Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona.
ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. IX, núm. 194 (52), 1 de agosto de 2005

 

GRAN BUENOS AIRES, CONURBANO Y PARTIDO DE SAN MARTÍN: EXCLUSIÓN SOCIAL Y SEGREGACIÓN URBANA

 

Gabriel Horacio Álvarez

Docente e investigador de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), Docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Docente de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF)

E- mail: ghalvarez@ciudad.com.ar

 


Gran Buenos Aires, conurbano y partido de San Martín: exclusión social y segregación urbana (Resumen)

Cultura, Naturaleza y relaciones sociales, en ése u otro orden, constituyen a nuestro criterio conceptos centrales para la explicación de la producción de ciudad y las formaciones territoriales.

El Gran Buenos Aires de la República Argentina, como se entiende aquí, históricamente escenario de un complejo entramado territorial-ambiental de economía, política e ideología ha sufrido durante los últimos treinta años un proceso semejante a lo que ha sucedido con las denominadas ciudades del neoliberalismo. Asiento complejo y denso de interacciones económicas y simbólicas entre diferentes niveles de centralidad (regional, nacional, global) y desarrollo geográfico desigual, el AMBA y algunos de sus  municipios, con “imágenes de marca” histórica y culturalmente significadas de pleno empleo y relativo desarrollo de su infraestructura urbana, son hoy asociados a territorios de nueva pobreza, exclusión social y segregación urbana. El Partido de San Martín, limítrofe con Buenos Aires, por varias razones a exponer, ha adquirido alta visibilidad en este sentido.

 

Palabras clave: Ciudad, Lugar, Desarrollo desigual, Segregación Urbana


 

Introducción

 

Este trabajo tiene como finalidad la presentación de una serie de elementos teórico- metodológicos que permitan, por una parte ensayar de manera breve una clave de lectura sobre la estructuración del AMBA, y combinadamente con ella la reflexión sobre la emergencia y construcción de lugar de la localidad del Partido de San Martín. Solidario a esta perspectiva se han tomado de manera plural determinados elementos interpretativos de lo que Alan Pred sostiene como Teoría del Lugar y James O’Connor denominado marxismo ecológico. Asimismo se ha atendido a la pertinencia de los aportes de los marxismos de Henri Lefebvre en sus consideraciones acerca de la producción de espacio urbano y de David Harvey con relación al desarrollo desigual y los “arreglos espaciales” del capitalismo.

 

Por otra parte, se pone a consideración de manera combinada con lo anterior las orientaciones generales (objeto que se estudia, supuestos y preguntas orientadoras) que corresponden a un proyecto de investigación sobre la exclusión social y la segregación urbana en el mismo Partido. Se expondrá una caracterización del mismo que permita establecer las líneas de trabajo centrales para la investigación que se ha iniciado durante el año 2004 y que se ha denominado: “Exclusión social y segregación urbana en el Partido de San Martín/Pcia. de Buenos Aires. Un abordaje geográfico desde los conceptos de lugar y territorio/territorialidades”.[1]

 

Geohistoria. Buenos Aires/Ciudad y Mundo

 

Existe por nuestra parte el supuesto fuerte que el AMBA[2] es sede de una compleja y densa trama de interacciones económicas y simbólicas entre diferentes niveles de centralidad (local, metropolitana, nacional, global), que en orden a espacio y tiempo la constituyeron y constituyen como metrópolis.

 

Estos procesos son concebidos aquí como cultural/naturales y que en tensión a complejas transformaciones materiales y simbólicas en el orden de la larga duración, fundaron y aún lo hacen, la urbanización capitalista de la economía-mundo.

 

Es en este sentido que la metropolización de Buenos Aires y otras ciudades latinoamericanas pueden ser asociadas en perspectiva geohistórica, a una herencia espacial que desde la ciudad indiana y colonial es producto de procesos diversos y complejos, que culturalmente vinieron a significar distintos modelos de acumulación, desarrollo y valorización territorial con relación a la División Internacional del Trabajo de siglo XIX, los sucesivos modelos sustitutivos de importaciones y el modelo neoliberal del último cuarto del siglo XX.

 

A riesgo de someter a una hipótesis omnicomprensiva y dominantemente estructural la complejidad de la urbanización capitalista de Buenos Aires y la estructuración de un sistema urbano de ciudades en el interior del país, es que algunas interpretaciones histórico-estructurales han comprendido los fenómenos de urbanización, peri y/o suburbanización de la ciudad, como el producto de una división espacial del trabajo y la producción, que para Harvey (1978ª, 1989, 1990, 2003) inspirado en sus concepciones del imperialismo para el siglo XIX encuentran su expresión en la “solución espacial”. Lo cual implica una inserción desigual de los diferentes territorios y formaciones espaciales en el mercado del mundo capitalista, y particulares relaciones que los países han ido  estructurando entre Estado y Sociedad, local-regional-nacionales, y relaciones sociales de producción y poder (Soja, 1989).

 

La interpretación de Harvey orienta a interpretar y explicar que la sobreacumulación de capital a la que se ve sometida cíclicamente un área geográfica (Europa de siglo XIX) y la necesidad estructural de buscar “arreglos” en el espacio es para el propio Harvey y otros autores (Taylor, 1994; Wallerstein, 1980) eminentemente el producto de sucesivas reestructuraciones geográficas del capitalismo. Si por tal entendemos el conjunto de los cambios culturales, económicos, políticos, tecnológicos, ambientales, etc. que fueron impulsados hegemónicamente desde el centro del sistema económico-político-cultural para remontar a mediados de siglo XIX los rendimientos decrecientes de las economías centrales.

 

Estas áreas –capital, fuerza de trabajo y cultura de siglo XIX- estructuradas en torno a una particular relación Estado-Nación y Sociedad, producen y significan a Buenos Aires y sus espacios de borde como uno de los destinos de las inversiones y creación de nuevos mercados[3].

 

En términos abstractos Harvey presenta de esta manera la situación: “La urbanización concentra espacialmente las fuerzas productivas, así como la fuerza de trabajo, transformando las poblaciones dispersas y los sistemas de derechos sobre la propiedad descentralizados en masivas concentraciones de poder político y económico que finalmente se consolidan en el aparato jurídico militar del Estado-nación. “Las fuerzas de la Naturaleza” son sometidas al control humano, mientras se crean sistemas de transporte y comunicaciones, divisiones territoriales del trabajo e infraestructuras urbanas que forman los cimientos de la acumulación de capital (Harvey, 2003:39)”

 

Esta suerte de “revolución material” (Liernur, 2000) que las fuerzas productivas, hoy también reconocidas como culturales (O´Connor, 1992 ), desarrollan hacia principios de siglo XX en Buenos Aires (antes Ciudad Histórica Central en tanto puerta de la pampa y puerto) dieron cuenta de una significativa expansión del sistema urbano[4].

 

Gran Buenos Aires/Ciudad y Mundo

 

La revolución material a la que se ha hecho referencia más arriba tiene como propósito  desplegar aquí una clave de lectura que favorezca la explicación del fenómeno de la urbanización capitalista del AMBA, asimilando naturaleza, tecnología y relaciones sociales en orden a los procesos que la escala de la economía política configura para el sistema-mundo (Taylor, 1994). El proceso se entiende aquí involucra la significación y recreación que las distintas culturas nacionales y locales realizan del proceso que ha “creado” la periferia, su campo-ciudad, y que aún con rasgos diferentes y contradictorios continúa recreándola.

 

El Área Metropolitana de Buenos Aires en su conjunto (Ciudad Histórica Central y región), en orden a lo expuesto, es entendida aquí como el producto de una sucesión de olas expansivas desiguales del desarrollo capitalista  a la vez que de la ciudad y el campo -que de manera combinada y contradictoria- dinamizaron procesos glocales significados culturalmente[5]. 

 

Hacia los años ´30 se conviene en que el proceso se “nacionaliza”, y la modernización territorial como ideario mayormente estatal de la época,  opera como productor de sentido urbano e imaginario geográfico y social, contribuyendo de manera interdependiente a la estructuración de relaciones de producción y poder, metrópolis y ciudad.

 

La modernización territorial y las imágenes de “país urbano” (Liernur, 2000; Ballent-Gorelik, 2001) que impulsó el poder estatal y clases dominantes por esos años fueron culturalmente significadas por las políticas públicas, el emprendimiento privado nacional/extranjero y la vida de los sectores populares.

 

 La metrópolis/ciudad de Buenos Aires, a pesar del ideal modernizador y pretendidamente hegemónico estatal de los años ´30, orientado a la transformación del imaginario agroexportador en uno de “urbanización total” para el país,  creció de tal manera que “ya en los años 20, como resultado de la integración de los nuevos barrios populares dentro de la Capital, desde el propio poder se venía planteando la necesidad de una nueva ampliación jurisdiccional que contemplara urbana, social y políticamente los procesos de expansión territorial y que lograra mayor eficacia en la gestión pública (Ballent-Gorelik 2001 :183)”.

 

Con anterioridad a 1930 había comenzado a gestarse una experiencia argentina, urbana y fundamentalmente metropolitana de industrialización por sustitución de importaciones que “había dado buenos resultados en las ramas de alimentos, bebidas y tabaco, de carácter “vegetativo”[6] y que utilizaban insumos y materias primas preponderantemente de origen nacional (Neffa, 1998: 125)”.

 

La base productiva se fue conformando a partir de la incorporación de las ramas de la actividad  textil, confección, cuero y calzado e inclusive ciertas ramas dinámicas que tuvieron fuerte crecimiento, como las de maquinarias, vehículos, aparatos eléctricos, derivados del petróleo, caucho, etc. Otras, de mayor dimensión, que utilizaban tecnologías más avanzadas, empleaban fuerza de trabajo más calificada y destinaban buena parte de su producción a las exportaciones de origen manufacturero y eran propiedad de capitales extranjeros.

 

Todas de alguna manera tuvieron como epicentro y núcleo de sentido para la producción, el consumo y la circulación, las ciudades del litoral fluvial. Principalmente así fue para Buenos Aires en su crecimiento desde el centro hacia los barrios, pero también en distintos procesos de sub-urbanización periférica, más allá de los límites de la Av. General Paz.

 

El Gran Buenos Aires, como lugar en el que se fueron desarrollando con mayor densidad las transformaciones material-simbólicas de la época, aparece hacia 1925 como preocupación estatal-urbanística[7]. El objeto y naturaleza que significa y designa éste parece corresponder en el Proyecto Orgánico para la urbanización del Municipio. El plano regulador y de reforma de la Capital Federal, a la grilla y el parque de la ciudad –del- “capital” y región  circundante.

 

Buenos Aires como “centro de significado” se fue estructurando a la par de distintos tipos de representaciones y prácticas que interpelaron proyectos culturales institucionales de mayor o menor espontaneidad y/o burocratización, en una esfera de contacto entre lo público y lo privado. A la vez puede pensarse al lugar en cuestión como esfera de contacto que se abre al Mundo en tanto “se puede decir que la ciudad contiene lo mundial, es su propia expresión. En la medida en que la metrópoli se conecta con un espacio más amplio, desarrollando la función de articulación entre los lugares, uniendo territorios, ella también contempla, en la multiplicidad de las prácticas sociales que produce, identidades entre áreas en su interior (Carlos, 1996: 155)” creando lugares y territorios distintos a partir de usos diferenciados.

 

Gorelik-Silvestri (2004) interpretan que las características salientes del singular proceso, que para nosotros en la metrópolis articula Lugar/Mundo y Lugar/Centro de Significado estuvo marcado “básicamente, por el trazado inclusivo de las infraestructuras públicas por parte del Estado desde finales del siglo XIX y por la expansión, sobre aquel soporte público, de un mercado habitacional privado diseminado ampliamente en la sociedad a través de operaciones de pequeña escala (Gorelik-Silvestri, 2004: 7)”.

 

Sobre éstos y otros conjuntos de artefactos materiales y culturales, a manera de herencia espacial, se inicia “el segundo ciclo de la expansión metropolitana, el del Gran Buenos Aires a partir de la década de 1930, el soporte público se hizo crecientemente deficiente: las normas de uso del suelo en las coronas suburbanas provinciales fueron mucho más permisivas que en la Capital, no se produjo un plano público de conjunto ni se realizaron infraestructuras que garantizaran una llegada equitativa y universal de lo servicios; sin embargo, la expansión continuó realimentada por una combinación de factores independientes de políticas urbanas específicas: una economía en crecimiento, la tradición estatal del bienestar y la inercia de una estructura urbana, la cuadrícula pública, potencialmente inclusiva, se encargaron de sostener en el tiempo aquella tensión igualadora (Gorelik-Silvestri, 2004: 7)”.

 

El Gran Buenos Aires como asiento de las transformaciones “hacia adentro” que el período sustitutivo de importaciones promueve, no sin contradicciones, fue el escenario de alguna manera privilegiado de la instalación de una serie de emprendimientos productivos, vivienda y reproducción social en sentido amplio que congregan tensionadamente, en tanto esfera de contacto entre lo público y lo privado, a las instituciones de gestión estatal, capital y fuerza de trabajo del momento.

 

Gran Buenos Aires/Conurbano Bonaerense

 

En términos de Gran Buenos Aires una creciente morfología social del Conurbano Bonaerense, como archipiélago de estos emprendimientos que crecen y articulan en la pampa con sus espacios más inmediatos, resto del país y mundo, se convirtió por esos años y cada vez más densamente también en lugar. En su desarrollo atrajo además de inversiones privadas nacionales y extranjeras, grandes excedentes poblacionales del interior del país que asimilaron más tarde al Gran Buenos Aires/Conurbano Bonaerense como “centro de significado” y producción de experiencias para los más importantes y principales movimientos políticos y sociales de la época.

 

Desde 1930 la actividad industrial se localiza en un primer momento en los espacios de borde y municipios del primer cordón como Avellaneda y Lanús –al sur-, San Martín –al oeste- y que más tarde materializará en un poderoso y más o menos continuo “cordón/cinturón industrial”, el Conurbano Bonaerense.

 

En su frontera, los espacios de borde fueron creciendo a la vez que disolviendo una serie de relaciones sociales, tipos de sociabilidad y socialización ahora más acordes con el de la vida urbana y creación de “nuevos” lugares como producto del proceso descrito.

 

Gran Buenos Aires y Conurbano, por construcción social, vinieron a significar una poderosa “imagen de marca” que hasta las décadas de 1970-1980 fueron  asociados al mundo del trabajo y la producción y la residencia de sectores mayormente subalternos provenientes del interior del país, que atraídos por propia situación social se localizaron según sus niveles de ingreso, precio de la tierra y accesibilidad a la infraestructura urbana.

 

En esa dinámica, desde la década de 1930, el Gran Buenos Aires/Conurbano Bonaerense con centro en la capital, se fue consolidando interdependientemente con un sector terciario activo, la extinción de la pampa, la vida rural y la consolidación de los bordes urbanos de la industria, la vivienda y el hábitat de la ciudad.

 

La población se fue estableciendo de manera diferencial en el Conurbano según sus niveles de ingreso, conformando socio-ecológicamente múltiples centros y periferias. Los primeros núcleos poblacionales históricos de lo que hoy son los partidos del Conurbano fueron integrados por los actores y clases más poderosas de la política y la economía local. En sus periferias, una amplísima gama de sectores subalternos que como referíamos trabajaban en el cada vez más  incipientemente industrializado Conurbano o bien la ciudad de Buenos Aires[8].

 

En el Conurbano se puede esquematizar desde entonces, y sujeto a variaciones locales que merecen detenimiento para su análisis, un sur mayormente de bajos y medios ingresos, el oeste de ingresos medios y un norte de altos ingresos.

 

A la vez, en términos generales, se puede establecer que para el Conurbano, la racionalidad de espacio público –grilla y parque- que caracterizó la gestión de la ciudad de Buenos Aires como “garantía de igualación” (Gorelik, 1997), por múltiples circunstancias (entre las que se cuenta la inexistencia de un plan urbanístico para la región y la fragmentación territorial-municipal de la gestión) estuvo prácticamente ausente salvo en alguno de sus centros y experiencias aisladas de planificación urbanística. 

 

 

El presente del Conurbano

 

Desde los años en que el crecimiento poblacional –vegetativo y migraciones- se incrementó notablemente hasta la actualidad[9]. El Conurbano históricamente ha tenido importantes déficit en relación a la vivienda y hábitat (servicios urbanos básicos y equipamientos) que se han agravado fuertemente desde los años ´80.

 

La población desplazada de otros lugares (Interior/Gran Buenos Aires) y que ha localizado su vivienda y hábitat en el Conurbano y otros municipios más alejados han desarrollado una serie de estrategias de supervivencia y reproducción que desde el período que se inicia en 1976 ha encontrado en las villas miseria y asentamientos algunos de los modos más de habitar. Clichevsky (2002) adjudica la situación actual a una serie de razones: 

 

  • Una política urbana de la ciudad de Buenos Aires que expulsó alrededor de 28.000 familias.
  • Una nueva legislación (Ley 8.912/1977) de uso de la tierra que impuso a los loteadores normas de viabilización que señaló el fin de la producción de los loteos populares como se venían desarrollando desde principios de siglo[10].
  • Una fuerte caída en el salario, la indexación e inflación de los precios de la tierra urbana y otros bienes de consumo.
  • La agudización de las crisis regionales del interior del país que por entonces dinamizan las clásicas migraciones rural-urbano o bien las urbano-urbano hacia Buenos Aires.

 

Debe comprenderse esta situación en el contexto más amplio, local-global, que promueve  la crisis y paulatino retiro del llamado Estado de Bienestar, la crisis del trabajo y empleo, la declinación en la recaudación de los municipios y otro conjunto de situaciones sociales compartidas que dan cuenta de la desafiliación y la segregación urbana de los años ´90 (Castel, 1998). Situación compleja y de múltiples dimensiones que por construcción social ha interpelado la “imagen de marca” que antes referíamos como ámbito de la producción y el trabajo, por otra que ahora también socialmente construida, significa al Conurbano como un espacio de profundas contradicciones. 

 

Hoy el Conurbano conjuga una serie de imágenes construidas en orden al modelo sustitutivo de importaciones y pleno empleo, con una más actual de desempleo, segregación urbana, vulnerabilidad social y violencia que los sectores más damnificados han culturalmente significado de manera muy diversa a partir de nuevas formas de organización social y política.

 

Rofman (1998) caracteriza actualmente a este primer cordón del Conurbano -del cual el Partido de General San Martín comparte numerosos rasgos y geografía- como una unidad territorial en la que en términos generales coexisten grandes emprendimientos industriales con zonas en las que el cuentapropismo ocasional es la única fuente de subsistencia[11].

 

Así “a las actividades industriales extinguidas desde los ’90, en este territorio se agrega un importante número de ex trabajadores estatales, en especial de las empresas privatizadas, como los que operaban en el sistema ferroviario, en la petrolera estatal y en otras empresas prestatarias de servicios públicos que expulsaron fuerza de trabajo antes del traspaso a manos privadas. Además, en el Conurbano residen trabajadores manuales y empleados de pequeñas y medianas empresas desplazadas del mercado por el incesante proceso de concentración económica, que fue muy intenso en el área del comercio minorista. Finalmente, las más grandes firmas productoras de bienes manufactureros están instaladas en dicha región urbana y es en ellas donde el proceso de penetración de las innovaciones tecnológicas, la sustitución de fuerza de trabajo por bienes de producción y las nuevas modalidades de la gestión en la actividad laboral han experimentado los avances más significativos con el consiguiente impacto negativo sobre la demanda laboral” (Rofman, 1998: 130). Situación que ha derivado en la proliferación de una población supernumeraria (Castel, 1998).

 

 

El Partido de San Martín

 

La grilla y fundación de lo que fue el pueblo de San Martín en 1856, impulsó junto a otros acontecimientos el avance y agrupamiento territorial de lo que años más tarde fuera, bajo la denominación Partido de San Martín, un dominio territorial-estatal de relativa extensión que incluía, casi en uno de sus extremos, hasta el paraje de Caseros[12].

 

Predominantemente agrícola-ganadero, pampa y naturaleza transformadas, las actividades que allí se desarrollaron hasta fines de siglo XIX daban cuenta para el censo provincial de 1881 de casi 3000 hectáreas dedicadas a distintas formas de agricultura entre las que minoritariamente podían contarse las huertas y casi 30.000 cabezas de ganado principalmente lanar, pero además vacunos, caballares y porcinos (Levene, 1941).

 

La desruralización y proceso de valorización que supone la inclusión paulatina de este dominio al mercado de tierras urbano, está ligada principalmente al crecimiento de la ciudad de Buenos Aires, su mercado de consumo y los “efectos de distancia”  favorables que supone la cercanía entre Buenos Aires y San Martín.

 

La actividad ganadera hacia principios de siglo va disminuyendo y en los espacios de borde de la frontera con Buenos Aires se estructura una compleja malla de nuevas relaciones sociales que asimismo es estructurante de nuevos lugares. Los lugares y las actividades que conforman las nuevas formas de sociabilidad y socialización[13] están mayormente ligados a un tipo de explotación agrícola de quintas y huertas (que la ciudad ahora demandaba) y otras actividades manufactureras. Desapareciendo desde la década de 1930 –quizás antes- lo que los censos de entonces consideraron predios rurales[14].

 

San Martín como lugar hace necesario, como se sugirió anteriormente también para otros órdenes espaciales, considerar que “los proyectos de producción y distribución que contribuyen a la constitución y transformación de un lugar no surgen de la nada en un determinado punto determinado de tiempo. Esos proyectos, y sus consecuentes divisiones espacial y social del trabajo, son en sí mismos una consecuencia del flujo espacial-temporal de procesos de estructuración locales o de mayor escala (Pred, 1986:32)”.

Los procesos de los que estamos hablando, por cierto en términos bien generales, dan cuenta de un conjunto de transformaciones de relaciones sociales de producción y poder (política-economía-cultura) que la pampa en su vecindad con la ciudad y más allá de la avenida General Paz significan en su relación con las transformaciones de Buenos Aires y de ésta con el Mundo. Dando cuenta como dice Pred de procesos de estructuración locales, pero además directa/indirectamente conectados con la dialéctica de procesos de estructuración de nivel macro.

 

En orden a lo anterior, la primera ola de sustitución de importaciones encontró a San Martín como ciudad-dormitorio de los que trabajaban en la ciudad de Buenos Aires y vivienda de los que lo hacían en la localidad. También sede de pequeñas y medianas empresas, fundamentalmente de capital nacional que elaboraban alimentos, el comercio minorista, predios rurales en extinción y talleres ferroviarios entre otras actividades.

 

Esta herencia espacial, que combina relaciones sociales y división espacial, social y técnica del trabajo, buena accesibilidad a la Capital, una relativa buena infraestructura, tierras baratas en desruralización a la espera de su incorporación al mercado de tierras urbano, y fuerza de trabajo relativamente capacitada, conforman en su conjunto atractivas condiciones generales de producción, que actuaron a manera de “ventajas comparativas” con relación a otros distritos. 

 

La segunda guerra mundial como se sabe fue privando al país de materias primas e insumos esenciales. Algunas de las pequeñas y medianas industrias de capital nacional por lo dicho antes, se fueron instalando en San Martín aprovechando las “ventajas” y convirtiendo al distrito en lo que desde antes de su marca oficial (la ciudad de la industria) existía de hecho, un distrito industrial [15].

 

El paisaje industrial y comercial que se va estructurando desde estos años combina, como todo fenómeno de industrialización una serie de transformaciones que se hacen lugar y que generalmente se asocian a todo espacio urbano y que dan cuenta en términos estructurales de una compleja geografía que concentra medios de producción,  fuerza de trabajo y mercado de consumo de manera espacial y socialmente articulada con el resto del Gran Buenos Aires/País/Mundo. Estructura que la agencia humana y el universo de prácticas significa y materializa además a través de gobierno (planificación y ordenamiento territorial) y sociedad civil (extensa red de organizaciones políticas, sindicales, fomentistas, cooperadoras, político-partidarias, etc).

 

Pueden observarse a continuación algunos datos, a manera de aproximación, sobre las transformaciones en la actividad económica y el empleo que permiten comprender en rasgos generales los  actuales fenómenos de precarización y vulnerabilidad social en el Partido.

 

De todas maneras cabe consignar que las personas vinculadas a la perdida del empleo no pueden ser automáticamente asimiladas y en su totalidad a las más difundidas expresiones de lo que aquí se comprenderá como segregación urbana y/o modos de habitar ligados a villas y asentamientos[16].

 

Por otra parte la población que hoy vive en villas, focos de emergencia y asentamientos en el Partido tiene un origen geográfico diverso[17]. La diversidad en este sentido corresponde a familias que viven en estos lugares desde al menos dos generaciones anteriores, y otras que vivían en áreas más “centrales” del Partido por precarización laboral hoy lo hacen allí. Mientras que otras familias provienen del interior del país y otras áreas del Gran Buenos Aires. Población que en su mayoría tienen un pasado de ligado a la urbanización (Panigo y Lorenzetti, 2000).

 

Por lo que la segregación urbana actual en el Partido no es explicable excluyentemente por el proceso de desindustrialización local sino que además deben considerarse las transformaciones socioeconómicas del conjunto del Gran Buenos Aires y resto del país que hicieron que por diversas razones las personas en cuestión “eligieran” la residencia en el distrito.

 

Cuadro Nº 1

Evolución de unidades censales y asalariados correspondientes a industrias 1935-1994 para el partido de San Martín.

 

 

1935

1947

1954

1963

1974

1985

1994

CANTIDAD UNIDADES CENSALES

 

282

 

1673

 

5169

 

4202

 

4381

 

3747

 

3420

CANTIDAD ASALARIAD

 

 

3420

 

21643

 

40682

 

41256

 

61650

 

54897

 

43701

Fuente: Censos económicos correspondientes a distintos períodos (INDEC).

 

 

Cuadro Nº 2

Evolución de la relación asalariados/población total 1947-1994 para el partido de San Martín

 

 

1935

1947

1960

1970/1974

1980/1985

1991/1994

% DE ASALARIADOS SOBRE POBLACIÓN TOTAL

 

 

Sin infor-mación

 

8

 

14

 

17

 

15

 

10

Fuente: Elaboración propia a partir de Censos Nacional de Población y Censos económicos (INDEC).

 


Cuadro Nº 3

Actividad económica por sector para el período 1974-1985. Variación intercensal

 

Censos

Sectores

1974

Cantidad de establecimientos

1985

Cantidad de establecimientos

Diferencia porcentual

Alimenticias

269

256

- 5

Textil

1390

801

- 42

Madera

482

378

- 21

Papel

111

146

+ 32

Químicas

380

534

+ 40

Productos Minerales

150

94

- 38

Metálicas básicas

119

30

- 75

Productos metálicos

1385

1466

+ 6

Otras industrias

95

42

- 55

Fuente: elaboración propia a partir de censos económicos de los períodos (INDEC)[18].

 

Gran Buenos Aires/Conurbano Bonaerense/San Martín: La exclusión social y segregación urbana hoy

 

El objeto que se estudia

 

El presente trabajo de investigación se encuentra inscripto en un campo teórico amplio que es el de la segregación socio-espacial de carácter urbano. A partir del cual se ha recortado para este trabajo, un tipo, que es el de la segregación residencial de tipo socio-económica (SRSE)[19]. Considerada para numerosos autores como una de las dimensiones empíricas y teóricas más importantes de la exclusión social.

 

En torno al significado conceptual y “real” de la exclusión social (Agulló Tomás, 2001; Villareal, 1996; Estivill, 2003) existe una extensísima y heterogénea producción discursiva a partir de la cual parecen explicarse, a veces de manera combinada y otras contradictorias, toda una cantidad de realidades empíricas asociadas. Sus distintos sentidos la vinculan a marginalización (Castel, 1998), alienación, pobreza, discriminación  (Agulló Tomás, 2001), segregación urbana  y estrictamente espacial (Castells, 1974, 1971).

 

En rigor cada uno de estos conceptos, sus sentidos y los enunciados en los que se inscriben, a manera de regla de formación parecieran tener como se sabe, contextos de diversa índole que los acompañan y que según los autores y perspectivas vienen a significar lo mismo o no.

 

Nuestra indagación en torno a los conceptos de exclusión social y segregación urbana ha considerado que entre ambos existe una mutua significación. Supuesto a partir del cual se pueden observar superficies de emergencia y regularidades temáticas comunes que dan cuenta de: centros/periferias, pobreza/riqueza e igualdad/desigualdad en el acceso y uso de una amplia gama de bienes económicos y simbólicos producidos/distribuidos socialmente. La base mínima de explicación de la exclusión social da cuenta del “deshilachamiento de las redes sociales existentes, la fragmentación de la sociedad, la heterogeneidad de los valores e imágenes centrales, la dificultad de constituir otros núcleos de agrupación e identificación y de encontrar respuestas colectivas transversales que superen las sucesivas rupturas y distancias (Estivill, 2003: 15)”.

 

Para una amplia variedad de autores y perspectivas (Estivill, 2003; Castells, 1979, 1971) aunque con variaciones,  la exclusión social causalísticamente corresponde a una suma articulada de procesos que deben ser “localizados” en la política, la economía y la sociedad, aunque también en la esfera subjetiva. En términos estrictamente socio-económicos, como corresponde a este estudio, por mecanismos de desigualdad social y desarrollo geográfico desigual va inferiorizando a personas, grupos y comunidades en integración e interdependencia con sus contextos vitales. Espacios, lugares y territorios con respecto a los centros de poder, los recursos, la cultura, el bienestar material y el consumo en su amplia gama.

 

En el sentido de la mutua significación, el tipo de segregación urbana estudiada aquí, significa primero la separación de individuos, los más débiles en el seno de un espacio dado, y que asimismo en ese camino da cuenta también de múltiples abordajes y sentidos, de los cuales indagaremos sobre aquellos que más convienen a su caracterización en término de espacios/territorios en la/s geografía/s de la desestructuración y la relegación dentro de los límites que fijan la explicación socio-económica.

 

Hoy, el significado más general de segregación urbana subsume y da cuenta además, de distintos dominios empíricos que hacen referencia no sólo a los excluidos, de la “segregación impuesta” -sobre los cuales se fija la atención aquí, sino a los que en el otro polo social han “optado” por la auto segregación (Corrêa do Lago, 2000; Correa 1993), la suburbanización de las élites (Torres, 2001), el refugiarse y aislarse en countrys, barrios cerrados, clubes de campo y otras nuevas formas de urbanización y “nueva segregación".

 

El término más general agrupa entonces no sólo a los que vieron obturada su inclusión en una serie procesos de la política, la economía y la cultura reforzado todo ello por su lugar de residencia y  modos de habitar, sino que también hace referencia a “los que ganaron” (Svampa, 2001) y autosegregaron. 

 

Como se dijo, uno de los presupuestos teóricos que aquí se sostienen y forman parte de los supuestos que orientan esta investigación es que la segregación urbana en tanto significado que genéricamente se asocia con separación, es uno de los factores más significativos de la exclusión social y la polarización, en el contexto de las relaciones sociales dominantes que caracterizan la desigualdad social y el desarrollo geográfico desigual de las formaciones sociales contemporáneas.

 

Los “nuevos pobres” de los ‘90 y los pobres estructurales como aquellos que integran el universo de la pobreza, lo son para nosotros, por perpetuación y agudización de la privación material y la marginación económica y cultural, aunque cada vez más se considera aquí, por segregación urbana (Prevot Schapira, 2000).

 

El universo de la pobreza hace referencia a una serie de carencias ligadas al trabajo/no trabajo y el consumo/no consumo colectivo –desempleo, precariedad laboral y privación en el uso y acceso diferencial a medios de consumo colectivo- tales como vivienda, salud, recreación, alimentación y educación.

 

Esta es la situación que caracteriza los “barrios del desempleo” en el Conurbano resultado de la desafiliación de la sociedad salarial y que abarca allí “a casi la cuarta parte de los hogares y al 32,5 de la población (Andino, 2001:247)”[20].

 

Para el Censo Nacional del año 2001, antes de la grave crisis devaluatoria nacional, algunos indicadores sociales como los que corresponden a NBI [21](Ver cuadro Nº4) asignaba para la provincia de Buenos Aires y el Partido de General San Martín la siguiente situación:

 


Cuadro Nº 4

Hogares y Población: total y con Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) Año 2001

 

Partido

Hogares

Población

Total

Con NBI

%  

Total

Con NBI

%

 

 

 

 

 

 

 

Total provincia de Buenos Aires

3.921.455

     508.671

13,0

13.708.902

2.161.064

15,8

General San Martín

   119.111

13.053

11,0

400.718

52.111

13,0

Fuente: INDEC. Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2001

 

Esta situación social si bien puede ser explicada en términos del deterioro en el consumo de los sectores más afectados por la profundización del modelo neoliberal de los años ´90, debe decirse que más ampliamente, la exclusión y marginalización corresponde a una “producción social que tiene su origen en las estructuras de base de la sociedad, la organización del trabajo y el sistema de valores dominantes a partir de los cuales se reparten los lugares y fundan las jerarquías, dándole a cada uno su dignidad o indignidad social (Castel, 1998: 131)”.

 

Cabe consignar que si bien la magnitud de los datos expuestos para el Partido no corresponde a las peores condiciones de vida del Conurbano debe consignarse que es uno de los territorios que durante los últimos treinta años ha presentado:

 

  • Uno de los deterioros de mayor importancia de su base productiva –en términos absolutos y relativos- del Conurbano (Ver cuadros 1, 2 y 3).
  • Un profundo crecimiento de la desigualdad social y segregación urbana con relación a otros períodos de la historia del Partido.
  • Una notable presencia en los medios de comunicación metropolitanos y nacionales en orden a su estigmatización por violencia e inseguridad.

 

Probablemente en esos puntos descanse la singularidad actual de la situación social del partido y la preocupación e interés en el inicio de esta investigación. 

 

 

Villas y asentamientos en San Martín

 

La existencia de villas de emergencia y otros modos precarios de habitar en el Partido de San Martín, como en el conjunto del Conurbano Bonaerense, están históricamente ligados a las sucesivas oleadas migratorias que arribaron al Gran Buenos Aires desde 1930 (Ciaiati, 1995, Gammalson, 1988, (González Polero, 1997).

 

Si bien para este trabajo no se pudo obtener registros fiables, algunas entrevistas y trabajos de campo sobre los primeros habitantes de algunos de los barrios que alguna vez fueron villas indican que hacia 1950 se instalaron algunos de ellos. A partir de entonces se puede establecer que una serie de oleadas migratorias al instalarse bajo la organización socio-territorial villa miseria ampliaron los límites y fronteras de la ciudad.

 

Las villas miseria a diferencia de otras expresiones más contemporáneas de asentamiento precario son definidas como ocupaciones irregulares de tierras urbanas vacantes (fiscales o privadas) que producen tramas muy irregulares de angostos pasillos, donde por lo general no pueden acceder los vehículos. Responden en general a prácticas individuales diferidas en el tiempo y son construidas con materiales de desecho (Cravino, 2001).

 

Su localización en el partido ha sido cercana a centros de producción y consumo y sus pobladores fueron siempre trabajadores poco calificados o informales, proveniente hasta los años ´60 del interior de nuestro país. Desde ésa década y con mayor intensidad hacia los años ´90 recibe además el aporte migratorio de países limítrofes.

 

Desde los años ´80 por circunstancias que referimos antes a partir de la interpretación que hace Clichevsky, la composición social y el origen geográfico del migrante ha variado albergando estos lugares a “antiguos” villeros y nuevos migrantes (interior y países vecinos) y desde los ´90 a sectores pauperizados (nuevos pobres).

 

A la tradicional villa miseria se le han sumado en la actualidad otras formas de acceso a la tierra y/o la vivienda que para el caso de San Martín son de heterogénea caracterización. Van desde la ocupación de vacíos urbanos y vía pública en la ciudad (la toma de domicilios abandonados, la ocupación de terrenos baldíos fiscales y privados en plena ciudad, ex fábricas, talleres, locales comerciales cerrados, terrenos de ferrocarriles, bajos de puentes, la calle, plazas y plazoletas y zanjones) hasta las que albergan a gran cantidad de familias bajo la denominación de un barrio y que responden más plenamente a la categoría de asentamiento.

 

Un censo habitacional realizado por la Secretaría de Obras y Servicios Públicos – Dirección de Arquitectura y Vivienda del Municipio del Partido de General San Martín (Boletín Informativo, 2003) ha establecido una categorización para los modos de habitar de los sectores más vulnerables que corresponde a:

 

  • Mutuales y Cooperativas de vivienda y consumo

 

  • Villas y focos de emergencia

 

  • Asentamientos y loteos

 

Correspondiendo a las dos últimas categorías a aquellos sectores sociales que aquí son considerados en situación de segregación urbana. Siendo el estado más crítico para aquellos que corresponden al tipo villas y focos de emergencia.

 

El número de villas y focos de emergencia (escasas dimensiones) censado por el organismo reconoce 26 barrios (villas y focos) en los que viven más de 6.000 familias. Cabe consignar que sobre tres de los barrios el organismo no tiene registrado el número de familias. No obstante ocupan una superficie relativamente pequeña pero densamente poblada y en vecindad e inclusión crecientes con relación a la más grande de las villas del Partido, Villa Hidalgo (Diarios Clarín, 1997).

 

El número de los miembros de cada una de las familias es para el organismo difícil de precisar. Las familias están conformadas en general por no menos de tres integrantes hasta un límite difícil de precisar pero que oscila entre diez o quince miembros. Lo que hace un total poco preciso que para las autoridades oscila entre 35.000 y 45.000 personas.

 

A diferencia de las históricamente denominadas villas de emergencia existe un fenómeno característico del Conurbano Bonaerense y Partido de San Martín. Desde los años `80 el asentamiento como forma de producir ciudad, tiene para Cravino (2001) una serie de características diferenciadas que radican en trazados urbanos, regulares y planificados que asemejan a la cuadrícula[22].

 

Los pobladores lo perciben como de destino no transitorio, como mejora a corto y mediano plazo, resultado de decisiones consensuadas y colectivamente organizadas previamente a la “toma de las tierras”,  que incluye en muchos casos el asesoramiento de partidos políticos, profesionales y distintas organizaciones intermedias. En su mayoría están ubicados en tierras privadas o del municipio (es así en San Martín) que generalmente por condiciones ambientales (pajonales, áreas inundables, basurales) no están en la oferta del mercado de tierras urbano[23].

 

Inmediatamente a la ocupación, la organización socio-territorial que impulsó la toma –junto a organizaciones intermedias- busca el diálogo con el estado local para alcanzar su “legitimidad” y regularización. Por lo que evolucionan desde las precarísimas taperas a barrios consolidados según la relación que puedan construir con el municipio. Un rasgo que los diferencian de otros modos precarios de habitar, como el caso de la villa, es que sus pobladores tienen un pasado urbano y en su mayoría no son migrantes del interior rural.

 

Los asentamientos para el caso de San Martín (Barragán, 1994) reúnen en términos generales los rasgos que lo caracterizan para el resto del Conurbano y son de hecho los que han logrado los mayores –en términos relativos y profundamente diferentes y diversos- avances en materia de urbanización con relación a los modos de habitar antes señalados. El número de familias que los habitan, según la fuente mencionada, es de alrededor de tres mil trescientas familias. Quedando sin datos alrededor de cuatro asentamientos de gran tamaño, cuarenta y cinco de tamaño pequeño y cuatro de tamaño mediano[24].

 

La información suministrada por el municipio coloca dentro de una misma categoría a Asentamientos y Loteos

 

 

La investigación

 

Ante la diversidad de sentidos que existe sobre la cuestión, la investigación estará orientada sobre dos líneas de trabajo que a nuestro juicio son complementarias. Una, como se vio de orden más estructural tiene como unidad de análisis el municipio. Otra toma como unidad de análisis un barrio de la localidad de José León Suárez en el mismo partido.

 

·              La primera línea de trabajo tiene como finalidad la elaboración de una base de datos que tiene como fuente principal la información proveniente del Censo Nacional de Población 2001. A partir del cual se realizará “mapeo” de la SRSE en el partido.

 

·              La segunda línea, en tensión “micro”-“macro”, indagará desde perspectivas teóricas que sostienen al lugar y territorio como categorías de análisis que permiten producciones de sentido en tanto significan “no solamente las expresiones más inmediatas y concretas de las realidades vividas, sino (también) contar elementos aparentemente invisibles, más significativos, que dan cuenta de valores, sentimientos y perspectivas que rodean las vidas en estas poblaciones (Koga, 2003: 53)”.

 

Por lo que la segregación urbana para nosotros queda circunscripta a cuestiones de orden socio-residencial, pero que complementariamente son territorialmente vividas y experimentadas (Bourdieu, 2000).

 

El primero de los planteos se encuadra como dijimos en determinadas categorizaciones  de tipo fundamentalmente estructural y que piensan a la segregación urbana, principal aunque no excluyentemente, en términos socio-residenciales. Lo cual hace que en la misma se circunscriba el concepto “residencial” –la vivienda y su hábitat- a condiciones de localización de viviendas, hogares y personas .

 

El segundo planteo considera, en virtud de los antecedentes que existen sobre la perspectiva,  que el abordaje desde los conceptos de lugar y territorio permite ir más allá de una visión estrictamente “micro” y localizada (Guber, 2004). Complementariamente a los abordajes más estructurales tiene como perspectiva la relación entre lugar y sujeto, sus proyectos individuales a la vez que sus condiciones de vida, la vida organizacional, las luchas por el acceso a la ciudadanía y los sentidos que para los mismos tiene el barrio.

 

 

Las preguntas que orientan la investigación

 

El trabajo con el objeto-problema, la segregación urbana en el Partido de San Martín, se ha organizado en torno a dos preguntas que subsumen a otras de menor jerarquía y determinación. Cada una de las cuales proponen temáticas y problemáticas de relativa autonomía.

 

Preguntas orientadoras del Proyecto de investigación:

 

·               ¿Cuáles son las condiciones materiales de existencia de las personas que viven en el Partido de San Martín y que para esta investigación permitirán identificar y medir la segregación urbana y exclusión social? B) ¿Cuáles son los lazos sociales e instancias de sociabilidad y socialización que definen a los asentamientos urbano-marginales (villas, barrios-asentamientos) como lugares y territorios en los cuales los sectores populares –para el caso de un barrio de José León Suárez- construyen –desde la cooperación y el conflicto-  también ciudad?

 

Para la primera pregunta se ha intentado operacionalizar la variable segregación urbana a partir del trabajo con distintas dimensiones de análisis. Ellas son: a) ingreso, b) educación y c) los medios de consumo colectivo (la infraestructura física y social). Información que será obtenida a partir de los datos oficiales que Indec ha elaborado en el Censo Nacional de Población 2001 e información brindada por las empresas a cargo de las redes de infraestructura urbana.

 

 

Para la segunda el abordaje de la segregación urbana ha sido propuesto desde una perspectiva de tipo cualitativa que se propone a través de distintas técnicas de investigación el trabajo en el barrio partir de entrevistas, entrevistas en profundidad, historias y geografías de vida, mapas mentales, registros de observación y la utilización de distintas fuentes  de información barrial y local.

 

La estrategia de investigación para esta segunda parte estará desarrollada en el sentido de reconstruir los sentidos de lugar y territorio a partir de la indagación sobre: situación socio-económica (actividad laboral, educación, vivienda), los modos de habitar (escala de las prácticas urbanas y usos de la ciudad), las relaciones de vecindad entre el “adentro” y el “afuera” del barrio (la determinación de distintos tipos de “fronteras), la presencia/ausencia y relevancia de las instituciones –redes o no- generadas desde afuera y desde adentro.

 

 

 

Notas



[1] El proyecto de investigación se encuentra inscripto en el Centro de Investigaciones Etnográficas (CIETNO) de la Escuela de Humanidades de la UNSAM (Universidad Nacional de General San Martín) de la cual el autor es becario de investigación.

 

[2] Actualmente se considera por legitimidad operativa ( en ese sentido se asume aquí) como Gran Buenos Aires (AMBA) al área comprendida por la Ciudad de Buenos Aires y los siguientes 24 partidos del conurbano: Almirante Brown, Avellaneda, Berazategui, Esteban Echeverría, Florencio Varela, General San Martín, Hurlingham, Ituzaingó, José C. Paz, La Matanza, Lanús, Lomas de Zamora, Malvinas Argentinas, Merlo, Moreno, Morón, Quilmes, San Fernando, San Isidro, San Miguel, Tigre, Tres de Febrero y Vicente López.

 

[3] Concedamos brevemente que Buenos Aires como ciudad de la periferia, y tejido urbano que se extiende consumiendo en las fronteras los residuos de la vida agraria, no es sólo y unilateralmente el resultado, sino coactivamente el medio, que dinamiza las transformaciones cultural/naturales. Pero no sólo como ciudad metropolitana hacia el “exterior”, sino a la vez en orden a las relaciones sociales que al interior de la formación social se estructuran con relación al campo, las ciudades del interior y sus propias economías primarias; co-habitando simultáneamente muchas veces en ellas la era rural, urbana e incipientemente la industrial. 

 

[4] Es un tipo de expansión que articula distintas escalas de la economía política en el desarrollo de su infraestructura físico-social y los proyectos estatales que tensionadamente con otras formas de representación social  procuraron la organización de un sistema vívido de significados y valores sobre la geografía y sociedad de la época.

 

[5] Sobre la relación entre el lugar y lo glocal puede leerse Di Cione (2004) que en parte inspiró el tratamiento que aquí recibe las dimensiones en cuestión.

 

[6] El término es empleado aquí a partir de lo que Neffa (1998) entiende por empresas de pequeña o mediana dimensión que utilizaban tecnologías relativamente simples, de carácter “trabajo-intensivas”, las cuales empleaban mano de obra sin alta calificación y se habían constituido con base en capitales de origen nacional

 

[7] Según Ballent-Gorelik, no es sino hasta 1948 que se institucionaliza el “Gran Buenos Aires” pero sin ningún criterio territorial regional  totalizador en la gestión, simplemente integrando los diecinueve partidos conurbanizados de la provincia de Buenos Aires, separados del núcleo que les daba sentido urbano y ambiental. Información coincidente también puede hallarse en Plan Urbano Ambiental. Documento Final (2000)

 

[8] Entre ellos el pueblo y más tarde Partido de San Martín que aquí se refiere.

 

[9] La distribución geográfica de la población para el Conurbano ha evolucionado de la siguiente manera con relación al Gran Buenos Aires, 1869: 13,5%; 1895: 9,3%; 1914: 16,6%; 1947: 26,3%; 1960: 39,4%;  1970: 43,7%; 1980: 42,8% (Fuente: SEVOA, 1987, p.15 extraído aquí de Clichevsky, 1990). Debe concluirse que el período de máximo crecimiento poblacional (70%) es el de mayor perfil industrialista comprendido entre 1947-1980.  

 

[10] Los loteos populares constituyeron una de las formas más difundidas de acceso a la tierra urbana y la vivienda para los sectores subalternos más precarizados desde principios de siglo y con mayor importancia para la periferia de Gran Buenos Aires desde aproximadamente 1950. El acceso es interrumpido por la dictadura militar en 1977 por la Ley 8.912.  Hasta entonces el acceso a la tierra en la periferia del Gran Buenos Aires (eventualmente Conurbano) era producto de: a) una legislación de poca exigencia que permitía  lotear tierras para vivienda sin servicios (con la nueva ley expresamente no), b) salarios que permitían pagar una cuota “accesible” por el lote. Posteriormente a 1976/1977 la retracción en la demanda por crisis en el empleo e inflación y las medidas restrictivas inducen de alguna manera la obtención “ilegal” de tierra urbana.

 

[11] Algunos indicadores, durante los momentos de máxima crisis post-devaluatoria del año 2002 estimaban que sobre 31 centros urbanos de todo el país existía  un 57,5 % de pobres. Sobre el total de la población urbana el 27,5 %  a correspondía a indigentes. Entre la población de 0 a 14 años el 73,5 %  era pobre y  41,4  indigente. La misma información señala que el  54,3 por ciento del aglomerado Buenos Aires era pobre y el 24,5 indigente (INDEC,  octubre de 2002).

 

[12] A partir de la escisión del partido de San Martín y configuración territorial del partido de Tres de Febrero hacia inicios de la década de 1960, el primero reconoce como dominio territorial su actual superficie.

 

[13] Sobre sociabilidad y socialización como condiciones de “lo urbano” puede leerse Di Cione (2004).

 

[14] La población ha evolucionado conforme la urbanización y desruralización avanzaron y “liberaron” tierras para el poblamiento. En 1869, de acuerdo al censo de ese año el partido contaba con 2867 habitantes; en 1881 existían 3.423 habitantes; en 1914, 50.852 y hacia 1937, 80.523 (Levene, 1941) y 280.000 en 1947 hasta más de 400.000 hoy.

 

[15] Se hace referencia aquí y brevemente a fábricas textiles y metalúrgicas, de la industria de la carne y alimentación (frigoríficos de los hermanos Fezza; de Tronconi, Ercoli;  la fábrica de fideos Oneto. Más tarde a fábrica de armas portátiles (IMPA), fábrica de bicicletas Cometa, la fábrica de automotores General Motors compartía el predio complejo fabril con la planta de Martín y Rossi, Alfombras Atlántida y tejidos San Andrés; la elaboradora de corcho de Cardoner, Riva y Cía; las botoneras de Maggiorini y Rabbini Hnos; la de pinturas Sherwin-Williams; la de acumuladores Willard y Buxton; fábricas de avionetas y planeadores, las imprentas e industrias gráficas,  librerías Peirano, Mariano Martín y una decena más (Fuente: Historia del Pueblo de San Martín. 1995; El municipio de San Martín. 1981; Argentina paso a paso. 1999 y otros).

 

[16] No existe información distrital ni de otro orden suficiente para realizar conclusiones en este sentido.

 

[17] Esto es sostenido aquí a partir de un Censo de Villas, Focos de Emergencia, Asentamientos, Loteos, Mutuales y  Cooperativas de Consumo, que elaboró recientemente la Dirección de Arquitectura y Vivienda de la Secretaría de Obras y Servicios Públicos del Partido de General San Martín.

 

[18] Los cuadros de la página han sido cedidos por Silvia Bello elaborados para su propia investigación en curso.

 

[19] De aquí en adelante (SRSE).

 

[20] Datos que el autor de referencia elabora sobre EPH-INDEC fines del año 2000 y publica en marzo de 2001. Estas fuentes estiman que para Capital y Gran Buenos Aires, el área más poblada del país, hay 3,5 millones de hogares y 12 millones de personas – en su mayoría de clase media- de los que unos 673.000 hogares donde viven unas 3.167.000 personas son considerados pobres

 

[21] La información proveniente de los datos del INDEC en relación a lo que el organismo reconoce como NBI  comporta para esta investigación un insumo fundamental. Los hogares con Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) son los hogares que presentan al menos uno de los siguientes indicadores de privación:

1- Hacinamiento: hogares que tuvieran más de tres personas por cuarto.

2- Vivienda: hogares en una vivienda de tipo inconveniente (pieza de inquilinato, vivienda precaria u otro tipo, lo que excluye casa, departamento y rancho).

3- Condiciones sanitarias: hogares que no tuvieran ningún tipo de retrete.  

4- Asistencia escolar: hogares que tuvieran algún niño en edad escolar (6 a 12 años) que no asistiera a la escuela.

5- Capacidad de subsistencia: hogares que tuvieran cuatro o más personas por miembro ocupado y, además, cuyo jefe no haya  completado tercer grado de escolaridad primaria.

 

[22] Se debe observar aquí a diferencia de lo que se señalaba para la ciudad de Buenos Aires en la primera parte de este trabajo, que la grilla “igualadora de oportunidades” es en estos lugares desarrollada por los propios actores de la toma de tierras a la espera y presión de instancias futuras de urbanizar el barrio.

 

[23] Cabe consignar aquí que estas tierras son valorizadas,  ahora mercancía, e incorporadas al mercado de tierras urbano –desruralizadas- en tensión con el derecho de propiedad vigente. Sin embargo (esto también es así en San Martín) años más tarde si las negociaciones con el municipio/propietarios privados prosperan forman parte –aunque con evidentes carencias- de barrios urbanizados. Es el caso de numerosos barrios en el Ceamse –área altamente inundable y tóxica- y otros como Villa 9 de julio, San Lorenzo, San Ignacio de Loyola, Las araucarias, El zanjón, Independencia entre otros. El total de asentamientos y loteos censados por el municipio es de alrededor de 160. Los cuales varían significativamente el número de las familias que los integran.

 

[24] La clasificación responde a criterios con los que el propio municipio lo ha hecho. Se considera allí como pequeño a aquellos de media hectárea, como mediano entre media y una hectárea y grande a los de una hectárea (corresponde señalar que a criterio del organismo responsable la información sobre este punto no está del todo actualizada además de incompleta). Sin embargo dejan sentado que la información sobre la que existen datos es de alta fiabilidad.

 

 

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© Copyright Gabriel Horacio Álvarez, 2005

© Copyright Scripta Nova, 2005

 

Ficha bibliográfica:

ÁLVAREZ, G. Gran Buenos Aires, conurbano y partido de San Martín: exclusión social y segregación urbana. Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de agosto de 2005, vol. IX, núm. 194 (52). <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-194-52.htm> [ISSN: 1138-9788]

 

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