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BOADA, Martí, SAURÍ, David. El cambio global. Barcelona: Editorial Rubes, 2002. 143 p. [ISBN 84-497-0079-5]
Palabras clave: cambio global, desarrollo de la ciencia, sostenibilidad
Key words: global change, science development, sustainability
Las cuestiones medioambientales han adquirido en los últimos años un extraordinario protagonismo. Las razones fundamentales de ello tienen mucho que ver por un lado con la intensa explotación de los recursos del planeta, llevada a cabo en las últimas décadas y con unas marcadas consecuencias en términos de degradación ambiental; por otro lado, con la aparición de una fuerte conciencia crítica por parte de determinadas elites sociales y políticas frente a esos fenómenos. De la explotación de los recursos se desprenden muchas otras consideraciones, entre ellas todas las relacionadas con la contaminación en sus muy variadas formas o aquellas de mayor calado como el hecho de que se esté modificando de manera irreversible la naturaleza de la Tierra. En este último sentido, el reconocido naturalista Edward O. Wilson ha advertido en una obra reciente que los actuales niveles de consumo son insostenibles a escala planetaria y que si continúan a este ritmo están en peligro a corto plazo la mitad de las especies vivas . Junto a los peligros que comporta para la humanidad la reducción de la biodiversidad, otra de las cuestiones importantes para entender lo que pretende analizar el denominado cambio global es el llamado calentamiento del planeta, cada vez más en el candelero y que según la revista Science debe ser objeto preferente de trabajo para los científicos en los próximos años (véase El País, 3 enero 2003, p. 30).
De la primera de aquellas consideraciones, la de la contaminación, el año 2002 será recordado en España por la que ya es señalada como la mayor catástrofe medioambiental de su historia. Nos referimos al hundimiento del petrolero Prestige en el mes de noviembre en aguas del Atlántico, frente a las costas de Galicia. Esta catástrofe ha puesto en solfa, además de la problemática medioambiental del vertido de miles de toneladas de fuel al mar, otras cuestiones relacionadas con la pésima gestión de los riesgos ambientales en nuestro país por parte del gobierno neoliberal actual. En ayuda de la segunda de las consideraciones, la de los cambios estructurales que se están operando en nuestro planeta, y en especial la manera de abordarlos desde la ciencia, nos viene al paso de manera muy oportuna la obra de los geógrafos Martí Boada y David Saurí, titulada El cambio global y publicada en fechas muy recientes.
Sin duda, por lo que se refiere a la transformación de la naturaleza, en la historia de la humanidad hay un antes y un después de la revolución industrial. Con la industrialización empezó la gran transformación, no sólo material, del medio natural. A aquella contribuyó la visión optimista sobre el dominio de la naturaleza, manifestada desde la Ilustración y que se desarrolló en sus múltiples facetas científicas, tecnológicas, sociales o económicas a lo largo del siglo XIX y continuada en la centuria posterior. La revolución industrial ayudó, y no poco, en un proceso de retroalimentación ideológica y material, a esa percepción de dominio. Los antecedentes de ese proceso los podemos ver en la obra ya clásica de Clarence J. Glacken, Huellas en la playa de Rodas. Naturaleza y cultura en el pensamiento occidental desde la Antigüedad hasta finales del siglo XVIII. En la misma línea, pero ampliando las reflexiones a los periodos más contemporáneos, se encuentran la obra también canónica de Lewis Mumford, Técnica y Civilización (Barcelona, 1982, 4ª edición) y la de Siegfried Giedion, La mecanización toma el mando (Barcelona, 1978).
La primera de las obras, la de Glacken, es uno de los referentes del libro de Martí Boada y David Saurí, los dos prestigiosos geógrafos españoles autores de El cambio global. El primero es profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona y en 1995 fue merecedor del Premio Global 500 de las Naciones Unidas. En la contraportada del libro leemos también que es un pedagogo ambiental y autor de libros y artículos relacionados con el medio natural. De David Saurí se nos dice que es profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona y que actualmente dirige el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales; también sabemos de él que es uno de los mejores especialistas en temas del agua y en las cuestiones relacionadas con los riesgos naturales de nuestro país. La obra de los dos geógrafos la podemos seguir con más detalle en ese nuevo diccionario biobliográfico universal que tenemos a nuestro alcance, el de los buscadores de internet. Ambos autores están referenciados extensamente por lo que nos ahorramos añadir aquí más detalles.
En el mismo sentido, también ha sido interesante para nosotros interrogarnos en los medios electrónicos sobre el alcance de un concepto como el de cambio global. Al hacerlo, a través del buscador google, nos han salido algo más de ocho mil páginas web hablando del tema. Aceptando que no todas tienen el mismo valor científico, la cifra sin embargo nos confirma algo importante; las dimensiones y la trascendencia que ha adquirido el concepto en los últimos años. De cualquier modo, y tal como nos recuerdan Boada y Saurí, el cambio global es uno de los fenómenos que ha alcanzado mayor trascendencia para la humanidad del siglo XXI y que, con el componente climático a la cabeza, está acaparando la atención científica, mediática y popular con la intensidad de los grandes retos planetarios. La cuestión ambiental se encuentra de manera persistente en el centro de los debates sobre el desarrollo económico, el bienestar, la seguridad y la cultura de las personas.
Tal como nos señalan los autores, el cambio global se puede abordar desde muchas perspectivas diferentes. Sin embargo, escriben, ninguna de ellas ofrece en sí misma una visión correcta de la complejidad y multidimensionalidad del concepto. De forma creciente, se habla de una nueva ciencia, una ciencia global o una ciencia de la sostenibilidad que "debe sustituir los viejos enfoques compartimentados con los que hasta la fecha intentábamos comprender y resolver los problemas del medio ambiente". Uno de los obstáculos que se apuntan para esta nueva ciencia global es la tradicional división entre ciencias biofísicas o naturales y ciencias sociales, caracterizada cada una por diferentes intereses, objetivos, metodologías y aspiraciones. Así, la intención principal de la obra, escriben Boada y Saurí, es contribuir "a proporcionar elementos de reflexión para superar las diferencias disciplinarias y establecer un marco compartido de análisis que pueda afrontar con más garantías que las existentes hasta ahora la comprensión de las cuestiones ambientales y que pueda trasladar este nuevo conocimiento al conjunto de las esferas pública, privada y ciudadana" (p. 5-6). Después de la lectura de la obra, bien podemos sentenciar que ésta ha de servir en un futuro para potenciar magníficamente ese debate. El cambio global de Martí Boada y David Saurí consigue sobradamente los objetivos que se propone con mucho rigor conceptual, una enorme capacidad sintética, el rechazo del corporativismo disciplinar, una ejemplificación empírica muy clara y el rigor en el aparato crítico utilizado. Todo ello aderezado con mucha pedagogía, tanto en los textos como en las imágenes. Sin duda, nos encontramos con un excelente manual, no exclusivamente universitario, sobre la gran cuestión ambiental que nos acecha en estos momentos, la del cambio global.
El volumen se halla estructurado en seis capítulos. El primero se centra en el concepto de cambio global y ofrece una sucinta presentación de sus principales componentes, así como de los tres grandes impulsores del cambio: la población, el desarrollo económico y las actitudes, creencias y percepción social del mismo. No hace falta decir que el concepto no resulta fácil de encuadrar. Una de las dificultades para su definición se encuentra en el hecho de que no es fácil discernir entre lo que obedece a la variabilidad natural y lo que se puede atribuir a los humanos, cuestión todavía no resuelta. Lo que sí que parece claro es que el concepto de cambio global es muy complejo y que no puede acomodarse a esquemas interpretativos simples. En este sentido, los esfuerzos explicativos por parte de los autores con conceptos como el de huella ecológica son de agradecer. Aplicada a las grandes regiones mundiales, ésta clarifica la desigual distribución de riqueza entre grupos y entre países, informándonos de que América del Norte utiliza casi el equivalente a doce unidades de superficie por individuo mientras que Asia y África sólo usan dos. Como síntesis de este primer capítulo, los autores concluyen que el cambio global es un proceso multidimensional lleno de incertidumbres cuya causalidad humana es cada vez más incuestionable, pero que para su comprensión se necesita un marco de análisis nuevo, una ciencia global que sirva de referente a futuras propuestas de mejora del uso humano de la biosfera.
Para conseguir ese objetivo lo primero que hacen los autores es revisar la historia de las ideas sobre la naturaleza, además de estudiar cómo esas ideas se han vehiculado a través de las diferentes disciplinas científicas interesadas en el conocimiento del medio ambiente y de las relaciones entre naturaleza y sociedad. Y así lo plantean en el segundo capítulo de la obra. Boada y Saurí sitúan, siguiendo el libro de Glacken, los dos momentos históricos clave del pensamiento ambiental en la Grecia clásica y en el siglo XVIII. El primer periodo ha sido elegido como el referente sistemático del método científico y de muchas de las ideas que afloraron siglos más tarde en el debate ambiental. El siglo XVIII representa, escriben, un momento de inflexión notable sobre las relaciones entre naturaleza y sociedad, con la aparición y progresiva hegemonía de la idea de que es el hombre el que influye sobre la naturaleza y no al revés. Esta secuenciación, añaden, "es necesariamente simplificadora y, en absoluto, quiere restar méritos a otros periodos históricos", como pueden ser la edad Media o el Renacimiento. Quizás, por poner algún pero, falta en este capítulo alguna referencia explícita a la revolución científica iniciada en la Europa de los siglos XVI y XVII o al significado de lo que Edmundo O'Gorman denominó "la invención de América", en el sentido de que despertó en el hombre occidental la idea de la conquista del universo con criterios imaginativos, científicos y técnicos.
En el tercer capítulo los autores plantean el debate entre ciencias naturales y ciencias sociales en relación con el cambio global. Estas últimas, en especial la Historia, han tenido una posición subordinada en el debate científico reciente sobre cuestiones medioambientales, como consecuencia de los dualismos ("naturaleza-cultura", "objeto-sujeto") con los que se han edificado los discursos respectivos. La superación de ese dualismo es visto por los autores como la estrategia básica para renovar los enfoques de la nueva ciencia global o de la sostenibilidad. En este sentido es loable la voluntad integradora de los autores al interesarse por las aportaciones, por ejemplo, de la historia ambiental, aunque quizás echemos en falta alguna crítica a las concepciones tradicionales que impidieron la renovación epistemológica de las ciencias sociales. Finalmente se incluyen algunas de las propuestas más innovadoras del nuevo enfoque, las formuladas por Víctor Toledo en el campo de la economía ecológica o las formuladas por Bruno Latour en el campo de la filosofía de la ciencia.
En el capítulo cuarto se presta atención a la geografía, una ciencia "de encrucijada entre naturaleza y sociedad". Los autores sintetizan que con más o menos fortuna, la geografía ha sido quizás la única ciencia que ha intentado la superación del dualismo naturaleza-sociedad, a pesar del lastre dejado por el determinismo ambiental y de la creciente influencia de las ciencias sociales que motivaron que la disciplina fuera abandonando el interés por el medio ambiente. Las nuevas investigaciones sobre el cambio global están ofreciendo nuevos campos de exploración intelectual para los geógrafos, especialmente en el mundo anglosajón. La geografía, concluyen Boada y Saurí, haciendo una propuesta neohumboltiana, "se encuentra perfectamente preparada para superar dualismos y binariedades, siempre y cuando consiga desfronterizar su particular versión de estos dualismos y vuelva a una disciplina sin adjetivos empobrecedores" (p. 71).
En el capítulo quinto se presentan las últimas formulaciones de investigación sobre el cambio global, en parte derivadas de la renovación del pensamiento geográfico. Esas formulaciones están explicitadas en el denominado programa LUCC (Land Use/Land Cover Change). La novedad de este programa consiste en considerar como elementos significativos para el cambio global las fuerzas tanto de la esfera biofísica como de la esfera social. Uno de los objetivos fundamentales de este proyecto de investigación "es ampliar nuestra comprensión de la dinámica de cambios en cubiertas y usos del suelo a fin de mejorar los modelos predictivos de estas dinámicas" (p. 78). Esto ha obligado a la denominada nueva ecología a tratar de aplicar un carácter histórico a los procesos naturales y a poner en entredicho la visión más clásica de una naturaleza que funciona con ritmos temporales casi inmutables. Los autores hacen suya la idea de que las transformaciones ambientales son también y simultáneamente transformaciones sociales, y al revés.
El libro de Martí Boada y David Saurí acaba explicando, en el capítulo sexto, los resultados de un trabajo empírico llevado a cabo en el Parque Natural del Montseny, situado a pocos kilómetros de la ciudad de Barcelona. Las conclusiones de ese estudio práctico apuntan a la influencia social en la configuración del espacio estudiado en el Montseny, producto de la crisis y del abandono de las actividades agrarias tradicionales pero también a la influencia de las fuerzas biofísicas, en este caso el incremento de la temperatura media observada en ese territorio durante las últimas décadas. El estudio sentencia que se ha producido una gradual mediterranización de un ambiente forestal de dominio atlántico, en una muestra de que el proceso de cambio global no se expresa de manera directa como desertización sino en una gama de procesos intermedios que se podrían definir como de una "lenta e inexorable meridionalización de los biomas típicamente septentrionales".
La
conclusión final a la que llegan los autores, y que podemos
hacer perfectamente nuestra, es que es necesario poner de manifiesto
que en el estudio para la comprensión de los procesos que
intervienen en el cambio global "se observa un patrón de
relaciones continuas y cambiantes entre las fuerzas inductoras de
carácter biofísico y las de carácter social.
Ambas se encuentra inextricablemente unidas al explicar los paisajes
de la Tierra y ambas requieren una atención similar si el
objetivo es el de progresar en la línea de una mayor
sostenibilidad socioambiental" (p. 109). En apoyo de esas ideas,
el libro se completa con una seleccionada bibliografía y con
varias y significativas direcciones web. Por último, hay un
apéndice final con una útil selección de algunos
de los textos más interesantes sobre temas que invitan a
preocuparnos desde el punto de vista histórico por el cambio
global.
©
Copyright: Antonio Buj Buj, 2003.
© Copyright: Biblio 3W,
2003.
Ficha bibliográfica
BUJ
BUJ, A. Boada, Martí y Saurí, David. El cambio global.
Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía
y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. VIII,
nº 427, 10 de febrero de 2003.
<http://www.ub.es/geocrit/b3w-427.htm> [ISSN 1138-9796]