REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES (Serie documental de Geo Crítica) Universidad de Barcelona ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98 Vol. IX, nº 552, 15 de diciembre de 2004 |
REFLEXIONES SOBRE
LA DIALÉCTICA DE ESCALAS EN EL EXAMEN DE
LOS PROCESOS DE
DESARROLLO GEOGRÁFICO DESIGUAL.
Cristina O. Valenzuela
Instituto de Investigaciones
Geohistóricas-CONICET
Universidad Nacional
del Nordeste
Argentina
Reflexiones sobre
la dialéctica de escalas en el examen de los procesos de desarrollo
geográfico regional (Resumen)
La determinación
de las escalas espaciales más adecuadas para el estudio de un problema
geográfico concreto es compleja. Significa básicamente
la selección inicial de una escala por sobre las demás.Esto
a su vez, sugiere la consideración de dos cuestiones: cómo
se define una escala y cuál es la adecuada para el estudio de la
realidad, ya que lo que parece significativo o tiene sentido en una escala
no tiene por qué registrarse en otra con la misma intensidad o importancia.
El objetivo del presente trabajo es contribuir a la discusión sobre
el tema, subrayando la importancia de las conceptualizaciones sobre las
escalas espaciales y su aplicación en el análisis de los
procesos de desarrollo geográfico desigual
Palabras clave: Escalas espaciales , desarrollo geográfico desigual.
Reflections on
the scale dialectics in the regional geographical development processes
analysis (Abstract)
The determination
of the suitable space scales more for the study of a concrete geographic
problem is complex. It basically means the initial selection of a scale
by on the others. This as well, suggests the consideration of two questions:
how a scale is defined and which is the adapted one for the study of the
reality, since what it seems significant or it has sense in a scale does
not have why to register in another one with the same intensity or importance.
The objective of this paper is to contribute to the discussion on the subject,
emphasizing the importance of the conceptualizaciones on the space scales
and their application in the analysis of the processes of unequal geographic
development
Key words: Space scales, unequal geographic development.
Introducción.
La determinación de las escalas espaciales más adecuadas para el estudio de un problema geográfico concreto es compleja. Significa básicamente la selección inicial de una escala por sobre las demás.Esto a su vez, sugiere la consideración de dos cuestiones: cómo se define una escala y cuál es la apropiada para el estudio de la realidad, ya que lo que parece significativo o tiene sentido en una escala no tiene por qué registrarse en otra con la misma intensidad o importancia.
El concepto de escala ha sido tradicionalmente asociado al nivel de generalización. A medida que tomamos distancia de la realidad, la generalizamos, mediante la consideración de un nivel de análisis como el "adecuado" por sobre los demás.
La selección de una escala como punto de partida, no es inocua ya que determina la relevancia de los fenómenos, su impacto y significado, y supone considerar a la escala elegida como la más apropiada, al mismo tiempo que se presenta como inevitable e implícita a todo estudio que parta acontecimientos especificos que suponen coordenadas espacio temporales concretas.
La instancia de especificación de la escalas se presenta como necesario punto de partida para la tarea descriptiva con arreglo a un orden, la cual exige la identificación de los agentes involucrados en el problema de estudio, y las expresiones de los fenómenos buscados -tanto en las prácticas y representaciones de los agentes involucrados, como en la presentación territorial de sus efectos.
Al examinar los procesos que han generado y generan la materialidad, la dinámica y la diferenciación del espacio geográfico (1), derivados de procesos anteriores, estamos enfocando una realidad contingente y dinámica que se caracteriza siempre en relación con su ubicación relativa a un contexto mayor. Esta relatividad exige un reconocimiento "desde afuera y desde arriba", tratando de considerar la dinámica oscilante de interacción entre los procesos globales y los regionales y locales, como una garantía de amplitud y para evitar sobredimensionar en un solo nivel de análisis, la importancia puntual de factores o elementos. Al respecto indica David Harvey
"Un error común tanto de la interpretación analítica como de la acción política se produce porque demasiado a menudo nos encerramos en una sola escala de pensamiento, tratando las diferencias en una escala como si fuesen la línea fundamental de la división política...El resultado final es que todas las formas de pensar que operan sólo en una escala se vuelven al menos cuestionables, si no directamente engañosas".
Este error es predominante por ejemplo, en el discurso actual de la globalización, sosteniendo que todo está fundamentalmente determinado a escala planetaria, pero no debe confundirse con la necesidad de la consideración inicial de una escala de análisis.
La complejidad se acrecienta al considerar las escalas temporales diferenciales de los elementos involucrados en el espacio geográfico. Como señala Horacio Bozzano, "En un mismo territorio, en una ciudad y más aún en una región, podemos leer e identificar tiempos geológicos, meteorológicos, hidrológicos, biológicos, sociales, políticos, psicológicos, económicos, cada uno con sus ritmos, sus duraciones".
Son los "tiempos de respuesta" de los que habla la Teoría de Sistemas, o la simultaneidad de diversas temporalidades sobre un trozo de la corteza terrestre, la concordancia de su existencia, que expresa Milton Santos, quien distingue "por un lado, una asincronía en la secuencia temporal de los diversos vectores y, por otro, la sincronía de su existencia común en un determinado momento. La comprensión de los lugares en su situación actual y en su evolución depende de la consideración del eje de las sucesiones y del eje de las coexistencias". Esto vuelve obvia la necesidad de una consideración simultánea de ambos ejes, ya que partiendo de una descripción sistemática de la situación actual, la misma sólo podría superar su condición de "inventario" en la medida en que se discriminase al área dentro de la cual se producen los procesos desde un ángulo puramente locacional, para luego concentrarse en la reconstrucción de las características específicas de los mismos. En esta búsqueda, las distintas temporalidades unidas por un área común de incidencia, implicarán también los "sesgos" entendidos como las inclinaciones que adquirirán los distintos estudios geográficos según pongan el énfasis en aspectos de la realidad con respuestas "lentas" (décadas, siglos, milenios) o bien resalten aspectos de respuestas más veloces, (como por ejemplo la volatilidad de los movimientos de capital a escala mundial).
El examen de este vasto y complejo conjunto, de la multiplicidad de procesos derivados de una realidad cada vez más volátil, fruto de acciones múltiples, de efectos inestables y que operan a su vez, en escalas rápidamente cambiantes, conlleva una serie de supuestos acerca de la conceptualización de la escala como instrumento de análisis.
Las conceptualizaciones de la escala
Javier Gutiérrez Puebla señala la necesidad de distinguir en primera instancia a la escala como categoría ontológica y como categoría epistemológica. En la primera, la idea de escala se asocia a la perspectiva que adopta el ser humano para aprehender y contextualizar la realidad; en la segunda, la escala significa la adopción de un nivel (magnitud, dimensión) a partir del cual se ha de analizar la realidad.
Para precisar el concepto y los alcances del término 'escala' este autor establece cuatro concepciones: la escala como tamaño, como nivel, como red y como relación. La primera se corresponde con la escala cartográfica, y establece órdenes de magnitud y de nivel de detalle o resolución. El segundo concepto alude a la escala como nivel jerárquico (local, nacional, global) mientras que la escala como red rechaza la idea de escala asociada a determinadas áreas y niveles y plantea la idea de redes de agentes que operan a distintos niveles y profundidades de influencia. Por último, el concepto más rico y de mayor potencial para el análisis geográfico es la escala como relación, apoyada en la idea de que cuando se cambia de escala, los elementos que se contemplan pueden ser básicamente los mismos; lo que cambia son las relaciones entre ellos y el modo en que destaca el papel que juegan, adquiriendo algunos una importancia diferencial. Esta relatividad en la visión de un mismo hecho desde distintas escalas genera "conflictos verticales" (entre la escala local con la regional y esta con la nacional) y "conflictos horizontales" (entre localidades, entre regiones, entre naciones).
La escala como tamaño puede ser definida por el número de veces que la realidad es reducida para su consideración. Es el concepto de escala cartográfica, en la cual esa reducción se expresa mediante una fracción, por ejemplo 1: 500.000, donde 1 es la realidad y 500.000 es el número de veces en que la realidad ha sido reducida para su representación cartográfica. Según el valor del denominador se denominarán planos (de 1:1 a 1: 10.000) cartas, de 1: 10.001 a 1: 500.000 y mapas de 1: 500.001 en adelante, y las escalas se clasificarán según el grado de detalle que admitan en la representación: los planos tienen escalas "grandes", que permiten un mayor grado de detalle, los mapas tienen escalas "pequeñas" por su menor grado de detalle.
La escala como nivel jerárquico implica admitir que entre la instancia mundial y la puntual existen toda una gama de niveles insertos unos en otros y asociados muchas veces a las divisiones políticas. Estos niveles son generalmente denominados como supranacional, macro, meso, micro y puntual. Dice José Ortega Valcárcel:
"Entre lo local y el espacio terrestre, el espacio geográfico se configura como instancias o sistemas de relaciones cambiantes. En su materialidad las denominamos sistema-mundo, 'mercado mundial', Estados, regiones, lugares, terrazgos, ciudades, mercados locales, lugares centrales, periferias, áreas industriales, centro urbano, city, suburbio, barrio, aldea, ciudad dormitorio, conurbación, megalópolis, entre otros muchos términos, que definen la trama conceptual de la Geografía. Constituyen la materialidad del discurso geográfico y son los elementos, el material con el que construimos la imagen compuesta del espacio geográfico como un "conjunto de conjuntos" o clases que se interpenetran...Cada ámbito define y constituye un espacio geográfico, pero forma parte, a su vez,de otros espacios geográficos, y engloba o vincula espacios geográficos específicos".
Al nivel escogido se revelan distintas realidades. Al respecto, M.Civit y M. Manchón, resaltan a la pequeña y la gran escala, las cuales pueden ser identificadas por sus cualidades. Las de la primera son : información estructurante, datos agregados, fenómenos latentes, tendencia a la homogeneidad y al modelo, valor de la organización y comunicación. En tanto que la gran escala se caracteriza por la información factual, datos individuales o desagregados, fenómenos manifiestos, tendencia a la heterogeneidad, valoración de lo vivido y de lo existencial.
Dentro de la conceptualización de la escala como red y como relación, M. Santos propone una interesante y original alternativa: en lugar de partir de una escala referida a una porción del espacio, aplica la noción de escala a los acontecimientos (2), siguiendo dos acepciones: La primera es la escala del "origen" de las variables involucradas en la producción del acontecimiento. La segunda es la escala de su impacto, de su realización.
Los acontecimientos no se dan aisladamente, sino en conjuntos sistémicos -verdaderas "situaciones"- que son cada vez más objeto de organización en su instalación, en su funcionamiento y en el respectivo control y regulación. De esa organización dependerán, al mismo tiempo, la duración y la amplitud de esas situaciones (3), las que, a su vez, admiten dos tipos de solidaridad. El primer tipo tiene como base el origen del acontecimiento, su causa eficiente, cuya incidencia se produce, al mismo tiempo, en diversos lugares, próximos o lejanos. Se trata aquí de acontecimientos solidarios pero no superpuestos: su vinculación procede del movimiento de una totalidad superior a la del lugar en el que se instalan. El otro tipo de solidaridad tiene como base el lugar de la objetivación del acontecimiento, su propia geografización. Aquí los diversos acontecimientos concomitantes son solidarios porque están superpuestos y ocurren en un área común. En el primer caso tenemos la escala de las fuerzas operantes y en el segundo tenemos el área de incidencia, la escala del fenómeno (4).
Así, la escala de origen del acontecimiento se relaciona con la fuerza de su emisor. Es poco probable que el gobernador de un Estado o el intendente (alcalde, administrador comunal) de un municipio tengan condiciones para generar otra cosa que acontecimientos regionales o locales, respectivamente. Mientras tanto, en el ámbito geográfico de una región o de un lugar, las escalas superiores de acción están frecuentemente enviando vectores. Estos vectores de diferentes niveles jerárquicos se combinan para construir solidariamente un área común de incidencia, que es su escala de realización. Normalmente los estudios geográficos se centran en esta última, en tanto área de ocurrencia (y superposición) de los acontecimientos. La misma reviste una extensión variable, que a su vez orienta la selección del nivel inicial de análisis.
Los distintos enfoques coexistentes, que han enriquecido la evolución de la Geografía particularmente en la segunda mitad del siglo XX conllevan sus propios supuestos filosóficos subyacentes, sus enfoques teóricos con una determinada concepción del espacio geográfico y sus especificaciones en relación con el objetivo de la disciplina, así como también ciertas tradiciones temáticas y preferencias metodológicas. También en estos enfoques es posible advertir cierta preferencia por temáticas que implican a su vez, la adopción de determinadas escalas de análisis. Esa inclinación por ciertas escalas es relativa y discutible e implicaría una larga fundamentación, pero a título ilustrativo es posible mencionar algunos ejemplos.
El posibilismo historiscista de la corriente regionalista francesa en la primera mitad del siglo XX privilegió la escala regional, corográfica, en el marco metodológico inductivo-historiscista para analizar el espacio absoluto. Los estudios en geografía a escala regional partían normalmente de la selección de una porción de la superficie terrestre, cuyos límites serían fundamentados a posteriori.
La nueva geografía, cuantitativa, teorérica o neopositivista, al concentrarse en la organización formal, estructural y en muchos casos abstracta, del espacio relativo, con metodologías hipotética-deductiva o inductiva probabilística, para la búsqueda del orden en el espacio y los modelos de organización espacial, osciló entre las escalas regional y mundial, primordialmente. En trabajos cuantitativos, el nivel de resolución viene dado y no se discute como tal, mediante la selección de porciones particulares de territorio derivadas de la organización política del mismo: Provincias, estados, distritos, departamentos. A estas unidades administrativas está referida la mayor parte de la información estadística que cuantifica los fenómenos referidos a aspectos sociodemográficos y económicos, particularmente.
La "región" seleccionada es "una realidad observable a diferentes escalas, en cuanto áreas organizadas por los grupos humanos y dotadas de una cierta cohesión. Según esto, cualquier punto del espacio podrá insertarse en regiones diversas según la escala que se considere" . Es, por tanto, una categoría espacial y permite clasificar al espacio según criterios cuantitativos (5) (homogeneidad, funcionalidad).
La Geografía del comportamiento y la percepción manifestó una preferencia metodológica por la escala local, (localidades, poblados, centros urbanos) al enfocar las percepciones individuales y grupales en espacios acotados (pero a este nivel exploró a su vez, la percepción del espacio personal, local, regional y lejano) partiendo del concepto del espacio geográfico como un espacio relacional.
La Geografía radical o crítica, desde su concepción del espacio como el escenario de los innumerables conflictos derivados de la acción del capitalismo a escala global, regional y local, exploró la dinámica entre las diferentes escalas, al enfocar las relaciones económicas asimétricas, el intercambio dispar y los procesos de desarrollo desigual.
La Geografía Humanista, en sus distintos enfoques (fenomenológico existencial, e idealista) enfatizó el concepto de "lugar", y con él la escala local. El lugar es construido por la propia experiencia humana y es posible indagar acerca de los significados y los vínculos emocionales existentes entre éste y sus habitantes, descrifrar las implicancias del "espacio vivido".
La dialéctica de escalas como instrumento de análisis de los procesos de desarrollo geográfico desigual.
En el contexto multiparadigmático de la Geografía contemporánea, el análisis de la realidad geográfica en una sola escala (entendida como tamaño o nivel) lleva a centrar la atención en las formas, en las distribuciones, en la organización y en la estructura, suponiendo su persistencia material y formal. La concepción de la escala como relación concentra más bien la atención en la dinámica de las relaciones entre los elementos que se contemplan y las jerarquías variables que algunos de esos elementos adquieren, su importancia relativa en los distintos niveles.
De todos modos, cualquiera sea el concepto adoptado, la relatividad en la visión de un mismo hecho desde distintas escalas constituye una opción sumamente enriquecedora para los estudios geográficos. Supone centrar la atención sobre los procesos que generan las formas, la materialidad y la dinámica del espacio geográfico en un instante determinado. Procesos que implican prácticas y representaciones de una gran variedad de agentes que construyen el espacio geográfico a distintas escalas y se derivan de procesos anteriores.
Hacer de los procesos un foco de atención preferente de la investigación geográfica representa definir estos procesos y vincularlos con sus condiciones de producción. Los procesos que modelan el mundo moderno, asociados al capitalismo y la sociedad industrial -o postindustrial en términos posmodernos- están relacionados con prácticas específicas, con representaciones particulares y con agentes determinados. El examen de este vasto y complejo conjunto impone una selección, dada la complejidad de los procesos derivados de una realidad cada vez más volátil, fruto de acciones múltiples, de efectos inestables y que operan a su vez, en escalas rápidamente cambiantes.
Los procesos de producción del espacio geográfico revisten dimensiones dada por los agentes intervinientes, que operan en distintos niveles o instancias (escalas) con sus prácticas materiales y sus representaciones mentales (imágenes y discursos). Como resultado de esta dinámica en el espacio geográfico se manifiestan los procesos de desarrollo desigual y diferenciación espacial.
El fenómeno de la globalización creciente de la vida en el nuevo milenio, lejos de disminuir los efectos geográficos, ha potenciado su influencia, en la medida en que cada lugar, cada región, exhibe dinámicas particulares, combinaciones originales, procesos específicos. A partir de la consolidación de los procesos de globalización (7) económica, política y cultural y la aceleración del desarrollo científico y tecnológico, adquieren particular relevancia los procesos de producción de diferencias geográficas. Estos procesos ponen de manifiesto lo que David Harvey denomina, el desarrollo geográfico desigual. El concepto genérico del mismo comporta la fusión de dos elementos: las escalas cambiantes (dado que la variedad de escalas jerárquicas en las que se organizan las actividades humanas implica en su esencia discordancias entre fuerzas de magnitudes e impactos diferenciales y significativas diferencias con las escalas dominantes hace dos o tres décadas atrás) y la producción de diferencias geográficas como expresión de esos impactos en las distintas áreas de incidencia de un fenómeno. En ese contexto, Harvey concibe a la vulnerabilidad selectiva que expone de manera desigual a las poblaciones a efectos tales como el desempleo, la degradación de los niveles de vida y la pérdida de recursos y de opciones y de calidades ambientales, en diversas escalas espaciales, así como al mismo tiempo "concentra la riqueza y el poder y más oportunidades políticas y económicas en unas cuantas localizaciones selectivas y dentro de unos cuantos estratos restringidos de población".
De manera que la vulnerabilidad selectiva se manifiesta ante la dinámica de un mismo vector en distintas áreas de incidencia. Los vectores responden a lo que describe en términos de las racionalidades que operan en el espacio. Las mismas pueden diferenciarse partiendo de una "racionalidad dominante, deseosa de conquistarlo todo" a partir de la cual se instalan paralelamente lo que denomina las "contra-racionalidades". Estas se localizan, desde un punto de vista social, entre los excluidos, las minorías; desde un punto de vista económico, entre las actividades marginalizadas; y desde un punto de vista geográfico, en lo que este autor designa como "las áreas menos modernas y más 'opacas', convertidas en irracionales (8) para los usos hegemónicos. Todas esas situaciones se definen por su incapacidad de subordinación completa a las racionalidades dominantes, ya que no disponen de los medios para tener acceso a la modernidad material contemporánea”.
La relación entre las condiciones particulares de un área geográfica y la dinámica global de acumulación capitalista implican siempre una vinculación problemática que normalmente está mediatizada, en grados diversos, por agentes de muy variada índole, con un poder relativamente "independiente" en medio de esta pugna.
Los desarrollos geográficos desiguales plantean graves obstáculos a la "adecuada reunión" de múltiples intereses particulares en un marco que exprese el interés general. La diversidad de conflictos involucra por ejemplo, a la conciliación entre afanes en pugna. La dialéctica racionalidad-contrarracionalidad implica intereses en conflicto o más precisamente, obstáculos a la adecuada reunión de múltiples intereses particulares en un marco que exprese el interés general.
A su vez, la consideración del "interés general" torna necesaria la distinción entre la concreta racionalidad cotidiana de corto plazo de los agentes económicos individuales de producir más y mejor al menor costo posible, de la deseable racionalidad colectiva que persigue la sostenibilidad en el manejo de los recursos, la equidad en el acceso a los mismos o en la distribución de sus beneficios para la sociedad, por medio del accionar de sus organizaciones y de su máxima expresión política: el Estado.
Conflictos de este tipo se dan por ejemplo, entre los excepcionales rendimientos obtenidos por la agricultura con la expansión en algunos casos vertiginosa de variedades transgénicas, un ejemplo de la relativa irrelevancia de los frenos sectoriales ante la fuerza de vectores de escala global y la blandura de los "filtros" que regulan estas prácticas. O los efectos de la fuga masiva de capitales de una región/país a otra/o. Son los "conflictos verticales" (entre la escala local con la regional y esta con la nacional) que menciona Gutiérrez Puebla.
La vulnerabilidad selectiva obedece a las condiciones geográficas particulares, varía de un lugar a otro; por ejemplo, Ortega Valcárcel al analizar las concepciones del espacio como producto social, resalta el papel que, en las relaciones de producción reviste la "ubicación" relativa a un contexto, la especificidad y la "inercia histórica" inherentes a una situación espacial particular, como factor de desarrollo diferenciado. A ello se agrega el desigual reparto cuantitativo y cualitativo de recursos, naturales y humanos que genera contrastes en el volumen y tipo de actividades existentes en cada área y por último, pero no menos importante, la acción mediantizante que ejercen ciertos "filtros" como son los agentes colectivos de control social (Estado, Instituciones políticas y jurídicas, etc).
En síntesis, el análisis del impacto de estas variables en las distintas niveles de incidencia demuestra que la magnitud de los efectos positivos o negativos varía según las distintas escalas. Cuando éstas cambian, los elementos que se contemplan pueden ser básicamente los mismos; pero cambian las relaciones entre ellos y el modo en que destaca el papel que juegan algunos de esos elementos, su particular importancia. Es esta relatividad en la visión de un mismo hecho desde distintas escalas, uno de los principales aportes que pueden ofrecer los geógrafos.
El estudio del desarrollo geográfico desigual, resultante de la interacción entre los procesos globales y los regionales y locales, la inserción de éstos en la escala mundial, de las dinámicas oscilantes que presentan, aparece como un camino que otorga un nuevo sentido a la reflexión geográfica y como el aporte y la responsabilidad de los geógrafos para contribuir a la comprensión de las manifestaciones espaciales de las contradicciones humanas, comprensión que permita y favorezca propuestas concretas, opciones adecuadas y congruentes a los problemas que afectan al desarrollo y bienestar humano. En este contexto adquiere sentido la reflexión geográfica como una visión original de esa dinámica oscilante.
Como señalaba Peter Gould: "Es un momento apasionante para ser geógrafo. En primer lugar, porque muchas de sus preguntas están en la vanguardia de las ciencias humanas. En segundo lugar, porque otros -muchos otros- empiezan a darse cuenta de que la familia humana sólo tiene un hogar planetario".
La geografía
del siglo XXI debe colaborar con responsabilidad y rigor a la solución
de los problemas concretos del hombre concreto. Entender y explicar el
espacio geográfico, resultante de las escalas espaciales en
que se desenvuelven las relaciones sociales, es el aporte y la responsabilidad
de los geógrafos para contribuir a la comprensión de las
diferencias espaciales, comprensión que permita y favorezca propuestas
concretas para el futuro.
Notas
(1) El espacio geográfico, entendido como concepto y objeto epistemológico, como construcción y herramienta teórica en el marco de la práctica científica geográfica, puede ser definido como el “conjunto de elementos heterogéneos, ordenados e interrelacionados funcionalmente a diversas escalas, que formalizan en estructuras resultantes de la acción conjunta de una serie de fuerzas y sometidas a cambios no sincrónicos en el tiempo”[1], el análisis puede partir de una estructura formalizada especificamente en una fecha y un territorio determinados, para centrarse en los procesos que evidencian la dinámica de interrelación funcional de esa estructura a distintas escalas. Ver Ricardo Méndez. El espacio en Geografía Humana. En: PUYOL,R; ESTEBANEZ, J y MENDEZ, R. Geografía Humana. 3ªEd. Madrid. Cátedra. 1995, p. 15.
(2) Dice Santos: "Cada autor califica el vocablo (aconecimiento) en el interior de su sistema de ideas. Allí donde Lefebvre escribe la palabra momento, Bachelard habla de instante y Whitehead de ocasión. Para Russell un hecho resulta de una serie de instantes..., siendo el instante una estructura compuesta por una selección adecuada de acontecimientos. Cada acontecimiento será parte integrante de muchas de esas estructuras, que serán instantes durante los cuales él existe: él existe "en" cada instante, que es una estructura de la cual el acontecimiento forma parte. Según Lefebvre el "momento" es la tentativa con vistas a la realización total de uan posibilidad...Si consideramos el mundo como un conjunto de posibilidades, el acontecimiento es el vehículo de una o alguna de esas posibilidades existentes en el mundo. Pero el acontecimiento también puede ser el vector de las posibilidades existentes en una formación social, es decir, en un país, en una región, o en un lugar, considerados ese país, esa región , ese lugar como un conjunto circunscripto y más limitado que el mundo. El lugar es el depositario final, obligatorio, del acontecimiento".
Milton Santos, La naturaleza del espacio. Barcelona: Ariel, 2000, p. 122.
(4) "Por otra parte, la palabra escala debería estar reservada al área de incidencia y en este sentido se puede decir que la escala es un dato temporal y no propiamente espacial; o aún mejor, que la escala varía con el tiempo, ya que el área de incidencia viene dada por la extensión de los acontecimientos.
En cuanto a la escala de las fuerzas operantes, debemos considerar la posición geográfica, económica o política desde donde actúan las variables. Por ejemplo, un acontecimiento mundial se origina en una empresa multinacional, en un banco transnacional, en una institución supranacional. El Banco mundial y el FMI crean acontecimientos mundiales. Y en las respectivas dimensiones territoriales existen acontecimientos nacionales, regionales, locales". Santos. Op. Cit, p 129.
(5) El tema del límite de una región admite una interminable discusión, pero siguiendo a Méndez y Molinero, es posible considerar que cada región se diferencia de las restantes por discontinuidades que generalmente adoptan la forma de áreas de transición o indeterminación. Entre el centro regional y la periferia se desdibujan progresivamente los rasgos que distinguen a la región. La necesidad del trazado de un límite regional obliga a introducir cierta artificialidad en su trazado, lo que siempre conlleva un componente subjetivo.
Ricardo Méndez y Fernando Molinero. Espacios y Sociedades. Introducción a la Geografía Regional del Mundo. Barcelona: Ariel, 1994. p. 28.
(6) Es igual de importante considerar cómo se producen las diferencias geográficas aquí y ahora que contemplar las materias primas histórico- geográficas que nos han legado anteriores rondas de actividad.
Harvey, D. Espacios de Esperanza. Serie Cuestiones de antagonismo. Madrid: Akal, 2003, p. 101.
(7) G, Estefanell define a la globalización como un proceso de alcance internacional consolidado en la década de los 90 producido por la concurrencia de varios factores tales como el avance tecnológico de las telecomunicaciones (con una homogeneización cultural y política implícita) y el crecimiento de la inversión extranjera directa y de las transacciones financieras internacionales, procesos que no ocurren sin conflicto. Ver: Estefanell, G.;Basco, M. Cirio, F y Otros. El sector agroalimentario argentino en los 90. Buenos Aires, Ilca, 1997. p. 9.
(8) Las contrarracionalidades no constituyen una simple dicotomía, sino que Santos las considera, en realidad "...otras formas de racionalidad, racionalidades paralelas, divergentes y convergentes al mismo tiempo. Podemos repetir con M. Godelier (1967, p. 312) que "no hay racionalidad en sí misma, ni racionalidad absoluta". Ver: Santos, Milton. La naturaleza del espacio. Barcelona, Ariel, 2000. p. 262.
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