REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98 Vol. X, núm. 218 (83), 1 de agosto de 2006 |
LA OCUPACIÓN DEL TERRITORIO
EN EL PROCESO DE URBANIZACIÓN
DEL ÁREA METROPOLITANA
DEL VALLE DE ABURRÁ, COLOMBIA
La ocupación del territorio en el proceso de urbanización del área metropolitana del valle de Aburrá, Colombia (Resumen)
La configuración metropolitana del Valle de Aburrá responde en su estructura espacial y forma de crecimiento urbano a una condición polinuclear con núcleo dominante y crecimiento concentrado contenido en su delimitación geográfica. Se pretende hacer aportes para entender bajo dos perspectivas diferentes esta resultante. La primera desde la ocupación del Valle en los siglos XVII al XIX. Los condicionantes históricos que han intervenido en esta ocupación central generaron desde su poblamiento un desarrollo urbano concentrado que fortaleció las dinámicas económicas y políticas en su condición de núcleo dominante. La segunda, desde su condición polinuclear, expresa la necesidad sentida de una visión metropolitana que intervenga en el territorio de manera equilibrada y compensada.
Palabras claves: Historia urbana, procesos de ocupación, área metropolitana
The territorial occupation in the urbanization process of the Metropolitan Area at the Aburrá Valley, Colombia (Abstract)
The metropolitan configuration of the Aburrá Valley responds in a spatial structure and types of urban growth to a polycentric structure with a dominant centre and concentrated growth geographically delimited. This paper, contributes to the understanding of this condition through two perspectives. The first one, the settlement in the valley from the 17th to 19th centuries; the historical conditions that intervened in this central occupation generated since its foundation a concentrated urban development that strengthened the economical and political dynamics in its condition as dominant nucleus. The second perspective; from its polycentric condition, enounce the need of a metropolitan vision that intervenes the territory in a more balanced and compensated way.
Keywords: Urban history, early urban development, metropolitan area
Introducción
El Valle de Aburrá tiene una longitud aproximada de 60kms con un ancho variable. Está enmarcado por una topografía irregular y pendiente, que oscila entre l.300 y 2.800 metros sobre el nivel del mar y de sur a norte lo recorre el Río Medellín, principal arteria fluvial de la región. En la parte central con una ampliación de 8kms se configura el núcleo urbano más desarrollado, Medellín, que conforma con otros nueve municipios el Área Metropolitana del Valle de Aburrá. Este posee una extensión de 1.152 km2, 340 km2 de área urbana y 812 km2 de área rural, donde se asientan 3 millones de habitantes. En los últimos años esta subregión a experimentado un crecimiento acelerado de la población y un incremento en la destinación de los usos del suelo con ocupación de áreas exclusivamente residenciales abarcando cerca del 70% de la ocupación del territorio urbano, hecho que denota una distribución desequilibrada con predominio en algunos usos y déficit en otros.
Medellín ha generado la mayor expansión urbana del valle, inmersa en un proceso de crecimiento de conurbación metropolitana. Hacia el extremo norte y sur del valle, a lo largo del río, tienen asiento los otros núcleos urbanos de menor magnitud. Para 1985, estos municipios se distribuían con una población equilibrada al norte Barbosa, Girardota, Copacabana, Bello y al sur Caldas, La Estrella, Itagüí, Sabaneta, Envigado [1] .En el 2.006 este relativo equilibrio entre el norte y el sur se sostiene.
¿Cómo entender el proceso de metropolización del Valle de Aburrá a partir de la forma que hoy presenta? ¿Qué circunstancias históricas (políticos, económicos y sociales) se entrecruzaron con las características físico-geográficas para determinar el mayor crecimiento del municipio central del valle, mientras los otros conservaron un desarrollo y tamaño de municipio pequeño o intermedio?
Los anteriores interrogantes surgen en el desarrollo de la investigación Estudio de las formas y el crecimiento urbano del Valle de Aburrá en la segunda mitad del siglo XX, que tiene como objeto el análisis morfológico a partir de la interpretación cartográfica. [2] La cartografía nos da herramientas para la identificación del proceso de construcción urbana a partir de las formas de ocupación, que, como congeladas en el tiempo plasman en la representación gráfica los diferentes momentos del crecimiento.
Los momentos seleccionados: 1948, 1970, 1985 y 1996 [3] son determinantes para entender el proceso de ocupación urbana del territorio del Valle de Aburrá. Este proceso caracteriza el rápido desarrollo acontecido en un período de casi 50 años en el cual se consolida la metropolización y se reglamenta el funcionamiento del Área Metropolitana. Al analizar en la cartografía la mancha del crecimiento urbano en los 4 momentos podemos definir su forma de ocupación en el territorio como: polinuclear, con núcleo dominante y crecimiento concentrado, contenido en su delimitación geográfica. [4] (Ver figuras del 1 al 4)
El presente artículo, en una mirada retrospectiva y teniendo como base la situación alcanzada en la cartografía de 1948, se propone responder a estos interrogantes. ¿Qué hechos urbanos entre los siglos, XVII y XIX y las primeras décadas del siglo XX definieron el crecimiento del núcleo dominante? ¿Cuándo se hace necesario intervenir sobre este crecimiento y como surge la instancia supramunicipal de un área metropolitana para planificar el crecimiento del Valle de Aburrá?
Ocupación del centro del valle, siglos XVII - XIX
Algunos hechos urbanos se configuran como permanencias de larga duración. Durante los siglos XVII, XVIII y principios del siglo XIX surgen los núcleos que dieron origen a los municipios del Valle y continuarán siéndolo hasta el presente, sin cambios significativos en cuanto a la ubicación actual y su perdurabilidad en el tiempo -ninguno desaparece y no se originan otros nuevos [5] . Sin embargo otros hechos, aparecen como de más reciente data: la concentración de recursos actividades y población de manera tan drástica en Medellín, el municipio central del territorio, es un fenómeno que se evidencia de forma contundente en el siglo XX.
A primera vista la diferencia de población entre los núcleos urbanos del valle guardaba un relativo equilibrio en los primeros cuatro siglos de ocupación del territorio, éste se quiebra cuando se acelera la ocupación de Medellín con la industrialización, a finales del siglo XIX y principios del XX. La brecha de desarrollo y crecimiento se abre y toma una ventaja, crece en sentido exponencial, relegando los demás municipios y en muchos casos deteniendo sus propias dinámicas, que en buena parte gravitarán en función al ritmo y exigencias del gran centro urbano.
La interpretación más inmediata, es que las condiciones geográficas, inciden en la manera como se ocupa el valle y podrían ser una determinante primordial en este fenómeno de concentración: una ventaja física -disponibilidad de tierras con atributos ambientales y naturales significativos, ubicación privilegiada- sería el factor responsable del fenómeno de una mayor concentración humana y de recursos en la parte más amplia y centraldel valle, pero como se verá más adelante, este es un factor importante pero no puede plantearse cómo único determinante.
Desde inicios del poblamiento español del Valle de Aburrá [6] se da una ocupación dispersa y espontánea (en el sentido de no dirigida por una política de la Corona) ésta no era la forma prototípica de poblamiento en la Colonia, por lo general, la fundación de ciudades se hacía como un instrumento de poder, se distribuían privilegios a una élite para que dominara un territorio y establecieran un orden y una dinámica económica: primero se fundaba el que sería el núcleo urbano, para que luego se poblara según los preceptos de las Leyes de Indias. En el caso del Valle de Aburrá, hubo un poblamiento preliminar de hombres libres, blancos pobres, mestizos, mulatos, por eso paralelo al acto de fundación fueron desplazados, del que sería el marco de la plaza, antiguos ocupantes: artesanos, mestizos o indígenas, hacia las márgenes de la nueva ciudad. El núcleo urbano no se hizo sobre tierras vacías a ocupar. [7]
El factor político y administrativo es otra variable a tener en cuenta en la ocupación del territorio. En la Colonia, son voluntades políticas las que inciden en la fundación de núcleos urbanos. Grupos dominantes se enfrentarán entre si para conservar el predominio de una ciudad sobre las vecinas, estas se convierten en una constante amenaza por la disputa de privilegios y derechos. Santa Fé de Antioquia surge en el campo de disputas entre la élite de Popayán en el sur y la de Cartagena en el norte, a su vez la pretensión de obtener títulos que autoricen la fundación de una villa en el Valle de Aburrá, es reflejo de la consolidación de un poder. Una nueva élite en el valle se opone a los intereses de la Ciudad de Santa Fé de Antioquia; - se necesitó quien defendiera la fundación en la península y un grupo económico y político [8] con fuerza suficiente para cristalizar la fundación de la Villa [9] . Esta elite se desprende de la capital de la provincia, fortalece intereses propios, buena parte de estos cifrados en el comercio, la agricultura y la ganadería, mientras los intereses de Santa Fé de Antioquia estarían comprometidos con la minería y la burocracia.
[Con la fundación de la villa de la Candelaria de Medellín] “Para las autoridades coloniales se había logrado un equilibrio conveniente, pues podían coexistir una antigua y señorial ciudad minera, [Santa Fe de Antioquia] y una nueva y ruda villa agraria. La fundación de la villa de Medellín contribuyó a dar estabilidad al, hasta entonces débil cuerpo político de la Gobernación de Antioquia. A pesar de la corta jurisdicción que le fijaron, ella sola ejerció tal influencia sobre las regiones vecinas que cien años después, cuando los habitantes de la gobernación estaban concentrados en los tres valles de la franja central, Medellín aun reinaba en el centro de la provincia, y aunque titulada como villa era la más rica y poblada”. [10]
Conseguir títulos de villa para dominar sobre este territorio fue una ventaja sobre los otros núcleos del Valle de Aburrá. Esta jerarquización tiene implicaciones, simbólicas, políticas y económicas, se trata ya de un factor de centralización que pone en una condición administrativa, política, social y simbólica inferior a los demás núcleos urbanos que estén en la disputa por el territorio. A la ventaja geográfica se suma la ventaja política administrativa. “Del asentamiento colonial, Medellín heredó su ubicación centralizada respecto del Valle de Aburrá [11]
La Nueva Villa de la Candelaria de Medellín adquirió además una función simbólica que también generó atracción, pues encarnaba la mayor escala del prestigio social, no era lo mismo establecerse en la villa que en cualquier otro lugar del Valle de Aburrá “las personas españolas y de más lustre” buscaban estar en el marco de la plaza y en sus alrededores para hacer visible su lugar en el orden social, por esto la plaza y sus cercanías a partir de la fundación atraían pobladores blancos y mestizos con poder económico y político y expelían a las márgenes a quienes no lo tuviesen, los indígenas y las capas de libres pobres.
Una vez se ponen en escena los privilegios políticos que interactúan con las ventajas de ubicación, en un núcleo urbano, se originan ventajas que tienden a acrecentarse en los siglos venideros. Esto es posible porque estas ventajas son paralelas a una permanente concentración de capitales, que toma asiento en este núcleo, e irradia de manera desigual sus efectos en el valle. Esta desigualdad antes que atenuarse se profundizará en el territorio. A pesar de que el valle del río, con sus vegas, sus afluentes, sus suaves pendientes sugiera una continuidad geográfica, e insinúen la posibilidad de una ocupación continua hay una capacidad de atracción de pobladores y bienes y servicios en el centro que determinan un crecimiento desequilibrado. [12]
Un viajero extranjero, del siglo XIX utilizó una metáfora que describe muy bien el fenómeno que caracteriza la ciudad desde su fundación: (D`Espagnat)
“Medellín es el centro y el estómago de la región del oro, es la bomba aspirante-impelente de las grandes minas colombianas. No porque estén situadas en las inmediaciones de la ciudad, sino porque es a esta a la que fluyen, donde convergen los negocios, los informes y los lingotes, los propietarios y los arrendatarios de las minas” [13]
Aunque el fenómeno de crecimiento desmedido de Medellín solo se hace evidente en las primeras décadas del siglo XX, se ve como esta concentración de poderes, habitantes y actividades, empieza a manifestarse desde el momento de la fundación de la Villa. El hecho político administrativo fortalece la diferenciación económica y social que las actividades como el comercio habían implantado en el valle.
Los siguientes datos confirman como al llegar el siglo XX, Medellín era una ciudad que se diferenciaba de sus vecinas, tanto por el número de población como por la complejidad de actividades y estructura física y social que la caracterizaba:
“En 1808 la ciudad (Medellín) tenía 15.347 h, casi la mitad de los 30.982 pobladores del valle de Aburrá; a la vez este albergaba un poco menos de la tercera parte de la población antioqueña que ya se calculaba en 110.000”. […]
“[En 1808:] No solo había una mayor concentración de pobladores, la villa tiene 360 casas de teja, seis iglesias, conventos (franciscanos, carmelitas), las administraciones de tabaco, correo y aguardiente y casa real de fundición. Y una variedad de oficios entre sus ocupantes, de los cuales el de comerciantes es el más numeroso (97 cabezas de familia entre 400, le sigue el de los artesanos con 92 familias y 36 de profesionales)” […]
“En el censo de 1812 se puede observar como a Medellín llegaba población: del Valle de Aburrá (50 familias), de otras localidades antioqueñas (29), de otras regiones del país (19) y del exterior (13)” [...]
“Hacia 1826, Medellín era un importante centro de comercio tanto de producción local como del exterior, es un centro importante de la provincia, ricos comerciantes viajan a Cartagena, Santa Marta y Jamaica a conseguir mercancías extranjeras, en este año Medellín es capital de Antioquia.” […]
“Llegaban cada vez más personas atraídas por el mundo de los negocios, por las necesidades de estudio o por las fuentes de empleo que se derivaban de la nueva situación política”. […]
“En la segunda mitad del siglo XIX el crecimiento de la población en Antioquia fue del 50% mientras en Medellín fue del 70%”. […]
“En 1883 (Desde 1870 Medellín era la segunda ciudad del país), más de la mitad de los habitantes del Valle se encontraban avecindados en Medellín.” […]
“El mundo de los negocios se había desarrollado notablemente, así como los servicios de educación y salud, los cuales eran un factor multiplicador de la población por la atracción que ejercían sobre los pobladores de otras regiones”. [14]
A finales del siglo XIX Medellín presenta una estructura más compleja que cualquiera de las de sus vecinas del valle, hay municipios como el de Girardota, o Sabaneta, por ejemplo, que tardan todo el siglo para consolidar su núcleo urbano, la construcción de la plaza central se demora dos o mas décadas, y servicios como la educación y la salud avanzan más lento que en el centro valle, respecto al comercio los intercambios permanecen siendo muy locales, mientras en Medellín se aumenta el número de servicios que le serán exclusivos: educación superior, producción y venta de maquinarias y productos extranjeros, bancos, entre otros.
Incidencia de la industrialización en el desarrollo polinuclear del valle
Es bien conocido el fenómeno mediante el cual, en las primeras décadas del siglo XX, la capital de la provincia de Antioquia, sufre grandes transformaciones que la hacen pasar de ser una villa a una ciudad: estos cambios se expresan en el aumento de la población, expansión física de la ciudad, surgimiento de comportamientos “urbanos”, pero ante todo en la aparición de una nueva actividad económica: la industria, que transforma el paisaje, las relaciones laborales, los capitales, la vida cotidiana de la ciudad. Frecuentemente se ve en la industrialización como la causa de las transformaciones, pero es necesario resaltar que además de causa es efecto de fenómenos fraguados en el siglo XIX, cuando esta aún no había aparecido.
Para inicios del siglo XIX Medellín es una ciudad mejor comunicada que sus vecinas, con más y mejores servicios, donde se concentra la actividad comercial y financiera, con aumento permanente de la población, y por esto se hace posible el desarrollo industrial, independiente de donde se ubiquen sus plantas industriales, (muchas de ellas se ubicaron en los demás municipios del valle). Son élites de Medellín las que jalonan estos grandes procesos a través de alianzas con los poderes públicos y de la inversión de excedentes del café, la minería, el comercio de tierras entre otros.
Si bien este fenómeno de crecimiento de un solo de los centros del valle sólo se expresa con toda contundencia desde la tercera década del siglo XX, la subyugación de dinámicas del Valle de Aburrá a la dinámica de Medellín, se empiezan a ver por esta concentración política, por la conformación de esta élite y sus intereses. La acumulación de capitales de esta élite los pondrá en capacidad de dirigir grandes obras como caminos y carreteras fortaleciendo su centro, durante el siglo XVIII, XIX y XX. Medellín ocupa el centro de una confluencia de caminos, que le dará una ventaja competitiva sobre sus vecinos, difícil de superar. Esta tendencia se corrobora con la construcción del ferrocarril que ratifica la centralidad de Medellín al comunicarla con el río Magdalena.
Efectos de la industria en los municipios del valle de Aburrá.
Una observación general de la actividad económica de la primera mitad del siglo XX, muestra que a excepción del municipio de la Estrella, en los demás municipios del valle tuvo asiento la industria afectando de manera diferente cada municipio. En los cercanos a Medellín, Envigado e Itagüí al sur y Bello al norte, la industria tuvo un gran impacto con las textileras, que recibieron gran cantidad de población inmigrante, una gran proporción de mujeres, sin embargo en los otros municipios: Caldas, Sabaneta, Copacabana, Girardota y Barbosa se tuvo una incidencia menos determinante. Se puede decir que en alguna medida la industria desconcentró la actividad de Medellín, los inmigrantes que llegaban al valle pudieronobtener un trabajo en las fábricas de los demás municipios, éstas tuvieron un papel predominante en su desarrollo por la función social que desempeñaron: acompañaron a los municipios en su función pública al ofrecer servicios de salud, vivienda, educación, servicios de agua, luz y alcantarillado. Los municipios pusieron todas sus esperanzas en que más industrias se establecieran en sus tierras, pero no todas lograron atraer como hubiesen querido a pesar de utilizar medidas similares, como rebaja de impuestos (lo hizo Girardota pero no logró atraer a más de tres industrias). Las vías de comunicación, la calidad de servicios públicos, la concentración de otros servicios hicieron que el gran centro industrial estuviera protagonizado durante esta primera mitad del siglo XX en Medellín y los tres municipios más próximos, Bello, Envigado e Itagüí. El desarrollo urbano generado a partir de los asentamientos industriales (servicios públicos básicos) aumentó la calidad de vida convirtiéndose en un atractivo para el asentamiento de nuevos pobladores y otras actividades.
En conclusión, el auge de Medellín como gran centro urbano del Valle que se destaca sobre los otros, es un fenómeno anterior al proceso de industrialización, ya en los siglos anteriores se ve una desigualdad significativa en el número de pobladores, actividades, usos del espacio, acumulación de capitales, infraestructuras y dinámicas urbanas que hacen de Medellín un núcleo urbano sui géneris en el Valle, esta situación permite el afianzamiento de una élite industrial, financiera y comercial que continuará ejerciendo su liderazgo desde Medellín y por tanto su centralismo en el valle, y la región.
Hacia una visión metropolitana
El ejercicio realizado a través del análisis morfológico de las cartografías en los 4 momentos que sustentan la forma urbana, nos hace necesaria la revisión de los distintos esfuerzos que comprometen una visión supramunicipal en la necesidad orientar el crecimiento del Valle de Aburrá en la segunda mitad del siglo XX. ¿Que tanto las visiones metropolitanas refuerzan la condición de núcleo dominante? Es el interrogante que guía esta revisión.
Hacia mediados del siglo XX, Medellín es considerada la segunda ciudad de Colombia y principal centro industrial en desarrollo. La preocupación manifiesta por el crecimiento urbano generaría para entonces la contratación del Plan Piloto con los arquitectos extranjeros Paul Lester Wiener y José Luís Sert. [15] El plan piloto, considerado la etapa más creativa del Plan Regulador, debía determinar el criterio urbanístico y las directivas generales a seguir para la reorganización de la ciudad y su crecimiento. Éste se elabora en el marco de la ley 88 de 1947, que incluye por primera vez en la legislación urbanística colombiana la obligación de elaborar planes reguladores para direccionar y reorientar el desarrollo urbano de las ciudades en municipios con un presupuesto mayor a $200.000 pesos.
Sin embargo no podemos desconocer intenciones anteriores por parte de la administración municipal a finales del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX para ordenar el crecimiento de la ciudad. No obstante el merito que aporta el Plan Piloto es poner de manifiesto la necesidad de considerar la dimensión metropolitana y supramunicipal.En el informe del Plan Piloto que entregan los urbanistas Wiener y Sert, hacen énfasis en la definición de una región más inmediata a la ciudad que denominarían Área Metropolitana, y se limitaba a la parte del río Medellín. “Este valle presenta condiciones especiales debido a su confinamiento dentro de limites estrechos obligando a las líneas naturales de comunicación a seguir los bordes del Río” [16] . Podrimos afirmar que por primera vez se dan unas recomendaciones de carácter metropolitano para la planeación física que involucraban las obras de canalización del río, infraestructura vial, usos del suelo, industria y áreas residenciales; éstas definían la estructura metropolitana del territorio soportado en la determinante físico-geográfica. La estructura urbana propuesta en el plan estaba basada en los planteamientos del urbanismo moderno soportados en la Carta de Atenas y una separación por funciones.
La configuración
urbana que representa el plano de 1948, analizado en la investigación
del estudio de las formas, permite comprender la vocación metropolitana
que caracteriza el Valle de Aburrá, en su delimitación geográfica,
con una ocupación polinuclear donde emerge el núcleo dominante.
En cambio la forma urbana resultante representada en el siguiente momento en
el plano de 1970 que describe la ocupación del territorio en las décadas
de 1950 y 1960 expresa la situación de crecimiento acelerado en la parte
central del Valle, principalmente la ciudad de Medellín, reafirmando
su condición de núcleo dominante consolidando el proceso de conurbación
hacia el norte y el sur. Los datos de población de Medellín y
los municipios en el siguiente cuadro nos permiten entender el gran crecimiento
en estas décadas
Cuadro 1
Crecimiento de los municipios del valle de Aburrá
Municipio
|
Fundación
|
Creación
|
Población
|
Distancia
a
|
|||
1951
|
1964
|
1973
|
1985
|
Medellín
km
|
|||
Medellín Norte |
1616
|
1675
|
385.189
|
772.887
|
1.151.762
|
1.468.089
|
|
Bello
|
1676
|
1913
|
34.307
|
93.207
|
129.173
|
212.861
|
|
Copacabana
|
1615
|
1812
|
10.720
|
19.403
|
29.997
|
40.309
|
|
Girardota
|
1620
|
1833
|
10.956
|
12.729
|
17.879
|
23.684
|
|
Barbosa Sur |
1795
|
1812
|
15.507
|
15.242
|
22.271
|
28.623
|
|
Itagüi
|
1743
|
1832
|
20.151
|
68.086
|
103.898
|
137.623
|
|
Envigado
|
1775
|
1814
|
28.797
|
61.546
|
73.057
|
91.391
|
|
La Estrella
|
1685
|
1833
|
8.698
|
16.479
|
23.619
|
29.918
|
|
Sabaneta
|
1903
|
1968
|
----------*
|
----------*
|
16.518
|
20.491
|
|
Caldas
|
1840
|
1848
|
12.431
|
25.081
|
33.630
|
42.158
|
|
Valle
de Aburrá
|
526.756
|
1.084.660
|
1.601.804
|
2.095.147
|
|||
Área
Metropolitana
|
497.959
|
1.023.114
|
1.528.747
|
2.003.756
|
Es importante resaltar, a principios de la década del 70, la preocupación generada por el aumento de población y el crecimiento urbano que conducirían a la búsqueda de la definición de una figura jurídica del Área Metropolitana. Desde el Estudio del Plan Vial para Medellín 1969 -1971 y su aprobación, se tenía una visión amplia de los problemas de la ciudad con una perspectiva metropolitana, su articulación a los usos y las densidades del Valle de Aburrá, sobretodo la idea de la “metrópoli Medellín integrada”. [17] El Plan Vial representa el hecho de movilidad más importante al generar el corredor de transporte metropolitano y dar solución al transporte pesado y al transporte de travesía sobre el corredor del río como estructurante, ya no solo natural sino de la movilidad. Las transformaciones que se realizan en la ciudad tienen que ver principalmente con la estructura vial.
Para entonces se empieza hablar de lametropolización, como expresión de ese fenómeno expansivo que se percibía en torno a un centro de mayor jerarquía, -la metrópoli-. Sin embargo aun no se vislumbra la claridad necesaria de una propuesta para el manejo armónico de las actividades y servicios básicos comunes a las distintas poblaciones, a partir de la estructuración concertada de las áreas metropolitanas como instancias que, por encima de las demandas y necesidades locales, orientaran y coordinaran el desarrollo conjunto preservando elementos esenciales de las necesarias autonomías individuales.
En el interés por planificar el crecimiento del Valle de Aburrá, podemos señalar algunas acciones significativas que contribuyen a la constitución del Área Metropolitana.
En 1973 se firmó un convenio con objeto de crear una oficina encargada de coordinar un plan metropolitano entre los diferentes entes planificadores, Planeación Departamental, junto con Planeación Nacional y Municipal de Medellín y las Empresas Públicas de Medellín; este plan tenia inicialmente un carácter orientador pues carecía de herramientas legales y jurídicas que le dieran el carácter de obligatoriedad. El plan se fundamentaba en la necesidad de reordenar el desarrollo del Valle de Aburrá y planificar el crecimiento hacia el oriente de Medellín, el Valle de Rionegro. [18] En 1974, la oficina de Planeación Departamental de Antioquia formuló por primera vez las directrices para el desarrollo en el documento: “Planeamiento General para el desarrollo de Antioquia”, en el cual se concretaron propuestas para el desarrollo espacial del Área Metropolitana.
Se advertían para esa época las dificultades en cuanto a regulación urbanística, y aún de orden ambiental, entre los desarrollos periurbanos y campestres de Medellín frente a los que aparecían en municipios de la subregión del oriente cercano en las zonas de frontera, como efecto del crecimiento de los flujos de comunicación vial que se generaba con progresiva intensidad entre el Valle de Aburrá y el Valle de Rionegro.
Fue así como surgió entonces en la Gobernación de Antioquia una oficina encargada de proyectar un “plan metropolitano”, apoyada en las perspectivas de un concepto, la “metropolización”, que tenía suficiente auge y desarrollo en el mundo desde el comienzo del Siglo XX y que otorgó facultades extraordinarias al ejecutivo para regular las características básicas.
Las inquietudes desde el departamento de Antioquia al respecto de una planeación metropolitana, y en particular de Medellín, fueron las precursoras del concepto sobre áreas metropolitanas en el país. Conscientes de que el fenómeno no era exclusivo del Valle de Aburrá surgió en la Reforma Constitucional de 1968 la figura de las áreas, que bajo las facultades extraordinarias conferidas al Ejecutivo por la Ley 61 de 1978, daría lugar a la expedición del decreto que disponía el funcionamiento de las áreas metropolitanas [19] y mediante Ordenanza No. 034 de 1980 se dispuso el funcionamiento del Área Metropolitana del Valle de Aburrá.
En 1982, el Alcalde de Medellín mediante Decreto No.040, reestructuraría el Departamento de Planeación Municipal para que cumpliera las funciones de planeación Metropolitana y se fortaleciera la planificación de todo el territorio desde el núcleo; afectando con problemas el ordenamiento físico de otros municipios. Es así como la localización de áreas de expansión, y en especial para vivienda de interés social, se ubican en otros municipios supliendo la demanda de Medellín y la ubicación de equipamientos de carácter metropolitano (Relleno Sanitario, Aeropuerto y Metro entre otros.). Esto incidió fuertemente en el crecimiento acelerado de los municipios aledaños a Medellín y generó rápidamente el fenómeno de conurbación física de los cascos urbanos. Es decir, se entiende que se creó la entidad supramunicipal, pero la planificación del territorio metropolitano estaba en manos todavía del municipio núcleo.
Por otro lado, las políticas de estado enfocaron la planificación hacia el desarrollo integral, con especial énfasis en lo social y económico. Esta situación condujo a una planificación socio-económica con gran influencia en lo físico, donde el valle comienza un proceso de transformaciones físicas que obedecerían más a la necesidad puntual o sectorial, que a un ordenamiento físico. Para 1985 se formula el Plan Integral de Desarrollo Metropolitano “Para la consolidación de la metrópoli”, que establece siete estrategias regionales para la consolidación de la metrópoli y la región. De aquí se deriva la formulación de los planes de ordenamiento territorial zona norte y zona sur, que definieron una propuesta de ordenamiento físico para el Valle de Aburrá. Desafortunadamente fueron ejercicios de planificación indicativos pero no vinculantes en el desarrollo de los municipios.
En paralelo a esto, en 1988, [20] se expide el Estatuto Metropolitano de Planeación Usos del Suelo, Urbanismo y Construcción para el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, que permitió unificar por los menos las condiciones de habitabilidad de construcción y urbanización de los municipios del Valle de Aburrá.
Para entonces, en la década de los 80, se evidencia una decadencia fuerte en el sector industrial, generando impactos en la economía regional y en lo social. El estado pierde aliados importantes en la asistencia social a la población, puesto que las industrias asumían gran parte del bienestar social de una parte de la población, esto acentuaría más el desequilibrio urbano porque los bienes y servicios seguían concentrados en el núcleo dominante.
En la década de los 90, ocurren hechos que transforman fuertemente el desarrollo y los procesos de planificación del territorio y en el estado. Primero que todo se promulga una nueva constitución política, que trasforma el estado paternalista que asumía toda la planificación, por un estado participativo, donde la planificación del territorio debe ser compartida entre el estado y la ciudadanía, y convierte al municipio en el protagonista del desarrollo, otorgándole una mayor autonomía para los procesos en su territorio.
Asimismo Colombia participa en la cumbre de la tierra realizada en Río de Janeiro, Brasil en 1992. Allí se asumen compromisos de crear una legislación muy concreta sobre medio ambiente y en especial para los centros urbanos, firmando compromisos en la llamada “Agenda 21”. Esto incide en la nueva legislación colombiana que crea en 1993 la Ley 99 y el sistema nacional ambiental. Por otra parte se fortalece jurídicamente las Áreas Metropolitanas con la Ley orgánica 128 de 1994 que le otorga la función de planificadora del territorio, con competencias muy claras sobre el desarrollo territorial. Por último se modifica la ley 9 de 1989 de reforma urbana con la ley 388 de 1997 que obliga a los municipios a formular los planes de ordenamiento territorial en su jurisdicción.
Es así, como para entonces, comienza un periodo de gran influencia de la planificación en el componente físico espacial. Se formularía la primera generación de planes de ordenamiento territorial entre 1999 y 2001, como una primera aproximación al territorio como plataforma para el desarrollo económico y sociocultural, y la posibilidad de armonizar el desarrollo urbano con el medio natural. Sin embargo, esto debe articularse con los procesos de planificación a otras escalas, [21] donde hay que entender a los municipios en un contexto metropolitano y a la metrópoli en un contexto regional. Situación aun por consolidar.
Ha este punto, es importante señalar que desde la segunda mitad del siglo anterior se identificaron, los riesgos expansivos del propio Valle de Aburrá, puesto que ya comenzaba a detectarse un incremento de las interacciones con la subregión del oriente cercano como efecto del mejoramiento en las condiciones de comunicación. Esta última percepción debe tenerse como un antecedente de los años 60 del concepto de “Ciudad-Región”, que hoy el Área Metropolitana, concibe bajo el concepto evolucionado de “Gran Región Metropolitana”, y comienza a ser claro que la entidad supramunicipal debe hacer esfuerzos por mejorar las condiciones de conectividad de la subregión con las otras, a fin hacer viables las opciones de competitividad. En estos términos deberá ser posible se aúnen esfuerzos y recursos para la toma de decisiones que impacten en las condiciones de “atractividad” subregionales del Valle de Aburrá.
Para concluir, según las tendencias analizadas, para el 2020, se tendrá un aumento de más de un millón de habitantes respecto a la población actual, lo cual obliga a reflexionar sobre las limitaciones de tierras urbanizables en el Valle de Aburrá, de infraestructura básica de transportes y servicios públicos, de posibilidades de empleo y disponibilidades de vivienda. Adicionalmente es preciso tener en cuenta la capacidad administrativa de los municipios para recibir los nuevos desarrollos, que no pueden estar orientados únicamente en la disponibilidad de tierra, sino en la localización de los equipamientos necesarios y la redensificación de áreas con suficiente infraestructura para esto. Basados en un reparto equitativo de cargas y beneficios.
Esta inminente perspectiva obliga al Plan Integral de Desarrollo Metropolitano [22] a disponer de directrices relacionadas con un crecimiento equilibrado, programado y compensado para dar cumplimiento a las necesidades básicas de la población, sin menoscabo en forma alguna de la autonomía de los entes territoriales pero que defina un Modelo Territorial de futuro para la Región Metropolitana del Valle de Aburrá, con un Modelo de Ordenamiento a través un proceso concertado de planificación territorial que procure por la funcionalidad de la estructura territorial y económica interna.
Como habíamos
mencionado anteriormente una propuesta para el manejo armónico de las
actividades y servicios básicos comunes a las distintas poblaciones,
a partir de la estructuración concertada del área metropolitana
como instancia que, por encima de las demandas y necesidades locales, oriente
y coordine el desarrollo conjunto preservando elementos esenciales de las necesarias
autonomías individuales, apuntando a una necesaria pero siempre
ausente consciencia metropolitana.
1948
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1996
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Imágenes extraídas de la investigación Estudio de forma y el crecimiento urbano del Valle de Aburrá. UPB/AMVA, 2006.
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