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Nova REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98 Vol. VII, núm. 146(007), 1 de agosto de 2003 |
EL CUARTEL COMO VIVIENDA COLECTIVA EN ESPAÑA Y SUS POSESIONES DURANTE EL SIGLO XVIII
El cuartel como vivienda colectiva en España y sus posesiones durante el siglo XVIII (Resumen)
Durante el siglo XVIII se da la institucionalización del ejército en España. Ante la necesidad de crear una infraestructura al servicio de la milicia, se consideró la necesidad de establecer cuarteles para la tropa, que servirían para su control y que, además, les dotaría de vivienda. Este hecho es trascendente dado que la plantilla del ejército llega a alcanzar los cien mil hombres. La construcción y adaptación de edificios como cuarteles fue una alternativa para resolver el problema de la vivienda en las ciudades y pueblos de España del siglo XVIII.
The headquarter as communal house in Spain and his possesions during the 18th Century (Abstract)
During the 18th Century was produced the institunalization of the Spanish Army. Facing the need of creating an infrastructure to serve the militia, it was considered the need to stablish headquarters for the soldiery, which function could be his control and, also, to given they a house. This fact is transcendent, because the military personnel increased to the 100.000 people. The construction and adaptation of buildings as headdquarters was an alternative ti resolve the problem of housing in the cities and towns of the XVIIIth Century Spain.
No podemos olvidar que un gran número de ciudades españolas aún estaba delimitada por las murallas y lo que se daba era un redensificación hacia el interior de la ciudad, más que una expansión, que permitiera ampliar el espacio urbano y, con ello, el número de las viviendas. Entonces, la construcción de nuevos cuarteles, o adaptación de antiguos edificios para ese fin, para dar vivienda a los miembros del ejército español, que en ese momento se institucionalizaba[2], en nuestra consideración sirvió para evitar mayor problema a las ciudades.
Para el siglo XVIII, los datos de que se tienen sobre la población de España son poco confiables. Pese a la realización de varios censos a lo largo del siglo, algunos especialistas consideran que la información que proporcionan es bastante dispar. Ante el hecho que el "vecindario de Campoflorido (1717), y los censos de Ensenada (1753), Aranda (1768), Floridablanca (1787) y Godoy (1797)", no resuelven el problema, Eiras Roel (cit. en Maruri, 1998) propone valores poblacionales máximos, mínimos y medios para cuatro fechas del setecientos:
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Población en millones de habitantes |
Lugo | |
Pontevedra | |
Soria | |
Huelva | |
Avila | |
León | |
Ciudad Real | |
Teruel | |
Vitoria | |
Santander | |
Guadalajara | |
Logroño | |
Cáceres | |
Hueca | |
Albacete | |
Gerona | |
Tarragona | |
Cuenca | |
Palencia | |
Lérida | |
Zamora | |
Orense | |
Segovia | |
San Sebastián | |
Gijón | |
Badajoz | |
Castellón | |
Bilbao | |
Oviedo | |
La Coruña | |
Burgos | |
Almería | |
Pamplona | |
Santiago de C. | |
Jaén | |
Puerto de Santa María | |
Alicante | |
Toledo | |
Salamanca | |
Valladolid | |
Cartagena | |
Palma de Mallorca | |
Córdoba | |
Jerez de la Frontera | |
Málaga | |
Granada | |
Murcia | |
Cádiz | |
Sevilla | |
Barcelona | |
Valencia | |
Madrid | |
Fuente:
D. S. Reher. Ciudades, procesos de urbanización y sistemas
urbanos en la península ibérica",
en Atlas
histórico de las ciudades europeas. I. Península
Ibérica, Barcelona, 1994, pp. 1-29 |
Como se observa,
la distribución de la población era muy desigual, y si
alguna región destacaba particularmente era Andalucía
y el Levante en contra del norte del reino. La concentración
de la población se había fomentado por el crecimiento
de algunas de las actividades económicas impulsadas desde el
mismo Estado. Tomemos el ejemplo de Cartagena. La decisión de
convertirla en capital del Departamento marítimo del Mediterráneo,
más la construcción del arsenal, llevó a la creación
de unos 5,500 a 7,000 de nuevos puestos de trabajo directo en apenas
20 años, 1730-1750, lo que supuso la brusca introducción
de 15,000 personas sobre una población de 10,000 habitantes,
muchos de ellos vinculados al cuerpo de marina. No obstante, no podemos
olvidar que pese a este crecimiento de población en las áreas
urbanas, el 60 por ciento de la población española de
dedicaba a las labores del campo.
El Ejército
Nuestro interés es mostrar que si realmente la construcción de cuarteles se llevó a cabo como aparece en multitud de proyectos, dio vivienda a un gran número de individuos que integraban al ejército español de la época. Para tener una idea clara de lo que señalamos, solo recordaremos aquí que en dos momentos del siglo XVIII desciende el número de efectivos del ejército. Primero, poco después de terminada la guerra de sucesión, Felipe V desaparece un buen número de regimientos de infantería y caballería; pero es bajo el reinado de Fernando VI que, según Terrón, se desmantela el ejército de tierra en beneficio de la marina[3]. La reforma llevada a cabo por el marqués de la Ensenada dio lugar a la disminución de 130.000 hombres que formaban los efectivos en tiempos de Felipe V a 60.000. Sin embargo, con Carlos III, como consecuencia de los conflictos bélicos que enfrenta, de nuevo aumenta la planta de efectivos, hasta alcanzar los 115.000 hombres, mientras que con Carlos IV alcanzara los números de principios de siglo.
Al final de la guerra de sucesión existían 87 regimientos de infantería, que se redujeron, en 1715 a 37. Cada regimiento contaba con 13 compañías, integrada por un capitán, un teniente, un subteniente, dos sargentos, tres cabos, un tambor y 36 soldados. Es decir, descendió de 56,895 a 21,695 soldados y mandos medios, sin contar a los oficiales superiores. En 1749 se redujo el número de compañías por regimiento a 10, incluida la de granaderos. También se reducía a 53 individuos la compañía de fusileros y a 43 la de granaderos. A cambio, se crearon otros cuerpos de la Infantería, como los batallones de cazadores (1754); regimientos de tropas ligeras (1762), y Cuerpos de Voluntarios.
Por su parte, en 1704 los regimientos de caballería se componían de tres escuadrones de cuatro compañías. Cada una de estas constaba de capitán, teniente, corneta portaestandarte, mariscal de logis, dos brigadieres, tres carabineros trompeta y 25 jinetes. En 1714 existían 47 regimientos de caballería, reduciéndose a 19 en 1716, fin de la guerra. Es decir, los efectivos de la caballería descendieron de 19,176 a 8.208. Al igual que en caso de la infantería, en esta arma se dan cambios a lo largo del siglo, modificando la estructura de los regimientos y el número de jinetes que los componen. Igualmente se crean nuevos regimientos, como fue, en 1762, el caso del Regimiento de Voluntarios de España, que era compañía de caballería ligera, o los Dragones o arcabuceros a caballo, que en 1719 eran 11 regimientos de tres escuadrones de cuatro compañías; en 1749, 10 regimientos, y en 1765, 8 regimientos.
A todos ellos habría que añadir las milicias provinciales (llegaron a existir hasta 48 regimientos provinciales, con un solo batallón de 8 compañías, de 64 soldados fusileros), Batallones de inválidos (cuatro batallones de seis compañías con 97 soldados); o las Tropas de la Casa Real: Real Cuerpo de Alabarderos, Reales Guardias de Corps, Brigada de Carabineros Reales, Reales Guardias de Infantería y otras más.
Finalmente, estaba el cuerpo de artillería formado por un sólo Regimiento, compuesto a su vez de tres batallones de 12 compañías: tres de artilleros, una de minadores y ocho de fusileros. Cada compañía de artilleros se componía de un capitán, dos tenientes, dos subtenientes, cuatro sargentos, cuatro primeros cabos, diez obreros, diez bombarderos, 72 artilleros y 1 tambor, para un total parcial de 106 hombres, y un total de 318. Los minadores eran un capitán, un teniente, dos sargentos, tres cabos y 37 minadores, y un tambor, para un total de 35 hombres; mientras que la compañía de fusileros eran 55 hombres: un capitán, un teniente, un subteniente, dos sargentos, dos cabos, dos carabineros 45 fusileros y un tambor, que daban un total de 440 hombres.
En 1762 se divide la península en 5 territorios. A cada uno de ellos se asigna un batallón de 7 compañías de 100 hombres, para un total de 3500 hombres.
En todo caso, para 1782, Terrón[4] nos muestra un "Estado General del Ejército y la Marina" de 146.783 efectivos:
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Infantería | ||
1 Compañía de Alabarderos | |
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1 Regimiento de Guardias Españolas | |
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1 Regimiento de Guardias Valonas | |
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Caballería | ||
3 Compañías de Guardias de Corps | |
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1 Brigada de Carabineros Reales | |
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27 Regimientos de Infantería Española | |
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12 Regimientos de Infantería Extranjera | |
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3 Regimientos de Infantería Ligera | |
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1 Compañía de escopeteros en Getares | |
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2 Regimientos fijos (Orán y Ceuta) | |
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4 Compañías de desterrados | |
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6 Compañías de los presidios menores | |
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1 Compañía de guardabosques | |
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42 Regimientos de Milicias | |
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1 Regimiento de Milicias de Mallorca | |
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12 Regimientos de Caballería de Línea | |
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1 Regimiento de la Costa de Granada | |
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1 regimiento de Voluntarios de España | |
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1 Compañía de Ceuta | |
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1 Compañía de moros almogataces | |
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8 Regimientos de Dragones | |
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5 batallones de artilleros | |
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1 Compañías de cadetes de Segovia | |
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1 Compañía provincial de Badajoz | |
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Tropa | |
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Tropa de marina | |
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Artillería de marina | |
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Total general | |
A ellos se tendría
que sumar el total de mandos, oficiales y clases de tropa empleados
en el ejército de tierra, que sumaban 2.424 efectivos.
El Cuartel
Desde principios de siglo, se consideró la conveniencia de construir cuarteles para las armas del ejército, con el fin de no afectar ya más a los ayuntamientos. Así, por ejemplo, hacia la segunda década del siglo XVIII, el gobernador militar de Gerona, el barón D’Huart, dirigía una carta al conde de Montemar, corregidor de Barcelona, "en el que recogía el deseo del rey (de) que se construyesen cuarteles para aligerar a la población del alojamiento de los soldados"[5]. De hecho, en 1718 se expide un Reglamento para establecer cuarteles, elaborado por el ministro de Guerra, Miguel Fernández Durán, de aplicación en toda la Península, islas y presidios de Africa, y que consideraba tanto los cuarteles de nueva planta como la adaptación de edificios para tal fin. Y, sin embargo, pese a que se quería liberar a los pueblos y sus habitantes de los gastos que implicaba recibir a soldados, dicho reglamento hacía recaer los gastos de construcción de los cuarteles en los habitantes de los mismos pueblos y ciudades donde se construirían. En todo caso, no sería sino hasta mediados de siglo cuando se concluyeron los primeros nuevos cuarteles:
... Siendo mi ánimo que se establezcan estos cuarteles no sólo para el alivio y disciplina de las tropas, sino para redimir a los pueblos el gran peso y las molestias que les cause el alojamiento de ellas en sus propias casas, y siendo en todas partes cargas de los mismos Pueblos este gasto, es mi ánimo que el dinero que se necesita para la fábrica de los mencionados cuarteles se supla por las provincias repartiéndolo a los vecinos y cargándolo más a los de las fronteras...[6]
Sólo resta señalar que, de acuerdo con Cortada, en la primera mitad del siglo XVIII, el 26.75 por ciento del total de tropas estaba acuartelada en Cataluña, seguida por Andalucía con el 5.95 por ciento y Castilla con el 3 por ciento. Por ello no es de extrañar que sea en Cataluña donde se construyó el mayor número de cuarteles de la Península durante este periodo[8].
Una superficial revisión de la información contenida en el libro sobre la obra de los ingenieros militares en España de H. Capel et al., nos muestra un número sorprendente de proyectos de cuarteles, muchos de los cuales se llegaron a concretar, para las diferentes armas del ejército en la Península y algunos de las posesiones de ultramar. Desgraciadamente, no siempre se señala la capacidad del mismo ni el arma al que se dedicará. Pese a ello, podemos señalar los siguientes:
Cuadro 4
Algunos proyectos de
cuarteles desarrollados por el Real Cuerpo de Ingenieros del Ejército
Infantería
Algeciras (1750) | Lugo, (1779), un batallón |
Barcelona (1777) | Mallorca (1728) 500 a 600 soldados |
Barcelona (cuartel del Mediodía) (1769) 700 infantes | Oran (1755), un batallón |
Barcelona (Lonja) (1724), 2 batallones | Palma de Mallorca (1768), 2 batallones |
Barcelona (Universidad de Barcelona) (1724) | Pamplona (1787), un regimiento |
Barceloneta (1764) | Puerto Real, Ceuta (1753) |
Bayona, Pontevedra (1781) | Reus (1751), 700 infantes |
Cádiz (1732), 2 batallones | Sevilla (1788) |
Cádiz (1775) | Valls (1751), 700 infantes |
Ceuta (1751), un regimiento | Vilafranca (1751) |
Ceuta (1761), 2 batallones | Vilanova y la Geltrú (1751), 700 infantes |
Lérida (1748) | Zamora (1737) |
Lugo (1756) | Zamora (1738), dos escuadrones |
Caballería
Algeciras (1750), 2 regimientos de 3 escuadrones | Medina del Campo (1798) un regimiento |
Arcos de la Frontera (1744), un regimiento | Oran (1745) |
Arévalo (1750), 300 caballos | Osuna (1741), 300 caballos |
Avila (1750), 300 caballos | Puerto de Santa María (1742) 110 caballos |
Azebuchal, Badajoz (1801) | Puerto Real, Ceuta (1753) |
Barcelona (Atarazanas) (1739), 3 escuadrones | Reus (1751), un escuadrón |
Barcelona (Junquera) (1749) | Rota, Cádiz (1756), 6 compañías |
Burgos (1737), un escuadrón | S. de Compostela (1758) |
Burgos (1749), 4 escuadrones | Sevilla (1786) |
Castellón de la Plana (1760) | Valencia (Onteniente), (1740), 200 soldados |
Córdoba (1789), 2 escuadrones | Valls (1751), un escuadrón |
Heras del Campo del Toro (1775) un regimiento | Vilanova i la Geltrú (1751), un escuadrón |
Jérez (1736), 400 soldados) | Zamora (1721) |
Lucerna, Córdoba (1805) | Zamora(1765) |
Marbella (1732) |
Además, se proyectaron, hacia 1740, 19 cuarteles de caballería en la frontera con Portugal, en Huelva y costa del mar del Condado de Niebla, para las 12 compañías del Regimiento de Cuantiosos. Los cuarteles se establecerían en: Ayamonte, Castillejos, Puebla de Guzmán, Cerro de Andévalo, Trigueros, Huelva, Cartaya, Redondela, Villa Blanca, San Silvestre de Guzmán, Paynogo, Santa Bárbara de Casa, Aroche, Encinasola, Almonaster la Real, Lepe, Sanlúcar de Guadiana, Cortegana y Moguer.
Artillería
Bayona, Pontevedra (1781) |
Pancorbo (1798) |
Tarragona (1807), una compañía |
Otros Cuerpos
Burgos (1737), Milicias | Madrid (1767), Guardias Walonas |
Cádiz (1760), pabellón de Ingenieros | Pancorbo (1798), Guardia de milicias de Ciudad Rodrigo |
Lugo (1779), 6 compañías de Inválidos | Sevilla (1788), dos escuadrones de Dragones de Villaviciosa |
Cuarteles sin definir arma
Alicante (1739) | La Coruña (1758) |
Barcelona (1803) | Málaga (Alcazaba) (1798) |
Barcelona (Atarazanas) (1739), 4 batallones | Mallorca (1728) |
Barcelona (Cuartel de Rambla de los Estudios) (1739) | Manresa (1803) |
Berga (1791) | Oran (1772) |
Cádiz (1734) | Orihuela (1741) |
Cardona (1738) | Pamplona (1752) |
Condado de Niebla, Murcia (1739) | Pamplona (1774) |
Cortinas de San Miguel, Zamora (1750) | Rosas (1739) |
El Ferrol (1754) | San Sebastián (1738) |
El Ferrol (Cuartel de la Redonda) (1774) | Santander (1809) |
El Ferrol (Cuartel del Camposanto) (1777) | Tárrega, (1704) |
Gerona (1736) | Valencia (1724) |
Gerona (1740) | Vejer de la Frontera, Cádiz (1738) |
Gerona (Cuartel de Alemanes) (1790) | Vinaroz(1730) |
Hostalrich (1792) |
Fuente: Capel et al., 1983; Moncada, 1993.
Se observa que los ingenieros militares proyectaron casi nada para la Marina. Quizás la explicación se encuentre en la respuesta que se da al ingeniero Antonio Alvarez Barba, en nombre del rey, en 1771, después de presentar el proyecto de una casa para alojamiento de la Marina, en Santo Domingo, hoy República Dominicana: "No convengo en esta solicitud; los oficiales de marina no necesitan más casa que los navíos en que están destinados"[9].
Como decíamos líneas arriba, no se trataba necesariamente de nuevos proyectos. Tenemos información que demuestra que se adaptaron edificios ya existentes para recibir a la tropa. Eran edificios dedicados a asuntos muy diversos, predominando los religiosos. Entre los edificios que fueron adaptados para cuarteles por los ingenieros militares se cuentan:
Antigua
fábrica de tabacos, Sevilla
Armería
vieja, Pamplona
Atarazanas,
Barcelona
Claustro
de la catedral, Lérida
Lonja de
la Seda, Valencia
Hospital
de San Juan de Dios, Pamplona
Universidad
de Barcelona
Lonja de
Barcelona
Convento
de los Agustinos, Gerona
Casa del
canónigo de Calahorra, Pancorbo
La vida en los cuarteles, en cualquier caso, no era sencilla ni fácil. Existían claras diferencias entre las condiciones de vida de los soldados y los oficiales, y aun entre los propios soldados. Así, por ejemplo, a los cadetes o soldados distinguidos o de primera, "no se les permitía familiaridad con la tropa y solo debía tener tratos con los oficiales, aunque debía obediencia a los cabos y sargentos. Con estos últimos compartía rancho aparte... tanto unos como otros, dormían en habitación separada o pernoctaban fuera del cuartel en casa de su familia, en caso de que ésta residiera en la misma localidad"[10]
Pero en el caso de habitar en el cuartel, las condiciones eran realmente difíciles. En el último tercio del siglo, solo existía una cama para cada dos soldados, que se turnaban para su uso; además, en el dormitorio, por cada 20 soldados, había una mesa, dos bancos, un baúl, una jofaina y una lámpara de aceite. Hasta 1766, se le daba una única comida a la tropa. Ello lo señalaba el inspector de infantería:
De veinte años a esta parte ha subido tanto el precio de los comestibles, que en los años en que más abundan las cosechas, come infelizmente el soldado: dos onzas de tocino, quatro de arroz, o el equivalente en menestras, algunos menudos o despojos en lugar de tocino, es todo su sustento al mediodía.
Minuta 1:
Tocino
60 gr
Arroz 120
gr
Pan 700
gr
Minuta 2:
Menestra
60 gr
Despojos
120 gr
Pan 700
gr
La vida
al interior de los cuarteles era bastante monótona.
Dado que los soldados estaban casi siempre en servicio,
debido a la falta de efectivos, tenía poco momentos
de ocio. Sus momentos de descanso correspondían "a
las horas que mediaban entre la lista de la tarde y la retreta.
Durante ellas y después del rosario, cuyo rezo era
obligatorio en los cuarteles, el soldado podía pasear
fuera del cuartel. Era relativamente común que los
soldados ejercieran en esos momentos algún oficio
artesanal, para ganarse unas monedas que complementaras
sus exiguos ingresos.
A manera de conclusión
Decíamos al inicio de esta ponencia este tema en cierta manera contribuye al estudio de la vivienda en la España del siglo XVIII, al considerar el papel que desempeñaron los cuarteles para dotar de vivienda a los diferentes cuerpos del ejército español. Si tomamos como válidos los datos que aquí presentamos, y suponemos que al menos dos terceras partes de los individuos que constituían el pie del ejército vivían en los cuarteles, estamos considerando que a fines de dicho siglo, la Corona dotaba de vivienda a, por lo menos, cien mil hombres, lo que era equivalente a la población de la segunda ciudad más importante de España en ese momento.
Notas
[1] Esta investigación ha sido posible gracias al apoyo de la Secretaría de Estado de Educación y Universidades, SAB2000-0287.
[2] Véase Domínguez Ortiz, 1976, p.23.
[3] Terrón Ponce, 1997, p. 86.
[5] Cortada, 1998, V. II, p. 43.
[8] Véase la obra de Cortada, 1998, en especial el volumen II para el siglo XVIII.
[9] Capel et al., 1983, p. 30.
[10] Terrón
Ponce, 1997, p.44.
Bibliografía
CAPEL, H., L. GARCIA, O. MONCADA, F. OLIVE, S. QUEZADA, A. RODRIGUEZ, J. E. SANCHEZ y R. TELLO. Los ingenieros militares en España, siglo XVIII. Repertorio biográfico e inventario de su labor científica y espacial. Barcelona: Universitat de Barcelona, 1983.
CORTADA I COLOMER, Ll. Estructures territorials, urbanisme y arquitectura poliorcètics a la Catalunya preindustrial. 2 Vols., Barcelona: Institut D’Estudis Catalans, 1998,
MONCADA, J. O. Ingenieros Militares en Nueva España. Inventario de su labor científica y espacial. Siglos XVI a XVIII. México: Instituto de Geografía, UNAM, 1993.
MARURI VILLANUEVA, R. La sociedad urbana, en JOVER ZAMORA, J. M. (Dir.) Historia de España Menéndez Pidal, vol. XXX, Madrid: Espasa-Calpe, 1998, p. 715-789.
Historia General de España y América. T. X-2. La España de las reformas. Madrid: Ediciones RIALP, S. A., 1984
DOMINGUEZ ORTIZ, A. Sociedad y Estado en el siglo XVIII español. Madrid: Ariel, 1976.
TERRON
PONCE, J. L. Ejército y política en la
España de Carlos III. Madrid: Ministerio de Defensa,
1997. (Colección Adalid).
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