Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. 
ISSN: 1138-9788. 
Depósito Legal: B. 21.741-98 
Vol. XI, núm. 245 (32), 1 de agosto de 2007
[Nueva serie de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]

Número extraordinario dedicado al IX Coloquio de Geocritica


GEOGRAFÍAS PARA EL PATRIMONIO INDUSTRIAL EN ESPAÑA: EL CASO DE BARCELONA

Martín Manuel Checa Artasu
Dep. de geografía y geomática.
Universidad de Quintana Roo (México)
e-mail:mcheca@uqroo.mx // mcheca@sct.ictnet.es


Geografías para el patrimonio industrial en España: el caso de Barcelona (Resumen)

La reutilización de parte de las antiguas fábricas e instalaciones industriales como equipamientos sociales y culturales ha sido una constante en Barcelona, desde la creación de los ayuntamientos democráticos. Esta se ha dado como respuesta a las reivindicaciones ciudadanas que han evolucionado en el tiempo, estructurando una creciente valoración del patrimonio industrial como parte de la construcción de la ciudad. Esas reivindicaciones y sus resultados físicos han conformado un espacio geográfico concreto, nuevo y mutable.

Palabras clave: patrimonio industrial, reutilización, movimientos ciudadanos, fábricas.


Industrial Heritage Geographies: the case of Barcelona (Abstrat)

Barcelona has a lot of old factories restored like a social or cultural centers. That transformation began with development of democratic city council in 1979. This had to answer to the citizen requests because they wanted new equipments in those factories that it had fallen into disuse. At the moment, some citizens of Barcelona attach value to their industrial heritage because it represents your identity, your sense of place and a specific urban landscape. That’s all it has created a new controversies between citizens and the city council policy. These controversies show a different point of view about city management and industrial heritage use and demand a wide range of agreements between the city council and the citizens. The outcomes of those citizen’s claims and those agreements have created a  new and mutable geography into the urban space.

Key words: industrial heritage, citizen claims, factories, urban space.


La ciudad y los reusos del patrimonio industrial

Parques totémicos repletos de chimeneas, fábricas a modo de barcos naufragados en el mar de lo urbano, restos, escombros y ruinas para la ciudad postindustrial, nuevas apropiaciones mentales del espacio citadino, desnaturalización de la ciudad versus recuperación de memoria urbana. Estos y otros muchos son los conceptos que se despliegan últimamente por analizar las transformaciones de la ciudad que afectan en buena parte a su patrimonio cultural y específicamente, al industrial. El patrimonio es, probablemente, una pieza básica por hacer pervivir la memoria, recuperar el papel del sentido de lugar en las ciudades y evitar la homogenización que la globalización impone, así como un elemento con clara vocación geográfica (Graham et al., 2000).

Son muchos los científicos sociales que tratan el tema porque tiene consecuencias preocupantes. Por citar algunos ejemplos, se han estudiado los casos de ciudad de México donde se prolonga la pérdida de referentes, las tiendas, los espacios de encuentro, en los trayectos cotidianos y acentuando la crisis identitaria de mucha de la población de la ciudad (Ramírez Kuri y Aguilar, 2004). En Manchester se detectan parques llenos de chimeneas como si fueran tótems por rendir culto a un pasado idílico, que no merece de otras apropiaciones ciudadanas y que se muestran como las únicas soluciones urbanísticas, no exentas de crítica, a aplicar (Crinson, 2005). En Detroit, Belfast y Berlín son objeto de análisis los crecientes pactos, entre ciudadanos y el poder local que conllevan la reapropiación del patrimonio en aras de recuperar una memoria que sirve, a la par, para diseñar un nuevo urbanismo más conciliador con estos conceptos (Neill, 2004).

Como parte de todos estos fenómenos, hay uno que se repite en no pocas áreas urbanas de antiguas zonas industriales, los espacios fabriles más allá de su valor patrimonial se han hecho necesarios para dar cabida a toda una red de equipamientos culturales, cívicos y educativos ( TransEuropeHalles, 2000, Powell, 1999). Unos equipamientos que recuperan de una forma concreta ese patrimonio industrial conformando una geografía nueva, con todo lo que esto supone (Checa-Artasu, 2006a)

Así, teniendo en cuenta la característica de mutabilidad y cambio continuo de lo urbano, no parece extraño que los ejemplos de ese reuso de lo industrial sean diversos y numerosos a lo largo y ancho de la geografía europea. Citemos, a modo de ejemplos, los de Marsella, con el complejo cultural de la Friche Belle de Mai; de Berlín con los ejemplos de RAW-tempel o la UFA fabrik o de Londres con los ejemplos de Gasworks y The Chocolat factory. El fenómeno, también se da en otras partes del mundo, eso si, a diferentes escalas e intensidades. Citemos, por poner ejemplos bien dispares, los casos de Montreal (Canadá) con el reuso cultural de la Fundición Darling o de la fábrica Raymond (Burgess, 1998), o el de Hong Kong con la reutilización para el arte de los depósitos de ganado de Ta Kwa Tan (centro cultural 1aspace) o de la antigua Dairy Farm.

Las ciudades españolas no son ajenas a esos fenómenos de reuso del antiguo espacio industrial, dando cambios de todo tipo a lo largo y ancho de su geografía urbana (Álvarez Areces, 2003; Benito, 1996; Benito del Pozo, 1997; Capel 1996; Candela, 2004; Checa-Artasu, 2004a, 2004b; De la Madrid, 2003; Martínez Pérez, 2000; Pardo y Olivera, 1992;Martínez Puche y Pérez,1998; Represa y Helguera, 1997, Sobrino,1996; Soler Valencia, 2004). Esos reusos no pueden dejar de olvidar las sucesivas reconversiones industriales que han supuesto un vaciado continuado de ejemplos fabriles de las ciudades en aras de una dinámica económica diferente o para dotaciones de espacio inmobiliario, produciéndose así, un fenómeno cada vez más considerado por los estudios geográficos y urbanísticos (Pardo Abad, 1991a, 1991b).


Barcelona, patrimonio industrial y reutilización

La ciudad de Barcelona, en España, es un ejemplo, casi un laboratorio, donde se pueden estudiar los fenómenos que afectan al patrimonio industrial en un contexto urbano. Por un lado, Barcelona ejemplifica con toda una serie de testimonios industriales, su pasado como centro industrial de Cataluña, una región que junto con el País Vasco, se convirtió en el motor de la revolución industrial de España. Esa posición de capitalidad y eje de una región industrializada de primera magnitud, a nivel europeo, equiparable a la Lombardía y el Piamonte italiano, la Renania alemana o el Lancashire británico, le permitió el asentamiento de las diferentes fases de la industrialización (Cabana, 1993; Dorel-Ferré, 1993; Nadal, 1975, 1985, 1992, 2003; Maluquer de Motes, 1994, 1998; Pascual, 1990; Sudrià; 1988). Primero, con el paso del taller artesano a la fábrica de indianas desde mediados del siglo XVIII a la década de los treinta del siglo XIX. Después, con la consolidación de la fábrica, a través de la industria del textil (hilados, tintorería y confección) a lo largo del siglo XIX y la progresiva diversificación a inicios del siglo XX con la aparición de la industria química, agroalimentaria y siderometalúrgica.

La guerra civil de 1936 a 1939 y la posterior dictadura de Franco, trastocaron ese desarrollo, por la pérdida de capitales activos y sobre todo, la pérdida de liderazgo del empresariado catalán, un hecho que se vio algo paliado con la instalación de algunas empresas nacionales. Será en la década de los sesenta y setenta que el tejido industrial tiende a la recuperación, sustentado en las pequeñas y medianas empresas; dicha recuperación será abortada con la crisis económica de principios de los ochenta y los inicios de una creciente deslocalización empresarial que llega a nuestros días. Aún así, en las dos últimas década ha habido denodados esfuerzos para recomponer el panorama industrial, manteniendo el riquísimo tejido de pequeñas y medianas empresas, muchas de ellas familiares, que permite tener actualmente unas importantes cifras, y a través de la incentivación de nuevas empresas dedicadas a la producción de alto valor añadido, el uso intensivo del conocimiento y las nuevas tecnologías de la información.

Por otro lado, desde el advenimiento de la democracia en España y a lo largo de estos años, los responsables municipales de la ciudad, se han visto obligados a tejer una importante amalgama de utilidades para el patrimonio industrial, fruto de la necesidad de nuevo espacios y equipamientos demandados por la ciudadanía. Aún a pesar del reuso del patrimonio industrial, no se han sabido articular mecanismos para la salvaguarda de la memoria “interior” de esas fábricas. Nos referimos a los procesos de producción, relaciones laborales, innovaciones tecnológicas, etc. Esta “memoria interior” se ha perdido ante la necesidad de disponer de un contenedor útil para las demandas ciudadanas de equipamientos culturales, cívicos y educativos. Una búsqueda del contenedor resultado de la propia arquitectura industrial, caracterizada por espacios amplios, diáfanos, con elevada plasticidad y versatilidad (Corredor-Matheos y Montaner, 1984; Sobrino, 1996). Conviene añadir, que la conciencia del enorme valor del patrimonio industrial en Barcelona no va darse de forma clara hasta los años noventa del siglo XX con la realización de toda una serie de trabajos de investigación y divulgación del mismo (Granados, 1997; Caballé et al., 1991; Caballé, 2000; Checa-Artasu, 2000a, 2000b, 2002; Checa-Artasu y Vilanova, 1998, Feliu, 2002; Nadal y Tafunell, 1992; Tatjer, 2006; Tatjer y Vilanova, 2003).


Las tres etapas  en la salvaguarda del patrimonio industrial de Barcelona

Primera etapa: Reivindicaciones vecinales y primeros posicionamientos municipales (1976-1986)

En Barcelona, así como en otras ciudades españolas, la salvaguarda del patrimonio industrial es fruto de las reivindicaciones de la ciudadanía. Podemos concretar tres etapas evolutivas de ese proceso ciudadano de salvaguarda.

La primera etapa, de génesis por lo que respecta a los reusos del patrimonio industrial, tiene su origen a principios de los setenta y durará hasta a mediados de la década siguiente, coincidiendo con la nominación olímpica de la ciudad. Esta etapa tiene sus inicios dentro del marco general del movimiento de oposición a la dictadura franquista y a los reacomodos ideológicos que la transición a la democracia produjo. Coincide también, con los efectos que sobre la industria catalana tiene la crisis de 1973 y con la fundación de los  primeros ayuntamientos democráticos tras la dictadura franquista, que deben desarrollar nuevas formas de hacer política.

Pero va a ser esa ciudadania, incorporada en partidos políticos de izquierdas que abandonan progresivamente la clandestinidad, sindicatos, movimientos cristianos de base e incipientes asociaciones vecinales, la que articulará propuestas que no perseguían la protección del patrimonio industrial per se sino la reivindicación de una zona verde o un equipamiento ante la falta de infrastructuras urbanas básicas en muchos barrios de la ciudad.  Estas acciones supusieron la rehabilitación o cuando menos, la conservación parcial de no pocos edificios industriales, pero también, el inicio de un proceso de toma de posición sobre las utilidades del patrimonio industrial por parte de la administración local, que ésta recondujo dentro una política de creación de equipamientos cívicos y culturales. Una política que con un rumbo más o menos trazado se mantuvo hasta la nominación de Barcelona como ciudad olimpica, el 17 de octubre de 1986.

Cabe apuntar, que esos procesos reivindicativos fueron siempre dilatados en el tiempo, ya fuese por la necesidad de expropiaciones, negociaciones con los propietarios, adecuación a los planes urbanísticos, etc. Así, en no pocos casos, éstos se alargaran más de dos décadas de presión ciudadana.

A modo de ejemplo, explicito los conflictos en torno a algunos de los elementos de patrimonio industrial que se dieron en esa primera etapa:

El Vapor vell de Sants

En 1976, la compra del solar donde se encontraba el vapor textil de la familia Güell, destacada representante de la burguesía industrial catalana,  por parte de los grandes almacenes Galerías Preciados movilizó a los vecinos del barrio de Sants. Ellos consiguieron que la fábrica fuese  declarada monumento histórico artístico. Posteriormente, las campañas Recuperem el Vapor Vell: Cap un barri millor, de 1984, y Salvem el Vapor Vell, de 1985, sirvieron para que está fábrica fuera vista como el espacio para equipamientos necesarios por el barrio de Sants. El 16 de julio de 1986 se aprobaba un plan especial que preveía la conservación de la nave principal y la chimenea. Finalmente, en 1998 se iniciaban la construcción de una biblioteca y un centro escolar, inaugurados e el 2000. Casi 25 años después del inicio del proceso reivindicativo.

La fábrica de la Sedeta

Entre 1975 y 1985, se produjo la reivindicación, por conseguir la conversión de la fábrica textil de la Sedeta, situada en el barrio del Camp de’n Grassot, en un centro cívico y un instituto escolar (Belloso, 2003). Estos equipamientos serían inaugurados el 25 de mayo de 1985, siguiendo el  proyecto de los arquitectos Ricard Fayos, Pere Giol y los hermanos Llistosella, convirtiéndose en uno de los primeros ejemplos de la política municipal de creación de equipamientos cívicos y educativos.

En año 2000, una vez consolidado el proyecto de centro cívico, y para conmemorar el centenario de creación de la fábrica que lo acoge se desarrollo un destacado proyecto de recuperación de la memoria de las trabajadoras de esa fábrica bajo el nombre: “La Sedeta: Història i memoria”, que ha sido dirigido por las historiadoras Conchi  Villar y Cristina Borderias de la Universidad de Barcelona.


Segunda etapa: El influjo olímpico y las rehabilitaciones del sector privado (1986-1999)

La segunda etapa, se inicia en el otoño de 1986 con la nominación de la ciudad como sede olímpica. Una fecha que va a coincidir con la consolidación de las estructuras democráticas en los ayuntamientos y, en concreto, del gobierno municipal en manos del partido socialista de Cataluña, encabezado en la persona del alcalde Pascual Maragall y sobre todo, con la necesidad de mejora urbana de la ciudad ante la celebración de los juegos olímpicos de 1992.

Todos estos hechos llevarán a un cambio de las actitudes municipales en lo que respecta a la recuperación de espacios industriales y su reutilización como equipamientos. Una actitud que nunca fue proyectada ni escrita y que ahora, ante la excusa olímpica, se hará más proclive al derribo y la creación de espacios y solares aptos para nuevas construcciones, ya sean equipamientos o ya sea para la producción inmobiliaria. Así, por citar el ejemplo más dramático, la construcción de la Villa Olímpica en los terrenos del antiguo barrio industrial de Icaria, va a suponer la mayor destrucción de patrimonio industrial de la época contemporánea en Barcelona, pero a la vez, el primer intento serio de documentar ese pasado industrial con un proyecto de salvaguarda orquestado desde el municipio (Granados, 1997; Caballé et al., 1991; Caballé, 2000:189).  A partir de 1995, a pesar de que la política de grandes transformaciones urbanas se sigue imponiendo en el cartapacio municipal, se reiniciará ya sea por herencias adquiridas, ya sea por la renovada presión ciudadana, ya sea por las primeras constataciones de agotamiento de ese modelo urbano trasformador que han propiciado los Juegos la actividad recuperadora del patrimonio industrial con la creación de algunos equipamientos culturales y cívicos. Así, se desarrollarán diversos proyectos que en la mitad de la década de los noventa se habían puesto en marcha y que venían a  responder a los largos años de luchas y peticiones de las asociaciones ciudadanas. Esta etapa culmina con la redacción  del Plan estratégico del sector cultural de Barcelona, en mayo de 1999. Este documento será, hasta la actualidad, el que marcará las líneas estratégicas de la política cultural del Ayuntamiento (ICUB, 1999).

Un hecho muy destacado de esta etapa es que la recuperación de los restos industriales rebasa lo público para tener numerosos ejemplos en el sector privado. Es en lo privado donde se darán casos en que la actividad cívica y cultural se comparte  con actividades económicas en muchos de los casos ligadas a profesiones creativas relacionadas con las tecnologías de la información y con alto valor añadido. También aquí, se acabarán dando modelos de organización que van más allá de la simple presencia de colectivos de artistas plásticos o de la escena. Esas nuevas formas organizacionales, algunas unidas a través de redes transeuropeas, suponen la aparición de nuevos usos del patrimonio industrial, readaptando sus espacios a las nuevas lógicas empresariales y prolongando en el tiempo un uso dentro del mundo del trabajo de las fábricas donde esto ocurre. Citaremos algunos ejemplos a continuación:

Almacenes generales del puerto

Los Juegos Olímpicos incentivaron la transformación del puerto viejo y sus estructuras en una nueva  zona de ocio. Diversas asociaciones e intelectuales iniciaron una reivindicación para salvar algunos de los edificios. Sólo, el Palau de Mar (hoy Museu d’Història de Catalunya y oficinas del departamento de bienestar de la Generalidad de Cataluña), los almacenes de la fundición Nuevo Vulcano, el  primer edificio de hormigón de Cataluña (en una operación privada), y la torre del reloj del puerto se salvaron. A lo largo de varios meses, se suscitó una polémica sobre el valor de lo que debía ser salvado, poniendo en evidencia, las dificultades de definición de lo que era el patrimonio industrial y su valor como tal.

Can Fabra

Esta antigua fábrica textil construida en 1840 y ocupada desde 1903 por la firma Hilaturas Fabra y Coats, una fusión entre una empresa catalana y una escocesa, será el objeto de una larga lucha vecinal, iniciada en 1982 por las asociaciones de vecinos de los barrios de Sant Andreu y la Sagrera, situados en el nordeste de la ciudad, por conseguir recuperar parte de sus instalaciones reconvertidas hoy en biblioteca y centro cultural (VV.AA, 2001; Blasco, 2000).  Hay que mencionar, el papel determinante de la industria Fabra y Coats, dentro de la geografía urbana de esta zona de la ciudad, perteneciente al antiguo municipio de San Andrés de Palomar, agregado en 1897 a la ciudad y conformante de una estrategia de colonia industrial abierta que dotaba de trabajo y servicios complementarios a muchos habitantes del pueblo. Recientemente, una operación inmobiliaria entre la empresa textil, aún propietaria de diversos edificios en la zona adyacente al equipamiento, y una gran operadora inmobiliaria ha vuelto a poner en evidencia la actitud municipal de permisividad urbanística ante el sector inmobiliario privado por no poder actuar en el mercado de igual a igual, a pesar de que buena parte de esos edificios están calificados urbanísticamente como dotación para equipamientos públicos. En este caso, la reinvidicación ciudadana y las dudas que sobre el uso futuro del espacio reflejaba el proyecto de esa empresa inmobiliaria, llevó al Ayuntamiento cerrar una operación de compra para asegurar su uso público. Esta operación vino facilitada tras favorecer la compra, por parte de esa inmobiliaria, de otro espacio fabril, la fábrica de La Escocesa en el barrio del Poblenou, no calificado como equipamiento. Hoy, irónicamente, el municipio alardea de un proceso de participación ciudadana para definir los nuevos usos de las naves de Can Fabra compradas en 2006 (Venteo, 2007).

Del estudio de los diferentes casos, se desprende que las reivindicaciones vecinales no encontraron una respuesta de la administración pública rápida y consecuente con alguna estrategia predefinida. Las causas son diversas: La carencia de una política clara de equipamientos por parte del municipio, sólo esbozada en  época reciente, la carencia de control de la administración local y los problemas de financiación de ésta, siempre dependiente de administraciones superiores; la política de grandes obras urbanísticas  a raíz de los Juegos Olímpicos,  que hizo prevalecer, muchas veces los intereses inmobiliarios por encima de los intereses sociales, y que de forma clara hicieron desaparecer partes importantes de espacios industriales que podían haber sido utilizados (zona de Icaria y del antiguo puerto de la ciudad). Esta dinámica ha continuado. Los conflictos derivados de reivindicaciones de equipamientos en espacios patrimoniales, ya sean industriales o no, se ha reproducido en la misma sintonía que la de los años ochenta. Estos conflictos, tienen tres ejes: los vecinos y ciudadanos que reivindican un equipamiento que estiman necesario, la administración municipal, a veces propietaria y a  veces con el mero  papel de enlace y arbitro en el consenso de las partes, y los agentes privados propietarios del suelo dónde se demanda un equipamiento y que en la lógica de un mercado de suelo redimensionado al alza quieren extraer plusvalías del mismo. Estos ejes conforman una dinámica que alarga los conflictos y que dificulta estrategias globales


Tercera etapa: el paisaje industrial como identidad. Nuevas reivindicaciones vecinales para el patrimonio industrial (1999-2006)

Una nueva etapa se va iniciar con la redacción  del Plan estratégico del sector cultural de Barcelona, en mayo de 1999. Entre sus seis líneas maestras, este plan recogía la necesidad de hacer de la cultura un elemento clave de cohesión social, una exigencia que pasaba por la creación de nuevos equipamientos más activos en generar sociabilidades (ICUB, 1999). Así, por ejemplo, se inició un plan de creación de bibliotecas que, poco a poco, las ha convertido en una especie de halls de la ciudad, se ha acrecentado el número de festivales culturales de todo tipo en la ciudad, algunos con interesante conexiones internacionales, y se han activado fenómenos como la filmación de películas y publicidad en las calles de la ciudad. A tenor del plan, se inició una política que potenciaba el  diseño de equipamientos culturales, ahora con la necesidad de búsqueda de nuevos inversores privados, ante la escasez de los recursos municipales o en régimen de partenariado, hoy por hoy, los frutos han sido escasos.

Aparentemente, esos ejes, que de alguna u otra forma podían beneficiar al patrimonio industrial tanto en su reconversión, como en su valoración social y cultural, no lo han hecho. Todo lo contrario, hoy por hoy, asistimos a la perdida sistemática de patrimonio industrial, en aras de las ansias transformadoras de amplias zonas de la ciudad. Lamentablemente, Barcelona sufrió tras los Juegos Olímpicos una creciente revalorización económica  de su parque inmobiliario que no tiene visos de frenarse aún en la actualidad. La presión inmobiliaria especulativa atenaza cualquier voluntad de preservación del patrimonio industrial, dadas sus condiciones físico espaciales. El propio Ayuntamiento con recursos limitados ya no puede competir en el mercado inmobiliario y de solares para, como en la década de los ochenta, pasar a ser el propietario de un suelo susceptible de convertirse en un equipamiento en futuro inmediato. Es más, se detecta una continua venta de activos municipales con el fin de poder sanear las finanzas municipales y desarrollar proyectos de mayor calado estratégico, donde participa como socio garante junto con el capital privado.

Destaca de entre esos proyectos, además del Forum de las Culturas de 2004, el denominado Poblenou, Districte d’activitats 22@ (Oliva, 2003). Este proyecto, a medio camino urbanístico y económico, actúa sobre la antigua zona industrial de la ciudad, el barrio del Poblenou, donde es masiva la presencia de restos que pueden ser considerados patrimonio industrial. Se trata, a la vez, de un proyecto que pretende la atracción de empresas e inversiones con el fin de transformar esa antigua área industrial en un espacio donde se instalen empresas de alto valor añadido, ya sea porque en sus procesos hacen uso intensivo de las tecnologías de la información y la comunicación, ya sea porque realizan la denominada gestión del conocimiento.

Se trata de un intento, hoy por hoy, de éxito limitado que quiere convertir el área en una zona industrial que permita un nuevo posicionamiento de la ciudad dentro de los esquemas y flujos económicos que marca la globalización.

Aún así, el proyecto de Poblenou, Districte d’activitats 22@, apenas se ha consensuado con la ciudadanía, y su interés económico y estratégico ha minusvalorado las voluntades en cuanto a la posible preservación y valorización del patrimonio industrial del área, provocando todo tipo de desencuentros entre la política municipal y la ciudadanía. El ejemplo de este proyecto en el Poblenou, muestra que la  política cultural seguida en Barcelona no tiene en cuenta el patrimonio edilicio sea del tipo que sea. Nada debe entorpecer a la maquinaria inmobiliaria o a cualquier proyecto inversionista que impulse a la competitividad de la ciudad. En ese esquema el patrimonio industrial, es para la administración local una entelequia de unos pocos románticos que ven en él un valor de pertenencia a un lugar y que incluso le dan la categoría de paisaje vital innegable. Para su sorpresa, los románticos no son tan pocos y sus propuesta se asientan sobre sólidas bases. Así, no parece extraño que las demandas de las entidades vecinales y de diversos sectores intelectuales se hayan dejado sentir.

Coincidiendo con el inicio de esta etapa, se hizo patente por primera vez, el valor del patrimonio industrial de Barcelona. Así, en diciembre de 1998, se inauguraba la exposición, Ciudad y Fábrica, un recorrido por el patrimonio industrial de Barcelona, comisariada por Xavier Basiana, Antoni Vilanova y Martín Checa y con la participación de una decena de especialistas procedentes del mundo universitario (Checa-Artasu y Vilanova, 1998, Checa-Artasu, 2000c, 2002). La exposición que estuvo en exhibición cerca de dos años en diferentes lugares de Barcelona y su área metropolitana, contó con el apoyo de los colegios profesionales de arquitectura, ingenieros industriales y arquitectos técnicos y fue el primer intento, netamente ciudadano de poner en valor el ingente patrimonio fabril de la ciudad que poco a poco iba desapareciendo.

Era una valoración surgida desde los ambientes intelectuales, traspasada a la ciudadanía más activa pero contrapuesta a la tendencia de una valoración “fachadista” del patrimonio urbano y a la concepción utilitaria del patrimonio industrial desarrollada por parte de los técnicos y los poderes municipales. El resultado de esta última respecto al patrimonio industrial urbano ha sido nefasto. Políticos y técnicos han sido incapaces de extraer informaciones para la interpretación del pasado industrial de la ciudad y proyectarlas al conjunto de la ciudadanía. Esas dos dinámicas, chocan ahora de nuevo, ante un proyecto económico urbano que afecta ya no a un edificio concreto, sino a un paisaje urbano que determina una identidad y una pertenencia al lugar.

Coincidiendo con estos fenómenos de asunción de identidad, que operan generados por los efectos de la globalización, han aparecido dos necesidades ciudadanas cada vez más demandadas.

Por un lado, la petición de un espacio dónde se visualice lo que fue la industrialización de la ciudad, y por otro, la cada vez, mayor concienciación sobre el patrimonio fabril como parte del paisaje urbano, que confiere personalidad y explica procesos generatrices y evolutivos para explicar la propia ciudad y, de forma, muy relevante, la pertenencia a un lugar, a un barrio, concreto. Estos dos aspectos, son los que ideológicamente, hoy en día, inclinan las demandas vecinales hacia la protección y salvaguarda del patrimonio industrial en Barcelona.

Demandas que ahora se revelan mucho más argumentadas que en épocas pasadas, ya que hay un mayor conocimiento del hecho patrimonial industrial y cuentan con la participación de profesores universitarios e intelectuales y técnicos diversos que las sustentan (Clarós et al., 2004; Grup de Patrimoni Industrial del Fòrum Ribera Besòs, 2005a, 2005b, 2006).

En Barcelona, el área que concentra buena parte de esta dinámica  es < la antigua zona industrial de la ciudad, conocida como el Poblenou. Aquí, desde 1999, las asociaciones vecinales reivindican un plan de equipamientos que solucione las carencias que hay en la zona. Los espacios fabriles son piezas codiciadas tanto por  los vecinos para dar cabida  a algunos de los equipamientos solicitados, necesarios por el incremento poblacional del área como por los agentes inmobiliarios ante la proximidad del barrio a zonas construidas ex novo revalorizadas gracias a la operación del Forum de las Culturas 2004, caso de Diagonal Mar o la Villa Olímpica. Así, en una evolución de esas demandas vecinales, y superándolas si cabe, esas entidades han postulado diversas acciones que tienden a una mayor puesta en valor del patrimonio industrial de la zona. Por un lado, consiguieron, una proposición no de Ley en el Parlamento de Cataluña para la protección de patrimonio industrial del Poblenou. Por otro, en septiembre de 2006, presentaban unas contundentes alegaciones al plan especial de protección del patrimonio arquitectónico histórico artístico de la ciudad de Barcelona para el Distrito de Sant Martí, donde se ubica el barrio del Poblenou. Además, elaboraban un detallado documento con el explícito título de Plan del patrimonio industrial del Poblenou. Las alegaciones reproducidas en el cuadro 1, son toda una declaración de intenciones y, sobre todo, determinan los nuevos posicionamientos ciudadanos que sobre el patrimonio industrial urbano se están dando en Barcelona.

Cuadro 1
Principales alegaciones al Plan Esencial de Protección del Patrimonio Arquitectónico Histórico Artístico de la Ciudad de Barcelona (Distrito de Sant Martí)

1.Cumplimiento insuficiente, en general, de la Proposición no de ley aprobada por el Parlamento sobre la protección del patrimonio industrial del Poblenou.
2.Reduccionismo en la definición del patrimonio industrial, con un criterio excesivamente formalista

3.Un Plan de patrimonio industrial del Poblenou  tiene sentido si se hace eco de la consistencia del distrito industrial. Asi, se debe basar más en las relaciones entre piezas que no en los edificios singulares 

4.Una fábrica es un sistema utilitario que se constituye a lo largo del tiempo, no se la puede valorar sólo como mera materialización en un momento dado deun proyecto arquitectónico 

5.La insuficiencia de los estudios realizados refuerza la tendencia de la plan por el “fachadismo”, es decir, sólo, los valores envolventes. 

6. La solución es, como sugiere la resolución parlamentaria, contar con la redacción de un plano director 

7. Necesidad de considerar todo el Poblenou como una sola área a efectos de reubicació de la edificabilidad. Necesidad de contar con herramientas e instrumentos por incidir en la valorización del contexto urbano de las piezas patrimoniales y las modalidades de intervención en cada caso 

8. Hace falta disponer, cuando menos, de un nivel de protección ‘C’ en los principales conjuntos patrimoniales 

9. Peligro de una recalificación urbanística encubierta en favor de la vivienda de renta libre (lofts) 

10.Conveniencia de un plan de usos que saque el máximo partido economico social del patrimonio conservado: apuesta por un perfil productivo propio para los viejos recintos fabriles

11 Conveniencia d’una apuesta cultural más ambiciosa para el conjunto del patrimonio del Poblenou. 

Extraído de: AA.VV. del Poblenou et al. (2006) Pla del patrimoni industrial del Poblenou. Barcelona, p.8-13

Ante esa nueva dinámica, el ayuntamiento barcelonés ha reaccionado, precipitadamente y cayendo en una política de hechos consumados, que ha destruido para siempre algunos elementos de patrimonio industrial que deberían haberse, como mínimo, documentado. Manifestación de esa política son la destrucción de la fábrica de la Unión Metalúrgica o de Extractos Tánicos del Poblenou. Dos ejemplos, de esa precipitación, es la conversión del complejo industrial de Can Saladrigas, en pleno barrio del Poblenou, en un equipamiento polivalente demandado por las entidades vecinales, al que se quiere incorporar, un espacio donde se explique la historia industrial de la ciudad. La polivalencia del espacio fabril parece inagotable con tal de cubrir el expediente de demandas que no han surgido de la propia planificación municipal. Todo ello, hecho a  remolque de las reivindicaciones ciudadanas poniendo en evidencia la falta de criterio y voluntad del poder municipal (Checa-Artasu y Güell, 2000; Sintes, 2004). El otro ejemplo es la presentación a la prensa, de improviso de un plan municipal de protección de 126 elementos del patrimonio industrial para el Poblenou dentro del proyecto Poblenou, distrito de actividades 22@, en abril de 2005. Un nuevo error, ya que a sabiendas de las peticiones y trabajos de las entidades  implicadas, este se hizo a espaldas de ellas. Mostrando que quien decide sin conocer son unos, aun a costa de mantener posiciones claramente confrontadas.

 En estos años, dos problemáticas, de las varias que hay, muestran las dinámicas que se tejen en torno al patrimonio industrial. Estas muestran binomios opuestos, como son: iniciativa inmobiliaria privada versus demanda ciudadana; valor ideológico frente valor necesario y útil del patrimonio, y finalmente, la ciudad espectáculo versus la ciudad para los ciudadanos. Veámoslas.

Mercado del Born

En agosto de 1971 con el cierre del Mercado del Born, ejemplo de la arquitectura del hierro y utilizado como mercado central de la ciudad, se iniciaba una de las reivindicaciones más largas que sobre un elemento de patrimonio industrial se han operado en Barcelona. En 1975, la alcaldía convocaba un concurso de proyectos que se declaró desierto. Mientras, el espacio acogía varias ferias y exposiciones, irónicamente, una de ellas. “Cataluña, la fábrica de España” advertía por primera vez, del papel determinante de la industrialización catalana en el contexto español. Lamentablemente, el edificio dejó de ser utilizado a mediados de la década de los ochenta a la espera de un proceso de reuso, muy polémico, que se concretaría en los años venideros. Entre 1993 y 1997, la Universidad Pompeu Fabra defiende la ubicación de sus  estudios de comunicación audiovisual. La propuesta no prospera ya que el 1999  se decide que será la sede de la biblioteca provincial. El hallazgo de un interesante registro arqueológico de la ciudad del siglo XVII y XVIII, con el inicio de las obras, generó una importante polémica sobre la necesidad de salvaguardar o no los restos debido a la importante carga política que transmitían. Cabe señalar que los restos mostraban la traza urbana de la zona de la ciudad medieval, destruida por las tropas borbónicas en 1714-1716  para la construcción de la fortaleza de la Ciudadela. Esa demolición fue resultado de la capitulación de Barcelona en 1714. Año simbólico para el nacionalismo catalán, ya que supuso la pérdida de las instituciones de autogobierno catalanas y el inicio de un largo periodo represivo.

El proyecto de biblioteca, diseñado por Enric Soria y Rafael de Cáceres quedó relegado y en su lugar se ha desarrollado un espacio museístico que mostrará esos restos. Dándose así, una curiosa paradoja, los restos arqueológicos, según la prensa, El mayor yacimiento europeo de época moderna, estarán “protegidos” por un elemento de patrimonio industrial que había estado treinta y dos años en desuso, convirtiéndose probablemente, en un caso único en Europa. Cabe mencionar la enorme polémica que generó el asunto y que ponía en evidencia las relaciones del patrimonio con los conceptos como identidad y pertenencia (Aragay, 2004; Fancelli, 2005; Serra, 2004, 2006).

Can Ricart

Se trata, hoy por hoy, del conflicto más activo con respecto a un elemento fabril en Barcelona (Grup de Patrimoni Industrial del Fòrum Ribera Besòs, 2005a, 2005b, 2006a, 2006b; Tatjer, 2005a, 2005b; VV.AA, 2005).

Can Ricart es un ejemplo único de arquitectura neoclásica, proyectada en 1853 por el arquitecto Josep Oriol Bernadet y ampliada a posteriori por el maestro de obras Josep Fontseré i Mestres. Es un complejo industrial, hoy cerrado y con algunas naves con  usos alternativos, como espacios de creación de artistas inserto en un extensa área del del Poblenou. Esa área esta afectada por el desarrollo del proyecto “Parque Central de Negocios” desarrollado por los estudios de arquitectura Alonso & Balaguer y Sisternas & Martínez junto con las consultoras CB Richard Ellis y Aguirre Newman. Se trata de un complejo de edificios destinados a actividades  de gestión empresarial y que de paso se benefician de un parque urbano, pretendido y pagado por el poder público, diseñado por el arquitecto francés Jean Nouvel. Las presiones municipales y de la propiedad, para el desarme de gran parte de la estructura fabril concitan una enconada repulsa, no sólo de los sectores vecinales, sino también de la intelectualidad  y la ciudadanía, ya que los estudios realizados, otorgaban al recinto un valor de pieza única a preservar, refrendada con la declaración en marzo de 2007, de bien cultural de interés nacional (BCIN). Hoy por hoy, el conflicto continúa entre las partes divididas por la volumetría a conservar y ha mostrado la falta de políticas respecto al patrimonio y el desprecio de los políticos municipales hacía las opiniones de la ciudadanía. Todo ello, ha derivado en un discurso ciudadano que alerta sobre las formas neoliberales de ver la ciudad y que viene a promover alternativas a las mismas (Capel, 2007).


Por una geografía de la reutilización del patrimonio industrial en Barcelona

Con el objetivo de distribuir en el espacio geográfico de la ciudad esos cambios en la reutilización del patrimonio industrial, proponemos una clasificación de los mismos en cinco apartados, que se reseñan a continuación.

Ámbito público: el espacio industrial, un recurso para  equipamientos

Ya lo hemos mencionado, a lo largo de la década de los ochenta muchos equipamientos municipales ocupan el espacio de antiguas fábricas fruto de las actitudes reivindicativas de los ciudadanos y de las propuestas que la administración municipal articula para dar respuesta. En este sentido, la red de centros cívicos y espacios culturales  públicos de la ciudad presenta numerosos casos como los que detalla el cuadro 2.

 
Cuadro 2 
Espacios industriales que son equipamientos públicos municipales
Nombre del equipamiento Nombre de la antigua fábrica Distrito  Año de adaptación o rehabilitación
Centre Cívic de Sant Andreu,
(c./Gran de Sant Andreu, 111)
Fàbrica Balcells i Cia (1874-1877) Textil. 
Cocheras y  talleres de tranvías (1877-1979)
Sant Andreu 1982
Centre Cívic de la Sedeta 
(c/Sicília, 321)
Salvador Casacuberta y Cia. “La Sedeta”- Textil Gràcia 1983
Centre cívico Cotxeres de Sants (c/Sants, 79-83) Reaprovecha parte de las Cocheras del  tranvía de Barcelona a Sants Sants-Montjuïc 1984
Centre cívico Casa del Rellotge 
(Pºde la Zona Franca, 116)
Oficinas Sociedad  Farrero Y Cia  Galvanizados de hierro Sants-Montjuïc 1984
Casal de joves Transformadors –CAJB (c/Ausias March, 60) Estación de suministro eléctrico Eixample 1984
Centre Cultural Les Corts 
( c/Masferrer, 32) 
Parte de los talleres de  FIAT HISPANIA  Les Corts 1986
Centre cívico l’Elèctric 
(Crta Vallvidriera a Les Planes, 98)
Restaurante L’elèctric asociado a la estación del ferrocarril de les Planes de Vallvidriera. Sarriá-Sant Gervasi 1983- 1986
Centre cultural Casa Elizalde 
( c/València, 302)
Oficinas de Biada, Elizalde Y Cia. (Motores de aviación i automóvil) Eixample 1989
Casal de Joves Sant Andreu- SAT –Sant Andreu teatre Cocheras y dependencias de los tranvías y autobuses Sant Andreu  1990
Edificio Josep Pallach (c/Segre, 2) dependencias municipales Fábrica de confección, construida el 1966 Sant Andreu 1990
Centre cívico de Can Felipa
 (c/Pallars, 277)
Instalaciones de Central de acabados textiles (CATEX) (Checa y Olona, 1999) Sant Martí 1984-1989
Centre Cívic el Coll (c/Aldea, 15-17) Dependencias de la Editorial Bruguera Gràcia 1992
Ateneu popular de Nou Barris Planta asfáltica para la construcción de 2º cinturón de ronda  Nou barris  1994
Centre Cultural la Farinera (Gran via de les corts catalanes, 837) Dependencias de la Harinera San Jaime Sant Martí  1999
Biblioteca Vapor vell de Sants Vapor  Güell , Ramis y Cia. (textil)  Sants.-Montjuïc 2000
Centre Cultural Can Fabra (C/Segre, 24-32) Parte de Hilaturas Fabra i Cotas Sant Andreu  2002
Centre de formación experiencial  Can Jaumeandreu  Fábrica textil Escubós i Arañó, datada desde 1857 y conocida como el Vapor de Llana. Sant Martí 2002
Centre polivalente de Can Saladrigas Espacio fabril dedicado desde 1861 a la cesión de espacios en régimen de alquiler para actividades industriales Sant Martí  2007 (¿?)
Alchemika
c/Industria/ c/Trinxant
Proyecto en curso que destina la totalidad de esta antiga fábrica de plásticos a escuela infantil, hogar de ancianos y equipamiento cívico Sant Martí ¿?
Talleres Oliva Artés
C/ Pere IV, 354
Antigua fábrica de producción de maquinaria industrial reconvertida en comisaría de policía y oficinas de la nueva sede del Colegio de arquitectos de Cataluña Sant Martí 2007-2008
Fábrica Lamparas Z-Philips
Pº Zona Franca
Sólo se han preservado los comedores de la antigua fábrica de lámparas convertidos en biblioteca y centro de asistencia sanitaria Sants-Montjuïc 2007
Hilaturas Fabra y Coats
C/ Sant Adrià-C/Segre
Proyecto por definir según plan municipal de participación vecinal  Sant Andreu ¿?
Fuente: Elaboración propia

Fruto de estas actitudes en los últimos treinta años, otras administraciones públicas como la Diputación de Barcelona concretan la recuperación de edificios industriales como equipamientos culturales y educativos; como por ejemplo, la antigua fábrica Batlló, diseñada por Rafael Guastavino. Pese a ser un ejemplo pionero de recuperación, realizada a lo largo de la década de los veinte del siglo XX, como Escuela Industrial, ahora es el aulario de varias escuelas universitarias y espacio de diversos usos cívicos. También a través de la acción de la Generalitat de Cataluña y el Ayuntamiento de Barcelona, la editorial Montaner y Simón  fue convertida en un nuevo museo y sede de la Fundación del pintor Antoni Tapias. Las Olimpiadas propiciaron  la reconversión de algún espacio de patrimonio industrial, como el polideportivo situado en la antigua Estación de ferrocarriles del Norte, hoy estación de autobuses y comisaría de la policía autonómica catalana.

La reconversión del Vapor de la Lana en la Rambla del  Poblenou por parte de Barcelona activa, una empresa municipal de promoción económica y de ocupación, en un centro de formación experiencial y ocupacional, ha sido uno de los últimos y más destacados, ejemplos (Checa-Artasu, 2003b). Al igual que el de las naves de la fábrica Ricart, una de las pocas que quedan en pie el barrio del Raval, zona de crecimiento de la ciudad en el siglo XIV a XVIII y  lugar primigenio de la industrialización de la ciudad. Hoy, los restos fabriles integran un complejo polideportivo de nueva factura, las oficinas de Consejo comarcal del Barcelonés y las de la empresa municipal de construcción REGESA.


Sector privado: una reconversión silenciosa

Como ya aludíamos más arriba, la recuperación del patrimonio industrial en Barcelona ha traspasado el ámbito público para tener ejemplos de actuación en el sector privado. Hay diversos casos como la rehabilitación en 1987, de buena parte de la fábrica  Manufacturas Serra y Balet en Sants como espacio polideportivo del Club deportivo Mediterráneo. O los más recientes como la creación del centro cultural de la Fundación La Caixa en la fábrica textil Casarramona, probablemente, uno de los mejores ejemplos del Modernismo industrial en Cataluña. Inaugurada en 1913, el mismo año de la muerte de su propietario Casimir Casaramona, la fábrica se cerró el 1920. El 1963, La entidad financiera Caixa de Pensions compró la fábrica y la cedió al ministerio de defensa que la hizo servir de cuartel de la Policía y caballerizas. A pesar del deterioro, el año 1976 se declaró Monumento Histórico Nacional. En 1999 esta entidad financiera decidió instalar un gran complejo cultural con amplias salas de exposiciones y como espacio para sus colecciones de arte contemporáneo.

En un futuro próximo, veremos  la reconversión de la fábrica textil de Ca l’Arañó, una de las mejores estructuras fabriles de la ciudad. Tras el sonoro fracaso de una primera propuesta por ubicar  un museo de la Moto, hoy es el  eje de un centro para la industria audiovisual promovido por la iniciativa privada siguiendo las directrices del  plan urbano para una zona empresarial de nuevas tecnologías: Poblenou, distrito de actividades 22 @; y que también acogerá el futuro Campus Audiovisual de la Universidad Pompeu Fabra.

Pese a estos grandes ejemplos, la mayoría de las acciones en el ámbito privado han pasado desapercibidas, puesto que la mayoría  se han hecho sobre pequeñas piezas insertadas dentro la trama urbana. Los ejemplos, numerosos, los localizamos dispersos por la geografía urbana. Así tenemos, la reutilización de parte de la antigua fábrica Alchemika en el barrio de Camp de l’Arpa como uno de los centros de una cadena de gimnasios. La recuperación de antiguas fábricas como escuelas o centros de formación, es el caso de Acústica Electrónica Roselson en el barrio del Congreso como escuela de idiomas y como escuelas de la editorial Seguí en Gracia, o la fábrica de puntas de París, y distribuidora de semillas y herramientas agrícolas Moreno Olivella en la calle Parlamento. También, centros formativos de mayor envergadura tienen su espacio en fábricas. Ejemplos son el del Goethe Institut en la antigua fábrica de galletas Montes en la calle Manso, la recuperación de la cerrajería industrial José Canela y Cia como sede del Institut Català de Tecnología, una escuela de formación empresarial y técnica y la rehabilitación de la antigua fábrica Riva y García en la calle de las Tapias como el centro ocupacional Can Chatarra.

También, desde el sector privado se han articulado varias propuestas que unen espacio profesional y actividad cultural  asociada. Es el caso la fábrica de pinturas Ivanow, construida el 1957. En 1997 fue adquirida por el arquitecto Xavier Basiana para instalar su estudio profesional y crear un centro cultural (Checa-Artasu, 2000b; VV.AA, 2005). En una línea parecida, aunque exclusivamente profesional, está el arquitecto y diseñador Joaquín Prats, en  la antigua harinera la Estrella sita en la calle Valencia.

Igualmente, existen numerosos casos de reconversión de espacios fabriles para diferentes actividades empresariales: La antigua fábrica de alfombras y tapices Sert, en la calle Trafalgar, en despachos profesionales y de comercializadoras; la instalación de la productora teatral Focus en los locales industriales de la firma INECO; la empresa de escenografías Futur2 en la que fuera Harinera La Asunción, las tres en el barrio del Poblenou o el futuro proyecto de Jean Nouvel para recuperar con uso lúdico-comercial la antigua cervecera Moritz, abierta en 1864 en la Ronda de San Antonio, o el de  la utilización, desde 1993,  de una antigua fábrica de zapatos por una empresa de postproducción audiovisual en la calle Mozart del barrio de Gràcia, por sólo citar algunos ejemplos.


Las fábricas, como espacios para la creatividad artística

En el Poblenou, con un amplio tejido industrial fruto de su evolución histórica y socioeconómica, ahora en proceso de transformación, anotamos la existencia de locales donde colectivos de artistas, creadores, grafistas, diseñadores, etc. han encontrado su lugar de trabajo, pero también por vivir de forma más o menos permanente.

Algunos de estos  espacios de trabajo y exposición artística se han mantenido de forma más o menos continuada, estando siempre sujetos a los intereses de la propiedad y a los cambios urbanísticos. Es un uso a precario y coyuntural con  ejemplos notables desde la segunda mitad de los noventa como el de la fábrica textil de La Escocesa (Checa-Artasu, 2004b, 2006b), el de las naves de la empresa de servicios industriales Saladrigas Freixa  o el de El Submarino (Esquinas, 1997; Fontova, 1999). Sólo en muy pocos casos esa actividad se ha consolidado ante la presencia de un tejido productivo más sólido o por una decidida apuesta de la administración local para favorecer la creación artística. Del primer tipo cabe señalar: la antigua fábrica de borra de lana posteriormente agroalimentaria, hoy rebautizada como Palo Alto, que asienta su conservación por la presencia entre otros del diseñador Xavier Mariscal y de un espacio de formación de la Winchester School of Art (Checa-Artasu, 2005). Esa presencia ha sido capaz de aglutinar y de atraer una actividad productiva hoy representada por empresas de diseño corporativo, de gestión del conocimiento y del sector audiovisual, entre las que destaca: la artista plástica Sevilla Portillo, de Créneau NV, estudio internacional de diseño de espacios comerciales (Carrera, 1991; Checa-Artasu, 2003a; 2005).

Respecto al segundo caso, cabe destacar, el centro de producción y formación artística  Hangar. Situado en la antigua fábrica textil  Ricart, hoy en conflicto por su preservación integral,  fue  inaugurado en julio de 1997 y sigue modelos de otros centros europeos de similares características. Sus  antecedentes hay que ir a buscarlos a comienzos de los años ochenta, momento en que la Federación Sindical d’Artistas Plásticos de Catalunya, antiguo nombre de la Asociación de Artistas Visuales de Cataluña, AAVC, actual gestora del centro, reclamó al ayuntamiento  poder utilizar los antiguos almacenes generales del puerto. En 1994, la AAVC planteo la creación de un centro de creación y producción que mitigase la falta de espacios para artistas y por ende, para la creación contemporánea. De este dialogo, la administración decidió apostar por el modelo, que hoy se mantiene como una pieza única.


Los espacios polivalentes para profesionales diversos: El espacio@Kubik

Fuera del Poblenou, hay que destacar, una experiencia que combinaba el diseño profesional, la arquitectura y la consultoría de marketing con las sinergias operativas de las nuevas tecnologías, el espacio@Kubik  situado en la calle Luis Antúnez de Gracia. En noviembre de 1994, la tercera planta de un edificio industrial de Gracia que era una empresa textil mayorista -segunda planta- y una fábrica de chocolate y caramelos -primera planta-, es alquilada por un grupo inicial formado por una agencia de comunicación, unos arquitectos, un consultor y unos recientes licenciados en económicas. Estos empiezan a pensar en la idea de proyectos multidisciplinares, en los que todos los alquilados participen. El despliegue conceptual del nuevo espacio determina una nueva formula por entender la reutilización de los espacios fabriles en el contexto digital, puesto que incorpora nuevos procesos organizativos, nuevas fórmulas de trabajo, entroncando con las nuevas tendencias del gestión empresarial. Estos conceptos son: la única estrategia posible es la innovación; la tecnología es una oportunidad; la complejidad es un reto; la colaboración es la mejor dinámica para multiplicar resultados. Hoy, el espacio @ Kubik esta formado por 37 organizaciones de los sectores de nuevos medios, arquitectura, planificación inmobiliaria, comunicación, artes y cooperación. La mayoría de las empresas utilizan intensivamente las nuevas tecnologías y están constituidas principalmente por emprendedores que han incluso vertebrado el espacio fabril como una incubadora de otras empresas (Carrera, 1991, 1998; @ K u b i k, 2005).


Las fábricas como vivienda

Las  dificultades de acceso a la vivienda en la ciudad han hecho surgir cada vez con más fuerza la reutilización como lofts de muchos  espacios fabriles que combinan el área de trabajo con el de vivienda. Especialmente significativo es el volumen de estas operaciones en el distrito de Sant Martí, donde destaca el Vapor Llull, recuperación hecha por Cristian Cirici y Carles Bassó y ganadora del Premio Ciutat de Barcelona de arquitectura de 1998. En otros distritos de la ciudad se han recuperado espacios industriales como viviendas, es el caso de la Algodonera Canals a la Sagrera (Checa-Artasu, 1997), los antiguos almacenes y depósito de vehículos de la Seat en la plaza Cerdà, los Laboratorios Wassermann en el distrito de Horta-Guinardó como hotel; la fábrica de Naipes Comas y la casa fábrica Estruch como pisos, en el último caso, de alquiler social, en el distrito de Ciutat Vella (Checa-Artasu, 2004). Una tendencia que no ha evitado, siguiendo criterios de rentabilidad, que los nuevos propietarios de terrenos industriales opten por la destrucción de la fábrica, es el caso de las Cristalerías Planell en el distrito de Les Corts, el de la fundición tipográfica Neufville en Gracia, ambas incorporadas en su día en los precatálogos de patrimonio de sus respectivos distritos. En este sentido, recientemente han desaparecido algunas fábricas todavía dentro del casco urbano por sacar las plusvalías de esos solares, son los casos, el de Industrias Titán en el Poblenou o el de Bayer en el Ensanche barcelonés.


A modo de conclusión

Como hemos detallado a lo largo de este trabajo, la casuística con respecto a los reusos del patrimonio industrial es múltiple y compleja. El caso de Barcelona no es en absoluto excepcional, todas aquellas ciudades asentadas en regiones industrializadas presentan características similares respecto a lo que concierte a su patrimonio industrial. Un patrimonio que como cualquier otro, asentado en un entorno urbano esta sujeto a cambios que imponen nuevos usos.  Usos que se desarrollan en espacios que se creen obsoletos e inermes pero que conservan numerosas trazas identitarias que la ciudadanía trata de preservar frente a la homogenización  de la  globalización y las políticas neoliberales que desarrollan los gobiernos municipales. Esas estrategias de preservación del patrimonio, unas bien conocidas, otras, muy novedosas, junto con la evolución en sus formas y sus contenidos de los movimientos ciudadanos pasa hoy por hoy por ser una de las formas de oposición política y de desarrollo del civismo democrático con mayor consistencia y futuro, tal como muestra el caso de la ciudad de Barcelona.


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© Copyright Martín Manuel Checa Artasu, 2007
© Copyright Scripta Nova , 2007

Ficha bibliográfica:

CHECA ARTASU, Martín. Geografías para el patrimonio industrial en España: el caso de Barcelona.  Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales.   Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de agosto de 2007, vol. XI, núm. 245 (32). <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-24532.htm> [ISSN: 1138-9788]

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