Scripta Nova |
Basilio Calderón Calderón
Universidad de Valladolid
basilio@fyl.uva.es
Nuevos usos para el patrimonio arquitectónico industrial en Valladolid: completar equipamientos y generar valor (Resumen)
El modelo de desarrollo urbanístico español de la segunda mitad del siglo XX provocó la pérdida de gran parte del patrimonio arquitectónico-industrial de las ciudades debido a la falta de conciencia de su valor patrimonial, la inadecuada legislación protectora, al alto valor estratégico de los emplazamientos y a la disponibilidad de otro tipo de contenedores socialmente mejor valorados –iglesias, palacios etc..- con los que atender las necesidades de accesibilidad de algunos usos o equipamientos. El resultado ha sido la demolición o mutilación del edificio fabril y su reutilización vinculada a las estrategias urbanísticas de recalificación del suelo en la ciudad española en el último tercio del siglo XX.
Palabras clave: patrimonio industrial, regeneración urbana, equipamientos urbanos.New uses for architectonic industrial patrimony in Valladolid: completing equipment and generating value (Abstract)
The Spanish urban development model during the second half of the 20th century caused the loss of a large part of architectonic-industrial patrimony in cities due to a lack of awareness of its patrimonial value, inadequate protective legislation, the high strategic value of the sites and the availability of another type of more socially-valued buildings (churches, palaces etc.) for responding to the accessibility requirements of some uses or equipment. The result has been the demolition or mutilation of industrial buildings and their reuse linked to urban development strategies of land reclassification in Spanish cities during the last third of the 20th century.
Key words: industrial patrimony, urban regeneration, urban equipment.Una de las muchas secuelas asociadas al modelo de desarrollo urbanístico de carácter depredador y despilfarrador que caracterizó a las ciudades españolas y obviamente a las castellano-leonesas, en la segunda mitad del siglo XX[1], fue la pérdida casi total de su patrimonio arquitectónico-industrial, entendiendo como tal “...el conjunto de elementos de explotación industrial, generado por las actividades económicas de cada sociedad que responde a un determinado proceso de producción y a un sistema tecnológico concreto caracterizado por la mecanización dentro de un determinado sistema socioeconómico [2] ”; una pérdida que, en una primera aproximación, puede deberse a la conjunción al menos de cuatro grandes factores: la reducida dimensión de las empresas, que hizo imposible la reutilización para otros usos a los pequeños contenedores fabriles dispersos por las tramas urbanas, la escasa o nula conciencia del valor patrimonial de los viejos establecimientos fabriles en un contexto urbanístico -años sesenta y setenta del siglo XX- presidido por la renovación, la disponibilidad de otro tipo de contenedores -iglesias, palacios etc..- con los que atender las necesidades de espacio y accesibilidad de algunos equipamientos sociales-institucionales y, finalmente, el alto valor estratégico de los emplazamientos de las pequeñas y medianas industrias locales; una circunstancia que habitualmente fuerza el cambio a otro tipo de usos, especialmente los residenciales, para aprovechar las plusvalías derivadas del crecimiento de la demanda de nuevos inmuebles urbanos para uso residencial en el periodo señalado.
El intenso debate a que da lugar la propia definición de patrimonio industrial y las posibles variantes cronológicas, estéticas y funcionales relacionadas con el edificio fabril, se ha venido materializando en algunos hitos en la investigación multidisciplinar sobre la materia que no es posible obviar; un contraste de pareceres que se mantiene habitualmente entre áreas complementarias de análisis y que no sólo viene a reflejar intereses científicos diversos, sino las propias diferencias territoriales inherentes al desigual -en tiempo y espacio- proceso de industrialización en España. Y no sólo porque las tipologías constructivas sean diferentes o porque no exista acuerdo sobre el origen del proceso, sino porque bajo ese concepto tienen cabida manifestaciones arquitectónicas o sociales-territoriales que, a pesar de no responder al concepto estético de patrimonio -asimilado a edifico industrial-, no podrían entenderse sin él ni viceversa. Este es el significado que tiene la discrepancia sostenida en los diversos estudios que en el último cuarto de siglo (1980-2005) han dado a conocer y puesto en valor un patrimonio históricamente olvidado.
La relación de obras de referencia es ciertamente muy extensa y no vamos a pormenorizarla en estas líneas, pero en todo caso es necesario destacar que el estudio del patrimonio industrial como recurso endógeno y su incidencia en las economías locales o regionales, se venía abordando ya en numerosas tesis y monografías de Geografía Regional de los años sesenta y setenta, sin que en ellas se valorase específicamente la singularidad arquitectónica o arqueológica de este patrimonio, sino su papel en la organización del territorio y en la economía local en cada escala considerada. Esa singularidad es precisamente la que empieza a analizarse de modo específico en la obra de J.A. Sanz y J. Giner sobre la arquitectura de la industria en Cataluña, publicada en 1984, obra que introduce en España una línea de investigación iniciada por Kennet Hudson y otros autores como A. Buchanan, J.P.N Pannell, N. Cossons, y que constituye un punto de inflexión sobre la forma en que en lo sucesivo iba a considerarse este patrimonio [3] ; un patrimonio que, en la segunda generación de planes generales españoles, en el llamado planeamiento para la crisis, tributario de los cambios que se introducen en la reforma de la Ley sobre el Régimen del Suelo y Ordenación urbana de 2 de Mayo de 1975 -texto refundido 1976-, y en el contexto de la búsqueda de elementos diferenciadores, habituales en el proceso de construcción del llamado estado autonómico, comienza a tener una mayor consideración. El patrimonio, todo el patrimonio, se estudia, se cataloga y es objeto de los primeros proyectos para su puesta en valor como espacio para la cultura, el ocio, el comercio, los equipamientos, el museo, el turismo entre otros muchos usos posibles como anteriormente hemos señalado; en este sentido es preciso destacar las obras de J. Corredor-Matheos y J.M. Montaner, del año 1984, sobre la arquitectura industrial en Cataluña en el periodo 1732 y 1929, o el estudio que J. García y L. Peñalver publican en 1986 sobre la arquitectura industrial en Sevilla, el que M. Ibáñez, A. Santana, M. Zabala y Mª Torrecilla llevan a cabo sobre la arqueología industrial en las tres provincias vascas, el que sobre Valencia escribe I. Aguilar en 1990 y finalmente el más genérico que, sobre arquitectura industrial en España, publicó J. Sobrino en 1989 y 1996, o las propuestas teóricas que contienen diversos artículos de I. Aguilar publicados en 1998,1999 y 2002 [4] .
En todo caso, parece evidente que la industrialización local -de Valladolid- en una región históricamente tan poco industrializada como Castilla y León, no puede interpretarse con los mismos parámetros que en otras regiones. Asumiendo la más amplia definición de patrimonio industrial, es decir, sumando sus vertientes arqueológica, arquitectónica, económica e histórico-geográfica, y considerando no sólo el edificio sino todos los elementos necesarios para su propia existencia como las infraestructuras de transporte, equipamientos etc..., la génesis del patrimonio industrial de Valladolid puede agruparse en dos grandes periodos creadores: el vinculado a la industria de la alimentación entre 1842 año de la finalización de las obras del canal de Castilla y la construcción de los talleres del ferrocarril en 1860 y el que se extiende entre ese año y el inicio de la industria de automoción en 1950. De cada uno de ellos se han conservado ejemplos singulares, escasos por lo general, como consecuencia del proceso de relocalización intraurbana iniciado en los años sesenta; pocos edificios conservan en efecto su uso original y los que lo mantienen están a punto de perderlo, como los talleres del ferrocarril; de algunos conservamos meras reliquias, más o menos disfuncionales y en otros se ha cambiado el uso de forma radical para responder a los nuevos requerimientos de la “industria del turismo y ocio”. Pero, en todo caso, los tres ejemplos que se analizan, sin agotar la casuística de la industrialización local, responden a la singularidad cronológica y funcional de Valladolid, a saber, una fábrica de harinas convertida en museo de la ciencia, como manifestación de la industrialización ligada a recursos endógenos del primero de los periodos señalados, una factoría metalúrgica desmantelada para uso residencial, que representa el desarrollo de la fabricación de maquinaria y bienes de equipo del segundo de los periodos y finalmente el matadero municipal, convertido en un centro integrado de equipamientos y que, ocupando diversos emplazamientos -por lo general excéntricos-, siempre estuvo presente y fue tributario del progreso de la técnica, de la salubridad y de un conjunto de procesos de transformación crecientemente mecanizados, industrializados.
Aunque la diversidad de estrategias de intervención dificulta cualquier propósito clasificador, de los casos analizados en Valladolid y otras ciudades españolas -dejando al margen el valor arquitectónico de la edificación industrial- parece evidente que este patrimonio ha servido y sirve todavía para desarrollar al menos cuatro estrategias: en primer lugar el edificio fabril se ha utilizado para completar la dotación de equipamientos comerciales o sociales -sedes institucionales, educativas o similares-, especialmente cuando las factorías están enclavadas en viejos barrios obreros y pertenecen o han engrosado por compra o permuta el patrimonio municipal de suelo (Aguilar, I. 1999). Los ejemplos de estas operaciones son ciertamente muy numerosos, pero bien puede servir para ilustrar esta estrategia la transformación de la Fábrica de Armas de Toledo en campus tecnológico de la Universidad de Castilla La Mancha o la construcción del campus de Palencia de la Universidad de Valladolid, aprovechando el emplazamiento de una fábrica de envases –la Yutera- que contaba con una cierta tradición en una ciudad con un tejido industrial tan enteco como el de Palencia, o la utilización de la fábrica textil de Perol -Alcoy- para la instalación de una mediana superficie comercial o, en la misma ciudad, la transformación de la fábrica textil de Bernabeu en centro de salud por señalar algunos de los centenares de ejemplos que pueden invocarse en las ciudades españolas [5] ; aunque es frecuente que las soluciones sean mixtas y que el mantenimiento de parte de la infraestructura fabril en la que tendrán cabida algunos equipamientos esté vinculado, al redactar el plan parcial, estudio de detalle o convenio urbanístico, al aprovechamiento para uso residencial de una parte del solar que ocupaban las viejas factorías de las que a veces como testigo vergonzante se conserva algún elemento arquitectónico -habitualmente las chimeneas- como sucede en la intervención en la fábrica de cerámicas Eloy Silió en Valladolid –ver figura 1- [6] .
Muy común ha sido, en segundo lugar, que los viejos recintos fabriles se hayan acondicionado para dar cabida a uno de los usos más rentables en la estrategia competitiva desplegada por las grandes ciudades: el cultural y turístico, dado que tanto los edificios como los grandes conjuntos industriales han sido remodelados por un impulso estético-protector, sino para aprovechar su “...enorme capacidad para aceptar nuevos usos ya que su estructura abierta, articulada y crecedera de diversos edificios de tipologías distintas, sus espacios funcionales y de planta libre, sus sistemas de comunicación claramente establecidos o fácilmente transformables facilitan todo tipo de cambio [7] ”. En efecto, la transformación de las fábricas o del suelo que ocupaban, en museos u otros usos relacionados con el ocio-cultura tales como auditorios, centros de congresos, teatros, hoteles u otros, se ha revelado como una de las operaciones más rentables para impulsar la renovación urbana de su entorno, mediando habitualmente intervención institucional ya sea de forma indirecta -modificando el planeamiento- o bien directa asumiendo el coste de la operación. Una opción sobre la que ya a mediados de los años noventa del pasado siglo se había reclamado mayor atención aludiendo a los numerosos ejemplos que en Europa y en algunas ciudades españolas se estaban ya ejecutando. El ejemplo de Barcelona, que articuló el desarrollo económico en torno a la inversión inmobiliaria, el turismo y las industrias culturales -Capel, H. (1996), García-Ramón y Albet, (2000)- es, a este respecto, suficientemente elocuente [8] . Pero no es el único, ya que son muchas las ciudades que han convertido la innovación, la tradición, el know-how o sus recursos culturales o de ocio, en elementos básicos en los intentos de las políticas urbanas de insertar la ciudad dentro de los flujos económicos internacionales y para legitimar la transformación económica, social y espacial [9] .
Los ejemplos de esta relación entre industria y arte son muy numerosos y alguno de ellos ciertamente emblemático como el centro Arteleku, que reutiliza una antigua fábrica de ascensores sita en el barrio de Loyola en San Sebastián, el Centro Cultural Santa Tecla en L`Hospitalet que ocupa las naves de una antigua fábrica textil, Tinglado 2, ubicado en una de las naves del Moll de Costa del puerto de Tarragona, el Centro Cultural Unión Fenosa en La Coruña, la sala de exposiciones del Canal de Isabel II en Madrid, el Submarino, en una antigua fábrica de zapatos en el Poblenou en Barcelona, La Fundición en el barrio de Deusto en Bilbao, La Corporació en Valencia, o Transforma en Vitoria, La Fábrica en Abarca de Campos en Palencia, las naves de estabulación del Matadero Municipal de Madrid, convertidas en sede el Ballet Nacional y Compañía Nacional de Danza, forman parte de una estrategia que además de para recuperar un viejo edificio o conjunto de edificios, han servido para dinamizar entornos urbanos, barrios completos o pueblos que han sabido explotar el parco patrimonio que un pasado con escasa tradición industrial en algunos casos les ha legado [10] . Y obviamente, además de la creación de centros de arte, tampoco es desconocida la transformación de un viejo contenedor industrial en un museo, a veces completamente ajeno a la actividad que se desarrolló en el edificio, como en la antigua fábrica de loza de Pickman de La Cartuja en Sevilla, la fábrica de ladrillo de Bauset en Paiporta, Valencia, convertida en museo de la relojería, los Molinos del río Segura, convertidos en centro cultural y museo hidráulico, o la fábrica Aymerich, Amat i Jover en Terrasa, convertida en Museo de la ciencia y la técnica de Cataluña, entre otros muchos casos suficientemente documentados por diversos autores como H. Capel, P. Benito, M.A. Areces, C. Pardo o I.Aguilar [11] . Y especialmente relevante es el proyecto del Ayuntamiento de Barcelona consistente en instalar en fábrica de Can Saladrigas el Centro de la Cultura Industrial, que quiere mostrar documentos y elementos representativos de la memoria industrial del Poblenou desde finales del siglo XIX hasta su última transformación en el distrito 22@.
A este conjunto pertenece también la fábrica de harinas del Palero en Valladolid que más adelante analizaremos, en uno de cuyos muros de carga del edifico central está materialmente anclada la imponente obra de hormigón acero y cristal de R. Moneo y E. de Teresa, que conforma el Mueso de la Ciencia, y que constituye un pretexto sin par para urbanizar un sector de la ciudad marginado de este proceso durante décadas. Conviene no olvidar que en muchos casos se llega tarde ya que sólo en los años noventa y en algunas ciudades (Benito, p. 2002), comenzó a tomarse conciencia de la necesidad de proteger parte de este patrimonio apoyándose en el indudable potencial que para la explotación turística ofrecían y porque podían actuar como factores de revitalización socioeconómica y “recuperación de la identidad” para los territorios en crisis [12] .
En tercer lugar, una parte probablemente pequeña, pero en todo caso emblemática, del patrimonio industrial ha servido para atender la demanda de una tipología de vivienda de alto nivel –el loft- en las grandes ciudades españolas. Una estrategia que es tolerada en algunos casos como Coslada, que admite la conversión en vivienda de locales comerciales, o especialmente Barcelona, que en el llamado proyecto 22@bcn, y con objeto de fomentar la diversidad tipológica y social del Poblenou permite rehabilitar determinados edificios industriales para lofts en el caso de que presenten una edificabilidad menor a la establecida para usos productivos y su conservación tenga interés arquitectónico, histórico o artístico; aunque ciertamente ha primado “ la conversión en oficinas y viviendas, sin prestar atención a las necesidades de la diversificación del espacio, y de la importancia de mantener algunas actividades y talleres industriales en el barrio, así como la localización de equipamientos. A ello se une la falta de sensibilidad por el patrimonio histórico. En especial, ha faltado un plan del patrimonio bien elaborado, y apoyado en criterios sólidos y transparentes, que debería haber existido antes de tomar decisiones de derribo de edificios concretos[13] . De esta forma, mientras en Barcelona se incentiva la preservación del patrimonio arquitectónico industrial con una tipología de vivienda no convencional que contribuye a enriquecer la oferta residencial del distrito 22@Barcelona, en otras como Alcobendas o Madrid está expresamente prohibido el uso residencial en edificios industriales[14].
Pero sin duda es una cuarta estrategia la que, lamentablemente, podemos considerar más común. Consiste en la aniquilación del patrimonio industrial como fórmula para generar un nuevo ciclo de revalorización del suelo industrial y del adyacente; una aniquilación llevada a cabo a veces de forma radical -demolición completa- y siempre de forma especulativa y cómplice, ya que se trata de operaciones que precisan de un cambio en el planeamiento y en el catálogo de bienes protegidos y, obviamente, del paso del tiempo. Los ejemplos son incontables, pero obviamente son más numerosos y relevantes aquellos que tienen lugar en ciudades con un gran tradición industrial como es el caso de Barcelona, Bilbao, Baracaldo, Valencia, Málaga o Madrid, ciudad en la que el vaciado industrial pasó a ser una constante transformadora de su paisaje urbano en la segunda mitad del siglo XX [15] ; y una aniquilación que se lleva a cabo de forma vergonzante ya que, en no pocos casos, se elimina la actividad y se mutila la edificación, que pasa a convertirse en un decorado extraño y completamente descontextualizado en el nuevo entorno que se urbaniza como el caso de la factoría Enertec de Valladolid que se estudiará más adelante. Menos frecuente -al menos no es el caso del patrimonio industrial de esta y otras ciudades- es la rehabilitación, ya que raramente se interviene en un edificio industrial de algún valor para volver a recuperar -rehabilitar- el uso originario, salvo en el caso de que la fábrica, con todos sus elementos, se convierta en un museo de ella misma y de la actividad de la que fue contenedor y soporte. Y es que, los elementos de valor patrimonial -singularmente los contenedores industriales- pasan a ser residuales en la medida en que el uso activo de los mismos implica casi de forma inevitable su desaparición o desnaturalización, por lo que “las construcciones territoriales heredadas tienden a ser elementos residuales o, en todo caso, tramas semiocultas bajo los nuevos componentes y nuevas arquitecturas del territorio” [16].
Es evidente en todo caso que, como consecuencia de la tardía toma en consideración social, institucional y empresarial del valor del patrimonio industrial como recurso susceptible de conservación y reutilización, estos bienes han subsistido hasta hace pocos años en una suerte de limbo normativo que ha facilitado su mutilación o su completa desaparición. Es sabido que la Ley estatal 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español, no contiene ninguna referencia al patrimonio industrial ya que según la definición del artículo 1.2 de la misma: «Integran el Patrimonio Histórico Español los inmuebles y objetos muebles de interés artístico, histórico, paleontológico, arqueológico, etnográfico, científico o técnico». Y probablemente no hiciese falta, ya que el cambio que introduce la mencionada ley al pasar de un concepto protector vinculado al arte -artístico- a otro vinculado a la historia -histórico- o a la técnica, facilita que, desde esa fecha -aunque en muchos casos se llegó ya tarde-, el patrimonio industrial pueda protegerse -o mejor legislarse su protección-, ya sea desde el frente artístico –relativamente poco frecuente- como desde el frente etnográfico, científico o técnico. Sorprendentemente, la legislación autonómica promulgada a lo largo de la década de los años noventa del siglo XX apenas entró a modificar el sentido general de la definición y alcance de la ley, aunque no es menos cierto que se irán dando algunos pequeños pasos en esa dirección. Se ha destacado a este respecto, que la Ley 9/1993, de 30 de septiembre, del Patrimonio Cultural Catalán, en su artículo 18.2.g, da un paso más al establecer que, en cualquier caso, forma parte del patrimonio cultural catalán “..el patrimonio científico, técnico e industrial mueble”, y que la ley 8/1995, de 30 de octubre, del Patrimonio Cultural de Galicia, en su preámbulo alude ya a la protección de los bienes relacionados con la actividad industrial, materializándose en artículo 66, titulado “Bienes inmuebles de carácter industrial” [17] .
Cuadro 1. Legislación sobre patrimonio en las Comunidades Autónomas [01/09/06]
Comunidad |
Leyes sobre patrimonio histórico o cultural |
Andalucía |
Ley 1/1991, de de julio, de Patrimonio Histórico de Andalucía |
Aragón |
Ley 3/1999, de 10 de marzo, del Patrimonio Cultural Aragonés |
Asturias |
Ley 1/2001, de 6 de marzo, del Patrimonio Cultural de Asturias |
Baleares |
Ley 12/1998, de 21 de diciembre, del Patrimonio Histórico de las Illes Balears |
Canarias |
Ley 4/1999, de 15 de marzo, de Patrimonio Histórico de Canarias |
Cantabria |
Ley 11/1998, de 13 de octubre, de Patrimonio Cultural de Cantabria |
Castilla y León. |
Ley 12/2002, de 11 de julio, de Patrimonio Cultural de Castilla y León |
Castilla-La Mancha |
Ley 4/1990, de 30 de mayo, del Patrimonio Histórico de Castilla La Mancha |
Cataluña |
Ley 9/1993, de 30 de septiembre, del Patrimonio Cultural Catalán |
Extremadura |
Ley 2/1999, de 29 de marzo, de Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura |
Galicia |
Ley 8/1995, de 30 de octubre, del Patrimonio Cultural de Galicia |
Madrid |
Ley 10/1998, de 9 de julio, de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid |
Murcia |
Ley 3/1992, de 30 de julio, de Patrimonio de la C.A. de la Región de Murcia |
Navarra |
Ley14/2005, de 22 de noviembre, del Patrimonio Cultural de Navarra |
País Vasco |
Ley 7/1990 de 3 de julio de Patrimonio Cultural Vasco |
Rioja, La |
Ley 11/2005, de 19 de octubre, de Patrimonio de la C.A.de la Rioja |
Valencia |
Ley 4/1998, de 11 de junio, del Patrimonio Cultural Valenciano |
Ceuta y Melilla |
Estatutos de Autonomía respectivos |
El final del último decenio del siglo XX viene a coincidir, no obstante, con un más explícito reconocimiento del patrimonio industrial en cada Comunidad Autónoma, sin duda como manifestación del evidente interés político por buscar la diferencia a partir de aquellos elementos singulares e irrepetibles como son en muchos casos los bienes que integran el patrimonio etnográfico o industrial -edificios, maquinaria, procesos, paisajes, conjuntos etc...-. Especialmente relevante es la mención a este recurso que se hace en la Ley 11/1998, de 13 de octubre, de Patrimonio Cultural de Cantabria, o en la ley 12/1998, de 21 de diciembre, del Patrimonio Histórico de las Illes Balears e incluso, aunque de forma tangencial, en la ley 10/1998, de 9 de julio, de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid. Pero destaca sobre todos los casos el tratamiento que se da en los artículos 76, 77 y 78 de la ley 1/2001, de 6 de marzo, del Patrimonio Cultural de Asturias; en el primero de ellos se señala que “Integran el Patrimonio Histórico-Industrial de Asturias los bienes muebles e inmuebles que constituyen testimonios significativos de la evolución de las actividades técnicas y productivas con una finalidad de explotación industrial y de su influencia sobre el territorio y la sociedad asturiana. En especial, de las derivadas de la extracción y explotación de los recursos naturales, de la metalurgia y siderurgia, de la transformación de productos agrícolas, la producción de energía, el laboreo de tabaco, y la industria química, de armamento, naviera, conservera o de la construcción” [18] ; una definición que no sólo delimita expresamente el sentido y alcance de este patrimonio, sino que también precisa su autonomía respecto a otros patrimonios como el arqueológico y el etnográfico, sin duda por el enorme peso de la tradición industrial asturiana, en línea opuesta a lo que disponen, por ejemplo, la Ley 4/1990, de 30 de mayo, del Patrimonio Histórico de Castilla la Mancha que asocia el patrimonio industrial a las estrategias y formas de intervención propias de la arqueología –art. 22- o la más reciente ley 12/2002, de 11 de julio, de Patrimonio Cultural de Castilla y León que en su artículo 62.2 -ver cuadro 1- considera incluidos en el patrimonio etnológico “…aquellos bienes muebles o inmuebles, relacionados con la economía y los procesos productivos e industriales del pasado que se consideren de interés”.
Obviamente, en tan específica legislación territorial la casuística es muy diversa. No existe un criterio formal único en la consideración del patrimonio industrial, aunque si parece advertirse, con excepción de alguno de los casos más desarrollados, como el de la Comunidad del Principado de Asturias- una cierta vinculación entre patrimonio industrial y patrimonio etnológico-arqueológico, como sucede en Castilla y León, Galicia o Extremadura, llegando a hacerse especialmente estrecha -asimilándose el patrimonio industrial a los bienes de carácter etnográfico-, en la Ley 3/1999, de 10 de marzo, del Patrimonio Cultural Aragonés, que en su artículo 73 señala que “...constituyen el patrimonio de carácter industrial aquellos bienes de carácter etnográfico que forman parte del pasado tecnológico, productivo e industrial aragonés y son susceptibles de ser estudiados con metodología arqueológica”. Entre los bienes de interés cultural reconocidos en la ley sobre Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura de 29 de marzo de 1999, se encuentran los llamados Lugares de Interés Etnológico –artículo 6.1.g-una tipología que comprende “…los espacios naturales, construcciones o instalaciones industriales vinculadas a formas de vida, cultura y actividades tradicionales del pueblo extremeño, tales como antiguos almacenes, fábricas, elementos distintivos como chimeneas, silos, puentes, molinos.” Muy específica es también la consideración que se hace de los bienes industriales en la ley 10/1998, de 9 de julio, de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, -art. 9.2-, ya que tienen directamente la condición de monumento, y en la Ley 4/1990, de 30 de mayo, del Patrimonio Histórico de Castilla La Mancha -art. 22-, comunidad para la que patrimonio industrial se delimita y protege en tanto que recurso arqueológico. En cambio, mucho más abierta es la propuesta de la ley 12/1998, de 21 de diciembre, del Patrimonio Histórico de las Illes Balears, -art. 68-, ya que en ella forman parte del patrimonio industrial aquellos bienes de tal carácter “...susceptibles de ser estudiados mediante la metodología propia de la historia del arte, la historia económica o de la historia de la ciencia y de la técnica”
Es sabido, no obstante, que la legislación sobre patrimonio tiene un carácter excesivamente genérico, y que hace necesaria la elaboración de otros instrumentos -planes sectoriales, libros blancos, catálogos etc...- con los que las diversas administraciones -regionales o locales- tratan de hacer frente a la problemática conservación de algunos bienes entre los que se encuentran los que forman parte del patrimonio industrial. Modélicos resultan a este respecto los dos planes aprobados sobre patrimonio histórico de Castilla y León: el plan del intervención en el patrimonio histórico de Castilla y León para el periodo 1996-2002 y el plan PAHIS 2004-2012, plan éste en el que se ha incorporado un mayor grado de conciencia y preocupación por el patrimonio industrial. Se señala en él que “...una nueva visión y concepto del patrimonio histórico ha dado lugar a la inclusión de determinados aspectos y bienes culturales que con anterioridad no se contemplaban o no eran suficientemente valorados. Entre ellos tiene una especial relevancia por su significación económica, social y cultural, los bienes y actividades relacionadas con la producción industrial”. Se trata de un salto cualitativo verdaderamente significativo, ya que en el plan anterior, desarrollado en el periodo 1996-2002, apenas se prestó atención a esta materia, al centrar todo el interés en otros conjuntos patrimoniales. Como se puede apreciar en el cuadro 2, de 285 actuaciones Estudios y Diagnósticos realizados en el citado periodo sólo 2 corresponden a patrimonio industrial, a los que habría que añadir tres cursos destinados a la formación de jóvenes licenciados en la catalogación y estudio del patrimonio industrial, por importe de 63.188,17 €, que tenían por objeto proporcionar criterios, métodos y técnicas para la catalogación y estudio del patrimonio industrial en las comarcas mineras de León y Palencia en 1998, de las instalaciones textiles de Béjar en 2001 y del patrimonio industrial de Palencia en 2002 [19] .
Cuadro 2. Actuaciones, estudios y diagnósticos según las tipologías de Bienes de Interés Cultural.
Tipología de Bienes | Número | ||
Conjuntos históricos |
11 |
||
Jardines históricos |
2 |
||
Obras públicas. Puente |
1 |
||
Monumentos |
Arquitectura militar y defensiva |
Murallas |
5 |
Arquitectura civil |
Universidades |
||
Patrimonio industrial |
Patrimonio Industrial |
||
Bienes eclesiales |
Catedrales |
||
Zonas arqueológicas |
Ruinas |
4 |
|
TOTAL |
285 |
||
Fuente: Plan PAHIS 2004-2012. Balance del plan de intervención en el patrimonio histórico de Castilla y León para el periodo 1996-2002 |
En cambio el plan PAHIS 2004-2012 del patrimonio Histórico de Castilla y León propone para tan dilatado periodo cinco programas relacionados de forma directa con el patrimonio industrial: dos tienen carácter general como son la elaboración de Libro Blanco de Patrimonio Industrial que contendrá los criterios de delimitación del patrimonio industrial, y la elaboración del Inventario del Patrimonio Industrial que permita la declaración de Bienes de Interés Cultural de los conjuntos más significativos e inclusión de los representativos en el Inventario de Bienes Culturales de Castilla y León. Los tres programas restantes tienen carácter sectorial y afectan en primer lugar a las Comarcas mineras, en segundo lugar a la conservación y puesta en valor las actividades relacionadas con Explotaciones Extractivas Antiguas mediante la creación de centros y aulas de visita o exposición pública y finalmente, a las denominadas Instalaciones Fabriles Representativas de los sectores económicos industriales históricos de Castilla y León, cualquiera que sea su tipología funcional y productiva, con la finalidad de conservar, mantener un conjunto significativo de los distintos asentamientos industriales y de ofrecer una alternativa de nuevos usos [20] .
Un propósito tan loable como insuficiente ya que, no existiendo inventario sobre estas últimas -ni posibilidad de completarlo en el horizonte del plan- y no existiendo criterio formado sobre cómo convertir el patrimonio industrial que sobrevive al comenzar el siglo XXI en bien de interés cultural, con el fin de protegerlo con similares argumentos en toda la Comunidad, todos los bienes emplazados en entornos urbanos, ya sean edificios aislados, conjuntos industriales o incluso paisajes industriales, están sometidos a la estrategia singular que cada municipio despliega en lo tocante a su catalogación, conservación, rehabilitación o destrucción; y en el desarrollo de esta estrategia, este patrimonio se enfrenta, para evitar su desaparición, con enemigos muy poderosos: una frágil memoria social, que identifica la fábrica con experiencias vitales frecuentemente negativas -el trabajo manual, el ruido, la contaminación del aire, el peligro, la falta de conciencia empresarial sobre los problemas sociales de su entorno o la muerte-; constituye un lastre también el criterio básicamente utilitarista que presidió la construcción de la arquitectura industrial, que da lugar a que las construcciones no destaquen precisamente por su calidad arquitectónica o estética y que por ello tengan una valoración artística o cultural negativa toda vez que, medida por contraste con otros patrimonios más ricos y con más vinculación con la cultura dominante en las últimas veinte centurias al menos -el religioso, por ejemplo- siempre ocupó un lugar marginal; se enfrenta también con una enorme y sobrevenida contradicción, ya que si el edificio fabril apenas tiene valor en si mismo y es muy costosa su transformación para otros usos, el suelo que ocupa tiene un valor incalculable, que es tanto mayor cuanto más libre de compromisos protectores se encuentra. Y es que, como ha señalado J. Ortega Valcárcel, la posibilidad de que un recurso, o de que “...un territorio pueda ser reconocido como un espacio cultural, es decir, con valores relevantes desde el punto de vista histórico y social como ejemplo de construcción singularizada del territorio y por tanto pueda ser integrado por la sociedad como patrimonio cultural, no depende sólo de su valor intrínseco, ni de su reconocimiento objetivo experto, sino de su aceptación social. Es esta la que lo convierte en un recurso cultural” [21].
La suma de estas amenazas, no compensadas durante décadas por la necesaria identificación social con el patrimonio, en el dominante urbanismo de sustitución a ultranza propio de los años sesenta y setenta del siglo XX, acabó con una parte de este patrimonio, precisamente el que entonces ya no era periférico como lo fue en su origen, es decir, el que ocupaba un emplazamiento accesible, sobrevenido como resultado del intenso crecimiento y extensión del tejido urbano. Y la desconexión al finalizar el siglo XX entre una legislación relativamente protectora como es la legislación sobre patrimonio de las Comunidades Autónomas por una parte y los instrumentos realmente operativos de intervención como son los relacionados con la ordenación del territorio y urbanismo, está facilitando la desaparición del patrimonio que quedaba, que había dejado de ser periférico e incrementado por ello su valor y que frecuentemente ya no era una simple suma de edificios fabriles aislados, sino que llegaba a formar verdaderos conjuntos-modelo del paisaje industrial del siglo XX. Algunos ejemplos relacionados con los procesos de reconversión industrial o con las crisis de sectores relacionados con la agroalimentación –azucareras por ejemplo- y en general con la profunda renovación de la infraestructura portuaria o ferroviaria en las ciudades españolas desde la última década del siglo XX son, a este respecto, suficientemente elocuentes. Tras ellos y aprovechando los estertores de la primera generación de planes generales de ordenación y la crisis política de finales de los años setenta del siglo XX, o la falta de coordinación cuando no conflicto de intereses entre la administración regional y local al finalizar el siglo XX, los edificios fabriles irán desapareciendo o empequeñeciéndose, siempre que esta segunda operación, en la estrategia inmobiliaria del periodo, no se opusiese al progreso entendido como festival de plusvalía inmobiliaria. Así se fue borrando la memoria del pasado fabril de nuestras ciudades; así perdió Valladolid la herencia de un siglo de desarrollo industrial en cierta medida tutelado por las fábricas harineras vinculadas al Canal de Castilla y a los Talleres del Ferrocarril del Norte.
Al igual que en otras ciudades españolas, la actividad industrial en Valladolid ha experimentado sucesivos cambios en su ubicación que, en términos generales, han servido para poner orden urbanístico en la anarquía y aparente caos locacional de las instalaciones industriales tradicionales, concentrando en polígonos o emplazamientos más o menos ordenados lo que antes estaba disperso, y para dar cabida a la creciente demanda de suelo residencial en una ciudad acostumbrada a crecer secularmente -al menos hasta la última década del siglo XX-, por la simple colmatación de vacíos creados por el cierre o traslado a la primera periferia de conventos, instalaciones militares o centros de enseñanza o por el traslado, a veces traumático desde el punto de vista patrimonial -y siempre críptico-, de numerosas industrias buscando el aprovechamiento de las enormes plusvalías que el propio crecimiento de la ciudad había ido generando.
Cuadro 3. Estado de la edificación industrial Valladolid 2004
TIPOLOGÍA | VARIANTES | EJEMPLOS [22] | |
Edificios Catalogados P.G.O.U 2004. |
Edificio no intervenido | En uso |
-Transformador Huerta del Rey. P3 |
Sin uso actual |
-Fábrica de Harina "La Rosa". P3 |
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Edificio reutilizado |
Íntegramente |
-Central Eléctrica de Linares. P3 |
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Parcialmente |
-Cerámica Silió. P2 |
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De forma testimonial |
-Fabrica de Harina "El Palero". P3 |
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Edificio demolido |
Radicalmente |
-Naves de FASA-Renault. P3 |
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Parcialmente, con uso efectivo |
-Azucarera. P3 |
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Parcialmente, con uso cosmético |
-Naves ENERTEC. P3 |
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Con demolición prevista |
-Pasarela y Casilla de Acceso a Talleres. P3 |
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Edificios No Catalogados |
Edificio demolido |
-Demolido radicalmente para uso residencial |
-Piensos CIA |
-Demolido con elementos testigo |
-Cervezas de Santander -Cruz Blanca- |
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Edificio no demolido |
En uso |
-ENDASA (Tracensa-Inespal) |
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Sin uso |
-Nicas |
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Fuente: Elaboración propia |
Cono consecuencia, el censo de patrimonio edificado de uso industrial en Valladolid es muy reducido. Y todo él responde al carácter de fábrica urbana, es decir, edificios fabriles incrustados en la trama de la ciudad, casi todos herencia de asentamientos de primera y segunda revolución industrial, generalmente sin actividad, siendo los más representativos las fábricas de azúcar, de luz o harina, que todavía hoy, tras verse afectadas por profundas obras de recuperación-restauración son piezas destacadas del paisaje urbano de la ciudad. [23] Y es que, salvo algunas notables excepciones como son la dársena del Canal de Castilla, que desde 1842 ha ido conformando una suerte de micro paisaje industrial ligado a la primera industrialización local, o el complejo de los Talleres del Ferrocarril que desde 1860 forman un auténtico “complejo industrial”, la practica totalidad del patrimonio industrial conservado de Valladolid está constituido por elementos aislados que son testimonio excepcional de la actividad a la que están funcionalmente adscritos, ya sea una fábrica de harinas o una cerámica.
Pero, lamentablemente, son ya muy pocos; el catálogo de bienes protegidos del P.G.O.U. de 2004 de Valladolid, incluye bajo el epígrafe de Edificación Industrial, las escasas las edificaciones vinculadas a esta actividad, en su mayor parte ya en desuso; comprende dos fábricas de luz, tres de harina, la dársena del Canal de Castilla, la granja-escuela "José Antonio", el matadero municipal y una serie de restos menores de otras siete fábricas. Para la práctica totalidad de los casos se propone el “...mantenimiento de sus volúmenes más propios y que se adecuen a ellos las posibles nuevas edificaciones, de forma que sin merma significativa de su valor paisajístico se posibilite la renovación. [24] Cierto es que en muchos casos este propósito era ciertamente inútil. En 2002 cuando se elaboraba el primer catálogo se afirmaba, por ejemplo, el interés por mantener la unidad espacial y volumétrica de las grandes naves de Enertec, de las antiguas naves militares -propiedad de Fasa-Renault- y los almacenes de salvado y trigo de las harineras. Cuatro años más tarde, en 2006, todas ellas habían desaparecido
Figura 1: Fábrica de productos cerámicos Eloy Silió en Valladolid en 1997 y 2006 [25]. Conservar la memoria - en edificio aislado-, para amparar el aprovechamiento inmobiliario. |
Tan reducido censo de instalaciones fabriles bien puede considerarse como el final del ciclo de paulatina desaparición de la industria inserta en el tejido urbano e incluso en su primera periferia [26]. Tomando como referencia sólo el sector metalúrgico, desde 1952 hasta 2006 habían desaparecido decenas de pequeñas y medianas industrias ubicadas en los barrios históricos de la primera corona exterior al centro, que una vez concluida su actividad, antes de los años ochenta, habían sido sustituidos por grandes edificios para viviendas aprovechando la generosa edificabilidad -12m3/m2- del primer Plan General de Ordenación urbana de Valladolid de 1970, también conocido como Plan Mesones [27] .
En la práctica totalidad de los casos el proceso de aniquilación del patrimonio industrial no sólo ha afectado al edificio, sino a todos los elementos característicos de un modo determinado de fabricar y por lo tanto irrepetibles e irrecuperables [28].Con alguna excepción que confirma la regla, de las viejas fábricas conservadas sólo queda o alguno de sus muros o en el mejor de los casos el contenedor completo, pero completamente desmantelado ya que en algún momento más o menos cercano al final de la actividad productiva desapareció la maquinaria, probablemente mal vendida o depositada sin inventariar en alguno de los almacenes municipales para convertirse en presa fácil de los irregulares procesos de “reciclado” –expolio- del material económicamente más valioso: bobinas, estructuras metálicas, motores etc…; desaparecen también algunas infraestructuras e instalaciones e incluso la propia configuración estructural de la edificación. El proceso de borrado de la memoria fue completo y el destino de aquello que se eliminaba tampoco fue museístico, por lo que sólo los archivos, la prensa y la fotografía guardan la memoria y los ecos del pasado fabril de la ciudad de Valladolid y otras muchas ciudades de la Región.
Nos encontramos por lo tanto ante una de las últimas fases de un proceso secular, que ha ido fagocitando, para uso residencial, todos los pequeños y grandes enclaves industriales de la trama urbana y que implica el traslado de la actividad, primero a los polígonos industriales de los años sesenta -Argales- y ochenta -San Cristóbal-, más tarde, en los años noventa, a algunos municipios del entorno -La Cistérniga, Santovenia…- y por último a las nuevos sectores de exclusivo uso industrial que, hasta agotar prácticamente el suelo disponible en el término municipal, están contemplados en el vigente Plan General de Ordenación Urbana de 2004. El proceso no es nuevo ni exclusivo de Valladolid, obviamente, pero por su escala y por las dimensiones adquiridas en los últimos años, es un perfecto exponente de la subordinación del planeamiento a los criterios de las grandes promotoras, en el interminable ciclo inmobiliario expansivo de la década 1996-2006, que han ido convirtiendo el borde interior y exterior norte y este del término municipal en un auténtico cinturón industrial y logístico, a cambio de una hiper-especialización residencial y sobrevaloración del resto del espacio urbano [29] .
El proceso de abandono de solares industriales ya fuese por el cierre de empresas o por su traslado la periferia, buscando suelo más barato y emplazamientos adecuados para el desarrollo de la actividad, al tiempo que las plusvalías derivadas de la recalificación urbanística, puede considerarse como una constante en todas las ciudades españolas y por lo tanto en Valladolid. Ha venido afectando en la segunda mitad del siglo XX a la práctica totalidad de los viejos enclaves industriales insertos en la trama urbana, ya fuesen factorías harineras, metalurgias, cerveceras o tejeras, que con el paso del tiempo –y cuando no se han demolido- se han rehabilitado para la construcción de museos -caso de harinas el Palero hoy museo de la ciencia- o bien para nuevos edificios de oficinas -Cervecera Cruz Blanca en el barrio de San Juan-, parcialmente residenciales como es el caso de la Cerámica Silió, en el barrio de Los Vadillos u hoteles destacando a este respecto la inminente conversión de la fábrica de harinas La Perla, en un hotel y restaurante tras obtener la empresa “Sacedón Patrimonial, S.L., en marzo de 2006, las preceptiva licencia ambiental y de obras [30] . El edificio fue construido en 1912 por el promotor P. Sánchez Repiso y puede considerarse el último ejemplo de la arquitectura industrial ligada al Canal de Castilla del que aprovecha las aguas para su fuerza motriz, -Ver figura 2- por lo que en la planta sótano se localiza un túnel de entrada del agua para mover las de turbinas. Consta de un cuerpo de fábrica de tres plantas, con muros de carga sobre los que apoyan las cerchas de madera que sustentan la cubierta de teja planta, y, perpendiculares a él, los almacenes de trigo y harina.
Figura 2: Fábrica de harinas La Perla en el barrio de la Victoria de Valladolid. Reforma de un contenedor fabril para uso hotelero. P3: protección Estructural. P4: Protección ambiental. |
Pero el caso más común fue la demolición sin duda por la alta rentabilidad de este uso; tal es lo que sucedió con la fábrica de La Cerámica en Las Delicias que a finales de los años setenta se sustituyó por el conjunto residencial San Vicente -445 viviendas-, una de las manzanas de uso residencial más densa de toda la ciudad, los talleres Miguel de Prado con similar destino, la subestación de la Olma en el Plan Parcial Villa de Prado, o los solares de Campsa, en los que la promotora Edificasa 2000 construyó 300 nuevas viviendas en 2005 [31] . En todos los casos se procede a una reutilización del suelo, sobrevenida tras largos periodos de cese de actividad y abandono especulativo de los solares, de grandes paquetes de suelo industrial en definitiva, de los que se extraerá en el futuro una muy alta rentabilidad; no por casualidad, este proceso afecta particularmente a las viejas factorías ubicadas en la proximidad de los talleres del ferrocarril y Estación de Campo Grande ya que, se espera que tras la llegada del ferrocarril de Velocidad Alta -2007- y el soterramiento de la infraestructura ferroviaria que se producirá a lo largo de la segunda década del siglo XXI, según proyecto elaborado por el arquitecto R. Rogers, se verán sometidos a una operación de cambio de uso y aprovechamiento residencial de proporciones desconocidas en la ciudad.
Destacan a este respecto los procesos de revalorización del suelo ocupado por las viejas dependencias de la estación de la Esperanza, del ferrocarril Valladolid-Ariza, desmantelado en los años ochenta del siglo XX, de la empresa Enertec, los talleres del RENFE, Fasa-Renault y Autógena Martínez, que forman la denominada Ciudad de la Comunicación; y también de la Azucarera Santa Victoria, construida en 1888 y parcialmente desmantelada en 2006-, Redalsa, o la fábrica de harinas La Rosa, que pese a ocupar ahora una posición sumamente accesible, se ha quedado hasta mediados de la primera década del siglo XXI totalmente al margen de este proceso de demolición-sustitución que hemos señalado [32]. Gran parte de ellos se encuentran listos para el inicio de un nuevo ciclo generador de plusvalías ya que ocupan emplazamientos próximos a sectores en pleno desarrollo residencial y, salvo excepciones, han perdido su función o están a punto de perderla, ya sea por cierre empresarial –La Rosa, Enertec, Azucarera Santa Victoria, Autógena Martínez- o bien por traslado -Montaje 1 de Renault-España-, los talleres de RENFE y probablemente Redalsa, que ya cuentan con suelo reservado para su nueva ubicación; y también iniciará un nuevo ciclo de actividad con cambio de uso incluido, el edificio de Iberdrola -antigua Electra Popular Vallisoletana- que ocupa un edificio de 1905 obra del arquitecto I. Rodríguez Zarracina, de un innegable valor arquitectónico y patrimonial, pero que tiene ya acordado el cambio de uso tras el acuerdo suscrito 6 de Julio de 2006 por la empresa Iberdrola Inmobiliaria, y el Ayuntamiento de Valladolid para remodelar el edificio con el fin de convertirlo en un hotel de cinco estrellas; el proyecto contempla la conservación íntegra del edificio histórico y la construcción de otro en la calle Veinte de Febrero [33] .
Figura 3.- Edificio de la Electra Popular vallisoletana, 1905. |
En apoyo a estas estrategias de cambio de uso, acompañada o no de demolición y con objeto de evitar una continua firma de convenios empresa a empresa, el Ayuntamiento de Valladolid aprobó en 2004 un Programa de Reubicación de Empresas, con el que se pretende “… impulsar el traslado de instalaciones industriales y empresariales desde su ubicación actual, en espacios inadecuados a su desarrollo y expansión, hacia terrenos situados en el término municipal más idóneos para su actividad” [34] . Se trata de ofrecer suelo de titularidad municipal, en parcelas ubicadas en el Sector 44 (Industrial Jalón) o en los pequeños paquetes industriales dispersos en el término municipal como Las Raposas 1, Industrial Cuesta del Tomillo, Carretera de Burgos o Industrial Casasola, “…a cambio de la obtención de los asentamientos originales que aportarán todo su valor latente, no sólo para el entorno más inmediato sino para todo el ecosistema urbano aledaño”; aunque el beneficio sea las más de las veces cuestionable, ya que no hay nada más lesivo para cualquier ecosistema que la pérdida de diversidad; y ese es el objetivo final perseguido, al convertir todo el suelo industrial liberado en suelo residencial a pesar de que esta estrategia representa un flagrante incumplimiento de la legislación urbanística regional que impone el criterio de mezcla de usos en suelo urbano no consolidado y en suelo urbanizable [35]. Y es que, aunque buena parte de estas áreas y edificios industriales han perdido su inicial valor estratégico y capacidad funcional, lo han ganado en el mercado inmobiliario al contar con unas rentas de posición muy elevadas por lo que se acaban convirtiendo en codiciada presa de los promotores inmobiliarios- a pesar de que se asume que esta circunstancia “...genera tensiones especulativas poco convenientes para la propia continuidad de la actividad productiva y el mercado de suelo residencial” [36] .
Figura 4: Naves de Montaje 1 de FASA-Renault en 2005 –izquierda- y el mismo lugar en 2006 –la denominada Ciudad de la Comunicación. |
Y es que, no existen garantías, como se ha comprobado en el caso de la factoría de Enertec en Valladolid, de que el suelo liberado quede a salvo de operaciones puramente especulativas o de que se lleve a cabo una recalificación inteligente de los terrenos como se indica en el plan de reubicación de empresas. [37] Una parte de la historia reciente de la ciudad española es una sucesión de episodios similares a los que han afectado a esta empresa y que se resumen en una pérdida de actividad económica, en una apropiación de plusvalías por la empresa industrial en supuesta quiebra, en una revalorización del suelo y generación de nuevas plusvalías por la empresa promotora-constructora, así como, obviamente, en una pérdida de la memoria arquitectónica y funcional del lugar.
La factoría Enertec S.A. es un ejemplo modélico del proceso de transformación urbanística vinculado al cese de actividad y práctica aniquilación material de una vieja empresa industrial en la ciudad de Valladolid; un proceso que tiene origen en un convenio urbanístico suscrito entre la empresa y el Ayuntamiento y que ha sido radicalmente incumplido en lo tocante a los compromisos laborales, al propósito de reubicación de esta actividad en otro sector de la ciudad y al respeto por el conjunto industrial edificado.
La empresa Enertec, dedicada en su origen a trabajos de fundición y construcciones metalúrgicas, fue fundada en 1860 con el nombre de Gabilondo Hermanos, transformándose en 1904 en la Sociedad Anónima Talleres Gabilondo. En 1950 trasladó sus instalaciones al actual emplazamiento, en la calle Arco de Ladrillo, asociándose catorce años más tarde con Beloit Corp., pasando a denominarse Beloit y Segura S.A. Finalmente, en 1983, se constituyó Enertec S.A. tras el acuerdo de compra entre Beloit Corp y Coinpasa , empresa ésta que pretendía obtener resultados a corto plazo, rentabilizando, del modo que fuese, la infraestructura existente. Con este objeto suscribe un convenio con el Ayuntamiento de Valladolid, aprobado por el Pleno del en noviembre de 1999 por el que se vinculaba el traslado al nuevo emplazamiento periférico, a la venta de los 30.408 m2 que venía ocupando la factoría desde 1950, y a la descatalogación de parte de su patrimonio inmueble para optimizar el aprovechamiento urbanístico. Y es que, el mayor valor de esta operación provenía de la proximidad a los terrenos del Área de Planeamiento Específico “Ariza”, en los que el Ayuntamiento de Valladolid tenía previsto desarrollar la llamada “Ciudad de la Comunicación” [38].
En efecto, en el citado convenio se estimaba, además, que el equilibrio coste-beneficio de la operación urbanística derivada del traslado de Enertec a otro emplazamiento dentro del término municipal de Valladolid se lograría con la recalificación de sus terrenos como zona con uso residencial y con una serie de ayudas de otras instituciones que minimicen los costes de traslado que se generan, asegurando en todo caso la efectiva instalación en el nuevo emplazamiento. El Ayuntamiento se compromete a su vez a modificar el PGOU para recalificar el suelo como residencial, descatalogar parcialmente la edificación existente y asignar una edificabilidad 1/1m2; y por su parte la empresa garantiza el traslado de la factoría a un nuevo emplazamiento, el mantenimiento de los puestos de trabajo y a aplicar todos los recursos generados por la venta de los actuales terrenos a la instalación de la nueva fabrica, al fortalecimiento de la estructura financiera de Enertec Valladolid.
Como era de esperar, gran parte de estos términos han sido incumplidos; el suelo fue vendido por Enertec a la promotora inmobiliaria Diseños Urbanos S.A.-Diursa-, quien promueve el estudio de detalle del A.P.E. 47-Enertec que será aprobado inicialmente por el Ayuntamiento el 17 de Junio de 2005; en él se subdivide este terreno en siete parcelas: dos tendrán un uso exclusivo residencial, otra será para comercio y oficinas, otra para equipamiento general público, otra para viario y comunicación, en tanto que las dos restantes se destinarán a espacios libres públicos. La edificabilidad de las dos parcelas residenciales suma 22.600 metros cuadrados, mientras que la destinada a comercio y oficinas asciende a casi 7.500 metros cuadrados [39]. Quedaba por resolver el problema de la catalogación de los edificios, para lo que la empresa Diursa promueve el 29 de septiembre de 2004 una modificación del Plan General de Ordenación Urbana de Valladolid con el objeto de cambiar el grado de protección asignado a varias naves de las antiguas instalaciones de la empresa Enertec: las 9 crujías de las 5 naves adosadas ostentaban el grado P3, protección estructural, y la fachada de la nave exenta el grado P4, protección ambiental. La propuesta consiste en eliminar la protección P4, lo que permitiría suprimir dicha nave, y reducir el ámbito de la protección P3 de nueve a cinco crujías, eliminando las otras cuatro.
El 6 de septiembre de 2005, el Pleno del Ayuntamiento de Valladolid, aprueba provisionalmente la modificación, con la excepción de la fachada de la nave exenta que mantiene la protección P4 "protección ambiental de su configuración exterior". Finalmente el 14 de diciembre de 2005 la Junta de Castilla y León aprueba definitivamente la Modificación del Plan General de Ordenación Urbana de Valladolid en el Área de Planeamiento Específico APE 47, de forma que del conjunto formado por las cinco naves adosadas, se propone la catalogación con protección P3 "Protección estructural del edificio", la fachada principal al Paseo Arco de Ladrillo y los cinco primeros pórticos de estructura metálica a base de uniones roblonadas de cada nave, hasta alcanzar un fondo de 28,73 m. Una solución salomónica que en todo caso permitirá a la empresa promotora iniciar la urbanización y apropiarse de las plusvalías derivadas de la transformación en suelo residencial de una ubicación de carácter industrial integrada en una de las nuevas áreas de centralidad, especialmente al haber concluido la urbanización de los antiguos depósitos de CAMPSA –APE 25.2- por la promotora Edificasa 2000 y haberse iniciado las obras de la Ciudad de la Comunicación [40].
Finalmente, el 7 junio 2005 se aprobó inicialmente el Estudio de Detalle en el A.P.E. 47 "Enertec" Paseo Arco Ladrillo, 62 promovido por "Diursa", el 14 de Diciembre la Consejería de Fomento aprobó la modificación del PGOU de Valladolid en el área de planeamiento específico (APE 47, Enertec); esta aprobación, que comportaba la descatalogación de parte de la vieja fábrica, se lleva a cabo en contra del parecer del pleno del Consejo de Urbanismo y Ordenación del Territorio de Castilla y león, que no puede compartir el criterio municipal de descatalogación ya que con el ”…se altera la catalogación para reducir los elementos protegidos, con el fin de adaptarlos a la escena urbana prevista, en lugar de adaptar la ordenación urbana a los elementos protegidos” [41]. Al fin, y el 7 abril 2006 se aprobó inicialmente el Proyecto de Actuación y reparcelación que en la práctica permitió iniciar su comercialización con el nombre de Conjunto Residencial, del Tercer Milenio, estando formado por cuatro torres de 11 plantas de altura con 218 viviendas denominadas Edificio Berlín, Edificio Miami, Edificio Panamá y Edificio Costa Rica [42]. Todo el conjunto esta separado de la carretera de Madrid por las cinco fachadas-pórtico catalogadas y una pequeña superficie ajardinada que evita tener que apoyar la edificación directamente en la muy concurrida y contaminada carretera de Madrid, ya que mantiene como barrera separadora parte de la memoria de tan emblemático y perdido patrimonio industrial.
Figura 5.- Naves de Enertec en 2005 y su alternativa residencial en fase de comercialización en 2006: el denominado Conjunto residencial Tercer Milenio. |
Es pues evidente que la singular trayectoria seguida por la factoría de Enertec ha puesto en cuestión la práctica totalidad de los objetivos contemplados en el plan de vivienda y suelo de Valladolid. Y es que, la intervención municipal en este tipo de operaciones, señala el citado plan, “... asegura la continuidad de la actividad productiva, pone a salvo el suelo liberado de operaciones puramente especulativas, garantiza una recalificación inteligente de los terrenos acompañada de una mejor ordenación de equipamientos de titularidad pública para los barrios sometidos durante largo tiempo a la degradación por la presencia de estas industrias y empresas y una obtención prudente de plusvalías en beneficio de la colectividad” [43].
En 2006 la actividad productiva no se había recuperado –ni en su lugar original ni en otro emplazamiento-, el tiempo transcurrido y los flagrantes incumplimientos de los convenios suscritos con los trabajadores han convertido a la operación inmobiliaria de Enertec en una operación eminentemente especulativa y, asimismo, no se ha creado –ni diseñado- un equipamiento público relevante para la ciudad y ni siquiera para el muy degradado barrio de las Delicias. Y tampoco en este caso, como en tantos otros en Castilla y León , se puede cumplir con el programa P.23, Instalaciones fabriles, del plan PAHIS 2004-2012 del Patrimonio Histórico de Castilla y León que propone “…intervenir en aquellas instalaciones representativas de los sectores económicos industriales históricos de castilla y León… con la finalidad de conservar...ofrecer una alternativa de nuevos usos y de organizar actividades que puedan contribuir al desarrollo de las poblaciones afectadas [44].
Uno de los conjuntos de edificios conservados de mayor carácter dentro de lo que podemos denominar arquitectura industrial de Valladolid –aunque por la actividad desarrollada en él bien podría pertenecer a otra categoría funcional- es el que forma el Matadero Municipal, inaugurado en 1936 tras unos años en los que, aun disponiendo de proyecto aprobado desde el año 1926 no pudo ejecutarse por falta de fondos. En efecto, el primer proyecto para la construcción de un nuevo matadero que permitiese la demolición del viejo edificio del año 1877, ubicado en inapropiada posición, por razones de salubridad, al estar próximo al Hospital Provincial y la Facultad de Medicina, data del año 1926; en el mes de Junio de ese año, y tras el oportuno concurso de proyectos, se otorga el primer premio y la dirección de las obras al proyecto firmado por el ingeniero Alberto Coromina Botí. Por diversas causas y especialmente por la falta de presupuesto, las obras se irán aplazando hasta que, en 1932, se presenta una reforma del proyecto que, manteniendo la estructura funcional del proyecto original, procede a transformar la imagen exterior de la edificación, eliminando los elementos eclécticos que dominaban en el proyecto del año 1926, para reemplazarlos por elementos compositivos más propios de la corriente racionalista del momento [45] .
El recinto cuadrangular del nuevo matadero de 1936 alberga un conjunto de edificios dispuestos según las necesidades funcionales del edificio -descuartizamiento, crematorio etc...-, destacando sobremanera la fachada de acceso abierta al paseo de Zorrilla y que será elemento representativo para toda la ciudad ya que por su carácter rompe con la horizontalidad del conjunto de pabellones y destaca entre la mediocre arquitectura residencial –autoconstruida- del entorno más inmediato. Su arquitectura está deliberadamente desornamentada y, junto a la pureza de volúmenes, son de destacar algunos “...elementos de reconocible adscripción estilística como las agrupaciones de huecos de ventanas con entrepaños de ladrillo formando series horizontales recuadradas en blanco” [46] .
El emplazamiento elegido resultaba ciertamente inadecuado; cierto es que se opta por una ubicación aguas abajo del Pisuerga, de forma que se pudiesen realizar vertidos sin afectar a la calidad del agua del tramo urbano de río; cierto es también que el paraje elegido, el incipiente barrio de la Rubia, se encontraba relativamente alejado del continuo urbano; pero no es menos cierto que ya había una parcelación ilegal relativamente desarrollada en el barrio de la Farola, apenas a 100 metros de las tapias del futuro matadero, y cierto es también que, desde los primeros años veinte se ha empezado a lotificar el suelo rústico del cercano paraje de La Esperanza, que dará origen años más tarde, desde mediados de los años cincuenta, a uno de los barrios más densos de la ciudad de Valladolid [47] . No era por lo tanto un emplazamiento adecuado. Cuando en 1964 se inaugura el polígono de vivienda oficial del 4 de Marzo, y el polígono industrial de Argales, el matadero queda ya materialmente soldado a la trama urbana; tanto que, por la incomodidad de los olores y vertidos, y por el tráfico de vehículos que generaba, en los años ochenta resultaba ya un emplazamiento inapropiado, estando plenamente justificado su cierre, que tendrá lugar al final de esa década, una vez se completa el -Plan Parcial Matadero Sadeco-, aprobado en 1979 y modificado en 1985 que aportaba 403 viviendas -aproximadamente 1810 habitantes según la reforma del Plan Parcial- y un equipamiento docente -el I.E.S. Condesa Eylo Alfonso- al espacio marginal que quedaba entre las tapias del matadero en los que se apoyaba el crematorio y su edificio de mondonguería y la vía del Ferrocarril -actual calle Montes y Martín Baró.
En consonancia con tan acusada pérdida de operatividad, y las dificultades para hacer frente a las nuevas exigencias higiénico sanitarias, el 9 de noviembre de 1989 el Ayuntamiento aprueba una modificación del PGOU de 1984 consistente en “... incluir en el catálogo de bienes protegidos, con el grado de protección estructural, las cuatro edificaciones del matadero que se corresponden con las naves de lanar, vacuno y cerda, el crematorio, el garaje y la perrera, a fin de que, junto con los ya catalogados relativos a los edificios de la entrada principal de matanza y mondonguería queden con aquella protección todos los edificios del proyecto original” [48]. Finalmente, mediante orden de 16 de abril de 1990, la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio resuelve aprobar definitivamente tal modificación, abriéndose un periodo de una década, la del final de siglo XX, de incertidumbre acerca del destino final de los edificios y del momento en que iban a volver a reutilizarse.
Por fortuna, lo que en cierto modo fueron factores que coadyuvaron a su cierre, es decir, la mejora de centralidad o el volumen de población residente en el entorno, entre otros de naturaleza técnica, fueron también argumentos para que el PGOU de Valladolid de 1997 decidiese convertirlo en un área de planeamiento espacial -APE-43- con destino a la construcción de un gran Centro Integrado de Equipamientos de la Zona Sur. El 8 de noviembre de 1999 se aprueba definitivamente el Plan Especial 1294/98 -APE 43-, que afecta a una superficie de 19.048 m2, a los que se asigna una edificabilidad de 9.524 m2 [49]; queda al margen de este Plan Especial la superficie destinada a la construcción de una piscina cubierta que inicialmente iba a estar apoyada en el Paseo de Zorrilla, pero que mediante orden de 15 de Enero de 1999 de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, acuerda trasladarse a la parte posterior del recinto del antiguo Matadero, con el fin de mejorar la accesibilidad de los pabellones que tendrán un mayor aprovechamiento e interés social ya que albergarán la biblioteca o un centro para la tercera edad [50].
Cuadro 4. Edificabilidad según usos en el Plan Especial A.P.E. 43 Matadero. [Septiembre 2006]
Pabellón-Actividad | Edificabilidad (m2) | Estado [01-09-2006] |
A.P.1: Edificio de Entrada. Espacio Joven |
288 |
Adjudicada la rehabilitación a CYM Yañez. 19 mayo 2006 |
A.P.3: Edificio Deportivo |
2.784 |
----- |
A.P.4: Biblioteca |
4.325 |
En rehabilitación |
A.P.5: Centro de día tercera edad |
1.359 |
Inaugurado. 26 julio 2006 |
Centro de Acción Social |
804 |
En rehabilitación |
Edificabilidad Total |
9.524 |
La rehabilitación arquitectónica y reconversión funcional de este viejo equipamiento se ha venido realizando –y se continuará realizando- por grandes piezas. El Ayuntamiento ya acometió en su momento la urbanización de los espacios que conforman esta manzana, una vez derribada la tapia que rodeaba todo el conjunto, así como la construcción de una piscina cubierta en uno de los pabellones exentos del viejo matadero y un centro de día, inaugurado el 26 de julio de 2006, pero queda aún por realizar la rehabilitación del grueso de la edificación para los nuevos usos previstos: un pabellón deportivo, un centro cívico, la Biblioteca pública y el edificio de entrada, si bien es cierto que la intervención en este último, por un importe de 635.130 euros, ya ha sido adjudicada el 19 mayo 2006 para la construcción de la sede del Espacio Joven –ver cuadro 4- . Además del recinto deportivo, queda pendiente la rehabilitación del edificio que albergará la nueva biblioteca y del nuevo centro cívico, obras que cuentan con el correspondiente presupuesto -modificado en 2002 - y que están viéndose afectadas por un considerable retraso debido a la necesidad de solucionar algunos problemas técnicos detectados al comenzar la intervención.
Figura 6.- Edificio principal del antiguo Matadero de Valladolid –izquierda-, futura sede del Espacio Joven y Centro de Tercera Edad –derecha.- ambos en el nuevo Centro Integrado de Equipamientos de la Zona Sur. |
En el Matadero, al igual que en el resto de intervenciones en el patrimonio industrial en Valladolid, lo único que se recupera y mantiene, tras la reconversión, son los edificios, ya sea en su totalidad o parte de los mismos, dada la dificultad de acondicionar una construcción antigua para usos nuevos, que obliga, con mucha frecuencia, a demoler particiones y entreplantas existentes junto a otros elementos de la estructura de los viejos edificios industriales; por ello no se conserva prácticamente nada de la estructura interior, ni por su puesto de la maquinaria o equipamiento en general que era parte de su esencia y carácter. Sólo cuando el edificio o conjunto de edificios son de propiedad municipal el cambio de uso tiene tan profundo sentido social la ciudad puede sentirse afortunada. Y también el entorno más inmediato de la vieja factoría, ya que, no por casualidad, el final de la actividad y el comienzo de la restauración-renovación de parte de sus edificios coincide con la urbanización y edificación del plan parcial Sadeco-Matadero y con una revalorización del suelo en el viejo suburbio de principios del siglo XX de La Farola, que desemboca en la demolición y nueva edificación de parte de su vetusto y degradado caserío formado por viviendas de autoconstrucción de una planta, especialmente en los bordes del mismo: calle Velásquez, Murillo y Bretón.
Es sabido que en los últimos años la cultura y el ocio, alojados en todos aquellos contenedores en los que ni se produce ni se compra, ni se habita –museos, auditorios, recintos deportivos, recintos feriales, teatros, etc...- se ha convertido en un instrumento utilizado por la ciudad -por el poder político de la ciudad- para la organización y legitimación de las transformaciones del espacio realizadas por él mismo o por las grandes promotoras inmobiliarias [51]. La regeneración urbana se promueve habitualmente a partir de espacios concebidos para el consumo de tiempo libre, ocio, entretenimiento, cultura, pero no de cualquier espacio, sino de aquellos que posean suficiente atractivo anterior y capacidad para generar nuevas identidades revestidas de nueva arquitectura en las que poder enmascarar el negocio real que es el negocio inmobiliario. Y por paradójico que parezca, apenas existe respuesta o contestación ante estas y otras manifestaciones; en cierto modo una sociedad crecientemente adormecida e hipotecada se ha habituado a contemplar con normalidad que las nuevas promociones necesiten de un elemento emblemático que las identifique, ya que sólo cuando los equipamientos son relevantes la nueva ciudad es vendible y relevante. Y también a que se vacíe un lugar con el pretexto de su regeneración, a que se afronte el coste de la misma para permitir aprovechamientos lucrativos del nuevo suelo –promociones de vivienda-oficinas- y a que se devuelva a la ciudad un aprovechamiento que no es público sino semiprivado en los nuevos palacios de ocio y la cultura urbanas, promovidos por grandes empresas nacionales o multinacionales de capital inmobiliario, fondos de pensiones o capital riesgo.
Pero sin duda donde se hace más evidente el cambio en el sentido y función del edificio y lugar, donde mejor se percibe el tránsito de los espacios productivos a los espacios contemplativos es en la construcción de museos, especialmente de los vinculados al arte contemporáneo o a la ciencia ya que, además de constituir un nuevo yacimiento turístico, se han revelado como una actividad con una gran capacidad de transformación urbanística. La experiencia de Bilbao, de Barcelona, de París, Londres o Francfort ha permitido constatar la validez que, en las estrategias de promoción del consumo de masas puede jugar un destacado papel un contenedor llamativo, espectacular, asociado a alguno de las grandes firmas de la nueva arquitectura internacional, ya sea Siza, Maier, Foster, Rogers, Isozaki, Pelli u otros. Y también ha permitido constatar la estrecha relación entre estas operaciones y la rehabilitación de viejos contenedores o de barrios completos de las viejas ciudades históricas como sucede en Valencia, en Barcelona –Rabal- o en el entorno del Centro de Arte reina Sofía en Madrid, el Centro Andaluz de Arte contemporáneo instalado en la fábrica de lozas de la Cartuja de Sevilla, o la Ampliación del museo de Escultura de Valladolid la rehabilitación de diversas áreas del viejo convento de San Benito en Valladolid para la creación del Museo de Arte contemporáneo Patio Herreriano, obra de Juan Carlos Arnuncio y Primitivo González, o la construcción del Museo de la ciencia en Valladolid obra de R. Moneo y E. de Teresa, que puede ser una síntesis de todos los procesos señalados: recuperación de un contenedor –o de su memoria- e impulso urbanístico para la construcción de una nueva urbanización de alta calidad en uno de los sectores de mayor valor estratégico-inmobiliario de toda la ciudad.
El museo de la ciencia de Valladolid ocupa el solar y una parte testimonial del edificio de la fábrica de harinas del Palero, levantado el año 1912 sobre las ruinas de otra anterior documentada ya en 1846 [52] . La elaboración de los primeros proyectos para convertirlo en Museo de la Ciencia es paralela a la aprobación definitiva del Plan Parcial para el Sector 22 “el Palero” en septiembre de 1992 [53] ; un sector, el denominado pago de Vista Verde, que ya habría sido objeto de reserva estratégica en el PGOU de1970; formaba parte entonces de un plan parcial denominado Palero-Vista Verde, auspiciado por una sociedad del mismo nombre que, una vez iniciada la urbanización y ante la imposibilidad de desarrollarlo, vende parte del suelo una vez calificado como urbano, al Ministerio de la Vivienda quien presenta en el ayuntamiento el correspondiente plan parcial en 1973 con el que construye entre 1973 y 1982 un polígono de vivienda protegida con un total de 1850 viviendas –el actual barrio de Arturo Eyries [54]. Quedó en cambio paralizada la urbanización y edificación del suelo del entorno de la fábrica de harinas el Palero, -el sector 22- que volverá a plantearse en el PGOU de 1984, y se empezará a ejecutar una vez aprobado, en 1992, el correspondiente plan parcial que asumirán tanto el PGOU de 1997 y como el de 2004, cierto es que con alguna modificación que afectaba a las parcelas C5 y B1 y al estudio de Detalle de la Parcela C-4 de uso hotelero y comercial [55].
En el redescubrimiento de este sector de la ciudad jugaron un papel determinante, no solo la construcción del propio edificio del museo, sino la urbanización del entorno del mismo, sustancialmente mejorada tras un cambio de calificación de suelo en la parcelas C5 y B1 -inicialmente reservada para la construcción de viviendas unifamiliares adosadas-, que comprendía respectivamente la construcción de aparcamiento y un nuevo salón de actos, plazas peatonales, ajardinamiento con estanque y pérgola [56] ; contribuirá también a la revalorización del conjunto la mejora del tratamiento de las riberas del río Pisuerga, así como la construcción de una pasarela peatonal sobre el río y la avenida de Salamanca, que permite una mejora de accesibilidad muy notable para el barrio de Parquesol, al quedar gracias a esta obra conectado directamente con el paseo Zorrilla [57].
Uso básico |
Superficie de las parcelas -m2- |
|
Residencial |
30.256 |
|
Hotelero |
4.400 |
|
Escolar |
6.000 |
|
Comunicación-estacionamiento |
15.719 |
|
Deportivo y recreo | 45.539 |
|
Parques y jardines | 45.928 |
|
Expansión |
16.681 |
|
Viario |
1.014 |
|
Otros |
1.645 |
|
total |
167.723 |
|
Figura 7. Distribución de usos en el Sector 23 Palero, del P.G.O.U. de Valladolid 2004. |
El proceso de urbanización y edificación, así como la mejora del margen de beneficio que obtendrán las promotoras, se aseguró gracias a la conjunción de dos factores: por un lado la construcción, en el borde del sector 23 del PGOU-Palero, del centro de salud Arturo Eyries y de un complejo deportivo y de ocio de gestión privada –por concesión- que, junto con la hilera de viviendas unifamiliares próximas al río ubicadas en las parcelas A1 y A2, contribuyen a reducir el impacto de la alta densidad concentrada en el centro del sector, en las parcelas C1, C2 y C3. Y por otra parte tendrá un efecto considerable en el conjunto el inicio de la urbanización y edificación del Plan Parcial Villa de Prado y especialmente los dos grandes equipamientos que incorpora: el edificio de las Cortes de Castilla y León y la Villa Cultural del Prado, obra de Ricardo Bofill ya que son ellos los que, en parte, también justifican, además de la proximidad al Museo de la Ciencia, y a un gran almacén –El Corte Inglés-, y un nuevo hotel construido en el sector–Novotel- de la cadena Accor Hotels, en la calle Puerto Rico, inaugurado en el año 2006, el dinamismo, revalorización y carácter estratégico del emplazamiento de este sector ya prácticamente colmatado [58] .
Cuadro 5. Desarrollo del Sector 23 –Palero- PGOU 2004.
Año |
Licencias |
Viviendas |
1994 |
2 |
136 |
1995 |
1 |
20 |
1996 |
0 |
0 |
1997 |
1 |
18 |
1998 |
1 |
80 |
1999 |
0 |
0 |
2000 |
3 |
38 |
2001 |
1 |
10 |
2002 |
0 |
0 |
Total construidas 2005 |
9 |
302 |
Total pendientes |
57 |
|
Total viviendas PP Palero |
359 |
|
Fuente: Grieder, U.(2005). |
Como se puede apreciar en el cuadro 5, en 1994, primer año hábil tras la aprobación definitiva del plan parcial, se concede licencia para la construcción de cerca de las mitad de las viviendas previstas en el mismo, y cuatro años más tarde se otorga licencia para construir otro gran conjunto de 80 viviendas que, junto con las anteriores aseguran el grueso de la edificabilidad del sector. Al finalizar el año 2005 se habían construido 302 viviendas de alto nivel -ver figura 7-, que representan el 84 por cien del total de las previstas, habiéndose aprobado ya parte de las licencias que restan para completar la edificación del sector [59].
Figura 8.- La fábrica de harinas Palero como soporte del Museo de la Ciencia e impulso residencial del sector 23 del PGOU 2004. |
En conjunto, la tipología edificatoria, la calidad de la urbanización, la densidad y entidad de los equipamientos y la conversión de la Avenida de Salamanca de en vía urbana, han conformado uno de los ámbitos de mayor calidad residencial de la margen derecha del Pisuerga; una calidad que es tributaria, en parte, de la conversión de una vieja fábrica de harinas en un gran contenedor cultural en una proporción equivalente a la que lo han hecho otros equipamientos similares en Bilbao, Barcelona, Valencia, Madrid, Málaga y otras ciudades españolas. Se reproduce con ello una estrategia de probada eficacia en todas ellas, iniciando un nuevo ciclo de explotación de un edificio y solar ya amortizados, generalmente bajo la tutela institucional que las más de las veces no se limita a inspirar –con un fuerte trasfondo ideológico- o a impulsar–planificar– sino también a gestionar e incluso a construir los nuevos palacios de no actividad, concebidos para la contemplación a los que se asocian nuevos mecanismos de acumulación en el sector inmobiliario, que se venden como una fuente de ingresos para la ciudad que pasa a ser “ciudad cultural”, se asocian a la dotación de nuevo equipamiento urbano –hoteles de lujo, palacios de congresos, auditorios, generalmente planeados y vendidos como obras “de autor”- y contribuyen a “detener” aparentemente el proceso de deterioro, abandono y despilfarro de la ciudad tradicional, prescindir de los usos más molestos, asumir deslocalizaciones y convertir al sector inmobiliario, ocio y consumo en el motor de crecimiento urbano.
[1] El presente artículo ha sido elaborado por Basilio Calderón Calderón en el marco del Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación, y del proyecto titulado: Patrimonio industrial y desarrollo territorial en Castilla y León, aprobado en el año 2005 por la Junta de Castilla y León con el código 61A05, del que es investigadora principal Mª Paz Benito del Pozo.
[2] Linarejos, M. y otros , 2002 p. 43-51.
[3] Ver a este respecto la síntesis que realiza Inmaculada Aguilar Civera. 2002, p. 174 y sig. Y en el mismo sentido las diversas referencias que sobre las aportaciones geográficas realiza P. Benito, 2002.
[4] Kenneth Hudson, Industrial Archaeology. An Introduction, London, 1964. J. A. Sanz y J. Giner, L’arquitectura de la indústria a Catalunya en els segles XVIII i XIX, Publicaciones de la Escola Tecnica Superior d’arquitectura del Vallés, 1984. J. Corredor-Matheos y J.M. Montaner, Arquitectura Industrial a Catalunya. Del 1732 al 1929, Barcelona 1984. J. García Gil y L. Peñalver Gómez, Arquitectura industrial en Sevilla, Sevilla, 1986. M. Ibañez, A. Santana y M. Zabala, Arqueología industrial en Bizkaia, Bilbao, 1988. J. Sobrino, Arquitectura Industrial en España, 1830-1990, Madrid 1996. I. Aguilar Civera, El orden industrial en la ciudad. Valencia en la segunda mitad del siglo XIX, Valencia 1990. Arquitectura Industrial. Concepto, método y fuentes, Diputación de Valencia,1998, p. 240-244. M Tatjer, “Josep Oriol Bernadet (1811-1860) i la seva aportació a la ciència, la tècnica i l’arquitectura del segle XIX”, Biblio 3W, 2005, vol. X, nº 582. “El patrimonio arqueológico industrial”, Cuadernos del Instituto Juan de Herrera. ETSA de Madrid. 1999.
[5] Ribera, J. (coord.) 1991, p. 15 y sig
[6] Martínez, A. y Pérez, D.1998, p. 57 y 59
[7] Montaner, J.M. 2004, p. 8
[8] Capel, H. 1996 p. 26 y sig. y García-Ramón, M. y Albet, A. 2000, p. 1332.
[9] Selfa Clemente, J. I. 2002, pp.249.
[10] Tielve, N. 2002, p. 149
[11] Aguilar, I. 2001, p. 160-203
[12] Benito, P. 2002 p. 218
[13] Capel, H. 2006. www.ub.es/geocrit/b3w-629.htm
[14] “ Barcelona conservará 114 elementos industriales del Poblenou y 19 pasajes de su trazado urbano”. El País, 24 de mayo de 2006. Y también: http://www.bcn.es/22@bcn/pdf/22@_estado_ejecucion.pdf
[15] Pardo, C. J. 2004, p. 9
[16] Ortega, J. 1998, p. 47
[17] Magan, J. M. 2005, p. 4
[18] Ibid., p. 10
[19] Dirección General de Patrimonio y Bienes Culturales, 2005, p. 153.
[20] Ibid., p. 89
[21] Ortega, J. 1998, p. 41.
[22] Grado P2: Protección Integral del inmueble, se aplica a los edificios que poseyendo un gran valor arquitectónico y un Interés en la historia urbana de la ciudad no alcanzan el carácter monumental. Grado P3, protección estructural del edificio en su organización interior, e integral en su configuración exterior, se aplica a los edificios que con grandes valores históricos o arquitectónicos en su aspecto exterior, poseen una distribución funcional adecuada para su uso originario, o fácilmente adaptables a los nuevos usos autorizados. PGOU Valladolid (BOCYL 24/08/2003.
[23] Benito, P. 2005, p. 60.
[24] Orden FOM/1084/2003, de 18 de agosto, sobre la Modificación del Plan General de Ordenación Urbana de Valladolid para su adaptación a la Ley 5/1999, de 8 de abril, de Urbanismo de Castilla y León. Catálogo de Bienes protegidos. Exterior.
[25] En 1907 una primitiva industria instalada por D. Eloy Silió se convierte en la Sociedad Anónima "La Cerámica", construyéndose una nueva fábrica de gres proyectada por el Ingeniero Luis Silió Cortés al que acompaña la firma de Modesto Coloma
[26] Cámara Oficial de Comercio e Industria de la provincia de Valladolid. Memoria del desarrollo comercial e industrial de la provincia. Año 1952. Ver también: Revista financiera del Banco de Vizcaya dedicada a la provincia de Valladolid (nº 79, Banco de Vizcaya 1953).
[27] . Algunas de las empresas desaparecidas con alguna relevancia arquitectónica-funcional fueron: F.A.D.A (alumnio), Talleres Allén (calderería) Virax (maquinaria-herramienta) Somé S.L. (metalurgia) Talleres Miguel de Prado (fundición) IRZ S.A. (automoción) Fundición ROIG (metalurgia) Hermeregildo Mozo S.R.C Eliseo Gatón (Const. metálicas) Autógena Martínez (extintores) Teodoro Velasco (mat. ferroviario) Julio Rodríguez (motores eléctricos) Vulcano S.L. Heliodoro Carrión (automoción) Rafols (automoción) Ramón López Mozo (automoción) J. Álvaro Sánchez (automoción) José Vidal (fundición) [Calderón, B., Delgado, J. M. y Pastor, L. 1992, p. 110].
[28] En alguna disposición, como la ley 14/2005, de 22 de noviembre, del Patrimonio Cultural de Navarra se prohíbe “...la destrucción de maquinaria industrial de fabricación anterior a 1900”, pero nada se dice de la maquinaria y otros elementos de la primera mitad del siglo XX que por calidad tipológico-etnográfica bien podrían merecer el amparo protector de la legislación sobre patrimonio en todas las Comunidades Autónomas.
[29] Calderón, B. 1992, p. 229.
[30] “Acuerdo de Pleno Municipal de 3 de Marzo de 2006 por el que se concede a “Sacedon Patrimonial, S.L.” licencias ambiental y de obras para complejo hotelero (hotel restaurante), en Avda. de Gijón nº 1. www.ava.es
[31] Calderon, B. y otros, 1995, p. 69
[32] Las dos naves de Montaje 1 de FASA-Renault han sido demolidas en los últimos meses del año 2005 al formar parte del proyecto de la llamada Ciudad de la Comunicación (CICOVA). Paradójicamente, el modelo del primer vehículo que en ellas se fabricó a mediados de los años cincuenta –el cuatro CV- ha sido declarado bien de interés cultural. Resolución de 5 de febrero de 2003, de la Dirección General de Patrimonio y Promoción Cultural, de la Consejería de Educación y Cultura, por la que se acuerda incoar expediente de declaración de Bien de Interés Cultural como Bien Mueble, el modelo del 4CV fabricado en la factoría de FASA Renault Valladolid
[33] Ayuntamiento de Valladolid, Gabinete de Prensa 06, julio 2005. www.ava.es .
[34] Aprobación inicial el Programa de Reubicación de Empresas, incluido dentro del Plan Municipal de Vivienda y suelo 2004-2007. www.ava.es
[35] Decreto 22/2004, de 29 de enero, por el que se aprueba el Reglamento de Urbanismo de Castilla y León. art. 86
[36] Sociedad Municipal de Suelo y Vivienda –VIVA- Ayuntamiento de Valladolid. Plan Municipal de vivienda y suelo. 22 julio 2005 . Pág. 183 www.smviva.com
[37] . Sociedad Municipal de Suelo y Vivienda –VIVA- Ayuntamiento de Valladolid. Plan Municipal de Vivienda y Suelo. 22 julio 2005 . Pág. 184 www.smviva.com. A principios de 2006 estaba en estudio la reubicación de al menos 6 empresas, siendo la de mayor tamaño la Fábrica de Levaduras del Callejón de la Alcoholera.
[38] “…que los terrenos en los que se asienta la factoría de ENERTEC, se destinen a un uso urbanístico acorde y complementario con los establecidos para el Área de Planeamiento “ARIZA”, de forma que se logre el desarrollo urbanístico de un ámbito completo con la coherencia y el nivel de calidad que exige la implantación de la futura “Ciudad de la Comunicación Convenio entre ayuntamiento de Valladolid y Técnicas Energéticas y Papeleras, S.A. (Enertec). 26 noviembre 1999
[39] Acuerdos adoptados por la junta de gobierno de Valladolid en su reunión del 17-6-2005.
[40] Boletín oficial de la Provincia de Valladolid. Modificación del Plan General de ordenación urbana de Valladolid en el área de planeamiento específico APE 47. 07 de febrero de 2006. Ref: 629/2006, p. 7
[41] Orden fom/ 1.758 /2005, de 14 de diciembre, sobre la modificación del plan general de ordenación urbana de Valladolid en el área de planeamiento específico ape 47. bocyl 7 de febrero de 2006, p. 8
[42] La Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Valladolid, en sesión ordinaria celebrada el día 7 de abril de 2006, ha adoptado acuerdo Aprobar inicialmente el Proyecto de Actuación con el de Reparcelación en él incluido, por Sistema de Concierto, de la Unidad de Actuación única del Área de Planeamiento específico 47 ”Enertec”, del Plan General de Ordenación Urbana de Valladolid, Paseo Arco de Ladrillo 62, promovido por D. Pedro Luis Roldán Fernández en representación de DISEÑOS URBANOS, S.A.U. BOCyL, 8 de mayo de 2006, p. 34.
[43] Plan Municipal de vivienda y suelo. Op cit. Págs 185-186. www.smviva.com .
[44] Plan PAHIS 2004-2012 del Patrimonio Histórico de Castilla y León. JCyL. Valladolid 2005
[45] Virgili, M.A. 1976, p. 364.
[46] Arnuncio, J. C. (dir.), 1996, p. 204.
[47] Calderón, B. Sainz , J. L. y Mata, S. 1991, p. 19 y sig.
[48] Modificación del Plan General. Catálogo de edificios en el Matadero Municipal. A.H.M.V. Exp: 3829/89. Sig.: 27.575-15
[49] Plan Especial 1294/98 A.P.E. 43 Sector Matadero. AHMV. Sig. 21535-1
[50] El correspondiente Instrumento de planeamiento -Plan especial Matadero, APE 43- es asumido por el PGOU 2004 , manteniendo el uso global de Equipamiento. Y un índice de edificabilidad absoluta de 0,506 m²/m². PGOU 2004 Valladolid. Normativa. Artículo 162.
[51] Harvey, D. 1989, 9.
[52] Teresa, E. de, 2006, p. 158.
[53] Arnuncio, J. C. 1996, p. 175
[54] Pastor, L. J. y otros 1992, p. 85
[55] La tramitación fue extraordinariamente lenta; los primeros pasos para la aprobación del plan parcial el Palero –sector 22- se comienzan a dar en 1986 con la preceptiva solicitud de información urbanística , continuando con la presentación del plan parcial al Ayuntamiento en febrero de 1988 y concluyen el 3 de septiembre de 1992 con la aprobación definitiva del mismo.
[56] El 2 de Marzo de 2004 el Ayuntamiento da su conformidad con el proyecto modificado para obras de urbanización de puente y pasarela, Fase IV, en Museo de la Ciencia, al tiempo que aprueba el gasto derivado de dicho proyecto (segundo convenio Junta de Castilla y León, Ayuntamiento de Valladolid y "Aguas del Duero, S.A.", para actuaciones en las riberas del Pisuerga), con un presupuesto adicional de un millón ciento ochenta y un mil setecientos sesenta y seis euros con setenta y cinco céntimos (1.181.766,75 euros). Ayuntamiento de Valladolid, Acuerdos de Pleno Municipal. Gabinete de Prensa 2 de marzo 2004 www.ava.es
[57] La pasarela tiene una longitud total de 243 m., con una luz total de 111 m. y una anchura de 3,4 m.
[58] La licencia de primera ocupación de hotel en calle Puerto Rico c/v a calle Sánchez Villares (EL Palero) tiene fecha de 17 febrero 2006. Ayuntamiento de Valladolid, Acuerdos de Pleno Municipal. Gabinete de Prensa. www.ava.es
[59] Destaca la concedida el 29 abril 2005 a la empresa Castellano Leonesa de Urbanismo, S.A., para la construcción de 17 viviendas y 2 apartamentos, en la parcela C-4-2 B [59] . La gestión de la esta parcela todavía pendiente de edificar ha sufrido un considerable retraso relacionado con la complejidad del proceso de reparcelación que desembocó en una modificación puntual del Plan Parcial en el sector IA 23 Palero, consistente en distribuir toda su edificabilidad –8.984,95 m2- en cuatro subparcelas, tres propiedad de la misma sociedad Himovi S.A. y una del restaurante Mc Donal´s; a una de las nuevas parcelas resultantes, la C4-2B, se le asigna una edificabilidad de 2.118 m2 y es para la que se concede la licencia mencionada. BOP, Jueves 27 de enero de 2005, nº 21, p. 25-28
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