produce. Probablemente la más completa explotación de la ESD para el estudio de la emancipación es la realizada por Pau Miret (2005), que ha medido las pautas de emancipación de las generaciones nacidas desde 1900 a 1969. Pero la ESD es de 1991 y, como se sabe, no se ha repetido, por lo que su información no es útil para estudiar la emancipación de las generaciones actualmente emancipables.
En el Proyecto del Censo de 2001 (INE, 2001), en las explicaciones detalladas sobre el contenido censal, en concreto del apartado del cuestionario en que se hace referencia a las relaciones de parentesco con la “persona 1”, se establecen literalmente las siguientes posibilidades: “cónyuge o pareja”; “hijo/a, yerno/nuera”, “hermano/a, cuñado/a”, “padre, madre, suegro/a”, “otro pariente (sobrino/a, tío/a, primo/a…)” y “no emparentado”. A partir de la información obtenida con este cuestionario, en la explotación del Censo de 2001 se elaboraron, entre otros muchos, los datos sobre las formas de convivencia y, en concreto los relativos a la variable “Convivencia de los hijos”, que pueden tomar los siguientes valores: “hijo que convive con su padre y con su madre”, “hijo que convive sólo con su madre”, “hijo que convive sólo con su padre” y “persona que no convive con su padre ni con su madre”. En este caso la estadística censal invita a pensar que los que integran el último grupo son individuos que están emancipados.
La información censal ofrece la posibilidad de la máxima desagregación territorial, pero tiene, por el contrario, la grave limitación de su carácter de foto fija que no se actualizará, en el mejor de los casos, hasta 2011. Una explotación similar de los datos del Padrón continuo supondría una enorme mejora en la disponibilidad de información, pero, como se sabe, de momento no se producen datos de hogares a partir de ese registro. La comparación de los datos del Censo y de la EPA ofrece algunas divergencias que hacen pensar sobre todo en diferencias de criterio a la hora de clasificar a los residentes según su posición en el hogar, incluso más allá de las que pudieran derivarse de los cambios que se han ido produciendo en la definición de la persona de referencia (cabeza de familia, sustentador principal, persona principal, persona 1) (Vinuesa y Puga, 2007, p. 255).
Los datos del Cuadro 2 reflejan unas diferencias injustificables en las edades más jóvenes, mientras que llegan a ser razonablemente coincidentes en las edades en las que la emancipación es claramente mayoritaria y la posición en el hogar ofrece menos dudas de clasificación. Garrido y Requena (1996, 198) también efectuaron una comparación entre los datos de emancipación obtenidos de la Encuesta Sociodemográfica, de la EPA y del Censo de 1991, pudiendo apreciar una alta coincidencia de la ESD con el Censo y divergencias similares a las aquí constatadas con respecto a la EPA.
Cuadro 2 |
||||
Edad |
Censo 2001 |
EPA (1er T.2001) |
||
18 |
4,49 |
0,12 |
||
25 |
21,78 |
9,92 |
||
30 |
55,31 |
46,16 |
||
35 |
75,67 |
76,73 |
||
40 |
84,04 |
85,61 |
||
FUENTE: Navarrete (2006, 46) y elaboración propia a partir del Censo de 2001 |
Al margen de que se utilice la información censal o la de la EPA, el procedimiento de análisis demográfico que se propone a continuación permite ir más allá de las aproximaciones transversales, para obtener indicadores de intensidad y elaborar previsiones sobre los futuros flujos de emancipados. En este caso, para todos los ejemplos que acompañan a la presentación del método se ha utilizado la información censal de 2001.
Como ya se ha dicho, el Censo de 2001 permite cruzar los datos de “residentes que no conviven con sus padres” con edades simples, el sexo y algunas otras características, entre las que conviene destacar las relativas a los ámbitos de residencia.
Las curvas representadas en la Figura 1 permiten formular unas primeras consideraciones: a). Antes de cumplir 18 años la Tasa de Emancipación Acumulada de las mujeres es 4,03% y la de los varones 3,37%. La práctica totalidad de estos casos, que indican que un 3,69% de los residentes de 17 años no conviven con sus padres, están provocados por causas excepcionales, ajenas a la emancipación, y convendrá excluirlos al analizar el proceso. b) Tanto la inclinación de las curvas como, sobre todo, la coincidencia con la mayoría de edad legal aconsejan fijar en los 18 años el comienzo del periodo de emancipación. c) Los datos del Censo de 2001 (Cuadro 3) indican que a los 35 años de edad todavía hay un 20% de individuos que sigue conviviendo con sus padres, porcentaje que se reduce a la mitad a los 45 años, edad en la que prácticamente llegan a igualarse las proporciones de mujeres y varones que ya no conviven con sus padres.
Figura 1. Curvas de TEAx de la población española en 2001. FUENTE: Elaboración propia a partir del Censo de 2001 (Residentes en vivienda familiar. Formas de convivencia de los hijos). |
Cuadro 3 |
||||
Edades |
Total |
Varones |
Mujeres |
|
18 |
5.1 |
4.5 |
5.8 |
|
---|---|---|---|---|
25 |
26.3 |
21.8 |
31.0 |
|
30 |
60.8 |
55.3 |
66.5 |
|
35 |
79.1 |
75.7 |
82.6 |
|
40 |
85.7 |
82.9 |
87.5 |
|
45 |
89.3 |
88.9 |
89.7 |
|
FUENTE: Elaboración propia a partir del Censo de Población de 2001 (Residentes en vivienda familiar. Formas de convivencia de los hijos). |
Como se ha señalado, la emancipación como suceso demográfico no genera ningún registro estadístico y esa carencia de información no permite, como sería deseable, disponer de datos sobre los flujos anuales de emancipados. Para salvar tal deficiencia se recurrirá aquí a un procedimiento indirecto con el que, partiendo de la consideración de la situación de emancipado como una característica del individuo, derivada de la forma de convivencia, se identifica la adquisición de esa característica y se equipara a un evento demográfico: el suceso emancipación.
Podría interpretarse que los datos y las curvas de la Figura 1 señalan los 45 años de edad como límite superior del periodo para el análisis demográfico de la emancipación, pero parece razonable considerar que el cese de la convivencia en el hogar paterno por encima de una determinada edad, por ejemplo los 40 años, debería interpretarse como un fenómeno distinto a la emancipación en sentido estricto. Efectivamente, al analizar el estado civil de los que siguen conviviendo con sus padres (Cuadro 4) se aprecia que a los 45 años el 54,0% son solteros, el resto o están casados (33,8%) o lo han estado (12,2%). En ambos casos habría que pensar en una falsa no emancipación pues muy probablemente hay dos núcleos familiares compartiendo una vivienda [1] . Los casos de hijos viudos, separados o divorciados pueden también estar poniendo de manifiesto la reversibilidad del suceso emancipación; efectivamente, puede ocurrir que un hijo ya emancipado vuelve a integrarse en el hogar de sus progenitores, pasando así a ser de nuevo técnicamente emancipable.
Cuadro 4 |
|||
Edad |
Solteros |
Casados |
Viudos, separados o divorciados |
30 |
86,7 |
10,9 |
2,4 |
35 |
74,2 |
19,8 |
6,0 |
40 |
63,2 |
26,8 |
10,0 |
45 |
54,0 |
33,8 |
12,2 |
FUENTE: Elaboración propia a partir del Censo de Población de 2001 (Residentes en vivienda familiar. Formas de convivencia de los hijos y estado civil). |
Las curvas correspondientes a las poblaciones de mujeres y varones con residencia en España en 2001 (Figura 1) muestran que las mujeres se emancipan a edades más tempranas. Los mayores incrementos de la TEAx se producen entre los 25 y los 32 años de edad, periodo en el que las TEAx de las mujeres son entre 8,5 y 11 puntos mayores que las de los varones (Cuadro 3). La vinculación de la emancipación a la formación de parejas y la mayor edad de los varones en ese evento, hacen que el retraso en la emancipación de los varones sea de unos dos años y medio en torno a los 30 años de edad, llegando a ser superior a los tres años a los 35, para posteriormente tender a igualarse.
Como se viene observando, la emancipación es un suceso demográfico eludible, ya que hay individuos que no abandonan el núcleo familiar creado por sus padres y es reversible porque, como ya se ha visto, tras la emancipación un individuo puede regresar y reintegrarse en el hogar de los progenitores. Habrá que concluir que su reversibilidad le garantiza la condición de evento repetible: un individuo podría emanciparse varias veces. La ausencia de información sobre estos supuestos y su escasa relevancia estadística aconsejan no tomarlos en consideración a la hora de plantear la construcción de la tabla de emancipación.
Las TEAtx , como tales proporciones, no tienen dimensión temporal pero aplicándolas sobre una generación ficticia se pueden estimar flujos, indicadores de intensidad y otros que permitan caracterizar las pautas temporales de la emancipación, haciendo posible la comparación entre las poblaciones de momentos y ámbitos diferentes (Vinuesa y Puga, 2007, p. 271).
Para la construcción de la Tabla de Emancipación, y como ya se ha indicado, se interpretará aquí que el cambio de la posición de “residentes que viven con sus padres” a “residentes que no viven con sus padres” es necesariamente efecto del suceso emancipación, que se produce en un momento concreto y con carácter permanente. Se considera también que las salidas del hogar de los padres no son interpretables como emancipaciones si se producen antes de cumplir los 18 o después de cumplir los 40 años de edad. No se tendrán en cuenta tampoco otras potenciales interferencias debidas a la reversibilidad del evento o a la mortalidad, poco relevantes, ni a las migraciones que sí podrían suponer variaciones importantes en los resultados por las diferentes TEAx de los emigrantes. En la Figura 2 se aprecia el distinto comportamiento de la población inmigrante y su escasa incidencia en los resultados totales del conjunto de la población española, pero ello no elimina la posibilidad de que la incidencia pueda ser mayor en ámbitos o en edades concretas con flujos inmigratorios más intensos, como los que se han producido en los años posteriores al Censo de 2001.
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Figura 2 Comparación de curvas de las TEAx de españoles y extranjeros en la población residente en España. (2001) FUENTE: Elaboración propia a partir del Censo de Población de 2001 (Residentes en vivienda familiar. Formas de convivencia de los hijos según nacionalidad). |
Ex = TEAx * 250.000
Ex,x+1 = Ex+1 - Ex
Ex,x+1 son los flujos de emancipados entre las edades x y x+1, y a partir de ellos se obtienen las Tasas Específicas de Emancipación (TEEx) correspondientes a cada edad. Se relaciona el “flujo” de emancipados con el stock: o población media de emancipables durante el periodo, lo que permite medir la intensidad del fenómeno emancipación durante los diferentes años de edad:
Cuadro 5 Cálculo de la Tasas Especificas de Emancipación por edad de varones “emancipables” de la población española (2001) |
|||||||
Año de Edad |
Residentes |
R. que no conviven con sus padres |
Tasa de E. Acumulada |
No Emancipados |
Emancipados |
Emancipados entre edades (Evx,vx+1). |
Tasa Específica de E. (TEEtvx) |
0 |
250.000 |
||||||
18 |
253.857 |
11.386 |
0,044852 |
238.787 |
11.213 |
2.899 |
0,012217 |
19 |
266.502 |
15.044 |
0,056450 |
235.888 |
14.112 |
3.616 |
0,015449 |
20 |
282.661 |
20.045 |
0,070915 |
232.271 |
17.729 |
4.321 |
0,018779 |
21 |
295.565 |
26.069 |
0,088201 |
227.950 |
22.050 |
5.174 |
0,022957 |
22 |
306.405 |
33.366 |
0,108895 |
222.776 |
27.224 |
6.870 |
0,031320 |
23 |
322.979 |
44.046 |
0,136374 |
215.906 |
34.094 |
8.903 |
0,042105 |
24 |
330.222 |
56.794 |
0,171987 |
207.003 |
42.997 |
11.454 |
0,056906 |
25 |
337.760 |
73.565 |
0,217803 |
195.549 |
54.451 |
14.992 |
0,079724 |
26 |
337.190 |
93.662 |
0,277772 |
180.557 |
69.443 |
16.422 |
0,095283 |
27 |
331.912 |
113.998 |
0,343459 |
164.135 |
85.865 |
17.950 |
0,115685 |
28 |
328.035 |
136.219 |
0,415258 |
146.186 |
103.814 |
17.894 |
0,130386 |
29 |
326.703 |
159.050 |
0,486834 |
128.292 |
121.708 |
16.575 |
0,138123 |
30 |
322.773 |
178.537 |
0,553135 |
111.716 |
138.284 |
14.028 |
0,133982 |
31 |
316.771 |
192.992 |
0,609248 |
97.688 |
152.312 |
12.310 |
0,134482 |
32 |
314.438 |
207.053 |
0,658486 |
85.379 |
164.621 |
10.251 |
0,127729 |
33 |
317.522 |
222.103 |
0,699489 |
75.128 |
174.872 |
8.093 |
0,113858 |
34 |
318.615 |
233.182 |
0,731861 |
67.035 |
182.965 |
6.219 |
0,097278 |
35 |
314.933 |
238.321 |
0,756736 |
60.816 |
189.184 |
6.212 |
0,107639 |
36 |
315.264 |
246.405 |
0,781583 |
54.604 |
195.396 |
4.692 |
0,089779 |
37 |
320.180 |
256.256 |
0,800350 |
49.913 |
200.087 |
3.905 |
0,081430 |
38 |
307.137 |
250.615 |
0,815971 |
46.007 |
203.993 |
3.264 |
0,073563 |
39 |
297.705 |
246.806 |
0,829029 |
42.743 |
207.257 |
2.844 |
0,068817 |
40 |
291.146 |
244.680 |
0,840403 |
39.899 |
|||
FUENTE: Elaboración propia a partir del Censo de Población de 2001 (Residentes en vivienda familiar. Formas de convivencia de los hijos). |
Cuadro 6 Cálculo de la Tasas Especificas de Emancipación por edad de mujeres “emancipables” de la población española (2001) |
|||||||
Año de Edad |
Residentes |
R. que no conviven con sus padres |
Tasa de E. Acumulada |
No Emancipadas |
Emancipadas (Emx) |
Emancipadas entre edades |
Tasa Específica de E. (TEEtvx) |
0 |
250.000 |
||||||
18 |
241.642 |
14.117 |
0,058421 |
235.395 |
14.605 |
4.032 |
0,017278 |
19 |
253.948 |
18.932 |
0,074551 |
231.362 |
18.638 |
5.054 |
0,022086 |
20 |
267.635 |
25.363 |
0,094767 |
226.308 |
23.692 |
6.905 |
0,030986 |
21 |
283.743 |
34.727 |
0,122389 |
219.403 |
30.597 |
7.490 |
0,034730 |
22 |
293.480 |
44.711 |
0,152348 |
211.913 |
38.087 |
9.979 |
0,048224 |
23 |
308.662 |
59.344 |
0,192262 |
201.934 |
48.066 |
13.684 |
0,070140 |
24 |
315.801 |
78.002 |
0,246997 |
188.251 |
61.749 |
15.685 |
0,086940 |
25 |
324.660 |
100.559 |
0,309736 |
172.566 |
77.434 |
18.783 |
0,115109 |
26 |
323.628 |
124.554 |
0,384868 |
153.783 |
96.217 |
19.125 |
0,132610 |
27 |
321.110 |
148.150 |
0,461368 |
134.658 |
115.342 |
18.675 |
0,149014 |
28 |
316.554 |
169.694 |
0,536067 |
115.983 |
134.017 |
17.614 |
0,164344 |
29 |
316.513 |
191.972 |
0,606522 |
98.370 |
151.630 |
14.663 |
0,161060 |
30 |
313.149 |
208.298 |
0,665172 |
83.707 |
166.293 |
12.578 |
0,162467 |
31 |
308.172 |
220.492 |
0,715484 |
71.129 |
178.871 |
9.999 |
0,151208 |
32 |
308.851 |
233.331 |
0,755481 |
61.130 |
188.870 |
7.916 |
0,138462 |
33 |
312.645 |
246.097 |
0,787145 |
53.214 |
196.786 |
5.707 |
0,113326 |
34 |
315.314 |
255.396 |
0,809974 |
47.507 |
202.493 |
4.061 |
0,089288 |
35 |
312.036 |
257.809 |
0,826216 |
43.446 |
206.554 |
3.481 |
0,083457 |
36 |
314.165 |
263.942 |
0,840138 |
39.965 |
210.035 |
3.003 |
0,078068 |
37 |
319.877 |
272.583 |
0,852149 |
36.963 |
213.037 |
2.347 |
0,065576 |
38 |
305.439 |
263.147 |
0,861537 |
34.616 |
215.384 |
1.918 |
0,056974 |
39 |
297.853 |
258.896 |
0,869207 |
32.698 |
217.302 |
1.357 |
0,042373 |
40 |
293.326 |
256.553 |
0,874634 |
31.341 |
|||
FUENTE: Elaboración propia a partir del Censo de Población de 2001 (Residentes en vivienda familiar. Formas de convivencia de los hijos). |
Con sendas generaciones ficticias de, por ejemplo, 100.000 no emancipados de 18 años de edad exacta se construyen a continuación las Tablas de Emancipación para varones (Cuadro 7) y mujeres (Cuadro 8). Se utilizan los patrones de emancipación (TEEx) de la población del Censo de 2001 y se aplica un procedimiento similar al de la Tabla de Mortalidad para estimar el tiempo que los individuos de la generación ficticia permanecen viviendo con sus padres después de haber cumplido los 18 años y antes de cumplir los 40.
La probabilidad de emancipación Qx es la probabilidad de que un individuo de la cohorte ficticia se emancipe a la edad cumplida x o durante el periodo comprendido entre x y x+1
La Probabilidad de seguir viviendo con los padres a la edad cumplida x es Px,, es el valor complementario de Qx
Px = 1-Qx
Ambas probabilidades evolucionan con la edad y, según el modelo establecido, la de emancipación se intensifica hasta llegar a ser igual a 1 a los 39 años de edad.
Los No Emancipados de la Tabla (NETx) es un parámetro que mide el número de individuos de la generación ficticia que llegan a la edad exacta x conviviendo con sus padres. El valor de NET18 es el establecido como raíz de la tabla; como se ha dicho, 100.000.
El valor de NETx+1 resulta de restar a los que vivían con sus padres a la edad x las emancipaciones que se producirían en el periodo x, x+1, de acuerdo con el patrón de emancipación que se está analizando.
NETx+1 = NETx - (NETx * Qx)
Los Emancipados de la Tabla entre edades exactas se obtienen por la diferencia entre los volúmenes de NET en esas edades
ETx = NETx - NETx+1
La Población Estacionaria de la Tabla se interpreta como los años-persona vividos con los padres a cada edad. Se considera que las emancipaciones se distribuyen de forma lineal a lo largo del año de edad, es decir que cada emancipado vive con sus padres la mitad del año de su emancipación. Se aplica por tanto un coeficiente de reparto de 0,5.
Lx = 0,5 * (NETx + NETx+1) ó Lx = NETx+1 + (ETx * 0,5)
El tiempo que queda por vivir con los padres (Tx) es lo que le resta a la generación ficticia antes de emanciparse en su totalidad.
Es una función intermedia para calcular el tiempo que, como promedio, le queda por vivir a cada individuo al cumplir una edad exacta. (ex), lo que en la tabla de mortalidad sería la esperaza de vida.
La e18 puede pues ser considerada como el tiempo medio a vivir con sus padres por los miembros de la generación ficticia con 18 años cumplidos. Es una función que permite estimar la edad media a la que se emanciparán los individuos no emancipados de cada una de las distintas edades.
Cuadro 7 |
||||||||
Edad exacta al inicio del intervalo de edad |
Probabilidades de emancipación |
Probabilidades de seguir conviviendo con los padres |
No emancipados a edad exacta |
Emancipaciones de la tabla |
Población estacionaria de la tabla: |
Tiempo por vivir con los padres |
Estimación del tiempo que resta de vivir con los padres a edades exactas: |
Edad estimada de emancipación para los varones de las diferentes edades |
Qx |
Px |
NETx |
ETx |
Lx |
Tx |
ex |
x+ex |
|
18 |
0,012142 |
0,987858 |
100.000 |
1.214 |
99.393 |
1.242.503 |
12,43 |
30,43 |
19 |
0,015331 |
0,984669 |
98.786 |
1.514 |
98.029 |
1.143.110 |
11,57 |
30,57 |
20 |
0,018605 |
0,981395 |
97.271 |
1.810 |
96.366 |
1.045.081 |
10,74 |
30,74 |
21 |
0,022696 |
0,977304 |
95.462 |
2.167 |
94.378 |
948.715 |
9,94 |
30,94 |
22 |
0,030837 |
0,969163 |
93.295 |
2.877 |
91.856 |
854.337 |
9,16 |
31,16 |
23 |
0,041237 |
0,958763 |
90.418 |
3.729 |
88.554 |
762.480 |
8,43 |
31,43 |
24 |
0,055332 |
0,944668 |
86.689 |
4.797 |
84.291 |
673.926 |
7,77 |
31,77 |
25 |
0,076668 |
0,923332 |
81.893 |
6.279 |
78.754 |
589.635 |
7,20 |
32,20 |
26 |
0,090950 |
0,909050 |
75.614 |
6.877 |
72.176 |
510.882 |
6,76 |
32,76 |
27 |
0,109359 |
0,890641 |
68.737 |
7.517 |
64.979 |
438.706 |
6,38 |
33,38 |
28 |
0,122406 |
0,877594 |
61.220 |
7.494 |
57.473 |
373.728 |
6,10 |
34,10 |
29 |
0,129200 |
0,870800 |
53.726 |
6.941 |
50.256 |
316.254 |
5,89 |
34,89 |
30 |
0,125570 |
0,874430 |
46.785 |
5.875 |
43.848 |
265.999 |
5,69 |
35,69 |
31 |
0,126009 |
0,873991 |
40.910 |
5.155 |
38.333 |
222.151 |
5,43 |
36,43 |
32 |
0,120061 |
0,879939 |
35.755 |
4.293 |
33.609 |
183.818 |
5,14 |
37,14 |
33 |
0,107726 |
0,892274 |
31.462 |
3.389 |
29.768 |
150.210 |
4,77 |
37,77 |
34 |
0,092766 |
0,907234 |
28.073 |
2.604 |
26.771 |
120.442 |
4,29 |
38,29 |
35 |
0,102142 |
0,897858 |
25.469 |
2.601 |
24.168 |
93.671 |
3,68 |
38,68 |
36 |
0,085922 |
0,914078 |
22.867 |
1.965 |
21.885 |
69.503 |
3,04 |
39,04 |
37 |
0,078245 |
0,921755 |
20.903 |
1.636 |
20.085 |
47.618 |
2,28 |
39,28 |
38 |
0,070953 |
0,929047 |
19.267 |
1.367 |
18.584 |
27.533 |
1,43 |
39,43 |
39 |
0,066528 |
0,933472 |
17.900 |
1.191 |
17.305 |
17.305 |
0,97 |
39,97 |
FUENTE: Elaboración propia a partir del Censo de Población de 2001 (Residentes en vivienda familiar. Formas de convivencia de los hijos). |
Cuadro 8 Parámetros de la Tabla de Emancipación de mujeres |
||||||||
Edad exacta al inicio del intervalo de edad |
Probabilidades de emancipación |
Probabilidades de seguir conviviendo con los padres |
No emancipadas a edad exacta: |
Emancipaciones de la tabla |
Población estacionaria de la tabla |
Tiempo por vivir con los padres |
Estimación del tiempo que resta de vivir con los padres a edades exactas: |
Edad estimada de emancipación para las mujeres de las diferentes edades |
Qx |
Px |
NETx |
ETx |
Lx |
Tx |
ex |
x+ex |
|
18 |
0,017130 |
0,982870 |
100.000 |
1.713 |
99.143 |
1.094.588 |
10,95 |
28,95 |
19 |
0,021845 |
0,978155 |
98.287 |
2.147 |
97.213 |
995.445 |
10,13 |
29,13 |
20 |
0,030513 |
0,969487 |
96.140 |
2.934 |
94.673 |
898.231 |
9,34 |
29,34 |
21 |
0,034137 |
0,965863 |
93.206 |
3.182 |
91.615 |
803.558 |
8,62 |
29,62 |
22 |
0,047088 |
0,952912 |
90.025 |
4.239 |
87.905 |
711.943 |
7,91 |
29,91 |
23 |
0,067764 |
0,932236 |
85.785 |
5.813 |
82.879 |
624.038 |
7,27 |
30,27 |
24 |
0,083318 |
0,916682 |
79.972 |
6.663 |
76.641 |
541.159 |
6,77 |
30,77 |
25 |
0,108845 |
0,891155 |
73.309 |
7.979 |
69.320 |
464.518 |
6,34 |
31,34 |
26 |
0,124364 |
0,875636 |
65.330 |
8.125 |
61.268 |
395.199 |
6,05 |
32,05 |
27 |
0,138681 |
0,861319 |
57.205 |
7.933 |
53.239 |
333.931 |
5,84 |
32,84 |
28 |
0,151865 |
0,848135 |
49.272 |
7.483 |
45.531 |
280.693 |
5,70 |
33,70 |
29 |
0,149056 |
0,850944 |
41.789 |
6.229 |
38.675 |
235.162 |
5,63 |
34,63 |
30 |
0,150260 |
0,849740 |
35.560 |
5.343 |
32.889 |
196.487 |
5,53 |
35,53 |
31 |
0,140580 |
0,859420 |
30.217 |
4.248 |
28.093 |
163.599 |
5,41 |
36,41 |
32 |
0,129496 |
0,870504 |
25.969 |
3.363 |
24.288 |
135.506 |
5,22 |
37,22 |
33 |
0,107249 |
0,892751 |
22.606 |
2.424 |
21.394 |
111.218 |
4,92 |
37,92 |
34 |
0,085472 |
0,914528 |
20.182 |
1.725 |
19.319 |
89.824 |
4,45 |
38,45 |
35 |
0,080114 |
0,919886 |
18.457 |
1.479 |
17.717 |
70.505 |
3,82 |
38,82 |
36 |
0,075135 |
0,924865 |
16.978 |
1.276 |
16.340 |
52.788 |
3,11 |
39,11 |
37 |
0,063494 |
0,936506 |
15.702 |
997 |
15.204 |
36.447 |
2,32 |
39,32 |
38 |
0,055396 |
0,944604 |
14.705 |
815 |
14.298 |
21.243 |
1,44 |
39,44 |
39 |
0,041494 |
0,958506 |
13.891 |
576 |
13.603 |
13.603 |
0,98 |
39,98 |
FUENTE: Elaboración propia a partir del Censo de Población de 2001 (Residentes en vivienda familiar. Formas de convivencia de los hijos). |
En la figura 3 los flujos de emancipados por edades y sexo proporcionan una imagen expresiva de los distintos calendarios de mujeres y varones, poniendo de manifiesto el retraso con que estos viven el proceso.
El tiempo que como promedio le queda por vivir con sus padres a los individuos de 18 años (e18), es quizás el indicador sintético más expresivo, pero debe ser completado con otros como la edad media a la que se emancipa la generación ficticia, y la edad mediana (edad exacta a la que la proporción de emancipados alcanza el 50%) (Cuadro 9) y las proporciones de emancipados a edades exactas (Cuadro 10), todos ellos permiten comparar y tipificar calendarios de procesos de emancipación de distintas poblaciones y momentos.
|
Figura 3 Distribución por edades y sexo de los emancipados de la Tabla ETx . Población española, 2001 |
Cuadro 9 Parámetros de los emancipados de la tabla por edad y sexo. Población española, 2001. |
|||
Ambos | Varones |
Mujeres |
|
e18 |
29,78 |
30,51 |
29,01 |
Edad media de emancipación |
27,97 |
28,60 |
27,32 |
Edad Mediana de emancipación |
27,69 |
28,49 |
26,91 |
Elaborado a partir de las Tablas de Emancipación de la población española en 2001. |
Cuadro 10 Proporción de emancipados a edades cumplidas. Población española, 2001. |
|||
Emancipados de la tabla |
|||
Total | Varones | Mujeres | |
25 años |
22,00% |
18,01% |
26,23% |
30 años |
57,53% |
50,97% |
64,42% |
35 años |
81,25% |
76,62% |
88,02% |
40 años |
89,52% |
86,80% |
92,31% |
Elaborado a partir de las Tablas de Emancipación de la población española en 2001. |
Simplemente las TEAx, de las población de diferentes tipos de ámbitos geográficos permiten observar que en los núcleos urbanos de tamaño intermedio, de 10.000 a 100.000 habitantes, la emancipación es más temprana y más intensa. Según el censo de 2001, al cumplir lo 40 años, ya no vivían con sus padres el 88,8% mientras que en los núcleos de más de 100.000 habitantes tal proporción era claramente inferior, 85,6%. Los núcleos de carácter rural, por debajo de los 2.000 habitantes, presentan un comportamiento de emancipación muy diferente, la proporción de los que no vivían con sus padres al cumplir los 40 años era sólo del 76,5%, lo que obliga a pensar en la incidencia de factores propios de modelos familiares no urbanos, en los que es frecuente la continuidad de los hijos en la empresa y en la vivienda familiar (Reher, 1996, 117.) (Figura 4). Son casos en los que la emancipación, como salida del hogar paterno, no llega a producirse nunca.
|
Figura 4 Curvas de emancipación acumulada (TEAx) por tipos de zonas de residencia. España, 2001 |
Tras construir las Tablas de Emancipación para las poblaciones de dichos ámbitos, se obtienen indicadores con los que es posible constatar diferentes calendarios de emancipación, consecuencia sin duda de contextos socioeconómicos distintos y de las pautas de migraciones residenciales (Cuadro 11). Los datos vienen a confirmar que las condiciones más difíciles para la emancipación se producen en las grandes ciudades, en las que probablemente se concitan expectativas de permanencia en el municipio -porque los jóvenes no han previsto la necesidad de emigrar como puede ocurrir en las áreas de menor tamaño-, altas proporciones de estudiantes, mercados de trabajo con una oferta insuficiente para jóvenes, y mercados de vivienda con precios por encima de la media. En estos núcleos de mayor tamaño, hay que contar con el efecto de la “desaparición” de parte de los emancipados. Como ya se ha mencionado anteriormente, la emancipación suele ir acompañada del traslado de residencia hacia los municipios de las periferias metropolitanas, fenómeno que incide en unas tasas más bajas de los núcleos centrales. En los municipio de menos de 2.000 habitantes, además del efecto emigratorio, se reflejan las, anteriormente comentadas, diferentes modalidades de convivencia de los ámbitos rurales.
Cuadro 11 |
||||||
Rangos de tamaños de los municipios de residencia |
||||||
Menos de 2.000 |
De 2.001 a 10.000 |
De10.001 a 100.000 |
De 100.001 a 500.000 |
Más de 500.000 |
||
e18 |
30,4 |
28,6 |
28,7 |
30,1 |
29,8 |
|
Edad Media E. |
27,7 |
27,0 |
27,3 |
28,2 |
28,0 |
|
Edad Mediana E. |
28,3 |
26,5 |
26,7 |
28,0 |
28,1 |
|
Proporción de emancipados de la tabla a edades exactas |
25 años | 23,5 |
30,6 |
27,6 |
21,2 |
23,1 |
30 años | 53,9 | 66,3 |
66,1 |
56,6 |
56,4 |
|
35 años | 71,1 |
82,0 |
83,0 |
78,3 |
76,8 |
|
40 años | 78,0 |
87,3 |
88,8 |
86,3 |
84,6 |
|
Elaborado a partir de las Tablas de Emancipación de la población española por tipos de ámbitos residenciales en 2001. |
Los indicadores de emancipación de distintos ámbitos permiten profundizar en el conocimiento de las interrelaciones con algunos otros aspectos de la estructura socioeconómica. Tras elaborar las Tablas de Emancipación de la población de las cincuenta provincias, en las tablas 12 a 16 aparecen clasificadas las veinte provincias con valores extremos en los distintos indicadores.
Entre la Edad Media de Emancipación de las Islas Baleares (26,4 años) y Palencia (29,5 años), que marcan los valores extremos de este indicador, hay una diferencia de 3 años, pero el coeficiente de variación indica una pequeña dispersión de los valores provinciales (0,03). La proporción de emancipados a los 25 años de edad es el indicador que refleja mayor dispersión (0,26) y juega un papel determinante en el calendario de la emancipación y en la proporción final de emancipados.
Los grupos de provincias que se forman con los valores extremos obtenidos permiten apreciar que las provincias con emancipaciones más tempranas y más intensas son aquellas con fuerte actividad en el turismo y en la construcción. Junto con las provincias mediterráneas, aparecen Guadalajara y Toledo cuyos parámetros se ven modificados por recibir parte de la expansión urbana de Madrid, en su mayor parte protagonizada por los emancipados de la región metropolitana que buscan viviendas más asequibles en las provincias limítrofes. La llegada de jóvenes emancipados madrileños hace que se eleven las tasas de estos ámbitos. En el polo opuesto, reflejando una mayor resistencia a la emancipación, aparecen las provincias de Castilla y León y Galicia, junto con otras de la cornisa cantábrica que han sufrido en el pasado importantes crisis industriales.
Cuadro 12 Provincias con valores extremos de Edad Media de emancipación |
||||||
Rango |
Provincias con emancipación más temprana |
Rango |
Provincias con emancipación más tardía |
|||
1 |
Islas Baleares |
26,37 |
41 |
Asturias |
28,84 |
|
2 |
Almería |
26,48 |
42 |
Pontevedra |
28,89 |
|
3 |
Castellón |
26,71 |
43 |
Orense |
28,93 |
|
4 |
Alicante |
26,79 |
44 |
Vizcaya |
29,05 |
|
5 |
Tarragona |
26,79 |
45 |
Valladolid |
29,20 |
|
6 |
Girona |
26,82 |
46 |
Salamanca |
29,23 |
|
7 |
Barcelona |
26,86 |
47 |
Segovia |
29,26 |
|
8 |
Guadalajara |
27,05 |
48 |
Zamora |
29,33 |
|
9 |
Córdoba |
27,09 |
49 |
León |
29,34 |
|
10 |
Jaén |
27,18 |
50 |
Palencia |
29,46 |
|
FUENTE: Elaboración propia a partir del Censo de Población de 2001 (Residentes en vivienda familiar. Formas de convivencia de los hijos). |
Cuadro 13 Provincias con valores extremos en la proporción de emancipados de la tabla a los 25 años |
||||||
Rango |
Provincias con emancipación más temprana |
Rango |
Provincias con emancipación más tardía |
|||
1 |
Islas Baleares |
38,8 |
41 |
Salamanca |
17,2 |
|
2 |
Almería |
36,4 |
42 |
Ávila |
16,8 |
|
3 |
Castellón |
33,9 |
43 |
León |
16,7 |
|
4 |
Alicante |
32,2 |
44 |
Zamora |
16,4 |
|
5 |
Girona |
31,7 |
45 |
Burgos |
16,1 |
|
6 |
Tarragona |
31,6 |
46 |
Lugo |
16,0 |
|
7 |
Barcelona |
30,5 |
47 |
Segovia |
15,4 |
|
8 |
Jaén |
30,1 |
48 |
Palencia |
15,3 |
|
9 |
Cáceres |
29,7 |
49 |
Vizcaya |
15,2 |
|
10 |
Guadalajara |
29,5 |
50 |
Valladolid |
14,9 |
|
FUENTE: Elaboración propia a partir del Censo de Población de 2001 (Residentes en vivienda familiar. Formas de convivencia de los hijos). |
Cuadro 14 Provincias con valores extremos en la proporción de emancipados de la tabla a los 30 años |
||||||
Rango |
Provincias con emancipación más temprana |
Rango |
Provincias con emancipación más tardía |
|||
1 |
Alicante |
68,9 |
41 |
Soria |
46,6 |
|
2 |
Castellón |
68,9 |
42 |
Segovia |
46,6 |
|
3 |
Barcelona |
68,3 |
43 |
La Coruña |
46,5 |
|
4 |
Almería |
67,9 |
44 |
Burgos |
46,3 |
|
5 |
Islas Baleares |
67,5 |
45 |
Salamanca |
45,3 |
|
6 |
Guadalajara |
67,2 |
46 |
Palencia |
44,2 |
|
7 |
Girona |
66,8 |
47 |
León |
43,9 |
|
8 |
Tarragona |
66,7 |
48 |
Zamora |
43,7 |
|
9 |
Jaén |
66,4 |
49 |
Ourense |
43,6 |
|
10 |
Toledo |
66,1 |
50 |
Lugo |
43,6 |
|
FUENTE: Elaboración propia a partir del Censo de Población de 2001 (Residentes en vivienda familiar. Formas de convivencia de los hijos). |
Cuadro 15 Provincias con valores extremos en la proporción de emancipados de la tabla a los 35 años |
||||||
Rango |
Provincias con emancipación más temprana |
Rango |
Provincias con emancipación más tardía |
|||
1 |
Castellón |
84,6 |
41 |
Segovia |
69,1 |
|
2 |
Alicante |
84,0 |
42 |
Palencia |
69,0 |
|
3 |
Barcelona |
83,2 |
43 |
León |
68,8 |
|
4 |
Almería |
83,1 |
44 |
Burgos |
68,5 |
|
5 |
Islas Baleares |
82,8 |
45 |
Pontevedra |
68,1 |
|
6 |
Jaén |
82,6 |
46 |
La Coruña |
68,1 |
|
7 |
Toledo |
82,5 |
47 |
Soria |
68,1 |
|
8 |
Girona |
82,3 |
48 |
Zamora |
66,2 |
|
9 |
Valencia |
82,1 |
49 |
Ourense |
64,2 |
|
10 |
Córdoba |
81,6 |
50 |
Lugo |
61,6 |
|
FUENTE: Elaboración propia a partir del Censo de Población de 2001 (Residentes en vivienda familiar. Formas de convivencia de los hijos). |
Cuadro 16 Provincias con valores extremos en la proporción de emancipados de la tabla a los 40 años |
||||||
Rango |
Provincias con emancipación más temprana |
Rango |
Provincias con emancipación más tardía |
|||
1 |
Castellón |
90,0 |
41 |
Palencia |
79,8 |
|
2 |
Alicante |
89,1 |
42 |
Cantabria |
79,0 |
|
3 |
Jaén |
88,9 |
43 |
Huesca |
78,1 |
|
4 |
Almería |
88,7 |
44 |
Soria |
78,0 |
|
5 |
Islas Baleares |
88,5 |
45 |
Burgos |
77,8 |
|
6 |
Albacete |
88,2 |
46 |
Pontevedra |
77,7 |
|
7 |
Madrid |
87,9 |
47 |
Zamora |
77,0 |
|
8 |
Barcelona |
87,8 |
48 |
La Coruña |
76,4 |
|
9 |
Girona |
87,6 |
49 |
Ourense |
74,5 |
|
10 |
Córdoba |
87,6 |
50 |
Lugo |
68,7 |
|
FUENTE: Elaboración propia a partir del Censo de Población de 2001 (Residentes en vivienda familiar. Formas de convivencia de los hijos). |
Los irrelevantes coeficientes de correlación entre los distintos parámetros de los calendarios de emancipación y el precio medio de la vivienda libre en las provincias (Cuadro 17) obligan a reconsiderar una de las ideas más extendidas y aceptadas a la hora de explicar el retraso de la emancipación. En contra de lo que sistemáticamente se viene manteniendo, porque así lo reflejan algunas encuestas y porque parece razonable, los datos vienen a indicar que es prácticamente irrelevante la incidencia de los precios de la vivienda en el calendario de emancipación de los jóvenes españoles (Figura 5). Los resultados no tendrían porqué ser muy diferentes en el caso de que, en lugar del precio medio de la vivienda, se utilizase el esfuerzo financiero en términos de renta familiar dedicada a la compra de la vivienda.
Al establecer las mismas correlaciones con parámetros relativos a la actividad entre los individuos de 20 a 30 años en 2001, sólo la proporción de estudiantes muestra unos valores significativos, mientras que no son concluyentes las correlaciones existentes entre las proporciones de parados de primera ocupación y de ocupados (Cuadro 17 y Figuras 6,7 y 8).
Cuadro 17 Coeficientes de correlación del precio de vivienda y otros indicadores de actividad con los correspondientes parámetros de los calendarios de emancipación de las poblaciones provinciales |
|||||
Edad media de emancipación |
Proporción de emancipados al cumplir |
||||
25 años |
30 años |
35 años |
40 años |
||
Precio medio de la vivienda libre (1996-2001) |
0,064 |
-0,050 |
-0,106 |
-0,119 |
-0,116 |
Parados primera ocupación (2001) |
0,441 |
-0,424 |
-0,334 |
-0,217 |
-0,122 |
Ocupados (2001) |
-0,395 |
0,350 |
0,354 |
0,277 |
0,212 |
Estudiantes (2001) |
0,764 |
-0,785 |
-0,731 |
-0,653 |
-0,602 |
Fuente: Elaboración propia a partir de: Ministerio de Vivienda. Estadística de precios de vivienda libre por provincias y Tablas de emancipación de las provincias elaboradas a partir del Censo de 2001. |
Incluso con las cautelas que se deben establecer por las dudas sobre la fiabilidad de algunas de las fuentes utilizadas, los resultados de las correlaciones ponen de manifiesto que es necesario profundizar en el estudio demográfico del proceso de emancipación de los jóvenes españoles y, especialmente, en los factores que condicionan su calendario. Como ya se indicaba al principio, dada la importancia que tiene el modelo familiar en el proceso, hay que incorporar también parámetros que midan las condiciones y las actitudes familiares. Se supone que la decisión de emanciparse es coherente con los criterios por los que se determina el momento oportuno para que un individuo salga del hogar paterno y no es necesario recordar que algunos de esos criterios son básicamente subjetivos y se fundamentan en unos determinados modelos familiares y, especialmente, de las relaciones paterno filiales, caracterizadas por la extensión ilimitada en el tiempo de las obligaciones de los padres para con los hijos.
La idea de que se necesita una vivienda en propiedad, suficientemente equipada e incluso dimensionada para las exigencias familiares futuras, como requisito previo a la emancipación es un criterio tan poco razonable como fuertemente enraizado en la opinión publica española, entre las familias y entre los jóvenes, y necesariamente retrasa la posibilidad de independizarse.
El precio de la vivienda no explica las diferencias en los calendarios de emancipación en las provincias españolas pero la propensión social en contra de la vivienda en alquiler sí puede explicar su retraso con respecto a otros países europeos, donde el alquiler de una vivienda, en ocasiones compartida, es la forma habitual de alojamiento tras la emancipación. El trabajo a tiempo parcial durante el periodo de estudios superiores es también una práctica común en esos países donde, a diferencia de lo que ocurre en España, la prolongación de la permanencia en el hogar de los progenitores está mal considerada socialmente.
Figura 5. Gráfico de dispersión de los valores provinciales de la edad media de emancipación y el precio medio de la vivienda libre (1996-2001) Fuente: Elaboración propia a partir de: Ministerio de Vivienda. Estadística de precios de vivienda libre por provincias. [En línea] <http://www.mviv.es/es/index.php?option=com_content&task= blogsection&id=9&Itemid=35> y Tablas de emancipación de las provincias elaboradas a partir del Censo de 2001. |
|
Figura 6. Gráfico de dispersión de los valores provinciales de la edad media de emancipación y la proporción de estudiantes. Fuente: Elaboración propia a partir del Censo de 2001 |
|
Figura 7. Gráfico de dispersión de los valores provinciales de la edad media de emancipación y la proporción de ocupados. Fuente: Elaboración propia a partir del Censo de 2001 |
|
Figura 8. Gráfico de dispersión de los valores provinciales de la edad media de emancipación y la proporción de parados de primera ocupación. Fuente: Elaboración propia a partir del Censo de 2001 |
Tal como se ha indicado, los flujos de emancipados son el elemento fundamental en la generación de nuevos hogares y, por consiguiente, se constituyen como el principal componente de la demanda potencial demográfica de vivienda. La estimación de los flujos de emancipados a lo largo del tiempo tiene un gran interés tanto para la programación de políticas de vivienda como para establecer planes estratégicos en el sector inmobiliario (Fundación Asprima, 2007).
Los flujos de jóvenes emancipados en un ámbito territorial determinado dependerán del tamaño de las generaciones con edades entre los 18 y los 40 años y de la intensidad del fenómeno. Las Tablas de emancipación proporcionan indicadores de intensidad que, aplicados a los diferentes grupos de edad permiten estimar el número de eventos anuales. Según el calendario de emancipación de la población española en 2001, los no emancipados representan aproximadamente un 50% del stock de población de 18 a 39 años de edad cumplida y el flujo anual de emancipados viene a representar en torno a un 4% del tamaño del stock, aumentando o disminuyendo ambas proporciones según rejuvenezca o envejezca la estructura por edad del grupo.
Si se dispone de los resultados de una proyección de población el procedimiento para estimar los futuros flujos de emancipados comenzaría por calcular los stock de población no emancipada (NEx) en cada grupo de edad para aplicarles el correspondiente indicador de intensidad de la emancipación, que podría considerarse constante o, más razonablemente, ajustarse a partir de las hipótesis que se establezcan sobre los previsibles cambios en el calendario de emancipación.
También podría realizarse una estimación de los flujos futuros de emancipación a partir de la población del año base. Es razonable considerar que las generaciones de jóvenes de la población actual se desplazan en el tiempo, cumpliendo años, sin que la mortalidad tenga sobre ellas una incidencia estadísticamente relevante. En efecto, según la tabla de mortalidad de la población española de 1998-1999 del INE, de los nacidos de una generación llegan a cumplir 18 años el 99,14% y sólo un 1,88 % de estos habrá fallecido antes de cumplir los 40 años. Por tanto, puesto que se trata de una aproximación, puede ser razonable prescindir de considerar el efecto de la mortalidad, buscando las ventajas operativas de la simplificación sin que los resultados vayan a verse significativamente modificados.
El factor migratorio sí podría incidir de forma relevante en el tamaño de las generaciones. Pero el grado de incertidumbre sobre el comportamiento futuro del componente migratorio obligaría a elaborar perspectivas a partir de hipótesis simplemente tentativas. Además, la prospectiva se complica porque las especiales características de convivencia de los inmigrantes, y nuevamente la incertidumbre sobre su evolución en el proceso de consolidación, no permitirían aplicar los mismos parámetros de emancipación que para la población autóctona.
Sólo a título de ejemplo demostrativo se presentan a continuación los resultados de una proyección de los flujos de emancipación de la población española. Se parte de los efectivos en 1 de enero de 2002 de las generaciones de los nacidos desde 1962 a 1992, desplazándoles en el tiempo hasta 1 de enero de 2011. Se ha considerado constante el calendario de emancipación calculado a partir de los datos del Censo de 2001. En la Figura 9 se pone de manifiesto el envejecimiento del grupo de población en edad de emancipación, en la Figura 10 se refleja la estructura por edades de la población emancipable y en la Figura 11 se han reflejado los flujos de emancipación estimados, en ausencia de migraciones, de individuos de 18 a 40 años de edad y para los años 2002 a 2011.
En la Figura 9, con la superposición de la estructura por edad en 1.01.2002 y 1.01.2011, se pone de manifiesto el envejecimiento del grupo de población en edad de emancipación. La progresiva reducción del tamaño de las generaciones que se van incorporando al grupo es el factor que más intensamente va a incidir en el futuro del fenómeno de la emancipación de los jóvenes españoles desde una perspectiva socioeconómica y territorial. Probablemente, esta reducción en la “presión” de los jóvenes emancipables, supondrá debilitamiento de demandas y de capacidades que terminará incidiendo en el propio comportamiento de los jóvenes al decidir su emancipación.
|
Figura 9. Tamaño de las generaciones con edades entre 18 y 39 años cumplidos en 1.01.2002 y 1.01.2011 FUENTE: Elaboración propia a partir del Padrón continuo, 1.01.2002. |
En la Figura 10 se refleja la estructura por edades de la población emancipable calculada, en la que también interviene el calendario de emancipación aplicado.
|
Figura 10. No emancipados en las generaciones con edades entre 18 y 39 años cumplidos en 1.01.2002 y 1.01.2011 FUENTE: Elaboración propia a partir del Padrón continuo, 1.01.2002, y Tablas de emancipación de 2001. |
En la Figura 11 se han reflejado las estimaciones de los flujos de jóvenes de 18 a 40 años de edad que se emancipan anualmente desde 2002 a 2011, en ausencia de migraciones. La evolución de la estructura de edad hará que el volumen de emancipados se vaya reduciendo de 590.000 durante 2002 a 468.000 en 2012.
Figura 11 Estimación de las emancipaciones anuales de la población española entre los residentes de 18 a 39 años de edad. FUENTE: Elaboración propia a partir del Censo de 2001 (Residentes en vivienda familiar. Formas de convivencia de los hijos según zonas de residencia). |
En los últimos años se viene denunciando un progresivo retraso de la emancipación de los jóvenes españoles que se vincula, sin el necesario soporte de un sólido análisis demográfico, al incremento de los precios de la vivienda y al mercado de trabajo.
La importancia del fenómeno de la emancipación por sus interrelaciones demográficas, sociales y económicas exige profundizar en su conocimiento. Mientras no se dispongan de medidas fiables y detalladas de la emancipación, habrá que reconocer que el resto del análisis sobre sus causas y sus efectos no puede pasar del terreno de la especulación.
Es preciso establecer criterios de definición operativos y, fundamentalmente, disponer de información adecuada sobre el suceso. El Padrón continuo sería la fuente más adecuada para elaborar una estadística de flujos anuales de emancipación, a partir de la adecuada tipificación de las bajas y las altas padronales identificable como emancipaciones.
Mientras, la utilización del procedimientos expuesto en este trabajo, aplicado con criterios homogéneos y de forma sistemática, aporta un grado de conocimiento que no siendo suficiente sí es absolutamente necesario para fundamentar mejor los diagnósticos que se vienen haciendo sobre el retraso de la emancipación en la población española y sus implicaciones en relación con el mercado de la vivienda, con el mercado de trabajo y con la fecundidad.
Además de la preocupación por medir el retraso en el calendario de la emancipación de los jóvenes es necesario centrar la atención en hacer estimaciones sobre los flujos anuales de emancipados. Es innegable la importancia del retraso como síntoma social y desencadenante de otros importantes efectos demográficos, como el retraso del calendario de la fecundidad, la disminución de la fecundidad, de la descendencia final y de la natalidad. Pero no es menos relevante la progresiva reducción del tamaño de los flujos de emancipados como consecuencia del envejecimiento por la base de la pirámide de población española.
[1] Técnicamente, de acuerdo con los criterios aplicados en el Censo de 2001, sólo deberían ser computados como “hijos que conviven con sus padres” aquellos que no son considerados como persona de referencia del hogar, pues en ese caso estaríamos hablando de otro tipo de hogares y de posiciones posteriores a la emancipación; por ejemplo, cuando una persona mayor forma parte del hogar de alguno de sus hijos que, siendo en ese caso la persona de referencia, no podría ser clasificado como “hijo que vive con sus padres”.
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COLOM, M. C., MARTÍNEZ, R. Y MOLÉS Mª C. Un análisis de las decisiones de formación de hogar, tenencia y demanda de servicios de vivienda de los jóvenes españoles. Valencia: Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, 2000, 28 p.
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© Copyright Julio Vinuesa Angulo , 2008.
© Copyright Scripta Nova, 2008.
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