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PUEBLA (MÉXICO): UNA CIUDAD HISTÓRICA ANTE UN FUTURO INCIERTO
Juan Francisco Salamanca Montes
Profesor investigador del Instituto de Ciencias
Sociales y Humanidades de
E-mail: jfsal@puebla.megared.net.mx
Puebla (México): una ciudad
histórica ante un futuro incierto
En
este trabajo se hace un balance de la ciudad de Puebla, desde un enfoque
histórico, urbano y arquitectónico, con énfasis en su centro histórico,
supuestamente protegido por la ley a través de un decreto de zona monumental, con ordenanzas
específicas poco respetadas, esta zona se ha visto afectada por diversas y
contrapuestas políticas de planeamiento urbano, con miras a un futuro que
parece incierto. El centro histórico está reconocido, como patrimonio del mundo por parte de
Palabras
clave: Puebla, centro
histórico, sistema, macroinventario.
In this study, a
balance is made between the city of
Key words: Puebla, historic
downtown section, system, macro inventory.
Las
ciudades mexicanas son complejas
formaciones socio históricas poco estudiadas en términos de la
significación simbólica de sus estructuras físicas espaciales. Es importante
introducirnos en este ámbito de interés, a fin de contribuir en el conocimiento
de características y tendencias morfológicas, generalizables al conjunto de las
más importantes aglomeraciones urbanas del país. Logros en este sentido nos
aportarían bases sólidas para realizar comparaciones pertinentes con otras
ciudades, en el ámbito nacional e internacional, similares en algunos rasgos,
según los intereses que lo animen.
Para
los propósitos de este trabajo son cuatro los momentos en la evolución de esta
ciudad los que -por ahora- se destacan: i) el fundacional, ii) durante el
porfiriato, iii) en los cuarenta y iv) en los noventa
Plano
indicativo de la ciudad de Puebla, durante los periodos aquí analizados
Elaboración propia.
i) Etapa fundacional
La ciudad de Puebla, actualmente
reconocida como patrimonio cultural de la humanidad, en el conjunto de las
ciudades reticulares iberoamericanas, fundadas y trazadas por españoles con la
amplia colaboración de los indígenas nativos, es única y sobresaliente en su
género por las razones que más adelante se podrán apreciar.
Echeverría y Veytia asegura que la vida
licenciosa y la holganza de los españoles, así como la explotación de que éstos
hacían objeto a los indígenas de su provincia, obligó al Obispo Garcés a
proponer a la segunda Audiencia, presidida por Don Sebastián Ramírez de Fuenleal
(Obispo de Santo Domingo), a fundar una nueva ciudad en el espacio que de
antiguo ocupó una gran población indígena llamada Cuetlaxcohuapan[1],
con base en
El caso de la fundación de la ciudad de
Puebla parece poco claro en los detalles, en términos de planeamiento urbano,
excepto por el hecho de que se argumentó su creación para que: españoles
deseosos de trabajar sin ayuda de las encomiendas que pudiesen habitarla (un
interés socioeconómico y político), y por el propio interés ya mencionado del
Obispo Garcés (interés religioso). (Figura 2)
Figura Nº2
Plano indicativo de la
ciudad de Puebla (hipotético) poco después del periodo fundacional (1531)
Fuente: Urbanismo y Morfología de las ciudades novo
hispanas, 1988, p. 160.
Es evidente que la estructura urbana de
la inmensa mayoría de las ciudades del Virreinato se constituye -por lo general-
sobre una superficie llana, o sea no accidentada topográficamente con el
propósito de facilitar, en extremo, los movimientos expansivos de una fuerza
colonizadora dispuesta siempre a implantar una nueva forma de actividad
socioeconómica y política en
Para emprender la tarea de edificarla: a
cada poblador español (aproximadamente cuarenta) se favoreció con un número de
indígenas que oscilaron entre diez y treinta, viniendo de Tlaxcala unos ocho
mil y un poco menos de Huejotzingo, Calpan, Tepeaca y Cholula[2].
Así nos podríamos dar una idea de que, a la larga, estos indios se habrían
incorporado a la nueva ciudad, pese a la disposición de que ésta funcionase
solamente para españoles. Kubler ha descrito el proceso con suficiente detalle[3].
¿Quiénes
trazaron la ciudad: los funcionarios de
A
la traza recién referida puede considerársele como el primer cuartel histórico
de Puebla; en 1543 se le asignaría el llamado fundo legal -destinado a dehesas,
pastos y campo. En este casco original se habrían asentado indígenas que
colaboraron en su fundación y obras de construcción; sin embargo, para estas
fechas las áreas ocupadas por los indígenas aún no estaban reconocidas como
barrios.
ii) Durante El Porfiriato
En la segunda mitad del s. XIX se
advirtieron cambios notables, tanto en lo urbano como en lo arquitectónico. Fue
notoria la densidad de construcción en lo que fueron los predios conventuales,
sin que se afectara la traza esencial de la ciudad. Por otro lado, se destruyó
un 50% de las antiguas casonas coloniales, para dar cabida a las modas
arquitectónicas de habitación y servicios en boga.
Entre los edificios con cambios notables
se citan:
A fines de este siglo se advierten en la
ciudad dos nuevas alamedas: la del Paseo de San Javier o Nuevo Paseo Bravo y
En lo que se refiere a la propia ciudad
de Puebla se advierte que, entre los siglos XIX y comienzo del XX, no hubo cambios
fundamentales en lo que a su retícula concierne:
...Según Enrique
Juan Palacios, la parte edificada de la ciudad sólo cubría
Figura Nº3
Plano 3, Nuevo
Plano Topográfico Anunciador de la Ciudad de Puebla (1908) durante el
Porfiriato.
Tomado
del Plano No. 4, Cartografía
Histórica de la Ciudad de Puebla, Vélez Pliego
Francisco y A. Guzmán (compiladores),
1997
Durante el porfiriato la retícula
original se densifica con las variadas construcciones alzadas después de los
conflictos armados que destruyeron un considerable número de edificios, es
decir, cuando la guerra con Francia en 1838 y la intervención norteamericana de
La riqueza de las clases prósperas
influyó en la bonanza de la construcción. Gran número de edificios coloniales
pronto fueron sustituidos por mansiones que siguieron el estilo romántico de la
época, construcciones con costosos materiales, en ocasiones importados de
Europa. La vieja fisonomía urbana se
transformó principalmente al poniente de la ciudad, a lo largo de las actuales
avenidas Reforma y Juárez. A la antigua arquitectura le sucedió otra, a
imitación de sus modelos franceses.
Los cuarenta (hacia la modernidad)
El período de
La ciudad creció ordenadamente hasta
1950, año durante el cual se observaron los primeros asentamientos espontáneos
y sin control, desvinculados de la mancha urbana y rompiendo la unidad espacial
de la ciudad. En los 60’s se da un crecimiento
urbano hacia el Norte y Noreste, como
resultado de la construcción de la autopista México-Puebla puesta en funciones
en 1962. Es en 1964 cuando desaparece el río San Francisco, a consecuencia de
su entubamiento para dar lugar al actual bulevar Héroes del 5 de mayo. En 1965
se establece cercana a la ciudad de Puebla la planta automotriz
Volkswagen y otras industrias más, aprovechando el parque industrial que se produjo por la reciente autopista
México-Puebla; la ciudad creció en una extensión de 25.8 km2, con un incremento
de 77% en relación a 1950, con una tasa media anual de 3.8% acelerándose el
proceso de urbanización. (Figura 4)
Figura Nº 4
Plano de La Ciudad de Puebla 1947 (1947).
Tomado
del Plano No. 21, Cartografía
Histórica de la Ciudad de Puebla, Vélez Pliego Francisco y
A. Guzmán (compiladores), 1997.
El peso que ha soportado el modelo de la
retícula, sobre todo a partir de 1950-1960, década del gran desarrollo
industrial y urbanístico, ha sido muy grande, tanto en absorción de mayores
usuarios peatonales como automovilísticos, aunque, por otra parte, se podía
advertir que estaba quedando menos margen para soportar un crecimiento urbano,
a todas luces sin control, a pesar de la expedición de planes urbanos
periódicos que cubren, a mi juicio, solamente problemas operativos de carácter
físico (vialidades, servicios de agua potable y alcantarillado, limpia, etc.)
pero no de carácter social, en el sentido de promover o alentar una conducta
colectiva en favor de controles efectivos del desarrollo urbano (preservación,
conservación y mantenimiento).
Los noventa (fines del
segundo milenio)
Ya en los noventas la ciudad de Puebla se
caracteriza por su tendencia a la expansión del área urbana y a la
suburbanización. Por ello, a la fecha, en
la ciudad se concentra aproximadamente el 35% de la población total del estado,
el 60% de la inversión, el 55% de las industrias y el 50% del personal ocupado
en tal actividad, además se concentra el 80% de los servicios educativos y el
90% de los bancarios. Esta concentración
de servicios crea problemas como: crecimiento urbano desordenado, altos
déficits de vivienda, infraestructura vial inconexa, desajustes en el uso del
suelo, actividad industrial dispersa, especulaciones con el suelo y dificultad para dotar de empleos a la
población rural proveniente del interior del Estado.
Dentro del Programa de Desarrollo
Regional Angelópolis de 1993 (Figura 5) se incluyen tres proyectos urbanos
específicos que
Apoyan la
consolidación de la zona conurbada de la Ciudad de Puebla como un poderoso polo
industrial, comercial, cultural y turístico."[5],
siendo ellos: "zonas industriales, zona habitacional y de servicios
Atlixcáyotl/Solidaridad, zona Histórica, Cultural, Turística y de negocios. [6]
Figura
Nº5
Plano
de Usos del suelo propuestos en el Plan Maestro, elaboración propia, según
información proporcionada por el Fideicomiso del Paseo de San Francisco.
Las cuestiones que durante este periodo
se manifestaron adversamente en la prensa local y regional, en relación a estos
planes, se refirieron como:
1.
Un rechazo por parte de
2.
La amenaza de que el tejido urbano de 5 siglos de la capital poblana pueda
desaparecer, con la propuesta urbanística de una firma consultora de Estados
Unidos
3. Diversas protestas de vecinos
amenazados de expulsión al aplicarse la mencionada declaratoria (aparecidas en
diversos momentos entre agosto y octubre de 1993, mayormente en los periódicos
Síntesis y
Después
de etapas históricas como las antes referidas, cabe preguntarse ¿Cuál es el
futuro de los cascos urbanos originales
de ciudades coloniales como ésta, donde se ubica buena parte del patrimonio
tangible e intangible de nuestra cultura hispanoamericana?
Desde
cualquier enfoque, económico, político y sociocultural, la respuesta seguirá siendo
unánime: que se conserven y se
revitalicen los espacios que constituyen
una expresión tangible de nuestro pasado y una evidencia relevante de la
evolución de nuestros diversos estadios socioculturales. (Figura 6).
El caso del
centro histórico de la ciudad de Puebla, México, es particularmente importante
en los diversos ámbitos: nacional, americano e internacional, razón por la que
no es casual el reconocimiento que tiene de parte de
Figura Nº6
Plano de la:
Delimitación de
Fuente: Elaboración
propia
·
Antigüedad, como ciudad fundada en el siglo XVI (1531)
por españoles e indígenas;
·
Amplia extensión territorial de su llamada Zona
Monumental, que abarca alrededor de 400 manzanas;
·
Cantidad y calidad de sitios y edificios que muestran
los diversos estilos o corrientes arquitectónicos de cada época. El listado de
sus edificios con valor patrimonial, solamente hasta el siglo XIX y de
principios del XX, es superior a los 2,600 casos.
Cabe enfatizar
que el patrimonio edificado contenido en centros históricos, como el de Puebla,
está expuesto a todo tipo de riesgos, deterioros y hasta destrucciones
derivados de causas diversas muy, tales como:
·
Incapacidad económica de sus propietarios o pobladores
por mantenerlas en buen estado;
·
Abandono intencional y desinterés por conservar los inmuebles,
sea para justificar una destrucción o porque ya no resultan un negocio
rentable;
·
Acciones irresponsables de destrucción para un
supuesto mejor aprovechamiento del terreno;
·
Incapacidad, económica, técnica y organizativa, de
algunos organismos para consolidar una política de preservación de los
inmuebles, sean de propiedad pública o privada;
·
Deterioro, por el uso y abuso descuidado y hasta
vandálico de los espacios públicos y privados, por parte de habitantes y
usuarios con poca o nula conciencia por cuidar los bienes con valor cultural y
de interés colectivo;
·
Contaminación, deterioro físico y de imagen urbana o
arquitectónica, sea por la acción de plagas o por la presencia de basura,
ruidos y gases tóxicos, originados por el exceso de vehículos automotores;
·
Mala planeación, ejecución y evaluación de las obras,
servicios y reglamentos públicos (vialidad, recolección de basura, control
vehicular, transporte colectivo, control de los usos del suelo, etc.);
·
Inexistencia de una cultura de mantenimiento y
prevención de daños en los edificios y en los espacios de uso colectivo;
·
Inaudita inexistencia actualizada y oficial de un Inventario y Catálogo de Monumentos y sitios,
realizado con rigurosidad, de tal manera que sirvan como instrumentos precisos
y eficaces para la legislación y el seguimiento de las obras.
A
esta interminable lista de factores de riesgo y deterioro habría que agregar
los imponderables e impredecibles desastres naturales, a los que están
expuestas nuestras ciudades; es el caso de los sismos e inundaciones, como los
que padecimos el año de 1999.
Hacia un Sistema de
Información Geográfica del Centro Histórico (SUICH) de Puebla
En
la perspectiva de conjuntar y coordinar esfuerzos por conservar y dignificar el
patrimonio construido, desde el ámbito universitario creemos que es importante
para nuestra ciudad la realización de un inventario visual como un instrumento
útil para la planificación y la gestión urbana. En una gestión transformadora o
urbanística, los aspectos visuales y formales son tan importantes como los
indicadores numéricos o las descripciones literarias.
En este sentido, en 1991 se establecieron
relaciones de colaboración con el Grupo
Interuniversitario de Montreal (GIM) para el desarrollo de un
Macroinventario de la ciudad de Puebla. Por la parte canadiense intervino el
Dr. François Charbonneau de
1.
Un
modelo informatizado que involucre una codificación geomática de cualquiera de
las imágenes y de los datos de utilización del suelo que permita hacer
corresponder instantáneamente, en la pantalla, las imágenes y las referencias
geográficas.
2.
La
integración temática (valores inmobiliarios, categoría de los edificios, usos
del suelo, entre otros) de una base de datos urbanos y de puntos de referencia
instantáneos de las imágenes correspondientes y de sus respectivas coordenadas
espaciales.
Para el caso del centro histórico de la ciudad
de Puebla en el Área de estudios del Patrimonio Cultural (AESPC) hemos
desarrollado un Sistema de Información que comprende tres componentes:
1.
Un
banco de alrededor de 5000 imágenes urbanas, en las que en la gran mayoría
proviene de fotografías aéreas tomadas a baja altitud y de una posición
oblicua, de tal forma que los elementos verticales, como las fachadas, son
visibles;
2.
Una
arquitectura de sistema que permite reciclar las informaciones de diferentes
fuentes e integrarlas en una base de datos que ofrece la posibilidad de
especializar a diferentes escalas. El
prototipo actual utiliza un banco de datos experimental de las edificaciones,
las manzanas, las calles y las secciones de calles;
3.
Los programas de utilización o módulos informáticos de investigación
y de gestión interactiva de estos bancos de datos visuales e informativos,
elaborados en función de una investigación multicriterio.
Estructura del
sistema
Puede decirse que la estructura del sistema está
fundada en la programación de módulos de aplicación profesionales que entran en
comunicación con el programa comercial de geomática, acorde con el cambio
dinámico de datos y la programación por objeto. El prototipo utiliza el
programa geomático MAPINFO. Llegado el caso, este programa puede ser remplazado
por otro.
Además de las funciones de base de MAPINFO, el
Macroinventario comporta un cierto número de módulos especializados fácilmente
modificables y que cada usuario puede controlar después de un breve tiempo. Los
módulos pueden ser reagrupados en dos categorías: Por una parte, los módulos de
gestión de demandas multicriterios y, por otra parte, de módulos de
visualización y de análisis de datos.
Contribuciones
del AESPC
La puesta en el sistema de la relación espacial
de las fotografías con los datos urbanos permite organizar el conjunto de
informaciones disponibles sobre un objeto y, en particular, asociar las
informaciones visuales a las descripciones y evaluaciones de los edificios, de
los espacios abiertos y de los conjuntos urbanos. Podemos igualmente combinar la visualización de los objetos para
hacer constataciones en un territorio más grande, hacer comparaciones,
describir o generar rápidamente las informaciones complementarias. El sistema del
macroinventario que sustenta los productos aquí propuestos, permite la
presentación en secuencias ordenadas de información visual y descriptiva sobre
todo objeto urbano catalogado en la base de datos. Esto se apreciaría de manera
aproximada en el CD-ROM interactivo que produjimos en 2002 con el nombre de Puebla desde el aire (imágenes de
macroinventario).
Uno de los principales aportes del Sistema es la
integración de datos de los inventarios especializados del patrimonio
arquitectónico con los otros datos urbanos (de planificación y de la gestión en
curso).
Se piensa que con una
colaboración interinstitucional es posible:
-
Reciclar
un conjunto de datos urbanos existentes y pertinentes a los dominios de
aplicación del macro-inventario.
-
Elaborar
un modelo (unificado) de Base de datos pública a partir de la puesta en común
de datos no confidenciales producidos por cada uno de los organismos
participantes.
Ver a continuación imágenes fotográficas y cartográficas (figuras
Figura
Nº7
Vista
panorámica aérea del casco central de la ciudad de Puebla.
Foto
Bureau-Charbonneau 1991.
Vista aérea del
atrio y conjunto conventual de Santo Domingo
Foto
Bureau-Charbonneau 1991
Mapeo del uso
habitacional vivienda en
Mapeo de la
arquitectura religiosa en
Figura Nº 11
Mapeo de la
arquitectura con valor monumental, distribuida por categorías, según el
INAH
Figura Nº12
Mapeo de la
arquitectura con valor monumental, distribuida por épocas, según el INAH
Perspectivas del Centro
Histórico poblano
Los
promotores de los cambios modernizadores han logrado empezar a concretar
algunos proyectos. El cambio en la imagen y en la estructura
urbana-arquitectónica en el área es una realidad que los ciudadanos apenas
empezamos a procesar y tal vez hasta aceptar, aunque con muchas reservas. Puede
concluirse con plena certeza que el Centro Histórico sigue siendo un espacio
público vigente. Luego entonces ¿jugará un rol estructurador con relación a la
ciudad tradicional? Esta respuesta habrá de darse en el futuro. Sólo puede
señalarse que algunos proyectos y sus realizaciones constituyen una ventaja
para la ciudad y para sus habitantes, de manera directa o indirecta. El turismo
y otras actividades paralelas podrían ser el impulso, más que un freno para la
conservación del patrimonio arquitectónico y urbano de todo el Centro
Histórico, siempre que sus políticas y acciones cuenten con el consenso de la
ciudadanía, de los sectores afectados y
de opiniones calificadas.
El
argumento de la pérdida de tradiciones de los habitantes de los barrios
aledaños, así como de su producción artesanal, ha venido perdiendo fuerza, dado
que para muchos -según versiones de los propios habitantes- el proceso de su
deterioro y decaimiento ya se había iniciado y avanzado, aún antes de las
últimas acciones en esta área. Ya en todo caso lo ven como una opción
preferible a las condiciones en que se encontraban, incluyendo la calidad de
vida en estos barrios.
Un
balance serio y contundente de todos estos cambios, de la ejecución de los
proyectos, no siempre consensuados, y de
sus correspondientes impactos aún es prematuro. Quedan muchas obras pendientes
en relación a lo proyectado, las cuales para su concreción dependen del
resultado de la correlación de todas las
fuerzas e intereses actuantes, en lo político y en lo social y, sobre todo, en
función de los recursos económicos efectivamente disponibles para su
realización.
A
manera de corolario me parece oportuno rescatar parte de las conclusiones del
Arq. Alberto González Pozo en su participación en el VII Symposium
Internacional de Conservación del Patrimonio Monumental, sobre el uso contemporáneo de edificios antiguos,
en 1986:
Me parece que si se
quiere superar estos intentos incipientes por insertar una arquitectura
contemporánea digna y compatible en las zonas de monumentos históricos, es
necesario formular programas de desarrollo urbano con objetivos y estrategias
concretas en materia de imagen urbana y patrimonio cultural, en las que las
nuevas arquitecturas se conciban desde un principio dentro de planes integrales
de conservación del patrimonio y de la imagen urbana. Sólo si las nuevas
arquitecturas se nutren, desde su gestación, de los objetivos que se persiguen
para el desarrollo urbano de los centros históricos. Es entonces posible
pedirles a sus diseñadores que se preocupen por hacerlas más compatibles con su
entorno...
Por último, se requiere
elaborar normas y manuales para orientar este tipo de actividades de diseño
para cada zona de monumentos en particular. Una vez expedidas esas reglas,
deben eliminarse las instancias individuales de autorización y sustituirse por
instancias colegiadas para los casos relativamente sencillos. En cambio, para
las grandes construcciones que representan un impacto ambiental en las zonas de
monumentos, su autorización sólo debe emanar de un amplio proceso de consulta
ciudadana. El patrimonio cultural es, al
fin y al cabo, un patrimonio social, así que la inclusión en su contexto de un
nuevo elemento significativo, sea edificio o espacio abierto, debe contar
también con el consenso de la sociedad.[7]
[1] FERNÁNDEZ De Echeverría y Veytia,
Mariano, Historia de
[2] HIRSCHBERG, Julia, La fundación de la ciudad de Puebla de los Ángeles: mito y
realidad, Smith Collage, edición del Ayuntamiento de Puebla, 1981-1984, p.
15
[4] CONTRERAS Cruz, Carlos, La ciudad de Puebla, estancamiento y
modernidad de un perfil urbano del siglo XIX, cuadernos de
[5] Programa de desarrollo regional
Angelópolis, Gobierno del Estado de Puebla, septiembre de 1993, p. 10.
[7] GONZÁLEZ Pozo, "Arquitectura
contemporánea en el contexto de zonas de monumentos: el enfoque tipoógico y sus
perspectivas" (ponencia), VII
Simposium internacional de conservación del patrimonio monumental/Uso
contemporáneo de edificios antiguos, 1987, p. 29.
Bibliografía
CONTRERAS C. La ciudad de Puebla estancamiento y modernidad de
un perfil urbano en el siglo XIX, Cuadernos de
FERNÁNDEZ M. Artificios del Barroco México y Puebla en el siglo
XVII, “Nueva España en el siglo
XVII”, “El nacimiento de la arquitectura barroca en las ciudades de México y
Puebla”, “La ciudad de Puebla”, Ed.
Universidad Nacional Autónoma de México, México.1990.
GONZÁLEZ, H, Conservación urbana en el Paseo del Río San
Francisco, Centro histórico de Puebla, México, Ed. Benemérita Universidad
Autónoma de Puebla, 1999.
GONZÁLEZ, A.
"Arquitectura contemporánea en el contexto de zonas de monumentos: el
enfoque tipoógico y sus perspectivas" (ponencia), VII Simposium internacional de conservación del patrimonio monumental/Uso
contemporáneo de edificios antiguos, 1987.
HIRSCHBERG, J. La fundación de la ciudad de Puebla
de los Ángeles: mito y realidad, Smith Collage, edición del Ayuntamiento de
Puebla, 1981-1984.
KUBLER, G. Arquitectura mexicana del siglo XVII, Fondo
de cultura mexicana, México, D. F., 1982.
© Copyright Juan Francisco Salamanca Montes, 2005
© Copyright Scripta Nova, 2005
Ficha bibliográfica:
SALAMANCA, J.F. Puebla (México): una ciudad histórica ante un
futuro incierto. Scripta Nova. Revista
electrónica de geografía y ciencias sociales. Barcelona: Universidad de
Barcelona, 1 de agosto de 2005, vol. IX, núm. 194 (42).
<http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-194-42.htm> [ISSN: 1138-9788]
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número 194
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