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REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES Universidad de Barcelona ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98 Vol. VIII, nº 447, 20 de mayo de 2003 |
PROYECTO DE LOS INGENIEROS PEDRO
PONCE Y DIEGO PANES PARA ESTABLECER
UNA FUNDICIÓN DE ARTILLERÍA
EN LA NUEVA ESPAÑA, SIGLO XVIII.
Gabriela A. Cisneros Guerrero
Proyecto de los ingenieros Pedro Ponce y Diego Panes para establecer una Fundición de Artillería en la Nueva España, siglo XVIII. (Resumen)
Desde principios del siglo XVIII se busco establecer una fundición de artillería en la Nueva España, que pudiera satisfacer las necesidades que se tenían de cañones de distintos calibres las fortalezas novohispanas y aún las islas del Mar Caribe. Pese a los importantes reconocimientos realizados por técnicos e ingenieros a lo largo del siglo, y los señalados beneficios de su construcción, desde la Península se canceló el proyecto.
Palabras clave: ingenieros militares, fundición de artillería, Nueva España
Key words: militar engineers, artillery melting, New Spain
El 19 de marzo de 1777 se dictó una real orden para que se realizara un reconocimiento con el fin de elegir el sitio más adecuado para el establecimiento de una fundición general de artillería de bronce en la Nueva España. El objetivo era contar con una fundición que estuviera en condiciones de dotar de artillería al nuevo Fuerte de San Carlos, que estaba punto de concluirse en la villa de Perote, así como a "los puertos de Veracruz, su castillo, costas y demás puertos ultramarinos de América", por ello se recomendaba localizar la fundición a poca distancia del mar.
La propuesta en sí no era nueva, en 1720, tiempos de Felipe V, se dio una real cédula con la finalidad de establecer una fundición de artillería y morteros de bronce, en terrenos de Veracruz[1]. En las instrucciones se establecía que la fundición se debía establecer en tierra buena, tener un horno capaz de fundir seis piezas de calibre 24, otro horno más pequeño para piezas de ocho y cuatro calibres, tener otros hornillos más pequeños para afinar y purificar los cobres, etc.[2] Pero, además, se requerían una serie de condiciones ambientales igualmente importantes para su buen funcionamiento: el paraje debía localizarse en un buen temperamento, ni húmedo ni caliente; ser un sitio seguro cerca del mar, pero no demasiado para correr el riesgo de ser invadido por el enemigo; tener buenos barros para los moldes; abundancia de leña de pino, roble y encino en su entorno y que hubiera una mina de cobre cercana. Para cumplir con la real orden, el virrey marqués de Valero mandó llamar de España al maestro fundidor José Escartín, con el fin de encontrar el sitio más apropiado. La propuesta final de Escartín fue que la fundición se estableciera en la villa de Orizaba. El virrey estuvo de acuerdo que dicho lugar era el "más a propósito para este fin", además de considerar su cercanía al Puerto de Veracruz, aun cuando reconocía que mejorar los malos caminos obligarían a un mayor gasto[3].
Desdichadamente, no existen documentos posteriores que expliquen el porque no se llevó a cabo la obra pese a la necesidad que había de ella y los reconocimientos positivos de los técnicos. Por tanto, durante más de 40 años el proyecto se guardó en los archivos, y sería hasta 1768, cuando por orden del virrey marqués de Croix se pudo dar continuidad al mismo. En ese año se eligió al capitán de Artillería Andrés Sanz y al fundidor Francisco de Ortúzar para determinar, de nueva cuenta, el sitio más adecuado para su establecimiento, pero en ésta ocasión se deseaba que se localizara en las cercanías del puerto de Veracruz, por lo que igualmente se solicitó el apoyo del gobernador de la plaza, Félix de Ferrás. Al no encontrar un lugar adecuado en los terrenos cercanos a la costa veracruzana, dada la alta humedad en la región, decidieron extender su reconocimiento más allá de las 25 leguas que originalmente habían considerado como rango a alejarse. Por tanto, continuaron con su reconocimiento hacia la zona de Xalapa y más allá, proponiendo finalmente su localización a la orilla del camino real de Perote, junto a un molino denominado "de la villa", a dos leguas de Xalapa y a treinta del puerto. Sin embargo, de nueva cuenta no se pudo iniciar obra alguna, dado que las ordenes no expresaban nada más, fuera de localizar el sitio adecuado para la fundición.
En esas condiciones, ya bajo el gobierno del virrey Bucareli, se nombró al capitán de ingenieros Pedro Ponce para que, junto con Ortúzar, hiciera un nuevo reconocimiento del sitio elegido por Sanz y determinara si convenía hacer ahí la fundición. Entre sus conclusiones destaca la siguiente, que pudo haber determinado el futuro del proyecto: "... cualquiera que haya visto aquel camino juzgará lo imposible del transporte, y el excesivo costo de componer si es que conviniese hacerlo"[4]. Además, existía el problema de que se consideraba que la fundición fuera temporal, a lo que se oponían aquellos que revisaron la propuesta.
Ante ello, el virrey nombró al mariscal de campo e ingeniero director, Manuel de Santiesteban para realizar un nuevo reconocimiento. Este ingeniero no pudo aceptar la empresa por estar ocupado en las obras de fortificación del Castillo de San Juan de Ulúa, y tampoco estaba en condiciones de separar a ninguno de los ingenieros que se encontraban trabajando en ellas, por lo que se propuso que fuera el capitán de artillería Diego Panes, quien además contaba con el reconocimiento de ingeniero voluntario, quien se uniera a Pedro Ponce; además, solicitó una gratificación para que se les auxiliara en sus gastos, así como ayuda para los sueldos de los oficiales que los acompañarían, proponía que fuera de seis pesos diarios y quince mensuales para cada capitán, y el sueldo de los oficiales, como no era algo fijo, se debía anexar a la cuenta diaria de los gastos. Asimismo, estableció que la ayuda de bestias, trabajadores y los materiales que utilizarían debía correr por cuenta de la plaza de Veracruz y las villas de Córdoba, Orizaba, Jalapa, Perote y por los pueblos por donde tuvieran que pasar[5]. En otra carta el ingeniero Santiesteban solicitaba que se le entregará a Panes toda la documentación relativa a la fundición, para que la revisara.
José de Gálvez, visitador del reino aceptó la propuesta de Santiesteban y, además les concedió una casa por el tiempo que iban a estar en la villa de Orizaba. Asimismo les ordenaba que se juntaran en dicha villa para que empezaran cuanto antes con el reconocimiento y así aprovechar el tiempo de secas, y que le hicieran llegar por correo toda noticia e informe que tuvieran[6].
El 26 de marzo Diego Panes avisó al virrey que partiría el 2 de abril de la Plaza de Veracruz a la Villa de Orizaba para encontrarse con Pedro Ponce, para reconocer el paraje más apropiado de la fundición, mientras que con fecha del 28 de marzo, en Perote, Ponce también avisaba de estar enterado de la orden, e inmediatamente saldría para la Villa de Orizaba. El 4 de abril se encontraron en Orizaba, y el 9 partieron hacía Perote.
Una revisión del documento entregado por estos militares indica que el primer lugar al que se dirigieron fue la oficina del escribano público de la villa de Orizaba, buscando información sobre el reconocimiento de 1720, sin hallar dato alguno. Por ello, Panes y Ponce empiezan el arduo trabajo de reconocer la región central veracruzana, con el objetivo de determinar, por una parte, el sitio ideal de la construcción y, por otra, la demarcación de los caminos por donde se transportaría la artillería. Al término de su comisión presentaron al virrey un informe muy detallado, donde explican el porqué eligieron la villa de Orizaba. En términos generales se encontraba en una zona con grandes ventajas naturales, que por otra parte ya se conocían: contaba con un magnifico clima, disponibilidad de recursos naturales; buenos caminos, aunque había que hacer mejoras tanto al camino que bajaba al puerto de Veracruz como al que subía a México; suficiente abastecimiento de agua; posibilidad de utilizar el río Blanco para el transporte, lo que abarataría costos, y su cercanía al puerto de Veracruz como a otras poblaciones. Por consiguiente, era un punto estratégico para trasladar el armamento. En el mismo documento señalaban los beneficios que encontraron para que la construcción se realizara en un solar propiedad de los herederos del marqués de Sierra Nevada, situado en el lugar más alto y seco de Orizaba. Igualmente entregaron el reconocimiento de los caminos que de Orizaba llevarían a Veracruz y al Fuerte de San Carlos de Perote, junto a ellos anexaron los presupuestos para el arreglo de los mencionados caminos, y señalaban que eran menores a los presentados en 1722[7]. Una propuesta complementaria fue, que una vez mejorado el camino, podría cobrarse peaje para los carruajes, como se hacía en España.
En todo caso, el virrey Bucareli sugirió que antes de decidirse por un lugar definitivo, no se descartaran otros puntos que pudieran ser una mejor opción, como Xalacingo, o los sitios que el ingeniero Manuel Santiesteban consideraba pudieran ser adecuados a tal fin: Atzala, Altotonga y Santa María Tlapacoya, entre los ríos de Nautla y Tecolutla. Ponce y Panes tuvieron entonces que realizar los informes respectivos; que se entregaron a Santiesteban para que, como principal ingeniero del reino, determinara el lugar más conveniente para erigir el edificio. En su respuesta, fechada el 4 de febrero de 1778, Santiesteban consideraba que la elección de "la Villa de Orizaba es la propicia y adecuada para el formal establecimiento de la Fábrica de Fundición"[8].
Sin embargo, como sucedía en muchos de éstos casos, que implicaban un gasto importante para la Corona, el virrey solicitó nuevos reconocimientos. Ordenó al maestro fundidor Francisco Ortúzar que realizara de nueva cuenta un minucioso reconocimiento de la zona de Orizaba, con el fin de constatar si el camino a dicha Villa era transitable todo el tiempo para el paso del armamento. Ortúzar no estuvo del todo de acuerdo en la elección del sitio y proponía que la fundición se hiciera en el paraje llamado el Lencero -también se llega a escribir como el Encero-, aunque no dejo de señalar el mal estado de los caminos, estableciendo que el costo para su compostura ascendería a 40,642 pesos con 5 tomines. El otro reconocimiento lo realizaron el teniente coronel y comandante de artillería Miguel Puchalt y el ingeniero Alfonso Sánchez de Ochando, quienes proponían el sitio llamado Rincón de Parra, en las inmediaciones del río de Xamapa, por lo que el virrey no sabía a que propuesta atender.
El asunto se postergó hasta el 25 de octubre de 1780, fecha en que el virrey citó a una junta a los responsables de las propuestas realizadas durante todo ese tiempo: Ponce y Panes, Francisco Ortúzar, y Sánchez de Ochando y Puchalt. Panes y Ponce insistieron en su propuesta de realizar la fundición en la casa del marqués de Sierra Nevada en Orizaba, además, consideraban que el costo por arreglar los caminos cercanos a la Villa sería bastante económico para la real hacienda, por lo que se obtendrían más ventajas para la corona, pero en caso de no elegir su propuesta, apoyaban el informe de Ortúzar para que se estableciera la fundición de artillería en el Lencero, lugar cercano a Jalapa, pues consideraban que era más seguro y útil que el propuesto por Puchalt y Sánchez de Ochando. Finalmente, el virrey se decidió por la zona del Rincón de la Parra cercano a Xamapa, que habían sugerido estos últimos por ser más económico[9].
Sin
embargo, con fecha de 23 de Agosto de 1782 se recibió una real orden
para que se suspendiera todo proyecto referente al establecimiento de la
Fundición de Artillería de Bronce. De nada había servido
dedicar años y dinero a realizar reconocimientos por técnicos
altamente calificados, desde la Península, por razones no explicitadas,
se canceló el proyecto.
Los autores del Reconocimiento[10]
De todos los participantes en el proyecto para el establecimiento de la fundición de artillería, tal vez Pedro Ponce y Diego Panes fueron quienes estuvieron más estrechamente vinculados a él, y son autores del documento analizado. Existen muchas cosas en común entre ellos, ambos eran de origen español, ambos vivieron buena parte de su vida en la jurisdicción de Veracruz, constantemente se encontraban en el puerto de Veracruz, otras en Perote, en Xalapa, en Orizaba, etc.; además, los dos trabajaron en la mejora de los caminos que conducían de Veracruz a la capital de la Nueva España. Y para mayor muestra de la relación que existía entre ellos, Ponce fue profesor de matemáticas de José Sixto, hijo de Panes, y ambos fueron funcionarios públicos de Veracruz, pues con pocos meses de diferencia ocuparon la intendencia de Veracruz.
Pedro Ponce era de origen andaluz, probablemente de Málaga. Llegó a la Nueva España en 1754, en calidad de criado del ingeniero Carlos Luján. El 5 de diciembre de ese mismo año se le nombró ingeniero delineador en Veracruz. Para el 20 de noviembre de 1757 ascendió a ingeniero extraordinario, en ese mismo año realizó el reconocimiento de la península de Yucatán y el proyecto de fortificación en la isla de Tris.
De 1759 a 1764 participó en diversas obras para beneficio del Puerto de Veracruz. En ese último año, al no lograr el ascenso a ingeniero ordinario solicita su regreso a España, justificándolo por haber cumplido ampliamente el tiempo prescrito de permanencia[11]. No se le autorizó su regreso a la Península y, para 1767 continuaba en la Nueva España, formando parte de la Comisión General del Desagüe de las Lagunas de México y Texcoco. Finalmente el 18 de julio de ese año, se le concedió el empleo de ingeniero ordinario.
Durante los siguientes años desarrolló una importante labor en territorio veracruzano, empleado en las obras del castillo de San Juan de Ulúa, en la obra de los muelles del río de la Antigua, elaboró el plano de las "Casas amatas" (sic por casamatas) en Perote y fue encargado de allanar el camino de esta villa al puerto de Veracruz.
En 1782 realizó un dictamen sobre las obras en la "Casa de los cincos", en México, para destinarla a cuartel de Caballería; también fue encargado de hacer el Reconocimiento de los ríos, arroyos y demás vertientes que concurren a la Laguna de Texcoco. En diciembre de ese mismo año ascendió a ingeniero segundo con grado de teniente coronel. En 1789 se le asciende a ingeniero en jefe y, para esas fechas trabaja de nueva cuenta en la jurisdicción de Veracruz. En 1792, por enfermedad del gobernador intendente interino de Veracruz, se le encargó el gobierno militar de la Plaza de Veracruz empleo que ocupa por un mes escaso.
Ascendió a ingeniero director el 28 de septiembre de 1794 y el 31 de marzo de 1795 ya era coronel. Falleció en la ciudad de Veracruz, el 7 de octubre de 1797, siendo director de ingenieros y comandante del ramo en la Nueva España.
Diego Panes, también conocido por Diego García Panes o Diego Panes y Abellán, fue un personaje multifacético. Formó parte del cuerpo de artillería, donde alcanzó el grado de brigadier, e incursionó en el cuerpo de ingenieros militares como ingeniero voluntario. También desarrollo una importante actividad como funcionario de la corona, ocupando el cargo de Gobernador Intendente interino de Veracruz y es autor de una importante obra sobre la historia de México.
Originario de Urgel, Cataluña, ingresó a la milicia en 1730, con el grado de alférez de artillería. En 1755 llegó a la Nueva España junto con la comitiva del virrey marqués de las Amarillas. Hacia 1757 se le empleó en las obras de fortificación de Veracruz y, posteriormente, participó en la construcción de baterías y cuarteles en el Puerto de Alvarado. En 1767 se le otorgó el grado de teniente y nueve años después logró su ascenso a capitán del Cuerpo de Artillería.
Años más tarde se le acreditó el grado de teniente coronel en el arma de Artillería el 27 de enero de 1784[12]. En 1790, año en que se le concede una licencia para pasar a España, recibió el grado de coronel en propiedad. En 1795 se le nombra teniente del rey en la plaza de Veracruz. Poco después se le nombró Intendente interino de Veracruz[13], para, enseguida ocupar las funciones de Gobernador de Veracruz al morir Pedro Ponce, que había sustituido a Miguel del Corral en el cargo. Permaneció en ese puesto hasta 1798.
A finales de ese mismo año Panes solicitó el grado de brigadier, que no se le concedió[14]; el 20 de febrero del siguiente año, se le destinó al servicio del ejército de Castilla la Nueva, en España, que no aceptó, permaneciendo en el virreinato. No se tienen más noticias de Panes hasta su muerte, ocurrida el 4 de octubre de 1811 en el puerto de Veracruz[15].
Debe destacarse en este personaje las importantes obras que nos ha legado: Descripción de los caminos que desde la Plaza de Veracruz se dirigen a México por distintos rumbos. Ramales de camino que se proponen por más rectos, y cómodos. Cálculos prudenciales de costos, y demás contenido en esta representación, y en planos, y perfiles separados,acompañado de 20 planos parciales y uno general (1783); Diario particular del camino que sigue un Virrey de México desde su llegada a Veracruz hasta su entrada pública en la capital (1793), Theatro de Nueba España en su Gentilismo y Conquista; Compendio Historico. Representando en estampas, los sucesos memorables, trages, ceremonias, sacrificios, poblaciones, guerras y demas noticias curiosas, desde sus primeros pobladores conocidos y sucesos de la Conquista hasta que se conquisto Mexico. Planos geograficos, y corograficos de esta Nueba España, kalendarios, tablas, cronologicas, signos astronomicos y símbolos de los indios, manuscrito inédito que quedo incompleto.
Para facilitar la lectura del documento se ha modernizado la ortografía, extendiendo las abreviaturas, pero respetando la puntuación original.
Sobre Fundición de Artillería en las inmediaciones de Veracruz
Al Excelentísimo Señor Virrey
Relación que hacen los capitanes de Ingenieros don Pedro Ponce, y de Artillería don Diego Panes, del reconocimiento que de orden de S. E. han practicado en la villa de Orizaba, su valle, y caminos a fin de hallar sitio adaptable para establecer una sólida, y permanente fundición de Artillería de Bronce, que pueda proveer la que se necesite en los destinos, que previene la Superior Orden, y de facilitar sus transportes; con expresión de lo que es esta villa, su situación, la de la casa aprobada para dicha fabrica, computo de su total costo hasta ponerla de uso el de precomposición de caminos, y demás que se demuestra en los planos, y cálculos que acompañan.
Excelentísimo Señor.
Señor
Teniendo mandado nuestro soberano se establezca en estos sus reinos una fundición General de Artillería de bronce para las atenciones de su real servicio, a el efecto de buscar paraje oportuno en donde verificar este establecimiento se sirvió V. E. nombrarnos franqueándonos con sus ajustadas ordenes; no solo los auxilios necesario a facilitar las operaciones de los reconocimientos; si también las instrucciones que debían servirnos de gobierno para lograr nuestro deseado acierto; previniéndonos V. E. que la real orden del asunto no debíamos entenderla, se limitase solo a fin de proveer de la artillería, que para su dotación necesita el nuevo Fuerte de San Carlos de Perote, si también se extiende a que se tenga la oportuna en todos los demás puestos de Veracruz, su castillo, costas, y demás ultramarinos, que ahora, y por muchos años debe ser la única atención cuidadosa, motivo porque pide se establezca la fábrica a poca distancia del mar.
Mándanos asimismo V. E. tuviésemos presente lo que para el efecto se había practicado en el año antecedente de mil setecientos veinte y dos en esta Villa, de resultáis de haber mandado la majestad del soberano Don Felipe Quinto, en su real cédula dada en Madrid a trece de marzo de 1720. se estableciese en estos dominios una fundición de artillería nombrando de maestro fundidor a don José Escartín, que viene con dos ayudantes de fundición, y las reales ordenes e instrucciones que presentó al Excelentísimo Soberano Virrey Marqués de Valero, y en virtud de las diligencias que se hicieron, de que se sirvió V. E. mandar se nos diese copia, siendo esta Villa de Orizaba el paraje que en aquellos tiempos aprobaron, nos mando V. E. que en ella debíamos empezar los reconocimientos, como lo hemos ejecutado.
Por los citados documentos de lo tratado del año de veinte, y dos, advertimos que el Excelentísimo Señor Marqués de Valero, resolvió se estableciese la Fábrica de Artillería en esta villa expresando en su orden por ser la más apropósito para este fin inmediato al Puerto de Veracruz, sin que conste por los indicados papeles que antes se hubiese reconocido otro paraje de las inmediaciones de Veracruz, mide igual distancia a esta, dejando en duda de si podría hallarse más cómodo; y adaptable: duda que aun la dejaríamos en su fuerza, si al aprobar nosotros por ventajosa esta villa para el fin de fundición, no tuviésemos el conocimiento de los demás parajes a igual, y menor distancia de Veracruz; y aún teniéndole debemos manifestar antes de informar a V. E. de las ventajas que a otro paraje hace villa de Orizaba para establecer en ella la Real Fábrica de Artillería; lo que nos hace creer que al resolver el Excelentísimo señor Marqués de Valero, se hiciese la fábrica en Orizaba sería poseído el pleno conocimiento de lo que era este sitio, y lo demás; con fecha de 23 de Mayo de 1722. Mandó S. E. al alcalde mayor que era de Orizaba Don Fabián González Calderón, que de cuenta de S. M. acudiese con lo necesario al maestro fundidor Don José Escartín, que este señaló a su parecer sitio oportuno en esta villa para el obrador, como para casa de su morada, y demás ayudantes. El solar lo hemos reconocido, y más adelante diremos a V. E., sus proporciones, y las que hallamos ventajosas en el que hemos aprobado; pues antes conviene exponer los motivos porque preferimos a Orizaba a otro paraje de igual, o menos distancia de la Plaza de Veracruz, en consideración a que hoy se trata no solo proveer de Artillería aquella plaza, y demás como va expresado, si también la que necesita para hacer dotación el nuevo Fuerte de San Carlos de Perote. Supuesto que se juzga como imposible, o de excesivo costo intentar proveerle desde Veracruz.
Además de lo practicado el año de 1722. Este importante asunto de establecer en estos reinos fundición de artillería de bronce; fue también promovido el año de 1768, que el Excelentísimo señor virrey marqués de Croix, mandó bajar a la Plaza de Veracruz, al maestro fundidor, que ahora lo es con real nombramiento don Francisco Ortúzar, dando S. E. orden al caballero gobernador que era don Félix de Ferrás, auxiliase al fundidor para que recociese las inmediaciones de aquel puerto, su costa, a fin de encontrar paraje acomodado a erigir una fábrica de artillería, y acompañándole el capitán de artillería que era don Andrés Sanz, ambos reconocieron las inmediaciones de Veracruz, a distancia de más de veinte, y cinco leguas por uno, y otro lado, y en todos los parajes hallaron obstáculos insuperables a poder verificar lo que se pretendía pues si en unos se quisiera contrarrestar temerariamente a lo riguroso del clima, no a facilitar la conducción a dicho puerto sin unos costos uno y otro insoportables al Real erario, exponiendo a S. Excelencia ambos profesores razones bien fundadas para despreciar las costas de Veracruz, y aún parajes más distantes, que ninguno aprobaron para el intento, y sin reconocer esta villa siguieron el camino de Xalapa, en cuya inmediación reconoció sitio el capitán don Andrés Sanz, que juzgó algo acomodado para establecer la fábrica; y aun esto lo movió a pasarse con el maestro fundidor más adelante por ver si mejor paraje se le presentaría, y en efecto se fijó convendría ponerla junto al camino real de Perote, donde está un molino nombrado de Villa, distante dos leguas de aquel paraje, y treinta de Veracruz.
Ni la pericia de aquel acreditado oficial de artillería, ni la del maestro fundidor, pudieron adelantar más de la que entonces hicieron, cuando ambos carecían de orden que les instruyese a que fines se dirigía entonces establecer fundición, porque ni la orden del Excelentísimo señor virrey, lo expresaba, ni se les dio luces de lo operado el año de 22 ni otra cosa se les hizo saber más de que buscar en paraje cómodo en las inmediaciones del Puerto de Veracruz.
El año de sesenta, y ocho aun no podían sacar por conjeturas los mencionados, si había de construirse el fuerte de San Carlos junto, a Perote, cuando más solo se juzgaría proyecto, y establecer inmediato a aquel pueblo en el nominado paraje de Villa [la] fábrica de artillería con solo el fin de conducirla a Veracruz, de que como se ha dicho dista treinta leguas, siendo preciso se llevase por tierra; cualquiera que haya visto aquel camino juzgará lo imposible del transporte, y el excesivo costo de componerle si es que conviniese hacerlo, lo que se deja reservado a la mente de S. M. y al cuidado de V. E. en la defensa, y seguridad de estos reinos, que reflexionando nosotros en cuanto nos cabe, después de tener conocido, y bien demarcado el camino que sube para Xalapa, como los demás parajes de la costa de Veracruz, hallamos que esta villa de Orizaba, esta la más proporcionada a todas las atenciones de establecer en ella la Fundición General de Artillería.
Ya en estado de concluir el fuerte de San Carlos de Perote, y que miraba V. E. ser preciso proveerle de artillería, para este efecto mandó V. E. en su orden del 25 de septiembre del año pasado de setenta, y seis, baja de el maestro fundidor don Francisco Ortúzar a Perote, y acompañado del capitán de Ingenieros Don Pedro Ponce, como práctico de aquellos contornos por el tiempo que llevó el detalle de la obra del nuevo fuerte, reconociesen ambos si había en aquellas inmediaciones sitio en donde establecer la fundición sobre lo que expuso a V. E. por escrito don Pedro Ponce, cuanto juzgaba por conveniente ajustado a las órdenes con que se hallaba de V. E. y arreglado a las mismas el maestro fundidor pasó a Veracruz, y manifestó lo que concebía; en presencia del señor brigadier, e ingeniero director don Manuel de Santiesteban, y el capitán de artillería don Diego Panes; cuyo informe unánimes pasaron a manos de V. E., y anhelando el acierto en el mejor servicio del rey expusieron las dudas, que a todos los mencionados se les ofrecía de si la proyectada fábrica de artillería había de ser sólo provisional con el fin de proveer de ella el nuevo fuerte de San Carlos, o extensiva para otros puestos, porque requería distinta graduación sus circunstancias según para donde fuese; pues si solo para dicho fuerte, ya se ve que bastaría una provisional en el indicado paraje del molino de Villa distante solo dos leguas.
De esta duda nos saco V. E. haciéndonos saber (como llevamos referido) que las reales intenciones en punto a fundición no se limitaban solo a Perote, si debía ser extensiva a poder tener la oportuna en los puestos de la costa de Veracruz, y demás ultramarinos: así se sirvió V. E. avisarlo con fecha de 27 de noviembre del año pasado al capitán de artillería don Diego Panes, y que para afianzar el acierto de un expediente de tanta importancia tuviese a la vista los puntos que con aquella fecha indicaba V. E. al señor brigadier don Manuel de Santiesteban de que nos impusimos.
A consecuencia de esto con fecha de diez, y nueve de marzo de este año recibimos la orden de V. E. para poder salir ambos a explorar sitio con el objeto de el establecimiento de una sólida fundición de artillería mándanos V. E. empezásemos las primeras diligencias en esta villa de Orizaba, adonde llegamos el cuatro de abril, y que nos sirviese de gobierno lo contenido en los documentos, de lo que en igual caso se hizo el año de veinte, y dos, sobre cuyo asunto procurando adquirir más noticias en el Archivo de Escribano Público de esta villa, ninguna adelantamos de lo operado en aquellos tiempos, más, de que pocos años después murió en Puebla el fundidor don José Escartín, y según su testamento que se nos leyó, dejo planos e instrumentos al cargo de su albacea.
No bastará el que hallásemos en esta villa sitio cómodo, y adecuado para la casa de fundición, ni aún otro paraje alguno, si al propio tiempo no concurría el poder facilitar caminos para rueda, por los que cómodamente; y sin excesivos expendios se lleve la artillería del Fuerte de San Carlos de Perote, y después de la Plaza de Veracruz, para los destinos que quisiese S. M., y hallar caminos fáciles de componer, no habiendo comodidad para la fábrica, también presentaría dificultades que sería necesario superar o tal vez de abandonar el paraje, si en él no concurría a un tiempo todo lo que exige el cumplimiento de la orden de V. E.
En el año de 22 (como va dicho) el fin de este establecimiento era sólo proveer de Artillería la plaza de Veracruz, y demás puertos marítimos; al presente además de la misma atención, se agrega la que pide el fuerte de San Carlos de Perote, para su defensa y en nuestros primeros reconocimientos, advertimos que en esta villa no sólo hay casa, y sitio capaz para poner la fábrica de artillería, si también caminos fáciles de componer para llevarla a dichos destinos, como V. E. lo juzgará en vista de los planos; proyectos, y presupuestos de todo, que pasamos a sus manos; y aunque sabemos que V. E. esta enteramente impuesto de lo que es este basto imperio, sus provincias, poblaciones, clima, y situación de ellas, como así mismo de los caminos, y en particular de los que suben desde Veracruz al reino; para informar a V. E. de la dirección que tomamos por ambos rumbos este, oeste al reconocimiento de caminos, que deben allanarse, los motivos, que para ello tuvimos, y el aprobar la casa, que contiene el plano, que presentamos, sin larga digresión daremos una concisa noticia historiográfica de lo que es la villa de Orizaba, su valle, situación, población, y demás que haga manifiesta la razón que nos movió a aprobar este paraje por el más proporcionado, y ventajoso al fin de establecer la fundición de artillería. Resuelta por su majestad para estos dominios, mirando nosotros en lo que asentimos el cumplimiento de las ordenes de V. E. dirigidas al mejor servicio del Rey, la seguridad del reino, y el bien de sus moradores, pues es constante que los progresos de un real establecimiento, son mayores en cuanto el sitio donde se hacen, concurre con todo lo que se necesita; y que un país, cómodo, abundante, sano, y en donde se encuentra toda proporción, no ha de omitirse manifestarlo aunque en su narración se refieran cosas con vista de curiosa especulación lo que bien mirado conviene al fin para que se refiere.
La villa de Orizaba distante treinta, y dos leguas de Veracruz, situada al oessudoeste de aquella plaza, toma el nombre de su hermoso, y siempre ameno valle: en idioma del país de Orizaba es lo mismo que Ahalis Apan, y significa aguas que retozan, o saltan con alusión a los muchos ríos, y manantiales, que corren por este valle, cayendo en algunas partes por grandísimos despeñaderos, procedentes casi todos de las aguas de los derrames del volcán, que llaman de Orizaba distante, como ocho leguas al nornoroeste de esta villa, y en el mismo valle al sursudoeste, tienen casi todas las aguas su concurrencia en río Blanco. Nace este en Ojo Zarco como se demuestra en el plano general, recibe el del Ingenio, que nace al pie de un monte inmediato a dicho pueblo, y corre de oeste a este recibiendo en este valle el río, que llaman de Orizaba, varios arroyos; y a distancia de media legua se le incorpora también el de Escamela producido de tres ojos de agua, que salen al pie del cerro de Escamela. Sigue Río Blanco su mencionado curso, recibe después el de Cachalote, y a continuación el de Villegas; que divide la jurisdicción de esta villa con la de Córdoba, y entrándole siempre más aguas a Río Blanco se hace caudaloso hasta seguir a desaguar en el mar, por la Barra de Alvarado, pasando antes de Tlaliscoyam, y uniéndose enfrente de Alvarado con el caudaloso de Tlalcotalpan.
Fue Orizaba fundación de españoles europeos por los años de 1540, como consta por documentos auténticos, que hemos visto, y que los primeros pobladores en este valle fueron oriundos de Jerez de la Frontera de apellido Ramones, Prados, Mejías, y Maldonados, todos de oficio carreteros, que hallando en este paraje la mejor proporción para transitar por rueda, ya para Veracruz, ya para lo interior del reino, la abundancia de pastos para ganados, buen temperamento, muchas, y ricas aguas, y maderas de todas clases, se establecieron en este valle formando casas, y población, y para el uso de sus carros a solicitud de los nuevos moradores, y celo de la superioridad del gobierno de este reino; siendo virrey el excelentísimo señor don Luis de Velasco el primero, se mandó la agregación de indios a Orizaba siendo los primeros los de tasmacala que aún como gentiles vivían a tres leguas de distancia en el extremo del valle al oessnoroeste, y dirección del volcán en un paraje que aún subsisten las ruinas con nombre de Pueblo Viejo.
En el año de 1553 ya estaban agregados otros del pueblo de Ostipac, y creciendo cada vez más la población de Orizaba, y al año de 1580 se erigió en corregimiento pasando a ser primer corregidor el que entonces lo era de Tequila, por que el Superior Gobierno veía cuanto convenía el aumento de esta población, y que los españoles tuviesen gente que les ayudase al transito de carretería, conduciendo con carros tirados de bueyes, víveres a la plaza de Veracruz, y cargando en retorno los efectos que los navíos traían de Europa, para introducirlos al reino por esta garganta, que así se ha llamado siempre a causa de su situación, como después diremos.
Duró este tráfico de carros con utilidad común hasta principio de este siglo, que en el Parral tierra adentro de este reino se quedaron los últimos carros, caminando por lo regular hasta sesenta juntos, y esta noticia nos dio fundamento a creer que aunque abandonado después de muchos años, el camino carretero, siempre sería el más fácil de allanar para el fin que pretende de transportar la artillería, así a Veracruz, como a Perote, después de ver los que en el día se usan para caballería; pues es de creer que los antiguos moradores carreteros buscarían los más cómodos caminos para transitar con sus carros, y es el mismo, que hemos demarcado hallándole en muchos tramos buenamente servible como diremos a V. E. al referir la demarcación de dichos caminos, y en vista de esto no parece excusado referir sucintamente algunos puntos en cuanto a esta población. Si nosotros hallamos fáciles de componer los dos caminos que ahora se necesita al cabo de tantos años abandonados se infiere, que el año de 22, estaría aún más sensible, y usual el que dirige a Veracruz, por haber menos años que se había dejado el tráfico de los carros; y esto tal vez pudo motivar en parte a que el Excelentísimo Señor marqués de Valero afirmase ser Orizaba el mejor paraje, y más inmediato para establecer la fábrica de Artillería que sólo entonces se pretendía para Veracruz, razones que hemos tenido para aprobar aquel, y el de Aguatlán por donde se ha de subir la artillería a Perote, y es también el Antiguo de los carros.
Muchos juzgarán, por las aguas que hacen caudaloso a Río Blanco pudiera hacerse navegable desde las inmediaciones de esta villa, ya se ve que esto acarrearía mayor beneficio al servicio del Rey, y del reino, si a costa de cuantiosos caudales, y trabajo se pudiera conseguir; pero no es accesible por el curso que este río lleva entre montes, peñones, caídas, y fuertes caudales como lo hemos reconocido, y que hasta llegar al Paso de Limón cuatro leguas más acá de Tlaliscoyam no puede navegarse con seguridad; porque hasta dicho paso corre el río todo el año con tanta irregularidad que aún una canoa con dos hombres cruza algunos pasos con evidente riesgo, por eso hasta dicho Paso de Limón proponemos el transporte por tierra de la artillería, y desde allí embarcada hasta Veracruz como manifestaremos expresando por menor el reconocimiento hecho de este camino. No le proponemos todo por tierra hasta aquella plaza por la reflexión, que hicimos al tratar del de Jalapa, y por las de demás que verá V. E. en esta relación.
Es Orizaba una de las más crecidas, y buenas poblaciones de este reino, y por la situación de su ameno valle y benigno temperamento abundante de todo lo necesario. La villa esta situada parte en plano, y lo más en pendiente que hace a la banda del nornoroeste, y por la calle Real se sale al camino general que transita a todas partes. Está amurallada en el circuito del valle por disposición de la naturaleza con altos, e inaccesibles montes que le rodean, no pudiendo entrar en el, más de por dos partes: viniendo de Veracruz es preciso por la cuesta de Chacalote cortada entre dos altos montes, que la dominan, enfilan, y en Zapan. A la salida para subir el reino van cerrando el valle dos cordilleras de fragosos, y encumbrados cerros, estrechando a dejar solo el camino, en el paraje llamado la Angostura, aún más enfilado, y dominado que el de Chacalote; que por uno, y otro se le puso a Orizaba, Garganta del Reino; y si se quisiese hacer más dificultoso su paso en ambas entradas es fácil construir sobre las faldas de sus cerros una fortaleza que cierre enteramente esta entrada general del reino, porque en sus cumbres de nada servirían a causa de la altura.
La población de Orizaba ha ido creciendo por su buen temperamento, comercio, y abundante cosecha del mejor tabaco del reino, que lo siembran, y cosechan en lo más áspero, y fragoso de los montes a causa del mejor beneficio, que de sus tierras recibe, y precaución de las heladas que lo perderían en lo bajo. Es este el paso por donde bajan las granas que se embarcan para España, y por donde suben los frutos de toda tierra caliente, como también el único tránsito de cuantiosas partidas de ganado mayor que por junio, y julio de cada año suben de las haciendas de tierra caliente para abastecer mucha parte del reino; y de pastar las partidas de ganado menor de las provincias de Puebla, Tepeaca, y Tehuacán, que a principios de invierno los pasan a tierra templada; y en los montes de este valle se halla con abundancia toda madera de construcción, y otras muy finas, y celebradas, las mejores son el Gateado y Rosadillo.
Por el último padrón que se mandó hacer de esta villa el año de 1763, consta tenía setecientas cincuenta, y dos familias de españoles, y ochocientas treinta, y dos de mestizos, pardos, y otras castas de razón, y todos componían 7139 personas sin incluir los indios que habitan en sus barrios; cuya población se ha aumentado más desde el referido año, como lo manifiesta la continuación de labrar casas, y extenderse la villa de este a oeste. Por dicho rumbo tiene treinta calles, y veinte, y seis de sur a norte, todas anchas tiradas a cordel, bien empedradas, y limpias, las principales, a excepción de la calle Real que aún no esta toda empedrada, siendo la más larga, y ancha de casi cuatro mil varas. Las casas que forman la población son de cal, y canto cubiertas de teja; y aunque por lo común son bajas, están cómodas, y espaciosas, atendiendo en su construcción al beneficio del resguardo de sus tabacos en las principales piezas, y tienen también buenas bodegas para almacenar los efectos, que como encomenderos reciben de otras partes del reino para darles giro. El material de que usan para la construcción de edificios es de mucha duración un género de piedra, de que hay abundancia en sus contornos llamada escamela, tan porosa que dicen ser más fácil levantar una pared, que demolerla, a que concurre haber buena arena, y piedra de cal.
Tiene Orizaba hermosos templos, la iglesia parroquial que es de tres naves, y toda de bóveda puede servir de catedral, por su extensión. El convento de Carmelitas que es de vistosa arquitectura, el convento de San Juan de Dios; la nueva casa profesa de San Felipe Neri, poco ha fundada en el Santuario de Guadalupe, la iglesia, y Hospital de Dolores, para recogimiento de mujeres perdidas, y otros devotos santuarios, viéndose en todos los templos muy ejemplar, y devoto el culto divino, que se celebra con todo el esmero que pide el ritual católico a cuyas expensas concurre voluntario el vecindario con sus posibles, siendo también esta villa el refugio de los convalecientes que vienen a restablecer su salud, lo que se verificó desde el principio de su fundación, y para este fin los primeros europeos fundaron el Hospital de San Juan de Dios.
Siempre los moradores de esta villa, han sido muy leales, prontos a concurrir al servicio del rey, consta que el año de 1644 recibieron un donativo gratuito de dos mil, y trescientos pesos para la creación de la Armada de Barlovento, y en recompensa concedió S. M. a este pueblo en dicho año el título de villa; cuya real cédula dicen se perdió, y la han obtenido últimamente de la real clemencia de nuestro soberano dándoles por armas las reales de Castilla, y León, en el centro, y sobre cuarteles que son cinco estrellas en campo azul y el blema Benigno el clima un árbol en campo de oro fértil el suelo: una nave en campo azul el suelo cómodo; y un león rojo en campo de oro, y leal el pueblo, todo con propiedad alusiva al país, y su vecindario.
En tiempo de guerras ha sido esta villa, cuartel de tropas y depósito de caudales reales y del comercio; así se verificó el año de 1709 que el excelentísimo señor virrey, duque de Alburquerque, mandó trasladar aquí los que estaban en las cajas de Veracruz, y lo mismo sucedió el de 1741 por orden del excelentísimo señor duque de la conquista. Ha sido también paraje de provisión refaccionaria de bastimentos por su abundancia, y duración así para socorros de las tropas que por aquí transitaban a Veracruz, como para el de aquella plaza.
La gente de pueblo toda es dada al trabajo de sus manufacturas, y cosecha de sus frutos, no encontrándose en las calles como en otros pueblos gente desnuda vagabunda, y mendiga, hallándose artesanos, y gente trabajadora para todo lo que puede ofrecerse, circunstancia que concurre para el proyectado establecimiento, y además hay en este valle, y sus cerros, veinte, y dos pueblos de indios, que todos acuden a proveer de víveres; y frutos esta villa, la de Córdoba, y Veracruz; por cuyo medio se halla todo lo necesario a la subsistencia de los moradores, y a las urgencias del real servicio en lo que contiene.
Viendo en nuestra primera especulación lo que es esta villa, las proporciones con que puede concurrir a lograr bien establecida la fábrica de Artillería la que hay de casa, y solar útil, y cómodo, y la que prometen los caminos reconocidos para la conducción, sin dejar de la vista los documentos; y ordenes de V. E. pasamos a reconocer el solar aprobado para obrador el año de veinte, y dos, el que esta en la calle de las tres cruces en lo alto de esta villa, hacia la parte del norte, y es un pedazo de terreno inculto con sola una casilla de indios, en donde sería muy costosa, y demás larga tardanza fundar la fábrica de artillería, para cuyo efecto aventaja en sitio, terreno, extensión, y edificio hecho el que luego reconocimos, que es la casa habitable, y solariega que labró a la salida, y en lo más elevado de esta villa el marqués de Sierra Nevada, y perteneciente a sus herederos de que dimos aviso a V. E. y en virtud de su orden, y de allanarse a venderla los mencionados herederos, procedimos a formalizar su avalúo, y a levantar el plano que remitimos a V. E. con esta fecha, y demás documentos por el que reconocerá V. E. el buen estado del edificio, su mucha extensión para el agregado de las obras que nos parece conviene hacer a efecto de poner la casa en estado perfecto de una completa fábrica de artillería; cuyos proyectos se ven en dicho plano, y perfiles, y que aún le queda extensión, para más que se quiera agregar; y aunque no hemos visto el plano proyectado el año de veinte, y dos, por los documentos que V. E. se sirvió mandar se nos diese, vemos que se proyectaba un obrador cerrado de mampostería de setenta, y nueve varas de largo, y cuarenta y dos de ancho sin aquel arte, y disposición, que semejante obrador requiere, y con todo su costo ascendía en aquellos tiempos a 63.197,, pesos sin incluir la manufactura de labrar maderas de teja, hornos de fundición, ni otras cosas precisas a la perfección de una obra semejante.
La casa, y solar que aprobamos del marqués de Sierra Nevada, para que lo sea de fundición, tiene de fondo ciento, y doce varas, y de frente ciento, y ocho; en el cálculo de su costo total, entra el valor de la casa, el de su cerca general de mampostería el de cobertizos de piedra, madera, y teja, para cinco hornos grandes de fundición, el en que debe de estar la máquina de barrenar: almacenes para metales, y otros efectos, vivienda para el maestro fundidor, y sus oficiales, la correspondiente al contralor, cuartel para una guardia, y destacamento de artilleros, que como es ordenanza en España está la guardia de las fundiciones al cargo de la artillería, que lo juzgamos preciso para las escoltas; y así conviene se acuartele en la misma casa. Tiene cubierto para guardar los carros con que ha de conducirse la artillería; y en fin todo cuanto puede necesitarse en una real fábrica a tener sus útiles, y agregados para estar corriente al trabajo de fundición; y su total costo con hornos, máquina, y seis carros fuertes ascienden según hemos computado a 46 o 42 5rrs y 5 granos, cantidad mucho menor de la que correspondía el año de veinte, y dos, si, se verificará entonces poner la casa proyectada en el estado de servicio.
Tiene la referida casa aprobada por nosotros la proporción de estar en el sitio más alto, y seco del pueblo, y solariega sin unión a otras casas, por el frente hay una plazuela, y en ella una capilla de piedra que aunque no es acabada, como obra pía de la difunta marquesa de Sierra Nevada, están obligados sus herederos a concluirla, y así se ofrece comprenderlo en la escritura de venta de la casa, cediendo a uso de ella el de la capilla, reservándose sólo el patronato. Por el lado derecho es el camino real que va al campo, por la espalda sólo hay solares, y por el izquierdo se baja al río de Orizaba; en cuyas márgenes termina el lindero de la casa, y de él por arquería le entra agua corriente a las pilas que manifiesta el plano constando por escritura que el convento del Carmen tiene obligación de componer la cañería de la casa por beneficios que recibió de los marqueses que la fundaron, y demás de la buena situación en que esta la casa tiene también la comodidad de haber un prado muy extendido al otro lado de un río, a que se comunica por un puente que hay de piedra, y allí poder formar el probadero de la artillería sin riesgo alguno por poderse asestar los tiros contra un eminente cerro no muy distante de allí.
Aprobada ya la casa en que consideramos convenir establecer la fundición conforme a las ordenes de V. E. pasamos al reconocimiento, y demarcación de caminos vistos solo de paso la primera vez, y dirigiéndonos al que debe componerse para llevar la artillería al Puerto de Veracruz, empezamos desde esta villa por el camino que media en su valle hasta el principio de la bajada de la cuesta de Chacalote garganta de aquel camino real como va expresado, y en este intermedio que es de poco más de una legua, por ser bajío, y pantanoso regulamos la porción de calzada que debe hacerse, como el que exigen la composición de los demás parajes, por menor la reconocerá V. E. por el cálculo que incluimos.
La cuesta de Chacalote, que sigue, aunque hace poco que los moradores de esta villa la empedraron, como lo hicieron sin el arreglo que pide su avisar una tan violenta bajada de casi sesenta y cuatro varas de altura en que se arriesgaría todo carruaje, regulamos el costo que pide darle diversos tornos para su seguro descenso, y ascenso, y el puente de un pequeño río que pasa próximo al pie de dicha cuesta por mal terraplenado y algo quebrantado, se regula en el cálculo el costo de repararle.
Desde el mencionado puente al río de Villegas demarcamos necesitar poco más de una legua de calzada, por ser tierra bajía y anegadiza en tiempo de aguas. Dicho río de Villegas, que dividido en dos brazos necesita de dos puentes, tiene el uno de mampostería bastantemente arruinado, y angosto, que pide reedificarse, y otro de vigas, que conviene hacerlo de mampostería; y aunque en el plano se demarca otro puente que se puede hacer, y se proyecta después de la Junta de los Ríos con la atención de hacerle solo de un paso, de los dos menores mencionados; miramos por más conveniente el reparo de estos como se indica en el cálculo.
Desde el citado puente Viejo de Piedra empieza la subida áspera de la Cuesta de Villegas, tan trabajosa, y arriesgada de transitar a la arriería teniendo de largo hasta su cumbre 1986 varas lineales, y de elevación ciento y diez varas, y un pie, y para hacer esta subida cómoda en cuanto lo permite el terreno se proyecta sea en seis tramos o tornos.
Ya en la cumbre de la cuesta de Villegas sigue siempre el terreno con descenso; pero hasta la villa de Córdoba que dista dos leguas todo es barrizal resbaloso, que en tiempo de aguas se hace intransitable, por lo que requiere calzada, dirigiendo el camino por fuera de Córdoba por más corto, como porque sería más costoso llevarlo por la irregularidad de las calles que tiene aún siendo paso frecuentado.
Desde Villa de Córdoba por el paraje mencionado que dirigimos el camino va a tres leguas distante al pueblo que llaman San Lorenzo, y aunque el camino real es ancho, y lo más el del plano, es tan pedregoso, y fangoso que precisamente requiere las varas de calzada que se regulan en el cálculo.
En este paraje de San Lorenzo tomando por la izquierda sigue el camino real de Cotastla; y Xamapa que va a Veracruz, el que si, se intentara componer para rueda sería de un excesivo costo por los varios puentes que hay que hacer en los ríos del Paso del Obispo, Cotastla, la Laja, y Xamapa, con más las cinco leguas de arenal suelto que hay desde Xamapa a Veracruz, en donde aún diez yuntas de bueyes no bastaran a rodar un carro fuerte con un cañón de a veinte, y cuatro; y estas consideraciones con otras que hemos expuesto nos movió a tomar por la derecha al pueblo de San Lorenzo, por el monte del Encinar al rancho que llaman de Manuel de Dios distante como dos leguas; tierra montuosa, y bajía, y aún era el antiguo de los carros de que no ha quedado rastro por lo cerrado del monte; más del paraje que pusieron tumba-carretas que era donde las paraban para hacer mansión.
Del referido rancho de Manuel de Dios seguimos demarcando el camino hasta llegar al paraje que llamamos el Paso de Río Blanco durante dos leguas, y por ser terreno duro, y menos pantanoso exige menos costo de calzada.
En este paraje del paso de Río Blanco hay una ranchería, y el dueño de aquellas tierras tiene provisionales dos pequeños puentes de palos cubierto de tierra, exhibiendo derecho por el paso de la arriería, y todo el que trafica para tierra caliente por aquel preciso paso; pero como en tiempo de avenidas aquellos falsos puentes se los lleva el río, no haciendo otros hasta que mengua el río; se experimentan repetidas desgracias de gentes, bestias, y carga, por causa de no tener un puente bueno, y firme que pudiera estribar en medio del río sobre el pedregal que se manifiesta en el plano general de caminos, lo que produciría ventajosa utilidad al comercio fuerte que por aquel paso se hace, del cacao, algodones, pescado, y otros frutos que se traen de tierra caliente y los que se llevan de aquí a Córdoba, y demás partes del reino; y aunque es asunto extraño de nuestra especulación le referimos por la casualidad que nos le hizo saber al mirar si en aquel paraje podría ya ser navegable río Blanco, y viendo que aún seguía su irregularidad, raudales, y despeñaderos, sin separarnos mucho de él, dejándole por la derecha tomamos el camino que va a San Campus, distante cuatro leguas en donde había una gran venta en tiempo que traficaban carros, y ahora solo dos pequeñas chozas, y en esta distancia no se necesita de calzada por ser terreno duro, sino solo allanar, y desmontar algunos pasos cuyo costo esta comprendido en el total de esta especie.
De San Campus siempre a la vista de río Blanco se pasa el paraje o rancho que llaman la Tinaja distante dos leguas, y sigue el mismo terreno que el antecedente, pues aunque en algunos parajes conviene hacer cortas porciones de calzadas de todas las que se mencionan en el presupuesto hasta el Paso de Limón, se hace en cuerpo que se totaliza en el cálculo.
Desde la Tinaja al rancho de San Joaquín hay dos leguas; en cuyo paraje por la izquierda se aparta el camino que va a Veracruz, el que dejamos, y seguimos a la derecha con la atención a río Blanco para más aproximarnos a el hasta encontrarle navegable.
De San Joaquín a legua, y media de distancia esta el paraje que llaman Tonacalco todo camino duro, y llano porque ya desde que salimos de San Lorenzo por el lado izquierdo de río Blanco no encontramos montes, ni cerros, sino lomas, y quiebras que hacen las aguas.
De Tonacalco seguimos al paso nombrado del Limón distante dos leguas, y es también paso de recuas, y ganado para tierra caliente. Allí hicimos mansión en una casilla que esta inmediata al río, para reconocer, y sondear éste valiéndonos de una canoa que a este fin hicimos conducir, y de prácticos pescadores, marcamos la amplitud del río ser más de ochenta varas en aquel paraje con diez pies de fondo en el tiempo de mayores secas, porque era a fines de abril, y vimos que sin raudales, piedra, ni caídas corre sereno todo el río sobre fondo de arena, y así sigue con mansa corriente pasando a cuatro leguas más abajo por frente de Tlaliscoyam, y sigue después a unirse con el de Tlalcotalpan frente de Alvarado bajo el manglar grande, y ambos desembocan al mar por la barra de dicho puerto.
Reconociendo que ya en el Paso del Limón se puede embarcar la artillería llevándola con comodidad, y sin riesgo hasta el puerto de Alvarado por medio de barcos, o planchas dispuestas para el fin; pues aunque en dicho pueblo de Tlacotalpan cuatro leguas más abajo del paso del Limón, es paraje de desembarco de efectos de comercio, miramos evitar el costo de aquellas cuatro leguas rodables por la composición que necesitaría el camino de terreno bajío, y pantanoso, ni excusa las planchas o rampa de cabeza de muelle para el fácil embarque de la artillería, ni el puente, como en el plano general se demuestra.
Concluyendo con el referido reconocimiento de demarcación del camino que consideramos convenir poner en corriente para desde esta villa conducir la artillería al puerto de Veracruz, se graduó el costo de facilitar este camino según verá V. E. por el cálculo que acompaña a esta, y que en el, como precisa se considera también el que tendrá construir cinco galeras de madera cubiertas de paja de a sesenta varas de largo, y nueve, y media de ancho cada una, situadas en donde como proyecto se demuestran en el plano regulando las mansiones que pueden hacer los carreteros, para que puedan estar a cubierto, y guardar los aperos, cabrías, y demás útiles precisos en una conducción de artillería.
Como consideramos que la conducción de artillería en estos caminos será menos costosa disponiéndola vaya con bueyes, miramos a que en los tránsitos no falten pastos, y agua todo el año, que de uno, y otro esta proveído el mencionado camino, pues la conducción con bueyes no requiere más atalajes, que yugos y cadenas de hierro, y los manejan los indios. La de con mulas necesita provisión de atalajes de tiro como colleras, carreteros diestros en este manejo que no los hay en el reino, y sin duda sería mucho más costoso. Los bueyes en donde los sueltan pastan, y si se cansan allí; se remudan otros, porque es mayor su provisión. Las mulas necesitan mantenerse a pesebre, herrarlas, y llevar partida de remuda, causando carestía en los maizes, y como de mayor costo el quebranto de una mula buena que el de un buey, sea la conducción por cuenta de S. M. o sea por asiento, sin duda alguna es más ahorrativa hacerlo con bueyes, que con mulas costando en estos parajes cuatro reales al día una yunta de bueyes, y dos, y medio reales el mozo y por si así se verificare según lo resuelva V. E. en el reconocimiento de caminos llevamos la mira hubiese pastos, agua y galeras donde hacer alto los carros; aunque para todo efecto es conveniente encontrar pastos, y aguajes.
En el presupuesto general que comprende el costo de este camino, y galeras, no está el que podrán tener los barcos, o planchas con que debe conducirse la artillería desde el proyectado Paso del Limón al Puerto de Alvarado, y de allí a Veracruz, porque la construcción, y regulación del costo de esta máquina pertenece a los maestros galafates, e inteligencia de los ingenieros hidráulicos por ser obra de agua, y teniendo S. M. profesores en la escuadra que esta en Veracruz, V. E. determinará si tiene por más conveniente; que los mencionados dispongan estas máquinas, y regulen su costo, o si lo hubiésemos nosotros de hacer, en este caso pedimos a V. E. se sirva mandar venga a esta villa un maestro mayor de galafate inteligente en lo que se trata; con cuya asistencia podremos disponer trazar, y calcular las planchas.
Ya enterado V. E. de lo que es el camino por donde desde esta villa proyectamos poder llevarse la artillería que ha de conducirse a la plaza de Veracruz, y los costos que presenta según juzgamos para que sea permanente demostraremos lo operado en la demarcación del otro camino que ha de servir para llevar la artillería al fuerte de San Carlos de Perote, y los motivos que nos obligó a elegir por mejor el de Aguatlán.
Saliendo de esta villa por la parte del oeste va el camino real siguiendo el valle por medio de la angostura que hace la cordillera de los montes, y como ya hemos indicado cuando referimos la situación de esta villa allí nos parecía acomodarla una pequeña fortaleza para más cerrar la entrada en caso urgente.
A tres cuartos de legua de esta villa siempre en el camino real y al oeste, está un pequeño pueblo nombrado el Ingenio, y en dicha distancia toda pantanosa, y de piedra suelta, conviene hacer la porción de calzada que se advertía en el presupuesto, y un puente regular de piedra para el paso que allí tiene Río Blanco, ya unido con el pequeño del ingenio, que toma el nombre del pueblo, por nacer allí inmediato al pie de un cerro, en cuyo manantial se orillan nutrias, o lobos marinos que aquí llaman, y corren mucho trecho por Río Blanco; pero nosotros solo vimos uno de paso que no pudimos discernir que animal era.
De allí a la hacienda del Encinar hay una legua cuyo terreno es el mismo que el antecedente, por lo que requiere calzada, como el mencionado, y lo mismo desde la hacienda al pie del Infiernillo distante dos leguas. Este Infiernillo es la primera. y peor subida que tiene el camino de Aguatlán, y el mismo paso antiguo de los carros, teniendo esta subida dos mil, y ochenta varas lineales, y de elevación en todo este tramo de subida ciento cincuenta, y cinco varas, y dos pies. Abrieron los antiguos esta subida con hornillos por ser de piedra viva, y aún se ven parte de los barrenos, pero abandonado como se ha dicho este camino, o maliciosamente destruido según aquí refieren por el interés que los indios de Maltrata tienen en que solo se use su áspera, e inaccesible cuesta, ha quedado inservible la de Aguatlán, y el corto paso de Infiernillo necesita demolerle, y darle basa en su pie con la extensión que requiere para suavizar la subida, y es el peor tránsito de todo el camino.
Desde lo alto del Infiernillo sigue lo más del camino plano hasta el pie de la cumbre de Aguatlán en distancia poco más de legua, y media; y como tierra montuosa con algunos repechos y quiebras requiere seguir la calzada que contiene el presupuesto; y dos jagüeyes para tener agua en distintos parajes porque esta distancia es de terreno seco advirtiendo que los jagüeyes deben hacerse en tiempo de agua para que críen manantial.
Empieza la mayor subida a la cumbre de Aguatlán en dicho paraje en donde hay un rancho que llaman de Félix Peregrina, tomando por la izquierda se sube por el camino que llaman el Molinillo, el que reconocimos siendo tan agrio, y pedregoso, que aún a caballo se camina por el con riesgo; dejamos por inaccesible; y siguiendo por la derecha del referido rancho siempre al camino contiguo de los carros, demarcamos la subida hasta el extremo de la cumbre que no llega a ser una legua, y su elevación, según nivelamos, tenía doscientas treinta, y cuatro varas, y dos pies. hay en esta distancia bastantes repechos recios, y cortes que con el transcurso del tiempo han hecho las aguas; pero como todo el monte es extendido por ambos lados, y de terreno duro nada de piedra; regulamos formar el camino en sus tramos para ganar suavemente su altura, aunque todo debe ser de calzada, pues la dureza del terreno no evitaría, el que frecuentado este camino en tiempo de aguas por los carruajes, habían de padecer quebranto, y los derramenes de los montes siempre habían barrancas que volverían a inutilizar los caminos, y esto se evitaría haciendo la calzada que proponemos en sus tramos advirtiendo que es toda subida. En la formación de calzada damos dos pulgadas, por vara de declivio, y es lo suficiente aún pendiente regular, y en los extremos de la vuelta que se haga a los tramos del camino unas como plazas para no estorbarse los yentes y vinientes, desmontando de raíz los muchos árboles que perjudican a abrir el camino como debe quedar porque todo este monte es muy cerrado de recios pinos, robles, y encinos.
Ya en lo alto de la cumbre de Aguatlán sigue el terreno llano no sólo para el camino que dirige a Perote, si también para todo el reino, porque la cordillera de montes corre de norte a sur, y de este a oeste, como se demuestra en el plano, y ya desde allí aclara más el monte, y concluye antes de llegar al pueblo de San Antonio que llaman de Arriba, distante poco menos a dos leguas de lo alto de la cumbre de Aguatlán; cuyo intermedio requiere también porción de calzada en algunos tramos, lo mismo desde San Antonio al pueblo de San Andrés distante dos leguas. De allí se pasa a Tepititlan que hay seis leguas, y nueve de Tepectitlan a Perote; y todo este camino en partes necesita cortos tramos de calzada, y en partes ampliar el camino; y así el costo total de calzada, como el de desmonte, que de todo el referido camino conviene hacerse se advertirá por menor en el presupuesto relacionado aquí lo que juzgamos convenir hacer respecto a lo que hemos visto, y reconocido por cuyo medio quedará el camino fácil de transitar.
Además de los costos a que asciende la reposición de los mencionados caminos debe considerarse el que se seguirá después de recomposiciones de quiebras de calzadas, y puentes, como de repetir los desmontes, y por el continuado uso que sin duda tendrán estos caminos, pues la seguridad, y comodidad de ellos hará disfrutarla a todos los que les interese bajar por este camino. A esta atención, y a la de resarcir el real erario en parte el crecido gasto de facilitar estos caminos parece podría ayudar pagando después todo pasajero al respecto de lo que transite o trafique ya en carruaje de cuatro ruedas, o de dos, o en bestias sueltas, como se estableció en España cuando se abrió cómodo el paso preciso de las Castillas por Guadarrama, siendo constante que cuanta más comodidad se halle en los caminos más mueve a frecuentarlos, bien sea para esta villa, o bien para la de Córdoba, y aún hasta el paso del Limón, por la facilidad, y seguridad que hallaran todos los moradores de este reino al giro de sus frutos, y efectos, y internar los que vengan de Europa como antiguamente se hacía por esta garganta del reino: más esta económica providencia sólo la apuntamos porque bien comprendemos que a la penetración de V. E. y a las tareas de su infatigable celo corresponde graduar lo más conveniente, y a nosotros sólo el de regular que el costo a que ascenderá puestos los caminos como proponemos según el computo lo más ajustado que hemos mirado, y a los precios del país consideradas las distancias podrá llegar a trescientos veinte, y dos mil cuatro cientos noventa, y cinco pesos comprendiendo también mampostería ordinaria en los perfiles de ambos lados de la calzada para su mayor consistencia; más como estas calzadas, puentes, allanar caminos, y construir galeras puede hacerse por asiento según los mejores postores que se presenten, de ahí puede tal vez resultar menos costo si produjese algo más a cálculo tan basto prevería V. E. no puede precisamente ajustarse.
Estando V. E. enterado bien de todo lo que es este reino, cuanto más de los caminos por donde se sube a el, y los frecuentan los que van, y vienen a esta villa, que son por la cuesta de Acultzingo, y de Maltrata, es regular quiera V. E. saber porque nosotros hemos preferido el de Aguatlán a los dos mencionados, y debiendo satisfacer expondremos los motivos que nos movió a despreciar Acultzingo, y Maltrata, y preferir a Aguatlán.
Esta cuesta que proponemos componer tiene la ventaja de ser más inmediata al camino real que va a Perote, que la de Acultzingo, que es la más distante de el, en parajes pantanosa; y sus subidas todas sobre piedra viva mal tajada que harían mucho más costosa su habitación; la de Maltrata no hay duda que desde su cumbre se acorta algo más el camino en lo llano que va a Perote, pero es una subida muy elevada, y lo más corta la hace más áspera toda sobre piedra viva; y aún que se intentará componer para el uso de los carros, su costo sería sin duda excesivo al computado por Aguatlán, tal vez insoportable al real erario; pues por un lado tiene el camino una eminencia de montaña de piedra cortada, imposible de allanarla, y por el opuesto un profundo despeñadero, no teniendo el camino más anchura que de dos a tres pies; además de esto tiene el piso de piedra tajada irregular, y en sus oquedades se hacen unos lodazales que con evidente riesgo transitan los arrieros, en donde se han perdido muchas bestias, y averiado carga considerable. Para subir los arrieros con carga la cuartean, como ellos dicen, que es dejar la mitad de la carga al pie de la cuesta, y hacer dos viajes para subirla toda; trabajo que no deja de atrasar el comercio. Los que bajan a caballo se apean, por temor del precipicio, y sólo el que tiene con que se hace bajar, y subir en una silla a hombros de indios, lo mismo se practica por la cuesta de Acultzingo, pero no la de Aguatlán, que a no tener muchos pinos recios caídos que atraviesan el camino con menos riesgo, y más desahogo se podría transitar aún en el estado que está, y lo tuvieran mejor, si se hubiese conservado, como lo usaron los antiguos carreteros de quienes se debe creer que pues usaron de este camino, y no de otro sería porque le hallaron más cómodo, y fácil para su tráfico, y además de que así se ve bastante motivo tuvimos para aprobar, y demarcar la subida para Perote, por Aguatlán después que hicimos su primer reconocimiento, y de tener el de Maltrata, y Acultzingo.
Además de las proporciones que encontramos de facilitar caminos para rueda, y las que tiene la casa aprobada para fundición según va dispuesta en el plano, y perfiles restábanos el investigar, si los barros, leñas, y arenas, de estos contornos serían servibles para el efecto y como esta especulación más incumbe al maestro fundidor, que es quien ha de usar de semejantes materiales, pedimos a V. E. se sirviese mandarle pasase a esta villa, reconociese la casa la disposición de oficinas, la de hornos, barros, arenas, leñas, y arte de poner la máquina de barrenar movida por mulas al nivel de ella a dos ases, para que a un tiempo se trabaje en dos cañones. Vino el mencionado fundidor don Francisco de Ortúzar; que habiéndose impuesto de todo expuso por escrito lo que V. E. había visto con lo que en ningún tiempo pueda alegar faltarle cosa que impida sus operaciones.
En el presupuesto de la casa verá V. E. que proponemos ponerla en corriente para el fin que se pretende en sólo el término de seis meses de trabajo proporcionando el número de operarios que para ello se necesita; pues hechos cargo de que el asunto de establecer fundición general en estos reinos está ya resuelto por S. M. como V. E. nos lo ha manifestado hemos mirado también a que esta real orden tenga el pronto cumplimiento conforme V. E. apruebe nuestro proyecto, y a un tiempo se puede componer la subida de Aguatlán para la artillería del Fuerte de San Carlos de Perote por ser la que más urge.
No remitimos a V. E. plano, y perfil de la máquina de barrenar según la disponemos, y va referido, juzgamos que con incluir su costo como va en el presupuesto es lo que corresponde para la noticia que V. E. quiere del todo; pero siempre que V. E. nos ordene se la presentemos lo haremos conforme lo mande.
No nos queda más que esperar sumisos saber si V. E. aprueba nuestras operaciones examinando si las ajustamos a sus apreciables ordenes para que nuestro trabajo aunque tan corto, pueda ser útil al servicio de S. M. y merecedores de que V. E. nos las continúe afirmando siempre nuestra observancia en sus apreciables preceptos, pidiendo a la divina majestad prospere, y dilate la vida de V. E. los mismos ánimos de nuestro anhelo. Orizaba, y agosto 1º de 1777.
Exmo. Señor
Pedro Ponce Diego Panes
Dictamen que dan sobre la elección del sitio, a propósito para el establecimiento de fundición de artillería de este reino el teniente coronel don Miguel Puchalt, comandante del Real Cuerpo de Artillería de este reino, y el ingeniero ordinario don Alfonso Sánchez Ochando en virtud de la orden del Exmo. Señor virrey don Martín de Mayorga su fecha 26 de junio de 1780.
En 27 de Agosto del año próximo pasado, se me mandó por ese superior gobierno, informase en que paraje de los inmediatos a esta plaza, o de los que tuvieren algún río que desemboque cercano a ella, se podría establecer la fundición de Artillería, y que no estuviere expuesta a las irrupciones del enemigo. En cumplimiento de esta orden, respecto a los parajes que había visto, y las noticias que tenía hasta aquel entonces; con presencia de cuanto se había trabajado para establecerla en Orizaba, y otros destinos, informe con fecha de ocho de septiembre del mismo año, ser paraje a propósito el llamado el Lenzero: después de este informe en virtud de la superior orden de 26 de junio próximo pasado, para que reconociese las cercanías del río Jamapa lo ejecute en dos distintas ocasiones asociado del ingeniero ordinario don Alfonso Sánchez Ochando, y hecho con la prolijidad que pide la importancia del asunto: hemos hallado que a cuatro leguas del mar, hay un sitio llamado el Rodeo Viejo del Rincón de Parra, que dista un cuarto de legua de dicho río; desde cuyo paraje siguiendo la costa de él hacia arriba hasta una legua, es terreno oportuno, para el expresado fin, a causa de gozar vientos sanos, ser temperamento benigno, y propio para los trabajadores, según se experimenta en varias fábricas de ladrillo que hay en él, libre de inundaciones, agua especial para beber, y en abundancia para la fábrica, facilitando la inmediación al río, la conducción de materiales para la construcción del edificio, y el transporte de la artillería a la Plaza de Veracruz; cuyo renglón es el de mayor consideración como se acaba de ver, con la que ha pasado, desde esta Plaza a la de Perote, que siendo ochenta y tres piezas y las tres cuartas partes de ella del calibre menor, le ha tenido el costo al rey, como cuarenta mil pesos de lo que se puede inferir que a veinte leguas que distase la Fundición de Veracruz (como la está el Lenzero) podría costar la conducción de artillería, un año con otro fundiendo regularmente como veinte y cinco mil pesos, según se manifiesta en el plan adjunto, con las demás ventajas que expresa por menor, cuyo censo, o gravamen es una lima gorda que merece la primera atención experimentando en Jamapa la ventaja de que dicha condición por el citado río, se puede hacer con planchas hasta la boca de él, donde transbordadas a las lanchas del Rey destinadas en San Juan de Ulúa la conducción (de) éstas a dicho Castillo sin costo alguno, lo cual se puede ejecutar, en tiempo de aguas, por la abundancia de ellas en el río, y facilidad de navegar, con vientos. Brisas favorables, y bonancibles que son los que precisamente reinan en dicha temporada.
Para llevar la artillería desde la fábrica al río se ejecuta con los mismos bueyes, que conducen el carbón, leña, y demás necesarios para la casa, sin causar gasto alguno.
Leña a propósito para fundir la hay en abundancia de zapote blanco, palo mulato, higuera, laurel, y otros que experimentada, se ha hallado ser de buena calidad, y para mayor abundamiento, se puede concluir la de pino, por el dicho río con muy poco gasto, a causa de hallarse los pinares en las inmediaciones de su movimiento, cuyos palos echados al agua, la misma corriente los lleva hasta el destino donde plantada una estacada se detienen sin embarazar la corriente; de donde se sacan, y almacenan. Igualmente hay mucha leña apropósito para toda especie de carbón.
Para el perfecto conocimiento de los barros que deben servir para los moldes, y demás, se han tomado de diversos terrenos a saber.
Del Rancho de don Pedro Moreno, del de don Francisco Carnábal, y del de el padre Cabezas, todos inmediatos a dicho río, y hecho el experimento riguroso en esta plaza a nuestra presencia por el maestro platero Gregorio Salazar, perito en fundir pequeñas piezas de bronce con otro asociado de la misma profesión ha resultado ser de superior calidad el de don Pedro Moreno, y el de los dos minerales de don Francisco Carnabál, es también bastante bueno, como igualmente la arena, con que se ha compactado; cuyos moldes marcados quedan en nuestro poder para manifestarlos siempre que convenga.
A proporción para construir ladrillo al pie de la obra, por bondad de los barros, abundancia de leña, y agua, como también para hacer los hornos de cal conducida la pieza por el río desde la boca de él; y así mismo de los demás materiales necesarios para el edificio.
Por razón física es más ventajoso para la fundición el temperamento seco, que el expuesto a humedades, y neblinas; consta por experiencia en las fábricas de Barcelona y Sevilla, que se funde en el verano, con mucha más ventaja, solidez, y bondad de las piezas, que en tiempo húmedo de que se infiere, una de las nulidades graves de Orizaba de la cual no esta enteramente exento el Lenzero, pues reinan en el con bastante frecuencia, lluvias cortas, y densas neblinas, siendo así que Jamapa esta libre de todo. Evidenciándose por lo expresado la mejoría de este sitio, respecto a que aquí en cualesquiera estación del año que se quiera, según los metales acopiados, y demás necesarios, se puede fundir con más perfección, y menos costo.
Últimamente acredita más ser este sitio oportuno para fundición de artillería, haberse fundido en Medellín o su inmediación, distante como dos leguas de Jamapa, dos cañones de a 24 y 16 por los años de 1647.
El puesto que se juzga, apropósito para dicho establecimiento, le consideramos libre de invasión enemiga, pues sabido es en el arte militar, que semejantes empresas se intentan solo a parajes, que conocidamente, puedan conseguirse ventajas, como es almacenes para subsistencia de la tropa, o de pertrechos de guerra, que precisamente hagan falta para la defensa, toma de puestos ventajosos, para asegurar sus retiradas, o adelantar sus empresas; saqueo de caudales, y otros de esta naturaleza: Nada de esto lograría aquí el enemigo. Si únicamente el destruir un edificio, que con facilidad, se puede reedificar, pues ni los cañones (dado caso que los hubiere) ni otro metal le es fácil de llevar, por no tener lo necesario para la conducción, a más de serle muy embarazoso tanto por el río como por tierra, pudiéndole disputar el terreno a cada paso y con facilidad ser cortado.
El mismo inconveniente se halla para que el enemigo penetre desde la plaza hasta la fábrica, por los muchos méganos, arenales, bosques impenetrables, callejones y, demás obstáculos, que contra si tiene, donde apostada poca tropa, y habiendo sus emboscadas, y retiradas, sin dificultad se le puede impedir la introducción, en la que aventuraría perder muchisima gente, con conocimiento cierto de no resultarle beneficio alguno. Cuyas reflexiones previamente tendrá presentes, un enemigo tan perito en el arte militar, por lo que no se debe temer semejante irrupción.
Veracruz 5 de Agosto de 1780
Miguel Puchalt Alfonso Sánchez Ochando
A las considerables ventajas que se logran establecer siendo la fundición de artillería en la inmediación del Río Jamapa, según se hizo presente a la Superioridad, con fecha de cinco de agosto próximo pasado es preciso añadir la que se conseguirá del fomento de población, en las inmediaciones de esta plaza, que es de la mayor importancia, tanto para subsistencia de ella, como para su defensa.
Igualmente se manifestó en el expresado dictamen haberse fundido dos cañones en el pueblo de Medellín que esta inmediato a dicho río, y ahora se presentan sus filiaciones certificadas, donde se hecha de ver que sin embargo de haber dado por inútil el cañón Santiago del calibre de a 24, no fue por defecto de los barros, leña, agua, temperamento, y demás y si por no estar purificados los metales , y por no tener la dosis correspondiente.
Así mismo se han fundido campanas de varias magnitudes, hallándose una de las grandes en la Iglesia Mayor de esta plaza.
También se debe advertir, que inmediato al sitio propuesto para el expresado establecimiento hay una cantera de la que se sacó la piedra para la iglesia de Medellín; y podría servir de mucha utilidad para la obra, con cuya ventaja se disminuye el gasto calculado anteriormente. Veracruz 15 de Septiembre de 1780.
Miguel Puchalt
Alfonso Sánchez Ochando
Notas
CISNEROS GUERRERO, G. Diego García Panes y Abellán. Un ingeniero militar en la historia indiana. México: Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 1995.
GARCIA PANES, D. Panorama de Anáhuac. Selección de láminas y textos de los tomos 3 y 4 del Theatro de Nueva España, que publica J. I. Echegaray, con introducción y notas de E. de la Torre Villar. México: Celanese, 1975.
GARCIA PANES, D. La Conquista. Selección de láminas y textos de los tomos V y VI del Theatro de Nueva España, que publica J. I. Echegaray, con introducción y notas de E. de la Torre Villar. México: Celanese, 1976.
GARCIA PANES, D. Diario Particular del camino que sigue un virrey de México. Desde su llegada a Veracruz hasta su entrada pública en la capital. Pról. L. Díaz-Trechuelo, Trascripción A. Tamayo. Madrid: CEHOPU-CEDEX, 1994.
MONCADA MAYA, J. O. Ingenieros Militares en Nueva España. Inventario de su labor científica y espacial. Siglos XVI a XVIII. México: Instituto de Geografía, UNAM, 1993.
PANES,
D. Descripción de los caminos que desde la plaza de Veracruz
se dirigen a México por distintos rumbos. Pról. R. Camelo,
I. González Tascón y C. Domínguez López, trascripción
J. Portús. Madrid, Banco Santander, 1992.
© Copyright: Gabriela
A. Cisneros Guerrero y J. Omar Moncada Maya,
2003.
© Copyright: Biblio
3W, 2003.
Ficha bibliográfica
CISNEROS GUERRERO, G. MONCADA MAYA, J. Proyecto de los ingenieros Pedro Ponce y Diego Panes para establecer una Fundición de Artillería en la Nueva. Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. VIII, nº 447, 20 de mayo de 2003. <http://www.ub.es/geocrit/b3w-447.htm> [ISSN 1138-9796]