REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES (Serie documental de Geo Crítica) Universidad de Barcelona ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98 Vol. XIII, nº 802, 15 de noviembre de 2008 |
LA ORDENACIÓN DEL TERRITORIO EN PERSPECTIVA. A PROPÓSITO DEL LIBRO: “INTRODUCCIÓN A LA ORDENACIÓN DEL TERRITORIO. UN ENFOQUE GEOGRÁFICO" DE V. BIELZA
BIELZA DE ORY, Vicente. Introducción a la ordenación del territorio. Un enfoque geográfico. Zaragoza: Ed. Prensas Universitarias de Zaragoza, 2008. [ISBN: 978-84-7733-989-2]
Andrés Precedo Ledo
Universidad de Santiago de Compostela
Palabras clave: ordenación del territorio, planificación, desarrollo regional, metodología geográfica
La Ordenación del territorio: una cuestión poliédrica y mutante
Es bien conocida la dificultad de escribir un manual sobre un tema tan complejo y de contenidos tan diversos como es la ordenación del territorio. Varias son las razones de ello. Me circunscribiré a cuatro.
Por un lado, la dificultad de aunar la visión teórica con la práctica, máxime cuando en los nuevos planes de estudio a esta disciplina, que forma parte de diferentes titulaciones, se le asigna un perfil profesionalizante. Es decir, que debe tener un contenido orientado a la formación de los estudiantes, y de los lectores en general, hacia un punto de vista profesional, aunque ello no implique necesariamente convertir dicho contenido en una compendio de disposiciones de carácter técnico y de metodologías estrictamente clasificatorias. En este sentido, debo dejar constancia que el manual que me ha servido de pretexto a esta reflexión, se aleja de lo dicho, por cuanto aborda tales contenidos con un sentido aplicado pero con un enfoque académico, que añade el valor de la teoría y de la critica intelectual de un autor que conoce el tema desde el doble punto de vista de la teoría y la práctica profesional. Una demostración de que la ordenación del territorio debe analizarse teniendo en cuenta los aspectos críticos que subyacen a las meras formulaciones prácticas, si no se quiere reducir su ámbito a una praxis vacía de ideas.
Por otro lado, hemos de tener en cuenta que existe un difícil campo de fricción entre la ordenación del territorio, la organización administrativa, el desarrollo regional y el planeamiento urbanístico, de tal modo que si uno examina los documentos de ordenación del territorio elaborados en las diversas Comunidades Autónomas españolas, percibe que cada una se enfoca en un sentido especifico predominante. Unas se asemejan a planes estratégicos de desarrollo regional, otras a la aplicación de la filosofía y la doctrina urbanística a un ámbito regional, otras a un esquema jerarquizado de clasificación y zonificación territorial, y las más a una amalgama de contenidos. Si trascendemos el ámbito español lo mismo ocurre. Para constatarlo resulta elocuente comprobar como se denomina y como se enfoca la planificación del territorio o la planificación espacial en los diferentes ámbitos geográficos, con claras variedades dentro de Europa, y con importantes diferencias entre los modelos europeos y los americanos. Tanto es así que no ha sido posible en Europa llegar aun acuerdo sobre una denominación única para todos los países. Efectivamente, nuestra propia denominación de ordenación del territorio es resultado de una extensión del concepto de ordenación urbana a un ámbito territorial más extenso, fuera nacional o regional, pero con un enfoque ordenacionista de tipo administrativo; en Francia el término “aménagement du territoire” está más orientado al equipamiento del mismo y a su articulación desde una preocupación centrada en la gestión; en el Reino Unido, con “spatial planning”se entiende una actividad orientada a la zonificación del uso del suelo predominantemente, y en los países del Este, como Polonia, se confunde con el desarrollo regional.
En tercer lugar, porque se trata de un contenido en permanente evolución, tanto en los principios, como en los métodos, y en el mismo objeto, al menos tal como se desprende del análisis comparado de las diferentes definiciones. Una evolución que refleja los cambios filosóficos, ideológicos, y técnicos que inciden en la comprensión e interpretación de los fenómenos asociados a los modelos del desarrollo, y que por eso van adquiriendo enfoques preferenciales diferentes. Baste pensar la revolución que introdujo en los años noventa la incorporación del desarrollo sostenible como principio rector de las políticas territoriales, lo cual se podría hacer extensible a la diferente perspectiva con que deben abordarse los problemas territoriales cuando el marco de referencia es la preocupación por el cambio climático y la necesidad de arbitrar medidas reductoras del mismo; tanto es así que la conceptualización del modelo de crecimiento urbano ha experimentado una mutación radical que afecta a la totalidad de la ordenación territorial. Finalmente, algo parecido habría que decir de los avances tecnológicos y su influencia en la adopción de unos u otros modelos de desarrollo espacial. Y que decir de la globalización y los procesos de acumulación, de la ampliación de los desequilibrios territoriales y del aumento de las desigualdades sociales y económicas que lleva asociados, y que necesariamente requerirán un esfuerzo reflexivo y critico, profundamente critico, de tales postulados. Podríamos añadir los efectos previsibles de los nuevos sistemas de transporte, de la nueva crisis de la energía y de sus consecuencias en la ampliación de las relaciones espaciales y de los sistemas urbanos. Son solo unas referencias sucintas de la necesidad de desencuadrar la ordenación del territorio de su posicionamiento como una disciplina preferentemente técnica, carente de otra reflexión que no sea la adopción imitativa de los principios al uso y de una metodología pensada mas desde la practica que desde la anticipación del futuro; porque la ordenación del territorio, además de ser una instrumento para reordenar o recuperar el orden lógico, alterado por el desorden generado por los procesos de crecimiento, como bien señala el autor, es también un instrumento para anticipar el futuro, y ello requiere pensar ese futuro desde una visión critica del presente, e incluso del pasado reciente, para sentar las bases de un futuro mejor para las personas y los grupos sociales que deben habitar y desenvolver sus actividades en un territorio dado.
En cuarto lugar, y en correlato con el punto anterior, cabe señalar el carácter multidisciplinar que la política territorial posee, y más aún cuando uno de sus objetivos es dibujar el escenario territorial futuro para una sociedad local dada. De ahí que esta tarea haya estado siempre asociada a la visión prospectiva del desarrollo territorial, fuera cual fuera el enfoque asumido. No olvidemos que en los últimos años se ha experimentado un creciente interés por los componentes territoriales de los planes regionales, subrregionales o metropolitanos, bien fuera desde el punto de vista del desarrollo sostenible, del desarrollo local, del desarrollo regional, de la planificación estratégica y del propio marketing territorial, de modo que aun existiendo diferentes sistemas de procesarlos, todos tienen en común el tener en el centro del proceso al territorio, bien sea entendido como soporte o como proyecto. Esto ha incrementado el interés y la multidisciplinariedad de los trabajos relativos al desarrollo territorial, produciéndose esa convergencia entre ellos que ha dado lugar a un punto de encuentro que denominamos como desarrollo territorial, en el cual se encuadran los postulados clásicos de la ordenación del territorio con los del desarrollo regional y local y con los relativos a la organización administrativa. A ellos, ellos podríamos añadir las identidades territoriales como factor creador de capital social e innovación (Precedo, A. 2004), en el contexto de la participación creativa o lo que es lo mismo de la cocreatividad, cuya inclusión nos llevaría a ampliar el punto de vista de la ordenación o la planificación territorial a otras disciplinas relacionadas con el comportamiento social de los individuos, añadiendo nuevos contenidos derivados de disciplinas sociales que hasta ahora han estado postergadas en relación con las de carácter técnico (ingeniería de transportes, arquitectura, economía y geografía). Hace bien el autor por acotar su titulo añadiendo que se trata de un enfoque geográfico, el cual por cierto ha estado siempre presente en el núcleo de la planificación territorial, por cuanto la síntesis geográfica ha sido la elaboración teórica más próxima al concepto básico de la ordenación del territorio.
A estas cuatro razones, podrían añadirse probablemente otras muchas, para justificar y explicar lo que quiero decir cuando aludo a la complejidad y a la diversidad como criterios de valoración del manual que ha suscitado esta reflexión. Un manual que ha sabido combinar la mayor parte de los enfoques señalados y que, ante el riesgo de perderse en disquisiciones filosóficas, ha optado por hacer cumplida referencia a las más importantes, y completarlas con un contenido aplicado que proporciona al lector, y al alumno en particular, un conocimiento suficiente y útil para formarse en la ordenación del territorio y para adentrarse con una visión amplia en las complejidades de este tema.
Los manuales geográficos sobre ordenación del territorio publicados en España
Por las razones antedichas no han sido muchos los manuales escritos en España sobre esta materia, aunque la bibliografía haya sido muy abundante para muchos de los aspectos que están comprendidos bajo el epígrafe ordenación del territorio, pero deben ser considerados como textos especializados más que como manuales. Por eso, y limitándome a la literatura geográfica, de entre todos ellos, destacaré cuatro libros, de los cuales solo uno se ajusta adecuadamente a lo que debe ser un manual, y los otros dos se inscriben en la categoría de textos generalistas complementarios.
El manual al cual me he referido es el elaborado por los profesores R. Pujadas y J. Font, con el título “Ordenación y planificación territorial“ (Madrid, ed. Síntesis, 1998, 399 pp.) Con un enfoque regional de la ordenación del territorio se analiza sucesivamente la política regional, la planificación territorial, prestando atención a los territorios especialmente vulnerables (zonas de montaña, frente litoral etc.) y el planeamiento urbano y metropolitano, para terminar en la planificación estratégica con un enfoque también territorial. Como se desprende de esta breve enumeración, su contenido se adecua razonablemente a los esquemas metodológicos y de gestión que contienen la mayoría de los documentos de política territorial redactados en estos últimos años, por lo cual su enfoque mantiene su vigencia, y sigue siendo, a mi modo de ver, un manual muy recomendable para quien esté interesado por un acercamiento a la ordenación del territorio desde un interés fundamentalmente práctico. Cabe resaltar también que los autores han hecho un importante esfuerzo pedagógico para evitar que el libro fuera una acumulación de documentos técnicos inconexos carente de sentido pedagógico, por lo cual también desde el punto de vista didáctico el libro reúne todos los requisitos para ser considerado como un manual.. Por todo ello, sigue siendo un buen recurso técnico y tiene el merito de adoptar un enfoque estratégico, que hoy debe estar presente en la formulación de objetivos y acciones de todos los informes y estudios territoriales, hasta el punto que en la actualidad casi todos los planes estratégicos de reciente elaboración asumen cada vez mas una dimensión espacial muy semejante a lo que tradicionalmente entendemos como ordenación del territorio, lo mismo que ocurre con los planes de desarrollo territorial integrados elaborados desde la filosofía propia del desarrollo local, tal como anteriormente señalé a propósito de la convergencia territorial. De todos modos, este manual, por su enfoque aplicado, precisaba ser complementado por otros que aportaran contendidos teóricos con un sentido critico y valorativo, para favorecer la imprescindible reflexión intelectual previa que la puesta en marcha de un proyecto de este tipo requiere, así como para conocer el recorrido histórico o evolutivo de la misma teoría o de las principales corrientes de pensamiento que en cada momento la sustentaron. Y esto es, entre otras cosas, lo que viene a cubrir el manual del Prof. Bielza.
Me he referido anteriormente a otros dos textos complementarios. El primero de ellos fue escrito por A. Hildebrand y se titula “Política de Ordenación del Territorio en Europa” (Univ. Sevilla, 1996) Como su nombre indica es un buen libro para conocer las diferentes políticas e instrumentos de ordenación territorial en Europa y especialmente del entorno centroeuropeo, en cuyo contexto se inscribe la primera etapa de experiencia profesional del autor. Por eso, su contexto es muy diferente al español, dado que en esos países existe una cultura de cooperación interadministrativa que facilita la puesta en marcha de proyectos de desarrollo territorial, como comprobé con ocasión de la redacción de un estudio que hice para el Consejo de Europa sobre la cooperación de las entidades locales para el desarrollo local, y que fue recogido en una resolución del propio Consejo de Europa (R 257/93) a la cual se hace referencia en el texto de Bielza, y que fue elevada al Parlamento europeo, para la consideración de la comarca o del “pays” como escala territorial propia del desarrollo local, y que se aplicó después a las sucesivas convocatorias de programas de diversificación productiva en espacios rurales (LIDER).Y precisamente por eso una perspectiva de la gestión del territorio de los países donde estas políticas han adquirido mayor desarrollo resulta de sumo interés para formar a los estudiantes que quieran profundizar en la naturaleza de las políticas de ordenación del Territorio en Europa. Naturalmente, porque no era su objeto, en el libro no se incluyen referencias a Estados Unidos o Sudamérica, que el manual del Prof. Bielza contiene, aunque de una manera resumida pero suficiente para acercarse a otros ámbitos de los que tradicionalmente se estudian en España.
El tercer libro al que hice referencia es el que escribió M. Benavent sobre “La Ordenación del Territorio en España: evolución del concepto y de su práctica en el siglo XX” (Univ. Sevilla y Junta de Andalucía, 2006, 455 pp.) y que de alguna manera es complementario del anterior El libro está basado en el texto de su tesis doctoral y, en él, el autor adopta una perspectiva de la ordenación del territorio a partir de la doctrina administrativa sobre la ordenación urbana, es decir la que soporta los planes generales de ordenación urbana en España. Pudiendo inscribirse por tanto en la corriente administrativista imperante en al doctrina jurídica española. Desde este punto de vista analiza la praxis reciente con el estudio de los instrumentos legales de ordenación del territorio. Téngase en cuenta que en España es esta una competencia transferida a las Comunidades Autónomas en cuyo ejercicio han elaborado y aprobado sus respectivas leyes de ordenación del territorio que contienen los instrumentos de planificación que en cada caso se consideran, y que, en todos culmina con las directrices de ordenación del territorio de cada Comunidad Autónoma que es la ley marco regional para el territorio. Pero hay que tener en cuenta que el hecho de haber promulgado una ley de ordenación del territorio no implica que necesariamente se desarrollen todos los instrumentos previstos, tratándose por lo tanto de una cuestión bien diferente a lo que aquí nos ocupa, como es la teoría y práctica de la ordenación del territorio. Cabe señalar también que el libro hace especial referencia, entre las Comunidades Autónomas, a Andalucía. Frente al carácter didáctico de los anteriores libros, este tiene más valor como fuente de información para conocer los documentos legales y su evolución en España, que como manual aplicado a la docencia, pudiendo considerarse más bien como un libro de consulta, aunque en este campo de trabajo existen otras fuentes en el ámbito profesional propio de los juristas.
Estamos, por todo ello, ante un tema que presentaba una importante carencia, por lo cual el manual que el Prof. Bielza acaba de publicar viene a llenar una buena parte de esos vacíos, y sobretodo a ampliar los contenidos, desde la aplicabilidad técnica a la elaboración de un cuerpo teórico explicativo. Lógicamente una obra de este tipo, que combina la teoría con la práctica y que, mediante un estudio comparativo de los principales ámbitos geográficos y un análisis evolutivo desde el punto de vista de las aportaciones científicas, requiere una importante madurez académica y práctica, pudiendo por ello considerarse entre las obras de referencia.
Un manual completo y actualizado sobre Ordenación del territorio
Como reza su título, el libro que comento, no pretende ser más que una introducción a la ordenación del territorio, y por eso, tal como el autor anuncia al final del prólogo “está abierta a un desarrollo posterior y más pormenorizada de los planes”, es decir, a una segunda parte que desarrolle más en detalle los planes y directrices que aborda a partir del capítulo séptimo. A tenor con lo dicho anteriormente esta pretensión no sería necesaria, pero su publicación va a suponer una aportación importante porque dejará cubiertas todas las áreas especificas de la ordenación del territorio.
El libro comienza con una parte general que se inicia con una introducción conceptual, en la que se aborda el enfoque geográfico de una materia que se caracteriza por ser interdisciplinar, siendo la transdisciplinariedad una preocupación constante del autor, y es precisamente desde esta perspectiva desde donde debe examinarse el texto. Pero es la visión geográfica del territorio no solo la razón del subtítulo, sino también la orientación específica del manual. Un enfoque propio de la geografía que no siempre es fácil encontrar en otros manuales, aunque estos hayan sido escritos por geógrafos. Y esta afirmación, que podría ser interpretada como corporativista no lo es tanto, cuando se sopesa la importancia de las aportaciones teóricas y aplicadas que tantos geógrafos europeos y americanos hemos hecho, no siendo extraño que desapasionadamente puede decirse que fuimos los pioneros de la interpretación del territorio y del paisaje desde una perspectiva interrelacional y dinámica. Por lo demás, en este primer capítulo ya se detecta la orientación de la obra hacia la tradición historicista francesa, precisamente donde la ordenación del territorio ha adquirido mayor desarrollo, y donde son numerosos los geógrafos, que como él mismo autor, han combinado la docencia con la práctica de ordenación territorial. Se citan también interesantes precedentes de la geografía anglosajona, pudiendo encontrarse amplias referencias a autores como Christaller, Stamp, Labasse, Berry, Hall y Goodchild. Caben destacar las referencias del autor a las contribuciones del alemán Christaller, por cuanto en la literatura geográfica española no habían sido valoradas adecuadamente, tal vez porque solo se divulgó una parte de su obra; por lo cual ésta podemos incluirla entre las aportaciones significativas del autor.
El segundo capítulo sigue también la línea de autores como Stamp o Labasse que en sus respectivos manuales centran el debate territorial sobre los desórdenes espaciales, entre los que incluyen las desigualdades regionales y los desequilibrios territoriales, interpretando en este sentido la ordenación del territorio como una política para corregir dichos desórdenes. Y esta es también una idea que va a presidir la mayor parte de la obra, aunque añadiendo a las preocupaciones clásicas los nuevos retos medioambientales y de sostenibilidad. Una preocupación tal vez excesiva por el problema del orden territorial y que tenia mas justificación en la fase industrial que en un mundo globalizado, donde los retos son más amplios y la resolución de los problemas debe mirar más al futuro que al pasado, ya que como anteriormente he dicho la ordenación del territorio, al ser una disciplina prospectiva, tiene también como finalidad sentar las bases para el diseño de los nuevos escenarios territoriales que den respuesta eficaz a los grandes problemas globales, y que tan directamente afectan al territorio, y al crecimiento de las ciudades en particular, en su relación con el cambio climático, consumo de energía etc. Pero no cabe duda que la opción prospectiva encuentra un interesante campo de reflexión en las experiencias del pasado Así debe entenderse la inclusión de un extenso apartado dedicado al mundo antiguo y medieval que recoge lo que pueden considerarse antecedentes históricos de la ordenación del territorio, tal como hicieron en su momento los autores al principio citados. Independiente de la innegable y sugerente aportación que estas más de cincuenta páginas constituye, que recuerdan las que en su momento hicieron autores como L. Benévolo y Chueca Goitia para el estudio histórico del urbanismo y de la ciudad, el Prof. Bielza aborda con amplitud los modelos de ocupación de nuevos territorios en las civilizaciones clásicas del Mediterráneo, como los egipcios, griegos y romanos, y se centra después en una teoría original del autor sobre la génesis ideográfica de la ciudad medieval de plano regular, y su enlace con la creación de nuevas ciudades en la colonización americana. Un tema, como dije, sugerente pero que requeriría a mi modo de ver una continuidad, ya que otras aportaciones posteriores (lo relatado se termina en el sigo XVI) no han sido incluidas o fueron tratadas levemente en posteriores capítulos. Bien es cierto que la etapa posterior a la revolución industrial es más conocida y ha sido objeto de múltiples tratamientos. Con todo, es sin duda un campo de interés y que admite un más amplio tratamiento. En todo caso, como muy bien dice el autor, el valor que tienen dichas soluciones se fundamenta en la huella que han dejado sobre el territorio actual y por su influencia en las actuales estructuras territoriales, ya que forman parte importante de nuestro patrimonio paisajístico de naturaleza cultural, y que debería de recibir cada vez mayor atención en los trabajos de ordenación del territorio.
En el capítulo tercero, se aborda la problemática actual de la ordenación territorial desde un enfoque integral que engloba las políticas sectoriales. Por eso expone la necesidad de integrar en las políticas de ordenación del territorio tales políticas sectoriales, tanto en el ámbito europeo como en el español y dentro de este nivel en las Comunidades Autónomas. En este contexto trata de la relación con otras medidas sectoriales de naturaleza espacial: urbanística, regional y ambiental. Señala asimismo objetivos e instrumentos comunes a todas ellas y aquello que las diferencian, propugnando la necesidad de considerar como un conjunto unitario e interrelacional tanto a la política territorial general como a las que abordan el territorio en ámbitos específicos o sectores del mismo.
El capitulo cuarto tiene un interés especial, ya que trata de demostrar que las políticas ordenadoras del territorio son necesarias, independientes de cual sea la inspiración ideológica o el sistema imperante, porque en todos los casos el territorio debe ser ordenado, pudiendo afirmarse que existen, a pesar de las divergencias, intereses confluyentes, tanto bajo los antiguos sistemas comunistas o por las diversas formulaciones del capitalismo nacional y mundial, ya que en ambos casos su necesidad esta justificada por la corrección de las desigualdades. En este punto el autor sostiene que estas desigualdades no han sido generadas por el sistema socioeconómico -como opinaba Labasse-, sino por la búsqueda de las economías de escala inherente a la localización industrial. Una tesis que, seguramente admitiría una amplio debate, pero que en todo caso tiene menos actualidad que en el pasado por cuanto los postulados de la globalización son muy distintos, y los crecientes desequilibrios que genera están directamente vinculados a los intereses del capitalismo neoliberal, en cuyo contexto el capitalismo mundial, el de la globalización, esta más relacionado con la teoría del comercio internacional, la teoría de las ventajas comparativas, con la nueva movilidad del capital y de la información y con otros factores de naturaleza técnica o tecnológica, que requiere retomar el viejo debate de las economías de escala, incluyendo las deseconomías sociales y ambientales, desde una perspectiva global. Un último punto a destacar en este capítulo es la especial atención que el autor presta a la política europea, pero más aún al estudio de la ordenación del territorio en Norteamérica y en América Latina, por cuanto estos ámbitos, como antes he dicho, no suelen estar presentes en los manuales españoles, y que el autor aborda con acierto, constituyendo por eso una más de la aportaciones del libro.
En el capítulo quinto se analiza la Ordenación territorial en España, diferenciando, en la etapa preautonómica, la política regional de la planificación física del suelo. La nueva etapa que se abre a partir de la Constitución de 1978 y del ingreso de España en la Unión Europea nos sitúa en un contexto competencial distinto, pivotando sobre las Comunidades Autónomas y teniendo en cuenta las directrices europeas en esta materia.
Como consecuencia de lo anterior, en el capítulo siguiente se aborda el tema de los agentes públicos y privados que intervienen en la ordenación del territorio, empezando por las Administraciones (UE, Estado, Regiones, administraciones locales) siguiendo por los agentes sociales, y terminando con la participación ciudadana, insistiendo en su necesidad en la planificación actual y analizando las fórmulas convencionales que han sido utilizadas para hacerla efectiva.
Una vez leídos los capítulos anteriores, el lector o estudiante está ya preparado para profundizar en los planes y directrices como instrumentos básicos de la ordenación del territorio en España, que son abordados desde una concepción sistémica del territorio (sistema de ciudades), desde la ordenación jerárquica de los planes, y desde una consideración sistémica de sus contenidos. Para su elaboración se incluye una metodología que, partiendo del análisis de reconocimiento territorial, sigue con el diagnóstico de los desequilibrios, lo que lleva a la definición de estrategias y a las propuestas normativas, lo que -para muchos- son las directrices propiamente dichas. Se estudian después los otros instrumentos de ordenación: programas, procedimientos de gestión coordinada, proyectos de interés supramunicipal, informes de evaluación de impacto ambiental y del paisaje, y todo ello mediante planes y proyectos.
Finalmente, el último capítulo está dedicado a estudiar los diferentes instrumentos en las Comunidades Autónomas y su evolución y su posicionamiento ante los nuevos retos de la Unión Europea.
En conjunto, se trata de una obra creativa, fruto de la experiencia y del conocimiento del autor, que aun siendo presentada como manual, y siéndolo, posee también características de un libro de carácter teórico, y más aún, de ensayo; por cuanto tiene aportaciones originales, que proceden de la reflexión, de la investigación del autor y de su experiencia en distintos planes, especialmente referidos al territorio aragonés. Se puede clasificar por eso como manual pero también como una obra de pensamiento geográfico sobre el territorio.
Bibliografía
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PRECEDO, A. Nuevas realidades territoriales para el siglo XXI. Madrid: Ed Síntesis, 2004.
PRECEDO, A. El modelo de desarrollo comarcal en Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles. P. 29-46, Nº 38, 2004.
PRECEDO, A. Cooperación intermunicipal e identidad territorial en espacios rurales: el futuro de la comarca.Urban Public Economics Review. P. 113-150, Nº 6, 2006.
STAMP, L.D. Applied Geography. Londres: Penguin Booke, 1960.
[Edición electrónica del texto realizada por Miriam-Hermi Zaar]
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Ficha bibliográfica:
PRECEDO LEDO, Andrés. La ordenación del territorio en perspectiva. A propósito del libro: "Introducción a la ordenación del territorio. Un enfoque geográfico" de Bielza de Ory, Vicente. Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. XIII, nº 802, 15 de noviembre de 2008. <http://www.ub.es/geocrit/b3w-802.htm>. [ISSN 1138-9796].