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Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. VII, núm. 146(051), 1 de agosto de 2003

LAS CUEVAS-VIVIENDA EN ANDALUCÍA: DE INFRAVIVIENDA A VIVIENDA DE FUTURO

Mª Eugenia Urdiales Viedma
Universidad de Granada



Las cuevas-vivienda en Andalucía: de infravivienda a vivienda de futuro (Resumen)

La cueva habitada en Andalucía ha adquirido  enorme relevancia histórica y  mantiene importante significación actual. El trogloditismo actual despega con la Edad Moderna, pero sobre todo se desarrolla durante los siglos XIX y primera mitad del XX. A partir de entonces se inicia su declive, por tratarse en muchas ocasiones de infravivienda, aunque la asociación entre cueva e infravivienda no siempre es correcta, especialmente en aquellas zonas andaluzas en las que culturalmente estaba muy asumida la utilización de la cueva como vivienda. Frecuentemente lo que se ha producido es sólo el retraso de la adecuación de la cueva. Ocurre así especialmente en la provincia de  Granada, donde el proceso de rehabilitación y adecuación está siendo especialmente intenso en el último decenio en el que al uso residencial tradicional permanente, se une el de residencia estacional que, a su vez, se complementa con el turístico.

Palabras clave: infravivienda, alojamiento, rehabilitación, vivienda bioclimática.


The cave-house in Andalousia: from infra-housing to future residence (Abstract)

Cave dwelling in Andalusia has had an enormous historic relevance and still holds a large significance today. Current troglodytic practice started with the Modern Age and developed primarily during the 19th Century until the first half of 20th. After that time its decline started, since caves were considered lesser lodging in many occasions. However, the link between caves and lesser lodging is not always correct, especially in those Andalusian zones where dwelling in caves was part of the culture. Often what has happened is simply a delay in the renovation of the caves. That is the case primarily in the province of Granada, where the process of rehabilitation and modernization is been particularly intense for the last decade. In that respect, to the traditional use for permanent residence we have to add the use of caves for seasonal dwelling as well as for tourism.

Key words: infra-housing, lodging, restoring, bioclimatics house.


La utilización de la cueva como vivienda

La cueva se ha venido utilizando desde los albores de la humanidad por grupos de población  que aprovechaban las condiciones del medio natural  en el que directamente excavaban su vivienda. Tradicionalmente se ha producido una asociación entre vivienda troglodita y países mediterráneos, ya que prácticamente se ha extendido por todos los países a los que este mar baña y es en torno a su cuenca donde ha adquirido mayor amplitud y desarrollo. En efecto, las cuevas están o han estado presentes hasta  tiempos recientes en Italia, Cerdeña, Francia continental, Yugoslavia, Palestina, Siria, Egipto, Libia, Túnez, Marruecos y por supuesto España. (1). Sin embargo, su presencia  no se ha circunscrito a esa área geográfica, sino que la ha rebasado ampliamente, habiéndose construido establecimientos humanos, excavando a partir de los materiales volcánicos en Turquía, en las tierras arcillosas de las mesetas de Irak e Irán, extendiéndose hacia el Este, a través de Asia Central, hasta el norte de China, donde se han  aprovechado materiales loésicos. Tampoco el continente americano ha sido ajeno a este tipo de vivienda con ejemplos que van desde el extremo norte del continente hasta la Tierra de Fuego (2).

La extensión de la cueva  como uno de los tipos más característicos de vivienda popular debe conectarse con la facilidad de su construcción, los bajos costes que requiere y la isotermia que dichas viviendas son capaces de mantener a lo largo del año, a pesar de que el clima presente condiciones  muy contrastadas estacionalmente, como corresponde a los climas de características continentales.
 

Las cuevas habitadas en España

Hacia mitad del siglo XX España era el país más rico en cuevas habitadas dentro del ámbito mediterráneo (3) y es muy posible que aún hoy lo continúe siendo. A principios de los años 60  eran 42 las provincias españolas que tenían familias viviendo en cuevas con un nivel de presencia muy diferente de unas provincias a otras (4). Dejando al margen lo que solo son situaciones excepcionales, la vivienda-cueva se extendía especialmente por Aragón, Navarra, País Valenciano, Castilla-La Mancha y sobre todo por Andalucía (figura 1).

 
Figura 1
Fuente: Urdiales Viedma. 1987.

Preferentemente las cuevas se han emplazado en las vertientes, sobre todo las de orientación Sur, en las cuencas del Ebro, Jalón, Jiloca, Turia, Guadalquivir y Guadiana Menor, y tanto en los terrenos próximos a las vegas cultivadas como en las inmediaciones de las ciudades. En estos últimos casos el proceso ha ido unido al  desarrollo urbano, como ha ocurrido en Granada, Almería y Valencia.

Constituyen una forma de vivienda bastante barata y relativamente extendida por la geografía española de clima continental con temperaturas extremas y precipitaciones bajas, en torno a 300 ó 400 mm anuales. Se prefieren los terrenos formados por materiales volcánicos o sedimentarios fáciles de  excavar y con capacidad para endurecerse con el paso del tiempo. La excavación se hace a partir de materiales secos en los que el manto freático sea lo suficientemente profundo para que la vivienda no tenga que temer la humedad. A los móviles anteriores, resultado del medio físico, habría que unir la pobreza que, en mayor o menor grado, ha afectado a amplios sectores de la población española.

Auge y declive de las cuevas en Andalucía

A principios de los años 60 Andalucía era la región con mayor volumen de cuevas habitadas y ella sola concentraba el 49 por ciento de las familias que vivían en cuevas en toda España. A su vez, dentro de Andalucía la concentración de viviendas trogloditas  era mayor en las provincias de Jaén, Almería y sobre todo en Granada, donde habitaba el 41 por ciento del total de familias  trogloditas del país en dicha fecha (5).

Evolución histórica

En Andalucía,  dejando al margen los vestigios de culturas ancestrales que utilizaban las cuevas como vivienda en  el Neolítico,  es, desde finales del siglo XV, cuando empiezan las referencias a cuevas habitadas, sin que sea  posible establecer una conexión directa entre el trogloditismo prehistórico y este otro que llamamos contemporáneo y que con altibajos se mantiene hasta la actualidad (6).

A lo largo de la Edad Moderna van aumentando las referencias a cuevas habitadas. Especial incidencia para la extensión de este tipo de hábitat parece que tuvo la expulsión de los moriscos del reino de Granada, acaecida en el último tercio del Siglo XVI, tras la rebelión de Abén Humeya del año 1569. Dicho fenómeno aparece constatado en algunos enclaves de Castilla-La Mancha, a donde llegaron moriscos procedentes del Noreste de la provincia de Granada y con ellos llevaron este tipo de vivienda que ya utilizaban en sus lugares de origen (7). También parece probado que el regreso de parte de esta población expulsada años más tarde, implicó un nuevo crecimiento de la vivienda excavada en la provincia de Granada(8).

En suma, aunque se pueden encontrar referencias históricas anteriores, las cuevas se expanden fundamentalmente a lo largo del  siglo XIX y durante la primera mitad del siglo XX, coincidiendo con etapas de expansión demográfica, inmigración y puesta en cultivo de nuevas tierras. En un principio dicho proceso  puede estar conectado, como ocurrió en la provincia de Granada, con los procesos de desamortización de Mendizábal (1836) y de Madoz (1855). En efecto, el aumento de la superficie labrada supuso un fuerte atractivo para la llegada de población a las comarcas de Guadix, Baza y Huéscar, procedente en gran medida del este peninsular.

Más adelante, el crecimiento de las cuevas está en relación con el incremento experimentado por la población, el aumento de demandas de viviendas y la extensión de la pobreza que afecta a sus habitantes. Complementariamente se valoran las ventajas comparativas que las cuevas presentan respecto a otros tipos de infravivienda.

Con la segunda mitad del siglo XX, especialmente a partir de la década de los 60, se inicia una nueva etapa en la que, junto al progresivo declive de gran número de  cuevas-viviendas y su sustitución por  casas-vivienda, se van modificando las características de parte de las cuevas restantes, las cuales van incorporando las instalaciones y servicios que coetáneamente o quizás unos años antes  habían introducido las casas vivienda. Este retraso está motivado por dos tipos de razones complementarias. Por una parte hay que tener en cuenta las mayores dificultades técnicas que la ejecución de estas obras tiene en un barrio troglodita; por otra parte, conviene recordar que se trata de viviendas ocupadas generalmente por población trabajadora de bajos niveles de ingresos y, por tanto, con escasas posibilidades económicas.

Extensión y alcance territorial

En Andalucía el uso de viviendas excavadas ha estado presente en mayor o menor proporción en todas las provincias andaluzas (9), si bien en los años 60 tenían ya un carácter residual en las provincias de  Huelva,  Málaga y Sevilla (10), habiendo desaparecido en la actualidad en todas ellas. En Huelva y Málaga se utilizaron con carácter de provisionalidad por familias de pescadores. En la provincia de Córdoba se desarrolló un núcleo de cuevas habitadas, relativamente estable en torno al municipio de Iznájar, al pie de la Penibética (11)  y que, aunque muy disminuido, se mantiene en la actualidad.

La provincia de Cádiz ofrece una situación similar a las anteriores en cuanto a significación mínima de la vivienda troglodita, aunque merece una atención especial, ya que este tipo de vivienda tiene aquí una tipología especial. Se trata de viviendas  localizadas en el municipio de Setenil de las Bodegas, en la vertiente del Rio Guadalporcún, que aprovechan una hendidura tallada en la mole rocosa y cuentan con una parte subterránea y otra construida desde la oquedad hacia fuera con objeto de captar luz y favorecer la salida de humos. Se han calificado como viviendas semitrogloditas (12), por su carácter de vivienda parcialmente subterránea, pero no excavada. Algunas de ellas continúan habitadas y constituyen uno de los actuales atractivos turísticos del municipio.

Hacia el Este, en concreto en las provincias de Jaén, Almería y sobre todo Granada las cuevas habitadas aumentan en número, a la vez que van uniformando su tipología. En la provincia de Jaén las cuevas habitadas en la década de los 50 se situaban en  gran número de municipios, enclavados en las vertientes del Valle del Guadalquivir y sus afluentes, especialmente en las del Guadiana Menor y el Guadalimar (13). Se trataba de alojamientos de pequeña superficie,  muy deficientes, casi sin huecos al exterior; en suma, auténticas infraviviendas que han ido desapareciendo progresivamente. En efecto, el descenso a partir de esa fecha ha sido muy significativo, incluso en aquellos municipios de la provincia  con una importante tradición de vivienda troglodita. Ése fue el caso de Jódar, sin duda el núcleo troglodita más importante de la provincia (él solo contaba con más del 25% de las cuevas habitadas de la provincia en 1900), habiéndose reducido su número a 11 en 1981 y a 4 en 1991. Actualmente subsiste en el barrio de la Serrezuela alguna habitación excavada a la que se ha adosado la casa que fue construida con posterioridad y que actualmente se utiliza como desahogo de la vivienda. Un uso residual, no propiamente residencial, también se mantiene en otros municipios de la provincia de Jaén que tuvieron cuevas en pasadas décadas. También es posible encontrar algún municipio con escaso número de cuevas habitadas, como es el caso de Alcaudete o Pegalajar, donde, además, se está impulsando el turismo rural en las tradicionales viviendas excavadas.

La provincia de Almería ha constituido a lo largo del siglo XX un área con enorme implante de este tipo de vivienda y así lo han reflejado numerosos autores (14). Durante la segunda mitad del siglo XX su posición era la segunda en la escala provincial andaluza (tras la de Granada), si bien a principios del siglo puede que las posiciones de ambas provincias estuvieran cambiadas y quizás fuera Almería la provincia andaluza con mayor número de cuevas habitadas, que  se extendían profusamente a lo largo de los valles de los Ríos Almanzora y Andarax, llegando hasta la misma capital de la provincia (15).

Durante la segunda mitad del siglo XX, especialmente a partir de 1960 las cuevas habitadas han ido desapareciendo de la provincia o bien se han ido enmascarando con pequeñas construcciones adosadas a la primitiva cueva excavada. Se mantienen algunos ejemplos aislados y con cierta entidad en los municipios de Cuevas de Almanzora, Gádor y en Almería capital, donde, según el Censo de Vivienda de 1991, el número de alojamientos habitados era en ellos de 21, 136  y 77 respectivamente.

La propia ciudad de Almería es un caso típico de tradición troglodita, ya presente en el Neolítico, tanto en el  Cerro de la Alcazaba, como en el barrio de la Chanca, habitados principalmente por pescadores (16). No parece que hubiera continuidad histórica, sino más bien algunas lagunas respecto a su ocupación. Ya en el siglo XX, especialmente en la primera mitad, aunque alargando el periodo de expansión hasta los años 60, crece bastante el barrio troglodita de la Chanca. Estaba fundamentalmente ocupado por familias muy pobres de jornaleros, pescadores y población recientemente inmigrada (17).

Las cuevas habitadas en la provincia de Granada

Granada durante mucho tiempo ha sido y aún continúa siendo la provincia con mayor significación troglodita de España y donde este tipo de vivienda popular está más arraigada culturalmente. A excepción de algún pequeño núcleo troglodita (por ejemplo en la costa, en torno a Salobreña o Motril o en la comarca de Alhama y Loja), las cuevas se han extendido desde la segunda mitad del siglo XIX, preferentemente por los materiales Pliocuaternarios que forman el Surco Intrabético, acentuándose su presencia en la parte oriental de la provincia, en las comarcas de Guadix y Baza llegando a alcanzar hasta las altas tierras de Huéscar, en los límites con la provincia de Murcia.

El aumento de la población urbana, en gran medida consecuencia de la inmigración, ha sido motivo esencial del crecimiento de este tipo de vivienda popular, no sólo extendida por los núcleos rurales de la provincia, sino también  por las ciudades medias, como son Guadix o Baza y, sobre todo, la capital de la provincia que alcanzaba 600 cuevas habitadas en 1900 y 3682 en 1950. Dicha cifra suponía en ese mismo año el 11.3% del total de viviendas censadas en la capital (18).

En la ciudad de Granada las cuevas habitadas se localizaban al Este del casco urbano, en las vertientes de los ríos Beiro, Darro y Genil, dando lugar a los barrios trogloditas de Sacromonte, S. Miguel, Barranco de la Zorra, Camino Alto de Huétor Vega y por último las Cuevas del Beiro, que formaban un grupo reducido y muy miserable. Tras varias décadas de deterioro, en los últimos años se están revalorizando algunas de ellas en el barrio del Sacromonte, siendo utilizadas para uso residencial turístico.

En la segunda mitad del siglo XX, especialmente desde 1960, se inicia el declive de la cueva  en toda la provincia que va siendo sustituida por la casa como  vivienda. Coincide cronológicamente con la construcción en las viviendas de servicios de saneamiento y la mejora de las infraestructuras viarias en la mayoría de los núcleos, ante las cuales tanto las cuevas como los barrios trogloditas ofrecen mayores dificultades. Ello implica que las cuevas se van  quedando rezagadas en ese proceso, se van considerando cada vez más como infraviviendas, que progresivamente se van abandonando y son sustituidas por casas.

Otra razón complementaria de dicho abandono es consecuencia del cambio de la coyuntura demográfica, en la que la emigración y el envejecimiento de la población son caracteres básicos que determinan menor presión de demandas de viviendas en relación a la oferta disponible.

Así entre 1970 y 1981 el número de cuevas habitadas en la provincia de Granada, excluida la capital, descendió considerablemente pasando de 11.795 a 6.474. El valor absoluto de estas cifras es innegable, si bien su alcance relativo en relación al total de viviendas de la provincia no sería significativo e incluso daría una idea falsa de la  realidad  ya que, de acuerdo con el Censo de Vivienda, el total de viviendas incluye además de las viviendas familiares de ocupación permanente,  las de ocupación temporal y las desocupadas. Sin embargo, sólo se censaban como alojamientos aquellos que se encontraban ocupados en la fecha de realización del Censo. Por ello, más precisa es su significación estadística a escala municipal, ya que en 1981 seguía albergando en torno a la quinta parte de la población en una serie de municipios como es el caso de Caniles, Villanueva de las Torres, Gor y Guadix.

La  cueva en la Política de Viviendas de Andalucía

Con anterioridad a la vuelta de la democracia en España y en los primeros años de la transición política, la iniciativa pública en materia de vivienda fundamentalmente favorecía el abandono de la cueva y tenía como objetivo la construcción de viviendas sociales, acogidas al régimen de protección oficial. Tanto el Instituto Nacional de la Vivienda, la Consejería de Obras Públicas o algún otro organismo a escala provincial (Viviendas Sociales de Granada –S.A.-) se encargaron de planificar estas actuaciones  públicas que tenían como importantes destinatarias las infraviviendas andaluzas, es decir las cuevas, en gran medida. En consecuencia, la iniciativa pública ha ayudado en este proceso de erradicación de los alojamientos, colaborando en la construcción de viviendas sociales en todo el territorio andaluz donde el déficit de viviendas dignas era más notorio.

La Política de Viviendas desde la constitución del Estado de las Autonomías

En 1984 la Junta de Andalucía recibe del Estado Central las competencias plenas en materia  de vivienda que van a ser adscritas a la Consejería de Obras Públicas y Transportes. Tras unos primeros años de rodaje, empieza a cambiar la percepción del fenómeno troglodita por parte de los poderes públicos y comienza  a impulsarse una política tendente a la recuperación del patrimonio de vivienda, dentro del cual la cueva constituye una tipología característica. Dicha política  de una manera clara se va a desarrollar en la década de los 90 a través de los diferentes  Planes de Vivienda que en periodos  normalmente cuatrianuales se han desarrollado  desde 1992. En la actualidad se está finalizando el Tercer Plan de la Vivienda que iría de 1999 al 2002. Paralelamente se está iniciando  la andadura del IV Plan de Vivienda que habría de aplicarse entre los años 2003 y 2005.

Entre los objetivos que plantea esta política está la revalorización del patrimonio, la rehabilitación y modernización de la vivienda rural y la de los centros históricos, así como el desarrollo de proyectos pilotos de arquitectura bioclimática. Las actuaciones van destinadas a sectores de población con niveles de renta por debajo de ciertos umbrales.

Un denominador común de la política de vivienda que desarrolla la Junta es la de la descentralización de la gestión, de modo que las diferentes actuaciones han de contar con la intermediación de los Ayuntamientos y la participación de los usuarios, concebida en términos amplios y con carácter decisorio. Incluso en algunos programas los usuarios llegan a ser los ejecutores directos de la obra. En la medida de lo posible, los trabajos de rehabilitación los acomete población local.

De entre los diferentes apartados recogidos en los Planes de Vivienda interesa destacar el correspondiente a actuaciones singulares por su incidencia en las cuevas utilizadas para uso residencial. Se trata de proyectos de rehabilitación pública directa con destino a viviendas sociales, que se adjudican en régimen de alquiler a familias necesitadas. Un buen ejemplo de este tipo de actuación es la rehabilitación de las cuevas del Pecho en la falda del monte de la Alcazaba, en el barrio de la Chanca en Almería. El proyecto se realizó entre 1992 y 1995, dentro del I Plan de Vivienda. Consistió en la rehabilitación de 15 casas-cuevas, en las que se construyeron, adosadas a la vivienda, cocina, baño y a veces también algún dormitorio. Una calle   peatonal unifica el conjunto y desde ella se acceden a las casas-cuevas, situadas a distintos niveles en el cerro.

Otro de los apartados interesantes de los Planes de Vivienda se refieren a las ayudas para la transformación de las infraviviendas, que encontrándose agrupadas en barrios consolidados históricamente, presentan  carencias, hacinamiento y en general se sitúan por debajo de los requerimientos mínimos en relación a aspectos constructivos. La adecuación de estas viviendas implica la mejora o la construcción ex novo de cocina y cuarto de baño, además del reforzamiento constructivo del resto de la vivienda. El programa está dirigido a los sectores de población con rentas bajas y resulta gratuito para los beneficiarios y el resultado va siendo la generación de una vivienda digna y susceptible de mejoras futuras.

Se partía de una realidad bastante precaria, ya que según la Consejería de Obras Públicas y Vivienda, eran al menos 44.000, el número de infraviviendas existentes en Andalucía, de los cuales las cuevas ocupaban una posición importante, especialmente en Granada y Almería, donde se localizaban el 90 por ciento de las cuevas habitadas en la Comunidad Autónoma. Las actuaciones  se realizan en colaboración con Ayuntamientos. El programa ha sido exportado a países de Iberoamérica y el Magreb.

Dentro de este capítulo han sido numerosas las actuaciones públicas en Andalucía, si bien los proyectos en cuevas-vivienda se localizan geográficamente en las provincias orientales, especialmente en la  de Granada,  en menor medida en Almería y sólo se ha producido alguna actuación puntual en las provincias de Jaén y de Córdoba, en el municipio de Iznájar (Córdoba) y en los de Alcaudete, Pegalajar  y Jódar en la provincia de Jaén. En este último caso, los proyectos de actuación en infravivienda han  tenido como objetivo la sustitución de las cuevas- viviendas por casas que se han construido junto a las viviendas excavadas tradicionales, percibidas como subviviendas y nunca bien aceptadas por la población local.

En Almería las actuaciones llevadas a cabo dentro del Programa de Infraviviendas han sido más intensas, afectando a un importante número de municipios, como Alhabia, Alhama, Pechina, Tíjola, Gádor y Huércal de Almería.

Mucho más numerosas han sido las intervenciones llevadas a cabo en la provincia de Granada, en la que se ha actuado  prácticamente en todos los municipios con importante tradición y arraigo de la cueva vivienda, como son los municipios trogloditas de las comarcas  de Guadix, Baza y Huéscar. Por su enorme alcance y la amplitud de las actuaciones cabe señalar las que se han realizado en el barrio de Ermita Nueva, en Guadix y el de San Clemente en Huéscar. La adecuación de estas viviendas implica la mejora o la construcción ex novo de cocina y cuarto de baño, además del reforzamiento constructivo del resto de la vivienda.

La actuación de la Consejería de la Vivienda, dependiente de la Junta de Andalucía, se complementa con la de la Diputación Provincial, que se ha encargado de llevar a cabo la construcción o mejora de la infraestructuras de saneamiento para las viviendas y la adecuación del tejido viario.

También la Administración local se ha venido ocupando en mayor o menor medida de la vivienda troglodita en las diferentes figuras de planeamiento, como  son los  Planes Generales de Ordenación Urbana, Las Normas Subsidiarias o los Planes Especiales. Así por ejemplo en el Plan General de Guadix de 1990 se recoge una normativa precisa para los barrios de cuevas, según la cual no se pueden construir más de 25 m2 adosados a la vivienda excavada. El objetivo era mantener la tipología arquitectónica y la estructura del barrio. Actualmente y, tras algún intento fallido, se encuentra en proceso de realización un Plan Especial destinado por una parte al conjunto histórico municipal y por otro a los barrios de cuevas.

Regresión, mantenimiento y transformación de la cueva-vivienda en las últimas décadas

El abandono de las cuevas habitadas continúa produciéndose en toda Andalucía, si bien es frecuente que en los municipios trogloditas se mantenga algún hueco excavado adosado a la vivienda que se ha construido con posterioridad. El seguimiento de este fenómeno para un extenso ámbito geográfico se  hace prácticamente imposible, ya que  en las publicaciones existentes no se alude a la excavación parcial de la vivienda y en el caso de que se catalogara como alojamiento no vendría reflejado en la estadística porque con frecuencia se utilizan como vivienda secundaria y no como vivienda principal.

Sí es posible hacer un seguimiento más preciso de los municipios andaluces de tradición troglodita. Ello es posible en  Setenil de las Bodegas (Cádiz) y en Pegalajar (Jaén) donde quedan algunos ejemplos poco significativos en términos cuantitativos (unas 60 en cada uno de los municipios), pero interesantes de destacar por constituir ejemplos de transformación de infraviviendas y rehabilitación del patrimonio cultural.  También se mantiene una discreta ocupación en algún municipio, tradicionalmente troglodita, como es  el caso de Iznájar en la provincia de Córdoba con unas 20 casas-cuevas, utilizadas normalmente como segunda vivienda.

En las provincias orientales, en concreto en Almería (en la cuenca del Rio Andarax) y, sobre todo, en Granada, se da una regresión importante  de las viviendas excavadas que se combina con su permanencia en números relativamente representativos, paralelo a la transformación de la vivienda desde 1981 y hasta la actualidad.

Fuentes estadísticas para el análisis de las cuevas-vivienda

El Censo de Vivienda elaborado por el INE constituye una fuente fundamental para efectuar cualquier  análisis  de las viviendas  (casas o cuevas) y su evolución.  Para conocer el número de cuevas habitadas en cada fecha censal es necesario remitirse a la información proporcionada por el Censo  que en la clasificación de “viviendas según su clase”, diferenciaba el alojamiento de otros tipos de vivienda y lo ha venido considerando como recinto “que no respondiendo totalmente a la definición de vivienda familiar, es utilizado como vivienda permanente fija o móvil”. En esta definición quedan incluidas las cuevas, aunque también las chabolas, que sí han constituido siempre un claro ejemplo de infravivienda. Sólo el conocimiento previo del territorio permite utilizar dicha fuente para el objetivo que nos ocupa, una vez comprobada  la correspondencia entre alojamiento  y cueva habitada, algo que en su totalidad corresponde a las comarcas de Guadix, Baza y Huéscar, todas en el sector oriental del Surco Intrabético granadino, al que va referido el siguiente análisis por tratarse, además, de la región andaluza más significativa respecto a este tipo de hábitat. Dicho seguimiento no es posible aplicarlo para la ciudad de Granada, dado que la correspondencia entre alojamiento y cueva no es ahí exacta.

Tampoco se puede comparar  la información procedente de los Censos de Vivienda anteriores con el de 2001, ya que en este último Censo las categorías de definición de viviendas según clase publicadas hasta la fecha (fin de Marzo del 2003), rompen con la serie histórica, anteriormente representada por la evolución de los alojamientos. En los cuadernos censales de los agentes sí aparece recogido el término de alojamiento en la información sobre uso de la vivienda pero, hasta ahora, no está disponible dicha información.

Por ello y ante la falta de datos correspondientes al 2001, la actualización de la información estadística  ha sido suministrada por el área de Obras y Servicios de la Diputación de Granada. La información que se recoge al respecto, que abarca casi todos los municipios trogloditas (no está por ejemplo el total del municipio de Guadix), es bastante fiable por el procedimiento de extracción seguido y, de hecho, ha sido la base para un Plan Especial de Inversiones, destinado a la mejora de las infraestructuras de la provincia. Dentro de dicho plan los municipios con cuevas habitadas contaban con un complemento de inversión adicional que, precisamente, tiene su fundamento en el mayor coste comparativo de las obras en los barrios trogloditas.

Evolución de la cueva-vivienda entre 1981 y 2001

Entre 1981 y 1991 el número de cuevas habitadas va disminuyendo en la provincia de Granada de manera muy significativa, pues se reduce considerablemente (6.474 en 1981 y 3.809 en 1991), si bien es interesante destacar que siguen manteniéndose, con una notable presencia, las cuevas habitadas en un importante número de municipios de la provincia, de entre los que claramente destaca Guadix con barrios trogloditas tanto en el casco urbano, así como en los anejos donde la topografía permite su excavación, caso de Bácor-Olivar, Paulenca y Velerda (cuadro 1).

 

Si bien la evaluación anterior es conveniente porque muestra el alcance de la cueva-vivienda, ésta se complementa al comprobar la alta representación porcentual que este tipo de vivienda sigue manteniendo respecto al total de viviendas a escala local en gran número de municipios, como es el caso de Benalúa de Guadix, Cortes y Graena, Castilléjar y Fonelas (cuadro 2). Incluso quizás convenga recordar que la significación real es mayor de lo que ofrecen dichos datos, dado que el valor correspondiente al total de viviendas por municipio (respecto al cual se han elaborado los porcentajes) incluye no sólo las viviendas de ocupación permanente, sino también las secundarias y vacías. Por el contrario, los alojamientos que se recogen son únicamente los utilizados como vivienda permanente. En el municipio de Gorafe se aprecia una disminución muy fuerte entre 1981 y 1991 que no se mantiene en el 2001 y que parece indicar que los datos censales de 1991 no son correctos.

 

Por los problemas de información que ofrece el Censo, anteriormente apuntados, la actualización a 2001 se ha tenido que realizar con información procedente de la Diputación, por lo que no es posible una comparación estricta de las variables con los Censos anteriores. Ése es, por ejemplo, el caso de Guadix, del que no se dispone de información referida al total municipal, aunque sí aparece Bácor-Olivar, uno de sus anejos con importante presencia de cuevas habitadas.

No obstante, se puede seguir apreciando la permanencia de la cueva como vivienda estable con valores absolutos con frecuencia superiores a las 100 ó 150 cuevas. Muy por encima se encuentra Guadix, del que se desconoce el número preciso de cuevas habitadas por los problemas de fuentes, anteriormente indicadas, pero que supera el medio millar. También conviene resaltar que, a excepción de Alamedilla, en el resto de los municipios de la provincia de Granada, las cuevas siguen acogiendo a un volumen  significativo de la población  a escala municipal (cuadro 3). Otro hecho enormemente interesante es que el número de cuevas recogidas ha crecido respecto a los datos censales de 1991 en una serie de municipios de honda tradición troglodita como Castilléjar, Gorafe, Benalúa de Guadix o Benamaurel y que tiene que ver con la recuperación del patrimonio y el desarrollo de nuevos usos.

Cuadro 3
Cuevas y vivienda en el 2001 en la provincia de Granada

 

Instalaciones de las cuevas habitadas en la provincia de Granada

La consideración de la cueva como infravivienda  es un hecho coyuntural,  consecuencia de la comparación con otras formas de vivienda en un mismo lugar y  tiempo. El desfase  en la mejora de las condiciones de habitabilidad de las  casas y de las cuevas (utilizadas como vivienda permanente) son especialmente claras  a partir de los años 60 y afectan en un primer momento sobre todo a casas, por lo que las cuevas van quedando especialmente retrasadas a parir de estos años. Con el paso del tiempo el desfase se va acortando y aproximándose unas y otras. Es por ello que sería conveniente comparar la situación de cuevas-vivienda y casas-vivienda, siguiendo la información que al respecto proporciona el  Censo de la Vivienda. Se ha elegido para el análisis la provincia de Granada, por ser la más significativa en cuevas habitadas, y los Censos de 1970 y 1981, por ser fechas clave de esos cambios (Urdiales Viedma. 1987).

El análisis de las cuevas en 1970 es decepcionante por la claridad con que manifiesta los déficits de instalaciones de estas viviendas (cuadro 4). La situación es comparativamente mucho mejor en las casas, si bien conviene señalar que las carencias también son muy significativas, lo que significa que también gran parte de las casas pueden considerarse ejemplos de infravivienda.

 

Los cambios que han acaecido en el periodo intercensal (1970-1981) son bastante intensos, de modo que en 1981 algo más de la quinta parte de las cuevas habitadas como vivienda permanente no contaban con alguna de las instalaciones que recoge el Censo (cuadro 5), habiendo sido el porcentaje equivalente en 1970 del 87% del total de cuevas. Complementariamente se puede apreciar el avance que las cuevas han experimentado en  las diversas instalaciones recogidas en el Censo y que puede sintetizarse en el casi 20 por ciento de cuevas con cuarto de baño en 1981, cuando el valor porcentual correspondiente a 1970 era inapreciable (correspondiente a sólo 26 cuevas).

 

El proceso de abandono de parte de  las cuevas (las infraviviendas) y la rehabilitación y acondicionamiento de otra parte de ellas, ha continuado incluso de manera más intensa en los últimos 20 años, de modo que según los datos censales correspondientes al 2001, no se aprecian ninguna diferencia significativa entre los porcentajes de viviendas sin servicios de aseo entre los municipios andaluces con o sin cuevas.
 

Revalorización del uso residencial y desarrollo de otros usos alternativos de las viviendas subterráneas

En los últimos veinte años, pero especialmente desde la década de los 90 del pasado siglo, se ha dado un salto impresionante en el acondicionamiento de estas viviendas como resultado por una parte de la convergencia de la percepción  positiva  que de ellas tiene  la población y, por otra, de la política al respecto desarrollada por los poderes públicos. La ayuda oficial, destinada a la población con menos recursos económicos, que tienen la cueva como residencia permanente, se ha complementado con la inversión en cuevas-viviendas por parte de la  iniciativa privada, como ha ocurrido por ejemplo en Bácor-Olivar, anejo del municipio de Guadix, donde las cuevas siguen siendo el tipo de vivienda más extendido (en torno al 75% del total de viviendas), pero apenas han recibido subvención oficial por estar ocupadas por población con un nivel de renta superior al umbral económico establecido en los programas de rehabilitación de la Junta de Andalucía. El caso concreto que se acaba de señalar es extremo, tanto por el alto porcentaje de vivienda-cueva, como por el alto índice de rehabilitación con fondos privados. Este tipo de reacondicionamiento de la cueva, a cargo de los propios propietarios, está muy presente en los diferentes municipios trogloditas, siendo una muestra clara del valor que la población da a la cueva, considerada como  parte del patrimonio arquitectónico y residencial.

En consecuencia, como resultado de una u otra vía, se ha revalorizado el uso residencial de la cueva, de modo que se ha producido el tránsito de la consideración de infravivienda a vivienda bioclimática, perfectamente acondicionada y de futuro. Entre sus mayores ventajas la población demandante destaca el ahorro energético y las condiciones de isotermia que permite disfrutar, ya que el interior de la vivienda  mantiene temperaturas medias de entre 15 y 19 º, a pesar de que en el exterior puedan encontrarse temperaturas máximas en torno a los 40º o mínimas invernales en torno a 0º.

La demanda de este tipo de viviendas se está incrementando tanto para uso como vivienda principal o secundaria, sumando a la demanda local la procedente de otras regiones españolas o extranjeras. Dicho proceso puede seguirse  dentro de Andalucía, especialmente en la provincia de Granada, donde el trogloditismo contemporáneo había adquirido mayor desarrollo. Complementariamente, también pueden encontrarse algunos casos significativos de adecuación de la cueva vivienda en las provincias limítrofes de Almería y en menor medida en la de Jaén, según se señalaba con anterioridad.

Junto al uso residencial tradicional se está impulsando en los últimos años el aprovechamiento turístico de las cuevas, dentro de los programas de desarrollo rural, de diversificación económica y promoción turística. Esta nueva funcionalidad de la cueva se ha empezado a desarrollar en los inicios de la década de los 90, si bien el crecimiento está siendo espectacular en los últimos años, de modo que, en la actualidad, hemos podido constatar la existencia de centros hoteleros ubicados en cuevas en casi todos los municipios trogloditas de la provincia de Granada, entre los que cabe destacar a Baza, Guadix, Freila, Galera, Castilléjar, Benalúa de Guadix, Cortes de Baza, Alcudia de Guadix, Cuevas del Campo y también Granada capital. En un principio la rehabilitación para uso turístico la protagonizaron en gran medida  promotores extranjeros, a las que cada vez se han ido añadiendo más y más inversores de diferente procedencia, también autóctona, que han utilizado fundamentalmente fuentes privadas de financiación. Complementariamente ha colaborado la administración pública, subvencionando parte de los proyectos de construcción de enclaves hoteleros a cargo de algunos  programas de desarrollo local, especialmente el Leader.

No es posible conocer con exactitud el alcance real de dicho fenómeno porque, en parte, son actividades de economía sumergida y, en parte también, por un problema de fuentes estadísticas. En efecto, el Censo de Viviendas no informa al respecto y en la información elaborada por la Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía hasta el año 2002 no aparecía reflejado el tipo de habitación (casa o cueva) en que se emplazaba el complejo hotelero. No obstante a partir de un reciente decreto (20/2002 de 29 de Enero, publicado en el BOJA del 2 de Febrero) se regula de manera más explícita el tipo de establecimientos en que se desarrolla la actividad turística, que ha de aparecer claramente delimitado en la documentación de dicha Consejería , a quien corresponde, según el ordenamiento jurídico de la Comunidad Autónoma, la promoción y ordenación de la actividad turística.. En el decreto se identifican las casas-cueva como modelo de vivienda troglodita, excavada en materiales blandos o impermeables en zonas rocosas. Se admite hasta un 50 por ciento de la superficie útil en construcción tradicional, debiendo asegurar una adecuada ventilación directa de las estancias sin ventana exterior.

La aplicación de esa normativa permitirá, a partir de este año, acceder a una información más precisa, al menos de las instalaciones hoteleras en cuevas declaradas para dicha función, quedando al margen las no declaradas. Por ello, no es posible realizar una aproximación numérica de las plazas hoteleras en cuevas en Andalucía, pero sí se puede indicar que están localizadas casi exclusivamente en la provincia de Granada, si bien hay también un número reducido en la provincia de Almería  y en Jaén, en los municipios de Cuevas de Almanzora y Pegalajar respectivamente.

Están organizados en  pequeños complejos hoteleros que cuentan con todos los servicios correspondientes a un  hotel de alta categoría y algunos de ellos cuentan, complementariamente, con instalaciones para la celebración de reuniones o congresos es decir, pretenden captar un abanico amplio de demanda potencial turística.

La recuperación de las ventajas comparativas de la cueva para uso residencial y la ampliación de usos  está llevando a una revalorización inmobiliaria bastante intensa. Se trata, en suma, de una actividad doblemente interesante, porque además de ayudar a rehabilitar el patrimonio arquitectónico y cultural de la zona, colabora a fijar población, a  dinamizar la actividad  y a diversificar las escasas posibilidades que el mundo rural tradicionalmente ha venido ofreciendo.

 

Notas

(1) Jessen, 1955.

(2) Vidal de la Blache, 1943.

(3) Jessen, 1955.

(4) Cáritas Española,  1963.

(5) Cáritas Española,  1963.

(6) Urdiales Viedma,  1987

(7) Fernández Serrano y col., 1982.

(8) Asensio Sedano, 1972, p. 85-103.

(9) Flores,  1973.

(10) Cáritas Española, 1963.

(11) Feducci, 1976.

(12) Suarez Japón, 1982.

(13) Cabanas,  1956.

(14) Torres Balbas, Jessen,  Feducci, Moreno Sánchez, y Saénz Lorite.

(15)  Torres Balbás, 1946.

(16) Marín Fernández,  1974.

(17) Compán Vázquez, 1987.

(18) Bosque Maurel, J., 1961.
 

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© Copyright Mª Eugenia Urdiales, 2003
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Ficha bibliográfica:
URDIALES, M. E. Las cuevas-vivienda en Andalucía: de infravivienda a vivienda de futuro. Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de agosto de 2003, vol. VII, núm. 146(051). <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-146(051).htm> [ISSN: 1138-9788]

 
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