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Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. 
ISSN: 1138-9788. 
Depósito Legal: B. 21.741-98 
Vol. XI, núm. 245 (23), 1 de agosto de 2007
[Nueva serie de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]


Número extraordinario dedicado al IX Coloquio de Geocritica

LA SEGREGACIÓN DIGITAL EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE: REFLEJO DE LAS INEQUIDADES SOCIALES Y LA DEPENDENCIA TECNOLÓGICA


Jeffer Chaparro
Doctorando en Geografía Humana. Universidad de Barcelona
jefferchaparro@gmail.com

La segregación digital en América Latina y el Caribe: reflejo de las inequidades sociales y la dependencia tecnológica (Resumen)

La difusión de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (NTIC) está acompañada por la aparición de la segregación digital. En América Latina y el Caribe la segregación digital es amplia, y abarca la dinámica industrial, el sistema educativo y la innovación tecnológica. La inequidad social se constituye en un factor clave para explicar esta situación. En el contexto de un mundo que tiende a la mayor interconexión y en el que el conocimiento es trascendental para todas las actividades productivas, la segregación digital  define un importante reto para toda la región.

Palabras Clave: Segregación digital, nuevas tecnologías de la información y la comunicación (NTIC), América Latina y el Caribe. 


Digital segregation in Latin America and the Caribbean: reflection of social inequality and technological dependency (Abstract)

The new Information and Communication Technologies (ICT) diffusion is enclosed by the rise of digital segregation. In Latin America and the Caribbean the digital segregation is wide, and includes the industrial dynamic, the educative system and the technological innovation. The social inequality is constituted a key factor to explain this situation. In the context of a world that is prone to be more interconnected and in which the knowledge is significant for all productive activities, the digital segregation represents an important challenge for the whole region.

Key words: Digital segregation, new information and communication technologies (ICT), Latin America and the Caribbean.



La segregación digital puede definirse como la diferencia manifestada en el acceso y el uso de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (NTIC). Esa diferencia se traduce en potencialidades y limitaciones en términos de la inserción en la sociedad de la información y en la sociedad del conocimiento. Las NTIC se imbrican en la sociedad y el territorio de forma diferencial, puesto que su comportamiento responde a características específicas que vinculan desde los ingresos económicos de la población hasta las actividades asociadas a la innovación tecnológica.

La segregación digital en América Latina y el Caribe es múltiple. Se expresa, de forma interrelacionada, en la estructura social, la dinámica económica y la actividad investigativa. En la medida que no se generen pronto procesos para hacer menos fuerte la divisoria digital desde diferentes frentes, es muy probable que, como ya ha ocurrido, se impongan —o se sigan imponiendo— modelos y dinámicas que no propicien cambios reales en los países rezagados. El atraso de la región respecto a Europa, Norteamérica y parte de Asia ya es muy marcado, y lo puede ser aún más en el caso de no atender la gran fractura social que se convierte también en digital.     

Nuestro aporte está dividido en seis apartados. 1) Iniciamos presentando las tendencias generales de la introducción de las NTIC, específicamente a partir del número de usuarios de Internet y de suscriptores a telefonía móvil o celular. 2) En seguida nos centramos en la dinámica industrial. 3) Continuamos con el diagnóstico de la educación y de su caracterización como indicador de la inserción digital. 4) Pasamos luego a plantear algunas cuestiones vinculadas al bajo perfil en torno a la innovación tecnológica y la generación de conocimiento de punta. 5) Seguimos con un intento de interpretación conjunta de la segregación digital que toma como eje la inequidad social y económica. 6) Y finalizamos, a modo de conclusión, con el diagnóstico de los problemas más acentuados y algunas alternativas en torno a la fuerte fractura digital en América Latina y el Caribe.           

Es oportuno anotar que los datos estadísticos utilizados para la elaboración de la cartografía asociada al estado de las NTIC y de la divisoria digital en América Latina proceden del Human Development Report 2006 de la ONU[1]. Estos datos representan un insumo importante de información que permite establecer comparaciones y perfiles, ya que las estadísticas se encuentran estandarizadas, consolidadas y depuradas a escala estatal. Los mapas permiten establecer, de forma embrionaria, que hay una tendencia general de rezago en torno a la presencia y uso de las NTIC en América Latina y el Caribe, y que además existen marcadas diferencias al interior de la región.


Radiografía de las tecnologías de la información y la comunicación en América Latina y el Caribe

La liberalización de las telecomunicaciones en América Latina, en especial desde mediados de la década de 1980, estuvo acompañada por serios cambios en los mecanismos de regulación estatal[2], los cuales abrieron paso a las compañías privadas; éstas, por supuesto, tenían ya claro el potencial de penetración de las redes técnicas de comunicación. Aunque en Latinoamérica y el Caribe la difusión de las NTIC fue considerablemente más lenta que en Estados Unidos y Canadá, la privatización de las telecomunicaciones, tanto en los operadores como en la infraestructura, sí ha sido bastante rápida[3], en gran medida por el ambiente neoliberal que ha contagiado a los grupos o elites que han ostentado el poder, incluso mediante el uso de leyes estatales que los favorecen decididamente.

Los datos consolidados más recientes, que corresponden al año 2004 —incluidos en el informe sobre Desarrollo Humano de la ONU 2006—, permiten señalar que al interior de la región existen fuertes disparidades en el uso de las NTIC. Para el caso del número de suscriptores a celulares o móviles por estados la tendencia regional es media-baja, a excepción Chile, Surinam y la mayoría de las Islas del arco caribeño, en los cuales es media. Respecto al número de usuarios de Internet la tendencia es más o menos similar a la de móviles, pero resalta por su alta proporción el caso de Costa Rica. Existe cierta asociación entre la presencia de Internet y de telefonía móvil, pero en algunos estados se rompe, como en Honduras, Nicaragua, Panamá, Surinam y Paraguay (véase figura 1).


Figura 1
Usuarios de Internet y suscriptores de telefonía celular en América Latina


Fuente: Elaboración propia. Datos: ONU 2006.  

Los datos sobre el número de usuarios de Internet y de suscriptores de telefonía móvil sugieren que en la actualidad la penetración o difusión no está consolidada. Aunque —como veremos más adelante— las inequidades sociales son muy fuertes en toda la región, en razón a la potencialidad que posee América Latina y el Caribe para la expansión de las NTIC toda la zona se encuentra en un momento de cambio rápido. Pero la aceleración de la difusión de las telecomunicaciones no está orientada al mejoramiento conjunto del comportamiento económico ni a la mejora de las condiciones sociales; el cambio se encuentra bajo la lógica del consumo y no de la generación de procesos de cambio reales. Latinoamérica y el Caribe se encuentran frente al reto de la sociedad de la información —o tal vez de la desinformación y la manipulación— y no a la de la sociedad del conocimiento. Aunque la irrupción de las NTIC debe verse con optimismo —y nos contamos entre los que reconocen las amplias potencialidades de las nuevas tecnologías comunicativas para el cambio social—, una perspectiva amplia y conjunta de la situación en esta zona del planeta no es muy reconfortante. Los siguientes apartados tratan de caracterizar, perfilar y denunciar dicha encrucijada.     


La industria de bajo nivel tecnológico: ¿divisoria digital industrial?

En América Latina y el Caribe no existe una industria sólida. Aunque se que señalar que hay excepciones, como en el caso de algunas franjas específicas de productos brasileños, chilenos, argentinos y mexicanos. En contraposición los países industrializados han dado el salto hacia lógicas pos-industriales, donde el peso del diseño y uso de las NTIC es central, pero ello se ha soportado en líneas manufactureras consolidadas y vinculadas a la generación de conocimiento de punta. Ese conocimiento de punta, que está asociado a la formación de personal altamente calificado, ha surgido  como producto de los fuertes vínculos con las universidades y centros de investigación —muchos de los cuales en sus inicios fueron apenas agregaciones de académicos, inventores, entusiastas e inversionistas, no siempre con una organización plenamente reconocida—.         

En Latinoamérica ni siquiera se ha llegado a un estadio industrial completo y sólido, mientras la economía mundial ya ha girado hacia el conocimiento y la innovación como centro de los procesos productivos en diferentes renglones económicos. Al respecto se ha señalado que “la fuerte expansión del empleo en el sector terciario reflejaría una terciarización espuria, dominada por el empleo de poca productividad y bajas remuneraciones, y que esa terciarización sería estructuralmente distinta de la terciarización genuina de los países industrializados, los que estarían transformándose en países posindustrializados[4]. Lo anterior se explica, en gran medida, porque hasta el momento “las empresas latinoamericanas no han manifestado gran interés por participar en actividades de generación de tecnología tendientes a desarrollar tecnologías propias. A diferencia de empresas exitosas de países más desarrollados, las firmas latinoamericanas no han dado indicios de estar interesadas en ampliar significativamente sus actividades internas de investigación y desarrollo ni en establecer vínculos más estrechos con universidades locales, laboratorios públicos y empresas de ingeniería para diseñar nuevos productos o concebir nuevas tecnologías de proceso” [5].

El nivel de exportación de alta tecnología como porcentaje de las exportaciones de manufactura es puede ser un indicador importante de la divisoria digital industrial, ya que la tendencia regional es baja y baja media, a excepción de Costa Rica y México, donde tiende a ser media. En una economía que depende cada vez más de la tecnología para retroalimentar todos los sectores productivos —primario, secundario, terciario y el mismo cuaternario—, la participación en el renglón de la alta tecnología es fundamental para mejorar las condiciones económicas propias, en parte porque exportar alta tecnología implicaría ser menos dependiente de tecnología foránea (véase figura 2). Exportar tecnología implica, por defecto, procesos internos relevantes en torno a la educación y a la introducción de NTIC.

Figura 2
Exportación de alta tecnología desde América Latina y el Caribe


Fuente: Elaboración propia. Datos: ONU 2006.  

En la industria, y en las demás actividades productivas, el incremento en la participación económica internacional va de la mano de la mejora de las dinámicas internas en investigación y de la generación de conocimiento. Según algunos autores, para lograrlo es necesario atender limitaciones asociadas a la financiación de la inversión, la capacidad institucional y la disponibilidad de capital humano[6]. Estamos de acuerdo con ello, pero no consideramos adecuado que la financiación provenga de préstamos internacionales, los cuales buscan, en definitiva, continuar tejiendo los mecanismos de control sobre los países no desarrollados. En realidad al mundo avanzado en tecnología no le interesa que la periferia deje de ser dependiente, y a los estados dependientes de tecnología —con pocas excepciones— no les interesa que las personas del común mediante la educación se preparen para generar nuevo conocimiento. La salida para América Latina y el Caribe no está en esperar la inversión del capital privado transnacional, la clave está en arreglar la propia casa, de lo contrario nada mejorará por el apoyo desde afuera, por la cooperación bondadosa proveniente de países supuestamente “ricos”. Las claves de la industria están en la educación, ya que la dependencia tecnológica en el contexto latinoamericano y caribeño sólo ha permitido producir bienes materiales —materia prima— destinados a los países “desarrollados”.     


La encrucijada de la educación

La educación en América Latina y el Caribe se encuentra en una encrucijada, ya que los esfuerzos han sido más bien limitados, y aún siguen tendiendo como meta, para casi toda la región, la reducción del analfabetismo. Mientras tanto en los países supuestamente “desarrollados” se están realizando esfuerzos por consolidar el uso de las NTIC en todos los niveles, desde el primario —incluso pre-escolar— al universitario, ya que la economía, cada vez más digital, depende de la educación de quienes luego tomarán las riendas de los procesos productivos y de la innovación tecnológica. Prueba del profundo problema de la educación en la franja caribeña y latinoamericana es la inversión pública total en educación (véase figura 3), la cual manifiesta niveles bastante irrisorios respecto al producto interno bruto (PIB). Gran parte de la región se encuentra en los niveles bajo y bajo-medio, y se destacan sólo México, Guayana y Bolivia por su nivel medio-alto —que puede responder a situaciones coyunturales—. Lo anterior, que por encima podría parecer un poco alentador, en realidad no lo es, ya que este indicador por PIB es bastante relativo, en especial porque no implica lo mismo que un país con solidez  económica invierta 5 por ciento en educación a que lo haga un país cuyo nivel de producción es bajo.     

Figura 3
Gasto público en educación en América Latina y el Caribe
 
  


Fuente: Elaboración propia. Datos: ONU 2006.  

La educación básica y media

En el contexto latinoamericano los retos asociados a la introducción de las NTIC en el sistema educativo primario y secundario son varios, ya que la segregación social es tan marcada, que gran cantidad de niños y jóvenes no tienen acceso directo y continuo a ordenadores o computadores e Internet, y las escuelas y colegios públicos se convierten en nodos donde es posible, de forma muy limitada y precaria, acceder a la supuesta sociedad del conocimiento[7]. Las aulas de informática son, por lo general, bastante restringidas en cuanto a cantidad y calidad de máquinas, y la mayoría de los maestros están poco preparados para enseñar a utilizar la red de forma constructiva, más allá de chatear, consultar el correo electrónico o simplemente navegar —a la deriva—.

Es necesario tener en cuenta que las profundas modificaciones en los mecanismos de transmisión de la información implican, de forma paralela, serios retos en torno a los modelos educativos y de enseñanza, al igual que contribuyen a la construcción de desafíos en torno a la identidad —y diversidad— cultural y la participación de la sociedad en la toma de decisiones. Educar o intentar introducir las NTIC en los contextos escolares latinoamericanos y caribeños, y en cualquier parte del mundo, requiere de darle sentido a su uso[8]. No basta con poseer ordenadores o computadores conectados a la red en la escuela. Es indispensable que los maestros, ya sea por iniciativa institucional o propia, aprendan a sacarle el jugo a estas nuevas alternativas, ya que de otra forma no será posible visualizar cambios relevantes. El problema añadido es el de la diferencia generacional, que debe ser atendido de manera conjunta y que implica definir estrategias más allá del salón de clase.  

La educación superior

Al relacionar la proporción de la población que puede acceder a la educación superior y el porcentaje de gasto del PIB en actividades de investigación y desarrollo —research and development, R&D— es bastante clara la diferencia que existe entre lo que comúnmente se denomina norte y sur, entre centro y periferia o entre países desarrollados y países no desarrollados[9]—la denominación tal vez no sea lo más importante, pero sí sus implicaciones—. Son evidentes los efectos que la desigualdad y la segregación imprimen en el contexto general, y de manera paralela se devela que es importante y central el papel de la educación en el mejoramiento de las condiciones socio-económicas de un Estado. La desigualdad en las oportunidades de acceder la educación superior, y por consiguiente —aunque no necesariamente— a la generación de procesos de innovación o de conocimiento de punta, explican en gran medida tanto el rezago de América Latina y el Caribe en el contexto mundial como las diferencias al interior de la región.  

Pero todo no es oscuro. Una de las líneas de mayor interés para disminuir la segregación digital en América Latina, al menos en la vertiente asociada con el acceso a información relevante y de calidad, está definida por las bibliotecas digitales. En ellas el papel de las universidades es trascendental, en parte porque en los ámbitos universitarios es más frecuente e ineludible el uso de NTIC, en especial ordenadores o computadores, Internet y software especializado. La idea se socializar la información y las investigaciones producidas por las universidades caribeñas y latinoamericanas desde la perspectiva del acceso libre, podría contribuir a disminuir, al menos parcialmente, la gran brecha digital.    

En la apuesta por la información científica y académica accesible gratuitamente desde Internet ha influido el hecho de que cada vez más universidades en el mundo se han adherido a la Declaración de Berlín[10] sobre el acceso libre a la información y al movimiento de software de código abierto no comercializable. Son varias las iniciativas de bibliotecas digitales y grandes bases de datos académicas en el contexto latinoaméricano y caribeño[11]. Entre ellas se destacan: 1) la Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal (REDALYC)[12]; 2) el Sistema Regional de Información en Línea para Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal (LATINDEX)[13]; y 3) la Scientific Electronic Library Online (SCIELO)[14]. Existen otros ejemplos de esfuerzos e iniciativas de universidades de la region[15].


¿Acaso no es posible ser creativos y generar nuevo conocimiento?

En los contextos europeo, norteamericano, y parte del asiático, se ha reconocido plenamente que la innovación tecnológica puede convertirse en motor importante de la economía. A esa conclusión se ha llegado luego de aproximadamente cincuenta años, durante los cuales revolución electrónica e informática ha propiciado, directa e indirectamente, cambios sustanciales en todas las líneas de producción, hasta el punto de abrir el camino al nuevo renglón de la economía digital. Incluso los medios innovadores y las NTIC forman parte central de las políticas de desarrollo territorial actuales[16].  

El tema de la innovación tecnológica ha ingresado en la agenda pública latinoamericana sólo en los últimos años[17]. Las razones son varias, pero una importante está relacionada con el fracaso estrepitoso luego de las reformas neoliberales realizadas durante las dos últimas décadas del siglo XX, que en realidad no han forjado los cambios económicos generales esperados. Pese a algún incremento de la dinámica económica regional —en especial con ganancias sustanciales para el capital privado— dichas reformas más bien han propiciado el aumento de la inequidad social.  

Luego de la liberalización de los mercados no se ha mejorado la situación de la generación de conocimiento en Latinoamérica, y la tendencia sigue centrándose en la importación y uso de tecnologías foráneas —como todas las vinculadas a las NTIC—, de tal manera que el cambio del modelo económico proteccionista a uno abierto ha tenido su centro en la captura del potencial mercado de consumo tecnológico, más no en la generación de nuevo conocimiento. Una manifestación clara de lo anterior es la relativa fuerte expansión de la telefonía móvil o celular, que está más cerca de la sociedad del consumo que de la sociedad de la información. La difusión social de las NTIC en América Latina y el Caribe, lastimosamente, no va en la vía de la inserción en la sociedad del conocimiento. Más bien está orientada hacia la sociedad de la información y la sociedad del consumo, que son complementarias, o incluso las mismas, en contextos como el europeo y el norteamericano. 

Algunos rasgos de la innovación tecnológica

El análisis de la generación de conocimiento de punta y de la innovación tecnológica implica revisar con detenimiento varios aspectos, como la carga histórica vinculada a la segregación y el proceso mismo de formación de personas con alto nivel académico. Para el caso latinoamericano las fuertes desigualdades, que están arraigadas desde la colonia, y que han quedado como la brillante herencia europea, son un factor que no puede obviarse al momento de analizar el rezago de toda la región en términos de la producción de conocimiento de punta y de investigación pionera[18]. Es bastante probable que el rezago se apoye en el hecho de que: “en las sociedades cuyas elites hicieron gran hincapié en la teología y la filosofía (cuya expresión en el siglo XX podría ser la economía) y menospreciaron disciplinas aplicadas como la ingeniería, lo más probable es que el acceso dispar a la educación y la escasa movilidad social hayan restringido la oferta de trabajadores de clase media que en los países avanzados constituyeron la columna vertebral de las clases de inventores e ingenieros”[19].

A causa de diversos mecanismos, pasados y actuales, la innovación tecnológica, que requiere de todo un conjunto de dinámicas que no están presentes en la agenda caribeña y latinoamericana, es más un espejismo que una posibilidad factible, aunque algunos pequeños casos podrían ofrecer una diminuta esperanza. En este sentido, no es extraño evidenciar que “el gasto en investigación y desarrollo aún corresponde a una fracción —un cuarto— de lo que los países desarrollados y las economías emergentes asignan para la creación y aplicación de nuevas tecnologías. La difusión de las tecnologías de la información y de las comunicaciones (TIC) es todavía incipiente en América Latina, Sólo en las grandes empresas se han incorporado técnicas computarizadas para la gestión de cadenas de abastecimiento y la administración de la relación con el cliente en sus operaciones diarias. Así pues, la transición a la era moderna —en el sentido posindustrial— sigue siendo fragmentaria e insatisfactoria”[20].

Las patentes

Las patentes, como expresión de la capacidad de innovación tecnológica y de investigación —en la actualidad asociada directa o indirectamente a las NTIC—, es un tema bastante importante y complejo, ya que incluso tiene vínculos con la estabilidad política de los países[21], en especial porque América Latina y el Caribe tuvo la mala fortuna de contar con un vecino norteño manipulador, ventajoso, traicionero y sediento de riqueza. La obsesión de los grupos económicos norteamericanos por patentar no es gratuita, ya que las expectativas de uso —y usufructo— económico futuro o potencial, depende en gran medida del ambiente económico que facilite su diseminación territorial selectiva, más si es propiciada por legislaciones favorables a sus intereses de mercado. Este es un punto clave para nuestro contexto latinoamericano y caribeño, ya que no se genera conocimiento de punta al interior, por lo cual no se poseen patentes, lo que contribuye a la imposibilidad de crear procesos propios, y todo ello dentro de una espiral implosiva de aumento de la segregación social. Desde esta perspectiva, el panorama no es alentador. 

La cuestión de la propiedad intelectual implica otra gran fractura para América Latina y el Caribe. Prueba de ello, como ya vimos, es la contraposición entre contenidos de pago y de acceso libre en Internet, segmento dentro del cual el movimiento del libre acceso está tomado cada vez más fuerza en la región, en gran medida promovido por universidades públicas[22]. El movimiento de acceso libre puede considerarse como una alternativa viable para paliar, al menos parcialmente, el atraso de toda la región en términos del acceso a la información de alto valor productivo.

A partir de información cuantitativa es posible encontrar algunas asociaciones entre el grado de innovación de un país y la absorción eficaz de la NTIC[23], aspecto que de nuevo nos lleva a considerar lo complicado del asunto, puesto que la absorción requiere de alternativas para que sea factible, incluso legislativas. Este es el caso de China, que en gran parte de su despegue fue bastante laxo con las normas de propiedad intelectual, de tal manera que la copia y la réplica a la postre permitieron procesos propios. Pero en Latinoamérica y el caribe las normas tienden a ser estrictas —aunque no se apliquen con rigurosidad—, en especial por que así lo demanda el vecino del norte, situación que implica ni siquiera tener la posibilidad de copiar debido a la grave falta que ello significaría. Algunos autores ya están denunciando las serias implicaciones del control del conocimiento mediante los copyright y las patentes, control que no hace más que servir a las elites tecnológicas transnacionales, las cuales no desean que otros accedan al conocimiento y a sus beneficios[24]. La libre circulación de capital es legal, pero el libre flujo de información es piratería… ¡vaya manipulación!

La dura realidad

Entre las grandes conclusiones respecto a la innovación tecnológica en América Latina queda la del papel del estatal en el impulso de la nueva economía o la economía electrónica, ya que el caso de los países industrializados existe el apoyo, desde diversos frentes, mientras que en lado latinoamericano y caribeño esta línea es prácticamente ausente[25]. En el caso de Estados Unidos y Europa existe una política decidida y común, mientras que en América Latina la integración regional es precaria, y más ahora que varios países son vistos con recelo, puesto que están virando hacia tendencias de izquierda democrática, con claros intereses de conformar procesos regionales comunes —y con mucha razón opuestos a la hegemonía de Estados Unidos—.       

Las políticas tecnológicas tienen claros impactos tanto en la adopción de NTIC como en la generación del ambiente propicio para utilizarlas de forma adecuada[26]. Las políticas débiles y parroquiales, implican serias debilidades al momento de considerar la posibilidad de generar tecnología de punta propia, lo cual toca también al sistema productivo. En América Latina y el Caribe aún persiste la idea de producir y a lo sumo  fabricar, pero no la pretensión de generar nuevo conocimiento.    

Para algunos autores[27], la producción de conocimiento en América Latina ha estado vinculada a: la actitud de la academia; las —débiles— políticas gubernamentales de investigación; las —escasas— relaciones entre universidad y empresa; y la poca generación endógena de conocimiento —no por incapacidad innata de sus gentes, sino por la falta de oportunidades y del ambiente propicio—. Uno de los elementos importantes al momento de analizar estas cuestiones en la región es la conexión o vinculación entre las universidades, como productoras de conocimiento, y los sistemas nacionales de innovación, como jalonadores de políticas claras para promover la investigación.

El panorama sigue siendo más bien oscuro para toda la región. Y sobre todo cuando es posible señalar que el número de investigadores es decididamente reducido en todos los países, el número de patentes registradas es prácticamente inexistente y el gasto en investigación y desarrollo (I+D) es muy precario (véase figura 4).  
   

Figura 4
Investigadores, patentes y gasto en investigación y desarrollo enAmérica Latina y el Caribe
 


Fuente: Elaboración propia. Datos: ONU 2006.  

Las claves del fracaso: inequidad y segregación

Las desigualdades sociales y económicas acumuladas en América Latina y el Caribe, las cuales poseen una carga histórica bien definida, son bastante evidentes y han sido estudiadas ampliamente. Pese a que se han realizado esfuerzos por mejorar y ampliar la cobertura del sistema educativo, éstos no han sido suficientes para subir la posición de la región en comparación con otras zonas del planeta, lo cual tiene —y tendrá— serías implicaciones en el contexto de la globalización[28]. Los esfuerzos en educación se reflejan en las dinámicas macroeconómicas, en especial en relación con la generación de empleos productivos asociados a niveles educativos altos. En contraposición se ha detectado que es frecuente hallar una relación inversa entre el nivel de formación educativo y el empleo[29], ya que muchos profesionales no encuentran trabajo acorde con su formación, varios terminan en trabajos que requieren de menor cualificación y otros —los que pueden— salen del país en busca de mejores horizontes.

Muchos profesionales que salen de Latinoamérica y el Caribe, sobre todo los que poseen perfil de investigadores, y que encuentran las condiciones para desarrollar y aplicar su conocimiento, deciden quedarse fuera, ya que la tendencia de poco apoyo y de ambiente precario son razones que no son fáciles de desestimar. A lo anterior se le conoce comúnmente como fuga de cerebros. Es paradójico que una región del planeta que necesita del conocimiento para darle un viro a su situación genere mecanismos, directos o indirectos, de expulsión o repulsión de parte considerable de sus investigadores. La inequidad es tan marcada que ni siquiera una sólida formación académica garantiza un nivel de vida decente.

Para algunos investigadores que reconocen las fuertes implicaciones de la realidad latinoamericana y caribeña, la salida al grave y generalizado problema de inequidad socioeconómica implica una agenda política, clara y sólida, que se centre en[30]:
- Generar mecanismos para que la totalidad de los estudiantes puedan terminar la educación secundaria.
- Impulsar y diseñar dispositivos efectivos para el acceso de los jóvenes, en especial de las capas de bajos recursos —segregadas—, a la educación universitaria de calidad.
- Implantar mecanismos alternativos a las carreras profesionales tradicionales.
- Vincular activamente al sector industrial y empresarial a los programas educativos —lo cual, en realidad, consideramos poco viable, en especial por la mentalidad y la lógica mezquina del aparato productivo privado—.        

Capital humano y desarrollo humano

En numerosos estudios se tiende a asumir la noción de capital humano como un indicador vinculado casi exclusivamente al nivel educativo, específicamente a la educación formal, pero en realidad sería adecuado ir más allá en su interpretación, incorporando las características centrales de su adquisición[31]. Propuestas recientes en torno a la conceptualización y medición del capital humano arrojan indicios interesantes sobre su manifestación en América Latina y el Caribe, puesto que incorporan otros elementos que permiten denotar las diferencias tanto internas como externas —respecto al panorama mundial—. Para Giménez: “En síntesis, América Latina y el Caribe experimenta un atraso relativo a nivel mundial y muestra importantes disparidades entre países. Algunos de éstos presentan un déficit grave en el conjunto de indicadores analizados, lo que merma las posibilidades de convergencia con otras naciones más desarrolladas de la región, así como el despegue global de la región misma”[32].

La relación en doble vía entre “desarrollo” humano, entendido como el mejoramiento de las condiciones sociales generales, y crecimiento económico ha sido estudiada en varios contextos socio-territoriales. De manera diferencial en los países de América Latina y el Caribe se ha identificado esta relación, pero lo interesante, o más bien paradójico, es que los vínculos son más fuertes en el sentido de que el desarrollo humano ha aportado al crecimiento económico, mientras que el crecimiento económico manifiesta menores aportes al desarrollo humano[33]. Aquí la pregunta que surge es: ¿las personas contribuyen a mejorar la producción —y los rendimientos privados— y las empresas e industrias aportan poco a mejorar las condiciones generales de la sociedad? Pareciera que este comportamiento asimétrico sugiere lo que muchos economistas y otros investigadores aseguran desde hace ya cierto tiempo: crecimiento económico no implica necesariamente mejoramiento de las condiciones sociales de la población bajo el modelo capitalista —o más bien neoliberal—.   

La estructura de clases sociales: una perspectiva vigente donde es evidente la segregación

Varios autores ha concluido que las mayores desigualdades mundiales en términos de la distribución del ingreso y la riqueza se encuentran en América Latina, e incluso que en la fase del experimento neoliberal de la región —que se sitúa aproximadamente en los últimos 20 años— implicó el aumento de la desigualdad del ingreso, llegando incluso a aproximarse a cifras de 1970[34]. La grave situación ha conllevado a plantear que “la época actual se caracteriza por un notable incremento en la desigualdad del ingreso, la concentración persistente de la riqueza en el decil superior de la población, la rápida expansión de la clase de microempresarios y el estancamiento o aumento del proletariado en el sector informal. La contracción del empleo en el sector público y la prácticamente nula demanda de trabajadores en el sector formal de casi todos los países se han traducido en una serie de reajustes en las clases medias y bajas. El aumento de los trabajadores por cuenta propia en el sector informal y de los microempresarios en toda la región puede ser interpretado como una consecuencia directa de las nuevas políticas de ajuste”[35].

La inocultable segregación digital

Todo lo anterior apunta a que la segregación digital en América Latina y el Caribe es una realidad para nada alentadora. Es una segregación que tiene sus raíces en la marcada diferenciación social y económica al interior de sus estados. Es producto de la contrastada desigualdad en toda la región que, incluso, aún sigue replicando —como un eco profundo— la devastadora herencia colonial europea, y más recientemente el intervencionismo norteamericano que tanto daño le sigue haciendo a la población, a la economía e incluso al ambiente[36]. Desde una perspectiva temporal amplia, la divisoria digital actual debe asumirse como respuesta a la segregación instaurada desde afuera, y alimentada posteriormente desde adentro con ayuda de quienes siempre han mirado más el dinero del norte —y querido hacer parte de las elites transnacionales— que la pobreza impuesta a su pueblo —en parte por ellos mismos—.

El nivel de desarrollo humano y la inserción de las NTIC son correlativos. Al hacer el  examen para América Latina y el Caribe es posible evidenciar que aunque los niveles de desarrollo humano de Chile y Argentina son de tendencia media-alta —podemos considerar que ello es producto de las limitaciones de la agrupación por clases estadísticas—, lo cual puede asumirse como excepcional, el resto de la región posee niveles medio y medio-bajo. Estos niveles de desarrollo humano están relacionados mediante diversos mecanismos, como el del modelo socioeconómico, con varios aspectos vinculados a las NTIC, desde la conexión a Internet hasta la cantidad de investigadores de punta (véase figura 5). Pero dicha relación no puede considerarse como unidireccional o absoluta, ya que las NTIC no implican per se el mejoramiento de las condiciones de vida o de las dinámicas económicas, más bien pueden ser indicadoras y a la vez potenciadoras de arquitecturas culturales y modelos socioeconómicos —e incluso políticos—. Las NTIC no deben asumirse como un accesorio ni como un trofeo, y deberían permitir desminuir las desigualdades y potenciar las capacidades humanas. Deberían constituirse para América Latina y el Caribe en algo más que los vectores de la sociedad del consumo y del espectáculo —por cierto, muy arraigadas en el supuesto mundo   desarrollado—.     

 

Figura 5
Algunos aspectos de la divisoria digital en América Latina y el Caribe


Fuente: Elaboración propia. Datos: ONU 2006.  


Inequidad social y divisoria digital: ¿es posible apostar en grande?

Al realizar un análisis general de la inserción de las NTIC en el mundo, es posible identificar que existen correlaciones positivas entre el Índice de Desarrollo Humano (HDI) propuesto por la ONU, el número de usuarios de Internet (por cada 1000 habitantes) y el número de investigadores (por cada 100.000 habitantes). Si bien no es posible realizar asociaciones directas entre estos datos, lo relevante es poder asumir que en el mundo de hoy existen fuertes vínculos entre mejores condiciones sociales y económicas y las inserción de las NTIC desde la perspectiva de la creación de conocimiento (véase figura 6). Los mecanismos de ejercicio del poder y de regulación económica actuales están mediados por las NTIC, de tal manera que no estar vinculado a ellas puede implicar una posición desventajosa. Estar del lado del consumo de las NTIC y no de la creación de conocimiento se constituye en una nueva forma de segregación, que reproduce y puede ampliar las formas de segregación precedentes.


 Figura 6


Fuente: Elaboración propia. Datos: ONU 2006.  

Para el caso de América Latina y el Caribe la segregación digital demanda trabajar en frentes estructurales macro, ya que las NTIC no deben asumirse sólo como una cuestión de deficiencia de infraestructura, sino como factor que debe jugar un papel fundamental en el mejoramiento de las condiciones de vida de la población —educación, participación democrática, empleo, ocio…—. Las NTIC tienen implícita la gran posibilidad de mejoramiento de la condición humana, pero también pueden ahondar más las diferencias y la segregación. ¿A cual de ellas apostará América Latina y el Caribe?   

Graves problemas

Parte de la discusión y reflexión en torno a la divisoria digital en América Latina y el Caribe se debe centrar en establecer categóricamente que no es lo mismo referirse a sociedad de la información, claramente orientada al consumo, y a sociedad del conocimiento, que produce innovación tecnológica. En la región tal vez pueda empezar a hablarse de sociedad de la información, pero de ninguna manera de sociedad del conocimiento. Toda la estructura educativa, productiva y política está recargada hacia la reproducción del modelo de dependencia tecnológica y de conocimiento. De ninguna manera se detecta una estrategia macro y conjunta para darle la vuelta a dicha situación.     

La segregación digital de la región no es única, es más bien diversa. Puede caracterizarse diferencialmente en el sistema educativo, en el aparato productivo, en los sistemas de investigación y el uso social de las NTIC. La franja latinoamericana y caribeña, desde una perspectiva general, sufre de todas esas divisorias que se refuerzan, las cuales encuentran sus raíces en la herencia colonial, en su fallida revolución libertaria y en el inacabado proceso de industrialización. La fuerte inequidad social heredada y a la vez impuesta, que es incluso más alta que en Asia y África[37], es un impedimento estructural para pensar en que es posible y viable disminuir de manera efectiva y rápida la segregación o divisoria digital.

En América Latina y el Caribe se han ejecutado esfuerzos en la incorporación de infraestructuras de telecomunicaciones de soporte para las NTIC, pero poco se invierte en la formación de investigadores y en propiciar un ambiente para que los procesos de innovación tecnológica realmente puedan generar cambios en términos de su papel en las escenas local e internacional. La implementación y difusión de infraestructuras vinculadas a las NTIC no son garantía de cambios cuantitativos ni cualitativos respecto a la innovación tecnológica. Se hace necesario reconocer las especificidades de los sistemas de innovación tecnológica y de investigación desde las características propias de cada país y de la localidad específica, ya que allí se encuentran, en gran medida, las claves para intentar sortear las marcadas diferencias en el plano intraregional y planetario. Pero la cuestión de la innovación tecnológica implica repensar la dinámica de la educación superior, y de todo el conjunto de formación académica, incluso desde la primaria. 

¿Pequeñas soluciones?

La introducción de las NTIC en América Latina y el Caribe debe sobrepasar la idea de hacer negocio, en especial por parte de las elites transnacionales, tanto públicas como privadas      —aunque su distinción es muy difícil de establecer—. Sería adecuado que existieran acuerdos para limitar el poder de las compañías transnacionales que pretenden monopolizar tanto la infraestructura como los contenidos asociados a  Internet, junto a los demás sistemas de telecomunicaciones vinculados a la convergencia tecnológica —telefonía móvil, televisión, radio, prensa—. Esos monopolios, auspiciados por la locura neoliberal, están claramente orientados hacia la sociedad de la información, más bien de la des-información, y no hacia la sociedad del conocimiento. Es urgente un cambio en este plano. 

La segregación digital latinoamericana y caribeña puede asociarse factualmente al déficit de infraestructura y al limitado acceso a las NTIC, en especial a ordenadores e Internet, y no tanto a la telefonía móvil. Una salida interesante para mejorar las limitaciones vinculadas al déficit de infraestructuras de telecomunicaciones relacionadas con Internet puede ser apostar por sistemas de gran envergadura, como WI-MAX, que ofrecen cobertura inalámbrica a miles de usuarios sin la necesidad de marañas de cables y de calles rotas, ya que pueden alcanzar radios de acción de hasta 50 kilómetros aproximadamente. Pero esto no soluciona un grave problema: el acceso a los ordenadores en las capas de pocos ingresos donde la segregación social es amplia. Abrir las posibilidades de uso de las NTIC a tod@s con equidad de oportunidades es un punto primordial.     

Respecto a la cuestión de la accesibilidad a los ordenadores se ha encontrado una estrategia que aún no despega. En la actualidad los telecentros comunitarios[38] son considerados como uno de los ejes que pueden permitir acortar las distancias asociadas a la segregación social digital, al promover alternativas de inclusión a las capas de pocos ingresos en el marco del ascenso de las NTIC. Pero este tipo de iniciativas, que en realidad son más bien esporádicas, aún no se consolidan en la región. Aunque los telecentros comunitarios pueden ser una alternativa potencial, no podría decirse que constituyen una posibilidad viable en poco tiempo. Si estrategias como Bogotá sin Hambre[39], y más recientemente Brasil sin Hambre[40], son toda una novedad, que incluso tiene muchos detractores y opositores —en especial precisamente desde las elites—, mucho menos serían aceptados programas serios de inclusión digital. Hay algunas experiencias de telecentros, como el programa Compartel en Colombia[41], pero más que entornos de comunicación y aprendizaje son negocios, a modo de franquicias, que otorgan los gobiernos a operadores privados de telecomunicaciones —con tarifas para nada sociales—. De todas maneras no hay que desestimar el potencial de los telecentros comunitarios, pero en realidad hay mucho, tal vez todo, por trabajar de forma seria en esta línea[42].        

El sistema educativo público, tan golpeado y disminuido en toda la zona caribeña y latinoamericana, es a la vez víctima de la segregación impuesta y posible salida a la brecha digital, tanto en la educación básica y media como en la superior. En la educación básica y media puede permitir el acercamiento de niños y jóvenes al potencial de los ordenadores e Internet, ya que sería muy difícil —dada la marcada segregación por ingresos— llevar esta dupla a cada hogar. En la educación superior, es decir en las universidades, la gran potencialidad está representada, como mínimo, en dos líneas gruesas pero complementarias: 1) contribuir a que los estudiantes consoliden su contacto con las NTIC, en especial respecto a la explotación de su potencialidad como cantera para generar conocimiento; y 2) permitir que las NTIC jueguen en papel protagónico en la innovación tecnológica, tan necesaria para ser menos dependientes de la tecnología norteamericana y europea. La cuestión añadida es que todo ello implica, de paso, la renovación de las estructuras educativas burocratizadas y la consolidación de docentes que dimensionen y articulen de manera adecuada el papel trascendental del modelo digital en la transformación de la propia condición y del mundo.

América Latina y el Caribe requieren con urgencia de un modelo social y económico conjunto, porque aunque hay diferencias entre estados, toda la región está rezagada en NTIC. Puede ser desventajoso y riesgoso participar en un mundo que tiende hacia la globalización de todo tipo: cultural, productiva, política, ambiental. Y para enfrentar los retos de un mundo mediado por las NTIC se hace necesario disminuir las diferentes formas que adquiere la segregación digital.  


Notas

[1] ONU 2006, 442 p. Human Development Report 2006. Beyond scarcity: Power, poverty and the global water crisis. [En línea. Acceso libre]. <http://www.un.org/>.

[2] Para evidenciar lo anterior los datos econométricos son de vital importancia. Al respecto véase: Gutierrez y Berg 2000.

[3] Sobre las implicaciones de las políticas tecnológicas en América Latina consúltese: Vonortas 2002, p: 433-459.

[4] Weller 2004, p: 174.

[5] Katz 2006, p: 69.

[6] Ibíd, p: 71.

[7] Sobre el tema véase: Hopenhayn 2003 (a y b).

[8] Ibíd (a y b).

[9] Arocena y Sutz 2003.

[10] Consúltese, por ejemplo: Geotrópico 2003 <http://www.geotropico.org/Berlin-I-2.pdf>. 

[11] Chaparro 2006 <http://www.ub.es/geocrit/aracne/aracne-086.htm>.

[12] REDALYC 2006 <http://www.redalyc.org/>, <http://www.redalyc.com/>.

[13] LATINDEX 2006 <http://www.latindex.unam.mx/>.

[14] SCIELO 2006. <http://www.scielo.org/index.php?lang=es>.

[15] Es el caso de la Universidad de Colima, en México, la cual ha contado con el apoyo de la UNESCO. Feria y Machuca 2004.

[16] Véase: Chaparro 2003. 

[17] Al respecto véase: Maloney y Perry 2005.

[18] Ibíd.

[19] Ibídem, p: 41.

[20] Katz 2006.

[21] Para profundizar sobre la relación entre estabilidad política y las patentes sugerimos consultar: Technological development and political stability: Patenting in Latin America and the Caribbean. Waguespack, Birnir y Schroeder 2005.

[22] Sobre el tema de la propiedad intelectual del sector de la industria en América Latina consúltese el trabajo: Intellectual property information in Latin America and the Caribbean. Zárate 2000.

[23] Chong y Micco 2003.

[24] Sobre la cuestión del control del conocimiento —abstracción— y del papel de la nueva clase vectorial, consúltese: Wark 2006. Su texto titulado Un manifiesto hacker es todo un hito en torno a las nuevas disputas en el terreno de la producción y circulación del conocimiento.

[25] Chong y Micco 2003.

[26] Sobre las implicaciones de las políticas tecnológicas en América Latina véase: Vonortas 2002.

[27] Arocena y Sutz 2001.

[28] Véase: Carlson 2002. 

[29] Ibíd.

[30] Ibídem, p: 140.

[31] Gímenez 2005, p: 118.

[32] Ibíd, p: 116. En la construcción del indicador de capital humano el autor utilizó el análisis factorial, en concreto el método de componentes principales. 

[33] Consultar: Ranis y Stewart 2002.

[34] Portes y Hoffman  2003, p: 23.

[35] Ibíd.

[36] Revolución Verde en la década de 1960, Plan Colombia a inicios del siglo XXI, por ejemplo

[37] “La elevada desigualdad en la distribución del ingreso que predomina en los países latinoamericanos califica a la región como la más rezagada en términos de equidad en el mundo (…). No es sólo cuestión de brecha de ingresos, ya que esto remite, como causa y como consecuencia al mismo tiempo a otras brechas en términos de acceso a bienestar social, de formación de capital humano, de acceso a activos productivos y de pleno ejercicio de los derechos ciudadanos. Una mala distribución del ingreso resulta en que, a pesar de contar la región con muchos países en los cuales su nivel de desarrollo podría permitirle a una proporción alta de su población pobre escapar de tal condición, América Latina cuente hoy con un 42% de los hogares viviendo bajo la línea de pobreza y sin protección social básica, lo que afecta a 220 millones de habitantes, de los cuales 96 millones son pobres extremos”. Machinea y Hopenhayn 2005, p: 13. 

[38] En este sentido, ya hay algunos proyectos de inclusión digital para las capas sociales de menores ingresos a partir de los telecentros. Respecto a la evaluación del programa TELELAC en América Latina, específicamente en Ecuador, consúltese: Comparing Approaches: Telecentre Evaluation Experiences in Asia and Latin America. Gómez y Reilly 2002, p: 58-78.

[39] Alcaldía mayor de Bogotá D.C. 2006. <http://www.pnud.sytes.net/bsh/>; <http://www.bogota.gov.co>.

[40] Véase, por ejemplo: Martínez 2004.

[41] Compartel 2006.

[42] Al respecto se ha comentado que: “Las redes escolares de acceso a computadoras e Internet y las redes de los telecentros e infocentros han paliado este problema estableciendo mecanismos de acceso comunitario a Internet; pero todavía son precarias e insuficientes y de ninguna manera eliminan la brecha digital interna a cada país”. ONU-CEPAL 2005, p: 10.


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© Copyright Jeffer Chaparro, 2007
© Copyright Scripta Nova , 2007

Ficha bibliográfica:

CHAPARRO, Jeffer. La segregación digital en América Latina y el Caribe: reflejo de las inequidades sociales y la dependencia tecnológica. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales.   Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de agosto de 2007, vol. XI, núm. 245 (23). <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-24523.htm> [ISSN: 1138-9788]


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