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Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. VII, núm. 146(062), 1 de agosto de 2003

BUSCANDO HABITAR LA CIUDAD. EL RETO DE LA VIVIENDA PARA LAS MUJERES INMIGRADAS EN MADRID Y BARCELONA

Estela Rodriguez
Mariel Araya

Universidad de Barcelona


Buscando habitar la ciudad.  El reto de la vivienda para las mujeres inmigradas en Madrid y Barcelona (Resumen)

A través de dos experiencias hilvanadas en Madrid y Barcelona, iremos acercándonos a las dificultades en el acceso a la vivienda por parte de las mujeres inmigradas en la ciudad. Estudiaremos, cómo diferentes teorías han ido analizando el carácter diferencial de la migración de mujeres, yendo a uno de los ejes básicos de las causas en este proceso: la feminización de la pobreza en las  sociedades contemporáneas.

Palabras clave: género, migración, mujeres.

Seeking to inhabit the city. The challenge of the dwelling for immigrated women in Barcelona and Madrid (Abstract)

Through two experiences focused in Madrid and Barcelona, we will go approaching the difficulties in the access to housing of the women immigrated in the city. We will study, how different theories have gone analyzing the differential character of the migration of women, going to one of the basic axes of the causes in this process: the feminization of the poverty in the contemporary societies.

Key words: gender, migration, women.

"La última década ha mostrado una presencia creciente de las mujeres en una gran variedad de circuitos transfronterizos. Estos circuitos son enormemente diversos pero comparten una característica: son rentables y generan beneficios a costa de quienes están en condiciones desventajosas. Incluyen el tráfico ilegal de personas destinadas a la industria del sexo y a varios tipos de trabajo en el mercado formal e informal. Incluyen migraciones transfronterizas, indocumentadas o no, que se han convertido en una fuente importante de divisas para los gobiernos de los países emisores. La formación y fortalecimiento de estos circuitos es en buena medida consecuencia de condiciones estructurales más laxas. Entre los actores claves que emergen de estas condiciones para conformar la realidad de estos circuitos singulares están las propias mujeres en búsqueda de medios de renta, pero también, y cada vez más, traficantes y contratistas, así como los gobiernos de los países involucrados. A estos circuitos los conceptualizo bajo el nombre contrageografías de la globalización." (1)

Hablar de vivienda supone hablar de derechos civiles, del derecho de toda persona a tener un lugar desde donde habitar los sueños. Soñar, en una trayectoria de vida donde se incluyan unos estudios forjados, un trabajo deseado, en tener una pareja o quizás unos hijos, requieren de ese "laboratorio de operaciones" desde el cual ir diseñando las diferentes opciones, resoluciones, ausencias o realizaciones de esos deseos. Habitar la ciudad, por tanto, es dar forma al vivir, al proyecto de vida, ubicada en el usufructo de un trocito de la ciudad, de  una vivienda.

Los lugares están definidos por las prácticas socioespaciales, por las relaciones de poder y de exclusión. Los espacios, como subraya Linda McDowell (2000)2 "surgen de las relaciones de poder; las relaciones de poder establecen las normas; y las normas definen los límites, que son tanto sociales como espaciales, porque determinan quién pertenece a un lugar y quién queda excluido, así como la situación o emplazamiento de una determinada experiencia".  Existen ya numerosas descripciones sobre estas situaciones de poder y exclusión en la determinación de los espacios (público y privado) y de los roles de género (masculino y femenino)3. La geografía feminista sacó a la luz la relación que hay entre las divisiones de género y las divisiones espaciales, para descubrir cómo se constituyen mutuamente, y mostrar los problemas ocultos tras su aparente naturalidad.

En este análisis sobre el acceso de las mujeres emigradas a Europa, seguiremos algunos de los puntos señalados por Griselda Pollock4 cuando dice que hay que "llamar la atención sobre la trascendencia de conceptos como el lugar, el emplazamiento y la diversidad cultural, conectando los problemas relativos a la sexualidad con la nacionalidad, el imperialismo, la emigración, la diáspora y el genocidio". Las mujeres, según los últimos estudios de varias científicas sociales que se nutrieron de un enfoque postcolonial,  constituyen más del 50% de las migrantes en las actuales sociedades globalizadas5 . En el presente artículo, vamos a analizar qué tipo de dificultades existen en el habitar de las mujeres que deciden emigrar a dos de las ciudades con más inmigración del estado español: Barcelona y Madrid. 6, en el capítulo incluido en el libro La vida de las mujeres en las ciudades. La ciudad, un espacio para el cambio, estudia porqué las mujeres son más vulnerables a la pobreza que los varones y las diferentes maneras en que repercute en sus vidas y cómo el hecho de vivir en la ciudad, puede exacerbar su experiencia de privación y exclusión social. Las zonas urbanas han sido las más castigadas por la crisis industrial. Si bien las mujeres no son las únicas afectadas por los problemas descritos anteriormente, sí son ellas las que los viven en particular. Las mujeres tienen menos oportunidades de huir de su entorno ya sea para trabajar o para disfrutar de actividades de ocio, y sus responsabilidades como cuidadoras de terceras personas las obligan a tener constantemente que afrontar en sus vidas cotidianas la falta de oportunidades para ellas y para sus hijas e hijos. Las mujeres pobres no cuentan para las estadísticas: la magnitud de la pobreza de las mujeres fue ignorada en los primeros estudios sobre este tema (Glendinning y Millar, 1987). Webb (1993) comprobó que en 1991 dos tercios de los adultos en unidades familiares pobres eran mujeres y que, en estas unidades familiares, tenían aproximadamente la mitad de recursos propios que los varones. La existencia de criaturas incrementa considerablemente la vulnerabilidad a la pobreza de una familia.

Algunos de los siguientes puntos que analiza la autora, inciden en la explicación de porqué se encuentran en situación de desventaja en razón de su género. Estas aproximaciones que Carol Walker nos describe, nos ayudarán a plantear cuestiones a analizar en nuestra posterior descripción en el caso español.

1- El acceso de las mujeres al mercado laboral y su participación en éste está sumamente circunscrito por los criterios de segregación por género que rigen el mundo del trabajo y por su papel de cuidadoras.

2- Las mujeres inmigradas  tienen mayores probabilidades de percibir salarios aún más bajos que las mujeres blancas, aunque algunas complementan sus ingresos trabajando más horas o por turnos.

3- Al tener un trabajo mal pagado o a tiempo parcial, las mujeres ven reducidos sus derechos en cuanto a protección laboral, tienen menos subsidios por enfermedad o por jubilación, menos complementos mientras están en activo y son más vulnerables al desempleo.

4- Ha habido en los últimos años, un incremento de las familias monomarentales: en el Reino Unido, 9 de cada 10 familias son las mujeres las jefas de familia.

5- Como administradoras de la unidad familiar, las mujeres no sólo son las que llevan la carga emocional de administrar la pobreza familiar, sino también las que hacen los mayores sacrificios personales: prescinden de comer o comen los alimentos más baratos (Payne, 1991), renuncian a participar en actividades sociales y sacrifican el gasto personal en beneficio del consumo común.

6- Los problemas de las mujeres que viven en la ciudad siguen siendo especialmente graves. El empobrecimiento se agrava a consecuencia de la escasez de servicios. Los recortes en los presupuestos destinados  a servicios públicos han perjudicado notablemente a las mujeres. Son ellas las usuarias de los servidos y como cuidadoras, padecen más directamente la falta de espacios seguros para las criaturas, los recortes de las subvenciones destinadas al cuidado de hijos e hijas, los incrementos en los precios de las comidas escolares y los recortes de servicios sociales, como las ayudas a domicilio. Otros factores pueden ser: transporte insuficiente o caro, coste de vida más elevado al haber trasladado los supermercados lejos de los centros urbanos, miedo a la delincuencia y temor por su seguridad personal, así como su situación desfavorable para acceder a una vivienda digna.

7- Algunos estudios, nos hablan de algunos indicios esperanzadores: Philo (1995), nos explica como cada vez más las mujeres lideran iniciativas comunitarias, creación de cooperativas de crédito, cooperativas de alimentación e iniciativas para el cuidado de las criaturas y para atenderlas después del horario escolar.

Saskia Sassen  nos apunta un análisis que va más allá del de la feminización de la pobreza; nos señala que se está dando en esta última década una feminización de la supervivencia, en la que la garantía de los ingresos se realizan a través de las mujeres, pero señalando que no sólo afecta a la economía doméstica sino que muchos gobiernos y empresas multinacionales de las actuales sociedades dependen, casi exclusivamente, de los ingresos que proporcionan las mujeres a través de la economía formal e informal (Filipinas o Sri Lanka).  Nos subraya que, en cambio, pocas teorías han recogido hasta ahora el papel de las mujeres en los procesos económicos internacionales: "una vez más, la nueva literatura económica sobre los procesos actuales de globalización opera como si esta nueva fase económica fuese neutral en relación al género. Las dinámicas de género han sido invisibilizadas en términos de su articulación concreta con la economía global. Este conjunto de dinámicas pueden encontrarse en los circuitos alternativos transfronterizos descritos arriba, en los cuales el rol de las mujeres, y especialmente la condición de mujer migrante, es crucial. Estas dinámicas de género pueden reconocerse también en las características centrales de la economía global, pero este no es el lugar para discutirlas.Creo que necesitamos observar estos desarrollos actuales como parte de la historia más extensa que ha hecho visible el rol de las mujeres en procesos económicos cruciales"7.  Se está produciendo, según la autora, un proceso de generización de la economía mundial que pocas veces toma relieve en los discursos teóricos y en las estadísticas.

En el caso del estado español, varias autoras8 han señalado que la inmigración femenina ha sido un tema de investigación marginal en las ciencias sociales hasta finales de los años 80, debido a la creencia de que era únicamente el hombre el que migraba, cuando en muchos casos, son las mujeres las que inician el proceso migratorio. Para Carmen Gregorio9 las relaciones de género tienen que ser consideradas como premisa conceptual básica para el análisis  de los procesos migratorios, criticando así las teorías modernistas y estructuralistas donde el factor económico de la migración  y las relaciones de clase eran los únicos valores constituyentes de la misma. Este método de estudio, surgido en la década de los 80, comienza a dar visibilidad a la migración femenina al incorporar los factores simbólicos e ideológicos a los económicos, remarcando el protagonismo de las mujeres en el hecho migratorio, junto con los impedimentos que encuentran debido a los roles que le asignan la sociedad de origen y la de destino.

Estos análisis, van incorporando poco a poco el tema de la dificultad de las mujeres inmigradas en el acceso a una vivienda en las ciudades actuales, aunque en ocasiones con dificultad10. Algunas iniciativas europeas nos hablan de los obstáculos que tienen las mujeres en la búsqueda de una vivienda en la ciudad, como resultado de su situación económica, así como sus opciones en cuanto a modos de vida. Estas aproximaciones nos ayudarán a entender las dificultades actuales de acceso a la vivienda de las mujeres en las ciudades. La urbanista Jane Darke11 se pregunta en su estudio sobre el Reino Unido,  ¿cómo consiguen las mujeres un lugar para vivir en la ciudad?  ¿Qué problemas y barreras tienen que superar para lograr el acceso a una vivienda aceptable? ¿Cómo contribuyen a que mejore la vida en algunas áreas urbanas?

1- Desplazamiento del estereotipo de familia nuclear por otras formas de convivencia. No salen en las estadísticas: personas de un mismo sexo, parejas que viven separadas por un cierto tiempo, quizá por motivos de trabajo, hijos que pasan una parte del tiempo con cada uno de sus progenitores, comunas, personas itinerantes y okupas, todo ello forma parte de un amplio muestrario de formas de convivencia alternativas.

2- Las  oportunidades de vivienda para las mujeres son consecuencia de con quién eligen vivir, y, al mismo tiempo, sus opciones de vida, tales como carreras profesionales, matrimonio, convivencia y maternidad, pueden verse influidas por las consecuencias de esa elección.  Las opciones de cómo y con quién vivir están mediatizadas por la desaprobación social que puede venir tras determinadas elecciones.  En las últimas décadas, tanto la situación de la vivienda urbana como la naturaleza de la unidad familiar han experimentado cambios espectaculares.

3- En Inglaterra, en los 80, era posible ganar más dinero por la inflación del precio de la vivienda que por un trabajo. Los cambios en el mercado de la vivienda afectan sobre todo a las mujeres. Un millar de familias aproximadamente pierden cada semana sus viviendas por incumplimiento de los pagos en los plazos establecidos. Es evidente que las mujeres van retrasando la edad de formar una familia y que el tamaño de la unidad familiar disminuye, mientras algunas mujeres a fuerza de esperar el momento adecuado pueden descubrir que se les ha pasado el tiempo.

4- El sistema de vivienda se ajusta a las expectativas del grupo dominante: autóctono, blanco y sano. Los modelos de lo que se considera una casa "adecuada", incluso a veces su régimen de tenencia, tienen una base específica cultural. Los inmigrantes se encuentran que se les da una información diferente o se les "dirige" hacia determinadas áreas por los agentes inmobiliarios y prestamistas hipotecarios. Aunque sea ilegal cualquier discriminación por motivos étnicos, están expuestos a reacciones racistas.

5- Varias investigaciones han demostrado  que existe un trato desigual, el cual se traduce para las familias inmigrantes en la adquisición de viviendas de peor calidad. Esto es debido, en parte, a los prejuicios que todavía perviven en los gestores de las viviendas, pero hay otros factores en juego que deberían ser objeto de investigación como la burocracia.

6- La única posibilidad para una mujer es finalmente, la vivienda de alquiler: se alquilan amuebladas con muebles de dudosa pulcritud, y que no reúnen las normas de seguridad requeridas. Pueden darse instalaciones de gas defectuosas, o incendios en casas donde el casero ha pasado por alto el reglamento de seguridad. En casos de separación familiar, se da el caso que la ex esposa tiene derecho a permanecer en el domicilio familiar sólo mientras los hijos e hijas son dependientes. Tan pronto como éstos son mayores y se marchan, ella puede quedarse sin casa.

Muchas de estas actuaciones se están dando de igual modo en las ciudades españolas. A continuación veremos dos ejemplos del acceso de las mujeres inmigradas a la vivienda en ciudades como Madrid y Barcelona.

La eskalera karakola, una casa okupada por mujeres autóctonas e inmigradas en el barrio de Lavapiés en Madrid

"El sistema de la vivienda urbana se ha adaptado a un mito, según el cual todas las personas tiene un trabajo suficientemente bien remunerado para poder acceder  a la propiedad de una vivienda, todas viven en familias felices y el matrimonio dura hasta que la muerte separe a los esposos. Este sistema es incapaz de dar una respuesta al mundo real de las opciones que hacen las mujeres. El mercado no sólo falla a la hora de ofrecer lo que muchas situaciones requieren; el hecho de que las soluciones del mercado se consideren las "normales" y excepcionales todas las demás fórmulas margina a un número creciente de personas que no pueden satisfacer sus necesidades en el mercado".12

La eskalera karakola es una casa ocupada desde hace seis años por mujeres autóctonas e inmigradas en el barrio de Lavapiés en Madrid como respuesta a las dificultades en el acceso a la vivienda en una ciudad cada vez más dirigida por  flujos especulativos de toda índole. Como expresan sus creadoras en la página web de la organización13, "es un proyecto que es impensable e indispensable en un barrio como Lavapiés, sometido a un plan de rehabilitación durante años que no ha respondido a las necesidades más que incipientes de las que habitamos aquí, que ha dejado de lado nuestra opinión y nuestras inquietudes. Un barrio que carece de las necesidades sanitarias básicas,  de condiciones de vivienda dignas, de recursos sociales, de espacios de encuentro y socialización, y que hace frente a una política de exclusión y privatización, de restricción cada vez mayor de los derechos fundamentales de las personas. Y es ahí donde la karakola irrumpe como un espacio más que necesario de relación, encuentro, comunicación y apuesta colectiva entre mujeres, frente a esta vida polvorienta, sofocante, desteñida, desnatada, al vacío y en conserva".

En el mes de marzo de este año, realizaron el interesante encuentro "Precarias_a_la_deriva", donde presentaron la situación de las trabajadoras domésticas, para cuestionar las raíces de la distribución del trabajo en las sociedades contemporáneas. Se preguntaron,¿quién cuida, en qué condiciones y a cambio de qué?Hablaron, de la situación de las mujeres inmigradas que trabajan en el servicio doméstico, muchas de ellas en carácter de internas, al no poder hacer frente a tener un alquiler de un piso o habitación. El servicio doméstico, es un área laboral que está fuera de cualquier regulación y control de los derechos de las trabajadores, la mayoría trabajan sin contrato, estando totalmente expuestas a la explotación  y limitación de sus libertades. Es un mundo invisibilizado y de economía sumergida, donde las más vulnerables son ellas, debido a su calidad de inmigrantes sin papeles y sin derechos.

Como se subrayó en este encuentro, la administración hace oídos sordos a esta situación: no regularización de su situación laboral, no control de sus derechos como trabajadoras. Estas mujeres que trabajan en el servicio doméstico, así como las que tienen que trabajar en otras formas de economía sumergida (trabajo sexual, cuidado de ancianos, hoteles y restaurantes) ven cómo su acceso a una vivienda se ve denegado cuando el administrador les pide la existencia de un contrato de trabajo (con nómina fija, a poder ser) o incluso, un aval (que una tercera persona avale con su vivienda). Todo ello, como hemos señalado anteriormente, si no se cometen de antemano todo tipo de subterfugios que excusen (detrás de una situación de discriminación racial) la adjudicación del piso de alquiler por parte del administrador o el propietario.

La eskalera karakola (figura 1) es un ejemplo de que las mujeres participan de los movimientos sociales urbanos y de la política local. Mujeres autóctonas e inmigradas mostraron cómo el entorno y la distribución desigual en el espacio de las oportunidades, los recursos y los bienes, tanto en la misma ciudad como entre distintas localidades, barrios y vecindarios influye en las oportunidades de los residentes y en la idea que éstos tienen de sí mismas como mujeres14.

Señalaron, cómo las divisiones de género se relacionan con un conjunto muy complejo de interconexiones entre la localización, la etnicidad y la situación de clase, haciendo comunes y compartidos los problemas sociales de mujeres de clase baja y las inmigradas. El espacio social y casa okupada de Lavapiés, funciona como varias de las iniciativas que documenta Cinthia Enloe en Estados Unidos: "En los años cincuenta, hubo en Toronto una Negro Citizenship Association que abrió un local de residencia y centro de reuniones, para que las mujeres caribeñas que trabajan en el servicio doméstico pudieran intercambiar opiniones, y en caso necesario, escaparse de una casa intolerante"15. Ante la inexistencia de un verdadero estado del bienestar donde los recursos se demuestran insuficientes y su acceso claramente discriminatorio, las mujeres toman poder y agencia en sus reivindicaciones, constantando las carencias en materia de vivienda en la ciudad.

 
Figura 1. Taller de "Precarias a la deriva", Madrid, marzo 2003.

Habitar una ciudad, es, por tanto, un derecho de ciudadanía del que las mujeres inmigradas están excluidas en esta Europa de nueva configuración. Al estilo de las constataciones de Yuval-Davis y Phina Werbner16, uno de los aspectos más claros del panorama político de principios del s.XXI  es la presencia de unos movimientos sociales nacidos para contestar la autoridad y la legitimidad de los Estados nacionales y de la exclusión de ciertos grupos por razones de  religión, lengua o etnicidad. Veamos cómo en Barcelona, ciudad de gran inmigración femenina, se narran vidas, tránsitos y suspiros para los que no existen estadísticas.

Habitar la ciudad y que la ciudad te habite, Barcelona17

Martina tiene la piel coloreada por la tierra de América Latina, un color que no encuentras en ningún catálogo, y que solo si tienes mucha suerte y muchas mezclas podrías conseguir un pálido reflejo. Tiene, rodeando sus ojos negros, arrugas como surcos que pueden ser del viento y también de todos los pensamientos que le dejan marcas. Su vientre tiene memoria y lazos con las dos criaturas que ha traído al mundo en sus 25 años de vida.

Martina se despertó un día, de estos 264 días que vive en Barcelona, y llena de optimismo y determinación decidió que este era el día donde cambiaría muchas cosas. Miró a su alrededor, y se encontró con Azucena que roncaba plácidamente a las 17 hs. porque era el día de descanso de su trabajo en el geriátrico. La cama de Placencia (rebautizada Celia) estaba vacía pero revuelta: esta chica no aprenderá nunca a dejar las cosas hechas, ya debería ser hora de tener una larga charla con ella. Tampoco estaba hecha la cuna de Damián, el hijo de Sofía, y en medio de la sábana hay una mancha sospechosísima. De Sofía pueden ser los amortiguados ruidos que provienen de la cocina.

La habitación es espaciosa, tiene 6 metros cuadrados por 7 metros. Está mucho mejor que las otras tres habitaciones del piso, donde en total viven 14 personas adultas y tres personas chiquitas, repartidas en los 80 metros cuadrados de la vivienda. Esta tiene al frente tres balcones, uno de ellos, tiene vistas a un hermoso platanero que dicen es el árbol que habita Barcelona. A veces no hay tiempo para contemplarlo, y añorar despacito los árboles de los recuerdos, porque en la vivienda hay turnos donde discurre la vida sin parar, y en el pasillo se encuentran broncas, risas, llantos y por suerte algún que otro consuelo en forma de abrazo.

Martina se ducha, después de esperar tres turnos, se perfuma y se pone su blusa de la suerte  -de grandes rosas rojas- y su falda nueva. Se dirige a la búsqueda de una vivienda para ella, para crear un nido donde poder acoger a Martín y Dulcinea, para poder traerles con ella ya que el trato era no más de 6 meses de separación y ya van nueve meses sin verles, sin abrazarles, sin reñirles.

Iba provista de unas cuántas direcciones y unos cuántos teléfonos. Había un anuncio que le movía la esperanza: decía de un piso en Poble Nou, de 65 metros, y por 250 euros. Seguro que ese era su piso. Unicamente le llamó la atención que, al llamar para poder ver el piso, le dijeron que primero debía pasarse por unas oficinas en el centro. Esto retrasaba sus planes, y además no es que tuviera mucho tiempo debido a sus dos trabajos, el de la noche en el geriátrico y el de la tarde cuidando unos niños.

En Barcelona existen las autodenominadas "agrupaciones de propietarios" o "agencias de servicios inmobiliarios" que se diferencian de las APIS (agencias de la propiedad inmobiliaria) y de los administradores de fincas. Los dos últimos cuentan con colegios profesionales que requieren formación específica así como normativa profesional, entre otras diferencias. Las primeras son producto de la liberación del mercado y la no tipificación de conductas que rayan la estafa. El límite es económico: si el daño económico fuera mayor de 300 euros, tales conductas podrían tipificarse como estafa. Los precios que cobran éstas "empresas de servicios" oscilan entre los 108 euros y los 210 euros. Los servicios que ofrecen a través de su publicidad engañosa son los de poner a disposición del cliente una lista de viviendas de alquiler en relación directa con sus propietarios, en condiciones muy ventajosas económicamente, e incluso sin el pago de los gastos de contratación. No se ha podido demostrar, a pesar de las quejas ante las asociaciones de consumidores, ni la conducta de estafa ni la publicidad engañosa. La única fórmula que existe para evitar caer en éstas redes es conocer los teléfonos  -que se repiten a continuación de los llamados "pisos chollo"- o, simplemente, ante la afirmación de que no se puede visitar el piso que se anuncia si antes no se pasa por una determinada oficina. Las personas migrantes  -pero no únicamente-  son las mas vulnerables a éste tipo de prácticas, al desconocer el sistema de usos y costumbres del comercio y específicamente en la contratación de la vivienda de alquiler

A Martina, la amable señora que le atendió en la oficina, le infundió grandes esperanzas en que pronto, muy pronto, podría acceder al piso por el que se interesaba. Le dijo que, como el trato era directo con los propietarios, no importaba que no tuviera contrato de trabajo ni sus correspondientes nóminas. Eso sí, debía pagar los 210 euros en el momento, así tendría más posibilidades de ser de las primeras  (evidentemente, el piso estaba muy solicitado, según afirmaba la amable señora). Además, y solo por el improbable caso de que no pudiera acceder al piso del Poble Nou, le facilitaría un largo listado de pisos en condiciones similares y de buena tinta y experiencia, en menos de un mes tendría ese lugar maravilloso con el que Martina soñaba. Firmó todos los papeles del contrato de servicios sin detenerse a preguntar por aquella terminología anexa, ni tampoco se le ocurrió pedir una copia del contrato, solo le interesaba la ansiada lista y ser la primera para el piso y tuvo un escueto recibo por sus 210 euros.

Estaba feliz y exultante. ¡En su tarde libre ya había iniciado el camino hacia el reencuentro con su hija y con su hijo! Y, encima, le quedaban muchas horas para poder pasear por ésta ciudad que aún le es muy extraña. Comenzó a recorrer los laterales de Via Laietana, y claro, se perdió por las calles y callejas donde estuvo viendo y oliendo tanta vida y colorido. Se encontró con un locutorio donde pudo llamar a dar las buenas nuevas, en un pequeño comercio compró el plátano verde  -ideal para hacer machacado y frito los patacones-  y la yuca. También adquirió fríjoles negros retintos, de esos que tanto gustan a Sofía y que darían pie a la charla que tendrían comiendo en la habitación ya que no tienen ni salón ni comedor en el piso. Por la calle Boria se adentró hasta que cambió de nombre sucesivamente, y al llegar a la Plaza San Agustín torció a la izquierda, pues le llamó la atención una especie de descampado con máquinas demoledoras, en un lugar que cambia totalmente la fisonomía del barrio por donde paseaba. A media calle tanta vida, y colores y olores, y allí tanta desolación y edificios grises como cajas de zapatos. Leyó atentamente unos carteles que decían "forat de la vergonya" y se llevó uno para poder preguntar qué quería decir en su clase semanal de catalán.

Siguiendo por la izquierda, llegó a otro lugar que llamó su atención: estaba lleno de comercios y la calle según el rótulo era "Sant Pere més baix". En ésta calle los comercios tenían rótulos en catalán, habían tiendas y bares que olían a historia del barrio, había una linda viejita florista. Por ella volvió hasta la Via Laietana, pensando en dos mundos llenos de vida que le representaron las dos calles largas, separados por un enorme agujero. Cruzó por la Catedral y como siempre se emocionó y se chocó con las oleadas de turistas que no le dejaban tiempo ni espacio para emocionarse, el espacio era como una suma de personas que ni se miraban ni tampoco jamás tendrían tiempo para una charlita, solo preocupadas por la foto instantánea que inmediatamente después de disparada era el preámbulo de la siguiente foto. Ese hambre de los turistas por apresar instantáneamente la vida pero sin vivirla sino a través de las cámaras. Tampoco tuvo tiempo de regodearse por las calles de barrio judío, donde casi ya nadie recuerda su historia. Se interponían unos cuantos lugares de comida rápida y de rápidos cafés que se parecen tanto unos a otros  -ella cree que tienen nombres parecidos y parecidos decorados- y así llegó a la Rambla y se fue caminando al metro, un poco triste por no haber conocido ni hablado ni paseado con nadie en su tarde libre, pero contentísima por su recibo de promesa de piso y por la cenita que haría en casa.

También pensó seriamente en las imágenes de su paseo y recorrido. Pensó que ésta ciudad se parece a una ciudad de servicios, una ciudad de turistas, como si le hicieran falta aceras para caminar sin necesidad de comprar, plazas donde encontrarse sin fotos, que los agujeros no sean significado de separaciones y demoliciones sino de vidas y árboles y plantitas donde guarecer charlitas y donde encontrarse a pesar de las viviendas-cajas-de-zapatos.

Pasó una semana y Martina se sorprendió mucho de que la señora tan amable cambiara tanto. Le decía que no podía visitar y poner imágenes a su ansiado piso del Poble Nou, que solamente tenía que llamar por teléfono y ella ya le indicaría. La señora amable había cambiado y ahora le hablaba con impaciencia, como si Martina tuviera que aprender a ser más paciente. Le contó de un montón de problemas para realizar visitas, que si habían listas, que si habían horarios que cumplir, que si Martina estaba acostumbrada al caos salvaje de gente incivilizada, que no importaba que la tal lista estuviera llena de "errores"  (los teléfonos de la lista no existían, o eran de administradores de fincas, o eran de otras oficinas que nada tenían que ver con pisos) Así pasaron tres meses, donde Martina pagó cada mes sus 210 euros, cada día mas sin esperanzas y cada día sintiendo que era de ella la culpa.

Un día se encontró con una mujer que trabajaba también en el geriátrico, le contó de una asociación que ayudaba a buscar pisos y que andaba reivindicando luchas contra la discriminación de las personas migrantes. Allí se dirigió Martina con sus poquitas esperanzas. Así la conocí yo, andaba sin su sonrisa y sin su blusa de grandes rosas rojas...

SODEPAU (Solidaritat per al Desenvolupament i la Pau) es una asociación que trabaja en proyectos de cooperación internacional fundamentalmente. El desarrollo del trabajo con inmigración y, específicamente con vivienda, se produjo a partir de la realidad del barrio donde tiene su sede la asociación: Ciutat Vella y la aplicación del plan de reforma urbanística que se llevó  -y se está llevando-  a cabo desde el año 1994 . Por el local de la asociación se pasaban personas migrantes. La temática fundamental de trabajo eran "los papeles" y el trabajo. Pero en un período comenzaron a venir personas con cartas de PROCIVESA18, donde se les indicaba la afectación por el P.E.R.I.19 de su vivienda, el proceso y expediente correspondiente. Las personas pedían apoyo para entender, saber, acompañar en los procesos. Se decidió realizar un diagnóstico sobre la situación, y se llegó a dos conclusiones principalmente. En el barrio existía discriminación en el acceso a la vivienda cuando se trataba de personas migrantes, y en el caso de acceso las viviendas eran de las que constituyen infravivienda (sin lavabos, sin duchas, sin cocinas, sin instalaciones eléctricas adecuadas, sin agua) ante lo cual se planteó un proyecto de intervención ante el Ministerio de Asuntos Sociales. El proyecto se componía de tres sectores: un servicio para apoyar, informar, mediar, acompañar en el proceso de búsqueda y contratación de vivienda de alquiler; un proyecto de intervención en infravivienda para realizar reformas de mejora, contando con el apoyo y participación de Arquitectos sin fronteras, 4º. Mundo (ASF-E); y un proyecto de apoyo a cooperativas de albañiles inmigrantes que bajo la supervisión de ASF-E y formación práctica en la realización de las reformas, se realizara una intervención integrada. El proyecto también contenía objetivos de sensibilización, trabajo en red con entidades del barrio, denuncias por discriminación y articulación de propuestas para que se cumplieran las responsabilidades públicas. Actualmente el servicio funciona en la sede de la Federación de Asociaciones de Vecinos y Vecinas de Barcelona (FAVB) durante dos días a la semana. En el marco de éstos casi 8 años de funcionamiento, se han atendido un promedio de 900 demandas anuales. La discriminación se ha institucionalizado y normativizado y la podemos dividir por grados que reflejan la búsqueda de vivienda:

Discriminación en el acceso a la información sobre vivienda de alquiler

Lo habitual para localizar en el mercado de la vivienda de alquiler  (que es fundamentalmente privado) un piso es dirigirse a la información que está en la prensa  -general o especializada- o al servicio del que dispone el Colegio de Administradores de Fincas (c/Mallorca, 214). En ésta información se dispone de teléfonos para concertar la cita de visita al piso. Los contratos de alquiler presuponen la puesta en común de dos voluntades sobre una cosa, y tienes derecho a realizar una inspección de la cosa sobre la que pretendes contratar. Lo usual es que, cuando es una persona con acento extranjero quien realiza esa primera llamada, entonces súbitamente el piso ya está comprometido o alquilado, o directamente te informan por teléfono que "el propietario no quiere extranjeros" pues claro, ha tenido muy mala experiencia con unos que mataban corderos en el lavabo o en el terrado. Aunque le insistas en que eres argentina y que los corderos los conoces en el supermercado, debidamente troceados y empaquetados al vacío, es inútil, no hay espacios para la compleja realidad intercultural.

Discriminación en el acceso a la contratación de la vivienda de alquiler

Si has pasado el primer obstáculo  (o has practicado mucho otro acento, o has hecho que llamara una amiga en tu lugar) y entonces ya tienes la cita para ver el piso llega la fase en que no puedes disimular tus rasgos o el color de tu piel  (si te has hecho una cirugía pasa al siguiente apartado) entonces la persona que te enseña el piso te hace muchas preguntas y te dice, otra vez, que es que el piso ya está apalabrado, que hay problemas con el propietario o quizá, con suerte, te ofrece un piso más adecuado a tus condicionamientos físicos y/o culturales, que generalmente puede ser un piso que no reúna las condiciones de habitabilidad, pero claro, estás tan desesperada que puedes llegar a aceptar un "no piso" que ya transformarás en vivienda digna y cumplirás con los deberes legales que, a modo de ejemplo, exige la ley de extranjería  si quieres usar tu derecho a la "reagrupación familiar". La ley exige que acredites disponer de "una vivienda considerada normal por los españoles", mientras tanto, la constitución española (que viene a ser como "la madre" de todas las leyes y del ordenamiento jurídico general) dice que son los poderes públicos quienes deben garantizar que dispongas de una vivienda digna. Pero tú no entiendes de contradicciones legales...

Discriminación en la aplicación de la ley sobre contratación de la vivienda de alquiler

Finalmente, has pasado los obstáculos y has visitado el piso y has decidido que es el lugar donde quieres vivir. Te diriges diligentemente a la oficina donde está el representante del propietario  (en Barcelona es súmamente difícil por no decir imposible, acceder a información y trato directo con propietarios. La mayoría tienen sus viviendas de alquiler gestionadas a través de representantes). Y entonces viene cuando ya no puedes disimular por ningún concepto tu extranjería: los papeles. O tu pasaporte, o en el caso que tengas permiso de residencia, tu identidad legal impuesta está a la vista probatoria de la documentación. Aunque no es la única, hemos tenido casos de personas que tienen la nacionalidad española adquirida luego de años, y no importa: el aspecto sigue siendo delator. Pues te encuentras ante la persona con la que realizarás el contrato (o su representante) y te pide que acredites tu solvencia, tu capacidad contractual y tu idoneidad para ser la feliz contratante de aquel pisito que visitaste que por ser barato hiciste la vista gorda ante los enormes desperfectos. Y te dicen que claro, sin "papeles y sin contrato de trabajo y sin nóminas" no eres para nada adecuada como candidata a contratar un alquiler. Si tienes "los papeles, la nómina y el contrato" pero la caducidad de tu permiso es sospechosamente anual, tampoco eres idónea porque no puedes garantizar un contrato de alquiler de duración 5 años. Y tu le explicas que tienes la firme intención de renovar tu permiso de residencia, pero claro no reúnes suficientes garantías cuando en las noticias del telediario se ven huestes llegando en pateras y andando por ahí "ilegales" y si tienes un permiso de 1 año, no importa que le expliques que es que el procedimiento está previsto por la ley así: permiso inicial de 1 año, permiso tipo inicial renovado por dos años, y recién después tendrás uno por tres años y ¡aleluya! al cabo de unos 6 años accederás a uno permanente, pero que tú que culpa tienes si así es la ley...

Tampoco es suficiente que expliques que tu escueto contrato de trabajo no es debido a tu intención o costumbres poco comprometidas socialmente, si tu trabajo tiene una duración de 3 meses es porque la Empresa de Trabajo Temporal dice que es lo usual, que la normativa laboral actual en este país permite tales contrataciones, que así es la ley... Claro que puede que también sepas que la ley aplicable en éste caso no debería ser la ley de extranjería, sino la que toca para éstas circunstancias: la Ley de Arrendamientos Urbanos. Que asegura que lo que necesitas para contratar es acreditar tu identidad (tienes tu pasaporte, o tienes tu permiso de residencia, o tienes tu DNI) y acreditar tu capacidad y solvencia para contratar (tienes tu dinero en el banco, o tienes tu nómina) y en ningún artículo dispone que es imprescindible acreditar 3 años de nóminas y contratos, ni que tienes que realizar un aval bancario  (al contrario, la L.A.U.,  dispone que la renta se paga mensualmente y no por la duración del contrato) que pague por adelantado los 5 años del contrato, o que tengas que disponer de una garantía solidaria de alguien que tenga propiedades.

Actualmente existe una aceptación social de la discriminación en el acceso a la vivienda de alquiler, se van instaurando usos y costumbres que, promovidos por la ley de la oferta y la demanda, la falta de intervención pública, la aceptación de la especulación, la planificación urbana de Barcelona como ciudad para los servicios y no para vivir, hacen difícil poder habitar y ser habitada por la ciudad. Al mismo tiempo que esto sucede, existen experiencias de personas que se reúnen en los barrios y deciden intervenir en el diseño de su ciudad de diferentes formas pero con unas idénticas ganas de seguir viviendo en ella y no permitir la ciudad fantasma de los despachos y los diseños, sino ésta otra, ciudad del mediterráneo como mosaico y caleidoscopio que nunca permitirá que se borren las tantas historias chiquitas y de vida, que llevan nombre de mujeres que viven tejiendo relaciones y re-naciendo la vida a cada paso que dan.

Martina abre hoy los ojos y mira a su alrededor. La habitación es chiquita, la ventana también, a conjunto con su cama y su edredón de rosas grandes y rojas. Se levanta despacito y se dirige a la habitación contigua y abre la ventana por donde se ve un platanero muy antiguo, de fornido tronco y retorcidos surcos. Las camas chiquitas guardan a los dos cuerpecitos tan queridos, y como cada mañana tempranito Martina toca las cabezas de rizos negros y les dedica dos besos sonoros pero no apretados. Inmediatamente gira todo alrededor de la rutina baño-cosas-del-cole-cafecito-tostones-cuatro-indicaciones-que-vaya-bien-el-día. Intentando no chocarse en el diminuto salón que también hace juego con la ídem cocina.

Martina se saltó la ley, un día decidió que traería a su hija y a su hijo, que ese era el deseo que la movía, y que no esperaría a cumplir con ninguna ley ni con ningún plan salvo el que ella decidió. Primero buscó una habitación donde le permitieran estar con sus criaturas, luego les envió el billete, luego vino la búsqueda del colegio. Fue en el marco de las relaciones con otras mujeres, madres del colegio, donde en el riquísimo tejido cotidiano, encontró a una mujer cuya madre tenía un piso para alquilar. Chiquito y en el Poble Nou. Fue hace casi 3 años que Martina llegó a Barcelona. Ha sido a través de Martín y Dulcinea que ella no solo habita la ciudad sino que ésta también la habita a ella. Martina hace clases de gastronomía, además de continuar en sus dos trabajos. Las redes de relaciones de mujeres en las que participa no son institucionales, son simples y cotidianas, son la llamada a Montse, a Encarni, a Tanja, a Fátima cuando les avisa que llega tarde a la salida del cole, son los cumpleaños festejados y donde también se aprovecha para festejar confidencias y pequeños problemas que necesitan solución. No hay que mirar ni calendarios, ni agendas, ni hacer preinscripciones. Los tiempos y espacios son de mujeres, y por tanto son circulares y difícilmente agendables.

La ley sigue diciendo que a Martina, a Martín y a Dulcinea le hacen falta papeles de identidad para sus derechos, que el contrato del piso no vale pues no está como titular, que debería tener un contrato laboral estable... Mientras, la ley no sabe que Martina anda muy creativa por ahí, que anda contagiando de risas y propuestas a la gente que habita ésta ciudad, que Barcelona ya es su lugar en el mundo al tiempo que Barcelona sin Martina sería menos Barcelona, sin la historia de las Martinas que andan por acá.

Esta tarde he quedado con Martina, me aseguró que ha descubierto un parque muy verde, donde una puede charlar, donde el tiempo se para y no tiene prisa, que seguro que a Valentina y a mí nos encantará, y que además llevará tostones para merendar, porque ella conoce muy bien los tiempos y espacios y las prisas de las mujeres y te deja sin ninguna de tus excusas y te obliga a andar viviendo en nuestra ciudad, ésta que nos inventamos cada día, ésta que caminamos, ésta que a veces, veces mágicas, nos conmueve y nos habla de presente a través de lo que hacemos y creamos, a través de los ojos de nuestras hijas, de nuestros hijos.
 

  Notas

1 De próxima aparición junto con otros textos de la autora en Contrageografías de la globalización,Traficantes de Sueños.

2 McDOWELL, L., Género, identidad y lugar. Madrid: Cátedra, 2000.

 3 NASH, M. (ed.) Presencia y protagonismo. Aspectos de la historia de la mujer. Barcelona: Ediciones del Serbal, 1984.

4POLLOCK, G.(ed.) Generations and Geographies in the Visual Arts. London: Feminist Readings, 1996.

5Ver: APARICIO, R. Identidad y Género. Mujeres magrebíes en Madrid. Madrid: Publicaciones Dirección General de la Mujer, Comunidad de Madrid, 1998; BRAIDOTTI, R. Per un femminismo nomade. Roma: Piccola Biblioteca, Millelire, Stampa Alternativa, 1994.;DAVIS, K; LUTZ, H; Women in Transit: Between Tradition and Transformation, The European Journal of Women's Studies. Volume 7, August,  Issue 3. London: Sage Publications, 2000; MARRODÁN, M.D; DAVID, I; SANCHO, C; SANTAMARCA, M.A; RELAÑO, A; Mujeres del Tercer Mundo en España. Modelo migratorio y caracterización sociodemográfica. Madrid: Fundación CIPIE, 1991.

6 Feminización de la pobreza en las ciudades. En, BOOTH, C; DARKE, J; YEANDLE, S. (coord.) La vida de las mujeres en las ciudades. La ciudad, un espacio para el cambio. Madrid: Narcea Ed, 1998. p.55-76.

7OSO, L. La migración hacia España de mujeres jefas de hogar. Madrid: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Instituto de la Mujer, 1998.

8Ver: RIBAS, N. Las presencias de la inmigración femenina. Un recorrido por Filipinas, Gambia y Marruecos en Cataluña, Barcelona: Icaria-Antrazyt, 1999.; ROQUE, M.A, Mujer y migración en el Mediterráneo Occidental. Tradiciones culturales y ciudadanía. Barcelona: Icaria-Antrazyt, 2000.; SEGARRA, M.; SOLÉ, C. La mujer inmigrante. Madrid: Ministerio de Asuntos Sociales, Instituto de la Mujer, 1994. VARONA, M.; DAOLIO, N.; Inmigración en España. Femenino y plural. Madrid: Federación de Mujeres Progresistas, 1994.

9 GREGORIO, Carmen. Migración femenina. Su impacto en las relaciones de género. Madrid: Narcea Ediciones, 1998.

10 Esta fue una de las reivindicaciones de las mujeres inmigradas en Barcelona durante el I Congreso de las mujeres de Barcelona. La ciudad que las mujeres queremos, que se celebró del 15 al 16 de enero de 1999, organizado por el Consell de les dones de Barcelona y el Ayuntamiento de Barcelona. En él se señalaron las dificultades en el acceso a la vivienda de las mujeres de bajos recursos, señalando la casi ausencia de ayudas institucionales y de pisos de protección pública. Se propusieron diferentes aproximaciones para solucionar la situación, como hacer pisos de alquiler subvencionados, rehabilitar edificios vacíos en la ciudad, construir viviendas sociales, gestionar un intercambio de pisos grandes y pequeños según las necesidades o adaptar las viviendas para las personas con discapacidades. En este congreso, se apuntaron las revindicaciones de diferentes grupos de mujeres de la ciudad, momento en el que las asociaciones de mujeres inmigradas de la Federación de Asociaciones de inmigrantes de Cataluña, señalaron que las inmigradas tenían además de las dificultades de género, las de estar sometidas a una  discriminación legal y social.

11 DARKE, J. La búsqueda de una vivienda en la ciudad. En, BOOTH, C; DARKE, J; YEANDLE, S. (coord.) La vida de las mujeres en las ciudades. La ciudad, un espacio para el cambio. Madrid: Nárcea Ediciones, 1998. p.77-95.

12  Ibidem,  p.95

14 Linda McDowell, La comunidad, la ciudad y el barrio. Ibidem. p. 174.

15 Explica también que en Los Ángeles se organizó una campaña de defensa llamada Superdoméstica, con una publicidad muy ingeniosa, que habilitó centros de asesoramiento.,  (ENLOE, C, 1989, 189-90.)

16YUVAL-DAVIES, N., WERBNER, P. (eds.) Women, Citizenship and Difference. London and New York: Zed Books, 1999

17 Este relato es una recreación de las autoras de una historia de vida real, sucedido en la ciudad de Barcelona a finales de los años 90.

18 Empresa que gestiona las expropiaciones y los realojos.

19 Planes Especiales de Reforma Interior.
 

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© Copyright Estela Rodríguez y Mariel Araya, 2003
© Copyright Scripta Nova, 2003

 

Ficha bibliográfica:
RODRÍGEZ, E. y ARAYA, M. Buscando habitar la ciudad.  El reto de la vivienda para las mujeres inmigradas en Madrid y Barcelona. Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de agosto de 2003, vol. VII, núm. 146(062). <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-146(062).htm> [ISSN: 1138-9788]

 
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