Scripta Nova |
DE
Víctor Fernández Salinas
Profesor Titular de Geografía Humana de la Universidad de Sevilla
E-mail: salinas@us.es
De la protección a la legitimación social
del patrimonio urbano en España (Resumen)
El debate sobre los centros históricos, lejos de
agotarse con la aportación epistemológica de los años setenta y ochenta del
siglo XX, ha encarado el inicio del XXI con el compromiso de una renovación
conceptual y metodológica que posibiliten una mejor incardinación de la gestión
de estos espacios en el conjunto de
Palabras clave: Ciudades
históricas, patrimonio cultural, políticas urbanas
Of the protection to the social legitimation of the urban patrimony in
Spain (Abstract)
The debate on the
historical towns, far from exhausting itself with the epistemological
contribution of the Seventies and Eighties of century XX, has faced the
beginning of the XXI with the commitment of a conceptual and methodological
renovation that make possible one better meeting of the management of these spaces
in the set of the city. Which sublies in the debate is a new way of
understanding the cultural heritage in the city and the territory. In the
meantime, old and new problems daily, and fixed, continue worrying to people in
charge, students and citizens related to the oldest spaces of the city.
Probably the debate on the historical towns will never finish, but today, and
before the crisis of growth that supposes the emergency of the cultural goods
as development factor, retaking a return to the historical town as reflection
object seems an opportune and necessary action.
Keywords: Historical
towns, cultural heritage, urban policies
Patrimonio y ciudad
No es ninguna
novedad afirmar que la dimensión espacial del patrimonio en la ciudad se ha centrado
principalmente en el discurso sobre los centros históricos, algo que se ha
venido consolidando desde la elaboración de la Carta de Atenas de 1931. La
abundante producción científica y técnica sobre el planeamiento urbanístico en
estos espacios por parte de arquitectos en los años setenta pareció acabar con
buena parte de las incertidumbres que la protección de los centros históricos
europeos había padecido hasta entonces. La mayor parte de las teorías pasaban a
tratar determinadas zonas urbanas, las más antiguas, como si fueran islas o
espacios nobles, incluso sagrados, del pasado de
Sin embargo, pese al optimismo de aquellos años, casi treinta años después, si algo caracteriza al debate sobre los centros históricos, más incluso que en los estudios sobre la ciudad en general, es que se trata de un debate que no se cierra nunca; cuyas conclusiones son siempre provisionales y cuyos análisis dejan a menudo insatisfechos a sus autores. Ello es debido, sobre todo, a que en el análisis de los procesos que afectan a estos espacios se superponen dos tipos de criterios no siempre bien engarzados a pesar del esfuerzo conceptual y metodológico antes apuntado: la valoración espacial y urbanística de los centros históricos y los criterios que emanan de la teoría de los bienes culturales. Esta última ha experimentado un importante avance conceptual en los últimos decenios y a menudo ofrece más dudas que seguridades sobre cómo entender, intervenir y disfrutar los centros históricos. Con todo, algo que sí plantea nuevas propuestas y campos en común de forma certera, al menos desde la Geografía, es la importancia que ha adquirido el espacio en el estudio de los recursos patrimoniales. Si algo ha revolucionado la teoría patrimonial, más allá de su interés por el avance de los valores inmateriales o intangibles, ha sido la interrelación de los bienes culturales con las distintas escalas en las que se insertan y con los procesos y agentes que les afectan en cada una de estas escalas. A modo de ejemplo, podrían ser citadas las reflexiones realizadas sobre el concepto de entorno, perfectamente acuñado en el ordenamiento jurídico español a través de la Ley de Patrimonio Histórico Español de 1985 (Castillo Ruiz, J., 1997), la consideración del papel del patrimonio cultural en el territorio como factor de desarrollo (Caravaca, I. y otros, 1996; Fernández Salinas, V., ed., 2003; Herrero Prieto, L.C., ed., 2002; Izquierdo Vallina, J., 2002; Miró Alaix, M., 1997; PATRIMONIO…, 2001) o la del mismo territorio como el elemento patrimonial más valioso (Ortega Valcarcel, J., 1998).
La relación entre patrimonio y espacio se completa con la perspectiva ambiental, que también ha proporcionado conceptos y métodos nuevos, casi siempre relacionados con el concepto de sostenibilidad (Cebrián Abellán, A., ed. 2001; Gutman, M. y Hardoy, J.E., 1992; Molina Giménez, 2000). A la vista de lo anterior, los tres pilares en los que se consolida la legitimidad social del patrimonio durante los años noventa se asientan en principios muy relacionados con su dimensión espacial: la autenticidad, la defensa de lo público y el apoyo al desarrollo (ver cuadro 1). La proyección cartográfica de estos aspectos en los centros históricos, a menudo toda una nueva forma de entender el patrimonio urbano, precisa de la identificación espacial de algunos campos patrimoniales que, sin embargo, se escapan muy a menudo de los planes especiales de protección. Así, el mantenimiento de las poblaciones tradicionales; la emergencia de los valores intangibles o inmateriales como aspectos cualificadores del patrimonio urbano; el tratamiento de los espacios públicos –muy tardíamente desarrollado en el planeamiento especial si se le compara con los inventarios y prescripciones relacionados con los edificios a defender-; o, simplemente, la escasa definición de los parámetros de calidad de vida que deben ser alcanzados en un determinado conjunto histórico concluyen que, al menos un plano general, buena parte de los aspectos en los que se fundamente la citada legitimidad social del patrimonio no son recogidos de forma unitaria en documento alguno y que dependen de competencias y responsabilidades compartidas, pero no claramente adscritas, entre distintas instituciones públicas (ayuntamientos y consejerías de cultura principalmente).
El patrimonio
urbano y su legitimación social: preguntas básicas sobre conceptos básicos
Preguntas |
Desde el patrimonio |
Desde lo urbano |
Desde las políticas públicas de protección
patrimonial |
¿Qué es el centro? |
El centro se relaciona con espacios que poseen
antigüedad o con entes que actúan de aglutinadores en la gestión de los
bienes culturales (centros de acogida, de interpretación, de articulación de
recursos…). |
Concepto cambiante a medida que se impone el
modelo de ciudad difusa. La ciudad tiene hoy nuevos modelos de centro y
periferia, menos relacionados con su dimensión espacial y más con la
funcional. |
El centro histórico se identifica con el conjunto
histórico, figura definida en la Ley del Patrimonio Histórico Español. Este
espacio se gestiona mediante planes especiales de protección. |
¿Qué es lo histórico? |
Lo histórico se relaciona con testigos del pasado,
que poseen un valor artístico, monumental, arqueológico, paleontológico,
científico o etnológico. |
Lo histórico se identifica con los espacios
preindustriales y con aquellas piezas (monumentos, sitios) y ejes (accesos
históricos) que han dejado una huella específica en el espacio urbano. |
Lo histórico es aquello que posee un
reconocimiento a partir de las leyes y textos patrimoniales (internacionales,
estatales o autonómicas) y de los catálogos e inventarios identificados en el
planeamiento. |
¿Qué es lo auténtico? |
La autenticidad es el valor intangible más
importante del patrimonio. Se puede asimilar con la confianza e
identificación que el individuo proyecta en un bien cultural –material o no-.
La autenticidad revela la veracidad de
bienes y procesos culturales tal y como los sienten los ciudadanos. |
La ciudad auténtica es un concepto poco definido y
que, en todo caso, tiene que ver con una ciudad que conserva su riqueza de
funciones y mantiene reconocible, aun en un contexto de fuerte expansión, su estructura
tradicional. |
Concepto poco presente en el planeamiento de
protección y que se suele limitar a la identificación de tipologías arquitectónicas y de la
morfología urbana. En todo caso, la autenticidad implica el mantenimiento de
las poblaciones tradicionales y de los valores inmateriales. |
¿Qué es lo público? |
Se identifica con el disfrute individual o
colectivo de los bienes culturales. Se habla de públicos (con sus diferentes aspiraciones)
frente al concepto de público (monolítico y sin matices). Debe asegurarse la
perspectiva colectiva en la gestión, aprovechamiento y disfrute de los
recursos culturales. |
Existe una larga trayectoria que entiende la
ciudad como el producto de la relación dialéctica entre los intereses
públicos y los privados. Lo público se identifica con el conjunto de derechos
y servicios que la gestión urbana debe satisfacer. Ningún elemento mejor que
el espacio público para matizar y determinar la madurez democrática urbana. |
Lo público es un concepto subyacente pero poco
desarrollado en los documentos de protección del patrimonio más allá de
asegurar las condiciones de acceso a los bienes culturales reconocidos y de
proclamar la responsabilidad colectiva en su gestión. |
¿Qué es desarrollo? |
La puesta en valor del patrimonio. Incluye siempre
acciones integradas (conservación, uso e interpretación) y considera la
puesta en valor del patrimonio como medio de generar nuevos modelos de
desarrollo adaptados a las circunstancias culturales de los distintos
colectivos a los que pertenece. |
Desarrollo es equilibrio en la generación de
riqueza económica y en la obtención de determinados niveles de confort, de cohesión
social y calidad ambiental de la vida urbana, |
El desarrollo económico, social, cultural,
ambiental, territorial, es un objetivo reclamado y alcanzable con los
recursos patrimoniales, pero aún muy poco definido de forma generalizada y
sistemática en los documentos de protección patrimonial |
Fte.: Elaboración propia
Ante estas
circunstancias, puede deducirse que las demandas actuales a quienes trabajan
sobre los centros históricos se concretan en el requerimiento de una mayor
precisión conceptual que abunde en los dos parámetros fundamentales de la
ciudad: su historia y su espacio. Respecto a la historia por cuanto que se hace
preciso afinar la definición de qué es histórico y qué no lo es en
Además, esta práctica de delimitar centros históricos no siempre ha terminado con los problemas de aislamiento y abandono de estos espacios. La citada línea ha señalado con frecuencia el espacio de la ciudad en el que casi nada estaba permitido, del que consentía prácticamente cualquier tipo de acción urbanística. Políticas extremas han llevado a que ciudades con conjuntos históricos bien respaldados por documentos de planeamiento coherentes se degradasen tanto en el interior de la zona protegida por la rigidez de los planteamientos de intervención, como en sus zonas más nuevas, en las que el patrimonio exterior al conjunto no era valorado en su justa medida y en el que, además, se operaba con mayor intensidad al tener fuertes cortapisas de intervención en sus ámbitos históricos.
La reclamada sostenibilidad de
los recursos patrimoniales pasa por una visión más flexible y realista de la
relación existente entre el patrimonio, el espacio que ocupa y su entorno. La
identificación del sistema cultural de la ciudad y el territorio, la
localización de sus recursos culturales, la dimensión histórica de los
distintos espacios que conforman la ciudad (sean estos medievales o
contemporáneos) o el territorio, y no exclusivamente los centros o lugares
históricos, y su interrelación con los elementos naturales (ríos, colinas,
bosques), ofrecerán una lectura nueva de la cultura urbana y frenarán las
tendencias de desarticulación espacial del patrimonio, tal y como sucede con
muchos recursos de este género en las periferias o espacios en proceso de
urbanización.
En consecuencia hacen falta metodologías de análisis renovadas y, paralelamente, una mejora en las condiciones de transmisión de información de sus resultados que termine renovando también la normativa y la práctica de la protección de los centros históricos. Ambas deben tener en cuenta el carácter unitario de la ciudad histórica y la compleja dimensión que esto implica, dimensión que no puede ser sólo establecida mediante la identificación de conjuntos urbanos del pasado, sino con una perspectiva más rica que incluya las superficies, los nodos, los ejes, los flujos, los atributos intangibles, etcétera, a través de los cuales se expresa el variado patrimonio urbano.
A la búsqueda de indicadores
Si se pretende
una renovación metodológica en la gestión de las ciudades históricas, uno de
los aspectos básicos será la determinación de si esta gestión lleva hacia un
modelo predeterminado e idóneo o, al contrario, se produce un deterioro y
pérdida de valores en los centros históricos. Este aspecto de control y
revisión, tan asumido en la mayor parte de las políticas públicas consolidadas,
sólo se asienta en los centros históricos al final del siglo XX. UNESCO, en su
preocupación general por hallar indicadores para la gestión de los ámbitos que
le son propios –Ciencia, Educación y Cultura-, ha sido la institución
internacional más preocupada por establecer métodos de seguimiento en las
ciudades históricas, especialmente en aquellas que forman parte de la Lista del
Patrimonio Mundial. Así, además de la revisión que ha recomendado de todos los
bienes que forman parte de esta lista en 1997, y que actualmente se está
llevando a cabo por parte de los estados miembros, desde
La escasa aplicación sistemática, y menos aún comparada, de estos indicadores, no permite hacer valoraciones adecuadas cuando ya media el primer decenio del siglo XXI. No obstante, y a partir de su estudio en algunas ciudades concretas o, sobre todo, de la publicación del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico sobre INDICADORES para la evaluación del estado de conservación de ciudades históricas (1999), se puede hablar de una propuesta de análisis que destaca los siguientes campos de conservación (ver cuadro 2): a) valores urbanos, b) valores arquitectónicos, c) valores ambientales-paisajísticos, d) valores sociales, e) valores culturales y f) valores históricos. En todos ellos se plantean indicadores específicos que señalan los riesgos, diagnósticos generales y los instrumentos que garantizan la conservación de la ciudad histórica o que corrigen los impactos que haya podido experimentar.
No obstante, y salvo la aparición de algunos observatorios culturales que tienen como cometido el seguimiento de los principales parámetros culturales, y entre ellos, en ocasiones, algunos datos sobre los centros históricos, puede señalarse que este campo, tan necesario para la gestión de las ciudades históricas, está aún por desarrollar.
A) Indicadores de conservación de los valores urbanos:
A1. Existencia de planes y acciones coordinadas de conservación.
A2. Permanencia del ecosistema y del paisaje.
A3. Pertinencia y compatibilidad
de los usos (vigencia funcional del casco).
A4. Accesibilidad, transporte, tráfico y aparcamientos.
A5. Efectividad en aplicación de la normativa de protección.
A6. Existencia de órganos de aplicación de las normas.
A7. Modalidades de participación.
A8. Existencia y viabilidad de un Plan Económico-Financiero.
A9. Variaciones en el régimen de propiedad y valor del suelo.
A10. Impacto de las actividades económicas sobre el patrimonio.
A11. Impacto de la economía informal en la recuperación patrimonial.
A12. Grado de compromiso con el patrimonio cultural y afianzamiento de
la identidad
B) Indicadores de conservación de los valores arquitectónicos:
B1. Existencia de planes de conservación.
B2. Permanencia (y vigencia) de las tipologías constructivas
tradicionales
B3. Presencia e integración de la arquitectura contemporánea.
B4. Situación constructiva y uso/abandono de la edificación.
B5. Efectividad en la aplicación de la normativa de protección.
B6. Modalidades de participación.
B7. Acciones preservación patrimonio.
B8. Compromiso con el patrimonio y afianzamiento de la identidad.
C) Indicadores de conservación de los valores
ambientales-paisajísticos:
C1. Calidad ambiental. Contaminación, clima.
C2.Control de contaminación
visual y auditiva.
C3. Identificación y prevención de riesgos naturales.
C4.Estabilidad y preservación
recursos naturales.
C5.Adecuación de redes y servicios: agua, saneamiento, energía, sistema
vial.
D) Indicadores de conservación de los
valores sociales:
D1. Identidad y permanencia de la población.
D2. Participación de la población en apoyo de su patrimonio.
D3.Calidad de vida: Educación, salud, trabajo, vivienda, otros.
D4.Existencia de planes y acciones para la promoción social
D5.Grado de compromiso con el
patrimonio cultural.
E) Indicadores de conservación de los valores culturales.
e1. Reconocimiento del hecho cultural por la población
e2. Permanencia del hecho cultural
e3. Autenticidad y respeto por el testimonio cultural.
e4. Acciones para la difusión, promoción, educación patrimonial.
e5. Fomento de equipamientos culturales.
e6. Participación con proyectos culturales de artistas.
F/ Indicadores de conservación de los valores históricos.
Fte. Elaboración propia a
partir de INDICADORES… (1999).
La perspectiva española
Sus centros históricos son una de las principales
aportaciones de España a la cultura universal: antiguos, variados, complejos y
heterodoxos reflejan bien la personalidad de este país. Desde el punto de vista
de estos centros, como desde tantos otros ámbitos –político, identitario,
cultural…-, el patrimonio urbano español se conjuga mal en singular y cabría
hablar mejor de Españas que de una sola España. Sin embargo, a pesar de esta
riqueza, el siglo XX, especialmente en su segunda mitad, ha dejado un saldo muy
negativo sobre la conservación de los espacios urbanos españoles en los que las
capas de la memoria colectiva son más densas; y si bien la incidencia del
deterioro, y sus causas, son muy distintos según el rango de la ciudad y el
dinamismo de los procesos socioeconómicos que les han afectado, en su conjunto
puede hablarse de un balance preocupante relacionado con el siglo pasado y con
lo que el actual lleva avanzado (ver cuadro 3).
Los centros
históricos españoles desde el inicio del siglo XX
|
1900-1955 |
1955-1980 |
1980-2005 |
Grandes ciudades y capitales de
provincia dinámicas |
Mantenimiento
o inicio de proyectos de reforma interior. Incremento de las condiciones de
hacinamiento y coincidencia de espacios comerciales y simbólicos |
Planeamiento
de protección: inexistente o escasamente útil. Fuerte presión especulativa y
despilfarro de patrimonio. Pérdida residencial y de la calidad ambiental por
la generalización del automóvil. |
Desarrollo
del planeamiento especial –a menudo incompleto-. Coexistencia de sectores
sometidos a procesos de renovación acelerados y otros con problemas de
abandono. Intentos de ordenación del tráfico. |
Capitales de provincias menos
dinámicas |
Desarrollo
de proyectos de reforma interior modestos. Condiciones de deterioro y
sustitución más limitados que en las grandes ciudades. Presencia de
situaciones de hacinamiento menos intensas. |
El
planeamiento de protección apenas existe. Incremento de las condiciones de
hacinamiento, aunque menor que en las grandes ciudades. Deterioro del paisaje
urbano por sustituciones sin criterio y fuera de escala de arquitecturas
populares, nobles y burguesas. |
Desarrollo
de planeamiento de protección en las ciudades con patrimonio más reconocido.
Pérdida de arquitecturas vernáculas. Problemas de congestión del tráfico |
Ciudades medias y pequeñas |
Actuaciones
de renovación poco significativas, a menudo centradas en edificios singulares
(ayuntamientos sobre todo), plazas y calles más céntricas. |
Condiciones
de degradación poco generalizadas y sólo identificables puntualmente con
derribos y sustituciones inapropiados o condiciones de conservación
inadecuadas |
Escaso
desarrollo de planeamiento de protección salvo en ciudades con patrimonio muy
reconocido. Recursos escasos para |
Fte.: Elaboración propia.
Sintetizar las debilidades de los centros históricos españoles es una tares compleja y que se aborda en el cuadro 4. La estructura de estas debilidades puede articularse según siete campos principales: 1) la implicación social y política; 2) el planeamiento urbanístico; 3) la vivienda vernácula; 4) la arqueología industrial y de la obra pública; 5) población y usos tradicionales; 6) el patrimonio intangible; y 7) el espacio público.
Las debilidades de
los centros históricos españoles en los inicios del siglo XXI
1. En relación con la implicación social y política en
la protección de los centros históricos:
|
2. En relación con el planeamiento urbanístico:
|
3. En relación con la vivienda vernácula:
|
4. En relación con la arqueología industrial y la
obra pública
|
5. En relación con las poblaciones y usos
tradicionales:
|
6. En relación con el patrimonio intangible:
|
7. En relación con el espacio público: ·
Viejas y nuevas demandas sobre el
espacio público histórico sin resolver. ·
Intervenciones sin criterio. ·
El transporte y movilidad. |
Fte.: Elaboración propia.
Siendo consciente de que el desarrollo de estos puntos daría lugar a otra comunicación, cabe señalar que el resultado global de estas debilidades en la actualidad afecta de forma intensa y con procesos acelerados a una parte muy mayoritaria de las ciudades españolas. Es cierto que las alteraciones de tramas históricas por cambios de alineación o replanteamientos parcelarios han disminuido notablemente en los últimos veinte años; no obstante, prácticas como el fachadismo, el recrecimiento volumétrico, las repeticiones miméticas de modelos arquitectónicos del pasado, las intervenciones sin criterio y sin escala y las actuaciones inadecuadas en el espacio público son moneda de cambio cotidiano en un país en el que ni siquiera las ciudades inscritas en la Lista del Patrimonio Mundial se libran de estos procesos.
Respecto a las intervenciones en el espacio público, éstas merecen un comentario específico, puesto que, muy relegado durante decenios a aspectos secundarios en el planeamiento especial, la degradación de estos espacios ha afectado de forma muy notable numerosos conjuntos históricos, y no precisamente a partir de obras de escaso coste. El espacio público de muchas ciudades españolas fue lugar de ensayo durante los años ochenta y noventa de nuevos modelos de rehabilitación urbana. Las tendencias internacionales, en las que la intervención en estos espacios ha sido una práctica emergente y recurrente, han reforzado el papel de estos ámbitos como escenarios sociales de primer orden. No obstante, han surgido muchos problemas en la renovación de estos espacios; entre ellos pueden destacarse:
- La renovación del espacio público sin tener en cuenta los intereses y aspiraciones de los vecinos y usuarios.
- Planteamientos de peatonalización basados en los intereses comerciales más que en los ciudadanos. Esta práctica ha llevado a la terciarización de los centros históricos y a un incremento del valor del suelo que ha desplazado otros usos.
- Excesiva proliferación de diseños minimalistas y con uso de materiales duros y mobiliario urbano estandarizado que unifican los escenarios de todo tipo de ciudades.
- Las políticas de creación de aparcamientos rotarios ha supuesto el incremento de todo tipo de tensión en torno a los espacios en los que se ubican.
- Desidia en el mantenimiento, usos abusivos y privatización funcional del espacio público.
Consideraciones finales
Se puede afirmar que, pese al bagaje intelectual y técnico que se ha creado durante buena parte del siglo XX, en el momento actual existen muchas dudas sobre la gestión adecuada –llámese sostenible si se prefiere- de los centros históricos. Los aspectos en los que se fundamenta la legitimidad social del patrimonio – la autenticidad, la defensa de lo público y el apoyo al desarrollo- ofrecen muchas dudas y lagunas conceptuales y metodológicas en la gestión del patrimonio cultural urbano. La riqueza que ha adquirido el propio concepto de patrimonio y la complejidad de los procesos urbanos, han condicionado un panorama con muchas incertidumbres para la protección de los centros históricos. Los mismos conceptos de “centro” y de “historia” precisan una revisión pausada a la que, de momento, ni siquiera las instituciones internacionales relacionadas con la cultura, especialmente UNESCO, están dando respuestas satisfactorias. El interés que desde estas instituciones están tomando nuevas categorías patrimoniales –el patrimonio intangibles sobre todo-, muchas de ellas de interesante dimensión espacial –paisajes culturales, itinerarios culturales-, están desplazando el meollo del debate hacia otros ámbitos que relegan los centros históricos hacia prácticas urbanísticas diseñadas en los años setenta y poco, o sólo parcialmente, eficaces en los inicios del nuevo siglo.
La necesidad de conocer y controlar la evolución de los centros históricos explica el interés por crear fuentes de conocimiento directo que evidencien las tendencias de esta evolución. La búsqueda de indicadores ha tenido un momento de cierta importancia en el cambio de centuria, pero ni son destacables sus aplicaciones generalizadas y comparables, ni se ha mantenido un nivel de trabajo sostenido para su mejora y actualización. Más allá de algunos catálogos de buenas prácticas y de cómo éstas se han acomodado en ciudades distintas, no es fácil establecer análisis basados en denominadores comunes entre ciudades históricas, incluso dentro de un mismo país. De alguna manera, la inexistencia de un modelo de ciudad histórica a conseguir convierte en poco útiles indicadores de los que no se conoce muy bien la dirección a la que deben señalar.
Las ciudades españolas, sometidas a procesos muy convulsos desde los años sesenta, oscilan entre el abandono de muchos de sus sectores históricos y la acción grandilocuente y mediática, muchas veces responsabilidad de arquitectos de renombre internacional cuyo marchamo acalla o justifica intervenciones que de otra forma serían difícilmente defendibles. El planeamiento de protección se ha desarrollado tímidamente, pero también las estrategias y las formas de actuación eficaces en los centros históricos. En el mundo de la conservación de nuestras ciudades, por mucho que se corra, parece que siempre hay alguien más listo, que corre más y que se conoce mejor el camino. En materia de centros históricos, especialmente desde España, el debate siempre está abierto y sin cicatrizar. Tal vez tengamos los centros históricos que nos merecemos y que, sin duda, nos retratan como colectivo; pero también debe recordarse que un contexto en el que se reclama la prudencia y humildad con los recursos, la esencia histórica de la ciudad, repartida por toda su extensión, ofrece muchas lecciones gratuitas de cómo en el pasado con poco, se arreglaba mucho para muchos. Si de la historia siempre se aprende, de la ciudad histórica, también.
Notas
ALCÁZAR ALBAJAR, G. La
protección de los cascos históricos como herramienta de diseño urbano. Urbanismo C.O.A.M., 1990, nº 9, p. 6-13.
ALONSO IBÁÑEZ, M.R. El patrimonio histórico. Destino público y valor cultural. Madrid:
Cívitas, 1992. 454 p.
ALONSO HIERRO, J. y SANZ MARTÍN DE BUSTAMANTE, M. Preservación del patrimonio Histórico de España. Análisis desde una perspectiva económica. El gasto en
conservación, restauración y rehabilitación del patrimonio histórico español.
Actualización y comparación internacional. Madrid: Fundación Caja Madrid, 2004. 94 p.
ÁLVAREZ MORA, A. Conservación del patrimonio, restauración
arquitectónica y recomposición elitista de los espacios urbanos
históricos. Lección de apertura del
curso académico 1995-1996. Valladolid: Universidad, 1995. 39 p.
ANGLIN, L. La conservación
de centros históricos. El total es la
suma de sus partes. El Boletín del
Instituto Getty de Conservación, 1997, vol. 12, nº 1, p. 4-9.
BALLART, J. El patrimonio histórico y arqueológico:
valor y uso. Barcelona: Ariel, 1997. 268 p.
BALLART HERNÁNDEZ, J. y JUAN
i TRESSERRAS, J. Gestión del patrimonio
cultural. Barcelona: Ariel, 2001. 238 p.
BASSOLS COMA, M.
Instrumentos legales de intervención urbanística en los centros y conjuntos
históricos. Revista de Derecho
Urbanístico, 1990, nº 118, p. 13-52.
BENEVOLO, L. La ciudad europea. Barcelona: Crítica,
1993. 254 p.
BENEVOLO, L. La captura del infinito. Madrid:
Celeste, 1994. 118 p.
BERNAL SANTAOLAYA, B. (ed.) Vivir las ciudades históricas: Ciudad
histórica y calidad urbana. Burgos: Universidad de Burgos / Fundación
BERNAL SANTAOLAYA, B. (ed.) Revitalización funcional del centro
histórico: Un reto de las ciudades históricas. II Jornadas de Geografía Urbana.
Burgos: Universidad de Burgos, 1999. 86 p
.
BERNAL SANTAOLAYA, B. (ed.) El medio ambiente urbano en las ciudades
históricas. Burgos: Universidad de Burgos, 2003. 184 p.
BONET CORREA, A. El urbanismo en España e Iberoamerica.
Madrid: Cátedra, 1991. 218 p.
CAMARERO, C. e GARRIDO, Mª J. Marketing del patrimonio cultural.
Pirámide: Madrid, 2004. 258 p.
CAMPESINO FERNÁNDEZ, A.J.
Los centros históricos. Análisis de su problemática. Norba, Revista de
CAMPESINO FERNÁNDEZ, A.J.
Política urbanística en centros históricos españoles. En XII Congreso Nacional de Geografía. Valencia: Asociación de
Geógrafos Españoles/Universitat de València, 1991, p. 411-417.
CAMPESINO
FERNÁNDEZ, A.J. Comercio, turismo y
cambios funcionales en las ciudades españolas Patrimonio de
CAMPOS VENUTI, G. Urbanismo y austeridad. Madrid: Siglo XXI, 1981. 196 p
.
CAPEL
SÁEZ, H. La morfología de las ciudades.
I. Sociedad, cultura y paisaje urbano. Barcelona, Serbal, 2002. 544 p.
CARAVACA, I. et al. Patrimonio cultural y desarrollo
regional. Eure, 1996, nº 66, p.
89-99.
CASTILLO OREJA, M.A. (ed.) Centros históricos y conservación del
patrimonio, Madrid, Fundación Argentaria / Visor, 1998. 187 p.
CASTILLO OREJA, M.A. (ed.) Ciudades históricas: Conservación y
desarrollo.. Madrid: Fundación Argentaria / Visor, 2000. 229 p.
CASTILLO
RUIZ, J. El entorno de los Bienes
Inmuebles de Interés Cultural: Concepto,
legislación y metodología para su delimitación: Evolución histórica y situación
actual. Granada: Universidad de Granada, 1997. 553 p.
CASTRO-RIAL
GARRONY, A. (ed.) Guía básica para la
rehabilitación: Diez preguntas sobre la rehabilitación de los cascos históricos.
Madrid: Dirección General de Arquitectura y Vivienda, 2003a. 62 p.
CASTRO-RIAL
GARRONY, A. (ed.) Manual de gestión de
los procesos de rehabilitación en cascos históricos. Madrid: Dirección
General de Arquitectura y Vivienda, 2003b. 187 p.
CEBRIÁN ABELLAN, A. ed. Turismo cultural y desarrollo
sostenible. Análisis de áreas
patrimoniales. Murcia: Servicio de Publicaciones de
CERVELLATI, P.L.;
SCANNAVINI, R. y DE ANGELIS, C. La nuova cultura delle città: La salvaguardia dei centri
storici, la riappropriazione sociale degli organismi urbani e l’analisi dello
sviluppo territoriale nell’esperienza di Bologna. Milán: Mondadori, 1977.
230 p.
CERVELLATTI, P.L. La città bella. Il recupero dell´ambiente
urbano. Bolonia: Il Mulino, 1991. 104 p.
CIARDINI, F. y FALLINI, P. Los centros históricos. Política urbanística
y programas de actuación. Barcelona: Gustavo Gili, 1983. 271 p.
CONGRESO de Centros Históricos de España (1º). Madrid: Archival,
2001. 303 p.
FERNÁNDEZ
SALINAS, V. Los centros históricos en la evolución de la ciudad europea desde
los años setenta. Ería, 1994, nº 34,
p. 121-131.
FERNÁNDEZ SALINAS, V.
Historia y espacio urbano: del centro histórico a la ciudad como una red
cultural, Actas del IV Congreso Internacional
de Rehabilitación del Patrimonio Arquitectónico y Edificación.
FERNÁNDEZ SALINAS, V. (ed.) El patrimonio como factor de
desarrollo. Balance y perspectivas, Boletín del Instituto Andaluz de Patrimonio
Histórico PH, 2003. nº 42, p. 38-124.
FERRER
REGALES, M. Los centros históricos en
España: Teoría, estructura, cambio. Pamplona: Departamento de Medio
Ambiente, Ordenación del Territorio y Vivienda, 2003. 390 p.
GUTMAN, M. y HARDOY, J.E.
Encarando los problemas ambientales. Medio
Ambiente y Urbanización, 1992, nº 38, p. 3-20.
HERRERO PRIETO, L.C. (ed.) Turismo
cultural. El patrimonio histórico como
fuente de riqueza. Valladolid: Fundación del Patrimonio Histórico de
Castilla y León, 2000. 383 p.
INDICADORES para la evaluación del estado de conservación de ciudades
históricas.
Sevilla-Granada: Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, Comares, 1999. 125
p.
INTERVENCIÓN en centros históricos. Toledo: Servicio de Publicaciones de
IZQUIERDO VALLINA, J. Manual
para agentes de desarrollo rural: Ideas y propuestas para moverse entre la
conservación del patrimonio y el desarrollo local. Madrid: Mundi-Prensa,
2002. 453 p.
MARTÍN DE
MIRÓ ALAIX, M. Interpretación,
identidad y territorio. Una reflexión sobre el uso social del Patrimonio. Boletín del Instituto
Andaluz de Patrimonio Histórico PH, 1997, nº 18, p. 33-37.
ORTEGA VALCÁRCEL, J. et. al.
El centro histórico de las ciudades.
Patrimonio Cultural. Burgos: Caja de Burgos, 1997.
ORTEGA VALCÁRCEL, J. El patrimonio territorial: El territorio como
recurso cultural y económico, Revista del
Instituto de Urbanística de
PANELLA,
R. et. al. Estrategias de intervención en
centros históricos. Valencia: Colegio Oficial de Arquitectos de
PATRIMONIO
Cultural y Ordenación del Territorio.
Seminario-Taller. Ponencias y
comunicaciones.
Mérida, Consejería de Vivienda, Urbanismo y Transportes, 2001. 93 p.
SÁNCHEZ
GOYANES, E. (ed.) Ciudades Patrimonio de
TORRES RAMÍREZ, L. C. La participación ciudadana
como un instrumentos gestor de la conservación integral del Patrimonio Mundial.
Estrategias innovativas de cooperación pública-privada, OCPM. Actas del 5º Coloquio Internacional de las Ciudades del
Patrimonio Mundial. La innovación en la
gestión de las Ciudades Patrimonio de
TROITIÑO VINUESA, M.A. Centro histórico,
intervención urbanística y análisis urbano. Anales
de Geografía de
TROITIÑO
VINUESA, M.A. y GARCÍA MARCHANTE, J.S. (eds.) Vivir las ciudades históricas: Recuperación integrada y dinámica
funcional. Cuenca: Fundación
VICENTE DOMINGO, J.
Consideraciones críticas sobre la política protectora de los conjuntos
históricos, Revista de Derecho
Urbanístico, 1991, vol. 25, nº 122, p. 115-159.
VIVIR las
ciudades históricas. Seminario Turismo, Conservación y Rehabilitación del
Patrimonio Arquitectónico y Artístico. Cáceres: Universidad de Extremadura / Fundación
© Copyright Víctor Fernández Salinas, 2005
© Copyright Scripta Nova, 2005
Ficha bibliográfica:
FERNÁNDES, V. Sobre De la protección a la legitimación
social del patrimonio urbano en España. Scripta Nova. Revista electrónica de
geografía y ciencias sociales. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de
agosto de 2005, vol. IX, núm. 194 (41).
<http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-194-41.htm> [ISSN: 1138-9788]
Volver al índice de Scripta Nova número 194
Volver al índice de Scripta Nova