Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9788] Nº 45 (32), 1 de agosto de 1999 |
IBEROAMÉRICA ANTE LOS RETOS DEL SIGLO XXI.
Número extraordinario dedicado al I Coloquio Internacional de
Geocrítica (Actas del Coloquio)
URBANIZACIÓN, POBREZA Y REDISTRIBUCIÓN
ESPACIAL DE LA POBLACIÓN BOLIVIANA
Carmen Ledo García
Profesora Universidad Mayor de San Simón, Bolivia
Doctoranda Delf University of Technology, Holanda
La historia de Bolivia muestra la presencia de distintas fases o tipos
del desarrollo económico, en la cual, el capital humano y el capital
social jugaron roles diferentes. Una primera etapa centrada en una competitividad
basada en la explotación de minerales y de la fuerza de trabajo,
donde la densidad del capital social fue muy débil, y donde el capital
humano sólo fue requerido como "fuerza de trabajo". El resultado
de esta modalidad de desarrollo generó profundas brechas entre las
regiones del Occidente y del Oriente boliviano, caracterizado por un proceso
altamente concentrado de los ingresos en los grupos de poder y bajos niveles
de desarrollo humano particularmente en el Occidente.En Bolivia, los procesos
de cambio demográfico se han producido en el marco de la heterogeneidad
socio-espacial vigente en el país. Dicha heterogeneidad socio-espacial
ha afectado los procesos de cambio demográfico y la dinámica
demográfica diferencial, contribuyendo a la modificación
de la estructuración socio-espacial del país. Las diferencias
demográficas prevalecientes obedecen a desigualdades sociales, económicas
y ambientales que, a su vez, se derivan de la posición que los individuos
tienen en relación con los medios de producción.
El crecimiento de la población en América Latina
En América Latina hacia 1850 se estimaba que residían
32 millones de habitantes, hacia 1900 dicha cifra se había duplicado
(63 millones) y entre 1930-1990 se habría apresurado notablemente
su crecimiento(aumento en más de 4 veces su tamaño), desde
104 millones de personas a poco más de 437 millones(1),
siendo Brasil el más poblado con 140 millones de habitantes. El
crecimiento demográfico latinoamericano entre 1960 y 1965 (Cuadro
1), fue él más alto de toda su historia y tiene el peso mayoritario
en relación con el crecimiento constatado por las naciones de mayor
desarrollo económico y del crecimiento demográfico mundial.
Cuadro 1
Grandes regiones: tasa de crecimiento de la poblacion, (1960 - 2000).
Grandes regiones | Tasa de crecimiento | ||||
|
|
|
|
|
|
América Latina |
2.8
|
2.5
|
2.4
|
2.1
|
2.0
|
Desarrolladas |
1.2
|
0.8
|
0.7
|
0.6
|
0.5
|
Todo el mundo |
2.0
|
1.9
|
1.7
|
1.6
|
1.5
|
El incremento de la población urbana latinoamericana entre 1930 y 1990 fue del orden de los 237 por ciento y de las zonas rurales sólo del 25 por ciento(2). Se produjo una reversión de las tendencias observadas hasta fines del siglo pasado, de un predominio rural en el conjunto latinoamericano se pasó a otro urbano hacia los años 1990. El acelerado crecimiento urbano latinoamericano guarda estrecha relación con la disolución de las economías agrarias tradicionales, que experimentaron un destacable crecimiento vegetativo no absorbido por el sector agrícola; éste podría ser el factor que contribuyó a un incremento de la movilidad espacial de la población(3).
Si bien cabe reconocer múltiples patrones de urbanización
a lo largo y ancho de América Latina, es posible discernir, como
común denominador, un sostenido y generalizado aumento en la proporción
de la población urbana. Hacia 1930, sólo tres países
(Uruguay, Argentina y Cuba) contaban con una mayoría urbana, sesenta
años mas tarde éstos eran catorce; al inicio del período
había quince poblaciones con un grado de urbanización inferior
al 33 por ciento, en 1990 sólo Haití se mantenía bajo
ese nivel(4) (Cuadro 2).
Cuadro 2
América Latina: indicadores del grado y tasa de urbanización
a/
Grado de Urbanización (por cien) b/ | Tasa de Urbanización (por mil) c/ | ||||||||||||
País
|
1930
|
1940
|
1950
|
1960
|
1970
|
1980
|
1990
|
1930
1940 |
1940
1950 |
1950
1960 |
1960
1970 |
1970
1980 |
1980
1990 |
Arg. | 57.2 | 60.5 | 65.3 | 72.0 | 78.5 | 83.0 | 85.9 | 5.6 | 7.7 | 9.7 | 8.6 | 5.6 | 3.4 |
Bol. | 24.5 | 27.0 | 30.0 | 33.5 | 38.2 | 44.7 | 52.4 | 9.8 | 10.5 | 11.0 | 13.2 | 15.7 | 16.0 |
Bras. | 24.0 | 26.4 | 36.0 | 44.9 | 55.9 | 67.3 | 73.9 | 9.5 | 30.9 | 22.3 | 21.7 | 18.6 | 9.4 |
Col. | 24.5 | 30.6 | 38.1 | 48.5 | 57.4 | 64.2 | 69.5 | 22.2 | 21.9 | 24.1 | 16.9 | 11.2 | 7.8 |
Cos. Rica | 20.0 | 26.0 | 33.5 | 34.2 | 38.7 | 43.1 | 46.7 | 26.1 | 25.4 | 2.0 | 12.2 | 10.9 | 8.0 |
Cuba | 51.0 | 53.7 | 56.3 | 58.5 | 60.2 | 68.0 | 74.8 | 5.2 | 4.7 | 3.8 | 2.8 | 12.3 | 9.5 |
Chile | 49.5 | 52.4 | 59.9 | 68.1 | 75.1 | 81.2 | 84.6 | 5.7 | 13.4 | 12.9 | 9.7 | 7.8 | 4.2 |
Ecu. | 22.0 | 25.0 | 28.5 | 34.4 | 39.6 | 47.1 | 56.3 | 12.9 | 13.0 | 19.0 | 13.8 | 17.5 | 17.9 |
El Salv. | 28.0 | 31.5 | 35.7 | 37.0 | 39.4 | 43.0 | 46.8 | 11.7 | 12.6 | 3.5 | 6.3 | 8.8 | 8.5 |
Guat. | 20.0 | 22.0 | 24.5 | 32.5 | 34.4 | 37.2 | 38.1 | 9.5 | 10.8 | 28.3 | 5.6 | 7.9 | 2.3 |
Haití | 10.0 | 11.3 | 13.0 | 16.0 | 19.7 | 24.5 | 30.6 | 12.2 | 14.1 | 20.9 | 20.9 | 21.6 | 22.4 |
Hon. | 12.0 | 14.5 | 17.6 | 22.0 | 28.0 | 34.8 | 40.7 | 18.5 | 19.3 | 22.4 | 24.4 | 21.8 | 15.6 |
Méx. | 33.0 | 35.1 | 42.7 | 50.8 | 59.0 | 66.4 | 72.7 | 4.7 | 19.5 | 17.4 | 15.1 | 11.8 | 9.1 |
Nic. | 25.5 | 30.0 | 35.0 | 39.6 | 47.0 | 51.1 | 55.3 | 16.4 | 15.3 | 12.4 | 17.1 | 8.5 | 7.9 |
Pan. | 30.0 | 33.5 | 35.9 | 41.4 | 47.2 | 49.6 | 52.9 | 11.3 | 6.7 | 14.2 | 13.2 | 4.9 | 6.4 |
Par. | 30.0 | 31.8 | 34.6 | 35.6 | 37.0 | 41.5 | 47.4 | 5.7 | 8.5 | 3.0 | 3.8 | 11.5 | 13.3 |
Perú | 26.5 | 30.5 | 35.5 | 46.3 | 58.1 | 64.2 | 70.0 | 14.0 | 15.3 | 26.5 | 22.6 | 10.1 | 8.5 |
Rep. Dom | 17.5 | 20.0 | 23.8 | 30.2 | 39.3 | 50.1 | 58.6 | 13.1 | 17.5 | 24.1 | 26.1 | 24.3 | 15.8 |
Uru. | 63.0 | 67.0 | 72.5 | 78.0 | 82.0 | 85.1 | 88.8 | 6.1 | 7.9 | 7.3 | 5.0 | 3.7 | 4.2 |
Ven. | 27.0 | 33.5 | 47.0 | 62.0 | 75.0 | 83.0 | 87.5 | 21.5 | 33.9 | 27.7 | 19.0 | 10.1 | 5.3 |
Am. Lat. | 32.0 | 34.7 | 41.6 | 49.4 | 57.7 | 65.6 | 71.2 | 8.3 | 18.1 | 17.1 | 15.5 | 12.9 | 8.1 |
Fuente: CEPAL/CELADE/FNUAP, 1992 y (Gerardo González,
10/09/97) CAPITULO II: Impacto de las tendencias demográficas sobre
los sectores sociales en América Latina, CELADE/BID, 1997.
Existe asociación directa entre los indicadores de desarrollo humano y el grado de urbanización alcanzado por los países(5). Los países de mayor grado de urbanización cuentan también con niveles altos de desarrollo humano hacia 1997 y por ende con los más altos logros en materia de formación de su capital humano, tal como se advierte en la clasificación desarrollada a continuación: En un primer grupo de países con altos niveles de urbanización y de desarrollo humano están las Repúblicas de la Argentina, Uruguay, Chile y Venezuela cuyas poblaciones urbanas superan el 85 por ciento de sus habitantes. Todos estos países se encuentran en etapas avanzadas de escolarización de sus habitantes cuya cobertura supera el 75 por ciento, tienen una esperanza de vida al nacer de más de 70 años, cuentan con niveles de mortalidad infantil inferiores a 25 niños fallecidos de cada mil nacidos vivos, con pesos reducidos de población infantil y juvenil(menos del 30 por ciento de sus habitantes tienen menos de 15 años). Absorben alrededor de 75 millones de los habitantes latinoamericanos.
En un segundo grupo se encuentran Brasil, México, Colombia, Perú y Cuba, todos ellos tienen más de 70 por ciento de porcentaje urbano y según la clasificación del PNUD hacia 1997, tenían un desempeño en materia de desarrollo humano medio, con excepción de México y Colombia que tenían un nivel medio desarrollo humano alto. El rasgo común de estos países es de representar a las zonas más populosas de América Latina, en 1990 absorbían dos terceras partes de los habitantes de la región. En términos demográficos estos países de hallan en etapas intermedias de transición demográfica, con niveles de mortalidad al inicio de la vida y fecundidad bajas, particularmente en Cuba, la tasa de mortalidad infantil es de sólo 12 niños fallecidos de cada mil nacidos vivos y la tasa global de fecundidad es de alrededor de 2 hijos por mujer.
Una tercera agrupación, incluye a países que tienen un grado de urbanización intermedio (más de 45 por ciento de población urbana) y predominantemente nivel medio de desarrollo humano. El desarrollo desigual de estas economías se expresa en que en términos de la clasificación realizada por el PNUD, tienen un indice de desarrollo humano alto: Costa Rica y Panamá; y niveles Medio de Desarrollo Humano todos los otros países (Ecuador, Nicaragua, R. Dominicana, Paraguay, EL Salvador y Bolivia). La segunda y tercera agrupación comparten una situación intermedia y baja de logro educativo, nótese una atención de sólo entre un 23 y un 42 por ciento de los jóvenes que cursaron la primaria en Bolivia, Brasil, Paraguay y Venezuela.
Finalmente, la última agrupación concentra a sólo tres países latinoamericanos Guatemala, Honduras y Haití, donde el porcentaje urbano fue menor a 41 por ciento. El común denominador de éstos países es que en los últimos años la población rural ha continuado aumentando. Se trata de los países que cuentan con márgenes deficitarios en la disponibilidad de servicios básicos, así como un porcentaje de pobreza extraordinariamente elevados. Guatemala, se caracterizó por presentar altas tasas de urbanización hasta los años cuarenta, en tanto que Haití y Honduras iniciaron su proceso de urbanización mas tarde, manteniendo un alto dinamismo hasta final del período. El perfil de desarrollo humano es bajo en Haití y Medio en Guatemala y Honduras, debido a su bajo proceso de urbanización estos dos últimos países ingresaron en esta agrupación.
En materia de transición demográfica las dos últimas
tipologías de países comparten la existencia de problemas
de diferenciación interna, se encuentran sólo tres países
en etapas avanzadas de transición tales como Ecuador, Panamá
y R. Dominicana; otros cinco en etapas intermedias El Salvador, Guatemala,
Honduras, Nicaragua y Paraguay, finalmente los más rezagados son
dos Haití y Bolivia, que están recién en una etapa
inicial de transición demográfica. Bolivia ingresó
al grupo de países de grado de urbanización intermedio gracias
a su acelerado proceso de urbanización en cambio Haití figura
como el país de menor urbanización de toda la América
Latina, además es el único que tiene un nivel de desarrollo
humano bajo.
La Urbanización en Bolivia
La urbanización de América Latina es un proceso que ha involucrado modificaciones de las estructuras económicas, políticas, sociales y culturales de cada formación económica social concreta(6). Bolivia no ha escapado a las manifestaciones comunes de este proceso que, en términos ecológico demográficos, ha significado el rápido crecimiento de numerosos centros urbanos y la concentración de población y de la oferta de bienes y servicios en unas pocas ciudades mayores. El crecimiento de las ciudades bolivianas no obedeció a patrones constatados en otros países de América Latina. Desde el período colonial su origen estuvo relacionado con los patrones incaicos de organización del espacio económico y con la existencia de ciudades de tipo mercado o fortaleza que fueron su principal rasgo distintivo.
Inscrito dentro de las peculiaridades históricas de la formación
social boliviana, el proceso de urbanización ha connotado una acentuación
de la división técnica y social del trabajo entre campo y
ciudad, así como un incremento de las desigualdades interregionales.
Además de la expansión de las formas capitalistas de organización
de la producción, la urbanización de la sociedad boliviana
se ha visto afectada por la acción del aparato del Estado, tanto
en términos de la conducción política global como
de su dinámica interna, asociada a la condición de empleador
de importancia que el mismo posee.
Figura 1
Los procesos de cambio demográfico (figura 1), se han dado en Bolivia con desfases en el tiempo y en el espacio. La población que habitaba el territorio boliviano hacia 1900, apenas llegaba al millón y medio de habitantes, llegó a 3 millones de habitantes en 1950; luego alcanzó 4.6 millones en 1976, y en la actualidad el país cuenta con alrededor de 7.4 millones de habitantes. Se estima que para el año 2010 habrá superado los 10 millones de habitantes. La tasa de crecimiento ha decrecido en los últimos 15 años de un nivel del 2.8 por ciento entre 1950-1976 al 2.3 por ciento en 1992. Dicha reducción se habría debido sobre todo al efecto combinado del descenso de la fecundidad (de 6.5 hijos por mujer alrededor de 1975, ha sufrido una fuerte reducción en los últimos 15 años a 4.8 hijos por mujer alrededor de 1991), y la reducción de la mortalidad (sobre todo la infantil, se obtuvo logros importantes en la esperanza de vida al nacer de la población, se han ganado alrededor de 12 años entre 1976 y 1992, de una esperanza de vida al nacer de alrededor de 47 años en 1976 se pasó a 59 años en 1992). También tuvo un impacto importante las migraciones internas que han generado un acelerado proceso de redistribución espacial de la población.
En términos absolutos las zonas urbanas, en lo que va del presente
siglo han incrementado su importancia demográfica en más
de 17 veces, en cambio las zonas rurales apenas si se duplicaron. Se espera
que a fines de siglo, no sólo que la tendencia de crecimiento de
las zonas urbanas continuará sino que se profundizará. El
año 2010 se estima que la población boliviana habrá
llegado a los 10 millones de habitantes de los cuales 7 millones vivirán
en las zonas urbanas, solo alrededor de una tercera parte de los bolivianos
vivirán en las zonas rurales.
Cuadro 3
Bolivia: distribución de la población según
regiones ecológicas y área de residencia, 1900-1992.
Región |
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|
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Altiplano |
|
|
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|
Valles |
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|
|
|
Llanos |
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Total |
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Urbana |
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|
|
|
Rural |
|
|
|
|
Total |
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|
|
|
Fuente: Elaboración propia a partir de: Año 1900:
Se refiere a la "población censada"; el informe del Censo estima
una omisión del 5 por ciento y añade, a los totales, la "población
no censada" y a la "no sometida". Año 1950, 1976 y 1992: Censos
Nacionales de Población y Vivienda Vol.2, 3 y 7; resultados finales,
mayo 1993, INE.
Uno de los factores gravitantes en el patrón de desigualdad vigente a fines del presente siglo en Bolivia, se explica por las profundas brechas económicas, sociales, políticas, ambientales, espaciales y culturales existentes. El acceso a oportunidades de contar con una educación de calidad y orientada al mundo del trabajo es sólo accesible a un grupo reducido de bolivianos. Lo que existe en el país es un amplio plano de privaciones, insatisfacciones y carencias que han contribuido en la ampliación de las brechas existentes y han generado la exclusión de cerca de la mitad de los pobladores bolivianos, es decir, se hallan es este grupo los pobladores rurales y las mujeres.
La evolución demográfica agregada de los contextos urbanos
y rurales de Bolivia entre 1976 y 1992 ofrece perfiles de interés
(Cuadros 3 y 4). La mayor jerarquía urbana se ha producido en sólo
tres ciudades principales: La Paz - Cochabamba y Santa Cruz, dichas ciudades
acogen a dos terceras partes de los habitantes urbanos de Bolivia, a cuatro
de cada cinco económicamente activos. El tamaño demográfico
en cada ciudad es superior a las 400 mil personas. Todas ellas crecen a
un ritmo demográfico del orden del 5 por ciento anual y en sólo
15 años, han superado su duplicación. En dichas ciudades
también se produjeron las mayores densidades netas de población
y de la oferta de bienes y servicios.
Cuadro 4
Bolivia: tasa de crecimiento demografica según contextos
espaciales y regiones ecológicas, 1976 1992
Descripción |
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||||||||||
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CIUDADES PRINCIPALES(1) |
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CIUDADES INTERMEDIAS |
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RESTO URBANO |
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||||||
RURAL |
|
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|||||||
TOTAL |
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Fuente: Elaboración propia a partir del reprocesamiento
de las base de datos de los Censos Nacionales de Población y Vivienda
1976 y 1992.
Un aspecto a resaltar, es que en los centros urbanos secundarios, han tenido un notable crecimiento poblacional, particularmente fuerte en los Valles y en los Llanos. En esta agrupación se encuentran 16 ciudades intermedias(7)
y albergan al 30 por ciento de los habitantes urbanos de Bolivia. En sólo 15 años, estos centros han triplicado el número de sus habitantes. Entre los factores que ayudan a entender su dinamismo están en el hecho de que en su interior se encuentran representadas ciudades de gran dinamismo, se debe resaltar el peso que tienen Quillacollo y Sacaba (ciudades próximas a la ciudad de Cochabamba) las que han crecido a un ritmo superior al 8 por ciento anual entre 1976 y 1992, otras ciudades de gran dinamismo Yacuiba, Tarija, Riberalta y Guayaramerin.
Por lo expuesto, se puede comprender como las ciudades intermedias de la región de los Valles han quintuplicado su tamaño en sólo 15 años; lo mismo sucedió en las ciudades intermedias de la región ecológica de los llanos, que aumentaron sus efectivos en casi cuatro veces. En sólo dos de las 16 ciudades intermedias se encontraron tasas de crecimiento demográfico inferior a la media nacional (Llallagua y Camiri) se trata de ciudades ligadas a la actividad minera y por ende su declinación es explicada por el cierre de la mayor parte de la minas estatales que se encontraban en su entorno.
El resto urbano, incluye 104 localidades de bajo grado de urbanización, se trata de poblados con 2 mil a 20 mil personas. El perfil de su crecimiento es bajo y negativo en las zonas de los Valles y en el Altiplano, sólo los Llanos crecieron a un ritmo superior a la media nacional.
La explicación de la declinación demográfica del resto urbano se explica por que en dicha tipología se incluyen muchas de las antiguas prosperas ciudades ubicadas entorno a la pujante actividad minera, tales como Colquiri, Quime, Viloco, Santa Barbara, Atocha que se han convertido luego del cierre de las empresas mineras del Estado (COMIBOL) en pueblos fantasma, también están en esta área las zonas deprimidas de los valles altos de Cochabamba, que han sufrido un duro golpe por el traslado de la vía troncal dirigida hacia Santa Cruz por la nueva carretera ubicada hacia la zona del Chapare, justamente Sacaba que formaba parte de ésta tipología en 1976 ha cambiado su perfil y ahora se encuentra entre las ciudades secundarias.
Finalmente, en las áreas de alta ruralidad sus umbrales demográficos no llegan a las 2000 personas, se caracterizan por tener un ritmo muy bajo de crecimiento poblacional, entre 1976 y 1992 crecieron a una tasa de apenas 0.2 por ciento. En las zonas rurales del Altiplano boliviano y en el Resto Urbano de los Valles, se ha producido un descenso demográfico del orden del 1 por ciento. Este fenómeno está indisolublemente asociado a la redefinición de los circuitos mercantiles de corta distancia durante el período post-revolucionario(8).
Es evidente que existe un nuevo tipo de organización del espacio, caracterizado por la presencia de nuevos procesos sociales. Se espera en definitiva una nueva forma de estructuración de lo 'rural', así como inéditas formas de articulación con lo 'urbano' y viceversa.
La explicación del crecimiento urbano en Bolivia se debe entonces encontrar en el fuerte peso del crecimiento urbano de tres ciudades: El Alto y Murillo del departamento de La Paz, Cercado-Cochabamba y Andrés Ibañez-Santa Cruz, así como el de las ciudades de tamaño intermedio. El crecimiento de la población guarda estrecha relación con el dinamismo económico y social de cada región, de tal manera que los patrones regionales de desarrollo son los que en última instancia permiten entender el ritmo de su crecimiento.
La redistribución de población en Bolivia, expresa la pérdida de importancia relativa del sector agrícola y la expansión del sector terciario de base esencialmente urbana. El panorama descrito en párrafos precedentes, nos permite imaginar, que bajo cualquier modelo de crecimiento, el escenario social boliviano va a estar caracterizado por muchos años por la presencia masiva de la pobreza rural y urbana.
El crecimiento poblacional, y en especial el crecimiento urbano (4.1 por ciento anual), plantean difíciles desafíos de política, ya que no es posible reducir la brecha del déficit debido al acelerado crecimiento de la población, situación que necesariamente se debe enfrentar antes que los problemas se tornen críticos. Las soluciones a veces tardan varios años en concretarse, y si se espera hasta que los problemas se agudicen existiría el peligro de que se generen situaciones inmanejables.
Las modificaciones de la estructura productiva y los cambios económicos tanto en las zonas rurales como en las urbanas, están generando una nueva forma de redistribución de la población y de oportunidades de empleo. La falta de conocimiento de éstas modalidades de distribución y redistribución espacial de la población se constituyen en un serio impedimento para el diseño de planes, programas y proyectos, así como para la mejor comprensión de los determinantes y las consecuencias del proceso migratorio.
En consecuencia, las desigualdades económicas regionales y los procesos de diferenciación social, producen cambios en la distribución espacial de la población en la estructura productiva prevaleciente en las ciudades bolivianas. Estos cambios tienden a expresar el profundo deterioro de las condiciones de vida y reproducción social de la mayor parte de la población boliviana, tanto en el campo como en las ciudades.
Se han diseñado importantes reformas en los últimos años, su impacto es difícil de imaginar, de ahí que el panorama hacia el futuro sea incierto, ya que al cerrarse las fuentes de empleo no agrícolas por el ajuste estructural, por la crisis de la minería, por la mayor apertura a la importación que quita posibilidades a la industria nacional, es posible que en el futuro se asista a una aceleración de la pulverización parcelaria y al surgimiento de un número creciente de microfundios.
Es tarea de los bolivianos el decidir qué hacer con su futuro, con su creciente población, con su territorio amenazado por la depredación, con sus ciudades sin servicios sanitarios ni infraestructura suficiente, con su sistema educativo que sólo alcanza a dar una instrucción elemental e incompleta a una alta proporción de la población. Después de haber logrado la estabilidad monetaria y de haber reordenado al Estado y a la economía, Bolivia enfrenta el desafío de la reactivación, de la redistribución del ingreso, y de la orientación de sus escasos recursos estatales en beneficio de los más necesitados, es decir, la población residente en los sectores urbano marginales de las tres ciudades más importantes del país, no sólo por el rol económico, sino por su peso de población respecto a la población total del país.
Es imperioso emprender acciones que contribuyan a aminorar los riesgos
de muerte, que mejoren la cantidad y calidad de los sistemas de enseñanza,
que proporciones los servicios básicos a los habitantes, es decir,
que permita la superación de la pobreza humana existente entre los
grupos más deprimidos. Tales acciones podrían ser motivo
de una estrategia que, eventualmente, alcanzaría un más alto
grado de eficacia en las ciudades principales, en primera instancia, debido
a que los costos no serían altos ya que la aplicación de
ciertas medidas hace viables, el control y/o reducción de los factores
causales de los altos riesgos de enfermar o morir (como la eliminación
de aguas servidas o la rápida aplicación de procedimientos
de alcance masivo). Así como la construcción de una estrategia
de alcance masivo, de ofrecer una educación orientada a los procesos
de transformación productiva necesarios para emprender una más
acelerada transición demográfica y la realización
plena de los derechos ciudadanos.
La magnitud de la pobreza en bolivia
La situación de vida y de ingresos de la población residente
en el territorio boliviano una vez iniciada la década de los años
noventa, refleja la evolución que tuvo la estructura económica
nacional en respuesta a las políticas de ajuste estructural, desastres
naturales y reactivación económica vigente en el país.
Alrededor de los años noventa (Cuadro 5) siete de cada diez personas
se encontraban en situación de pobreza(9),
lo que significa que los ingresos percibidos no son suficientes para comprar
una canasta de alimentos que permita alcanzar los niveles mínimos
de satisfacción de sus necesidades.
Cuadro 5
Bolivia: distribucion relativa de la poblacion segun categorias
de pobreza, 1976 - 1990
Cond. Pobreza |
|
|
|
|
|
No pobre |
26,1
|
25,4
|
24,5
|
22,9
|
19,9
|
Pobre |
73,9
|
74,7
|
75,5
|
77,3
|
80,1
|
Pobreza crítica |
45,1
|
45,6
|
43,3
|
46,7
|
49,5
|
Fuente: (1) PNUD PROYECTO RLA/86/004-BOL/88/014 y Morales Rolando,
Rasgos
de la pobreza en Bolivia, JICA-CEP, 1991 (Página 15), La Paz
- Bolivia. CEDLA, Informe Social Bolivia, Cuadro 9, 1994, pág.
66.
La población rural boliviana se encuentra duramente afectada, el 94 por ciento de éstos hogares se ubica por debajo de la línea de pobreza. Geográficamente la pobreza en Bolivia se encuentra concentrada en el sur del departamento de Cochabamba, Potosí, Chuquisaca, parte de Oruro y el Norte del departamento de Tarija. Zonas caracterizadas por tener tierras con topografía abrupta, de clima frío y victimas del deterioro ambiental producido por la eliminación de desperdicios de la actividad minera en los cauces de los ríos ubicados en su área circundante.
Por consiguiente, el problema estriba en la desigual distribución de los recursos y la inexistencia de políticas sectoriales que permitan reducir los niveles de precariedad de la población que se halla en situación de pobreza(10). Si bien la crisis y los efectos de las políticas de ajuste implementadas en Bolivia desde 1985 han incrementado la extensión de la pobreza no se debe olvidar que ésta es un síndrome de largo plazo que resulta de las formas de producción, apropiación, distribución y utilización del trabajo excedente, de los patrones de participación de productores y comerciantes por cuenta propia en la reproducción de la estructura de producción y acumulación de la formación social boliviana.
En los últimos 15 años la pobreza en Bolivia se ha urbanizado: de los 397.998 hogares que reportaron ingresos en 1991, más del 75 por ciento se encontraba a finales de 1991 por debajo de la línea de pobreza. Santa Cruz y Cochabamba son las que mayor impacto numérico presentan en el crecimiento de la pobreza entre 1989 y 1991. Ello significa que los ingresos familiares mensuales por persona de un vasto número de hogares eran inferiores al valor de una canasta básica de alimentos.
Cuatro de cada cinco hogares residentes en las ciudades de La Paz y
Cochabamba no registra ingresos por trabajo suficientes, mucho más
dramática es la situación de la ciudad de El Alto donde el
86 por ciento de los hogares se encuentran en condiciones de pobreza (Cuadro
6). Los miembros de tales hogares, sean mujeres, niños o adultos,
aún destinando la totalidad de los ingresos familiares a la alimentación,
no cubren sus requerimientos alimentarios de manera adecuada. Más
de 26.000 hogares en situación de pobreza se han incrementado
en sólo dos años correspondiendo a las ciudades de Santa
Cruz y Cochabamba el incremento más notable (22.000). A nivel absoluto
la presencia de hogares en situación de pobreza en La Paz y El Alto
es menor, pero su peso relativo es alarmante (86 por ciento).
Cuadro 6
Ciudades principales: numero de hogares en situación de pobreza,
1989 - 1991, (valores absolutos).
Ciudades del eje económico |
pobres 1989 |
pobres 1991 |
hogares 1991 |
Diferencia
1991-1989 |
La Paz |
109245
|
112775
|
141237
|
3530
|
EL Alto |
51664
|
55725
|
64769
|
4061
|
Cochabamba |
48767
|
55668
|
70927
|
6901
|
Santa Cruz |
71140
|
85900
|
121067
|
14760
|
Total |
280816
|
306965
|
398000
|
26149
|
Del total de jefes de hogar pobres el 82 por ciento son integrantes de estratos, que se desempeñan en funciones que no reditúan ingresos suficientes como para garantizar un nivel de vida aceptable, se trata de trabajadores por cuenta propia, empleados u obreros del comercio al por menor y de los servicios personales. Las remuneraciones percibidas no alcanzan para satisfacer los componentes elementales de consumo y, sus hijos, exhiben una situación generalizada de desnutrición.
Los hogares con mayores necesidades básicas insatisfechas, están representados por personas que han creado empleos precarios, sobre todo, en la esfera de la intermediación comercial o que, en calidad de asalariados, desarrollan actividades de transformación en unidades económicas privadas organizadas sobre bases empresariales y familiares y, en menor proporción, en reparticiones estatales.
Los condicionantes del deterioro en la calidad de vida y aumento absoluto
de la pobreza en Bolivia, entre otros se explica en el hecho de que las
políticas de ajuste estructural se caracterizaron por tener un carácter
concentrador del ingreso, sin un impacto positivo apreciable en el mercado
interno ni en la redistribución del ingreso, lo que ha implicado,
una reducción del aparato estatal, una tendencia a la descentralización,
un propósito de modernizar las estructuras del sector público,
y una tendencia a la privatización de actividades anteriormente
implementadas por el Estado. Entre 1985 y 1991 el 25 por ciento
de la población ocupada accedió sólo a un máximo
de 5.7 por ciento del total de ingresos laborales urbanos, el 50 por ciento
llegó a obtener sólo el 17.6 por ciento de la masa de ingresos,
y el 25 por ciento más rico se benefició de más del
60 por ciento de la renta.
Feminización de la pobreza
Una de las formas en que las familias respondieron al deterioro de su presupuesto fue incrementando el número de sus miembros, particularmente las mujeres que participaron activamente en el mercado laboral; de esta manera, se buscó compensar la caída de los ingresos laborales individuales con el aporte proveniente del trabajo de otros miembros del hogar.
Esta dinámica implicó, por lo general, la disminución de las edades promedio de los ocupados, quienes, por insertarse prematuramente al mercado laboral, realizaron contribuciones pequeñas al presupuesto familiar y pusieron en riesgo las posibilidades de movilidad social familiar basada en mejores niveles de formación profesional. En otros términos, la compensación a los deterioros de los ingresos de los trabajadores, vía el incremento de los miembros activos de cada hogar, contribuyó a crear las condiciones para la reproducción de la llamada "cadena de pobreza".
Sumado a lo anterior, también se produjeron en los últimos
años procesos de ruptura familiar producidos por las altas tasas
de emigración masculina en todas direcciones, que es cada vez mas
intensa, dicha situación permitió que la mujer asuma un rol
más activo dentro de su entorno familiar, como jefa de familia.
Y ello tanto en cuanto se refiere a la asunción de las tareas de
carácter económico así como en las labores domésticas,
pero las desventajosas ofertas de ingresos contribuyeron a la perpetuación
del circulo vicioso de la pobreza.
La inserción en el mercado de trabajo
En los últimos años se ha producido una creciente incorporación femenina a la actividad económica. Lejos de responder a las aspiraciones del movimiento femenino, ésta se halla asociada al deterioro de las condiciones materiales de vida de los hogares. Es decir, el alto grado de concurrencia femenina es parte esencial del desarrollo de estrategias de reproducción de la fuerza de trabajo.
También se produjo un proceso de precarización generalizada en el empleo. Entre los aspectos de la precarización se deben mencionar la inestabilidad laboral, ingresos bajos y fluctuantes, y ausencia de beneficios sociales, alta inestabilidad social y política(11).
La inestabilidad laboral, la condición restringida de ingreso
monetario, la participación de los diversos integrantes de la familia,
se enmarcan dentro de estrategias de vida tales que involucran dos efectos
deteriorantes de la existencia de la población y en especial de
las mujeres y de los menores. De una parte, el hogar tiende a dispersarse
en múltiples tareas que motivan que la reproducción cotidiana
se realice fuera de la vivienda, o en condiciones en las que se combina
con la actividad productiva. De otra, en los últimos años
muchos niños y niñas, desde muy pequeños ejercen algún
trabajo rayano en la mendicidad.
Conclusiones
La historia de Bolivia muestra la presencia de distintas fases o tipos del desarrollo económico, en la cual, el capital humano y el capital social jugaron roles diferentes. Una primera etapa centrada en una competitividad basada en la explotación de minerales y de la fuerza de trabajo, donde la densidad del capital social fue muy débil, y donde el capital humano sólo fue requerido como "fuerza de trabajo", en la época de la plata primero y del estaño después Bolivia llegó a tener un crecimiento económico alto, sobre la base del trabajo de personal con escaso nivel de educación y con precarias condiciones de salud y de vida.
El resultado de esta modalidad de desarrollo generó profundas brechas entre las regiones del Occidente y del Oriente boliviano, caracterizado por un proceso altamente concentrado de los ingresos en los grupos de poder y bajos niveles de desarrollo humano particularmente en el Occidente, de hecho existe en dicha región un paisaje de despojo, donde se ubican a cada paso poblaciones fantasmas o en proceso de serlo, maquinarias, instalaciones y equipos herrumbrados y obsoletos y un ejército de hombres y mujeres que deambulan por el país buscando mejores oportunidades para la sobrevivencia. Las huellas del daño ambiental no reparado son claramente visibles, y su impacto es patente en los resultados productivos de las tierras bajas.
En Bolivia, los procesos de cambio demográfico se han producido en el marco de la heterogeneidad socio-espacial vigente en el país. Debería promoverse un proceso de urbanización espacialmente desconcentrada, con fortalecimiento de ciudades intermedias y centros urbanos menores articulados entre sí, lo que, junto con crear mejores condiciones para el desarrollo humano de la población radicada en las ciudades, facilitaría el acceso de la población rural a los mercados y servicios urbanos, dinamizándose de esa manera el desarrollo rural.
La heterogeneidad socio-espacial ha afectado en los procesos de cambio demográfico y la dinámica demográfica diferencial ha contribuido en la modificación de la estructuración socio-espacial del país. Es ilustrativo observar que las zonas urbanas, en lo que va del presente siglo han incrementado su importancia demográfica en más de 17 veces, en cambio las zonas rurales apenas si se duplicaron. Se espera que a fines de siglo, no sólo que la tendencia de crecimiento de las zonas urbanas continuará sino que se profundizará. El año 2010 se estima que la población boliviana habrá llegado a los 10 millones de habitantes de los cuales 7 millones vivirán en las zonas urbanas.
Las diferencias demográficas prevalecientes obedecen a desigualdades
sociales, económicas y ambientales que, a su vez, se derivan de
la posición que los individuos tienen en relación con los
medios de producción. Ahora bien, se supone que la desigualdad de
los grupos sociales, cuya existencia es posibilitada por los factores de
la estructura productiva, es lo que conduce a diferentes pautas de comportamiento
entre ellas las relativas a los patrones de fecundidad, a la exposición
al riesgo de muerte y la calidad de vida de los individuos.
Notas
1. Villa Miguel, Urbanización y Transición demográfica en América Latina: Una reseña del período 1930 - 1990, pág. 339, presentado en la Conferencia sobre el "Poblamiento en las Américas" realizado entre el 18 al 23 de mayo, Veracruz-México, 1992.
2. No existe un patrón uniforme en la información disponible, el Profesor Villa op. cit. estimó que entre 1930-1990 las áreas urbanas de la región aumentaron sus efectivos en más de nueve veces, mientras que las rurales no llegaron a duplicar los suyos.
4. Villa Miguel, op. Cit. 1992 y Gerardo González. Impacto de las Tendencias demográficas sobre los sectores sociales en América Latina, Cuadro II.3, septiembre de 1997.
5. Miguel Villa, al ordenar los países según el crecimiento urbano en 1990, identifica las siguientes cuatro categorías: países con grado de urbanización > 85 por ciento; países con grado de urbanización > 69 por ciento; países con grado de urbanización > 45 por ciento y países con grado de urbanización < 41 por ciento. Utilizando dicha clasificación e insertando los resultados de 1997 de los indicadores de Desarrollo Humano obtenido por el Programa de Naciones Unidas Para el Desarrollo se evidencia la presencia de asociación positiva entre ambos indicadores.
6. Cabe aquí señalar los aporte, entre otros, de Quijano y Singer; ver, al respecto, Desarrollo Urbano y regional en América Latina, Problemas y Políticas, Selección de: Luis Unikel y Andrés Necochea (México), Fondo de Cultura Económica, 1976, p. 22 y 42.
7. En esta tipología se encuentran 5 capitales de departamento (Oruro, Potosí, Sucre, Tarija y Trinidad). Ingresan también en ésta tipología otras ciudades de gran dinamismo, tales como Quillacollo y Sacaba en Cochabamba; Montero y Camiri en Santa Cruz; Riberalta y Guayaramerín en el Beni; Yacuiba y Bermejo en Tarija; Tupiza, Villazón y Llallagua en Potosí, todas estas ciudades desempeñan funciones de importancia en diversos planos, la mayor parte de ellas se ubican en los espacios circundantes de las capitales de departamento y/o provincia.
8. V. al respecto, Katerine Barnes de Marschal. La formación de los nuevos pueblos en Bolivia: Proceso e implicaciones. Estudios Andinos, Vol. 1, nº3, 1970, p.23-37; Preston, David. New Towns: A Major Change in the Rural Settlement Pattern in Highland Bolivia. Journal of Latin American Studies, nº2, 1970, p. 1-27.
9. A pesar de que la pobreza es una realidad que tiene dramáticas dimensiones su conceptualización teórica presenta ambiguedades, no existiendo hasta el presente un marco teórico que explique satisfactoriamente la totalidad del fenómeno. Se han desarrollado sobre la materia diversas aproximaciones; sin embargo, normalmente se distinguen dos niveles de privación: la pobreza y la indigencia, esta última llamada también pobreza crítica. En este estudio son pobres críticos las personas o familias cuyos ingresos totales son inferiores al valor de la parte alimentaria de una canasta básica de bienes y servicios. Para mayores detalles véase García & Tockman, 1985; PREALC, 1981-1983-19887; CEPAL-ILPES-UNICEF, 1982; Altimir, 1982; Arguello y Franco, 1982; Rodgers, 1989; Kaztman, 1989.
10. Sin duda, que esta situación no hace sino trasuntar la generalizada pobreza y las precarias condiciones de vida de la población boliviana. En otros términos, su difusión podría ser la antesala del diseño de políticas tendientes a dar mayor apoyo aquellos sectores de la población que más necesitan. A la pobreza de vastos sectores de la población se suman las carencias y deficiencias del ambiente residencial. Quienes más necesidades tienen, menores recursos poseen.
11. Esta situación descrita, no sólo
es privativa de la economía boliviana, advertirá el lector
que similar aseveración proporciona la Comisión Económica
Para América Latina y el Caribe (CEPAL) indica que los niveles de
pobreza crecieron significativamente en todos los países de América
Latina, el índice subió de 43.3 al 45.9 por ciento entre
1988 y 1990. Para mayores detalles véase El perfil de la pobreza
en América Latina a comienzos de los años 90, CEPAL,
1991.
© Copyright:Carmen Ledo García, 1999
© Copyright: I Coloquio Internacional de Geocrítica, 1999