Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9796] Nº 166, 30 de agosto de 1999 |
HUSOS HORARIOS: UN CONCEPTO DE ESCASO VALOR CIENTÍFICO
Definiciones
El Diccionario de términos geográficos de F. J. Monkhouse define el concepto de huso horario de la siguiente forma: división fusiforme de la superficie terrestre de 15 grados en el sentido de las longitudes, dentro de la cual se adopta como hora normal (f) el tiempo solar medio del meridiano central (Monkhouse, 1978, p. 237).
Strahler define de manera distinta el concepto pero contradice después esa definición para adoptar una similar a la anteriormente expresada: "In 1884 an international congress was held in Washington to consider the subject of world standard time. As a result, standard times of countries throughout the world are based on standard meridians, which are multiples of the unit 15º and thus differ from one another by whole hourly amounts. In all global time calculations, the prime meridian of Greenwich, England, is taken as the reference meridian. All time zones of the globe are described in terms of the number of hours difference between the standard meridian of that zone and the Greenwich meridian" (Strahler, 1960, p. 83). Hasta aquí no hay ningún problema. Sin embargo, en la página siguiente, al explicar un mapa-mundi con los husos horarios, hace referencia a los meridianos múltiplos de 15, pero considerados a partir de los 7 y medio grados de longitud, como "large elements of the zone boundaries".
El problema se debe a que los meridianos "standard" (múltiplos de 15) no se deberían considerar como los "centros" de los husos horarios sino como los límites occidentales de los mismos. Desde luego, la delimitación de los husos horarios puede resultar de una convención internacional que podría establecer, como en efecto lo ha hecho, que los límites del primer huso horario se fijarían en los 7 grados y medio al este de Greenwich y los 7 y medio al oeste de dicho meridiano, con el fin de que el meridiano "standard" (en este caso, el meridiano "origen") quede en el centro de cada zona horaria. A fin de cuentas, ese sería un acuerdo "convencional". Pero esta convención internacional ha dado origen a varios problemas que no se presentarían si se consideraran los meridianos "standard" (múltiplos de 15) como los límites occidentales de cada huso horario. Uno de los problemas es que de la forma como se interpretan los husos horarios en la obra de Monkhouse, en la mitad oriental de cada huso horario ya ha pasado la hora que marca el meridiano "standard" y en la otra mitad es todavía la hora anterior. Precisamente, la distinción de la hora (p. m. y a. m.) se refiere a si el sol ha pasado o no, en su movimiento aparente, por el meridiano que establece la hora de cada lugar. En otras palabras, los husos horarios deben diferenciarse unos de otros por las horas "enteras" y no por minutos o fracciones de media hora: a ambos lados del meridiano de 7 grados y medio oeste sería la misma hora pero nos encontraríamos en dos husos horarios distintos. El segundo problema es tal vez más complejo porque el antimeridiano de Greenwich (de 180 grados) es también, de manera aproximada, la Línea Internacional del Cambio de Fecha (que abreviaremos LICF) y si lo considerásemos el meridiano "standard" o "central" del huso horario 12 tendríamos que la mitad oriental del mismo (ubicada en el hemisferio occidental) tendría una fecha determinada y la otra mitad (en el hemisferio oriental), sería el día siguiente.
Hemos planteado el problema. Falta ahora establecer la mayor "racionalidad" de la solución que hemos señalado, con relación a la definición convencional de los husos horarios planteada desde hace más de 100 años como la única existente.
Un concepto distinto de los husos horarios
El concepto de husos horarios que vamos a explicar a continuación no es de nuestra exclusiva propiedad. En muchas obras hemos visto unas definiciones semejantes, aunque algunas de ellas presentan varios planteamientos confusos. En todo caso, lo que deseamos es aclarar una forma diferente de concebir la idea de los husos horarios, con el fin de establecer que la que se acepta convencionalmente no tiene utilidad ni posibilidad de ser explicativa y, por lo tanto, carece de valor científico. Lo que es peor, es que a lo largo y ancho del mundo, el concepto de husos horarios es una de esas preguntas que no suelen faltar en los exámenes de Geografía y que se debe responder de la manera que se plantea en la obra de Monkhouse.
Creemos que lo menos que se puede hacer para no seguir creando confusión en el campo pedagógico es abandonar dicha definición y sustituirla por una en la que los husos horarios se definan como divisiones fusiformes de la superficie terrestre de 15 grados en el sentido de las longitudes, dentro de la cual se adopta como hora normal, el tiempo solar medio del meridiano occidental de cada huso. Estas divisiones o zonas horarias deberían iniciarse en la LICF hacia el este y se identificarían con números romanos desde el huso horario I, entre los 165 grados este y los 180 grados, en el que la hora está definida por el meridiano de 165 grados este, y el huso horario XXIV, entre el meridiano de 165 grados oeste y el de 180 grados, en el que la hora estaría definida por este último meridiano.
Imaginemos en la práctica esta definición: Los días se inician en la LICF cuando en esta línea, que corresponde aproximadamente al meridiano de 180 grados, son las doce de la medianoche. En el meridiano de 165 grados oeste será, lógicamente, la 11 p. m. pero del día anterior, por lo cual, cualquier lugar situado entre estos dos meridianos tendrá una hora identificada como las 11 p. m. y una fracción inferior a los 60 minutos. Pero si estamos empleando los números romanos no podemos identificar este huso horario con el signo 0 sino con el XXIV. Este es el error que se comete en el Gran Atlas Salvat (Salvat Editores, S. A., 1993) y que, en esencia, es el mismo al que se hizo referencia en el artículo "Ya estamos viviendo en el año 2000" (Escamilla, 1999 c) por el hecho de que en los números romanos, tanto si nos referimos a los años de nuestra Era como si estamos identificando a los husos horarios, no existe el 0. En efecto, en la obra citada, que parece ser una adaptación de otra obra del Istituto Geografico De Agostini, se utilizan los números romanos a partir de la LICF, pero no se identifica la primera zona horaria (o huso horario) con el número romano I, sino que su identificación se deja en blanco y la que se identifica con el número I es la situada entre los 172 grados y medio y los 157 y medio, ambos, de longitud oeste. La que se deja sin identificar es el huso horario situado entre los 172 grados y medio de longitud oeste y los 172 y medio de longitud este.
En resumen, el Gran Atlas Salvat, aunque acierta con el empleo de números romanos para identificar a los husos horarios a partir de la LICF, se equivoca por partida triple al no identificar el primer huso horario con el número I (lo que equivale a emplear el 0 en la numeración romana), al poner el límite entre zonas en meridianos definidos por 30 minutos de horas distintas (cuando son las 12 de la noche en la LICF, el huso horario inicial, que no se identifica con ningún número, está delimitado por los meridianos de 172 grados y medio, tanto al este como al oeste de Greenwich, cuyas horas son, respectivamente, las 12 y 30 minutos a.m. y las 11 y 30 minutos p. m. del día anterior) y, por último, al iniciar la numeración romana hacia el este y no desde la LICF hacia el oeste.
Otras formas de considerar el problema
En el Atlas Marín de Geografía e Historia no se habla de husos horarios sino de zonas de tiempo "standard" y se dice también que las horas arrancan de las 12 horas del horario medio de Greenwich. Introduce las ideas de horario legal, horario no legal y horario quebrado (Editorial Marín, S. A., 1970, 1975).
En el Regional Atlas of the World de John Bartolomew (edición de 1948) no se habla de "time zones" (que sería el equivalente de husos horarios en inglés) sino de "Equivalents of Grenwich Mean Time". Las horas se indican en números romanos sobre los meridianos correspondientes: Greenwich (XII), con la indicación a.m. al oeste y p. m. al este; y la LICF se identifica con el número XII también con las mismas inscripciones a. m. y p. m. pero, esta vez al este y oeste, respectivamente. Como vemos, al no establecerse el concepto de husos horarios o "time zones" el problema resulta inexistente. Lo mismo podemos decir del Diercke Schulatlas, editado en Braunschweig hace más de 60 años (Diercke, 1938), que tampoco presenta ninguna referencia a los husos horarios o "zonas horarias", pero se señalan las horas de tres meridianos de referencia: Greenwich, 12 Uhr Mittags; 6 Uhr Morgens (75 grados oeste) y 180 grados (12 Uhr Mitternacht).
Las dos obras señaladas presentan la solución ya planteada: si no utilizamos en la práctica el concepto de husos horarios, desaparece el problema. Pero, como resulta lógico, ello hace que dicho concepto carezca de valor científico. Tampoco la Enciclopedia Espasa-Calpe nos presenta una definición del concepto de husos horarios, aunque sí habla de los husos esféricos y de los círculos horarios o de declinación (Espasa-Calpe, 1925). Tal vez el principal problema de dichas obras (y también del Atlas Marín) es que, al hablar del horario de Greenwich como de las XII (horario del mediodía) hacemos referencia a la LICF, donde son las XII de la noche. Pero tanto si utilizamos la numeración romana como la arábiga, no conviene tener dos números 12 (o XII), lo cual se soluciona con el empleo de la numeración romana del I al XXIV, que es lo mismo que hemos sugerido anteriormente en nuestra solución al problema. Precisamente, el empleo de horarios de 24 horas en los ferrocarriles y otros medios de transporte, que es algo cada vez más extendido y utilizado en Europa (aunque muy poco en Norteamérica y en la América Latina) se hizo con el fin de "normalizar" algo fundamental, en el que los acuerdos internacionales tenían que basarse en una lógica pura y simple.
En la práctica, casi todos los países tienen una hora correspondiente al huso horario anterior (hacia el este) y cuando no la tienen, se crea la modificación durante el verano en las zonas templadas, cuando los días se alargan con respecto a las noches, para ahorrar energía (Daylight Saving Time, como se dice en los Estados Unidos). El ejemplo más claro es el de Rusia, donde la hora legal de cada huso es la que corresponde al huso anterior con el fin de tener siempre una hora equivalente a la del verano, sin cambiarla durante el invierno. Ello se debe a que en la vida cotidiana tiende a existir un desfase entre la salida del sol y la hora de levantarse de la cama: "levantarse y acostarse con las gallinas", como se suele decir, es cosa del pasado, y la forma como la vida moderna ha venido influyendo en los horarios de descanso nocturno ha dado origen a un enorme desperdicio de energía eléctrica, que se trata de reducir con la adopción de una hora legal correspondiente a un huso horario anterior. Cenar y acostarse tan tarde como se hace en algunos países europeos obliga a levantarse también tarde, cuando ya ha salido el sol. La forma de corregir este problema es la de adoptar el horario correspondiente a un huso horario anterior (ubicado al este): no importa que cenemos tarde porque el sol acaba de ocultarse y el uso intensivo de la electricidad se reduce, en consecuencia, a un tiempo relativamente breve.
En nuestra obra Geografía de Venezuela 9 (Escamilla, 1999 a), nos hemos referido al concepto de husos horarios sin hacer referencia a los meridianos de 7 y medio grados. Señalamos en cambio que el punto de partida de los husos horarios es el del meridiano de Greenwich, idea con la cual no estamos de acuerdo, como ya se habrá podido notar, y que solamente se presentó en dicha obra como una concesión a lo que puede leerse en la mayoría de textos de estudio. Sin embargo, una explicación más amplia sobre esta concepción distinta de los husos horarios aparecerá en una nueva edición de la obra Geografía General (Escamilla, 1999, d), texto para la formación docente que será editado próximamente por el Fondo Editorial de la U.P.E.L. (Universidad Pedagógica Experimental Libertador). Consideramos que es conveniente revisar este viejo concepto y sustituirlo por otro que considere la necesidad de basarnos en explicaciones científicas globales y no en ideas locales o etnocéntricas.
Bibliografía:
BARTOLOMEW, John. The Regional Atlas of the World. Edinburgh: The Geographical Institute, 1948.
CÁRDENAS, Antonio Luís; CARPIO CASTILLO, Rubén; ESCAMILLA VERA, Francisco: Geografía de Venezuela. Caracas: FEDUPEL (Fondo Editorial de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador), edición prevista para septiembre de 1999.
DIERCKE. Schulatlas. Für Höhere Lehranstalten. Braunschweig: Georg Westermann, 1938.
EDITORIAL MARÍN, S. A. Atlas Marín de Geografía e Historia. Barcelona: Editorial Marín S. A., 1970, 1975 (Cuarta edición).
ESCAMILLA, Francisco. Geografía de Venezuela 9. Caracas: Oxford University Press, 1999, a.
ESCAMILLA, Francisco. Las fronteras conceptuales de un debate. El significado en Norteamérica del término "frontier" . Biblio 3W, número 164 (http://www.ub.es/geocrit/menu.htm), 7 de julio de 1999, b.
ESCAMILLA, Francisco. Ya estamos viviendo en el año 2000. Revista Biblio 3 W. No. 159, (http://www.ub.es/geocrit/menu.htm), 21 de mayo de 1999, c.
ESCAMILLA, Francisco. Geografía General. Caracas: Fondo Editorial de la Universidad Experimental Libertador (FEDUPEL), edición prevista para octubre de 1999 (d).
ESPASA CALPE, S. A. Enciclopedia Universal Hispano Americana. Barcelona: Espasa Calpe, S. A., 1925.
MONKHOUSE, F. J. Diccionario de términos geográficos. Barcelona: Oikos - Tau, 1978.
SALVAT EDITORES, S. A. Gran Atlas Salvat. Barcelona: 1993.
STRAHLER, Arthur N. Physical Geography. New York: John Wiley
& Sons, 1951, 1960.
©Copyright Francisco Escamilla Vera 1999
©Copyright: Biblio 3W 1999