Scripta
Nova REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98 Vol. VII, núm. 146(058), 1 de agosto de 2003 |
"LA PEOR CASA EN EL PEOR BARRIO". BARRIOS DE INMIGRACIÓN Y MARGINALIDAD EN LA PERIFERIA URBANA DE BARCELONA. EL CASO DE BADALONA
Jesús
Requena Hidalgo
Universidad de Barcelona
En la Serra d'en Mena, en la zona limítrofe con el municipio de Santa Coloma de Gramenet, están algunos de los barrios con áreas más degradadas de Badalona; son los barrios en los que fijaron su residencia los inmigrados que procedían de otras regiones españolas a partir de mediados del siglo XX y en los que hoy recalan la mayor parte de los inmigrantes extracomunitarios, ocupando los espacios que dejan aquéllos al abandonar el barrio para desplazarse hacia otros puntos de la ciudad. En paralelo a este proceso de sustitución, se ha conformado un discurso autóctono que denuncia la degradación de estos espacios urbanos, sentidos como espacios violentos, de confinamiento, estigma y desorganización social.
En ellos, una serie de factores físicos, económicos, políticos y sociales se entrecruzan en una dinámica de vulnerabilidad y exclusión que apunta en el sentido de una nueva pobreza urbana, una pobreza concentrada espacialmente y descolgada de la dinámica social y macroeconómica del resto de la ciudad.
" The worse house in the worse district ". Districts of immigration and marginality in the urban periphery of Barcelona. The case of Badalona. (Abstract).
In the Serra d'en Mena, in the bordering zone with the town of Santa Coloma de Gramenet, are some of the districts with more degraded areas of Badalona; those are the districts to which the immigrants coming from other Spanish countries, had fixed their residence in half-full 20th Century. Today this zone is one of the most saturate places of extracommunitarian immigrants, which are occupying the spaces leaved by the people who was moved towards other points of the city. In parallel with this process of substitution, a native speech has been organized betraying the degradation of these urban spaces, perceived as violent spaces, of confinement, estigma and social disorganization.
In these discourses, a series of physical, economic, political and social factors interact in a dynamics of vulnerability and exclusion that aims in the sense of a new urban poverty, a poverty spatially concentrated and unlinked with the social and macroeconomic dynamics of the rest of the city.
El objeto de esta comunicación es analizar y reflexionar sobre el fenómeno de sustitución de población nacional por población extranjera en algunos barrios de la ciudad de Badalona y su presunta conexión con los procesos de degradación ambiental y social denunciados públicamente por los vecinos "autóctonos" en referencia a lo que se vive como la constitución de "guetos" de inmigrantes.
Desde posiciones diversas he presenciado y observado cómo se han ido desarrollando estos procesos en esos barrios cuya construcción -más dirigida en el caso de San Roque y Artigas o más espontánea en el caso de la llamada Serra d'en Mena- fue debida a la inmigración interior[1]. A propósito de ellos, los inmigrantes que ya dejaron de serlo para constituirse en los "autóctonos", a título personal y en exposiciones espontáneas u organizados en entidades vecinales más o menos representativas, hacen referencia a la formación de guetos de inmigrantes extranjeros en las "cuevas" de la Serra d'en Mena y en Artigas, a la "norteamericanización" de la vida en las calles de un nuevo "Chicago" o de una nueva "Chinatown", a la retirada de las administraciones, que dejan "Corea", al desmoronamiento de redes sociales y solidaridades tradicionales por la "huida" de la degradación física y moral, a la decadencia de los barrios como entidades físicas, sociales y políticas.
Como en otras muchas ciudades occidentales, este fenómeno no es nuevo. Ya en el primer tercio del siglo pasado, la Escuela de Chicago lo estudió a propósito de la llegada de inmigración negra a determinados barrios de las ciudades del norte de los Estados Unidos[2]. La ecología humana clásica, aplicando los planteamientos teóricos básicos de la ecología vegetal y animal al estudio de las comunidades humanas, se refirió a él por medio de conceptos como segregación, sustitución o invasión[3]. Desde esta perspectiva, autores como Walter C. Reckless estudiaron la distribución urbana de lo que se consideraba la degradación moral haciendo referencia a la segregación y al aislamiento geográfico, a la desorganización social y a las colonias de inmigrantes y raciales[4].
Los barrios seleccionados entre aquellos en los que esta sustitución ha sido observada son los de la Serra d'en Mena, que limitan con el municipio de Santa Coloma de Gramenet. Son los barrios de La Pau, La Salut y Sant Joan y Sant Antoni de Llefià (figura 1). En ellos, desde siempre, el desempleo ha afectado mucho más a la población activa. A ello ha contribuido el que, a diferencia de lo que ocurre en otros barrios de Badalona, los jóvenes no han alargado su escolarización más allá de los periodos obligatorios; además, por otro lado, los efectos más positivos de los mejores momentos del ciclo económico (por ejemplo, los años de la Olimpiada de Barcelona) no se han sentido en ellos debido a la situación de aislamiento geográfico y socioeconómico que ha propiciado el desarrollo de un importante sector de economía sumergida, uno de los fenómenos más característicos del tipo de formación social propia de estos barrios en los que, a inicios de los años noventa, casi una quinta parte de las viviendas no reunían condiciones mínimas de habitabilidad[6].
Figura
1. Barrios
de Badalona. |
Las dinámicas de exclusión y marginalidad que han afectado a buena parte de estos barrios ha merecido la atención de los estudios sociales y las administraciones públicas y, así, considerados como barrios "desfavorecidos" y "vulnerables"[7], la Unión Europea, a través del Programa Urban[8], ha financiado proyectos de intervención en algunas zonas consideradas como "prioritarias". En paralelo, o pesar de ello, sus habitantes, en un discurso en el que la desigualdad, la pobreza y la cuestión inmigratoria aparecen encabalgados, siguen denunciando la persistencia de estas dinámicas que configuran sus barrios como espacios ingratos para vivir, violentos y marginales, olvidados por unas administraciones que no se manifiestan salvo por medio de la asistencia social o la policía, lugares que expulsan población autóctona y en los que recala la mayor parte de la inmigración extracomunitaria, que llega a la ciudad por la puerta de sus barrios y agrava una situación ya crónica.
A continuación se hace una exposición más detallada de estas cuestiones. En primer lugar, se ofrece un bosquejo de estos barrios como barrios de inmigración. A continuación, se señalan los argumentos más destacados de ese discurso sobre la guetificación en ellos. En tercer lugar, se indican los factores que, a mi juicio, más destacan en lo que defino como una inercia de vulnerabilidad y exclusión que explica la situación de estos espacios de la periferia urbana, una inercia que, al mismo tiempo, permite entender la problemática experiencia que la población residente tiene de la nueva inmigración. Al final, a modo de conclusión, se reflexiona sobre la consistencia de ese discurso sobre la degradación y la formación de guetos en los barrios en los que la inmigración, desde siempre, a fijado su residencia en la ciudad.
Barrios de inmigración en Badalona
La Serra d'en Mena se extiende entre los términos municipales de Badalona y Santa Coloma de Gramenet. El crecimiento urbano de ambos municipios provocó que este espacio que antes fue frontera natural entre ambos núcleos urbanos se haya constituido en una zona geográfica, sociológica y urbanísticamente homogénea.
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La Pau | 4.678 |
4.453 |
153 |
465 |
3'3 |
10'4 |
La Salut | 17.830 |
17.625 |
312 |
1.353 |
1'7 |
7'7 |
St. Antoni de Llefià | 17.230 |
16.174 |
288 |
564 |
1'7 |
3'5 |
St. Joan de Llefià | 14.054 |
13.324 |
276 |
602 |
2'0 |
4'5 |
Artigas | 4.237 |
4.384 |
111 |
447 |
2'6 |
10'2 |
Total | 54.357 |
68.436 |
1.140 |
3.879 |
2'1 |
5'7 |
Otros
barrios: Sant Roc Centre Gorg Morera |
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12.476 8.479 5.447 6.354 |
152 73 111 104 |
448 100 152 73 |
1'1 0'9 2'0 1'7 |
3'6 1'2 2'8 1'1 |
Total Badalona | 210.987 |
210.979 |
3.524 |
8.031 |
1'7 |
3'8 |
Fuente: Elaboración propia, a partir del Padrón Municipal de Habitantes, 1996 y 2002 (los de este año son datos provisionales). |
La mayor parte de esta población declara su domicilio en la Serra d'en Mena. En 1996, 1029 de los 3.524 extranjeros que se empadronaron en Badalona, es decir, el 29'2 por ciento de ellos, estaban domiciliados en algunos de sus barrios, construidos, como ya se ha apuntado, al margen de cualquier forma de planificación a partir de los años 1950. En el año 2002, este porcentaje asciende al 37'1 por ciento.
Si en el conjunto de Badalona, la población inmigrada representa el 3'8 por ciento del total, y en barrios como Centre y Morera este porcentaje es poco mayor del 1 por ciento, en el barrio de La Pau más del 10 por ciento de la población empadronada es extranjera. En 1996, el mismo porcentaje era del 3'3 por ciento.
Desde luego, junto al crecimiento natural de la población de este último año y a la llegada reciente de más efectivos, hay que pensar que habrá un importante número de habitantes cuya presencia no fue ni ha sido declarada, por lo que todas estas cifras, tanto las absolutas como las relativas, podrían ser mucho mayores. Como se sabe, los padrones municipales no son un reflejo absolutamente fidedigno de la realidad y, en materia de inmigración, mucho menos. A pesar de que la presentación del pasaporte es el único requisito que se exige a cualquier persona extranjera con domicilio fijo en la ciudad para su empadronamiento[10], hay que pensar que, por un lado, esta información puede no llegar a toda la población extranjera y que, por otro, el trámite del registro lo realicen, mayoritariamente, aquel sector que tiene regularizada su situación y/o lo necesita para recibir algún tipo de prestación social municipal. En barrios de Badalona como La Pau o La Salut, en los que se concentra un número muy importante de talleres de confección no declarados en los que se ocupan muchos inmigrantes sin documentación, hay estimaciones que señalan que, en realidad, la población extranjera podría doblar a la que aparece en los registros municipales.[11]
Como es obvio, tanto la decisión de fijar la residencia en un determinado lugar como las características de la vivienda son hechos estrechamente relacionados con la estructura social. Por ello, hablar de segregación espacial de determinados colectivos es hacer referencia a muchos más elementos que los directamente ligados al mercado, a la lógica mercantil y a las distintas posibilidades que cada grupo social tiene ante los precios de las viviendas que se ofertan.
Ciertamente, la nueva inmigración ha encontrado en estas zonas los precios más asequibles para la vivienda, acordes con el estado de conservación del parque y del entorno[12]. Desde siempre, la alta densidad y el hacinamiento han sido los rasgos distintivos más característicos de la residencia en esta zona (cuadro 2). Hoy, a pesar de las pérdidas de población, estos rasgos permanecen y se intensifican por la orientación del mercado de venta y alquiler. Especialmente en La Salut y La Pau, donde la vivienda está más degradada y las densidades son más altas en muchas zonas, los propietarios, ante la falta de demanda en el barrio, no pueden poner a sus pisos, casas y locales los precios que se están pagando en otros puntos de Badalona, no necesariamente los más céntricos. Por su localización y por sus condiciones no se han vendido ni alquilado entre la población autóctona ni baratos, de ahí la reorientación de la oferta a la inmigración que llega a esta zona de Badalona por dos motivos fundamentales.
En primer lugar están los bajos precios de venta y alquiler de la vivienda, los únicos asequibles para la escasa capacidad de endeudamiento que, por lo general, tienen los recién llegados; en segundo, la solidaridad de los ya establecidos para con los que llegan, crucial, como se sabe, en la decisión de localizar la residencia[13].
Por otra parte, la concentración, el hacinamiento y la degradación de los espacios residenciales de la población inmigrada en la Serra d'en Mena, son debidos, además de a la escasez de la vivienda de alquiler, a las estrategias de supervivencia de los inmigrantes, que tratan de reducir los gastos de alojamiento a costa de compartirlo, y al interés de los propietarios, algunos también inmigrantes, que intentan rentabilizar la propiedad por medio de otras estrategias. En unos casos, fijan los precios en función de las personas que van a vivir en el piso o en la casa; en otros cobran un tanto por persona; en todos, la renta del alquiler es elevada y considerando que pareja a la permisividad en cuanto al número de alojados va la casi total ausencia de gastos de conservación, reparación y adecuación, la rentabilidad es más que considerable[14].
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km2 |
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hab/km2 |
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hab/km2 |
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La Pau | 0'10 |
5.112 |
51.120 |
4.453 |
44.530 |
La Salut | 0'44 |
18.427 |
41.879 |
17.625 |
40.056 |
St. Joan de Llefià | 0'25 |
16.941 |
67.764 |
13.324 |
53.396 |
St. Antoni de Llefià | 0'40 |
16.040 |
40.100 |
16.174 |
40.435 |
Badalona | 20'9 |
217.736 |
10.417 |
210.979 |
10.094 |
Fuente: Elaboración propia a partir del Padrón Municipal de Habitantes, 1991 y 2002 (los de este año, son datos provisionales). |
En esta zona, especialmente en la parte alta de la Salut, en torno a las calles Calderón de la Barca y Pau Piferrer, en las que se concentraba todo el sector de la confección antes de que se desplazara al próximo polígono residencial y comercial de Montigalà y en el límite con Santa Coloma de Gramenet, junto a las viviendas sobrehabitadas están las barracas y las habitaciones de peor calidad, construidas en los "pasillos" o "cuevas"; se trata de construcciones muy reducidas realizadas en el interior de las islas de bloques o en patios, que no reúnen las más mínimas condiciones de habitabilidad y en las que muchas veces se trabaja en mesas de corte y máquinas de coser cuando no se duerme (figuras 2 y 3).
Figura 2.
Barrio de La Salut,
calle Calderón de la Barca, 2003. Pasillo de entrada a patio
interior. Fuente: Foto del autor |
Figura 3.
Barrio de La Salut,
calle Calderón de la Barca, 2003. Infravivienda en patio interior.
Fuente: Foto del autor |
El discurso sobre la guetificación
El asentamiento concentrado de extranjeros en estos barrios, y en especial en el de la Pau, ha coincidido con la aceleración de un proceso --la salida de efectivos autóctonos del barrio-- que no es nuevo y ha motivado la elaboración de discursos que, desde posiciones distintas, convergen en la referencia a la formación de guetos de extranjeros, espacios de confinamiento, estigma y desorganización social; espacios violentos.
"Hay que salir de aquí": Espacios de confinamiento
En algunos casos observados, el cambio de domicilio hacia otros barrios de la ciudad, se ha verbalizado en los términos propios de una fuga, tanto para los que se van como para los que se quedan.
-- Ya no se puede vivir aquí (...). Tenemos que marcharnos, no puedo vivir siempre encerrada en mi casa (...). Si no queda nadie: ¿con quién puedo tratarme?. Sólo queda la (...), la del quinto, y si se queda es porque ya no puede moverse, ¿dónde va con la edad que tiene y como está?. El de la (...) es que está loco. Yo no puedo más y aunque me 'entrampe' para toda la vida, me voy.
Al mismo tiempo, se expresa cierta sensación de confinación en un espacio que, en muchos casos, no admite regeneración.
No hay nada que hacer, mira
la Plaza de los Músicos, con el dinero que se gastaron y mira:
más problemas; no se puede estar." "Y qué, a los cuatro
días mira como está todo. Has visto las fachadas, los buzones,
qué hacen con los bancos de hormigón, ¿cómo
han podido arrancarlos?.[16]
"No somos como ellos".
Estigmatización y desorganización social
La residencia en estos barrios, especialmente en determinadas calles de La Pau, La Salut o de otros barrios como San Roque, donde se concentra la población gitana y la marroquí, es estigmatizante. Vivir en estas zonas se asocia a escasez de ingresos, a desviación moral, y ello tiene connotaciones en todos los ámbitos de la existencia, ya sea en el más informal de una conversación con conocidos como en los más formales (credenciales negativas de demanda de empleo en el mercado de trabajo; tratos con instituciones públicas, como las de asistencia social o la policía). Esta asociación que sus habitantes padecen por parte de quienes viven en otras partes de la ciudad trata de ser salvada a menudo con frases como "yo no soy como ellos", o "yo vivo en mi casa, de puertas para adentro", expresiones con una carga simbólica muy fuerte y que, en este último caso, parecen insinuar que de puertas para afuera no se vive o que lo que hay en las calles, no es vida.
Junto al aislamiento que expresan frases como éstas, la salida de estos barrios aparece como una solución vital en la que el lugar en el que se vive es un polo de oposiciones que, de hecho, reproduce y refuerza el juicio de los que no viven en ellos: el barrio/la ciudad (Badalona), adentro/afuera, nosotros/ellos, barbarie/civilización. Tal es, por ejemplo, el de los comerciantes de la plataforma Prontomoda de Montigalà que, situada a la cabeza del sector textil de la moda "pronto" en Europa, ha sido declarada de especial interés por el gobierno municipal como símbolo del proceso de modernización del tejido productivo de Badalona[17]. Estos comerciantes, por encima de la falta de infraestructuras de atención a la demanda, señalan como "otro problema (...) mucho más difícil de solucionar", la competencia que ejercen los trabajadores asiáticos, las redes familiares de nacionales chinos que producen a precios mucho más baratos y para las que se exige más control ("mayor transparencia") de las administraciones. Expresamente, los modistas de Badalona no desean que su nombre se vincule con el de los barrios de la Serra d'en Mena, en Badalona y Santa Coloma de Gramenet, a pesar de que son conocidos los contactos comerciales que mantienen con algunos de los talleres que se localizan en ellos y sus orígenes, en los locales comerciales y pisos interiores de las principales calles de la La Salut, donde ahora trabajan los inmigrantes. Es, según se dice de esta competencia, "la cara oscura del auge del sector textil. Bajos y viviendas donde docenas de inmigrados trabajan durante turnos interminables porque la falta de papeles no les permite aspirar a un empleo regularizado."[18]
Como señala Loïc Wacquant refiriéndose a los guetos negros de Chicago y a las citésmultiétnicas francesas, el principal efecto de la estigmatización en los residentes de estos espacios urbanos son las prácticas de diferenciación y distanciamiento sociales internos que se adoptan para destacar su presencia y su status moral a costa de la devaluación del propio barrio ante el resto de la ciudad[19]. Estas prácticas, que por lo común aluden a la delincuencia, al fraude de los "falsos pobres" y a la inseguridad, operan en contra de la solidaridad social local y es en este sentido que generan desorganización, entendida ésta no en el sentido normativo adoptado por la Escuela de Chicago[20], sino en el de los efectos "sociófugos" antes señalados.
"Cuando lo extraordinario se convierte en rutina": espacios violentos
Este es el mensaje que, en forma de fotograma, abría la presentación del Plan de Choque que las asociaciones de vecinos de los barrios de La Pau, La Salut y Sant Joan de Llefià han hecho recientemente público en su Federación ante medios de comunicación y representantes políticos y vecinales[21]. El Plan responde, según el presidente de la Federación, a la situación de marginalidad en la que están cayendo estos barrios[22], una situación en la que las referencias a la concentración de la inmigración y a la clandestinidad, a la falta de condiciones de habitabilidad, a la pobreza y a la indigencia, a la inseguridad y a la desatención de las instituciones públicas configuran un auténtico panorama de excepción que explicaría el abandono y la huida de estos barrios por parte de la población autóctona.
Según un representante vecinal de La Pau, "el plan de Choque es un programa que surge de la necesidad del barrio por dignificar su apariencia", ya que "la gente tiene una imagen muy mala del barrio en general. La llegada masiva de inmigrantes, la falta de recursos y de servicios mínimos en el barrio..."[23].
-- "¿Qué, Julio?. Ayer hubo puñaladas en la calle Listz. Joder, ¿cuándo vais a hacer algo?"
Estas son algunas de las frases que compusieron los fotogramas que siguieron a aquel mensaje inicial sobre la instalación de la excepcionalidad en la vida cotidiana del barrio. En todas, las referencias más o menos explícitas a la inmigración son siempre presentes[25], y sirvieron para preceder al mensaje central de la exposición, un repetitivo "se vende piso" que pretendía significar la huida del barrio, convertido en un espacio despacificado en el que la violencia, bajo múltiples formas, cala en el entramado social local.
El deterioro físico de unos espacios públicos que son escenarios quasi-normalizados de prácticas proscritas por la ley (mercados y almacenes de género robado y droga, grabación y venta al por mayor de discos compactos) y el notable resurgir de agresiones y faltas contra las personas, muchas de ellas entre diferentes colectivos inmigrados en pugna por determinados espacios físicos y económicos, refuerzan determinados imaginarios sobre una población constituida en "infraclase", con los temores a ellos asociados, y se asiste a microtransformaciones de las rutinas diarias y a la creación de cierta atmósfera de desconfianza e inseguridad que, no por la escasa solidez de la base objetiva que pueda tener, es menos real.
Inercias de vulnerabilidad y exclusión
La degradación de los espacios públicos y privados en estos barrios es un hecho incontestable. Sin embargo, su configuración como espacios degradados tiene una inercia cuyos orígenes son muy anteriores a la llegada de la inmigración extracomunitaria, verdaderamente significativa sólo a partir de la segunda mitad de la década de los noventa[26].
Los barrios de la Serra d'en Mena han sido definidos como "barrios desfavorecidos", afectados, desde siempre, por factores de vulnerabilidad diversos[27]. Como otros barrios periféricos en otras ciudades españolas y europeas, acumulan problemas de diferente índole que tienen que ver con su relativa desconexión del resto de la ciudad, con la falta crónica de equipamientos, con la escasez y la precariedad de las infraestructuras, con la existencias de unos espacios que muy frecuentemente adolecen de la más mínima calidad y que pueden llegar a ser verdaderamente agresivos. En estos barrios no ocurre como en los centros históricos o en los espacios de especial significación, en los que las operaciones de rehabilitación, más o menos conflictivas, acaban siendo llevadas a cabo con un consenso amplio. Tampoco es el caso de otras zonas en las que una intervención sectorial, hasta intensa y bien dotada de recursos, pueda resolver una situación que responda a una problemática bien definida y concreta. En determinadas periferias metropolitanas como la de Badalona, la vida cotidiana de sus habitantes, sus percepciones sobre la ciudad y sobre su presencia en ella, está determinada por la coincidencia de factores muy diversos que, aunque se presenten aquí por separado, como factores físicos, económicos y políticos, y sociales, deben ser entendidos operando relacionados entre sí.
Factores físicos
En la Serra d'en Mena, la materialidad urbana puede llegar a ofender a sus habitantes por distintos motivos y esta experiencia violenta que la gente tiene de sus calles, de sus plazas, de sus edificios y de sus viviendas puede explicar en buena parte las actitudes incívicas hacia esos mismos espacios por parte de quien no ha podido intervenir en la creación de un entorno más amable o no ha podido, en última instancia, evitar su decadencia. En tanto que sus habitantes han sido, en un momento u otro, inmigrantes, su capacidad de influencia en la materialización del entorno ha sido muy escasa, tanto en el mantenimiento de sus propias viviendas como en el de los espacios públicos, y en este sentido, ello ha evitado y evita una relación más positiva --si se quiere, menos alienada-- con el entorno.
El deterioro sería el principal factor físico de vulnerabilidad en la Serra d'en Mena. Barrios como La Pau y La Salut presentan zonas de grave deterioro como consecuencia de la mala calidad inicial de las edificaciones y de la ausencia de mantenimiento y mejora. En muchos casos, fueron levantados para uso propio (autoconstrucción), y, en otros, para una oferta barata. La falta de recursos por parte de sus habitantes explicaría, en parte, la falta de mantenimiento que muchas de las viviendas sufren y la tardanza de la limitada intervención pública, especialmente municipal, el estado de los espacios públicos (figuras 4 y 5).
Figura 4.
Barrio de La Pau,
calle Sevilla, años sesenta. Vecinos
excavando para realizar los cimientos de sus propias viviendas.
Fuente: Molina, 1994, 9 |
Figura
5. Barrio
de La Pau, avenida Caritg, 2003. Autoconstrucción
junto a viviendas rehabilitadas. Fuente: Foto del autor. |
Por otro lado, si bien en este caso no puede hacerse referencia a elementos externos que pudieran causar insalubridad o llegar a desprestigiar estos espacios, tales como la incineradora, la central térmica y la depuradora que, por ejemplo, afectan al barrio de La Mina de Sant Adrià de Besós, sí que habría que hacer mención de la condición de barrios de frontera (con el barrio del Fondo de Santa Coloma de Gramenet), señalándola como una auténtica deficiencia ambiental en la medida que están alejados de los centros de decisión política, de mayor significación simbólica y de dinamismo económico de la ciudad, hecho que, en la práctica, se traduce en una menor atención recibida.
Factores económicos y políticos
Ciertamente, la organización del espacio social de nuestras ciudades es reflejo de la estructura económica propia del contexto geopolítico europeo y, en este sentido, muchos factores que explicarían la existencia de "barrios en crisis" o "barrios con problemas", eufemismos para designar, en realidad, los espacios en los que residen los sectores más desfavorecidos de la sociedad, habría que rastrearlos hasta mucho más allá de sus propios límites físicos. Junto a los factores físicos, cabría hablar de factores económicos y políticos de vulnerabilidad y, para el caso de los barrios de la Serra d'en Mena, habría que señalar, fundamentalmente, dos: la marginación de las actividades tradicionales y las insuficiencias de un Estado de Bienestar escasamente desarrollado, concretado, por ejemplo, en la política de vivienda seguida.
En estos barrios, muy especialmente en el de La Pau, las actividades tradicionales se han venido viendo marginadas por el ascenso de nuevas formas de organización social. Por un lado, el comercio minorista está desapareciendo debido a la extensión de las grandes superficies comerciales. Con la aparición de polígonos como el de Montigalà, el comercio de barrio retrocede alarmantemente en pos de los mejores precios en los grandes supermercados. Ello, sumado a la progresiva marginación de actividades de escaso nivel añadido (talleres mecánicos, carpinterías, metalisterías, etc.) es la causa de que todos estos barrios vayan evolucionando, en los últimos años, hacia un modelo de barrio-dormitorio. Es decir, es la lógica económica y no la posterior ocupación que la nueva inmigración hace de los locales desalojados por todas estas actividades en interés último de los propietarios, la que diluye la estructura de actividades previas y convierte en mera mercancía aquello que, sin duda, tiene un interés colectivo mucho más importante (actividad callejera, empleo en el barrio, diversidad social).
En cuanto a la política de vivienda, en barrios como el de La Pau o La Salut, sólo puede hacerse referencia a sus tardíos y, por el momento, escasos desarrollos. Hasta el momento, son el mercado y, en mayor medida de lo que se piensa, la familia los únicos agentes que "satisfacen" las necesidades de vivienda en estos barrios. Sin embargo, en cuanto a la gestión pública en este apartado, habría que destacar, junto a la ubicación concentrada de ciertas familias consideradas como conflictivas, una práctica que insiste en la segregación espacial de la inferioridad económica, las acciones municipales, que han empezado a compensar la falta de iniciativas privadas, que no ven oportunidades de negocio en estos espacios cuya degradación pondría límites a los precios de venta, y las intervenciones del gobierno de la Generalitat de Cataluña, que se han concentrado en la rehabilitación de polígonos como el de Sant Roc y Pomar, sin entrar en la regeneración de tejido urbano constituido en zonas en las que el coste social y político de operaciones de expropiación y realojo de población hubiese sido, sin duda, más alto.
En buena parte de los barrios de La Pau, La Salut y Llefià, la tradicional ausencia de política de vivienda social ha agravado, más que en otros barrios de la ciudad, la situación de la población residente. La más joven, por su precaria situación económica, no ha podido emanciparse ni alquilando viviendas de mala calidad, que son demandadas por los grupos más excluidos, que no pueden acudir ni al mercado ni a la oferta pública de viviendas de protección oficial que se acaban de adjudicar en distintos puntos de la ciudad. Aunque sea de forma tardía y reducida, el desarrollo del Programa Municipal de Vivienda ha paliado, en parte, este déficit: 334 viviendas de las 740 que contempla corresponden a promociones localizadas en La Pau (44), La Salut (225) y Llefiá (65) y, de esta forma, por medio de la introducción de edificación nueva y de mejor calidad, diversifica el deteriorado parque existente, favoreciendo las necesidades más locales al tiempo que incentiva la reticente iniciativa privada.
No obstante, hay que reconocer que el desarrollo de esta política social sigue modulando la desigualdad de forma que los grupos más necesitados quedan, en realidad, al margen de sus efectos, ya que entre las condiciones básicas para la solicitud de una vivienda municipal están la de estar empadronado, la de acreditar una residencia continuada en el municipio de más de cinco años y la percepción de unos ingresos regulares que garanticen el pago de la vivienda[28].
Factores sociales
Por último, la inmigración y su rechazo, junto con la baja cualificación educativa son factores distintos de los anteriores, de tipo social, que mayor responsabilidad parecen tener en el mantenimiento de la dinámica de exclusión y marginalidad que afectan a estos barrios.
La llegada numéricamente significativa y concentrada de población extranjera en un lapso de tiempo relativamente pequeño ha regenerado problemas específicos que, como antaño, se manifiestan principalmente en términos de desbordamiento o de falta de equipamientos, de desabastecimiento, o de manifestaciones del desarraigo. Barrios periféricos como los de la Serra d'en Mena surgieron precisamente para alojar los contingentes de los fuertes movimientos de población de las décadas de los cincuenta y sesenta, por lo que no es de extrañar que sea en ellos en los que estos problemas se viven ahora de manera más aguda. Barrios como Llefiá, La Salut o La Pau, así como El Fondo, en Santa Coloma, Sant Cosme, en El Prat de Llobregat, o Sant Ildefons, en Cornellà, han recibido su población en pocos años y ello explica, en buena parte, su situación actual.
La nueva población que llega a Badalona, población joven y, principalmente, inmigración exterior de baja cualificación y escaso poder adquisitivo que en muchos casos se encuentra en el país en situación irregular desde el punto de vista administrativo, sólo encuentra alojamiento en los alquileres más bajos de los barrios más antiguos y degradados, salvo que se incorpore a la infravivienda que, en sus más variadas formas, persiste.
El rechazo cultural es otro factor que opera a favor de la marginalidad de estos espacios y contribuye a la reproducción de su imagen degradada. Con más o menos motivo, la mera presencia de grupos minoritarios genera inseguridad y desconfianza sin la necesidad de que se ocupen en actividades delictivas; las actitudes diferentes de estas minorías religiosas (musulmanes), nacionales (extranjeros) o étnicas (gitanos), que pueden contrariar las costumbres de una población más envejecida, son percibidas, en muchos casos, como una agresión y una causa de degradación del hábitat y no cabe duda de que el miedo a lo desconocido, o sea la falta de educación, es central en el rechazo que suscitan: a la hora de calibrarla hay que saber que, en La Pau, el analfabetismo total (población que no sabe leer ni escribir) y funcional (población que no ha acabado los estudios primarios) es elevadísimo y en 1996 alcanzaba al 66'7 por ciento de sus habitantes, y sólo el 1'2 por ciento de la población tenía estudios superiores (cuadro 3).
Por otro lado, el rechazo, manifestado muchas veces en la imputación de una falta de integración en la vida del barrio, se produce también por el efecto disolvente que esta presencia de la nueva inmigración pueda tener sobre las reivindicaciones de los antiguos residentes, ocupados en plantear ciertos déficits ya crónicos y necesidades que, si bien coinciden con las de los recién llegados, no son percibidas por éstos con la misma urgencia.
Pero la baja cualificación educativa en estos barrios, que no será sólo debida al déficit o la peor calidad relativa de sus instalaciones educativas (situaciones familiares y entorno social), no sólo es activa en términos de incomprensión e intolerancia. Es conocida la responsabilidad del fracaso escolar y el abandono de los estudios en la aparición de comportamientos violentos y la alta correlación existente entre estos fenómenos y el desempleo y la mayor incidencia de la delincuencia. La tasa de desocupación en La Pau (13'7%) o en La Salut (13'1%) está muy por encima de la que se registra en otros barrios de Badalona y la relación con la actividad laboral y la profesión son igualmente distintas: en los barrios de la Serra d'en Mena, el grado de eventualidad laboral es mucho mayor, ya que afecta en torno al 40 por ciento de los ocupados, así como la falta de cualificación laboral y la ausencia de técnicos y profesionales (cuadro 3).
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Ocupados Trabajo eventual y autónomos Ocupados técnicos y profesionales Ocupados en manufacturas y construcción Ocupados no cualificados |
13'7 14'3 |
13'1 14'4 |
13'1 12'3 |
11'8 11'7 |
11'8 10'7 |
17'4 22'4 |
6'6 2'4 |
10'5 7'4 |
estudios primarios (EGB 1ª et.) estudios superiores |
30'0 36'7 1'2 |
31'5 32'0 2'4 |
24'1 36'2 2'4 |
25'8 33'4 3'1 |
23'2 33'0 5'6 |
38'1 34'5 1'2 |
11'0 24'7 20'0 |
17'2 33'0 7'8 |
Fuente:
Elaboración propia, a partir de datos del Departamento de Estadística
y Población del Ayuntamiento de Badalona, elaborados desde la Estadística de Població de Catalunya (IDESCAT), 1996. |
A modo de conclusión: Nueva marginalidad en espacios tradicionales de exclusión
Valorar la conexión que a nivel discursivo se realiza entre el proceso de sustitución de población ya residente por inmigrantes extracomunitarios en estos últimos años y la degradación de estos barrios de la periferia urbana de Badalona, en el cinturón metropolitano de Barcelona, pasa, en primer lugar, por reconocer abiertamente la entidad de los testimonios que han servido de referencia a estas reflexiones. Tanto los registros llevados a cabo a partir de la observación no sistemática de este proceso como el contenido del Plan de Choque diseñado por representantes de los vecinos de estos barrios constituyen, a mi juicio, concreciones de una experiencia que no es posible menospreciar desde el punto de vista epistemológico.
Su análisis e interpretación, sin embargo, deben sacarse del marco de la experiencia cotidiana de los habitantes de estos espacios, donde suelen ser reducidos equivocadamente a indicadores que constituyen una infraclase cuya condición explicaría, en última instancia, la degradación de los espacios que habita. Deben ser realizados relacionalmente. El (pre)juicio de los de afuera, de los agentes externos tales como las administraciones públicas, los comerciantes o los habitantes de otros barrios de Badalona, y las estrategias de diferenciación y distanciamiento social de los residentes de estos espacios se refuerzan mutuamente en una dinámica que conforma el marco de relaciones sociales que los mantiene como espacios degradados y relegados.
Infravivienda, precariedad, delincuencia, economía informal-ilegal. Confinamiento, estigmatización, desorganización, violencia. Todos estos términos remiten a la sensación de degradación, de retroceso y de inseguridad que rezuma del discurso de los habitantes de estos espacios urbanos que, si bien no responden al modelo ideal de gueto definido a propósito de otras realidades socioespaciales en las periferias urbanas de Norteamérica o Europa, en las que sí se observa la existencia de formaciones uniformes desde el punto de vista racial y/o cultural, relegadas como poblaciones negativamente tipificadas en territorios concretos en los que desarrollan instituciones específicas que actúan como sustituto funcional y protección de las instituciones dominantes de la sociedad general[29], sí que conectan con ellas en la sintonía de un proceso que ha sido definido como de modernización de la miseria.
Se trata de un proceso que se concretaría en la cristalización de un nuevo régimen de desigualdad y de marginalidad que, aunque asuma formas diferentes, se traduce siempre en la concentración de la precariedad y la pobreza, cada vez más desconectadas de las tendencias macroeconómicas y establecidas en barrios de mala fama en los que el aislamiento y la alienación se retroalimentan, alejando cada vez más a sus moradores del resto de los habitantes de la ciudad.
Aunque sea de forma muy sucinta, se han expuesto algunos de los factores que, para el caso estudiado, más inciden en esta dinámica de marginalidad y exclusión. Todos ellos están íntimamente relacionados con el fenómeno inmigratorio, tanto con el que antes protagonizaron españoles que procedían de otras regiones del país como el que ahora protagonizan las personas que provienen de países extracomunitarios.
Por lo general, los extranjeros que están llegando a la ciudad desde zonas más pobres del planeta recalan en los espacios más degradados. Se trata de un proceso de sustitución en sentido estricto ya que ocupan unos espacios de los que la población autóctona se ha retirado debido a su objetivo deterioro material y a la pérdida de estima. Con ello, las desigualdades urbanas se reproducen y se acrecientan en el interior de estos barrios de inmigración y entre ellos y el resto de la ciudad. Hoy, la inmigración extracomunitaria, de marcado componente "étnico", se nutre de la segregación espacial ya existente y a su vez la alimenta en una espiral de exclusión que, junto con el racismo y la xenofobia, configura una nueva forma de pobreza en las ciudades.
A pesar
de todo lo dicho, la ciudad sigue siendo el espacio para las oportunidades
y la libertad del hombre y sus ideas. La pobreza en ella no debe ser vista
como un síntoma de la perversidad que los sectores más conservadores
de la sociedad han visto siempre en ella, sino todo contrario: en la ciudad
hay pobres porque no hay otro espacio más apropiado para la mejora
social de los más desfavorecidos. Sin embargo, estas dinámicas
de exclusión bloquean ese potencial emancipador que la ciudad ha
tenido históricamente en zonas como las de la Serra d'en Mena,
en Badalona, donde sectores crecientes de población se ven forzados
a permanecer en las peores casas de los peores barrios.
Notas
[29]
Wacquant, 1991, citado en Wacquant, 2001, p. 43.
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© Copyright Jesús
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[ISSN: 1138-9788]
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