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UNA GEOGRAFIA PARA EL SIGLO XXI
Horacio Capel
Universidad de Barcelona, España
Abordaré en esta exposición tres temas: En primer lugar,
la cuestión de si debe seguir estudiándose geografía
y porqué; a continuación, haré una referencia a algunos
problemas de la geografía actual; finalmente, me atreveré
a proponer una agenda con algunos temas para los geógrafos iberoamericanos(1).
¿PORQUÉ DEBE SEGUIR ESTUDIÁNDOSE GEOGRAFÍA?
Creo que la geografía debe seguir estudiándose por tres tipos
de razones: 1) porque ya existe y es una ciencia con una larga y rica tradición
intelectual; 2) porque es una disciplina con un gran valor educativo y
formativo; y 3) porque hay problemas que la geografía, es decir
los profesionales formados en el campo de la geografía, pueden ayudar
a estudiar y resolver.
1. Una disciplina dinámica y adaptada a los tiempos
La geografía es una ciencia antigua, cuya continuidad se aseguró
en el XIX en relación con su papel en la enseñanza, a la
vez que se configuraba como una disciplina científica. Como tal
disciplina se puede identificar a partir de dos dimensiones características:
como una estructura social, con la existencia de una comunidad científica
estructurada; y como una empresa intelectual definida por el estudio de
dos problemas clave, a saber: la diferenciación del espacio en la
superficie terrestre y el estudio de la interacción de fenómenos
físicos y humanos, de las relaciones hombre-naturaleza.
Esos dos problemas clave de la geografía tal como se definieron
durante el siglo XIX deben seguir estando presentes en el trabajo de los
geógrafos, sobre todo en un momento en que la sociedad parece necesitar
estudios sobre ellos.
La geografía es también una disciplina muy dinámica
que ha experimentado cambios importantes a lo largo del siglo XX, y especialmente
a partir de la década de 1950. Ello ha introducido diferentes tradiciones
y aproximaciones a los objetos de estudio.
En estos momentos podemos ser conscientes de las posibilidades y problemas
que ofrece tanto la aproximación neopositivista, que pone
énfasis en la unidad de la ciencia y del método científico,
las leyes generales, la predicción o la formalización, como
la historicista, que pone énfasis en la diferencia entre
ciencias naturales y sociales, en la libertad, la complejidad, la singularidad,
la historicidad. Por eso hoy, a mediados de los 90, podemos desarrollar
tanto una geografía en la línea de la geografía cuantitativa,
como en la de la historicista. El nuevo auge de ésta ha permitido
redescubrir la importancia del estudio regional, en las "nuevas geografías
regionales" que se proponen.
En todo caso, conviene tener conciencia de la evolución histórica
que se ha producido en los concepciones y métodos geográficos,
y en especial entre posiciones historicistas y positivistas. Aunque en
sí mismas son contradictorias, vistas desde una perspectiva superior
son, como señaló Ernest Cassirer, complementarias(2).
A partir de la constatación de la existencia de un cierto movimiento
pendular entre una y otra forma de aproximación puede predecirse
que la actual ola historicista, neoromántica, radical, humanista
y postmoderna, que rechaza las generalizaciones, las aproximaciones abstractas,
la predicción, y que pone énfasis en las particularidades
o en la singualaridad, la diferencia, la complejidad, la historia y los
métodos cualitativos, pasará en solo unos años y dará
paso a una nueva fase de impugnación y crítica a la vez que
de revalorización de las posiciones neopositivistas.
Por eso es importante no ser excluyente en las posiciones. No tirar por
la borda lo que se ganó durante la revolucion cuantitativa. Y seleccionar
estrategias de investigacion que utilicen una u otra aproximación,
según los objetivos y la naturaleza del problema.
Es decir: hay que seguir formando a nuestros estudiantes en los métodos
cuantitativos, aprovechando las numerosas aportaciones metodológicas
e instrumentales que se hicieron en los años 1950 y 1960.
2. El papel formativo de la geografía
La geografía tiene papel formativo importante tanto en las enseñanzas
básicas como en la universitaria. Es un campo de grandes valores
educativos.
En la enseñanzas básicas la geografía ha tenido una
presencia ininterrumpida al menos desde el siglo XVI. Ello ha permitido
que la geografía se enriqueciera con las aportaciones de todos los
grandes pedagogos, desde Comenio a Rousseau, Pestalozzi y los educadores
positivistas del siglo XIX.
Con el proceso de especialización y la constitución de otras
disciplinas ciertas cuestiones que enseñaba y enseña la geografía
podían serlo también por otros especialistas (geólogos,
sociólogos, economistas, etc). Pero ha habido un argumento importante,
utilizado por los geógrafos, que ha actuado en favor de esta ciencia:
esa diversificación de las asignaturas aumentaría el coste
de la enseñanza.
Ninguna de esas comunidades científicas competidoras de la geografía
tiene la tradición pedagógica de enseñar esas materias
en los niveles básicos. Por ello, sería un error tirar por
la borda esa tradición acumulada en el campo de la enseñanza
de la geografía.
Pero, además, el papel del geógrafo en esos niveles puede
ser importante. Ha enseñado, y puede seguir enseñando nociones
valiosas sobre: el propio país, la geografía de otros países,
las interrelaciones de fenómenos físicos y humanos, la importancia
de la dimensión espacial; y otros temas que se han ido incorporando
a lo largo de nuestro siglo a la enseñanza de la geografía.
Y también puede aportar datos esenciales a conceptos básicos
en la ciencia actual tales como: sistema, evolución, azar y probabilidad
y otros. Y contribuir, con una enseñanza crítica, a la toma
de conciencia de los problemas del mundo contemporáneo, de sus causas
y de las alternativas que existen ante ellos.
En la enseñanza universitaria la geografía está presente
de diversas formas: 1) como estudios especializados ofrecidos, con provecho,
a otros estudios (historiadores, economistas, ingenieros...); 2) mas recientemente,
como licenciatura especializada.
A través de años de desarrollo la geografía se ha
ido configurando como una disciplina científica que socializa a
sus miembros en una tradición que se ha mostrado fructífera.
Esa socialización se realiza a partir de los planes de estudio y
programas que se definen. A partir de ella se desarrolla un "punto
de vista" geográfico, que es realmente específico del
geógrafo. Dicho "punto de vista" permite definir estrategias
para abordar los análisis y los estudios de relaciones.
Un primer problema que se plantea es la diversidad de esos planes. Ante
todo, han cambiado a lo largo del tiempo. Especialmente a partir de los
años 1950, cuando se definieron dos tipos de programas: los regionales,
mas o menos modernizados; y los cuantitativos, mas o menos eclécticos.
Pero además, también son distintos en el momento actual,
como resultado de la evolución antes citada y de tradiciones nacionales
específicas (estudios de Geografía ligados a facultades de
Letras o de Ciencias, existencia o no de estudios de ingeniería
geográfica, etc.).
Un aspecto importante para dar credibilidad a la disciplina a escala internacional
sería llegar a algún acuerdo sobre los planes de estudio,
sobre la especificidad del geógrafo como científico y como
profesional. Y desde luego a escala de cada país, aspecto en el
que los geógrafos colombianos tienen en este momento una oportunidad
excepcional -y ello, sin olvidar que, como diré mas adelante, es
preciso también al mismo tiempo, realizar en la distintas universidades
una oferta con una cierta especialización.
En todo caso, los que estudian geografía tienen a su disposición
una amplia producción científica de gran valor intelectual
y de posibilidades de aplicación. Tienen interés las enseñanzas
tradicionales: enseñanza general, énfasis en las interrelaciones,
dimensión espacial, desarrollo de ciertos campos: biogeografía,
geografía urbana, ordenación regional. Y además, las
técnicas de análisis espacial, los nuevos temas que se han
ido incorporando (percepción, género..) y, mas recientemente,
los sistemas de información geográfica, la cartografía
automática y otras técnicas nuevas.
Las funciones formativas de esta carrera son importantes. Pero existen
diversos problemas sobre los que conviene reflexionar. Por ejemplo, la
sociedad actual necesita expertos en todos los campos antes citados; pero
¿deben formarse como geógrafos o en carreras específicas
en donde existan enseñanzas de geografía -como defendió
hace ya años el profesor Pierre George, en relación con los
debates sobre la geografía aplicada?. También se necesitan
expertos en cartografía automática y sistemas de información;
pero ¿hasta qué punto es compatible esa formación
con la anterior?. En todo caso, es cierto que la sociedad actual necesita
profesionales que estén formados en una actitud de buscar siempre
las relaciones entre fenómenos diversos, y a ello puede contribuir
la geografía; pero ¿damos realmente esa formación?.
Desde el punto de vista del estudiante, me parece que en el momento actual
realmente da igual lo que se estudie; lo importante es estudiarlo bien.
Y los estudiantes que por una serie de azares están realizando estudios
de geografía deben saber que se trata de un disciplina con una larga
tradición científica y que es una materia que vale la pena
estudiar, no solo desde el punto de vista de su formación intelectual
sino también desde el de las posibles salidas profesionales. Siempre
que adquieran una formación flexible que les permita ejercer como
geógrafos, si tienen la oportunidad de ello, o reciclarse hacia
otras profesiones, si el mercado de trabajo o su evolución personal
los inclina hacia ello.
Es decir, el estudiante que ha optado por los estudios de geografía,
debe disciplinarse de la forma mas rigurosa en esa ciencia y no atribuirle
deficiencias o carencias que son simplemente suyas, resultado de su escasa
formación. Pero también tiene que estar preparado para "indisciplinarse"
cuando le sea necesario o conveniente para su formación intelectual
o para las oportunidades profesionales que se le ofrezcan. Esa fue precisamente
la actitud de grandes maestros de la geografía que se formaron en
otras disciplinas y llegaron precisamente a esta ciencia por razones de
oportunidad profesional o de interés intelectual.
Pero desde el punto de vista de las administraciones públicas y
de los responsables de la política universitaria, en una situación
de recursos escasos como la existente, necesitamos carreras coherentes,
con objetivos bien definidos. Ahí está, me parece, el reto
fundamental de la geografía en estos años finales del siglo.
3. El papel aplicado de la geografía
Los geógrafos pueden contribuir a resolver importantes problemas
del mundo actual. Teniendo en cuenta los problemas clave que se definieron
a fines del siglo XIX, el geógrafo ha prestado atención esencialmente
a dos tipos de cuestiones relevantes: la compleja unidad y diversidad de
la superficie del globo terrestre, y la interrelación entre diferentes
tipos de fenómenos, esencialmente físicos y humanos.
Los dos problemas son difíciles de estudiar. Y resulta difícil
elaborar una ciencia en torno a ellos. Pero no puede prescindirse de esas
tradiciones sin riesgo grave para el futuro de la disciplina.
Debe prestarse atención a la geografía regional, a la formación
de expertos en temas regionales y en la ordenación del territorio,
y expertos que sean capaces de interpretar, y transmitir, las compleja
diversidad de áreas diferentes existentes en la tierra (y eso en
competencia con economistas dedicados a la ciencia regional, y con ecólogos
humanos). Y debe prestarse atención a la formación de profesionles
que sean capaces de decir algo significativo sobre las interacciones entre
fenómenos del mundo natural y entre estos y la sociedad (y ello
en competencia con ecólogos, medioambientalistas y otros profesionales).
LOS PROBLEMAS DE LA GEOGRAFIA
La Geografía, es una disciplina con graves problemas epistemológicos.
En su desarrollo contemporáneo la han afectado de forma importante
los factores sociales, las caracteristicas de la comunidad científica
de los geógrafos y las estrategias que estos han desplegado en defensa
de sus intereses profesionales y corporativos.
Pero está amenazada. No es que los problemas son distintos al pasado,
sino que en algún caso siguen siendo los mismos que en el pasado,
sin resolverse; a los que se han unido otros nuevos.
La identidad de la geografía
Los geógrafos parecen hoy sobre todo preocupados por asegurar la
identidad de la geografía. Una identidad que al mismo tiempo progresa
pero está amenazada
Progresa. Porque cada vez hay mas geógrafos, mas departamentos de
Geografía, mas asociaciones y congresos. En España la Asociación
de Geógrafos Españoles tiene ya un millar de miembros, y
de ellos mas de la mitad profesores universitarios, y existen, además,
asociaciones de geografos tecnicos, licenciaturas y postgrados en Geografía,
y una cierta participación de los geógrafos en tareas de
planeamiento. En Colombia la Asociación de Geógrafos Colombianos
ha aumentado el número de sus miembros, a la vez que ha crecido
el número de profesores universitarios y de profesores de geografía
en enseñanzas básicas. En lo que se refiere a la geografía
universitaria mundial, el inventario que desde hace años realiza
el profesor Meynen (Orbis Geographicum) ha ido aumentando la cifra
de geógrafos incluidos, hasta rebasar ampliamente la cifra de 10.000
en las últimas ediciones.
Pero está amenazada. Como muestra, por un lado, la valoración
relativamente escasa que se continúa haciendo de esta ciencia por
las instituciones académicas y por el público en general
y, por otro, la desaparición de la especialidad en varias prestigiosas
universidades de los países mas desarrollados(3).
Aludiré a algunos de los problemas que hoy se plantean.
La separación de geografía física y humana
La sociedad necesita hoy visiones integradoras. Los geógrafos deben
colaborar dando respuestas, y aprovechando su larga tradición de
investigaciones sobre las distribuciones espaciales y sobre las interrelaciones
entre los fenómenos físicos y humanos.
Por ello es de lamentar la separación creciente entre geografía
física y humana. De lo que son reflejo no solamente las estructuras
de los departamentos universitarios sino incluso la evolución de
ciertas iniciativas editoriales; como, por ejemplo, la evolución
de la revista Progress in Geography, dividida posteriormente en
dos series distintas: Progress in Physical Geography y Progress
in Human Geography.
El geógrafo debe estudiar el medio físico, siendo consciente
de que todo el está afectado por la acción humana. Sin embargo,
en los últimos años se ha ido desarrollando una geografía
física separada de la humana, y viceversa.
Los geógrafos físicos, en carreras de letras se sienten a
veces científicos y adoptan un aire de superioridad que solo revela
ignorancia de la complejidad y el refinamiento de las ciencias sociales.
Al mismo tiempo, el geógrafo humano no puede olvidar que las actividades
del hombre se realizan en un medio natural que influye o puede influir
en sus actividades, aunque solo sea provocando respuestas humanas. Unos
y otros a veces pretenden, además, con frecuencia convertirse en
ingenieros de dos centavos a partir de su conocimiento somero de las técnicas
cartográficas y de los sistemas de información geográfica.
Vale la pena insistir en la necesida de reforzar la colaboración
entre la geografía física y humana. Y eso partiendo de la
idea de que, como dijo un autor que ya es un clásico, la geografía
si no es humana no es geografía.
Si esa afirmación se acepta, las consecuencias son, sin duda importantes.
Necesitamos ampliar nuestras relaciones hacia las las ciencias sociales.
Y necesitamos hacerlo de forma abierta, decidida y sin complejos.
Existe un cierto complejo de inferioridad y miedo de los geógrafos
a las ciencias próximas mas prestigiosas. Dicho complejo deriva
de muchas causas. Entre otras -por citar aquí solo una de ellas-
de la misma ambición del proyecto de la geografía, como ciencia
integradora.
En todo caso, los problemas exigen soluciones integradoras. Es preciso
establecer cada vez mas diálogos interdisciplinarios, situarse en
posiciones metadisciplinarias, lo que significa estar atento a los desarrollos
de las otras disciplinas. Eventualmente, ello significa también
combinar la economía y la antropología, la geografía
y la economía, la sociología o la ciencia politica, la geografía
con la ecología o la ciencia medioambiental (si es que ya podemos
considerarla creada). Todo ello según las necesidades de los problemas
que se estudian.
El geógrafo actual lucha por mantener la identidad de la geografía.
Adopta estrategias corporativas semejantes a las que tantas veces ha adoptado
en el pasado en defensa de su disciplina y que tanto ha afectado a la evolución
de la misma. Ese esfuerzo por mantener la identidad le lleva a ser reticente
ante otras disciplinas. La admonición sobre el peligro de "caer
en los brazos siempre expectantes de la sociología", expresada
en una ocasión a propósito de las relaciones de geografía
social y sociología(4), expresa muy
bien, creo, ese sentimiento de temor, que tan negativo ha sido para la
disciplina.
Especialmente importantes son las relaciones con la historia, la ciencia
humana por excelencia. La historia está mas presente que nunca,
y el geógrafo debe ser consciente de su importancia. Y por tanto
la historia ha de estar presente en su formación.
¿Como va a entender los problemas de nuestros mundo un geógrafo
que no tenga una clara conciencia de la trascendecia de la evolución
histórica para la configuraciónd el mundo actual?. ¿Qué
va a entender de la situación en la antigua Yugoslavia, por ejemplo,
sin conocer la evolución histórica en esa atormentada región
desde el siglo XV o XV?.
Desde esa perspectiva la separación entre la geografía y
la historia o, de forma mas precisa, la ignorancia de la historia de que
dan muestra crecientemente nuestros estudiantes, seguramente va a tener
consecuencias nefastas para la disciplina, entendida como una ciencia social.
UNA AGENDA PARA EL SIGLO XXI
Los problemas exigen soluciones
Los problemas actuales exigen estudios y soluciones. Y tanto da que sean
elaborados por una u otra corporación profesional o científica.
El geógrafo puede aportar soluciones a partir de su propia tradición
intelectual. Pero en todo caso, lo importante es la solución
En la sesión inaugural de la conferencia de la EASA (Asociación
Europea de Antropología) celebrada en Barcelona los días
12 al 15 de julio y dedicada a las relaciones entre cultura y economía
("Cultura y economía: intereses conflictivos y lealtades divididas")
el prof. Fredrik Barth hablaba de la necesidad de realizar una crítica
cultural a los postulados de la economía y de contribuir con nuevos
enfoques integradores a la solución de los graves problemas de la
humanidad actual.
Eso es efectivamente lo que necesitamos. Análisis penetrantes y
propuestas imaginativas que permitan entender mejor la realidad actual
y proponer soluciones y que hagan posible abordar con algún optimismo
el futuro de la humanidad.
En ese sentido, tenemos necesidad de establecer prioridades: en relación
con los problemas de cada país y en relación con los problemas
mundiales.
Hemos de diseñar programas de investigación que se desarrollen
a largo plazo, que coordinen a diferentes investigadores y que den lugar
a toda una serie de publicaciones parciales relacionadas, y a obras de
síntesis dirigidas no solo a los geógrafos sino también
a otros científicos y al público en general.
Debemos centrar la atención sobre temas relevantes. Las cuestiones
insignificantes no merecen ser estudiadas. La prueba de la validez de las
investigaciones que se realizan es su utilidad para otros investigadores,
para los planeadores, políticos y para el público en general.
Según algunos estudios realizados en Estados Unidos, a partir de
los índices de citas, mas de la mitad de los trabajos que se publican
en revistas científicas no son citados nunca (lo que no siempre
significa que no sean leídos o usados). En algunos casos, el porcentaje
de artículos publicados que nunca son citados se eleva a mas del
75 %: Ciencias Sociales, 75%; Arqueología, 76 %; Sociología,
77 %, Negocios, 77%; Lengua y linguística, 80%; Antropología,
80 %; Relaciones Internacionales, 83 %; Ciencias Políticas, 90 %;
Artes y Humanidades, 98 %, ), mientras que en otros campos ese porcentaje
se reduce drásticamente, por debajo de 50%: Medicina 46 %; Geociencias,
44 %; Ciencias Biológicas, 41 %; Química, 39 %; Física,
37 %(5). Lo que parece indicar que hay materias
donde se es mas exigente en la publicación. Es posible que algunos
llamados artículos científicos publicados en revistas especializadas
no sean leídos nunca mas que por su autor.
Hay que tratar de dar respuestas a las necesidades de la sociedad y estudiar
los problemas básicos del mundo contemporáneo. No solo para
realizar descripciones, inventarios y balances (que pueden ser necesarios),
sino para ofrecer soluciones y alternativos. Es preciso comprometerse,
con riesgo de equivocarse y estando dispuestos a rectificar. Necesitamos
inteligencia, formación, esfuerzo, capacidad. También sentido
de los problemas. Y sobre todo pasión intelectual, compromiso con
los problemas del mundo actual, y compromiso con la tarea de resolver las
injusticias y desigualdades existentes.
Tareas para el geógrafo iberoamericano del siglo XXI
La geografía en general, y la geografía colombiana en particular,
están en un buen momento. Pero la sociedad nos pedirá a los
geógrafos responsabilidades por las inversiones que se realizan.
El problema de los recursos públicos dedicados a investigación
se plantea ya en los países mas ricos, como Estados Unidos(6).
Y se planteará antes o después en otros países. Por
ello, en un mundo globalizado hemos de ser competitivos: a escala nacional,
con otras disciplinas; y a escala mundial, con otras escuelas de geografía.
Hemos de ser capaces de elaborar teorías a partir de la realidad
propia. En un mundo globalizado el geógrafo debe estar abierto a
todas las aportaciones de cualquier procedencia. Y sobre todo, a las aportaciones
teóricas. Pero necesitiamos repensar las teorías y elaborar
otras nuevas a partir de la propia realidad.
Seguramente los geógrafos, y especialmente los geógrafos
de nuestros países, deberíamos ser mas escépticos
a la hora de aceptar -a veces de forma acrítica- conceptos novedosos
que tienen inesperadas consecuencias para la reflexión intelectual.
No se deben aceptar sin crítica teorías de los países
mas desarrollados, que pueden impedir entender la propia realidad y pueden
servir para asegurar la dependencia
Es lo que ha pasado con las teorías sobre el subdesarrollo que si
durante mucho tiempo, y todavía en determinados aspectos, han sido
muy fructíferas para la reflexión intelectual, seguramente
han sido nefastas en Iberoamérica. Y ello por tres razones: ante
todo porque ha impedido entender la propia realidad, como muestra el empecinamiento
de aquellos que en Colombia y en otros países iberoamericanos siguen
empeñados en sostener que se trata de países subdesarrollados;
despúes, porque ha difundido un claro complejo de inferioridad en
Iberoamerica a partir de esa aceptación del subedesarrollo; y finalmente,
porque ha conducido a imaginar soluciones políticas comunes a todos
los países subdesarrollados -incluso en países altamente
urbanizados como Argentina -y me refiero, claro está, a las soluciones
propuestas por grupos de izquierdas que han puesto énfasis en la
guerrilla y en foquismo.
Hay que tener cuidado también con conceptos que pueden haber sido
acuñados por especialistas demasiado especializados que desconocen
otras ciencias sociales (por ejemplo, la historia) y que hacen aparecer
como profundamente novedoso algo que ya ha sido conocido o experimentado
en el pasado.
Todo ello exige una enseñanza crítica; crítica con
todo: incluso con las teorías mas avanzadas o progresistas.
Sobre todo deberíamos favorecer las disidencias, tener miedo de
las ideas aceptadas de forma general, y que se dan por ciertas sin discusión.
Hemos de asegurar el escepticismo, la disensión y la presentación
de propuestas alternativas.
Proponer alterntivas e imaginar utopías
No debemos conformarnos con la descripción y el diagnóstico.
Necesitamos hacer propuestas. Y como la situación del mundo y de
nuestros países no nos gusta, necesitamos hacer propuestas alternativas.
Propuestas razonables, realizables, que tengan el menor coste social posible.
Es decir, necesitamos evitar los maximalismos.
Sobre todo, deberíamos huir de los maximalismos, que tanto daño
han hecho en Iberoamérica; huir como de la peste de los mesianismos,
del tipo que sean, adoptar posiciones gradualistas, afirmar el consenso,
la posibilidad de una negociación racional.
Sin que eso signifique, por supuesto, olvidar que los intereses, y desde
luego, los intereses económicos y las posiciones sociales que confieren
privilegios, afectan de forma profunda al conocimiento, como han defendido
de forma convincente tantos filósofos contemporáneos.
Y estando de acuerdo de que el objetivo no ha de ser el crecimiento ilimitado
ni, mucho menos, la aspiración a construir el Paraiso Terrenal o
volver a la Edad de Oro, una aspiración que que tiene raices históricas,
culturales y sociales, e influencia inesperadas a las que los geógrafos
deberían prestar mas atención.
Hemos de dedicar también mas atención a las utopías
creativas y positivas, que suponen propuestas imaginativas sobre la organización
social del futuro.
Y necesitamos pensar mas en la ética. Seguramente uno de los principales
problemas del mundo actual es la necesidad de elaborar una ética
social laica consensuada.
No podemos seguir aceptando que las únicas válidas sean las
de origen religioso. Necesitamos pensar mas en la dimensión ética,
en una ética racionalmente elaborada y socialmente consensuada.
Una ética de la moderación, la mesura, el acuerdo y la busca
de la felicidad individual con sensatez y con sentido de las posibilidades
y las limitaciones.
En todo caso, teniendo presente la situación de algunos países
iberoamericanos valdria la pena recordar una idea de Albert Camus: "hay
que luchar por la verdad de cada uno, pero procurando que no la maten las
mismas armas con que se la defiende".
Establecer redes
Esta conferencia tiene como uno de sus temas fundamentales el de la globalización.
Se ha hablado mucho de un mundo cada vez mas interconectado. Y los geógrafos
no pueden quedar al margen de esa evolución.
El cambio internacional y la globalización nos impone nuevas responsabilidades.
Tenemos necesidad de conectarnos a redes nacionales (ACOGE es una de ellas)
e internacionales, y de crear otras nuevas controladas por nosotros.
Las técnicas disponibles permiten ya eso hoy, a un coste relativamente
accesible. Hemos de utilizar la tecnología con imaginación
y audacia.
Hoy son cada vez mas los científicos que trabajan en lo que se ha
llamado teleciencia. Es decir una comunicación basada en redes informáticas,
con acceso instantáneo a las bases de datos y comunicación
permanente entre científicos; y dentro de muy poco con telepresencia.
Los científicos hoy día trabajan en redes.
Necesitamos urgentemente conectarnos a través de redes. Internet,
el correo electrónico y la WWW nos ofrecen hoy instrumentos de conexion
que no debemos desaprovechar, una auténtica revolución. Existe
en este momento la posibilidad de establecer desde el ordenador personal
contactos no controlados jerárquicamente. Redes descentralizadas
y conectadas entre sí, con intercambio instantáneo de mensajes
y que se convierten en foros de debate abierto y permanente(7).
La geografía y la globalización
Estoy seguro de que reflexionando críticamente los geógrafos
colombianos harán aportaciones de gran valor a los temas de este
congreso, y especialmente al tema de la globalización
Aportaciones que son especialmente necesarias en un momento de cambios
profundos en el mundo. Y de cambios profundos en Colombia, generados, en
buena parte, por el mismo fenómeno de la globalización de
las actividades económicas y el nuevo orden político mundial.
Conviene tener presente que la globalización es un fenómeno
irreversible, ante el que no caben actitudes de ignorancia o abstención.
Y confío en que los geógrafos de este país van a sacar
las consecuencias oportunas para orientar su trabajo intelectual.
La globalización está ya produciendo una transformación
en la geografía de Colombia, y debe impulsar también la elaboración
de una nueva ciencia geográfica en este país.
Una nueva Geografía en la que los geógrafos sean conscientes
de las interacciones a escala mundial, que les permita plantear los problemas
a escala global, mirando a Europa y Estados Unidos, pero también
al Pacífico, a Asia, a Africa.
Y una nueva Geografía con la que seguramente se entenderá
mejor a la misma Colombia, estudiándola con el bagaje intelectual
que proporcionan los análisis comparados y los nuevos métodos
de análisis.
Y, sobre todo, una geografía donde el énfasis en la globalización
y en el contexto global conduzca a la integración y no al aislamiento,
al diálogo, y no al solipsismo y a la integración iberoamericana
y no al nacionalismo estrecho.
Seguramente pueda afirmarse que, en conjunto, la globalización es
un fenómeno muy beneficioso.
Países antes considerados atrasados - como algunos países
asiáticos- se incorporan a la economía mundial y mejoran
su nivel de vida, gracias, desde luego a un gran esfuerzo de trabajo e
imaginación.
Si ese desarrollo y la competencia creciente de los productos asiáticos
tiene consecuencias negativas para la industria europea o norteamericana
-o para la misma industria colombiana- ello solo significa que a escala
mundial se va a producir un equilibrio en los niveles de renta y bienestar.
La globalización es irreversible. No cabe ni la ignorancia ni la
vuelta atrás.
Por eso, o se acepta con todas sus consecuencias, o se buscan alternativas.
No pueden admitirse ni los tonos quejumbrosos o lastimeros, ni los intentos
de ignorar los procesos que se producen a escala mundial. Ni tampoco aquellas
propuestas que en un mundo cada vez mas interconectado piden el levantamiento
de barreras aduaneras frente a la competencia exterior.
Pero es muy importante ser plenamente consciente de lo que está
en juego. Y eso no afecta solo a la dimensión económica,
sino también a esfera cultural y a la política.
Por eso, tal vez, la consigna debería ser ésta:
Globalicémonos pronto, sin perder la identidad, antes de que
nos globalicen y la perdamos del todo.
Pero podemos decir mas aún.
En un mundo en el que la globalización se impone, Hispanoamérica
(es decir el conjunto de los países de lengua y cultura española)
e Iberoamérica (es decir el conjunto de los países de lengua
española y portuguesa) deberían ser bien conscientes de que
las cuestiones básicas tal vez sean, además de las económicas,
las políticas y culturales.
Es decir, tal vez la cuestión esencial para resistir en el nuevo
mundo que se está construyendo sea la unificación de los
países iberamericanos y el reforzamiento de su identidad cultural.
La globalización debería imponer urgentemente la conciencia
de la necesidad de la unificación y la integración. Es decir
-insisto- debería impulsar la cooperación, la asociación
y la solidaridad, en lugar de la fragmentación, el aislamiento y
la confrontación.
O para ser mas preciso: los países iberoamericanos deben recordar
su historia común y su identidad. Deben, simplemente, seguir el
camino que les marcaron los libertadores, y especialmente el camino que
les marcó Bolívar, cuando el 6 de septiembre de 1815 escribía:
"Es una idea grandiosa pretender formar de todo el Mundo Nuevo una
sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre
sí y con el todo. Ya que tiene un origen, un lengua unas costumbres
y una religión, debería por consiguiente tener un solo gobierno
que confederase los distintos estados que hayan de formarse".
Notas
1. Texto de la conferencia pronunciada en el Congreso
de la Asociación Colombiana de Geógrafos (ACOGE) celebrado
en Ibagué los días 6-11 de agosto de 1996.
2. CASSIRER, Ernst. El problema del conocimiento en la filosofía y en la ciencia moderna, Trad. castellana. México: Fondo de Cultura Económica, 3ª reimpresión 1979. ; y H. CAPEL. Filosofía y ciencia en la geografía contemporánea. Barcelona: Barcanova, 1981.
3. Por ejemplo en Harvard, Chicago y alguna otra norteamericana. Respecto al caso de la Universidad de Harvard, véase Thomas F. GLICK. Antes de la revolución cuantitativa: Edward Ullman y la crisis de la geografía en Harvard (1940-1950). Geo Crítica, Barcelona, nº 55, enero 1985.
4. La polémica de la geografía social en Alemania. I, Sobre la concepción de la geografía social. Geo Crítica, Barcelona, nº 21, mayo 1979.
5. HAMILTON, David P. Research papers: who's uncited now?. Science, 4 January 1991, 4. Cit por ABLER, Ronald S. Desiderata for Geography: an institucional view from the United States, en JONHSTON (Ed.), 1993, págs. 215-238, pág.228.
6. Abler, 1993 (cit en nota 5), pág. 216.
7. En ese contexto hemos abierto una
página Web con el nombre de Geo Crítica en la que daremos
información sobre actividades relacionadas con esta revista e incluso
los textos ya publicacos de la misma y de otras publicaciones. A partir
de ella deseamos apoyar la constitución de una Red Geo Crítica
Internacional (nombre provisional). La dirección es la siguiente:
http://www.ub.es/geocrit/menu.htm
Invito desde aquí a incorporarse a ella a todos
los profesores e investigadores de geografía y ciencias sociales
que lo deseen.
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