Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9788] Nº 45 (36), 1 de agosto de 1999 |
IBEROAMÉRICA ANTE LOS RETOS DEL SIGLO XXI.
Número extraordinario dedicado al I Coloquio Internacional de
Geocrítica (Actas del Coloquio)
SAN JUAN (ARGENTINA): EL PAPEL CAMBIANTE DE UNA FRONTERA
María Cristina Hevilla
Universidad Nacional de San Juan
Doctoranda en Historia de América
Universidad de Barcelona
El estudio de las fronteras, ante los cambios veloces del mundo actual y la conformación de nuevas estructuras de poder económico y político, plantea a los investigadores nuevos desafíos con respecto al concepto y a las formas de abordar este fenómeno, que presenta particularidades en las diferentes zonas y momentos históricos en las que se aplique. En Argentina, donde los estudios sobre el tema tienen una larga tradición, existe actualmente un renovado interés por ellas intentando los investigadores cubrir las áreas y los períodos menos analizados.
La actual Provincia de San Juan, se localiza geográficamente, en el centro oeste de la República Argentina y su territorio limita al oeste con la República de Chile. Junto con las actuales provincias de Mendoza, San Luis y La Rioja forman la región políticamente denominada "El Nuevo Cuyo". Dicha región estuvo comprendida históricamente por las tres primeras provincias, siendo la última una incorporación reciente.
El objetivo de esta ponencia es explicar las diferentes causas que a lo largo de la historia, han actuado para darle a San Juan de la Frontera un papel periférico, de tránsito, estrátegico-militar, una función que varía de acuerdo a las circunstancias de la época. El panorama histórico nos permitirá, por un lado, comprender la realidad actual de esta provincia de Cuyo y, por otro, vislumbrar los desafíos frente a la formación del Mercado Común del Sur, así como también indagar sobre las perspectivas ante el siglo XXI. Me parece oportuno aclarar que la realización de esta ponencia se basa en los trabajos de investigadores cuyanos y chilenos, interesados desde hace tiempo en dicha problemática.
Abstracts
San Juan (Argentina): the changing role of a frontier.
The study of frontiers in view of the fast changes of the current world and the development of new political and economical power structures, new challenges to researchers. Challenges are related not only to the frontier concept itself but also to the different ways of approaching the study of the frontier phenomenon, which shows distinct features depending on the area and the historical period under analysis.
The subject of this paper is to analyse the factors which determined the province of San Juan de la Frontera to have a changing role along the history: as a peripheral, as a transit or as a military-strategic frontier region. The current province of San Juan is located in the center-west of Argentina and is bounded to the west with Chile. It forms, together with the provinces of Mendoza, San Luis and La Rioja the so called Region of Nuevo Cuyo. Historically this region was formed by the three former provinces and the last one was only recently incorporated.
An historical approach will allow us understand the current reality of the region of Cuyo and take a look at the challenges posed by the formation of the South Common Market and also on the development possibilities for the XXI century. This paper is based on previous works by researchers from Cuyo and Chile who have been interested for a long time in this subject.
El estudio de las fronteras, ante los cambios veloces del mundo actual y la conformación de nuevas estructuras de poder económico y político, plantea a los investigadores nuevos desafíos con respecto al concepto y a las formas de abordar este fenómeno, que presenta particularidades en las diferentes zonas y momentos históricos en las que se aplique(1). En Argentina, donde los estudios sobre el tema tienen una larga tradición, existe actualmente un renovado interés por ellas intentando los investigadores cubrir las áreas y los períodos menos analizados.
La actual Provincia de San Juan, se localiza geográficamente, en el centro oeste de la República Argentina y su territorio limita al oeste con la República de Chile. Junto con las actuales provincias de Mendoza, San Luis y La Rioja forman la región políticamente denominada "El Nuevo Cuyo". Dicha región estuvo comprendida históricamente por las tres primeras provincias, siendo la última una incorporación reciente.
El objetivo de esta ponencia es explicar las diferentes causas que a
lo largo de la historia, han actuado para darle a San Juan de la Frontera
un papel periférico, de tránsito, estrátegico-militar,
una función que varía de acuerdo a las circunstancias de
la época. El panorama histórico nos permitirá, por
un lado, comprender la realidad actual de esta provincia de Cuyo y, por
otro, vislumbrar los desafíos frente a la formación del Mercado
Común del Sur, así como también indagar sobre las
perspectivas ante el siglo XXI. Me parece oportuno aclarar que la realización
de esta ponencia se basa en los trabajos de investigadores cuyanos y chilenos,
interesados desde hace tiempo en dicha problemática(2).
La incorporación de San Juan al Imperio Hispano: la frontera
este de la Capitanía General de Chile.
Los actuales valles centrales de San Juan y Mendoza estaban habitados antes de la llegada de los españoles por la comunidad huarpe, sedentaria y agricultora. La presencia hispana en la zona ocurrió por primera vez con la entrada desde el este de Francisco de Villagra, en 1549. Desde los comienzos la historia cuyana estará ligada a los intereses y a los sucesos de Santiago del Nuevo Extremo (Chile) fundada por Pedro de Valdivia en 1541.
Como C. Teresa Michieli expresa, en su Antigua Historia de Cuyo, las características generales de la conquista americana se dieron en esta región: necesidad de ocupación estratégica del territorio y apropiación de las fuentes auríferas y argentíferas. Sin embargo, la llegada de los españoles a estas tierras tuvo características peculiares. La falta de mano de obra indígena en Chile y la necesidad de la misma para la explotación de tierras y minas, así como también, para el sustento y la construcción de las instalaciones coloniales, fueron la motivación para la conquista y el poblamiento de la vertiente oriental de la Cordillera. Surgieron los primeros contactos entre españoles y huarpes de la región; el encuentro ocurrió pacíficamente y de inmediato comenzó el tránsito de naturales de la región a Chile. Este traslado de población se veía favorecido por la estrecha relación cultural que ya existía entre los grupos aborígenes que poblaban ambos lados de la cordillera a esta latitud, y el continuo cruce del macizo andino por parte de los mismos(3).
Tanto Michieli, como anteriormente Canals Frau(4), opinan que desde esta época comenzó a considerarse a Cuyo como la "zona más oriental de la jurisdicción de Santiago".
Al poco tiempo Valdivia se dispuso a poblar la región, con el objeto de repartir indios, aunque debió aplazar esta decisión. Será García Hurtado de Mendoza quién finalmente enviará a Don Pedro del Castillo a la región. La primera fundación en Cuyo será la de Mendoza, en el valle de Güentata, el 2 de marzo de 1561. Al año siguiente, el gobernador de Chile Francisco de Villagra, enviará a Juan Jufré a reconocer los territorios aledaños a esta fundación. Luego de reconocer San Luis, Jufré regresó al valle de Güentata y fundó nuevamente la ciudad de Mendoza con el nombre de Resurrección, el 28 de marzo de 1562. Ese mismo año, se dirigió al norte y fundó el 13 de junio, la ciudad de San Juan de la Frontera, en el valle de Tucuma y Caria. Estas ciudades fueron emplazadas en las zonas intensamente ocupadas por los huarpes, ya que permitían el abastecimiento de agua, alimentos, indígenas y posesión de tierras para el trabajo local y en Chile. San Juan de la Frontera fue establecida probablemente en las tierras del Inca (no utilizadas por los naturales en ese momento, pero habitables), situadas en el extremo de la red hidráulica, regadas por el Estero de Zonda (y no por el río San Juan como siempre se ha sostenido)(5).
Un nuevo Estado, la Monarquía Hispana, actuó sobre el espacio cuyano, trasladando la población de un lado a otro, produciendo cambios importantes en ambas sociedades. Nos podemos preguntar cuáles fueron las consecuencias sobre la población de la nueva situación de frontera.
Las ciudades de Cuyo, al proveer constantemente de mano de obra indígena a Santiago y a Coquimbo, quedaron despobladas a principios del siglo XVII. Las leyes de Indias establecían que los indígenas debían servir en el lugar de origen; por lo tanto, el traslado era ilegal. Este procedimiento se justificó en los documentos con diferentes argumentos, por ejemplo: la situación de desnudez y abandono en la que vivían, que señalaba la conveniencia de trasladarlos a Chile, donde serían vestidos, alimentados y adoctrinados; o la salubridad del clima de La Serena para los naturales. Sólo quedaron en Cuyo algunos vecinos españoles sin poder económico ni político, ya que los principales continuaban residiendo en Chile, manteniendo sus propiedades en estas ciudades, sólo con el objeto de obtener mano de obra(6).
C.T. Michieli sostiene, sobre la base de nuevos documentos que se han podido obtener las características y las consecuencias del traslado de naturales en este período. En las primeras tres décadas del siglo XVII el despoblamiento de la región se refleja en estas fuentes por las continuas quejas de los vecinos. Durante el año 1630 las quejas cesaron; aunque las causas aún son desconocidas, se sospecha que la población huarpe se extinguió o se mestizó. Las leyes no se cumplían porque el traslado de naturales fue una práctica común tanto de encomenderos como de las autoridades chilenas. Finalmente estas últimas consiguieron de la Corona en 1627 una Real Cédula por la que los encomenderos que residían en Chile solo estarían obligados a mantener empleados a sueldo en Cuyo. El cambio en la distribución de la población cuyana fue notorio y las consecuencias fueron el despoblamiento indígena de los valles cuyanos y el aumento de población aborigen en el complejo lagunero de Guanacache, que se resistían al traslado y se escondían en la zona. A todas estás dificultades, que provocaron una situación de pobreza en Cuyo, se le sumó a la ciudad de Mendoza una más; el sostenimiento por parte del vecindario de los ejércitos llamados "tercios", que desembarcados en Buenos Aires pasaban por la zona para cruzar a Chile y participar en la guerra contra el Arauco(7).
Ante esta realidad se plantea el interrogante sobre las consecuencias que produjo el traslado de población a Chile: un importante número de huarpes se concentró en Santiago y en Coquimbo. Esta situación queda comprobada con la existencia en Chile del título de "Protector de Huarpes de Cuyo " que se unificó en la época, con el de "Protector de Naturales de Santiago", en la misma persona.
Se ve, pues, que la situación de la población de Cuyo a comienzos de siglo XVII fue muy difícil. El despoblamiento era continuo, las quejas de los vecinos no eran escuchadas y probablemente solo habitaban la región mujeres y niños, ya que se prefería el traslado de hombres jóvenes. La pobreza fue extrema y las carencias muchas. Sin embargo, hacia 1640 la situación económica de Cuyo comenzó a mejorar. Ante esta situación nos podemos preguntar qué sucedió realmente, cómo continuaron las relaciones entre Cuyo y Chile cuando el traslado de huarpes pareció finalizar y cuáles fueron las causas que mejoraron la situación económica de cuyana.
Los investigadores regionales han sostenido tradicionalmente que la mejora de la situación económica de Cuyo en este momento se debió a la venta de vinos y aguardientes o al alquiler de mano de obra indígena. C.T. Michieli afirma, que las relaciones entre las regiones continuaron pero esta vez, basadas en el comercio transcordillerano de ganado. Esta autora manifiesta que este tráfico estuvo oficialmente silenciado para evitar el pago de impuestos. Probablemente por esta causa se pensó hasta ahora que el ganado que proveía la importante industrialización de derivados de la ganadería para exportación en Chile, provenía de los valles centrales del mismo. Al parecer la citada industria provocó una gran disminución del número de cabezas de ganado en esta región, por lo cual se comenzó a comprarlos a los productores intermediarios de Cuyo y ocasionalmente de la Pampa, siempre utilizando mano de obra indígena. La autora expresa que no ha sido reconocido el aporte del ganado cuyano a la citada industria exportadora chilena(8).
En una reciente publicación, Margarita Gascón(9), dedicada a estudiar la frontera sur del virreinato del Río de la Plata durante el siglo XVII y XVIII, sostiene que en este período, se constituye un eje en dirección oeste-este que formará la frontera sur de dicho virreinato. Pequeñas sociedades coloniales ubicadas en la periferia fueron desarrollando una dinámica de frontera. Estas localidades reunirían las siguientes características: flujo de recursos materiales y humanos; impacto económico y político como consecuencias de la distribución de dichos recursos; movilidad social y un sistema ideovalorativo. Las localidades que formaron esta frontera en orden cronológico fueron: Santiago de Chile, Mendoza, Córdoba y, finalmente, Buenos Aires. En estos espacios y durante ese momento, según la autora, se fueron configurando relaciones entre las sociedades indígenas e hispanocriolla y también redes comerciales basadas en la ganadería, entre las colonias. Sin embargo, dichas redes controladas por un reducido grupo de familias y con reglas monopólicas muy cerradas no habían sido observadas hasta el momento. Advierte Gascón, que San Luis no puede considerarse parte de la articulación desde el Pacífico al Atlántico de esta frontera, porque no desarrolló una dinámica fronteriza, al depender de Mendoza, y no hace referencia a San Juan o a su papel en esta estructura.
La historia local señala que en 1601, se erigió en la zona noroeste de la provincia de San Juan la doctrina de San José de Jáchal, junto al río homónimo. Esta zona habitada por las comunidades de yacampis y de capayanes, relacionadas con grupos del noroeste argentino, constituía el límite norte de la expansión huarpe. Dichos naturales tuvieron también una estrecha relación con Chile, a través, del camino del Inca, que ingresaba a la provincia por el norte (Jáchal) y que torcía al oeste atravesando los valles intercordilleranos de norte a sur, hasta comunicarse con Uspallata que unía nuevamente con Chile. Se advierte que el circuito comercial establecido en épocas prehispánicas, era independiente del valle del Tulum(10). Estas afirmaciones están siendo revisadas a la luz y puestas en duda a la luz de nuevas evidencias arqueológicas.
Margarita Ferrá de Bartol, sostiene que la fundación de doctrinas en el espacio marginal a la comarca principal, responde a la intención de pacificación que se inspiró en el pensamiento de Fray Luis de Valdivia, creador de la "guerra defensiva del Arauco" y que consistía en la pacificación de los indios con la entrada de misioneros que sin protección predicaron la fe, durante el siglo XVII. Posteriormente estos núcleos indígenas serán capillas y, en algunos casos, el fundamento de circunscripciones administrativas posteriores. A mediados de ese siglo, comienza la expansión de la comarca principal hacia la periferia con el otorgamiento de mercedes reales y, como ya observamos, con la conformación de parroquias que constituyeron también un elemento ordenador del espacio. El afianzamiento de las ciudades cuyanas culmina con la fundación de San Luis (1594), que asegura la comunicación con el Atlántico(11).
Podríamos pensar ante lo expuesto que desde la fundación hasta finales del siglo XVII, las ciudades cuyanas constituyeron la frontera oriental de la Capitanía General de Chile, entendiéndose la frontera como una zona localizada al borde del territorio conocido y poblado, una área periférica de intercambio y de mutación constante. Las relaciones entre los valles chilenos y cuyanos continuaron de manera diferente a la de la ocupación prehispánica. Se debe reconocer que Cuyo tuvo relaciones comerciales con otros mercados de la vertiente oriental, pero la base de su economía la constituyó el intercambio con Chile.
Hasta ese momento no se advierten demasiadas diferencias entre las ciudades de Mendoza y San Juan; sin embargo, se va perfilando un mayor y más fluido tránsito por los antiguos caminos del Inca en Mendoza. El eje de comunicación Buenos Aires-Mendoza-Chile adquirirá importancia y con el tiempo, se convertirá en la vía de circulación mas importante del área, e irá diferenciando en posibilidades a las ciudades de San Juan y Mendoza. Esta vía afianzará un esquema de comunicación que tendrá como saldo el aislamiento progresivo de San Juan, debido a que el núcleo del circuito fue Mendoza.(12). Podemos preguntarnos si ese aislamiento acentuaría en adelante, las características fronterizas de San Juan.
A mediados del siglo XVIII la circulación desde la ciudad de Mendoza a Chile adquirirá una mayor importancia, lo cual queda demostrado con la construcción, en el antiguo camino del Inca, de refugios para los arrieros, el correo y los viajeros entre dicha ciudad y Santiago. Estos se ubicaron en las zonas ya usadas por los naturales, que eran las protegidas de aludes: Portillo, Las Cuevas, Puente del Inca y Punta de Vaca, posteriormente centros de asentamiento poblacional. Según el investigador chileno Sergio Villalobos, además del tráfico permanente de ganado e indios, Cuyo enviaba vinos y aguardientes. De Chile provenían: herramientas, vasijas, hilados, trigo, vino, cobre y frutos secos. Uspallata será la zona de tránsito para la comercialización. Las investigadoras mendocinas María Eugenia Cepparo de Grosso y Rosario Vargas, en su trabajo Los centros de alta montaña y los ejes de penetración a Chile. Un proceso de desarrollo contradictorio, sostienen que en Uspallata fueron importantes las tareas de explotación de las minas de plata y fundición del mineral, actividad que generalmente estuvo en manos de órdenes religiosas. El mineral era trasladado a Valparaíso con destino final a España. Según las autoras, ninguno de los asentamientos en el resto de la vertiente oriental de la cordillera, alcanzaron el dinamismo de Uspallata(13).
En 1750 se fundaba en el noroeste sanjuanino la villa de San José de Jáchal. Domingo Ortíz de Rosas, gobernador y capitán general de Chile y presidente de la Junta de Poblaciones, designó a Don Juan de Echegaray, vecino de la ciudad, Justicia Mayor y Superintendente de los pueblos de la Jurisdicción de Jáchal, en dependencia directa de la Junta de poblaciones en Chile(14). Los motivos de dicha fundación, señalados también por Barros Arana, en su obra Historia de Chile (15), fueron el mencionado problema del despoblamiento de la región y la gran influencia de los encomenderos. Asimismo, diversos autores cuyanos señalan como causales de la fundación la necesidad y el interés por parte de Chile de instalar núcleos mineros, que le ayudaran a librarse de la hegemonía del Perú(16). Musri y Malberti, sostienen que en esta época se notó con mayor claridad las diferencias entre los dos centros fundados en San Juan. Por un lado, Jáchal, en mayor relación con Chile y con todo el noroeste y centro argentino, que forjó un rápido pero efímero desarrollo económico; por otro, la ciudad de San Juan que experimentaba simultáneamente una grave crisis económica. Es necesario aclarar que actualmente se está revisando el proceso histórico de Jáchal ante nuevas evidencias arqueológicas y documentación.
No obstante, la realidad cuyana, que hasta ese momento se muestra en continua relación con Chile desde épocas prehispánicas, está a punto de ser modificada administrativamente. En 1776 Carlos III creó el virreinato del Río de la Plata y Cuyo dejará de pertenecer a la Capitanía General de Chile para pasar a depender del nuevo virreinato.
A mediados el siglo XVIII, se observa una mayor diferencia entre Mendoza
y San Juan. Podemos suponer que una de las causas fue la preeminencia de
la ruta a Chile que permitía el comercio del mineral o del ganado.
Cuyo, como la frontera oeste del virreinato del Río de la
Plata.
A fines del siglo XVIII, por primera vez en la historia de Cuyo, la "cordillera nevada", constituirá un límite político-administrativo que la dividirá de Chile. La región continuará con funciones fronterizas, pero esta vez, mirando hacia el Atlántico. ¿Hasta qué punto la nueva organización política transformaría la integración existente entre la región central de Chile y los valles centrales cuyanos?. Indudablemente la gravitación hacia el nuevo centro político (Buenos Aires) tenía varias desventajas: estaba muy lejos y no constituía una zona de comercio tradicional. Finalmente acentuaba el carácter periférico y de cintura de la zona cuyana, que hasta el momento parecía más integrada a Chile. Según M. Gascón, en este período se integra a la frontera sur del virreinato, Buenos Aires, con un importante comercio de ganado en pie; por lo que tal vez, habría que considerar a Uspallata y a su zona de influencia como un sector que no se vió directamente afectado ante los cambios de administración.
Los cambios jurisdiccionales de Cuyo en el período comprendido entre 1776 y 1820 fueron numerosos. Dicha situación se reflejó en la marcha y contramarcha de las órdenes y decretos, tanto de las autoridades hispánicas como de los gobiernos patrios surgidos como consecuencia de la Revolución de Mayo de 1810. San Juan cambiará de dependencia varias veces en estos años.
Así pues, a finales del siglo XVIII, San Juan parece continuar
con funciones comerciales más vinculada a Chile que a otras regiones.
Los cambios de dependencia y jurisdicción demuestran que en las
intenciones de los gobernantes hispánicos, Cuyo debía fortalecer
la nueva creación, el virreinato del Río de la Plata. Se
la separaba de Chile para incorporarla a un centro de poder mas lejano
y con una menor relación con sus actividades económicas.
Sin embargo, durante esta etapa Cuyo no se constituirá como área
de separación con Chile.
San Juan durante las guerras de la Independencia: una frontera con
funciones estratégico-militares.
Ocurrida la Revolución de mayo de 1810, San Juan decidió acatar las resoluciones de la Primera Junta de Gobierno creada en el territorio del exvirreinato y enviar representantes. La Junta Sulbalterna, sería la nueva institución política que dirigiría San Juan, dependiendo de la Junta de Buenos Aires. En 1813, los gobernantes del Triunvirato suprimen la Comandancia de Armas y dan origen a la Tenencia de Gobernación, San Juan dependerá de Córdoba.
Las autoridades de gobierno, establecidas en Buenos Aires, al observar que la situación de Chile se agravaba por la amenaza realista, creyeron necesario establecer instituciones que fortalecieran la frontera occidental. Se creó entonces, con este fin, la Gobernación Intendencia de Cuyo. San Juan dependería políticamente de ésta, con capital en Mendoza. Ese mismo año, el General San Martín es nombrado gobernador intendente de Cuyo y comienza a organizar las campañas libertadoras de Chile y del Perú. Con la formación del Ejército de Los Andes, las ciudades de Cuyo particularmente Mendoza y San Juan, se convertirán en plazas militares. Todo Cuyo realizará un gran esfuerzo proveyendo hombres y sosteniendo económicamente el plan sanmartiniano. La cordillera es entonces muy transitada con objetivos estratégicos y militares tanto por cuyanos como por chilenos. Se requieren los conocimientos y saberes de pobladores e indígenas para realizar la llamada Guerra de zapa, (espionaje) así como también, en el diseño del cruce del ejército, a través de los Andes
Al problema económico producido por la campaña de los Andes se suma, la paralización del comercio con Chile. Particularmente la situación afectará en San Juan a Jáchal, que comercialmente continuaba relacionada con Coquimbo y Copiapó (Chile). Además, en estos momentos, Jáchal tendrá un papel defensivo ante la posibilidad de una invasión realista, después de Rancagua.
En la primera mitad del siglo XIX, la región de Cuyo cumplirá
la función de frontera militar, en relación a las campañas
de la Independencia. También se advierte una diferenciación
entre las ciudades de Mendoza y San Juan que aumenta durante los gobiernos
patrios. A pesar de que el plan sanmartiniano se despliega por los pasos
cordilleranos de La Rioja, San Juan y Mendoza, Uspallata será el
centro de operaciones militares cumpliendo, a la vez, un papel fundamental
en el comercio con Chile (sería la única zona habilitada
para comerciar con el país transandino a partir de 1812). Esta vía
de circulación adquiriría supremacía con relación
a otros pasos cordilleranos de Cuyo.
La frontera sanjuanina durante las guerras civiles,¿una frontera
de exilio político?
En 1820 las guerras civiles entre unitarios y federales asolan el país. Los Directores Supremos, representan el centralismo porteño, el interior está convulsionado y comienza a subdividirse. San Juan será uno de los primeros territorios en separarse de la capital de la Intendencia (Mendoza), para erigirse en una provincia autónoma. En esta coyuntura el noroeste provincial (Jáchal) recuperará su papel de nudo de comunicaciones reanudando su comercio transandino. Favorece dicha situación, por un lado, la desaparición del peligro español en Chile y, por otro, el constante peligro que constituía el comercio con la vertiente atlántica debido a las guerras civiles. Jáchal tendrá una época floreciente basando su economía en el engorde de ganado y en el tránsito de mercancías entre el centro y noroeste del país con Chile.
Los documentos de la época muestran que existió una fluida comunicación con Chile en el ámbito gubernamental en lo que se refiere al aviso, traslado o captura de los opositores al gobierno, que elegían la cordillera para esconderse, y más adelante, instalado el gobierno de Rosas, eligiendo Chile para exiliarse.
Las investigaciones regionales consideran que en los años posteriores a Pavón el esquema comercial que vinculaba San Juan con Chile no había variado, siendo dicho país el principal receptor de las exportaciones sanjuaninas.
En 1862 asume el gobierno de la provincia de San Juan, Domingo F. Sarmiento
quién había estado en Chile en varias oportunidades (comerciales
y por exilio político). Sus primeros viajes estarán en relación
con la región y con el citado país transandino. De alguna
manera las relaciones y actividades de Sarmiento en Chile, conocidas por
la historiografía de ambos países, confirman la tesis de
que, al menos en el primer tercio del siglo XIX, la vinculación
de Cuyo con Chile tenía fuertes lazos (17).
La frontera sanjuanina durante el último tercio del siglo
XIX: función periférica, área marginal y frontera
militar.
La política desarrollada a escala nacional durante la década de 1880 buscó la integración de regiones periféricas del país al mercado nacional. Para lograrlo se llevaron a cabo planes de conquista y colonización del territorio, así como también la conexión de las zonas más alejadas a través del ferrocarril que las conectaría con el puerto de Buenos Aires y de esta manera con la economía mundial.
El historiador sanjuanino, Héctor Domingo Arias, señaló para San Juan el período comprendido entre 1874-1890 como la época de la transformación. Los gobernantes invertirán todos sus esfuerzos en desarrollar un cultivo que no compitiese con el litoral y respondiera a la demanda internacional. A partir de ésta decisión San Juan será tierra de vides, desarrollando una industria vitivinícola que la caracteriza hasta hoy. Se transforma la estructura productiva de la región dejando los cultivos extensivos por los intensivos. Dicha estructura no favoreció a Jáchal, que comenzó a despoblarse en favor de las nuevas zonas industriales, localizadas cerca del Valle de Tulum. En gran medida este despoblamiento alimento directamente a Buenos Aires. El proyecto de los gobernantes sanjuanino de 1880 incorporará a los intereses del puerto la economía del oasis provincial con sus resultados: el monocultivo y la gran bodega. Los departamentos de frontera vinculados a otros intereses económicos, se convirtieron en zonas marginales. Musri y Malberti consideran, que la actividad minera fue importante y que ocasionaba el tipo de migración golondrina, en su mayoría de origen chileno(18).
Durante este siglo, aparece un decidido interés por las fronteras, probablemente dentro del auge del nacionalismo y la conformación del Estado-nación. Será precisamente en éstos años cuándo se procederá a la demarcación del límite internacional entre Argentina y Chile, a cargo de una comisión mixta. En 1881 peritos de ambos países definen que dicho límite pasaría por las altas cumbres divisorias de agua. Esta división conflictiva en otras zonas del límite internacional nunca fue problemática para San Juan(19).
La frontera adquirirá, a finales de siglo una efímera
función militar ante un eventual conflicto bélico con Chile.
Esta situación, puso de manifiesto el aislamiento y la marginalidad
de los departamentos adyacentes al límite internacional. Se encararon
entonces proyectos a escala nacional y provincial para integrar estas zonas
de valor estratégico. Sin embargo, la firma de "Los Pactos de Mayo"
(1902) y el fin del conflicto produjo el abandono de dichos proyectos(20).
Al mismo tiempo, Mendoza reactivaba los obras del ferrocarril trasandino
que lograran la comunicación con el país vecino en 1912.
Las funciones fronterizas en proyectos provinciales y nacionales.
La frontera en el proyecto Bloquista
El bloquismo es un partido provincial que nace en San Juan a principios del siglo XIX, que gobierna por varios años (1923 a 1928) aunque interrumpidos por intervenciones nacionales que manifiestan el desacuerdo entre la política local y nacional. Este partido tuvo para la época un plan progresista que se propuso disminuir las diferencias socioeconómicas de la población, protegiendo a los sectores mas pobres. Para lograr la igualdad social, este gobierno encaró una reforma impositiva con el objetivo de obtener capital. Entre las reformas planteadas, las de mayor interés para éste trabajo, fueron aquellas relacionadas con la diversificación de la producción y la construcción de obras públicas.
Las investigaciones locales se han dirigido hacia el estudio de un departamento de frontera (Jáchal) en este período, para ejemplificar la política del gobierno provincial con respecto a la misma. Las conclusiones ponen de manifiesto que los gobernantes intentaron integrar Jáchal a la capital. En 1921 finalmente se inaugura el ferrocarril San Juan-Jáchal (proyecto del año 1886), aunque no se concretará la proyección del mismo hacia el noroeste argentino. No obstante, Jáchal siguió relacionada con Chile en la actividad ganadera, por ser la zona de engorde del ganado para el abastecimiento de carne de la industria minera del norte Chico (Coquimbo)(21). También señalan la tendencia negativa del crecimiento de población en la provincia para principios de siglo y el aumento a partir de la segunda mitad del mismo, a causa de la inmigración. Si embargo, la zona de frontera sanjuanina no fue una área de atracción para la inmigración y la mayoría se radicó en el oasis central.
La frontera sanjuanina en el proyecto peronista, zona de integración
El proyecto político del peronismo se desarrolló a escala nacional y provincial en el período comprendido entre 1946 y 1955. En el transcurso de una década, para comprender la etapa se deben considerar sucesos mundiales que tenán una importancia decisiva. Entre ellos, el fin de la segunda guerra mundial y el comienzo de la llamada "guerra fría" con la división del mundo en dos bloques. Ante esta realidad el peronismo expresará la "tercera posición" y, a partir de ese momento, las ideas de integración cobrarán relevancia.
En estos años la política exterior de la Argentina intentará el acercamiento a los países vecinos. En el caso de la zona oeste, y de San Juan en particular, el gobierno provincial al verificar el estado de estancamiento de la frontera, tomará medidas para el desarrollo económico y social de la zona. Buscará revitalizar la producción de recursos minerales, energéticos, agrícolas y ganaderos así como también, evitar el despoblamiento con la mejora e instalación de servicios. A la vez, se pretenderá vincular la región a otros mercados tanto internos como externos.
En esta etapa San Juan intentará una integración económica con la IV Región Chilena, existiendo en este país (y en la zona) la misma intención política. Los planes viales en la región adquirirían una importancia vital. El antiguo proyecto del camino por Agua Negra, que une el noroeste provincial con el puerto de Coquimbo, será puesto en marcha con decidido interés por las comunidades de ambos lados de la cordillera. La frontera será considerada como una zona de integración que revitalizaría sus vínculos históricos y sociales con Chile en el marco de las necesidades del mercado mundial y de las coyunturas políticas de los dos países.
En 1955 las situaciones políticas y económicas de ambas naciones se deterioraron. En Chile, una profunda crisis económica detenía los planes de integración. En Argentina, un nuevo golpe de Estado en manos de la llamada "Revolución Libertadora", derrocaba al gobierno peronista, y establecía un nuevo orden que interrumpía los proyectos de unión y complementación(22).
Durante el siglo XX, con respecto a San Juan, el proyecto bloquista se preocupó por integrar las zonas de frontera a la capital provincial. Tuvo como objetivo a largo plazo articular la reactivación provincial, conectándola con el Pacífico y el norte del país lo que finalmente no se cumplió. Sin embargo, advertimos que hasta el momento parte del territorio provincial, continuó en relación con Chile.
Los gobiernos peronistas tuvieron una postura diferente, valorizaron
la frontera dentro de nuevos conceptos de integración y desarrollo
vinculados con la realidad mundial.
Los desafíos actuales. La frontera sanjuanina, ¿tierra
de nadie?
Varios autores coinciden en que el problema a fines de siglo es el despoblamiento de las zonas de frontera en Argentina. El geógrafo Rey Balmaceda, en su obra Límites y fronteras en la República Argentina. Epítome Geográfico, resume en varios puntos las dificultades que aquejan hoy a estas zonas en general: deficiencias de infraestructura (vías de circulación, servicios, educación); falta de alicientes para la radicación y problemas económicos(23).
Para San Juan el geógrafo Jorge Pickenhayn, considera que la frontera argentino-chilena en la provincia es tierra de nadie. El autor menciona aspectos físicos de relevancia. Los dos departamentos de frontera: Iglesia y Calingasta, que son los que limitan con Chile (provincias de Atacama, Coquimbo y Aconcagua), representan juntos el 43 por ciento de la superficie provincial y para 1970 el INDEC indicaba el 0,3 habitantes por kilómetro cuadrado. Además se debe tener en cuenta las dificultades del clima y la altura. Coincido con el autor sobre la percepción de la frontera: "un factor geográfico se ha interpuesto sistemáticamente en la evolución de la frontera argentina hacia el oeste se trata de la Cordillera Frontal; un macizo que, a pesar de carecer de integridad lineal configura un obstáculo ecológico de magnitud. Su presencia incita al desaliento y es sinónimo de límite psicológico"(24). De esta manera se explican situaciones ya expuestas como el desarrollo dispar entre el Valle del Tulum y los valles longitudinales de la precordillera. Asimismo se observa históricamente que una de las soluciones intentadas para terminar con el aislamiento de las zonas de frontera, fue el desarrollo y la mejora de las vías de circulación. Muchos de dichos proyectos quedaron inconclusos, en el papel o en el discurso político.
En relación a la población de la zona el profesor Mariano Gambier, opina que estas no son tierras deshabitadas, sino que están ocupadas por los pastores chilenos durante el verano. Dicha ocupación tiene una larga tradición en la zona y ha constituido hasta hace poco tiempo, lo que el autor llama una "frontera viva" en los departamentos de frontera de Iglesia y Calingasta. En su estudio el autor señala que la actividad de los pastores se basó en las estrechas relaciones de parentesco entre las poblaciones de Illapel, Ovalle y Calingasta(25).
El actual proceso de integración del Cono Sur dará lugar sin duda a una serie de transformaciones económicas, políticas culturales y demográficas, que tendrán por supuesto, un alto impacto en el ámbito territorial. Se transformará la organización de los espacios nacionales y sin duda las fronteras adquirirán diferentes funciones.
Con respecto al tema, los estudios recientes ofrecen hipótesis sobre algunos de los cambios posibles en el proceso de integración. Graciela De Marco y Susana Sassone, en su trabajo Movilidad geográfica y migraciones en el Cono Sur, opinan que las fronteras se revalorizarán y deberán ser áreas de articulación entre las economías vecinas. La futura función de las fronteras será de diálogo y de intercambio. Consideran que las fronteras en la Argentina no han tenido un papel preponderante al conformarse en relación con la exportación de productos primarios, los sistemas de producción, comercialización y transporte del país. A esto se le debe sumar la localización periférica de las áreas fronterizas con relación a los centros de poder y el concepto de fronteras protectiva y defensiva que por mucho tiempo ha frenado y condicionado el fenómeno migratorio y, como ya expresamos, reúnen características hostiles para el asentamiento de la población. Destacan la importancia del corredor mendocino en el tránsito de la población limítrofe hacia otros núcleos urbanos (cabeceras regionales, ciudades intermedias o el gran Buenos Aires) del país, así como también, el escaso volumen de población en las áreas de frontera tanto de nativos como de inmigrantes limítrofes. Con respecto a los impactos fronterizos en el Mercosur y el movimiento de las personas piensan, que la frontera constituye el nuevo espacio físico dónde deberán resolverse operativamente la gran parte de los mecanismo funcionales que derivan de las políticas transnacionales de integración tales como normas de sanidad, tráfico y tránsito fronterizo. El proceso de integración se espera produzca cambios positivos en los modelos territoriales fronterizos, ya que son áreas periféricas de los centros de poder y con frecuencias de carácter depresivo(26).
La frontera centro-oeste puede adquirir gran relevancia en esta nueva
coyuntura, siendo a la vez, área de tránsito de personas
y mercancías y conexión entre la región central y
oriental del país con los puertos y mercados del Pacífico.
Los desafíos son claros, las fronteras hoy son decisivas, muchas
de las soluciones a sus problemas se han propuesto en el pasado (medidas
de poblamiento, de producción, de inversión de tecnología
y capitales, vías de circulación). Tal vez, las fronteras
puedan tener finalmente, una función decisiva que integre estas
zonas a la economía mundial. Las relaciones culturales entre la
región chilena y Cuyo son antiguas y se mantuvieron readaptándose
a diferentes circunstancias, quizás, el nuevo siglo de la oportunidad
de revalorizarlas y, a la vez, lograr el cumplimiento de los ideales sanmartinnianos
y bolivarianos de integración iberoamericana.
Notas
1. Sobre los diversos sentidos del concepto de frontera se puede consultar: HEVILLA, C (1998), p. 1-15); ESCAMILLA, F. (1999), p.1-4, y ZUSMAN, P. (1999), p. 1-4.
2. Sobre la temática, en el Instituto de Investigaciones de Historia Argentina y Regional "Héctor Domingo Arias", perteneciente a la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de San Juan; se ha desarrollado un proyecto titulado: Evolución de la frontera Argentino-chilena en San Juan y su problemática en el ejercicio efectivo de la soberanía, desde 1983 a 1994. En esta investigación han participado varios de los investigadores sanjuaninos, presentando en diferentes congresos y reuniones científicas, los resultados parciales del proyecto (inédito en su totalidad). Por razones de espacio sólo se citan en la bibliografía las personas que tuvieron mayor continuidad en el mismo y realizaron la compaginación general.
3. MICHIELI, C. T. (1993), p. 110-112.
4. CANALS FRAU, S. citado en MICHIELI, C. T. (1994) , p. 24-25.
5. MICHIELI, C. T. (1994), p. 48-49.
6. MICHIELI, C. T. (1994), p. 59.
7. MICHIELI, C. T. (1994), p. 60-61.
8. MICHIELI, C. T. (1994), p. 89-91.
9. GASCÓN, M. (1998), p. 193-213.
10. MUSRI, D. y MALBERTI, S. (1998), p. 11-21. Una postura diferente se puede consultar, MICHIELI, C.T. El antiguo camino de San Juan a Santiago, (1994).
11. FERRA DE BARTOL, M. (1998), p. 8-15.
12. FERRA DE BARTOL, M. (1998), p. 18.
13. CEPPARO DE GROSSO, E. y VARGAS, R. (1997), p. 145-146.
14. MUSRI, D. y MALBERTI, M. (1998), p. 28-30.
15. BARROS ARANA, D. (1985), p. 488.
16. MUSRI, D. y MALBERTI, S. (1998), p. 33-34.
17. BRIZUELA, E. (1997), p. 368-369.
18. MUSRI, D. y MALBERTI, S. (1991), p. 164-173
19. PICKENHAYN, J. A. (1981), p. 167-182.
20. MUSRI, D. y MALBERTI, S. (1991), p. 180.
21. MUSRI, D. y MALBERTI, S. (1986), p. 1-29.
22. MUSRI. D. MALBERTI, S. y HEVILLA, C. (1998), p. 55-57.
23. REY BALMACEDA, R. (1979), p. 348-355.
24. PICKENHAYN, J. A. (1981), p. 179.
25.GAMBIER, M. (1994), p. 27-37.
26. DE MARCO, G. y SASSONE, S. (1996), p. 103-143.
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