Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía
y Ciencias Sociales |
ROSALES VARO, Carmen. Estudio geográfico de una población
de esquizofrénicos y de sus necesidades en un área de Granada.
Tesis doctoral dirigida por los Drs. Aaron Cohen Amselem y Francisco Torres
González presentada en la Universidad de Granada. Granada, 1998.
569 p.
Horacio Capel
El estudio de las relaciones entre la enfermedad y las condiciones ambientales
fue una de las líneas de reflexión médica desde los
tiempos de Hipócrates, y se revitalizó a fines del siglo
XVII con la obra de Sydenham y el neohipocratismo, dando lugar a un género
que tendría una gran difusión, las topografía médicas.
Pero a partir del siglo XIX el tema interesó también a otros
científicos. Ante todo a los geógrafos, especialmente desde
el desarrollo de la geografía colonial y el estudio de las enfermedades
tropicales, y más adelante con la aparición de una geografía
médica, la cual se encuentra ya bien desarrollada hacia los años
1930 con el concepto de complejo patógeno en la obra de Max Sorre
(1933) y con la atención a las enfermedades infecciosas y parasitarias.
Pero la enfermedad y la salud también interesó a los sociólogos,
sobre todo tras la constitución del grupo de ecología humana
de Chicago, que desde los años 1930 y 1940 se preocupó por
la distribución de las patologías y, en particular, por los
desórdenes mentales en las áreas urbanas, como aparece ya
en la conocida obra de R.E.L. Faris y H.W. Dunham, dedicada precisamente
a ese tema, y en otros trabajos que se ocuparon de buscar la génesis
social de los transtornos de salud. A ellos se añadieron pronto
los antropólogos, que empezaron a analizar los factores culturales
de la salud y la enfermedad; y naturalmente, también los psicólogos
que prestaron atención a esos temas, a caballo entre la ciencia
social y la medicina.
El reconocimiento internacional de la geografía médica se
hizo en el Congreso internacional de Geografía celebrado en Lisboa
en 1948, en el que se creó una comisión dedicada a estas
cuestiones. En los años siguientes se fue prestando amplia atención
a la geografía de las enfermedades, y desde la década de
1970 se evoluciona hacia un análisis integrado de la geografía
de la salud, y el anterior énfasis ecológico de la geografía
médica da paso a un enfoque que presta más atención
a las condiciones sociales que influyen en la salud de las poblaciones,
desde los equipamientos asistenciales al contexto social, cultural y económico.
Otro Congreso Internacional de Geografía, el de Moscú, 1976,
confirmaría esa evolución con la transformación de
la comisión de Geografía Médica en Geografía
de la Salud.
A partir de esos años y en las dos últimas décadas
se han realizado en geografía numerosos trabajos con esta orientación,
en particular sobre la difusión de las enfermedades infecciosas
la epidemiología de diversas enfermedades: la hepatitis infecciosa
(A. A. Brownlea, 1972), la bronquitis crónica (J. L. Girt 1972),
el cólera (K. M. Kwofie, 1976), la pancreatitis aguda (J. A. Giggs,
1980) o las enfermedades cardiovasculares (M. Meade, 1983) por citar algunas.
Al mismo tiempo se ha desarrollado una línea de investigaciones
sobre planificación de servicios asistenciales, iniciada ya desde
comienzos de los 60 por geógrafos escandinavos y norteamericanos
y que recibió luego una gran atención. En la bibliografía
complementaria de este artículo damos algunas referencias que permiten
conocer el desarrollo de estos campos de investigación y el desarrollo
del campo específico de la geopsiquiatría.
En ese contexto de investigaciones no ha de extrañar la elaboración
de la tesis que ha realizado una geógrafa de la Universidad de Granada,
Carmen Rosales Varo, y defendida el 8 de marzo de 1999. Se trata de una
tesis de carácter interdisciplinario dirigida por los Drs Aaron
Cohen Amselem, profesor Titular de Geografía Humana de la Universidad
de Granada, y Francisco Torres González, profesor Titular de Psiquiatría
de la Facultad de Medicina. Forma parte de una investigación más
amplia desarrollada en la Universidad de Granada, en relación con
la cual se ha presentado ya una memoria de Licenciatura sobre los patrones
de consumo de servicios por parte de la población esquizofrénica,
y se realiza otra Tesis doctoral sobre el coste de los servicios de atención
a la personas con esta enfermedad y el papel de la familia en el cuidado
de las mismas.
La Tesis consta de tres partes. La primera titulada "Enfermedad y
salud mental. Un balance" (capítulos 1-3, págs. 22-106)
presenta el marco teórico, el método científico de
la geopsiquiatría y la descripción del área de estudio.
La segunda, sobre "Distribución geográfica de la esquizofrenia
en el Área Granada-Sur" (capítulos 4-6, págs.
162-246), se dedica al análisis de los resultados y a la discusión
de los mismos. La tercera, por último, "Estudio de las necesidades
de los enfermos esquizofrénicos en el Área de Salud Mental
Granada-Sur" (capítulos 7 y 8, págs. 247-392) profundiza
en dicha cuestión a partir de una encuesta y debate los resultados
obtenidos.
La autora aborda en su trabajo la identificación de la población
esquizofrénica en el área de estudio, su distribución
y perfiles sociodemógráficos, así como las necesidades
sanitarias, habitacionales y domésticas y la atención a las
mismas. La investigación en su conjunto ofrece un gran interés
tanto por el problema tratado como por el enfoque adoptado y la metodología.
Se utiliza una metodología estadística refinada para el tratamiento
de la información numérica disponible sobre los casos de
esquizofrenia en el área de estudio y las características
de la población afectada. También es de destacar el cuidadoso
proceso de traducción, adaptación y aplicación del
cuestionario de evaluación de necesidades de Camberwell (CAN) que
se utiliza en la investigación para determinar las necesidades asistenciales
de la población, con numerosas cautelas que tratan de dar fiabilidad
y comprensión a las preguntas en las que se basa la encuesta. Debe
añadirse que la autora es siempre muy cuidadosa en el uso de las
fuentes e introduce muchos matices en la interpretación de los datos
y de las correlaciones estadísticas que encuentra.
El trabajo en sí mismo tiene ya un gran interés, aunque posee
sus limitaciones por la reducida extensión del área a que
se aplica y la relativa homogenidad de las características demográficas,
sociales y económicas. Valdría la pena considerarlo ante
todo como un ejercicio de exploración de técnicas de análisis
(indices de Huel, regresiones, análisis factorial, etc.) que deberían
aplicarse luego a espacios más amplios, como toda la provincia de
Granada, toda Andalucía o incluso toda España.
La autora considera que su trabajo se inscribe en el campo de la geopsiquiatría,
una especialización muy reciente de la geografía médica
y de la salud. El estudio de las enfermedades mentales es sin duda un campo
muy complejo pero que ha dado ya lugar a interesantes trabajos de geógrafos,
que en buena medida siguen los pasos abiertos por los sociólogos
de Chicago desde los años 1930 en el análisis de estas cuestiones.
Dentro de esa línea de investigación geográfica pueden
señalarse los trabajos sobre la distribución de la esquizofrenia
en Notthigam, realizado por J. A. Giggs en 1973, y otros sobre desórdenes
mentales en Escocia, que citamos en la bibliografía complementaria
a partir de las referencias incluidas en la misma Tesis.
El total de casos de esquizofrenia registrados en el Area Sur de Granada
durante el año 1992 fue de 417 y las tasas de prevalencia de personas
diagnosticadas de esquizofrenia es de 1,3 por mil, similar a la de otras
regiones españolas y de Italia y muy inferior a las del norte de
Europa; lo que parece confirmar la existencia de un gradiente norte-sur,
encontrado por otros investigadores tanto en Europa como en el continente
americano. Diferencias que se han interpretado en términos de la
influencia de los movimientos migratorios y de la carga genética
aportada por los pueblos norteeuropeos (irlandeses y escandinavos, especialmente)
a las regiones americanas. No parece, de todas formas, que ese origen genético
de la esquizofrenia de los pueblos nórdicos esté apoyada
todavía por investigaciones bioquímicas, sino que se trata,
mas bien, de una especulación a partir de los datos estadísticos.
Un problema fundamental de esta investigación es que la definición
de esquizofrenia resulta todavía poco convincente; a veces se tiene
la impresión de los métodos estadísticos que se usan
parecen más refinados que el mismo concepto de enfermedad. La expresión
"esquizofrena", puede englobar situaciones muy diversas, como
se dice en el texto, donde se utiliza la definición de la OMS y
se advierte que "no se trata de un único proceso y parece suponer
que la desorganización funcional psíquica obedece a una multiplicidad
de causas" (pág. 83). A partir de ahí, la búsqueda
de relaciones con el entorno puede ser algo arriesgado, especialmente a
la escala en que se realiza. Lo cual no invalida en absoluto el enorme
interés de la investigación que se efectúa en esta
Tesis.
El concepto de entorno es, en todo caso, fundamental, pero al mismo tiempo
muestra una enorme dificultad de caracterización, sobre todo a partir
del momento en que no se trata ya solamente de un entorno "objetivo",
en el que coinciden elementos físicos y sociales, sino que se incorpora
la percepción subjetiva del mismo, afectada por valores culturales
y condicionantes sociales y económicos.
De qué manera ese entorno influye en la enfermedad mental es uno
de los temas importantes de la psiquiatría actual, y de esta investigación.
Es una posición básica de la geopsiquiatría que el
entorno influye en la génesis y evolución de los transtornos
mentales, y naturalmente de la esquizofrenia. Pero es algo objeto de controversia
el identificar qué elementos del entorno y su condición de
elementos primarios o de simples indicadores de otras dimensiones sociales.
Que hay espacios que enferman y espacios que curan es algo que se defendido
algunas veces, de forma seguramente convincente, pero la cuestión
básica es saber qué características de esos espacios
son las esenciales y hasta qué punto dichos lugares se configuran
con unos rasgos determinados generados por otras dimensiones sociales,
económicas o culturales más básicas.
En ese sentido resulta especialmente interesante la investigación
sobre la incidencia y prevalencia de la enfermedad en áreas rurales
y urbanas. Desde hace tiempo se ha especulado sobre las condiciones de
la ciudad que afectan a la salud de los ciudadanos. A patir de la obra
de G. Simmel y de los trabajos de los sociólogos de Chicago se ha
prestado atención a las condiciones ecológicas que influyen
en la cultura urbana y en los rasgos de la vida social urbana. El anonimato,
la competencia, las relaciones impersonales, la congestión, el ruido,
el uso del dinero y otras características generarían unas
situaciones de ansiedad que en determinadas circunstancias darían
lugar a desórdenes mentales y a patologías. El estudio de
las "patologías urbanas", desde la delincuencia a la enfermedad,
se convirtió en una interesante línea de trabajo de estos
científicos sociales, y la caracterización de las áreas
de mayor desorden -en especial los barrios centrales- en una preocupación
fundamental. Frente a ello el medio rural se consideraba un entorno mas
tranquilo y que provocaba menores tensiones, y por ello mismo sería
menos generador de enfermedades mentales.
Los resultados de las investigaciones realizadas en este sentido son poco
concluyentes, ya que algunos autores han mostrado la existencia también
de factores de tensión en las áreas rurales -desde la presión
social a los conflictos internos del grupo- y las investigaciones empíricas
no han encontrado muchas veces diferencias significativas entre uno y otro
entorno. Apoyándose en los trabajos existentes la autora formula
la hipótesis de que "las neurosis como las psicosis atañen
a los habitantes de las zonas rurales en las mismas proporciones que a
los habitantes de las ciudades" (pág. 45), aunque existan algunos
rasgos específicos de las áreas rurales, que tienen que ver
con el enmascaramiento o la desviación de ciertos síntomas,
con la reticencia a acudir a los hospitales de salud mental, o con sesgos
de tipo estadístico.
Efectivamente en esta investigación no aparecen diferencias en la
distribución de las tasas de prevalencia de la esquizofrenia entre
el medio rural y urbano, considerando tal no solamente las áreas
urbanas que se encuentran en su área de estudio sino también
unos distritos de Madrid cuyos datos pudo utilizar en su investigación.
La opinión de la autora es que "variables tales como edad,
sexo, educación, estado civil, migración, movilidad, actividad,
condición socioeconómica, pueden más probablemente
afectar al estado psicológico del individuo y a la utilización
de servicios sanitarios que meras diferencias basadas únicamente
en el lugar de residencia" (pág. 48). Esas variables sociales
antes señaladas son consideradas en la Tesis como las variables
"geográficas" de la enfermedad mental, y sirven para formular
las hipótesis que luego trata de validar en su investigación.
La cual le permite mostrar que las características sociodemográficas
de los enfermos de esquizofrenia que viven en su área de estudio
es la siguiente: varón, de unos 36 años en promedio, soltero,
con bajo nivel educacional e incapacitado para trabajar. También
encuentra que el enfermo esquizofrénico desciende en la escala social
como consecuencia de las minusvalías desarrolladas.
En la línea de las investigaciones que desde hace algún tiempo
se realizan para conocer las necesidades de la población enferma,
se ha realizado también en esta Tesis una encuesta a partir de entrevistas
a enfermos del área de estudio. Los resultados muestran que las
necesidades más destacadas son las ligadas a la sintomatología
clínica (síntomas psicóticos y angustia) y las relacionadas
con las actividades de la vida diaria. El estudio pone también de
manifiesto la importancia del entorno familiar, ya que es la familia la
que contribuye fundamentalmente a suplir muchas de las necesidades que
presentan estos enfermos. Se encuentra también que "los esquizofrénicos
que residen en las áreas urbanas y metropolitanas tienen mayor necesidad
de apoyo para las actividades diarias, cuidado personal, alimentación,
cuidado del hogar, así como para los problemas relacionados directamente
con su enfermedad (angustia, información, riesgo para sí
mismo, etc.)".
Según señala la autora, dos posiciones antagónicas
existen en lo que se refiere a la atención a los enfermos dentro
de la psiquiatría. Por un lado, aquella que privilegia los tratamientos
químicos y considera el hospital psiquiátrico como el lugar
privilegiado de asistencia; y, por otro, la que presta mayor atención
a los factores potencialmente patógenos del entorno del enfermo,
y propugna la desinstitucionalización de la asistencia. Esta última,
además de estar ligada a la antipsiquiatría, que se desarrolla
especialmente a partir de los años 1970, se ve favorecida por las
políticas de recorte del gasto público que se pusieron en
marcha en esos años en numerosos países. La autora, y el
servicio de salud en el que se ha realizado la investigación, parecen
situarse en ésta última línea, seguramente tanto por
razones científicas como por las mismas razones económicas
que han actuado en otros países.
En la conclusión Carmen Rosales señala que "nuestra
población de alienados estudiada no es tan ajena, a la postre y
en muchos aspectos, de la población general. En efecto, ambas poblaciones
se ven afectadas por similares variables sociodemográficas. Las
que suelen actuar como 'factor de protección' (familia o pareja)
o como 'factor de riesgo (bajo nivel de estudios) se asemejan mucho para
ambas poblaciones...Es por lo tanto la suma del transtorno psicótico
específico para el grupo social estudiado, junt a factores de riesgo
que también afectan a otros grupos lo que hace a este colectivo
especialmente vulnerable" (402).
Tal vez sería interesante introducir comparaciones con otras enfermedades
mentales a partir de la amplia bibliografía existente para ver pautas
de distribución diferenciadas y debatir el posible origen social
de algunas enfermedades mentales. En todo caso, se plantea el problema
de la homogeneización de las variables sociales (por ejemplo los
datos de empleo) para dichas comparaciones, especialmente cuando se hacen
a escala internacional.
En conjunto, la Tesis doctoral es un trabajo muy interesante por varias
razones. Ante todo, por tratar un tema socialmente relevante y hacerlo
desde la pertenencia a un equipo de investigación médico
que está en contacto con las necesidades de la atención a
los enfermos. El trabajo muestra el interés de la investigación
interdisciplinaria y de dirigir la investigación científica
hacia la resolución de problemas sociales concretos. En ese sentido,
no cabe duda de que estea Tesis puede contribuir al diseño de una
política de equipamientos sociales y a la mejor atención
a los enfermos mentales. Finalmente vale la pena destacar que introduce
en la geografía española un tema de investigación
que hasta ahora no había sido cultivado.
Se trata, sin duda, de una Tesis sobre un tema arriesgado. Si, como algún
autor ha señalado, el medio social y familiar puede influir en la
aparición de la enfermedad, entonces es evidente que las políticas
de asistencia familiar exigen muchas cautelas, que no se consideran en
la Tesis, pero que -como se pudo ver cuando se suscitó este problema
en el debate- están presentes en el diseño de la investigación
general de la que forma parte esta Tesis.
El debate que siguió a la exposición de la autora fue muy
interesante, y se extendió a cuestiones muy diversas; entre la cuales
la influencia de la antipsiquiatría en el origen y desarrollo de
la psiquiatría social, que los dos psiquiatras presentes en el tribunal
valoraron de forma algo diferente, aunque coincidiendo en que dicha influencia
es más escasa de lo que a veces se ha defendido.
El tribunal de la Tesis estuvo constituido por los Dr. Horacio Capel Sáez,
catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Barcelona,
como presidente, y por los Drs. Enrique Baca Baldomero, Catedrático
de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Madrid, Ana
Olivera Poll, Profesora Titular de Geografía Humana de la Universidad
Autónoma de Madrid, Dr. Luis Salvador Carulla, Profesor Titular
de Psiquiatría de la Universidad de Cádiz, y María
Eugenia Urdiales Viedma, Profesora Titular de Geografía Humana de
la Universidad de Granada. Concedió a la Tesis la calificación
de Sobresaliente cum laude.
Bibliografía complementaria
A) Algunos trabajos para iniciarse en la geografía médica
y la geografía de la salud
MAY, J. M. Medical geography: its methods and objectives. The Geographical
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MC GLASHAM, N.D. (Ed.). Medical Geography: Techiques and Field Studies.
London: Methuen, 1972.
PICHERAL, H. Espace et Santé. Montpellier: Paysans du Midi,
1976.
GEORGE, Pierre. Perpectives de recherche pour la géographie des
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LEARMONTH, A. T. A. Patterns of Disease and Hunger. A Study in Medical
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URTEAGA, Luis, Miseria, miasmas y microbios. Las topografías
médicas y el estudio del medio ambiente en el siglo XIX. Geocrítica,
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PHILLIPS, D. R. Contemporay Issues in the Geography of Health Care.
London: Geobooks, 1981.
OLIVERA, Ana. Geografía de la salud. Madrid: Síntesis,
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B) El estudio geográfico de la enfermedad mental
BAIN, S. M The geographical distribution of psychiatric disorders in the
north-east region of Scotland. Geographia Medica, 2, 1971, p. 84-108.
GIGGS, J. A. The distribution of Schizofrenics in Nottingham. Transactions
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FREEMAN, H. L. Mental health and the Enviroment. London: Livingstone,
1984.
DORY, Daniel. Elements of Geopsychiatrie. Paris: L'Harmattan, 1991.
© Copyright: Horacio Capel, 1999
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