Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98 Vol. VII, núm. 133, 15 de enero de 2003 |
Los cambios de nombre de los municipios durante la revolución y la guerra civil españolas (1936-1939). El caso de Cataluña (Resumen)
Hemos analizado en detalle los 124 cambios de nombre municipales que se produjeron en Cataluña durante la guerra civil, y de un modo particular en 1937. Partiendo de la documentación administrativa de la época, hemos realizado una sistematización completa de los cambios llevados a cabo. Sobre esta base, hemos estudiado las nuevas denominaciones desde una óptica esencialmente cualitativa. Los resultados obtenidos nos permiten sacar algunas conclusiones acerca de los procesos de implantación, persistencia y cambio toponímico: unas cuestiones que, más allá de los matices de carácter local, regional o nacional, presentan unos rasgos generales comunes a todo el mundo.
Toponymic changes during the Spanish Revolution and the Civil War (1936-1939). The case of the municipal districts of Catalonia (Abstract)
Our purpose is, in this article, to analyse the changes made to the names of 124 municipal districts of Catalonia during the Civil War, and specially in 1937. The study is organised in three main parts. The first part examines the more general nature of these changes, and looks at their legal nature and their chronology. The second part undertakes and analysis of the 124 new names given to the municipal districts and seeks to establish a preliminary typology of the changes made. Drawing on this typology, the third part is a qualitative study of the largest group of new denominations: that is, those names that represented the introduction of elements of a geographical or historical nature. The article concludes with a general appraisal of the process and comments on the transitory nature that most of the new names had.
El estallido revolucionario de julio de 1936 y el comienzo de la guerra civil abrieron en España un período extraordinariamente convulso que se prolongó durante tres años[1]. Hoy día, desde una perspectiva histórica, el análisis de la vertiente social e ideológica del conflicto constituye un campo de investigación inagotable y un punto de referencia obligado para el estudio de procesos similares en otros lugares del mundo. En esta comunicación nos proponemos abordar una cuestión que se suscitó durante aquel período, y que a escala local tuvo un amplio eco: el cambio de nombre que se llevó a cabo en numerosos municipios del Estado, en el sentido de sustituir la denominación tradicional por un topónimo que reflejara de algún modo las inquietudes reformadoras de la nueva época. A fin de delimitar adecuadamente el análisis, centramos nuestro estudio en los municipios de Cataluña [2].
En aquellas fechas, Cataluña tenia 1.068 municipios. Según nuestro estudio, un total de 124 (o sea, el 11,6%) cambió de nombre, generalmente a instancias de los comités revolucionarios locales [3]. Los cambios afectaron, de un modo particular, las denominaciones de carácter hagiográfico (es decir, los nombres alusivos al santoral, muy frecuentes en la toponimia española), así como las relativas a los antiguos dominios o jurisdicciones señoriales, eclesiásticas o de la realeza. No hay que olvidar que la revolución española, de raíz fundamentalmente anarcosindicalista, tuvo un sesgo marcadamente opuesto a cualquier forma de poder institucionalizada.
Organizamos el trabajo en tres apartados principales. En el primero planteamos los aspectos generales de la cuestión y hacemos referencia a la base legal y a la cronología de los cambios. En el segundo abordamos el análisis de los 124 nuevos nombres municipales, y tratamos de establecer una tipologia elemental de los cambios realizados. Sobre la base de esta tipología, emprendemos en el tercer apartado el estudio cualitativo del grupo más numeroso de nuevas denominaciones: es decir, las que significaron la introducción de elementos nominales de tipo geográfico e histórico. Finalizamos el artículo con una valoración general del proceso y con unas observaciones acerca del carácter efímero que tuvieron, en su gran mayoría, los nombres implantados.
Planteamiento de la cuestión
La substitución de la toponimia vigente por una toponimia nueva suele ser, en cualquier territorio del mundo, un hecho correlativo a los procesos revolucionarios y, en general, a los cambios violentos de régimen político. En el período 1936-1939, Cataluña, en el contexto de España, no fue una excepción. El nomenclátor municipal catalán, profundamente enraizado en la historia (con una gran mayoría de nombres de origen medieval) constituía por sí mismo una expresión acabada del “viejo orden”, por lo que, desde la perspectiva de una renovación radical, debía ser puesto urgentemente a la altura de los “nuevos tiempos”. En estas circunstancias se explica que, en el período de referencia (y, de un modo particular, entre enero y octubre de 1937), fueran cambiados 124 de los 1.068 nombres municipales existentes. Y no fueron más, probablemente, porque la atenuación del impulso revolucionario y el mismo desarrollo del conflicto bélico llevaron a dejar en un segundo plano este tipo de cuestiones.
Debemos subrayar, de todos modos, que el proceso de substitución toponímica no se limitó a los nombres municipales. Sin duda, su manifestación más importante, en términos cuantitativos, se produjo en el terreno de la toponimia urbana (nombres de calles, plazas y edificios públicos, en particular). Pero los nombres de los municipios, por su valor simbólico y por su dimensión colectiva, constituían un ámbito que no podía quedar ajeno a las inquietudes renovadoras de la época, a pesar de los inconvenientes que el cambio, a corto y a largo plazo, podía reportar. Respecto de esta cuestión, el geógrafo Pau Vila, en un texto de noviembre de 1936 –en pleno fervor revolucionario-, se expresaba con clarividencia: “Las consecuencias tangibles del cambio de los nombres de calles son de área muy limitada, puramente de orden local; pero las consecuencias del cambio de nombre de los pueblos no sólo tienen un alcance municipal, sino que afectan también las relaciones entre las poblaciones” (Vila, 1979: 307).
En general, en Cataluña, como en la mayor parte de países y regiones de la Europa occidental, el nomenclátor municipal es el reflejo de una historia muy dilatada. Desde una perspectiva de conjunto, el origen de los nombres que lo constituyen suele ser muy heterogéneo; de todos modos, la época medieval acostumbra a tener un protagonismo importante en este origen, por el simple hecho de que, en una gran parte del Viejo Continente, el esquema básico del poblamiento (rural y urbano), tal como lo conocemos hoy, arranca de entonces. Se observa, en los nombres de los núcleos de población fundados –o refundados- entre los siglos IX y XIII, un principio básico de continuidad; Pau Vila, en el texto citado más arriba, lo explica del modo siguiente: “En general, en Cataluña, los nombres de los núcleos de población no han variado esencialmente desde los tiempos medievales, tras la Reconquista. Se podría decir que las denominaciones municipales, si no son las mismas que las de la fundación de los pueblos, son, al menos, las de su ‘refundación’. Un nombre aplicado a una unidad de poblamiento desde su inicio tenderá a perdurar mientras un hecho nuevo no comporte un cambio de un modo que podríamos llamar natural” (Vila, 1979: 307-308).
En el contexto descrito, sería absurdo pretender extraer “significados literales”, en el momento actual, de unos esquemas y unas formas de denominación implantados varios siglos atrás. Dicho de otro modo: el hecho de que en el nomenclátor municipal catalán de 1936 existieran casi 140 hagiónimos (del tipo “San…” o “Santa…”), no debe interpretarse tanto como un signo de fervor religioso, como un reflejo de la organización del poblamiento antiguo en pequeñas demarcaciones eclesiásticas, o parroquias. Nuevamente nos remitimos a las palabras del geógrafo citado: “Considerar que los nombres, con su significado primitivo, puedan traer reminiscencias indeseables es un pensamiento del todo pueril. El uso de una denominación conlleva, progresivamente, el olvido o la pérdida de su significado originario. Al decir ‘Sant Celoni’, por ejemplo, no hacemos hagiolatría: pensamos tan sólo en esta población (...) extendida a los pies del Montseny, cerca de la confluencia del río Tordera con el arroyo de Partagàs” (Vila, 1979: 309).
Cronología de los cambios. El marco legal
Desde el punto de vista formal, los cambios en el nomenclátor municipal no pueden disociarse de la situación de precariedad legal e institucional que se produjo en España a partir del 18 de julio de 1936, con motivo de la sublevación del Ejército y, en definitiva, del inicio de la guerra civil. El vacío, especialmente evidente al nivel del Estado y de sus instituciones (incluyendo la Generalitat, como institución de gobierno autónoma de Cataluña), tuvo como contrapartida la emergencia de los poderes locales, que, bajo la forma de los denominados “comités populares”, actuaron durante los primeros meses del conflicto bajo su propio criterio y al margen de toda legalidad. Fue durante estos meses cuando se adoptó en muchos pueblos la decisión del cambio de nombre. Y no es hasta principios de octubre, con la adopción de algunas medidas excepcionales, que la Generalitat comienza a dar unas primeras muestras de querer controlar la situación. Al respecto, y en relación con el tema que nos ocupa, el Decreto de Seguridad Interior de 9 de octubre de 1936 dispone, en su artículo 6: “El cambio de nombre de un pueblo deberá ser acordado por el Ayuntamiento, y el acuerdo deberá ser sometido a la aprobación del Consejo de la Generalitat”. Debe tenerse en cuenta que, desde el punto de vista teórico, ya existía en aquel momento una regulación minuciosa de la cuestión (la Ley Municipal de Cataluña, de 1935, disponía un procedimiento específico para el cambio de nombre de los municipios), pero la inestabilidad política de la época hacía inviable su aplicación.
Las medidas reguladoras adoptadas por la Generalitat produjeron, como consecuencia casi inmediata, una avalancha de acuerdos municipales de cambios de nombre. Así, entre enero y septiembre de 1937, el Departamento de Seguridad Interior de la Generalitat (denominado, más tarde, Departamento de Gobernación y Asistencia Social) aprobó un total de 11 decretos de ratificación del cambio, que afectaban a 123 municipios (véanse los apéndices I y II). De hecho, la arbitrariedad detectada en la mayoría de los cambios de nombre llevó al gobierno autónomo a un “endurecimiento” de las medidas, que se plasmó en el Decreto de 8 de octubre de 1937 [4]. Eficaz o no, lo cierto es que, a partir de la publicación de este decreto y hasta el final de la guerra civil, sólo se produciría un nuevo cambio de nombre [5]. Con todo, el daño ya estaba hecho y era muy difícil, con los mecanismos legales existentes, restablecer la situación anterior [6]. De poco sirvieron los llamamientos que algunos autores, como el propio Pau Vila, hicieron en la prensa de la época: “A nosostros no nos preocuparían tales denominaciones artificiosas (…), si no fuera porque pueden deteriorar nuestro patrimonio toponomástico, introducir confusiones en las relaciones económicas y sociales, y, en última instancia, ser un motivo de descrédito para nuestra cultura” (Vila, 1979: 320).
Análisis de los cambios producidos. Una tipología básica
Partiendo de la documentación administrativa de la época, hemos inventariado un total de 124 cambios de nombre, que hemos sistematizado a modo de conjunto en los Apéndices I y II. Asimismo, hemos anotado en el Apéndice I la disposición legal de referencia y el tipo de modificación llevada a cabo.
Un primer examen de los nombres transcritos permite hacer varias constataciones relevantes. Por ejemplo, que la gran mayoría de los nombres que fueron objeto de alteración (105 sobre 124) tenían algún elemento nominativo de tipo religioso; de un modo más concreto: un total de 104 topónimos incluían la partícula San o Santa, y uno más contenía el término Parroquia (Parròquia de Ripoll) [7]. Asimismo, dos topónimos más hacían mención expresa del Rey (Molins de Rei y Els Prats de Rei). Por lo que se refiere a los 17 cambios de nombre restantes, no hemos sabido encontrar ningún motivo “revolucionario” que justificara la alteración. Más adelante tendremos ocasión de referirnos a ellos con detalle.
Otra constatación significativa es que los cambios producidos no llegaron a “agotar” todas las posibilidades que ofrecía el nomenclátor vigente. Según nuestros cálculos, a pesar de la euforia revolucionaria subsistieron sin alteración (probablemente, a causa de las medidas reguladoras adoptadas por el gobierno de la Generalitat) 32 denominaciones hagionímicas (es decir, con el elemento San o Santa en el nombre), además de algunos topónimos con una raíz religiosa evidente (por ejemplo, Parròquia d’Hortó o Vallbona de les Monges. Por lo que respecta a instituciones y poderes de naturaleza civil podemos subrayar que, aparte de los casos referidos de alusión al Rey, muchas denominaciones “sospechosas” no llegaron a ser puestas en cuestión; halbamos, por ejemplo, de nombres alusivos a antiguas jurisdicciones feudales, como condados (Savallà del Comtat, Prat de Comte) o baronías (Baronia de Rialb), o de los numerosos topónimos que contienen la mención a un castillo, entendido como dominio señorial. En nuestra opinión, si el estado de cosas que prevalecía en 1936 hubiera perdurado, la “reforma” del nomenclátor municipal catalán habría ido bastante más allá de lo que fue. Posibilidades, al menos, las había.
Pasamos a considerar a continuación los principales tipos de cambio registrados. Agrupamos en primer lugar (Tabla 1) las alteraciones que consistieron simplemente en la eliminación de alguna de las partículas (generalmente la palabra Sant o Santa) constitutivas del nombre. Este tipo de cambio se produjo en 21 ocasiones. Desde el punto de vista toponímico, pensamos que el resultado de tal modo de proceder fue bastante contradictorio: si, por un lado, la simplificación acercó en algunos casos la denominación a la forma local vigente (como en Llavaneres, Voltregà, Oló o Palautordera), en la mayoría de ocasiones se dio forma oficial a denominaciones totalmente extravagantes (como Sadurní d’Anoia, Quirze de la Serra, Vellmartí y un largo etcétera).
(Sant Andreu de) |
Llavaneres |
(Sant Aniol de) |
Finestres |
(Sant Cugat) |
Sesgarrigues |
(Sant Esteve) |
Sesrovires |
(Sant) |
Sadurní d’Anoia |
(Sant) |
Quirze de la Serra |
(Sant Feliu de) |
Guíxols |
(Sant Hipòlit de) |
Voltregà |
(Sant Jordi) |
Desvalls |
(Sant) |
Llorenç d’Hortons |
(Sant Martí de) |
Sesgueioles |
(Sant Martí Vell) |
Vellmartí** |
(Sant Pere de) |
Riudebitlles |
(Sant) |
Sadurní de l’Heura |
(Santa) |
Cecília de Voltregà |
(Santa Eulàlia de) |
Riuprimer |
(Santa Maria de) |
Merlès |
(Santa Maria d’) |
Oló |
(Santa) |
Perpètua de Gaià |
(Santa) |
Perpètua de Moguda |
(Santa Maria de) |
Palautordera |
*
Entre paréntesis, se indica la parte del nombre antiguo que fue oficialmente
suprimida. ** En este caso, se suprimió la partícula Sant y se invirtió el orden de los dos elementos nominales restantes. Fuente: Elaboración propia a partir del Apéndice I. |
La Tabla 2 recoge, como se indica, las alteraciones que comportaron la introducción de elementos nominales relacionados con la geografía y con la historia. Se trata del supuesto de cambio cuantitativamente más relevante, ya que se dio en 65 ocasiones. Por su importancia, lo consideramos de un modo particular en el epígrafe siguiente. Aquí nos limitamos a señalar que, dentro del enunciado general, hemos distinguido hasta 8 situaciones diferentes: desde las relativas a la orografía y la hidrografía hasta las que aluden a aspectos diversos de la geografía humana, a la historia, etc.
a) Referencias a la orografía |
Bellserrat |
Frontanyà de Roca |
Pla de Besòs, el |
Pla de Cadí |
Pla de Ter, el |
Plana de Montsià |
Puig, el |
Puigsacalm |
Roques d’Osona, les |
Serra del Grau |
Vall de Gallegans, la |
Vall de Montsec, la |
Vallflorida |
b) Referencias a la hidrografía |
Aigüesbones |
Aigüesbones de Montbui |
Aigüestoses de Llobregat |
Castellet de Llobregat |
Fontfreda de Ter |
Fonts de Sacalm |
Gramenet de Besòs |
Molins de Llobregat |
Mollet de Ter |
Pau de Ser |
Riudaura d’Aro |
Ripoll del Vallès |
Riudor de Bages |
Segúries de Ter |
Vilatorrada de Cardener |
c) Referencia a ámbitos geográficos extensos |
Baix Montseny |
Hostoles |
Llevantí de Mar |
Ràpita dels Alfacs, la |
d) Referencia a producciones propias |
Cirerer del Llobregat, el |
Graner de Bages |
Horts de Llobregat |
Roses de Llobregat |
e) Referencia a bosques |
Bages d’en Selves |
Pi del Llobregat, el |
Pineda de Segarra |
Pinedes de Llobregat |
Pins del Vallès |
g) Referencias de tipo mixto o combinado |
Bisaura de Ter |
Costa-roja del Terri |
Glevinyol de Ter |
Lloriana de Ter |
Montagut de Mar |
Plana de Riucorb |
Puig-alt de Ter |
Puigflorit de Fluvià |
Segarra de Gaià |
Tudela de Ter |
f) Referencias de tipo histórico |
Berga del Castell |
Castellsarroca |
Cladells de Vallors |
Empori |
Força, la |
Llavaneres de Montalt |
Olèstria |
Torre del Penedès, la |
Vilarromà |
h) Otros casos |
Alba del Vallès |
Aurora de Lluçanès |
Poble del Llierca |
Vilaboi |
Vila de Toló |
*
Se indica tan sólo el nombre nuevo. Las correspondencias con los nombres
antiguos pueden verse en los Apéndices I y II. |
La Tabla 3, por su parte, sistematiza un tipo de cambio que tuvo también un cierto predicamento. Nos referimos a la incorporación, en el nombre municipal, de un complemento determinativo que alude a la demarcación comarcal en que está comprendido el municipio. Debe tenerse en cuenta, al respecto, que la implantación de la comarca como nivel administrativo en Cataluña, en sustitución de la provincia, se produjo precisamente en aquellas mismas fechas[8]. Esta coincidencia en la cronología, junto con la buena prensa de que gozaba el hecho comarcal, como expresión de una identidad territorial propia, nos lleva a pensar que el éxito que tuvo esta fórmula nominativa fue, en buena medida, fruto de las circunstancias de entonces [9].
a) Con el mantenimiento de algún elemento del nombre anterior |
Buixalleu de la Selva |
Cabrera del Maresme |
Calders del Baix Penedès |
Codines del Vallès |
Domenys del Penedès |
Farners de la Selva |
Fluvià d’Empordà |
Guardiola de Bages |
Horta de Terra Alta |
Juncosa de les Garrigues |
Monistrol de Bages |
Oliva del Penedès |
Prats d’Anoia, els |
Ribes del Penedès |
Ronçana del Vallès |
Sallavinera d’Anoia |
Salou de la Selva |
Sasserra de Bages |
Sescebes d’Empordà |
Tous d’Anoia |
Vallalta del Maresme |
Vilanova del Vallès |
Vilanova de Segarra |
b) Sin mantener elementos nominales anteriores |
Alba del Vallès |
Graner de Bages |
Guardiola del Penedès |
Plana de Montsià |
Ripoll del Vallès |
Roques d’Osona, les |
*
Se indica tan sólo el nombre nuevo. La correspondencia con los nombres
antiguos puede verse en los Apéndices I y II. |
Por lo demás, señalaremos que en la tabla de referencia hemos distinguido los nombres que mantienen algún elemento de la denominación anterior, de aquellos otros que pueden calificarse como nuevos por completo. Cabe pensar que, en este último caso, las posibilidades de arraigo de las nuevas denominaciones, dado su carácter innovador, eran muy limitadas.
Por último, en la Tabla 4 recogemos las alteraciones que no responden a ninguno de los supuestos expresados hasta ahora. Básicamente se trata, a nuestro entender, de cambios que cabe calificar de “normales”; por lo menos, si se tienen en cuenta la dimensión del nomenclátor (1.068 nombres), la antigüedad de una gran parte de los nombres y la propia evolución de los hechos del poblamiento. Hay que matizar, de todos modos, que a veces es difícil distinguir la “normalidad” del “mero oportunismo” (por ejemplo, en el hecho de incluir la mención, en el nombre municipal, de más de un núcleo de población; o en el hecho de aludir a un núcleo de población en detrimento de otro –Navàs por Castelladral, o Calldetenes por Sant Martí de Riudeperes.)
Tabla 4. Otros tipos de cambio*
Bellaguarda |
Calonge de la Costa Brava |
Calldetenes |
Cerc-Ortedó |
Fígols de Segre |
Hostalets de Capsacosta |
Hostalets de Pierola |
Marzà |
Montellà i Martinet |
Navàs |
Toses de la Muntanya |
Vilassar de Dalt |
*
Se indica tan sólo el nombre nuevo. La correspondencia con los nombres
antiguos puede verse en los Apéndices I y II. |
Una consideración particular: los cambios de nombre que introducen elementos de tipo geográfico o histórico
Hemos subrayado en el epígrafe anterior que este tipo de cambio, que se produjo en algo más de la mitad de los casos (65 sobre 124), fue, con diferencia, el más significativo de todos los que se registraron. Dicho de otro modo: ante el “vacío referencial” creado por la supresión, sin más, de los hagiónimos, se observa como actitud bastante generalizada, a la hora de implantar unas denominaciones nuevas, el recurso a los elementos del entorno más próximo, sean de tipo geográfico (en su gran mayoría), de tipo histórico, o una mezcla de ambos. Sin perder de vista la Tabla 2, trataremos ahora de explicar algo más sobre este modo de proceder.
De entrada, pensamos que es muy significativo que las menciones a la orografía (montañas, valles, llanuras) o a la hidrografía (ríos o fuentes en general) propias del lugar tomen carta de naturaleza. Pla de Sant Tirs, por ejemplo, toma como referente el nombre de la montaña más importante de su entorno, y pasa a denominarse Pla de Cadí. Lo mismo sucede en Sant Privat d’en Bas respecto al Puigsacalm, o en Sant Miquel de la Vall respecto al Montsec. Los ríos, por su parte, constituyen un elemento de individualización toponímica de primer orden, y un modo muy simple de superar el escollo del “vacío referencial”; surgen, en este sentido, unos nuevos topónimos con grandes paralelismos entre sí: Molins de Llobregat, Mollet de Ter, Riudor de Bages, Gramenet de Besòs, Vilatorrada de Cardener, Pau de Ser, Ripoll del Vallès… Toda la variedad de la hidrografía catalana se despliega ante nuestros ojos con esta nueva toponimia, de un modo mucho más marcado que con los nombres orográficos. Sin embargo, en un caso como en el otro debe subrayarse que, más allá de los ejemplos citados, la “banalidad toponímica” constituye la pauta general. En este sentido, algunos ejemplos son especialmente ilustrativos: Vallflorida, El Puig, Bellserrat, Pla de Ter, Fonts de Sacalm, Aigüesbones…
Otro apartado relevante en lo que se refiere al “universo nominativo”, lo constituyen las alusiones a las producciones propias o a la presencia de un determinado tipo de bosque: Cirerer del Llobregat, Roses de Llobregat, Graner de Bages, Pins del Vallès o Pineda de Segarra, entre otros ejemplos. Esta forma de nominación, que puede resultar curiosa desde un punto de vista general, pierde toda eficacia a escala local, puesto que a este nivel tales producciones o tipos de bosque dejan de tener valor distintivo (ni la producción de cerezas ni de rosas es exclusiva de un solo municipio del valle del Llobregat, ni la existencia del pino, como especie forestal, es una característica única e irrepetible dentro de la geografía catalana).
Por lo que respecta a los elementos nominativos de naturaleza histórica hay que subrayar que, aunque su presencia sea muy inferior a la de los elementos de tipo geográfico (tal vez por la ambivalencia que puede comportar la interpretación de los procesos históricos), contienen en sí mismos, a menudo, aspectos muy significativos. Por ejemplo, llama la atención en algunos casos la recuperación, como nombres municipales, de verdaderos “fósiles toponímicos”; es decir, de topónimos cuya vigencia se extinguió hace muchos años, incluso siglos: La Força, Olèstria, Vallors, Lloriana, Tudela, Aigüestoses. Otras veces, los nombres nuevos dejan entrever cierta fascinación por la antigüedad más remota (Vilarromà, Empori), o por determinados elementos del patrimonio histórico, como los castillos (Castellsarroca, Berga del Castell, La Torre del Penedès).
Debemos hacer notar que uno de los epígrafes que hemos utilizado en este apartado de nuestro estudio es el que alude a las denominaciones de tipo “mixto” o “combinado”. Se trata, en definitiva, de los nombres creados a partir de varios referentes: por ejemplo, un río y otro elemento geográfico, real o inventado (Glevinyol de Ter, Puigflorit de Fluvià o Puig-alt de Ter son topónimos elocuentes, en este sentido).
Anotamos, finalmente, dos epígrafes poco relevantes en cuanto al número de nombres pero dignos de atención en cuanto a su sentido. Por un lado, la referencia a “ámbitos geográficos de una cierta extensión”, como es el caso de Els Alfacs, Baix Montseny o Hostoles; nombres que, de hecho, entroncan con una tradición toponímica plenamente arraigada pero que presentan el inconveniente de una proyección territorial muy superior a la de los municipios en cuestión. Por otro lado, los cinco nombres incluidos en el epígrafe “otros casos” constituyen otra muestra de la banalización a que hemos aludido en otro lugar de este trabajo; no cabe decir otra cosa ante nombres como Alba del Vallès o Aurora del Vallès, o simplificaciones del tipo Poble del Llierca, Vilaboi o Vila de Toló.
Consideraciones finales
El apartado final de nuestro estudio debe comenzar con una constatación elemental: los cambios producidos en el nomenclátor municipal catalán entre 1936 y 1938 fueron extraordinariamente efímeros. El fin de la guerra civil, en abril de 1939, significó, como es propio de los procesos históricos marcados por el antagonismo, la imposición de una única “verdad”. La legalidad de la época de la República Española pasó a ser, en su conjunto, “ilegal”. Y con ella, los 124 cambios de nombre que se registraron en los municipios de Cataluña.
Hay que subrayar, en cualquier caso, que los hechos que hemos estudiado, a pesar de su brevedad temporal, constituyen un capítulo significativo de la historia de las relaciones (nunca sencillas) entre los nombres y la política, en este caso a escala municipal (o local). A nuestro juicio, una cosa está clara: y es que, a pesar de las apariencias, no puede caerse en la frivolidad de creer que un topónimo con connotaciones religiosas implica un determinado grado de fervor religioso por parte de su “usuario”. En Cataluña (por no cambiar de ámbito de referencia), y en una situación de normalidad democrática como la actual, con unos mecanismos específicamente reconocidos para el cambio de nombre de los municipios, no se ha alterado ni uno solo de los 107 topónimos que entre 1936 y 1937 fueron declarados “tendenciosos”. Curiosamente, en 6 de los 17 casos restantes, que calificábamos como “cambios de otro tipo”, ha terminado prevaleciendo la alteración que entonces se propuso. Nombres como Navàs, Montellà i Martinet, Hostalets de Pierola, Vilassar de Dalt, Calldetenes y Vilanova del Vallès han acabado, previo expediente administrativo, siendo reconocidos como oficiales. Creemos, por nuestra parte, que ninguno de estos cambios responde a un principio de arbitrariedad; más bien se trata de lo contrario: de una forma de aproximar la realidad administrativa a las costumbres y las pautas de uso reales.
Más allá de estas consideraciones generales, nos parece oportuno completar el estudio con unas breves conclusiones:
a. Los cambios producidos en el nomenclátor municipal catalán en 1936-1939 constituyen un ejemplo de interés general en lo que se refiere a la interacción entre toponimia y política a una escala intermedia (lo que podríamos llamar “mesoescala”). Tal escala tiene sus propias peculiaridades: hace poco recomendable la utilización de elementos nominales de interés exclusivamente local, pero también la de elementos nominales de interés puramente genérico o abstracto.
b. Tal vez como una consecuencia de las particularidades de la mesoescala, el tipo de nombre que aparece como idóneo, a este nivel, a la hora de “inventar” nuevos topónimos es el que hace referencia a aspectos geográficos o históricos del entorno propio del municipio en cuestión. Recordaremos, en este punto, que la mayoría de las alteraciones toponímicas registradas (65 sobre 124) tuvieron como fundamento la introducción de elementos nominales de este tipo.
c. A pesar de la voluntad “diferenciadora”, en el plano nominativo, que había detrás de la introducción de elementos geográficos e históricos en los nombres nuevos, lo cierto es que la nueva toponimia, en su mayor parte, se caracterizó por ser simplista, esquemática y banal. Lo que se quería presentar como “excepcional” (por serlo, de hecho, a escala local) pasó a aparecer como “indiferente” (o incluso vulgar) al ser presentado a una escala más general. Quizá podríamos hablar, a partir de este hecho, de un principio de deformación de la escala: lo que aparece como singular o único desde una perspectiva local, puede no aparecer como tal cuando cambiamos de perspectiva; por ejemplo, cuando juntamos en un mismo plano un gran número de “singularidades”, sin discriminarlas adecuadamente.
d. De lo anterior se puede deducir, en cierto modo, que la creación de nuevos topónimos mediante mecanismos artificiosos (en el sentido de “poco espontáneos”) no es, probablemente, la fórmula más recomendable ni satisfactoria, desde muchos puntos de vista, por muchos argumentos que se utilicen para fundamentar la decisión. Por nuestra parte, suscribimos plenamente las reflexiones que el geógrafo Pau Vila, tantas veces citado, hacía sobre esta cuestión, y que nos permiten, además, poner el punto final a este trabajo:
“Propugnamos que sean respetadas las denominaciones que se mantienen vivas en el habla del pueblo. El lenguaje es una manifestación viviente del espíritu de los hombres. Sus formas evolucionan, como todo lo que tiene vida; siguen unas leyes naturales, y por tanto nunca responden al capricho ni a la imposición” (Vila, 1979: 312-313).
Notas
[1] Este trabajo ha sido realizado dentro del marco del proyecto de investigación que lleva por título Desequilibrios territoriales, mercados de trabajo y áreas marginales en Cataluña, financiado por la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología (CYCIT) del Ministerio de Educación y Cultura (Proyecto BSO 2001-3095), y con el apoyo de un “Ajut de Suport a la Recerca dels Grups Consolidats”, del III Pla de Recerca, 2001/2004, de la Generalitat de Catalunya (Grup de Recerca d’Anàlisi Territorial i Desenvolupament Regional, 2001 SGR 00016). Asimismo, una versión en inglés fue presentada como comunicación al XXI Congreso Internacional de Ciencias Onomásticas, celebrado en Upsala (Suecia) en agosto de 2002.
[2] Diversas circunstancias explican que el proceso estudiado tenga en Cataluña unas características específicas de homogeneidad y de coherencia interna. Particularmente, el hecho de que Cataluña mantuviera la unidad de su territorio casi hasta el final de la guerra, así como su gestión descentralizada con respecto al Estado, en virtud del Estatuto de Autonomía de 1932 (que reconocía al gobierno autónomo, o Generalitat, plenas competencias en materia de régimen local).
[3] Los cambios, en su mayor parte, se gestaron y materializaron entre finales de 1936 y octubre de 1937. Según nuestros datos, con posterioridad a esta fecha sólo se registró una nueva alteración, a la que hacemos referencia en la nota 4.
[4] Se trata, concretamente, del Decreto del Departamento de Gobernación y Asistencia Social de 8 de octubre de 1937. Su artículo 10 establecía: “Los cambios de nombre de las poblaciones serán acordados por el Ayuntamiento, y el acuerdo será sometido a la aprobación del Gobierno de la Generalitat, sin perjuicio de que sean cumplidos oportunamente los requisitos del artículo 14 de la Ley Municipal catalana, a iniciativa del Gobierno o del Ayuntamiento” (la cursiva es nuestra).
[5] El municipio de Cabrera de Mataró pasó a denominarse Cabrera del Maresme (en fecha 16 de agosto de 1938).
[6] El Decreto del Departamento de Gobernación y Asistencia Social de 10 de febrero de 1938 estableció un procedimiento para la rectificación de los nombres de carácter arbitrario, pero, según nuestros datos, no tuvo consecuencia alguna.
[7] La tradición toponímica de Cataluña –y, en general, la de todos los países románicos- ha llevado a identificar las antiguas demarcaciones parroquiales a través de su advocación concreta, prescindiendo de la mención de parroquia (que sólo ha subsistido, con carácter excepcional, en algunos topónimos).
[8] Dicha implantación se produjo mediante dos Decretos del Gobierno de la Generalitat: el primero, el 27 de agosto de 1936; el segundo, el 23 de diciembre del mismo año.
[9] Sobre las particularidades históricas del hecho comarcal catalán, y sobre el proceso de discusión e implantación, en los años 30, de una división del territorio basada en las comarcas véase, con carácter general, Pau Vila (1979).
Bibliografía
AMIGÓ, Ramon. Influència de la política en la denominació de les vies urbanes reusenques. In MANENT, Albert; VENY, Joan (eds.).Miscel·lània d’homenatge a Enric Moreu-Rey, vol. I. Barcelona: Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1988, p. 19-53.
AMIGÓ, Ramon. Introducció a la recerca en toponímia i antroponímia. Barcelona: Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1999.
Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya. Años 1936, 1937, 1938 y 1939.
DORION, Henri. A qui appartient le nom de lieu?. In Onomastica Canadiana, 1993, 75-1, p. 1-10.
DORION, Henri. La toponymie, complice involontaire de la politique. In International Congress of Onomastic Sciences. Aberdeen, 1998.
GENERALITAT DE CATALUNYA.Divisió territorial. Estudis i projectes. Nomenclàtor de municipis. Barcelona, 1933.
GENERALITAT DE CATALUNYA. CONSELLERIA D’ECONOMIA.La divisió territorial de Catalunya. Barcelona: Departament Tècnic de la Conselleria d’Economia, 1937.
MOREU-REY, Enric. Toponímia urbana i onomàstica vària. Palma de Mallorca: Moll, 1974.
MOREU-REY, Enric. Els nostres noms de lloc. Palma de Mallorca: Moll, 1982.
VILA, Pau. La divisió territorial de Catalunya. Selecció d’escrits de geografia-I. Barcelona: Curial, 1979.
VILA, Pau. Les variacions toponímiques municipals de 1936-1937. In La divisió territorial de Catalunya. Selecció d’escrits de geografia-I. Barcelona: Curial, 1979, p. 307-320 (Primera edición: 1936-1937).
Apéndice I
Cambios
de nombre de los municipios
de Cataluña entre 1936 y 1939
(por orden alfabético de los nombres antiguos)
Nombre anterior |
Nombre nuevo |
Disposición |
Tipo de cambio |
Cabrera de Mataró |
Cabrera del Maresme |
C |
|
Calonge de les Gavarres |
Calonge de la Costa Brava |
10 |
D |
Castelladral |
Navàs |
3 |
D |
Cerc |
Cerc-Ortedó |
8 |
D |
Fígols d’Organyà |
Fígols de Segre |
2 |
D |
Font-rubí |
Guardiola del Penedès |
7 |
C-D |
Freixenet de Segarra |
Pineda de Segarra |
10 |
B-C |
Horta de Sant Joan |
Horta de Terra Alta |
6 |
C |
Juncosa |
Juncosa de les Garrigues |
6 |
C |
Masies de Sant Hipòlit, les |
Glevinyol de Ter |
3 |
B |
Molins de Rei |
Molins de Llobregat |
1 |
B |
Monistrol de Calders |
Monistrol de Bages |
1 |
C |
Montellà de Cadí |
Montellà i Martinet |
7 |
D |
Palau de Santa Eulàlia |
Puigflorit de Fluvià |
5 |
B |
Parròquia de Ripoll,la |
Fontfreda de Ter |
1 |
B |
Pedret i Marzà |
Marzà |
2 |
D |
Pierola |
Hostalets de Pierola |
5 |
D |
Pla de Sant Tirs |
Pla de Cadí |
6 |
B |
Pobla de la Granadella, la |
Bellaguarda |
1 |
D |
Prats de Rei, els |
Prats d’Anoia, els |
9 |
C |
Premià de Dalt |
Premià |
1 |
D |
Sant Adrià de Besòs |
Pla de Besòs, el |
2 |
B |
Sant Andreu de la Barca |
Aigüestoses de Llobregat |
2 |
B |
Sant Andreu de Llavaneres |
Llavaneres |
8 |
A |
Sant Andreu Salou |
Salou de la Selva |
4 |
C |
Sant Aniol de Finestres |
Finestres |
6 |
A |
Sant Antolí i Vilanova |
Vilanova de Segarra |
5 |
C |
Sant Antoni de Mar |
Llevantí de Mar |
4 |
B |
Sant Bartomeu del Grau |
Serra del Grau |
8 |
B |
Sant Boi de Llobregat |
Vilaboi |
3 |
B |
Sant Boi de Lluçanès |
Aurora de Lluçanès |
3 |
B |
Sant Carles de la Ràpita |
Ràpita dels Alfacs, la |
3 |
B |
Sant Celoni |
Baix Montseny |
1 |
B |
Sant Climent de Llobregat |
Cirerer de Llobregat, el |
1 |
B |
Sant Climent Sescebes |
Sescebes d’Empordà |
7 |
C |
Sant Cugat del Vallès |
Pins del Vallès |
1 |
B |
Sant Cugat Sesgarrigues |
Sesgarrigues |
3 |
A |
Sant Daniel |
Vall de Gallegans, la |
2 |
B |
Sant Esteve de Palautordera |
Vallflorida |
1 |
B |
Sant Esteve Sesrovires |
Sesrovires |
11 |
A |
Sant Feliu de Buixalleu |
Buixalleu de la Selva |
4 |
C |
Sant Feliu de Codines |
Codines del Vallès |
1 |
C |
Sant Feliu de Guíxols |
Guíxols |
7 |
A |
Sant Feliu de Llobregat |
Roses de Llobregat |
1 |
B |
Sant Feliu de Pallerols |
Hostoles |
7 |
B |
Sant Feliu Sasserra |
Sasserra de Bages |
11 |
C |
Sant Fost de Campsentelles |
Alba del Vallès |
2 |
B-C |
Sant Fruitós de Bages |
Riudor de Bages |
2 |
B |
Sant Genís de Vilassar |
Vilassar de Dalt |
6 |
D |
Sant Gregori |
Tudela de Ter |
7 |
B |
Sant Hilari Sacalm |
Fonts de Sacalm |
1 |
B |
Sant Hipòlit de Voltregà |
Voltregà |
4 |
A |
Sant Iscle de Vallalta |
Vallalta de Maresme |
4 |
C |
Sant Jaume de Frontanyà |
Frontanyà de Roca |
2 |
B |
Sant Jaume dels Domenys |
Domenys del Penedès |
1 |
C |
Sant Jaume de Llierca |
Poble del Llierca |
10 |
B |
Sant Joan de les Abadesses |
Puig-alt de Ter |
1 |
B |
Sant Joan de Mollet |
Mollet de Ter |
8 |
B |
Sant Joan de Palamós |
Vilarromà |
1 |
B |
Sant Joan de Vilatorrada |
Vilatorrada de Cardener |
8 |
B |
Sant Miquel de la Vall |
Vall de Montsec, la |
11 |
B |
Sant Joan Despí |
Pi de Llobregat, el |
1 |
B |
Sant Jordi Desvalls |
Desvalls |
5 |
A |
Sant Julià de Ramis |
Costa-roja del Terri |
2 |
B |
Sant Llorenç d’Hortons |
Llorenç d’Hortons |
9 |
A |
Sant Llorenç Savall |
Ripoll del Vallès |
2 |
B-C |
Sant Martí de Maldà |
Plana de Riucorb |
1 |
B |
Sant Martí de Sesgueioles |
Sesgueioles |
1 |
A |
Sant Martí de Sobremunt |
Roques d’Osona, les |
4 |
B-C |
Sant Martí de Tous |
Tous d’Anoia |
1 |
C |
Sant Martí de Riudeperes |
Calldetenes |
10 |
D |
Sant Martí Sarroca |
Castellsarroca |
1 |
B |
Sant Martí Vell |
Vellmartí |
6 |
A |
Sant Mateu de Bages |
Bages d’en Selves |
2 |
B |
Sant Miquel de Cladells |
Cladells de Vallors |
7 |
B |
Sant Miquel de Fluvià |
Fluvià d’Empordà |
4 |
C |
Sant Mori |
Puig, el |
7 |
B |
Sant Pau de Segúries |
Segúries de Ter |
1 |
B |
Sant Pere de Ribes |
Ribes del Penedès |
1 |
C |
Sant Pere de Riudebitlles |
Riudebitlles |
5 |
A |
Sant Pere de Torelló |
Bellserrat |
1 |
B |
Sant Pere de Vilamajor |
Força, la |
6 |
B |
Sant Pere Pescador |
Empori |
2 |
B |
Sant Pere Sallavinera |
Sallavinera d’Anoia |
2 |
C |
Sant Privat d’En Bas |
Puigsacalm |
9 |
B |
Sant Quintí de Mediona |
Aigüesbones |
1 |
B |
Sant Quirze de Besora |
Bisaura de Ter |
1 |
B |
Sant Quirze de la Serra |
Quirze de la Serra |
11 |
A |
Sant Quirze Safaja |
Quirze Safaja |
11 |
A |
Sant Sadurní d’Anoia |
Sadurní d’Anoia |
11 |
A |
Sant Sadurní de l’Heura |
Sadurní de l’Heura |
8 |
A |
Sant Salvador de Bianya |
Hostalets de Capsacosta |
2 |
D |
Sant Salvador de Guardiola |
Guardiola de Bages |
6 |
C |
Sant Salvador de Toló |
Vila de Toló |
5 |
B |
Sant Vicenç de Calders |
Calders del Baix Penedès |
6 |
C |
Sant Vicenç de Castellet |
Castellet de Llobregat |
1 |
B |
Sant Vicenç de Montalt |
Llavaneres de Montalt |
1 |
B |
Sant Vicenç de Torelló |
Lloriana de Ter |
1 |
B |
Sant Vicenç dels Horts |
Horts de Llobregat |
1 |
B |
Santa Bàrbara |
Plana de Montsià |
8 |
B-C |
Santa Cecília de Voltregà |
Cecília de Voltregà |
2 |
A |
Santa Coloma de Cervelló |
Pinedes de Llobregat |
1 |
B |
Santa Coloma de Farners |
Farners de la Selva |
1 |
C |
Santa Coloma de Gramenet |
Gramenet de Besòs |
1 |
B |
Santa Coloma de Queralt |
Segarra de Gaià |
1 |
B |
Santa Cristina d’Aro |
Riudaura d’Aro |
11 |
B |
Santa Eugènia de Berga |
Berga del Castell |
9 |
B |
Santa Eugènia de Ter |
Pla de Ter, el |
9 |
B |
Santa Eulàlia de Riuprimer |
Riuprimer |
6 |
A |
Santa Eulàlia de Ronçana |
Ronçana del Vallès |
10 |
C |
Santa Fe del Penedès |
Torre del Penedès, la |
2 |
B |
Santa Margarida de Montbui |
Aigüesbones de Montbui |
3 |
B |
Santa Maria de Merlès |
Merlès |
9 |
A |
Santa Maria d’Oló |
Oló |
5 |
A |
Santa Maria de Palautordera |
Palautordera |
10 |
A |
Santa Oliva |
Oliva del Penedès |
3 |
C |
Santa Pau |
Pau de Ser |
5 |
B |
Santa Perpètua de Gaià |
Perpètua de Gaià |
9 |
A |
Santa Perpètua de la Moguda |
Perpètua de Moguda |
1 |
A |
Santa Susanna |
Montagut de Mar |
2 |
B |
Santpedor |
Graner de Bages |
4 |
B-C |
Sidamon |
Olèstria |
4 |
B |
Toses |
Toses de la Muntanya |
1 |
B |
Vilanova de la Roca |
Vilanova del Vallès |
4 |
C |
1. Decreto del Departamento de Seguridad Interior, de 1 de enero de 1937 (Diario Oficial de la Generalidad de Catluña de 1.1.1937, nº 1).
2. Decreto del Departamento de Seguridad Interior, de 7 de enero de 1937 (DOGC de 7.1.1937, nº 7).
3. Decreto del Departamento de Seguridad Interior, de 28 de enero de 1937 (DOGC de 28.1.1937, nº 28).
4. Decreto del Departamento de Seguridad Interior, de 3 de febrero de 1937 (DOGC de 3.2.1937, nº 34)
5. Decreto del Departamento de Seguridad Interior, de 20 de febrero de 1937 (DOGC de 20.2.1937, nº 51)
6. Decreto del Departamento de Seguridad Interior, de 13 de marzo de 1937 (DOGC de 13.3.1937, nº 72)
7. Decreto del Departamento de Seguridad Interior, de 25 de marzo de 1937 (DOGC de 25.3.1937, nº 84)
8. Decreto del Departamento de Seguridad Interior, de 29 de abril de 1937 (DOGC de 29.4.1937, nº 119)
9. Decreto del Departamento de Gobernación de 9 de junio de 1937 (DOGC de 9.6.1937, nº 160).
10. Decreto del Departamento de Gobernación y Asistencia Social de 12 de julio de 1937 (DOGC de 12.7.1937, nº 193).
11. Decreto del Departamento de Gobernación y Asistencia Social de 25 de septiembre de 1937 (DOGC de 25.9.1937, nº 268).
A. Simplificación elemental del nombre
B. Introducción de elementos nominales de tipo geográfico o histórico
C. Introducción del determinativo alusivo a la comarca
D. Otros supuestos
Fuente: Elaboración propia
Apéndice II
Nombre nuevo | Nombre anterior |
Aigüesbones | Sant Quintí de Mediona |
Aigüesbones de Montbui | Santa Margarida de Montbui |
Aigüestoses de Llobregat | Sant Andreu de la Barca |
Alba del Vallès | Sant Fost de Campsentelles |
Aurora de Lluçanès | Sant Mateu de Bages |
Baix Montseny | Sant Celoni |
Bellaguarda | Pobla de la Granadella, la |
Bellserrat | Sant Pere de Torelló |
Berga del Castell | Santa Eugènia de Berga |
Bisaura de Ter | Sant Quirze de Besora |
Buixalleu de la Selva | Sant Feliu de Buixalleu |
Cabrera del Maresme | Cabrera de Mataró |
Calders del Baix Penedès | Sant Vicenç de Calders |
Calldetenes | Sant Martí de Riudeperes |
Calonge de la Costa Brava | Calonge de les Gavarres |
Castellet de Llobregat | Sant Vicenç de Castellet |
Castellsarroca | Sant Martí Sarroca |
Cecília de Voltregà | Santa Cecília de Voltregà |
Cerc-Ortedó | Cerc |
Cirerer de Llobregat, el | Sant Climent de Llobregat |
Cladells de Vallors | Sant Miquel de Cladells |
Codines del Vallès | Sant Feliu de Codines |
Costa-roja del Terri | Sant Julià de Ramis |
Desvalls | Sant Jordi Desvalls |
Domenys del Penedès | Sant Jaume dels Domenys |
Empori | Sant Pere Pescador |
Farners de la Selva | Santa Coloma de Farners |
Fígols de Segre | Fígols d’Organyà |
Finestres | Sant Aniol de Finestres |
Fluvià d’Empordà | Sant Miquel de Fluvià |
Fontfreda de Ter | Parròquia de Ripoll, la |
Fonts de Sacalm | Sant Hilari Sacalm |
Força, la | Sant Pere de Vilamajor |
Frontanyà de Roca | Sant Jaume de Frontanyà |
Glevinyol de Ter | Masies de Sant Hipòlit, les |
Gramenet de Besòs | Santa Coloma de Gramenet |
Graner de Bages | Santpedor |
Guardiola de Bages | Sant Salvador de Guardiola |
Guardiola del Penedès | Font-rubí |
Guíxols | Sant Feliu de Guíxols |
Horta de Terra Alta | Horta de Sant Joan |
Horts de Llobregat | Sant Vicenç dels Horts |
Hostalets de Capsacosta | Sant Salvador de Bianya |
Hostalets de Pierola | Pierola |
Hostoles | Sant Feliu de Pallerols |
Juncosa de les Garrigues | Juncosa |
Llavaneres | Sant Andreu de Llavaneres |
Llavaneres de Montalt | Sant Vicenç de Montalt |
Llevantí de Mar | Sant Antoni de Mar |
Llorenç d’Hortons | Sant Llorenç d’Hortons |
Lloriana de Ter | Sant Vicenç de Torelló |
Marzà | Pedret i Marzà |
Merlès | Santa Maria de Merlès |
Molins de Llobregat | Molins de Rei |
Mollet de Ter | Sant Joan de Mollet |
Monistrol de Bages | Monistrol de Calders |
Montagut de Mar | Santa Susanna |
Montellà i Martinet | Montellà de Cadí |
Navàs | Castelladral |
Olèstria | Sidamon |
Oliva del Penedès | Santa Oliva |
Oló | Santa Maria d’Oló |
Palautordera | Santa Maria de Palautordera |
Pau de Ser | Santa Pau |
Perpètua de Gaià | Santa Perpètua de Gaià |
Perpètua de Moguda | Santa Perpètua de la Moguda |
Pi de Llobregat, el | Sant Joan Despí |
Pineda de Segarra | Freixenet de Segarra |
Pinedes de Llobregat | Santa Coloma de Cervelló |
Pins del Vallès | Sant Cugat del Vallès |
Pla de Besòs, el | Sant Adrià de Besòs |
Pla de Cadí | Pla de Sant Tirs |
Pla de Ter, el | Santa Eugènia de Ter |
Plana de Montsià | Santa Bàrbara |
Plana de Riucorb | Sant Martí de Maldà |
Poble del Llierca | Sant Jaume de Llierca |
Prats d’Anoia, els | Prats de Rei, els |
Premià | Premià de Dalt |
Puig, el | Sant Mori |
Puig-alt de Ter | Sant Joan de les Abadesses |
Puigflorit de Fluvià | Palau de Santa Eulàlia |
Puigsacalm | Sant Privat d’en Bas |
Quirze de la Serra | Sant Quirze de la Serra |
Quirze Safaja | Sant Quirze Safaja |
Ràpita dels Alfacs, la | Sant Carles de la Ràpita |
Ribes del Penedès | Sant Pere de Ribes |
Ripoll del Vallès | Sant Llorenç Savall |
Riudaura d’Aro | Santa Cristina d’Aro |
Riudebitlles | Sant Pere de Riudebitlles |
Riudor de Bages | Sant Fruitós de Bages |
Riuprimer | Santa Eulàlia de Riuprimer |
Ronçana del Vallès | Santa Eulàlia de Ronçana |
Roques d’Osona, les | Sant Martí de Sobremunt |
Roses de Llobregat | Sant Feliu de Llobregat |
Sadurní d’Anoia | Sant Sadurní d’Anoia |
Sadurní de l’Heura | Sant Sadurní de l’Heura |
Sallavinera d’Anoia | Sant Pere Sallavinera |
Salou de la Selva | Sant Andreu Salou |
Sasserra de Bages | Sant Feliu Sasserra |
Segarra de Gaià | Santa Coloma de Queralt |
Segúries de Ter | Sant Pau de Segúries |
Serra del Grau | Sant Bartomeu de Grau |
Sescebes d’Empordà | Sant Climent Sescebes |
Sesgarrigues | Sant Cugat Sesgarrigues |
Sesgueioles | Sant Martí de Sesgueioles |
Sesrovires | Sant Esteve Sesrovires |
Torre del Penedès, la | Santa Fe del Penedès |
Toses de la Muntanya | Toses |
Tous d’Anoia | Sant Martí de Tous |
Tudela de Ter | Sant Gregori |
Vall de Gallegans, la | Sant Daniel |
Vall de Montsec, la | Sant Miquel de la Vall |
Vallalta del Maresme | Sant Iscle de Vallalta |
Vallflorida | Sant Esteve de Palautordera |
Vellmartí | Sant Martí Vell |
Vila de Toló | Sant Salvador de Toló |
Vilaboi | Sant Boi de Llobregat |
Vilanova de Segarra | Sant Antolí i Vilanova |
Vilanova del Vallès | Vilanova de la Roca |
Vilarromà | Sant Joan de Palamós |
Vilassar de Dalt | Sant Genís de Vilassar |
Vilatorrada de Cardener | Sant Joan de Vilatorrada |
Voltregà | Sant Hipòlit de Voltregà |
Fuente: Elaboración propia |
© Copyright Joan Tort, 2003
© Copyright Scripta Nova, 2003
Ficha
bibliográfica:
TORT, J. Los cambios de nombre de los municipios durante la
revolución y la guerra civil españolas (1936-1939). El caso de Cataluña.
Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales.
Barcelona: Universidad de Barcelona, 15 de enero de 2003, vol. VII, núm. 133,
. <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-133.htm> [ISSN:
1138-9788]