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Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
(Serie  documental de Geo Crítica)
Universidad de Barcelona
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98
Vol. IX, nº 508, 5 de mayo de 2004

GUEREÑA, Jean-Louis. La prostitución en la España contemporánea. Madrid: Marcial Pons, Ediciones de Historia. SA, 2003, 472 p. [ISBN 84-95379-62-7. Depósito Legal, M.39.426-2003]

Rafael Alcaide González

Geógrafo


Palabras clave: historia de la prostitución en España, higienismo, reglamentaciones de la prostitución, abolicionismo

Key words: Spain, history of prostitution in Spain, hygienism, prostitution regulations, abolitionism


La regularización del ejercicio de la prostitución mediante garantías laborales, sanitarias y sociales, es decir, su profesionalización, es, actualmente, una asignatura pendiente en España (donde la prostitución no es ilegal), a pesar de que no se trata de una reivindicación reciente y de que, en otros países como Holanda, se han conseguido importantes avances en este sentido, a partir de la aceptación de un modelo laboral, plenamente regulado. En España, a pesar del ejemplo holandés, se sigue debatiendo todavía sobre la conveniencia o no de profesionalizar la prostitución. Es éste, un debate abierto que, aunque necesario, incide, al igual que la falta de voluntad política para adecuar las soluciones, en el retraso alarmante de la puesta en marcha de los mecanismos legales necesarios para profesionalizar el trabajo de la mujer prostituta.

Sin embargo, el debate actual entre partidarios y detractores de la regularización e incluso de la prohibición de la prostitución no es nuevo, ya que se viene gestando en nuestro país desde finales del siglo XVIII, momento histórico que constituye el punto de partida de la obra de Jean-Louis Guereña titulada La prostitución en la España contemporánea, un notable trabajo en el que el autor elabora el estudio del fenómeno prostitucional en la España contemporánea desde la amplia perspectiva de la historia social, abarcando, de manera cronológica, el espacio temporal comprendido entre finales del siglo XVIII, donde se sitúa la génesis del proceso reglamentarista, y el final de la prostitución reglamentada y tolerada, hecho que se produce en 1956, durante el régimen franquista.
 

 

El autor de la publicación es, como hemos dicho, el profesor Jean-Louis Guereña, a quien se deben un buen número de trabajos desde mediados de la década de 1980, publicados en español y en francés, sobre la historia cultural y social de España durante los siglos XIX y XX, especialmente aquellos relacionados con los temas de la educación y de la prostitución durante ese período histórico. El profesor Guereña, antiguo miembro de la sección científica de la Casa de Velázquez y profesor visitante en la UNED es, en la actualidad, catedrático de civilización española contemporánea en el Instituto de Estudios Hispánicos de la Universidad François Rabelais de Tours (Francia), responsable del CIREMIA, equipo de investigación que, también desde la Universidad de Tours, trabaja sobre la historia de la educación y de la cultura en el mundo ibérico e iberoamericano y miembro del ERESCEC (Universidad de París VIII), equipo que investiga las prácticas culturales en la España de los siglos XIX y XX.

Jean-Louis Guereña elabora una excelente aproximación histórica -mediante un tratamiento diáfano y conciso de la documentación empleada -al tratamiento del hecho prostitucional a través de las diferentes corrientes prohibicionistas, abolicionistas y reglamentaristas que, desde finales del siglo XVIII hasta la actualidad, han ido conformando el mosaico ideológico y social en el cual se ha desarrollado la prostitución en España. El punto de partida de Jean-Louis Guereña, para elaborar el estudio del proceso histórico de la prostitución contemporánea en España es, en palabras del autor, "la necesaria inserción de la prostitución en el conjunto de la historia de la sexualidad, aún en ciernes para la España contemporánea. La historia de la prostitución va, en efecto, mucho más allá de la historia de las poblaciones marginadas como a veces se la reduce. Existe claramente una oferta y una demanda prostitucional en la España contemporánea, y es en este marco social en el que debe estudiarse, a nuestro parecer la prostitución". Los contenidos de la obra se estructuran en seis grandes capítulos, precedidos de una introducción donde se resumen los ejes básicos del discurso historiográfico presente en la misma, finalizando con una breve conclusión. A continuación el autor introduce unas orientaciones bibliográficas, y dos índices (topográfico y onomástico), que facilitan la búsqueda del gran número de nombres de persona y de lugar presentes a lo largo del trabajo.

Antes de pasar al análisis del contenido de los capítulos que conforman la obra, cabe destacar, en primer lugar, el contenido exhaustivo de citas y obras referentes a la prostitución actuales y pretéritas que Jean-Louis Guereña introduce en el trabajo y que acompañan al texto a pie de página, correspondiendo la mayor parte de ellas a obras y autores españoles, aunque tampoco faltan las de un buen número de autores extranjeros. Esta profusión de citas demuestra, por una parte, la excelencia del trabajo en si mismo y, por otra parte, un ejercicio de erudición y de tratamiento de la información muy importante de cara a poder ampliar y analizar con mayor profundidad las aportaciones y los contenidos históricos y documentales implícitos en esta obra.

Jean-Louis Guereña incorpora, además, interesantes referencias al imaginario de la prostitución y a la literatura clásica costumbrista y realista sobre dicho tema, adentrándose en el campo de la sociología y tomando como punto de partida el burdel tolerado en sus distintas variantes, un lugar que representa "el compromiso estratégico entre familia y estado en el seno de una sociedad de vigilancia y disciplina social". De la lectura de estos apartados se desprende una reflexión sobre la necesidad de elaborar estudios de contenido sociológico que contemplen algunos aspectos, tales como los diversos tipos de clientela que frecuentaban los burdeles, o las costumbres al uso que permitían considerar muy normal dicha práctica (incluso como iniciación sexual masculina); estudios que, en definitiva, pueden aportar nuevos puntos de vista sobre aspectos todavía inéditos o poco estudiados acerca de la importancia de la prostitución como práctica social y sexual, plenamente aceptada por un amplio sector de la sociedad española en el período histórico que la obra analiza.

El contenido de La prostitución en la España contemporánea se estructura, como hemos dicho en seis grandes capítulos. En el primero de ellos titulado "Las bases de la reglamentación", Guereña repasa la situación de la prostitución a partir del siglo XVIII, incorporando las primeras iniciativas propuestas por el conde de Cabarrús (1808) y el médico Antonio Cibat (1809), al igual que los proyectos sanitarios diseñados durante el Trienio Liberal. También se detalla en este capítulo el debate entre los higienistas, especialmente el suscitado entre Pedro Felipe Monlau y Juan Magaz, acerca de la necesidad de tolerar o prohibir la prostitución. Por último, este capítulo incorpora el diferente tratamiento de la prostitución como delito que recogen los diferentes textos legislativos promulgados en la primera mitad del siglo XIX, a partir de la vigilancia policial que se ejercía sobre las prostitutas, y su confinamiento en barrios especiales (como el caso del barrio de Huertas en Madrid) aportando al análisis histórico los diversos aspectos legislativos derivados del Código Penal español vigente en 1822, 1845 y 1848; al igual, entre otros aspectos, que la vieja controversia existente entre los poderes administrativo y judicial respecto al castigo de la prostituta por una autoridad (la policía municipal) que no estaba expresamente autorizada por la ley para ejercer determinadas competencias.

Los tres siguientes capítulos (segundo, tercero y cuarto de la obra, respectivamente) están dedicados al estudio de la reglamentación de la prostitución en España desde la publicación de las Disposiciones de Zaragoza en 1845 hasta el Decreto abolicionista de la II República de 1935. En el segundo capítulo, titulado "Los primeros pasos del sistema reglamentarista. Realidades administrativas y representaciones literarias", el profesor Guereña trata las primeras reglamentaciones sobre la prostitución (Zaragoza en 1845 y Madrid en 1847) de manera amplia y concisa, al igual que sus artífices (Antonio Oro y Patricio de la Escosura respectivamente), incorporando al estudio el análisis pormenorizado de aquellos elementos que, a partir de estas reglamentaciones, conformarán la identidad de la prostituta: el registro, la cartilla sanitaria y el cobro de infinidad de arbitrios e impuestos tanto por las visitas médicas obligatorias como por las multas por los incumplimientos de diversa índole del articulado legal de estas disposiciones. Para terminar este capítulo, el autor realiza una aportación muy interesante respecto al desarrollo de la literatura folletinesca y costumbrista de la época sobre el tema, remarcando el interés de la prostitución como tema de la literatura clandestina, y de la novela social y educativa, que se reintroduce en España a partir de la década de 1830, y que se revela como una materia novelable de creciente interés social. Dicha aportación, que se repetirá en el capítulo cuarto, se constituye a nuestro entender en un importante tema de investigación y de debate, a partir de la visión que estas publicaciones ofrecían de la mujer prostituta y de la percepción que, a través de ellas, tenía el público acerca de la prostitución, de sus causas y de sus consecuencias.

El tercer capítulo, que lleva por título "La reglamentación bajo la monarquía de Isabel II. Del Bienio progresista a la Gloriosa", trata los aspectos de las reglamentaciones promulgadas en toda España entre 1854 y 1869. En primer lugar, las referidas a la ciudad de Madrid, entre 1854 y 1865, que se convertirán en el modelo mediante el cual se elaborarán los diferentes reglamentos promulgados en las provincias y ciudades españolas a partir de 1854, y en las que se introducirá el término "higiene especial" por primera vez a partir de 1865. En segundo lugar, Jean Louis Guereña tras elaborar el cuadro de los diferentes reglamentos publicados entre 1845 y 1867 en un total de trece ciudades españolas, analiza el precedente de la alcaldía de la ciudad de Cádiz, en la que, desde 1845, existía en sus Ordenanzas municipales un artículo referido a la prostitución. La importancia cultural económica y social de la capital gaditana como ciudad y puerto principal de arribada y partida del comercio con América, se convierte para Guereña en uno de los motivos principales, por los cuales se elaboraron en la capital gaditana, desde 1847, diversas listas de las mujeres que ejercían la prostitución en la ciudad, formalizándose los burdeles existentes y habilitándose en el Hospital de Mujeres del Carmen una sala destinada a la curación de las enfermas contagiadas de venéreas. La primera reglamentación de la prostitución se produjo en la capital gaditana a partir de 1861 si bien, algunos años antes ya se había promulgado el primer reglamento de la provincia gaditana en la ciudad de Jerez en 1855, reglamentándose la prostitución en las ciudades de San Fernando y el Puerto de Santa María, a partir de 1864.

El cuarto capítulo -el más amplio de la obra-, lleva por título "El tiempo de la Higiene Especial 1869-1935". En la primera parte del capítulo Jean-Louis Guereña aborda, inicialmente, las tentativas de asunción de los servicios de higiene especial llevadas a cabo por parte de numerosos ayuntamientos durante la Restauración, a partir de la polémica y las continuas tensiones entre municipios y gobiernos civiles tanto por cuestiones de recaudación (pago de la atención médica y arbitrios que se cobraban a la mujer prostituta), como por otras cuestiones referentes al orden público y a la intromisión de la autoridad gubernativa en asuntos y competencias que los ayuntamientos reclamaban como propios. Esta vieja reivindicación se consiguió en 1889, cuando los servicios de higiene especial fueron traspasados a los ayuntamientos hasta 1892, en que se volvieron a traspasar a los gobiernos civiles; un cuatrienio durante el cual no se solucionaron los verdaderos problemas que emanaban de la interpretación muchas veces arbitraria del contenido de las reglamentaciones, mientras en el ámbito político, a nivel nacional, se realizaron diversas tentativas de unificar las reglamentaciones, a partir del proyecto de Ley de Sanidad elaborado entre 1882-83.

En segundo lugar, el profesor Guereña elabora una amplia cronología del reglamentarismo y su distribución espacial entre 1869 y 1935, en la que destacan en primer lugar, la enorme profusión de reglamentos sobre la prostitución promulgados durante este período (prácticamente en todas las ciudades más pobladas de la geografía española) de los que el autor aporta una detallada explicación y elabora diversos cuadros donde figuran las reglamentaciones y sus lugares de promulgación de manera cronológica y, en segundo lugar, el análisis de las disposiciones que van sustituyendo a estas reglamentaciones durante los inicios del siglo XX, tales como las Bases para la reglamentación de la profilaxis pública de 1918, que significaron la creación de los dispensarios públicos antivenéreos, al igual que la desaparición de la acepción "higiene especial", o las Bases de 1930, que rectificaron parcialmente las promulgadas en 1918 y que, de algún modo, significaron el inicio del camino hacia el Decreto abolicionista de 1935, del que el autor trata ampliamente en el capítulo quinto.

En la segunda parte de este amplio capítulo cuarto, Jean-Louis Guereña aborda en un primer apartado, los aspectos mas relacionados con la sociología de las prostitutas, entre los que destacan su procedencia casi siempre local y su condición humilde, al igual que las causas más generales por las que la mujer ingresa en el mundo de la prostitución, elaborando una aproximación al mundo de las criadas domésticas como vivero potencial de mujeres que ingresan en la prostitución, por diferentes causas. Para concluir el capítulo, el autor vuelve a retomar el asunto de la prostitución como tema literario, analizando algunos de los aspectos más relevantes del naturalismo literario español, tanto desde la perspectiva del mercado literario y la demanda de los lectores como del diferente tratamiento científico y social aplicado al tema de la prostitución, por parte de diversos autores como Benito Pérez Galdós, Amancio Peratoner o Eduardo López Bago, entre los más destacados.

El quinto capítulo de la obra lleva por título "El abolicionismo en España (hasta 1935)". Aquí, el autor trata en primer lugar, del movimiento y la campaña abolicionista iniciada por Josephine E. Butler en 1875, que postulaba, como rasgos más generales, la ilegalidad del reglamentarismo y la solución del problema venéreo mediante la reeducación moral y sexual de hombres y mujeres en igualdad de condiciones. En España, dicho movimiento fue importado por pastores protestantes extranjeros, enraizando inicialmente durante la I República, cuando la coyuntura política y los pronunciamientos ideológicos fueron más favorables, a partir de diversos grupos republicanos relacionados con la masonería y el protestantismo que defendían, entre otros aspectos, la abolición definitiva de la prostitución y la asunción de los derechos individuales y colectivos de la mujer en una sociedad más justa. El autor analiza, por otra parte, el papel de Concepción Arenal en la difusión del ideario abolicionista a través de la revista La Voz de la Caridad, al igual que el pronunciamiento favorable de las logias masónicas y la acción, dentro de éstas, de personajes destacados como el pastor protestante Sabio del Valle o Juan María Bofill Roig, edil y posteriormente alcalde de Figueres, población catalana donde se llegó a suprimir la reglamentación en 1892.

Jean-Louis Guereña analiza, en segundo lugar, las tres primeras décadas del siglo XX, desde la creación en 1902 del Patronato Real para la Supresión de la Trata de Blancas, hasta la refundación de esa misma institución en tiempos de la II República. Una institución que fue creada debido a las presiones internacionales, mucho más que al entronque real de los postulados abolicionistas en nuestro país y que continuó llevando a cabo una obra de redención y moralización, iniciada por las Casas de recogidas, en un intento de conseguir una humanización del reglamentarismo. Dos décadas más tarde tuvo lugar la fundación de la Sociedad Española del Abolicionismo (1922) y, tras la promulgación de las Bases de 1930, el advenimiento de la II República, una de cuyas primeras medidas fue la creación del Patronato de Protección a la Mujer, que continuó la labor de la misma institución creada en 1902.

En tercer lugar, Guereña trata acerca de lo que se puede considerar uno de los primeros pasos hacia el abolicionismo, que consistió en la supresión de cualquier tipo de impuesto sobre la actividad prostitucional mediante un Decreto de 1932, al que seguiría, algún tiempo después, el Decreto abolicionista de 1935, en el cual no se reconocía la prostitución como medio lícito de vida; un texto legal que, como apunta el autor, fue seguido de una Orden aclaratoria, fechada en octubre del mismo año, que precisaba que no se pensaba instaurar en España un abolicionismo rígido y total sino que más bien debía entenderse dicho Decreto como una medida transitoria hasta la elaboración de la nueva Ley de Sanidad. La inmediatez del inicio de la Guerra Civil española, apenas un año después, propició que muchas de las medidas previstas en el nuevo articulado legal abolicionista -más simbólico que efectivo-, no pudieran llevarse a efecto, quedando en suspenso todas las reformas que se pretendían, a excepción de la supresión de los reconocimientos médicos periódicos de las prostitutas y de la obligación de éstas de disponer permanentemente de la cartilla sanitaria.

En el sexto y último capítulo, que lleva por título "De la guerra de 1936-39 a la actualidad", Jean Louis Guereña analiza, en primer lugar la situación de las prostitutas durante la Guerra Civil española (1936-1939), tanto en la zona republicana como en la franquista, incorporando los aspectos referentes a la concentración de militares (hombres) en ambos bandos, al aumento de las viudas en situación de desamparo total y a la provisionalidad que la vida adquiere en el marco de una contienda bélica. Guereña destaca, además de un cierto relajamiento de la moral, la preocupación por el aumento de las enfermedades venéreas en ambas zonas, aunque existió un grado de permisividad hacia la prostitución ciertamente diferenciado entre la zona republicana (propaganda contra la presencia de milicianas en el frente, clausura de burdeles) y la zona franquista (tolerancia de la prostitución por necesidades militares).

Guereña prolonga el análisis de la situación prostitucional hasta 1956 destacando, en primer lugar, la vuelta a la situación reglamentarista a partir de 1941, cuando se derogó el Decreto abolicionista de 1935, con la creación de establecimientos penitenciarios especiales y del Patronato de Protección de la Mujer en 1942 y la asunción definitiva de la vigilancia y represión de la prostitución por parte de la Jefatura Superior de Policía y, en segundo lugar, los abusos de autoridad por parte de las fuerzas y cuerpos de seguridad, la defensa de la familia y de la educación cristiana y un recorte absoluto de las libertades públicas, aspectos que ante la perspectiva de una futura presencia en los organismos internacionales del régimen franquista (lo que equivalía a su reconocimiento como gobierno legítimo de España) desembocaron en los decretos abolicionistas de marzo y abril de 1956 donde se califico la prostitución como "tráfico ilícito" en base a la Convención internacional para la represión de la trata de seres humanos y de la explotación de la prostitución, aprobada por la Asamblea de las Naciones Unidas en 1949. Mediante dichos decretos, se clausuraron los burdeles y la prostitución quedó en una situación de absoluta clandestinidad, significando para muchas prostitutas su reciclaje como camareras, entre otras profesiones, ya que de este modo podían estar presentes en lugares mayoritariamente frecuentados por hombres sin levantar demasiadas sospechas, conformándose de este modo la aparición de nuevas formas de ejercer la prostitución, a partir de la creación, por ejemplo, de las llamadas "barras americanas."

Termina el profesor Guereña este capítulo, aportando un análisis a la situación de la prostitución española en los tiempos del silencio (décadas de 1960-1980), a partir de diversas obras de Xabier Domingo, Paco Villar, Ángel Palomino y Camilo José Cela entre otros, e introduce unas breves pinceladas sobre la situación de la prostitución en el nuevo milenio, actividad que comporta un negocio que el autor estima para España en 18.000 millones de euros anuales, una enorme cantidad de dinero que resulta muy atractiva para las diversas mafias organizadas a nivel internacional o europeo. Incide Guereña, por otra parte, en la publicación en la prensa española de mayor tirada, a diario, de cientos de anuncios de relax y casas de masajes particulares, al igual que en otras publicaciones como las Guías del Ocio de Madrid o Barcelona y revistas especializadas, hecho que se explica a partir de una demanda en constante aumento. En definitiva, una tolerancia y una visibilidad que, determinadas por la extensa propaganda y la variedad de modelos prostitucionales que comporta la oferta de servicios sexuales, ha convertido nuestro país en uno de los destinos de turismo sexual para extranjeros más solicitado.

Inmersos en el debate actual sobre la profesionalización de la prostitución en España, que se apuntaba al principio de esta reseña, esperamos y deseamos que la diversidad de enfoques, el rigor histórico y la objetividad presentes en las páginas de La prostitución en la España contemporánea del profesor Jean-Louis Guereña, marquen un punto de partida en el conocimiento de la realidad prostitucional de nuestro país en su vertiente histórica, documental y bibliográfica y que puedan contribuir, de algún modo, a llevar a cabo definitivamente la regularización de la prostitución, una antigua reivindicación social y laboral de las mujeres prostitutas. Para lograrlo, es preciso contar con todas las partes interesadas y recorrer, sin duda alguna, un camino difícil, plagado de desencuentros y de contenidos, matices y realidades distintas y terribles; unas contrariedades que no deben impedir el tratamiento en profundidad, riguroso y plural, de un tema que creemos que es necesario abordar de manera inmediata.
 

© Copyright: Rafael Alcaide González, 2004

© Copyright: Biblio 3W, 2004.

 

Ficha bibliográfica

ALCAIDE GONZÁLEZ, R.  GUEREÑA, Jean-Louis. La prostitución en la España contemporánea. Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. IX, nº 508, 5 de mayo de 2004. [http://www.ub.es/geocrit/b3w-508.htm]. [ISSN 1138-9796].


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