Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9788] Nº 94 (65), 1 de agosto de 2001 |
MIGRACIÓN Y CAMBIO SOCIAL
Número extraordinario dedicado al III Coloquio Internacional de Geocrítica (Actas del Coloquio)
DOMINICANOS EN ESPAÑA. LOS DOMINICANOS EN BARCELONA
Alcides Pimentel
Departamento de Geografía Humana
Universidad de Barcelona
Dominicanos en España. Los dominicanos en Barcelona (Resumen)
En este artículo pretendemos hablar y reflexionar sobre el tema de la inmigración, tratando de analizar las causas del fenómeno migratorio y su vinculación con los factores generales económicos, sociodemográficos y jurídico-políticos. Se trata de un estudio que predende ser objetivo, motivo por el cual analizamos los principales factores económicos y socioculturales del país de orígen y del país de acogida, para poder comprender las razones que envuelven a los factores de expulsión y atracción en ambos países. Esto nos lleva a analizar la evolución histórica de las migraciones dominicanas, y la aparición de España como lugar atractivo para la inmigración dominicana.. El obetivo principal es lograr un mejor conocimiento de la Comunidad Dominicana residente en España para lograr una mayor y mejor integración en la sociedad española.
Palabras clave Inmigración/ identidad/ Ley de Extrangería
En éste artículo analizarenos desde una doble perspectiva el fenómeno migratorio dominicano, así como las causas profundas que explican dicho fenómeno, tanto desde el lugar de orígen de los inmigrantes, como desde el lugar de acogida. Explicaremos exaustivamente las relaciones que se establecen entre las diferentes naciones como consecuencia del desarrollo de una larga Época Colonial que va a ser el embrión de la inmigración dominicana actual en España. Expondremos simplificadamente el papel que juegan ambos países en nuevo organigrama mundial que va camino de hacer dezpegar una "Nueva Era" en las relaciones internacionales, caracterizada por la supuesta supresión de las barreras que hemos creado los hombres para la construcción del "antiguo" modelo de los Estados-nación. Un modelo que en gran parte del mundo se realizó a la fuerza, de aquí que sus consecuencias de dejen sentir en la actualidad en forma de nacionalismos, donde prácticamente sin excepción, todos los países del mundo intentan tomar posiciones para salir con ventaja desde la parrilla de salida de esta carrera que promete ser emocionante.
La Globalización, que se vende como un sistema perfecto, si lo miramos con lupa, deja mucho que desear; ya que perjudica a los pobres en la mayoría de las ocaciones. Ésta que parece haber sido creada para homogeneizar a la humanidad, crea fuerzas que se contraponen, en un mundo que gira a distintas velocidades.Como todos sabemos, las principales diferencias entre los estados, se deben a la desigual distribución de los recursos del planeta, que se agrandan cada vez más debido al desarrollo de una economía deshumanizada que se rige por las leyes del máximo beneficio. Intentaremos indagar en el papel que deben de jugar tanto los países ricos, con una evolución demográfica en fase de envejecimiento, así como los países pobres cuyas condiciones socioeconómicas no les permiten absorber el rápido crecimiento causado por el retraso de su Transición Demográfica.
Intentaremos ver que papel deben desempeñar las organizaciones supranacionales en el nuevo sistema que estamos creando. Éstas tendrían, sin lugar a dudas, que cambiar el rol que han venido desempeñando desde su creación, ya que el mundo ha cambiado y con él, la división del mundo en bloques. No es un tema fácil de resolver puesto que los hombres somos seres muy complejos, de aquí que hagamos una exposición detallada de la evolución de la economía y de la demografía, ya que ambos temas son básicos en la evolución del fenómeno migratorio, relacionados con la desigual distribución de los recursos.
Por problema de espacio, nos centraremos en las migraciones dominicanas, destacando las causas que han convertido a España en uno de los países atractivos para este colectivo, y para la inmigración en general. La inmigración dominicana en España, particularmente, es un tipo de inmigración reciente, poco estudiada y con un crecimiento progresivo. Podremos comprovar el estereotipo de la población dominicana residente en España y su estrecha vinculación con la actividad del servicio doméstico. Conoceremos las razones que provocan el incremento de la comunidad, y trataremos de predecir basándonos en la situación actual, la evolución futura de la inmigración dominicana en España. A una escala más detallada, estudiaremos la distribución de la Comunidad Dominicana en la ciudad de Barcelona y la relación de ésta con el precio de la vivienda.
Para poder tener una visión completa de este flujo migratorio, vamos a realizar un estudio sintético de la situación socioeconómica que vive el país de origen, ya que sólo de esta manera podremos entender las causas que provocan que mucha gente inicie el incierto camino de la emigración. Al igual que muchos otros inmigrantes, la inmigración dominicana comienza a llegar a España a principios de los ochenta, cuando la Democracia y el desarrollo económico español se asientan. Se trata de un flujo migratrorio de carácter económico en un primer momento, que luego se transforma en un flujo psicológico-económico relacionado directamente con el deterioro de las condiciones socioeconómicas que vive la República Dominicana en los últimos veinte años.Lo poco que se conoce en España de este pequeño país caribeño, se resume en cuatro palabras: playas, pobreza, ron y merengue. Poco se sabe en España de la magnitud de ésta inmigración, sobre su procedencia, sobre su asentamiento, los factores condicionantes que provocan la migración o sus características sociodemográficas.Dos son los objetivos que perseguimos con este artículo. El objetivo principal, es ayudar en la medida de lo posible al conocimiento de esta cominidad para facilitar una mejor integración en la sociedad española. El segundo objetivo, es que la inmigración, en general, sea tema de políticas públicas socialmente justas y racionales, es decir, elevarlo a la categoría de Asunto de Estado o de interés nacional.
Evolución de las migraciones dominicanas en España
En el proceso migratorio dominicano podemos establecer dos grandes períodos bién diferenciados. El primero comienza desde el descubrimiento de la isla el 5 de dicciembre de 1492 hasta la caída del régimen de Trujillo en 1961. Durante todo éste largo período el proceso dominante fue la inmigración. El segundo período comienza con la caída del régimen en 1961 y llega hasta nuestros días. Este período se caracteriza por la emigración desde la República Dominicana hacia el exterior y por los movimientos en el interior del país (éxodo rural). Hasta este último momento la emigración en dominicana había afectado sobre todo a exiliados políticos y a un reducido número de dominicanos.
La inmigración dominicana en España está directamente relacionada con la historia colonial española. Desde la independencia del país en 1844, los dominicanos o hispano-dominicanos viajaban a la "madre patria" con el objetivo de residir temporalmente o permanentemente en ella; debido a las vinculaciones económicas, socioculturales y familiares que unen ambos países desde finales del siglo XV. Este pequeño flujo estaba formado básicamente por personas de clases acomodadas (hombres de negocios, estudiantes, primeros turístas, exiliados políticos y familiares de emigrantes españoles en República Dominicana. A mediado del siglo XX , y sobre todo, desde la década de los cincuenta, el número se elevaría lentamente hasta situarse por encima del centenar de personas, motivado por el estrechamiento de las relaciones entre ambos países (mayor presencia diplomática y estudiantes), la llegada de algunos refugiados políticos disconformes con el régimen de Trujillo, y por el retorno de algunas familias mixtas hispano-dominicanas surgidas del proceso de emigración hacia República Dominicana. Toda ésta primera etapa se caracteriza por una lenta emigración hacia España, de aquí que le demos el nombre de "goteo migratorio". Este "goteo migratorio" se mantiene durante la primera década de los años sesenta, aunque con una ligera tendencia alcista a partir del asesinato de Trujillo (30 de mayo de 1961) y el desmoronamiento de su régimen (noviembre de 1961) momento en que se redujeron los férreos controles establecidos para la salida de los dominicanos.
A mediado de la década de los sesenta, y en relación con el desarrollo de la Guerra Civil que tuvo lugar en Santo Domingo desde finales de abril hasta principios de septiembre de 1965 y sus posteriores consecuencias, se incrementa el número de residentes hasta 664 en 1970 (Anuario Estadístico de España, 1956-1994). Como resultado de ello y de la situación caótica e insegura que vive el país durante los años inmediatamente posteriores al fin de la dictudura (golpes se estado, cambios de gobierno, huelgas,etc) el número de dominicanos en España se incrementa progresivamente, pasando de algo más de un centenar a finales de 1961, a unos 500 al estallar la Revolución de Abril de 1965. El miedo a las consecuencias de la guerra, la disconformidad con el nuevo régimen político surgido de la contienda civil, así como los cambios que empiezan a operarse en la sociedad española (tímida apertura política, desarrollo económico) parecen ser los factores que estimularon, sobre todo a estudiantes e intelectuales criollos y algunas familias mixtas ligadas al éxito republicano y al mundo empresarial, a fijar su residencia, al menos temporalmente en España.
Entre 1968 y 1978, coincidiendo con el desarrollo económico que experimenta la República Dominicana durante el primer gobierno constitucional de Joaquin Balaguer (los denominados Doce años 1966-1978), el flujo de dominicanos se mantiene. Los descensos que se observan durante este período se deben a que muchos dominicanos obtienen la nacionalidad española, por lo que no cuentan en las estadísticas oficiales; ya que según la ley se consideran extranjeros a los que carezcan de la nacionalidad española (Ley Orgánica 8/2000). A partir de 1979 se produce un nuevo incremento del número de dominicanos, rebasándose en 1980 con 775 residentes, la cuota máxima anterior registrada en 1967. Antes de la década de los ochenta el número de dominicanos que emigraba a España puede considerarse irrelevante. La inmigración dominicana hacia España fue hasta mediado de los ochenta muy escasa, caracterizada por lo que se llama el "goteo migratorio". No será hasta mediado de los ochenta, cuando la inmigración dominicana en España pasa a convertirse en un flujo importante digno de tener en cuenta por los dos países, alcanzando sus cuotas relativas más elevadas entre el 1988 y 1993.
Las "redes microsociales" y las "cadenas migratorias" fueron las que catapultaron la emigración hacia España de muchos ciudadanos dominicanos, tanto en calidad de profesionales (odontólogos, especialmente) u operarios (empleadas de hogar, fundanentalmente), así como de cónyuges y allegados (ascendientes, descendientes, adoptados, etc) de ciudadanos españoles. Estos factores propiciaron el establecimiento y desarrollo de "cadenas migratorias" muy activas. La escasez de impedimentos legales de que gozaban los dominicanos para entrar en España facilitaron el proceso hasta la imposición del visado obligatorio en junio de 1993.
En lo referente a la evolución de las migraciones dominicanas hacia España durante las últimas dos décadas, podemos establecer dos subetapas:
La primera va desde el primer lustro de la década de los ochenta, hasta finales del mes de mayo de 1993, en la que se produce el dezpegue y aceleración de la migración masiva, la cual se desarrolla en términos generales por cauces ajenos a la regularidad. Este desarrollo se ve favorecido por la escasez de medios legales que regulen e impidan la libre entrada de dominicanos en territorio español; debido al acuerdo de supresión de visados suscrito entre España y la República Dominicana en septiembre de 1966, y que se mantiene vigente a lo largo de toda esta etapa. La inmigración fue intensa a pesar de la promulgación en 1985 de la denominada Ley de Extrangería y en 1986 de su reglamento de ejecución. Esta ley incrementó los requisitos necesarios para la entrada, permanencia y obtención de permisos de trabajo de los ciudadanos no comunitarios en España. La respuestas a este impedimento fue la entrada como turísta, para una vez en España, y agotado el plazo de vigencia máximo de la supuesta entrada temporal, permanecer residiendo de manera irregular. Durante el período 1981-1985 se produce un lento, pero continuo incremento (en torno al 10 % anual) de la población dominicana residente en España. La face de despegue de esta subetapa se hace especialmente evidente desde 1983, año en el que el número de dominicanos con permisos de residencia en vigor supera, por primera vez el millar. Durante el año 1986 se produce un augmento significativo, casi del 40 por ciento del stock de permisos de residencia, que no obedece tanto a un súbito incremento del flujo; sinó a los efectos del primer proceso extraordinario de regularización de extranjeros que tiene lugar en España entre junio de 1985 y marzo de 1986, tras la promulgación de la Ley de Extrangería. Según los datos del Ministerio del Interior, 472 solicitudes de regularización fueron presentadas por ciudadanos dominicanos, de las que el 88,4 por ciento se resolvieron positivamente. De ellas el 44,1 pro ciento correspondían a personas que deseaban obtener un permiso unificado de residencia y trabajo, otro 44,1 por ciento aspiraban exclusivamente al permiso de residencia (no autoriza para trabajar), y el 11,8 por ciento restante sólo tenían intención de regularizar y/o prolongar su estancia. El elevado número de resoluciones que fallaron a favor de estancias y residencias sin renovación (18,2 % y 26,1 %, respectivamente), las no resueltas (7,8 %), así como las que dieron como resultado la expulsión y devolución de los solicitantes (3,6 % y 0,2 % respectivamente), además como la falta de información, provocaron que sólo 472 presentasen la solicitud, de un total de unas 2000 personas e incrementaron el miedo y la inseguridad de los dominicanos para conseguir sus documentos por los cauces legales. El proceso alcanza sus momentos más álgidos entre 1990 y mayo de 1993. Durante la primera mitad de los ochenta, el flujo medio anual de inmigrantes dominicanos no superó los 200, y entre 1986-1989 los 400. En esta fase de máxima aceleración dicho promedio se eleva sustancialmente hasta situarse en torno a las 2000 personas, que aumenta a medida que se acercan los grandes eventos que se celebraron en España en el año 1992 (Exposición Universal de Sevilla y los Juegos Olímpicos de Barcelona).
La segunda subetapa se inicia con la imposición del visado obligatorio en junio de 1993, y la acreditación de recursos económicos a los dominicanos para entrar en España (hacia 1991 con la regularización) y se mantiene hasta la actualidad. La imposición de visado obligatorio para acceder a territorio español y el desarrollo de la política de contingentes laborales son los factores que mayor incidencia han tenido en el desarrollo del proceso migratorio, logrando en líneas generales los objetivos de canalización y control que se pretendían. La imposición de visado obligatorio ha conseguido paulatinamente, y de manera algo más efectiva, tras la entrada en vigor de los acuerdos de Schengen controlar los flujos de entrada en España, reduciendo mediante la selección en orígen el número de peresonas que utilizan los viajes de turismo u otros medios similares (participación en actividades culturales, religiosas, etc) para emigrar a España. La política de contingentes ha servido para canalizar, tanto sectorial, como geográficamente los flujos, dependiendo de la coyuntura económica y laboral española, y que el proceso se desarrolle en condiciones de regularidad. Pese al mayor control en la frontera y en el interior del territorio español, la inmigración dominicana se incrementa extraordinariamente durante los primeros años de la década de los noventa. El flujo, pese a su mayor control, no ha cesado y, lejos de reducirse ha aumentado ligeramente, de manera que el promedio anual de migrantes durante esta etapa, en torno a las 2500 personas, supera al de la fase anterior de aceleración. La gran mayoría, más del 90 por ciento de los dominicanos entra en España en calidad de turísta, tal como lo ponen de manifiesto las encuestas que se realizaron a inmigrantes regularizados entre 1991 y 1992, en la que se asiste a una regulación y progresiva normalización del flujo migratorio, así como de la estabilización y paulatina integración de la colonia dominicana. Hay que tener encuenta que se necesitan 2000 dólares para convencer a las autoridades fronterizas de que se es un turista y no un inmigrante económico. Los visados de turista permiten una estancia mínima de tres meses, lo que muchos aprovechan para realizar "matrimonios de conveniencia" o para regularizar su estancia en España por las vías clásicas.
El 13 de marzo de 1991 se aprobó una proposición no de Ley del Congreso de los Diputados titulada "Líneas Básicas de la Política Española de Extrangería", que supuso la puesta en marcha de un nuevo proceso extraordinario de regularización de trabajadores extranjeros, el cual se va a desarrollar desde el mes de junio de 1991 hasta diciembre de 1992. En general, más de 100 000 trabajadores extranjeros consiguieron regularizar su situación en España. Entre ellos 5517 de nacionalidad dominicana (5,1 % del total). Esta regularización sacó a la luz el gran número de dominicanos en situación irregular, de aquí el espectacular aumento del número de permisos de residencia y trabajo que pasan de 2224 y 673 a finales de 1990 a 6766 y 5481 a finales de 1992. Durante este segundo proceso, dos de cada tres residentes regularizó su situación, pero marginó a una parte; ya que exigía la presencia en España antes del 15 de mayo de 1991. La presión ejercida por las autoridades policiales provocó que muchos inmigrantes en situación irregular demandaran la solicitud de asilo y refugio para permanecer en España. Este recurso fue utilizado por los dominicanos en situación irregular que, de no haber realizado ninguna solicitud desde la entrada en vigor de la Ley de Asilo, a mediado de la década de los ochenta, y sólo 160 en 1991, pasan a 1041 en 1992 y 1809 en 1993, pese a que en ningún caso, resivieron una resolución favorable.
Desde 1996 hasta la actualidad asistimos a una fase alcista de la emigración hacia España, cuyo promedio anual se sitúa por encima de las 3500 personas, y que está alcanzando en los últimos años de la década de los noventa cotas superiores a los 5000 inmigrantes anuales, como ocurrió en 1998 y 1999, que en términos absolutos son los momentos de máximo crecimiento. Esto se ha producido porque en 1996 tienen lugar dos hechos que repercuten en dicho proceso. De una parte, la entrada en vigor de un nuevo reglamento de ejecución de la Ley de Extrangería de 1985 que, entre otras medidas, flexibiliza en parte los requisitos para conseguir permiso de trabajo y favorece la reagrupación familiar. De otra, y como consecuencia de la anterior, se pone en marcha un nuevo proceso extraordinario de regularización de extrangeros, que tiene como principal novedad su extención a todo el colectivo y no sólo a los trabajadores. Este tercer proceso extraordinario, se desarrolla entre los meses de abril y agosto de 1996, y en él participan algo más de 17 000 extrangeros, de los cuales sólo 731 son dominicanos. La resolución durante 1996 de muchas de las solicitudes del contingente de 1995, donde son pocos los dominicanos que utilizan esta vía como medio de regularización encubierta, así como el incremento de la reagrupación familiar, van a provocar un notable aumento del volúmen de visados de residencia expedidos en el Consulado de España en Santo Domingo, que se situó por primera vez cerca de los 4000. A partir de 1997 vuelven a abrirse de nuevo convocatorias anuales para la canalización de flujos de trabajadores extranjeros hacia España mediante el sistema de cupos o contingentes. La relativa mejoría de la situación económica en España, así como la existencia de nichos laborales (temporeros agrícolas y servicio doméstico fundamentalmente) donde se hace crónico el desajuste entre la oferta y la demanda de mano de obra, ante la cada vez mayor dificultad de encontrar españoles dispuestos a emplearse en dichas ocupaciones, son algunas de las razones que animaron a la administración a ello.
En junio de 1996 residían legalmente en España 17 845 dominicanos. En estos últimos 15 años se ha producido un extraordinario aumento del flujo migratorio dominicano que ha pasado de unos 1000 a principio de la década de los ochenta a contar con una colonia de residentes en España de unas 40 000 personas a principios del año 2000(INE), a pesar de que el proceso ha coincidido en el tiempo con la puesta en marcha y desarrollo en España de una política de extrangería que impone limitaciones y restricciones jurídicas a la inmigración, sobre todo a la procedente de países del denominado Tercer Mundo.
La no apertura de una convocatoria de contingente en 1996 parece haber repercutido en la reducción durante 1997 del número de visados expedidos a dominicanos en el Consulado de España en Santo Domingo, así como también un relativo menor crecimiento en dicho año del stock de permiso de residencia en vigor. El hecho de que en 1997 el número de visados por motivos de reagrupación familiar superara por primera vez y duplicara al de los expedidos por razones de trabajo así parece confirmarlo. Tras 1997, el flujo de inmigrantes legales se incrementa de nuevo, superando en 1998 por primera vez las 5000 personas. Se confirma claramente en los últimos años la evolución ascendente del número de personas que emigran por la vía de la reagrupación familiar, cuya proporción se sitúa ya muy próxima (41,2 % del total de visados expedidos en 1998) a la de los que lo hacen sobre la base de un contrato de trabajo. La acumulación de mujeres en edad activa y de procrear, muchas de ellas con cónyuge e hijos que dejaron en República Dominicana, desde mediado de la década de los ochenta constituye una amplia base sobre la que se está ya sustentando un activo proceso de reagrupación familiar que aumenta cada año y que podría duplicar el número de residentes actuales en dos o tres años.
La inmigración dominicana representaba el 16,5 por ciento de la inmigración procedente de América, y ocupaba el séptimo puesto dentro de los inmigrantes residentes en España en 1998. Un dato que nos hace entender la magnitud del fenómeno es que, aproximadanete 1 de cada 200 dominicanos vive en España. Para tener una visión clara del fenómeno hay que destacar las ayudas del Estado español a la comunidad dominicana a través de los procesos de reagrupación familiar (alrededor de 8500 en la actualidad) y de la regularización de muchos dominicanos para lograr una mayor estabilización de la colonia y una mejor integración social. Es lo que se entiende como una fase de regularización encubierta.
A pesar de la trabas, se prevee que la reagrupación familiar provocará una llegada masiva de nuevos inmigrantes que puede duplicar los que ya exísten. En esta acasión se tratará, sobre todo, de ancianos y niños lo que obligará a reforzar los servicios sociales, principalmente, los servicios educativos y de asistencia a la tercera edad.
Factores generles de expulsión y atracción de la inmigración dominicana
El surgimiento y afianzamiento de España como lugar de destino para la emigración dominicana atiende a una serie de factores generales y específicos, los cuales nos explican la selectividad geográfica del fenómeno y la elevada participación de las personas naturales del Suroeste. Los primeros explican la evolución del proceso migratorio general en ambos países (expulsión y atracción). Los segundos están relacionados con el incremento de las relaciones entre los dos países, lo que explica el extraordinario crecimiento de las relaciones económicas y socioculturales entre España y la República Dominicana, que provocaron el incremento de los flujos de bienes, servicios y capitales entre ambos países, y con el desarrollo en España de una demanda laboral en ocupaciones muy concretas del sector servicios, insatisfactoriamente cubiertas por la mano de obra local.
El fenómeno migratorio dominicano en España se enmarca dentro del amplio proceso de la emigración dominicana hacia el exterior, que se desarrolla desde principios de la década de los treinta con la caídad de la dictadura de Trujillo (1961). Para poder comprender el fenómeno en profundidad es fundamental analizar la evolución socioeconómica, laboral y de la política migratoria en España, ya que ambos fenómenos están estrechamente interrelacionados. Para poder analizar las causas y los factores que explican la presencia de la inmigración dominicana en España hemos establecido tres grandes apartados. Hemos dividido éstos en factores económicos, factores jurídico-políticos, y factores sociodemográficos.
-Los factores económicos están relacionados con deterioro de las condiciones socioeconómicas de la población dominicana desde mediado de la década de los ochenta, cuyo máximo exponente es la crisis del modelo agroexportador, que han actuado como factores de expulsión y con el desarrollo económico español (atracción). El fracaso del modelo agroexportador obligó a una reconverción económica cuyo estandárte fue el turísmo. Todo y haberse desarrollado un amplio sector turístico, la población no se ve beneficiada por éste, ya que el turísmo que se ha desarrollado en en país es el de la modalidad de grandes complejos turísticos, que ofrecen los llamados viajes todo incluido (TI), un sistema turístico que sólo beneficia a las empresas del sector, que en su mayoría son españolas, italianas, canadienses y estadounidenses.
El fracaso de industrialización sustitutiva de las importaciones supusieron un freno, sobre todo a finales de los años setenta y principios de los ochenta del proceso de desarrollo económico del país. La mala gestión agrária provoca que el país, pese a reunir las condiciones necesarias para ser autosuficiente en matéria de alimentación, no lo sea. Hasta hace poco, el sector económico más importante era el agrícola, con el cultivo de la caña de azúcar explotada a modo de monocultivo extensivo como principal producto. Este tipo de economía procedente del colonialismo, es de bajo rendimiento económico, y además los dominicanos en general lo consideran como un trabajo degradante y mal pagado, por lo que la mayoría de los que trabajan en el sector son inmigrantes haitianos.
El deterioro de las condiciones socioeconómicas es lo que ha provocado que muchos dominicanos avandonen el país. Los dominicanos que viven en el extrangero son más de 800 000, y viven en su mayoría en Estados Unidos; y más concretamente en las ciudades de Nueva York y Miami. Si tenemos en cuenta en torno al 10 por ciento de la población total (O.N.E., 1995, p23), por separada es emigrante o inmigrante, se puede catalogar a la República Dominicana como un "país de migrantes" .
España se ha convertido en un país atractivo para la inmigración dominicana gracias a su meteórico desarrollo económico (factor de atracción). Esta bonanza económica conllevó la mejora de los niveles salariales y de empleo, pero también del desarrollo social (mejora del sistema sanitario y de prestaciones sociolaborales) que convirtieron a España en una nación atractiva para la inmigración, sobre todo para la procedente de países latinoamericanos; debido a la afinidad cultural existente y a lazos históricos que unen a las dos orillas del Atlántico.
Las particulares características demográficas de España, han provocado un rápido envejecimiento de la población, de aquí que sea necesaria la inmigración. Con el crecimiento económico actual, en torno al 2,5 por ciento anual, será imprescindible una mayor presencia de inmigrantes. Naciones Unidas calcula que España necesita acoger a 12 millones de inmigrantes desde ahora hasta el año 2050 para mantener su fuerza de trabajo actual; o sea, 240 000 inmigrantes por año.
El kit de la cuestión, es como explicar a la gente de a pie ésta afirmación, cuando ellos ven que en España hay paro. Una buena manera de comenzar sería explicando que es el desajuste estructural del mercado laboral, ya que exísten muchos trabajos que los autóctonos desprecian o para los que no están preparados.
Estos dos motivos explican que en líneas generales, la evolución de los extranjeros residentes en España marca una clara progresión en los últimos años. En 1990 residían en España un total de 278 796 extranjeros, en 1999 residían un total de 801 329, y el año 2000 acabó con 1 075 720 extranjeros con todos los papeles en regla, y está previsto que el fenómeno continue aumentando en los próximos años.
Dentro de estos factores socioculturales, incluímos el extraordinario crecimiento de las relaciones económicas y socioculturales entre España y la República Dominicana que van a incrementar los flujos de bienes, servicios y capitales entre ambos países. El incremento progresivo de las conexiones aéreas y el número de vuelos entre los dos países, así como los escasos impedimentos legales efectivos de que gozaban los dominicanos para entrar en España facilitaron este proceso hasta la imposición del visado obligatorio en junio de 1993.
-Los fáctores sociodemográficos están relacionados con el "boom demográfico" que ha eperimentado el país durante las décadas de los cincuenta, sesenta y setenta, como consecuencia de la reducción de la motalidad y el mantenimiento de altos índices de natalidad. El resultado de estos dos factores ha sido el incremento en las dos últimas décadas de la población en edad de trabajar, al que hay que sumarle la incorporación de la mujer al mercado laboral. Los grupos de población 15-34 y 35-49 contienen el 53,8 % de la población dominicana, algo digno a tener en cuenta para comprender el "Éxodo Dominicano".Todos estos factores negativos se plazman en un deterioro de los servicios públicos (seguridad social, "apagones"cortes de energía eléctrica, inflación elevada, salarios bajos, cortes de agua, pocas posibilidades de ascenso social,etc), el resultado de todo esto es un clima social propicio para la emigración. A todo esto hay que añadir los escasos logros y la deficiente gestión de las sucesivas administraciones publico-políticas desde mediado de los años ochenta, creando un clima de inestabilidad social y económica que se ha caracterizado por las huelgas, las devaluaciones monetarias, la pérdida de valor adquisitivo de los salarios, la corrupción, etc. Esto explica que a pesar de ser un país con futuro, continue sumido en la pobreza. Toda esta insatisfacción encuentra en la emigración su principal válvula de escape.
Dentro del fenómeno migratorio dominicano llama la atención, el reducido volúmen poblacional de la región suroeste, 842 057 habitantes en 1993 (O.N.E., 1995), que representaban aproximadamente el 14 por ciento del total de personas censadas en dicha fecha en la República Dominicana. La debilidad de su poblamiento, con una densidad en torno a los 50 habitantes por kilómetro cuadrado, tres veces inferior a la media nacional (146 hab/km2) y su escasa red de comunicaciones no hacían preveer el desarrollo de este flujo migratorio, aunque su escaso desarrollo y su bajo nivel de participación en los procesos migratorios tradicionales (menos del 10 % para el período 1961-1991, I.E.D.P., 1993) la predisponían para tal acontecimiento. El nivel de instrucción de estos inmigrantes es bajo; debido a que la región de procedencia es de las más atrasadas del país. Más del 75 por ciento de las personas que emigran hacia España proceden de dos áreas específicas del territorio dominicano: la región suroeste y el Distrito Nacional Antes, la inmigración dominicana estaba compuesta por estudiantes universitarios, intelectuales, profesionales y exiliados políticos, en este nuevo período se desarrolla un flujo mucho más cuantioso y activo, protagonizado por trabajadores, especialmente mujeres naturales de la Región Suroeste de la República Dominicana, que se dezplazan a España para emplearse en ocupaciones vinculadas al subsector de los servicios personales que exígen una escasa cualificación profesional.
De los más de 900 000 inmigrantes legales que residían en España en 1999, un 50 por ciento trabajaba en el sector servicios (camareros, empleados del hogar o servicio doméstico, hostelería, comercio al por menor, etc. ), un 30 por ciento en la construcción y la industria (300 000) y un 17 por ciento en faenas agrícolas. Éstos representaban aproximadamente el 2 por ciento de la población total en 1999. En España la población inmigrante sólo representa el 2,6 % (2001 mayo) del total, muy por debajo de otros países europeos. En 1980 residían en Eapaña 230.000, en 1990 eran unos 400.000 y en 1992 tras la regularización subió a 600.000 y en 1999 subió hasta las 900 000 personas. El gobierno español calcula que dentro de dos o tres años el número de inmigrantes con permiso de residencia se duplique, alcanzando los dos millones de personas. Esto de debe a que la nueva legislación de extrangería obliga a conceder permisos a los cónyuges, hijos y ascendientes de los inmigrantes con papeles. El año 2000 se cerró con 1 075 720 extranjeros con todos los documentos en regla, por ésto es razonable deducir que en un período corto se alcanzarán los dos millones de extranjeros. Ésta es una cifra baja en comparación con otros países comunitarios como Francia 8,2 %, Bélgica o 10 %, Alemania con un 8,9 %. La media de la Unión Europea superaba el 6 %.
La inmigración es una necesidad económica y demográfica para España, pero se está conviertiendo en un grave problema para la opinión pública, sobre todo, por el disparatado debate político que lo alimenta. El tema está generando un rechazo social creciente y peligroso alimentado por discursos demagógicos de corte político, algo que dada la complejidad del asunto es políticamente incorrecto, representada por un "nacionalismo rodillo" peligroso.
El gobierno habla de regularizar entre 100 000 y 120 000 inmigrantes al año, cuando fuentes empresariales cifran entre 300 000 y 500 000 los trabajadores inmigrantes necesarios para cumplir las espectativas de desarrollo económico. El gobierno, por el contrario, establece un cupo para inmigrantes no comunitarios, que para 1999 fue sólo de 30 000 (El País, abril,2001) personas, muy ligeramente superior al de años anteriores, mientras que las solicitudes de permisos de trabajo fueron en 1999 de 94 819. El cupo de 30 000 inmigrantes legales por año que establece el gobierno parece ridículo a la luz de los informes citados.
En lo referente al sistema de pensiones, sólo hay dos caminos: inmigración o privatizar el sistema de pensiones. Mantener a sus ancianos costará a Europa, según las previsiones casi el 5 por ciento de su PIB hacia el 2020. En este año uno de cada cinco españoles tendrá más de 65 años, y se pasará de los actuales 6 589 000 personas de la tercera edad a 7 803 000, incrementando el porcentaje sobre el total de la población hasta el 19,8 por ciento, muy cerca de la media de la Unión Europea que se situará en el 20,6 por ciento. Es previsible que la natalidad no se recupere mucho, ya que es algo innato de la Sociedad del Bienestar.
Un apartado especial, merecen los emigrantes españoles que residían el la República Dominicana que empezaron a retornar a España a finales de los años setenta. Desde finales de la década de los ochenta hasta la actualidad, el proceso de retorno de españoles hacia la "La Madre Patria" continua, pero ya no se trata de agricultores, comerciantes y religiosos, sinó de personas relacionadas con la sociedad global actual; es decir, en su mayoría, personas con un alto grado de preparación técnica y profesional que ejercen labores diversas (gerenciales 8 %, administrativas, docentes, técnicos cualificados 41%, comerciantes y vendedores 25 %, agricultores 5 % etc) concentradas fundamentalmente en el sector de los servicios. Esta emigración fue el orígen de la futura emigración hacia España de las trabajadoras pioneras del servicio doméstico en la península. Según el Registro de Matrícula de españoles del Consulado de España en Santo Domingo y el Censo Electoral de españoles residentes en República Dominicana, se estima que la colonia española en Dominicana es de unas 25 000 personas, de las que unas 15 000 lo hacen con carácter permanente.
-Los factores jurídico-políticos tienen que ver con el incremento de las dificultades para entrar en los Estados Unidos y Puerto Rico y la pérdida de atractivo de otros países de recepción como Venezuela, y las Antillas francesas y holandesas (Aruba). A mediado de los ochenta, la política norteamericana se orientó en el sentido de hacer más impermeables las fronteras de su territorio, aplicando medidas más restrictivas contra la inmigración clandestina e irregular.
Quizás, como consecuencia de la poca experiencia de España como país receptor de inmigración, sus leyes migratorias son bastante confusas, como lo demuestra la Ley de Extranjería del 2000. Es por éste motivo que el Estado español debe revisar su política exterior, su política de relaciones laborales y su política interior, que no son lo suficientemente claras para solucionar problemas como estos. Las sucesivas regularizaciones de inmigrantes ilegales a las que han dado lugar sin excepción todas las modernas leyes de extrangería (1985, 1991, 1996, 2000) constituyen el más clamoroso fracaso de toda la política de inmigración española, y esto es algo bien sabido por las mafias que trafican con personas.
Factores más específicos explican las singurales características sociodemográficas y la selectividad geográfica de la inmigración dominicana en España. Estos factores son cuatro:
a) El desarrollo en España de una demanda de mano de obra femenina, culturalmente afín y barata para ejercer, sobre todo, en ocupaciones vinculadas al servicio doméstico, un sector insactifactoriamente cubierto por la mano de obra local. A nivel general, los inmigrantes pobres acceden en España sólo a empleos abiertos a ellos o que los autóctonos no quieren, como son: la agricultura y el servicio doméstico. Este crecimiento de la demanda está vinculado con la mejora de las rentas y el nivel de vida, la incorporación al trabajo de la mujer española, el progresivo envejecimiento de la población, y el incremento del número de menores, ancianos y discapacitados que necesitan atenciones y cuidados personales.
b) La especial situación de subdesarrollo que presenta la región Suroeste, donde se registran los niveles de pobreza más elevados de todo el país, en parte debido a las características naturales de parte de su territorio (semidersértico), y sobre todo, por su posición periférica respecto a los circuítos económicos productivos internos y a su ubicación fronteriza con el estado más pobre de América, la República de Haití.
c) La escasa participación de los habitantes de la región Suroeste en la emigración hacia Estados Unidos, Puerto Rico y Venezuela.
d) La inserción pionera de los emigrantes del suroeste en el servicio doméstico en España, fue lo que propició el desarrollo de "cadenas migratorias" muy activas desde áreas muy concretas de esta región.
Radiografía de la comunidad dominicana
Desde el descubrimiento de América (1492), la República Dominicana, debido a su situación geoestratégica y a su carácter insular, ha sido punto de partida, lugar de encuentro y lugar de destino para muchas personas procedentes de diversas partes del mundo. Estos nuevos pobladores de distinta naturaleza y procedencia son los que van a forjar la identidad y la nacionalidad dominicana. Los grupos más destacados son los: africanos, españoles, cubanos, puertorriqueños, italianos, alemanes, sirio-libaneses y chinos. En su mayoría los inmigrantes de hoy son personas de clase media y media-baja de extracción urbana y rural, en una proporción que roza casi el 50 por ciento para cada una. El nivel de instrucción de los emigrantes es por lo general superior a la media de la República Dominicana. Tradionalmente ha existido un cierto equilibrio de sexos, aunque en los últimos años, pero sobre todo, en el caso español se aprecia una notable mayoría de mujeres en una proporción de 4 mujeres por cada hombre.
Estados Unidos y Puertro Rico han sido y son los dos principales destinos de la emigración dominicana. Los emigrantes del suroeste y del Distrito Nacional son los han elegido España como lugar de residencia. A medida que han crecido las dificultades de ingreso en territorio norteamericano, los emigrantes dominicanos han buscado nuevos destinos como España, que comienza a convertirse en un destino relevante desde mediado de la década de los ochenta.
La inmigración dominicana se puede dividir en dos contingentes diferentes. Uno sería la llamada "migración rural-urbana internacional". El otro, sería la "migración urbana-urbana internacional. Las personas que siguen el patrón de la inmigración rural-urbana internacional poseen, por lo general, menos estudios que los procedentes de la migración urbana-urbana internacional, su música característica es la Bachata y su cultura es mas bien rural o campesina. En cambio, los procedentes de la migración urbana-urbana internacional proceden de la ciudad, y por norma general, tienen más estudios/educación, su música característica es el Merengue, la Salsa, el Reguee y algunos estilos de Música Pop. Los dos contingentes siempre que pueden se evitan, debido a que los procedentes de la ciudad creen ser más "civilizados" que los del campo, y por esta razón los discriminan. Los del campo, en cambio, acostumbrados a una vida más comunitaria, prefieren mantener la cohesión del grupo cuando se encuentran en el extrangero, de ahí que algunos lugares de ocio sean práctimente exclusivos de uno de los dos grupos.
En resumen, el colectivo de inmigrantes dominicanos destaca por la composición abrumadoramente femenina de sus componentes (cuatro mujeres por cada varón), su estrecha vinculación laboral con el servicio doméstico y su asentamiento preferencial en las aglomeraciones urbanas de Madrid y Barcelona.
Los dominicanos se concentran mayoritariamente en el Área Metropolitana de Madrid, donde vive casi la mitad del total de residentes en España. Geográficamente, la mayoría de los inmigrantes preceden de la región Suroeste, y especialmente del municipio de Vicente Noble. Casi el 60 por ciento de los dominicanos que obtuvieron visado en el año 1994 para residir en España eran naturales de esta región. Es un fenómeno localizado principalmente en media docena de municipios repartidos en tres províncias (Bahoruco, Barahona e Independéncia) de la subregión Enriquillo. Atendiendo a su localización geográfica y al destino de sus emigrantes, pueden distinguirse dos focos emisores principales: Vicente Noble/ Tamayo y Villa Jaragua/Postrer Río. En ambas subregiones el principal motivo de la emigración es de carácter económico, relacionándose específicamente con ocupaciones vinculadas al servicio doméstico. Mensión a parte merecen los oriundos de Vicente Noble, ya que en este municipio nació el mayor porcentaje (15 %) de los dominicanos que obtuvieron visado en el año 1994 (4486 concedidos) para residir en España. Los naturales del municio fronterizo de Tamayo, tienen también un peso destacado dentro del proceso migratorio hacia España (3,5 % de los visados concedidos en 1994). Las personas procedentes de este municipio residen principalmente en el Área Metropolitana de Madrid (Gallardo, 1993,p90; Cerón, 1995,p237). El otro foco emisor de importancia se localiza en el margen septentrional del Lago Enriquillo, a escasa distancia de la frontera con Haití. Se trata de dos municipios limítrofes; Villa Jaragüa y Postrer Río, también vinculadas a las actividades del servicio doméstico, pero que a diferencia de la anterior se dirige hacia el Área Metropolitana de Barcelona. Cada vez es más relevante la participación de personas oriundas de núcleos secundarios como Los Ríos y de áreas rurales como Fondo Negro, evidenciándose incluso un ascenso del fenómeno a parajes de la Sierra de Neyba. Se trata, por tanto, del área de influéncia que cubre la carretera que une Ázua con Jimaní por la parte norte del lago Enriquillo El fenómeno migratorio se difunde desde los dos focos principales a otros áreas del país, debido al impacto psicológico y al gran éxito relativo que obtienen las mujeres en España, pese a que la política de contingentes adoptada por las autoridades migratorias españolas privilegia a las cadenas migratorias (reagrupación familiar) y reduce las posibilidades de emigración desde otras áreas del país. La emigración irregular hacia España se hace cada vez más difícil para los dominicanos, de ahí que muchos dominicanos utilicen los medios más ingeniosos y sofisticados para eludir los controles como son la falcificación de visados, la entrada a través de terceros países o la reducción de la edad de los migrantes.
Dominicanos en Barcelona
En Barcelona se establece una segregación socioeconómica sutilmente marcada que tiende a difuminarse a medida que la clase media avanza a más capas de la población. Debido a la Segregación Horizontal, que se establece en la ciudad en base al poder adquisitivo, los inmigrantes se ven forzados a residir en las zonas más deprimidas del Área Metropolitana de Barcelona, como pueden ser Ciutat Vella o las ciudades satélites más degradadas como Badalona, Santa Coloma de Gramanet, Cornellá, Esplugues y L'Hosiptalet de Llobregat. Se trata de ciudades formadas en su mayor parte por polígonos de viviendas inspiradas en las ideas del racionalismo arquitectónico. Con el paso del tiempo, los resultados finales han sido unas viviendas precarias, tanto en estructura y equipamiento; así como por las deficiencias en su construcción. Son ciudades dormitorios cuyos habitantes, en su mayoría poseen su centro de trabajo en Barcelona. Estas ciudades aglutinan a muchos inmigrantes; debido a que se trata de viviendas más baratas que las de Barcelona, de aquí la presencia de muchos dominicanos en estas ciudades perifericas.
Las superficies de las viviendas de las ciudades periféricas, oscila entre los 50 metros cuadrados y los 70 metros cuadrados y el número de plantas está comprendido entre las 8 y la 15 plantas normalmete. Todas la plantas están dedicadas a viviendas, excepto en algunos casos en que las plantas bajas, además de las entradas a los edificios (porterías) que albergan diferentes locales comerciales. Estas ciudades padecen en general una la falta de equipamiento acusada; debido a su dependencia de Barcelona. La década de los ochenta marca el inicio de un fuerte estancamiento del ritmo de construcción, que comenzó ya en 1975. Esta relentización de la construcción está relacionada con la crisis económica de los ochenta y con el fuerte descenso de la inmigración. Hacia finales de los ochenta surge, grácias a la especulación inmobiliaria y las buenas redes de comunicaciones el fenómeno de la Contraurbanización, que se caracteriza por el avandono de la ciudad central por parte de la población.
Desde el punto de vista de la ordenación del territorio, la ciudad de Barcelona se divide en díez distritos, que son: Ciutat Vella, l'Eixample, Sants-Monjuïc, Les Corts, Sarrià-Sant Gervasi, Gràcia, Horta-Guinardó, Nou Barris, Sant Andreu y Sant Martí. Cada uno de estos distritos se subdivide en barrios que se corresponden con las llamadas zonas estadísticas.
En lo referente a la inmigración extrangera las cifras no se pueden obtener de manera real, puesto que al adquirir la nacionalidad española muchos inmigrantes escapan a los computos oficiales, lo que altera cualquier estudio que se realice. Si a esto le sumamos que muchos inmigrantes están de manera ilegal y quieren preservar el anonimato, el estudio es aún más difícil. Resulta prácticamente imposible obtener las cifras reales, por lo que los datos obtenidos hay que valorarlos relativamente. Cálculos aproximados obtenidos por la Asociación Catalana de Ayuda a los Refugiados nos dicen que exísten en Cataluña unos 15 000 dominicanos.
La comunidad dominicana se concentra en seis distritos principalmente: Ciutat Vella, Eixample, Sants-Monjuïc, Sant Martí, Sant Andreu y Horta-Guinardó.
En 1996 residían en Barcelona 1291 dominicanos, según el Padró Municipal d'Habitants, mientras que para la misma fecha, Estadística de Població los cifraba en 1342. Según los datos proporcionados por el Observatorio Permanente de la Inmigración en Barcelona en junio de 1999, en el Área Metropolitana de Barcelona habían empadronados oficialmente 761 dominicanos en 1995 y 2777 en 1999. El aumento más importante dentro de la inmigración latiamericana lo ha experimentado la colonia dominicana que se ha cuadruplicado durante éste período. Casi un 37 por ciento son latinoamericanos (de los cuales el 6,2 % son dominicanos, 11 % peruanos, 3,65 % argentinos y 2,7 % colombianos). La comunidad más importante de inmigrantes en Barcelona es la marroquí con un 12 por ciento del total.
Los núcleos antíguos son la parte más romántica de la ciudad, sin coches, y llenas de atractivo para desarrollar actividades de ocio y consumo. Estas zonas en realidad, constituyen un espacio envejecido, poco adecuado a las exigencias actuales de habitabilidad; es por este motivo que acogen a ciertas actividades tradicionales y comerciales poco competitivas a gran escala. Debido a su accesibilidad y su valor simbólico son las zonas donde se desarrolla la zona comercial "fashion" y de la administración pública de la ciudad, como lo demuestra el caso del Ayuntamiento en la Plaça de Sant Jaume y de otros edificios representativos de la ciudad, como iglesias, catedrales, conventos, palacios, etc. El resto de edificios que integran esta zona tienen una edad media de 150 años, y en su mayor parte son edificios en mal estado o viejas instalaciones industriales semi-abandonadas. La mayoría de los edificios son del siglo XIX. Los núcleos Antíguos han cambiado poco, a excepción de las modificaciones de los años sesenta que van desde la construcción de nuevos edificios hasta la apertura de grandes vías de circulación como la Vía Laietana.
La Ciutat Vella, a pesar de la Rambla del Raval y de algún otro intento de modernización, es una zona de progresivo deterioro y marginación.
Es aquí en el distrito de Ciutat Vella donde se encuentra la comunidad dominicana más numerosa. Básicamente los dominicanos se concentran en los alrededores de dos calles; la calle Corders y la calle Carders. Los trabajadores de estas fábricas eran personas procedentes en su mayor parte del sur de España, este es el motivo por el que aún muchos andaluces y murcianos regentan algunos locales comerciales de la zona. Esto explica también la presencia de muchas personas mayores procedentes del sur de España. Como norma general, en Ciutat Vella predominan las personas nacidas fuera de Cataluña, con escaso nivel de instrucción y pocos e irregulares ingresos (pocos recursos). La Rambla del Raval constituye una excepción a la regla. Lo más posible es que se haya creado con su contrucción el mayor mercadillo de venta de drogas de la ciudad, lo que provocará inseguridad, gastos en vigilancia y mala fama para la ciudad. La población del barrio sólo ha cambiado en la fisionomía. Antes, la población residente era básicamente menestrales inmigrantes y los ciudadanos más pobres; mientras que hoy son en su mayor parte extranjeros, pero aún más pobres que antes.
No es extraño que el distrito de Ciutat Vella sea el que presenta mayor inseguridad ciudadana; debido a las condiciones de vida de la población que allí habita.
En un principio los inmigrantes se instalaron en los pisos baratos y antiguos de zonas como el Raval (antiguo barrio chino), el gótico y el Borne, donde muchos de ellos permanecen. Se trata de pisos pequeños, incómodos, bastante antíguos (mayoritariamente del siglo XIX), en condiciones precarias, pero muy económicos. Más de la mitad de los pisos no sobrepasan los 60 metros cuadrados. En este distrito hay muchos pisos desocupados y población con pocos recursos, así como inmigrantes pobres. La densidad es alta y con tendencia a crear una bolsa de pobresa o un "Ghetto". Más de un tercio de las viviendas sólo disponen de un barrio auxiliar no completo.
Los dominicanos han de conformarse en sus primeros años de estancia, con vivir hacinados en el centro de la ciudad, ya que al no tener los papeles en regla, no tenían acceso a un piso de alquiler, por lo que han tenido que esperar hasta las regularizaciones periódicas para poder acceder a un piso en condicones en otra zona, siempre y cuando se tenga un trabajo estable. En Barcelona, este requisito es imprescindible, ya que para el alquiler de un piso se necesitan documentos de residencia, nómina, carta de respaldo bancario y otros documentos legales que dificultan la movilidad de los inmigrantes en general, aún cuando éstos poseen el dinero para realizar el cambio de domicilio. Con el incremento de las llegadas masivas de finales de los noventa, los dominicanos se han convertido en la segunda comunidad más importante en el Distrito de Ciutat Vella de Barcelona por detrás de la marroquí, cambiando el nombre al barrio de la Ribera del distrito de Ciutat Vella, que ha sido rebautizado como el "barrio dominicano", "Miniquisqueya" o los borbollones, como es conocido entre la comunidad. Quisqueya (madre de todas las tierras) es el nombre que daban los indígenas a toda la isla de La Española. Específicamente, miniquisqueya es la zona Parc del barrio de la Ribera, donde se encuentran las calles Corders y Carders. Ampliamente se trata de un escenario formado por la Calle Boria, calle Corders y Carders hasta la plaza de Sant Agustí Vell que va a parar al Portal Nou. En los últimos años lo que se ha dado en llamar Miniquisqueya, se ha dividido en dos zonas: "Miniquisqueya grande" y "Miniquisqueya chiquita", esta última situada en el barrio del Raval, pero con una distribución dispersa sobre el territorio. Según las estadísticas de población de 1996, de un total de 1342 dominicanos, 397 residían en Ciutat Vella, de los cuales 185 residían en la zona Parc y 141 en la zona del Raval. En las zonas de la Barceloneta y el Gòtic residen otros 71 dominicanos. Esto significa que el 25 por ciento de los dominicanos residentes en Barcelona se encontraban en estas dos zonas, mientras que el 30 por ciento del total se concentra sólo en el distrito de Ciutat Vella. A pesar de que estos datos oficiales hay que tomarlos con cautela, nos sirven para extrapolar el poblamiento dominicano en Barcelona, que atendiendo a los datos empíricos no deben alejarse de la realidad. Los dominicanos, en general, viven en casas o pisos alquilados ya que la idea de volver está muy presente entre muchos. Los que han optado por la compra de una vivienda son en su mayoría dominicanos que conviven con españoles.
Este patrón de poblamiento, caracterizado por la concentración,
está relacionado directamente con las cadenas microsociales, es
decir, con las personas que propiciaron la llegada de los individuos a
Barcelona, que generalmente suelen ser familiares y amigos. En estas circunstancias
no es extraño el hacinamiento que se produce en hogares de los inmigrantes,
ratificado por la capacidad adquisitiva. Los pisos compartidos dominicanos,
se subdividen en muchas ocasiones creando lo que yo llamo aconford; ya
que las personas sólo viven en una habitación en las cuales
no pueden realizar una vida libre y privada. Cada persona, cuando vive
en grupo, paga una media de entre 10 000 y 15 000 pesetas mensuales. Muchos
bloques de viviendas están habitados por la población donimicana,
formando una especie de fortaleza en las cuales la población se
siente más protegida y en un clima que recuerda al propio país
de orígen. Por suerte para ellos, sólo se trata de una vivienda
temporal, que cambian nada más tener capacidad económica
para avandonar estos lugares. Si tradicionalmente dicha población
habitaba principalmente en Ciutat Vella, el poblamiento se está
dispersando, como consecuencia de una búsqueda de viviendas más
dignas. Fruto de ésto, la población dominicana se está
disgregando por la ciudad, ocupando barrios como Poble Sec, Badalona, Vilapicina,
Santa Eulalia o L'Hospitalet. Sin duda, esta desconcentración de
la población, facilita su integración, ya que la formación
de "guettos" no es positiva para la convivencia, puesto que marca aún
más los prejuicios que tienen las distintas personas.
Distrito | Población | P. dominicana | alquiler 97 | superficie (km2) | densidad (h/km2) | ||
Ciutat Vella | 83.829 | 388 | 397 | 49.633 | 4,3 | 19.450 | |
Eixample | 248.777 | 185 | 199 | 66.709 | 7,5 | 33.303 | |
Sants-Montjuïc | 167.390 | 163 | 156 | 49.301 | 20,9 | 8.021 | |
Les Corts | 81.864 | 45 | 45 | 82.615 | 6 | 13.690 | |
Sarrià-Sant Gervasi | 129.573 | 55 | 171 | 80.053 | 20 | 6.475 | |
Gràcia | 115.753 | 48 | 56 | 57.253 | 4,2 | 27.892 | |
Horta-Guinardó | 169.832 | 88 | 93 | 53.226 | 11,9 | 14.248 | |
Nou Barris | 170.849 | 63 | 71 | 52.511 | 8 | 21.356 | |
Sant Andreu | 135.579 | 100 | 103 | 53.141 | 6,5 | 20.762 | |
Sant Martí | 205.359 | 156 | 65 | 52.540 | 9,8 | 20.891 | |
Totales | 1.508.359 | 1.291 | 1.342 | media: 59.837 | 99,1 | media: 15.230 | |
Inmigrantes 11.028 |
Fuente: Padró Municipal d'Habitants 1996. Departament d'Estadistic. Ajuntament de Barcelona.Estadísitica de Població 1996. PROMO. Assesors Consultors.
El flujo migratorio dominicano trae consigo elementos propios de su lugar de orígen, provocando alteraciones visuales sobre la fisionomía externa e interna de los edificios, sobre todo, materializados en los comercios, en las viviendadas y en los balcones. Es por éste motivo que las antiguas tiendas de ultramarinos, anticuarios, bares y comercios destinados a españoles en muchos "Cascos Antíguos", están siendo substituídos por comercios y equipamientos destinados a los nuevos clientes que ocupan la zona. Dentro de los comercios recientes destacan: los locutorios telefónicos, las peluquerías, las agencias de envío de dinero, pequeños supermercados con productos latinoamericanos y bares de ambiente caribeño.
L'Eixample, distrito que engloba casi todo el Plan Cerdà, se divide en cinco zonas estadisticas que son: Sant Antoni, Esquerra de l'Eixample, Dreta Eixample, Estació Nord y Sagrada Familia. El distrito de l'Eixample es el segundo en el que se concentra la población dominicana. Aquí vivía un total de 199 dominicanos, lo que representaba en 15 por ciento de la comunidad en 1996. Dentro de este distrito podemos destacar la zona Esquerra de l'Eixample con 76 del total. El resto de los dominicanos se distribuyen de una forma bastante regular por las zonas de Estació Nord, Dreta Eixample, Sagrada Familia y Sant Antoni. En su gran mayoría se trata de pisos grandes y bien equipados, pero bastante antíguos. La construcción de l'Eixample "Ensanche" se realizó para instalar a parte de la población pudiente de la ciudad (burguesía), esto explica la calidad de los pisos. Hasta los años cincuenta, la burguesía barcelonesa residía en l'Eixample, especialmente en la "Dreta de l'Eixample" que fue avandonada progesivamente.En general, estas viviendas ofrecen unas condiciones de habitabilidad bastante aceptables.
En el distrito de Sarrià-Sant Gervasi vive en cambio el 12,7 por ciento (171) de los dominicanos, principalmente en la zona de Sant Gervasi, hecho que está directamente relacionado con las trabajadoras del servicio doméstico.
En el distrito de Sant Martí se concentra el 12,3 por ciento de la población dominicana, asentada principalmente en el Clot seguidos por Poble Nou y Fort Pius. Es otro de los barrios que ha experimentado un crecimiento más elevado en cuanto al número de residentes dominicanos.
En el distrito de Sants-Montjuïc vive una parte importante de la comunidad dominicana (aproximadamente el 12 %), concentrada básicamente en las zonas de Sants y Poble-Sec. Como en los casos anteriores, se trata de zonas muy envejecidas y degradadas que pertenecían a la población catalana y española más humilde.
En Sant Andreu vive el 7,6 por ciento de la inmigración dominicana. Se trata de un distrito en el que vive sobre todo la clase trabajadora. Aquí, los dominicanos se concentran principalmente en Sagrera y Sant Andreu.
En el distrito de Horta-Guinardó vive el 7 por ciento de la población dominicana, sobre todo, en Vilapicina-Turó de la Peira y en Roquetas -Verdum.
El distrito de Nou Barris, es el distrito que más está creciendo en cuanto al número de dominicanos que se establecen el él. Allí se concentra el 5,3 por ciento de los dominicanos. Esta concentración se debe a que son barrios de polígonos de viviendas destinados a acoger a la población obrera y a personas con pocos recursos. En Gràcia, por el contrario, sólo viven 56 dominicanos, el 4,2 por ciento de la población. Es uno de los distritos que más ha crecido y lo seguirá haciendo debido a la relación precio del alquiler, proximidad al centro y al tamaño de las viviendas lo hace muy atractivo. En el distrito de Les Corts vive sólo el 3,3 por ciento de los inmigrantes dominicanos, la cifra más baja de todos los distritos. Las 39 personas registradas en Les Corts obedecen en su mayoría a trabajadoras del servicio doméstico que trabajan como interinas.
Ciutat Vella, El Carmel, Nou Barris, Bon Pastor, Roquetes, Ciutat Meridiana, la Zona Franca y La Mina, son las zonas más deprimidas de la ciudad. Según un estudio reciente publicado por el Ayuntamiento, el 10 por ciento de las familias barcelonesas está por debajo del nivel de pobreza. Ésta cifra es más alta en muchos municipios próximos, superando el 20 por ciento en Hospitalet, El Prat y Sardanyola, y llegando al 30 por ciento en Sant Boi.
Los procesos de Tercialización, Gentification y envejecimiento
de la población mezclado con el mecanismo de la capacidad adquisitiva,
están provocando la contraurbanización del Área Metropolitana
de Barcelona, es decir, que la ciudad central pierde habitantes desde finales
de la década de los ochenta.
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