X Coloquio Internacional de Geocrítica
DIEZ AÑOS DE CAMBIOS EN EL MUNDO, EN LA GEOGRAFÍA Y EN LAS CIENCIAS SOCIALES, 1999-2008 Barcelona, 26 - 30 de mayo de 2008 |
EL PODER DE LAS EMPRESAS MULTINACIONALES
El poder de las grandes empresas multinacionales (Resumen)
A partir de la localización de las sedes de las grandes empresas multinacionales se aborda uno de los bloques de poder más importantes a escala mundial, por su volumen de actividad, por su capacidad de incidir sobre las economías nacionales, por su extensión sobre el conjunto del territorio mundial, y por la concentración en relativamente pocas manos de su poder de decisión. Se trata de uno de los ámbitos de intervención más potentes que podemos encontrar en este momento.
Se toma como base las 500 mayores empresas mundiales, efectuando comparaciones entre 1996 y 2006, analizando sus estructuras empresarial, sectorial y territorial, para alcanzar a ver la significación de este poder empresarial.
The Power of the World's Largest Corporations (Abstract)
From the location of the headquarters of the great multinational companies one of the blocks of being able more important on world-wide scale is approached. This power leans in its volume of activity, in its capacity to affect the national economies, in its extension on the assembly of the world-wide territory, and in the concentration in relatively few hands of its power of decision. One is one of the scopes of intervention more powerful than we can find at this moment.
It is taken as it bases the 500 greater world-wide companies, carrying out comparisons between 1996 and 2006,analyzing its enterprise, sectorial and territorial structures, to reach to see the meaning of this enterprise power.
Interesarse por las grandes empresas multinacionales es abordar uno de los bloques de poder más importantes a escala mundial, en la medida en que su volumen de actividad, así como su capacidad de incidir sobre las economías nacionales, su extensión sobre el conjunto del territorio mundial, y la concentración en relativamente pocas manos de su poder de decisión, hacen de ellas uno de los ámbitos de intervención más potentes que podemos encontrar en este momento.
Para adentrarnos en su conocimiento, centraremos este trabajo en analizar algunos aspectos de continuidad y cambio en el poder y en la estructura empresarial territorial de las grandes empresas multinacionales. Tomaremos como ámbito temporal el período que abarca 1996 a 2006. Como fuente principal de información nos serviremos de los datos que publica anualmente la revista Fortune[2], que comprenden las 500 mayores empresas multinacionales a escala mundial, con datos sobre localización de la sede, ingresos, empleos y beneficios.
¿De qué estamos hablando? El conjunto de las 500 mayores empresas multinacionales ofrece unos volúmenes de movilización directa de recursos y de trabajadores de una extraordinaria y creciente magnitud. Para tener algún punto de referencia de esta magnitud hemos elaborado el Cuadro 1, que nos permite contrastar lo que representa su volumen de actividad con relación al PIB mundial. Los ingresos conjuntos que alcanzan en un año son superiores al PIB de todo conjunto de la UE o de los Estados Unidos. Con relación al conjunto del PIB mundial, a partir de los datos que suministra el FMI, vemos que se incrementa a lo largo de estos años, pasando de representar el equivalente del 38 por ciento al 43 por ciento entre 1996 y 2006. Esta simple comparación nos aporta ya una clara idea que su poder económico en el mundo. Para hacernos una composición del lugar más matizada hemos incluido el PIB anual de los mayores países productores.
Cuadro 1. Comparación entre las 500 mayores empresas mundiales y valores macroeconómicos por países
Es interesante observar esta diferencia de proporción entre volumen de actividad y de ocupación, que nos lleva a introducir otro aspecto de la importancia que tiene para la economía mundial este tipo de empresas. Se trata de considerar su papel e influencia a través de sus efectos indirectos y derivados sobre el conjunto del sistema productivo escala mundial. En este punto podemos considerar que su influencia se ejerce, por lo menos, a través de cuatro grandes mecanismos. Por un lado, por su capacidad de demanda de bienes y servicios intermedios. Por otro, por el papel que tiene, a través de su capacidad de compra, en especial a través de las actividades comerciales, sobre la producción de gran parte del resto del sistema productivo. En tercer lugar, sobre la oferta, tanto cuantitativa como cualitativa, en base a su volumen de producción y por marcar las tendencias en los productos a consumir. Por último, con relación al sistema financiero mundial[3].
Este conjunto de consideraciones iniciales aporta una primera respuesta a la pregunta que nos hacíamos al principio sobre de qué estamos hablando, ya que nos hace ver que estamos tratando de un poder concentrado en sólo 500 centros de decisión (sin considerar las vinculaciones internas que puedan existir entre ellos, que aún lo concentra más) y que nos sitúa ya ante su enorme peso directo sobre el sistema productivo mundial y en su capacidad de influencia indirecta y derivada sobre el resto del sistema y de los territorios.
Otra perspectiva que ayudará a situar el poder de las 500 mayores empresas es conocer el grado de concentración que representan con relación a las 2000 mayores empresas. Aunque los datos no son exactamente coincidentes, sirven perfectamente al objetivo de valorar su poder de concentración. Recurrimos para ello a los datos facilitados por el ranking que elabora la revista Forbes[4] y que se recoge sintéticamente en el Cuadro 2.
Cuadro 2. Distribución de las 2000 grandes empresas mundiales por rangos de concentración de actividad
En él observamos que las 500 mayores empresas representan el 65,7 por ciento de las ventas totales de las 2000 mayores empresas y el 74,5 por ciento de los beneficios. De ello inferimos que es realmente significativo, en términos de su poder a escala mundial, considerar como centros dominantes los que ejercen estas 500 empresas.
Situado así el tema, consideramos que vale la pena dedicar nuestra atención a este conjunto de empresas.
El hecho de que nos planteamos la investigación tomando a las empresas como unidades de análisis, nos lleva a considerar dos aspectos estructurales del funcionamiento empresarial. Por un lado, toda empresa configura una organización productiva a partir de un centro de decisión y de propiedad (headquarter). Como es conocido, una empresa responde a una estructura jerárquica y de organización, donde la propiedad es la que detenta el poder absoluto y exclusivo de decisión. Este poder se ejerce sobre un conjunto organizado territorialmente de asentamientos productivos articulados, funcional y territorialmente, dentro de una estructura definida desde el centro de decisión empresarial.
La componente funcional puede dar lugar a diversas formas de organización, en nuestro caso, por tratarse de empresas multinacionales, bajo una estructura multiplanta, siguiendo modelos muy diversos ampliamente recogidos en cualquier tratado de organización empresarial. Cada planta, establecimiento, unidad productiva, o como prefiera llamársele, se localiza a partir de la componente estratégica territorial dentro de la estrategia global que la empresa vaya definiendo en cada momento. Lo significativo es retener que, en la actualidad, los procesos de internacionalización, mundialización y globalización llevan a que las estrategias empresariales adopten, precisamente como ámbito territorial estratégico, la escala mundo ya que nos encontramos con empresas que se definen precisamente por su multi-nacionalidad.
A su vez, la dimensión territorial queda definida a través de dos grandes procesos. Por un lado la territorialidad vinculada al centro de decisión. Por otro, la territorialidad vinculada a la funcionalidad de los asentamientos de cada una de las unidades productivas en las que se divida y articule el conjunto de la empresa multinacional. Por las razones ya apuntadas, la lógica multinacional se concretará en asentamientos dispersos por el planeta, en coherencia con cada estrategia empresarial global. Las posibilidades que abre la división internacional del trabajo y de la producción están en la base del potencial de dispersión mundial de las distintas unidades productivas[5].
El modelo de articulación funcional vinculado a su estructura territorial da como resultado multitud de formas de organización empresarial y de aprovechamiento de las características diferenciales de cada territorio en este espacio mundial. En algunos casos por relación a las fuentes de primeras materias o de energía, en otros a las estructuras y cualificaciones de los mercados de trabajo (con un fuerte componente vinculado a las desigualdades socioterritoriales), en otros a la capacidad de consumo de ciertos territorios o, en otros, finalmente, por factores estratégicos y geopolíticos de significación diversa.
Comencemos nuestro recorrido por la componente territorial. Un análisis de la articulación territorial del poder de estas empresas deberá considerar, por lo menos, tres grandes niveles de incidencia territorial. a) En cuanto localización de la sede social central y, por tanto, del centro de poder absoluto. b) En cuanto localización de los centros de decisión subsidiarios dentro de cada país. c) En cuanto a los centros de producción y comercialización a través de los que ejecutan sus actividades económicas, distribuidos funcionalmente a escala mundial y dentro de los territorios nacionales. Lo primero que debemos advertir es que, dada la limitación y objetivos de este trabajo, nos circunscribiremos a la componente territorial vinculada a los centros de decisión. Dejaremos de lado la articulación de los centros productivos, lo que requeriría de otras fuentes de información y de una diferente metodología de análisis.
Un hecho de importancia no secundaria se refiere a que toda localización implica una fijación en un territorio concreto, sometida a unos condicionantes, no sólo económicos, sino también sociales, culturales, políticos, ideológicos e incluso militares, con los que cada asentamiento productivo debe interactuar. En ciertos aspectos será condicionada por ellos, mientras que en otros podrá apoyarse en ellos para reforzar su poder o influencia.
Desde la perspectiva del asentamiento de los centros de decisión, esta vinculación socioterritorial tendrá un claro reflejo de implicación relacionada con la nacionalidad territorial del asentamiento[6]. En efecto, a nadie sorprende que al tratar el tema de las multinacionales se tenga muy en cuenta su país de procedencia, ni que se analice su papel sobre la base de este criterio nacional, al considerar, no sólo su papel en la economía mundial, sino también en los efectos sobre los territorios internacionales de asentamiento de sus plantas, centros productivos o agencias comerciales. El factor nacional tiene implicación por cuanto la presencia en el mundo de sus empresas multinacionales comporta una expresión de su poder internacional. A través de las empresas se proyectan parte de sus propios intereses económicos, pero también de sus pautas culturales, de su concepción ideológica, de su poder e influencia política, de su orgullo nacional. Al mismo tiempo, son una de las bases importantes del poder de su “marca nación”. Cada una de estas empresas representan claramente centros de dominio supraterritorial.
Por otro lado, las empresas nacionales se constituyen en poderes fácticos que presionan para que los instrumentos del Estado sirvan a sus intereses estratégicos, en el reforzamiento de su poder sobre los territorios a los cuales se dirigen y en los que anclan sus establecimientos. A mayor poder de sus multinacionales mayor vinculación con las instancias políticas en su política exterior.
Teniendo en cuenta estos criterios, iniciaremos el recorrido territorial, primero, considerando su vinculación nacional, para, después, adentramos en cada país más significativo. Nos interesa sobre todo examinar el poder absoluto por países así como las tendencias de cambio en ese poder mundial[7].
El poder absoluto por países y regiones mundo y tendencias de cambios
Una primera aproximación en la distribución de las sedes de las 500 mayores empresas mundiales por su volumen de negocio, nos permitirá obtener una visión tanto comparativa como de tendencia. Sobre la base territorial de localización de las sedes aplicaremos cuatro criterios empresariales: por número de empresas, por volumen de ingresos, por cantidad de empleo directo y, por último, de acuerdo con los beneficios obtenidos. El Cuadro 3 y las Figuras 1 a 5 aportan la base estadística y visual para su observación y análisis. La aproximación a los cambios toma como referencia los valores del año 2006 en relación con 1996, ya que se trata de observar lo ocurrido a lo largo de esta década.
Cuadro 3. Distribución de las 500 grandes empresas mundiales por agrupación de países en 1996 y 2006
Figura 1. Distribución por territorios de la sede social de las 500 mayores empresas mundiales por número de empresas en 1996 y 2006 (Fuente: Forbes y elaboración propia)
Figura 2. Distribución por territorios de la sede social de las 500 mayores empresas mundiales por ingresos en 1996 y 2006 (Fuente: Forbes y elaboración propia)
Figura 3. Distribución por territorios de la sede social de las 500 mayores empresas mundiales por empleos en 1996 y 2006 (Fuente: Forbes y elaboración propia)
Figura 4. Distribución por territorios de la sede social de las 500 mayores empresas mundiales por beneficios en 1996 y 2006 (Fuente: Forbes y elaboración propia)
Figura 5. Distribución por territorios de las sedes sociales de las 500 mayores empresas mundiales por número de empresas en 1996 y 2006 (Fuente: Forbes y elaboración propia)
Lo primero que destaca es la acusada tripolaridad en la concentración de estas empresas. Como nación individual predominante destaca claramente Estados Unidos de Norteamérica, aun cuando como conjunto territorial el volumen de empresas es superior si consideramos a Europa como agregado. En tercer lugar se sitúa Japón. De forma coherente, este dominio se refleja en las cuatro variables que estamos considerando, aun cuando se presentan algunos matices diferenciales, que la evolución a lo largo de estos diez años pone más de manifiesto.
Antes de continuar en el análisis más pormenorizado de la variable territorial internacional, es trascendente destacar la ausencia permanente de África dentro de esta estructura de poder empresarial. Ni en 1996 ni en 2006 aparece ninguna empresa asentada en el continente dentro del ranking.
La presencia de empresas de los Estados Unidos se mantienen constante en número (162 empresas, 32,4%). Europa en su conjunto aumenta su presencia (de 171 a 178, lo que representa pasar del 34,2% al 35,6%). Japón acusa los efectos de la crisis que afectó a este país que le lleva a disminuir su presencia en estos diez años desde las 126 empresas a las 67, rebajando por tanto su participación del 25,2 por ciento al 13,4 por ciento, manteniéndose aún así como tercer ámbito territorial en importancia.
El volumen de ingresos al principio del período estudiado es algo más homogéneo entre los tres ámbitos territoriales, pero evoluciona hacia una tendencia de crecimiento relativo del conjunto europeo, superior al crecimiento norteamericano, y una clara disminución en el caso de Japón.
La variable empleo directo ofrece matices distintos interesantes de destacar, tanto en volumen como en tendencia. Cae el empleo directo en los tres bloques territoriales hasta ahora considerados, y hace su aparición China que, al final del período, en 2006, superará claramente a Japón, habiendo evolucionado desde un 1,3 por ciento en 1996 al 13,7 por ciento en 2006. Estos cambios relativos debidos a la creciente presencia de China no representan sin embargo pérdidas absolutas de ocupación directa, ni por parte de Estados Unidos, que aumenta el número de empleados de sus empresas multinacionales en un 30,2 por ciento (al pasar de 14 a 18,2 millones), ni de Europa, que incrementar la ocupación absoluta en un 32,8 por ciento (de 13,5 a 18 millones de empleados), lo que refleja una dimensión empresarial unitaria algo inferior a la de los EEUU. Incluso Japón casi mantiene su ocupación empresarial al descender sólo un 3 por ciento (de 5,2 a 5 millones). China es la que ha trastocado los valores relativos por cuanto, en términos absolutos, ha pasado de los 0,4 millones que empleaban sus grandes empresas multinacionales (recordemos que se trata de las que figuran dentro de las 500 mayores mundiales) a algo más de 7,2 millones de 2006 (lo que presenta una extraordinaria incremento de 1.529 por ciento en estos diez años). Acompañan a China en el crecimiento del empleo de sus grandes empresas multinacionales India, con un incremento del 851 por ciento (lo que representan 0,3 millones en 2006), y el resto del conjunto del sudeste asiático el cual, aún cuando en términos relativos su empleo directo crece por encima de la propia China en un 1.751 por ciento, queda muy lejos en empleo absoluto, al contabilizar únicamente 0,6 millones de empleos. Que el sudeste asiático, con China a la cabeza, se está convirtiendo en la fábrica del mundo, parece confirmarse con estas cifras.
La diferenciación más trascendente se refleja en el capítulo de la distribución de los beneficios que obtienen este conjunto de empresas. Por un lado, este factor se muestra claramente bipolar a escala mundial, centrado en Estados Unidos y Europa, los cuales, en su conjunto, acumulan más de las tres cuartas partes de los beneficios mundiales, aún cuando se constate un cierto descenso respecto a 1996. En 1996 los Estados Unidos acapararon más de la mitad del total de beneficios, con un importante descenso relativo diez años más tarde (del 53,5% al 38,5%), mientras que el conjunto europeo hacía aumentar el rendimiento de sus empresas desde el 31,3 por ciento al 38,1 por ciento. En su conjunto, estos dos ámbitos territoriales, pero reducen su acumulación, acaparan desde el 84,7 por ciento al 76,5 por ciento. Si agregamos a estos valores los que aporta Japón, a pesar de su situación de crisis, entre los tres bloques mantienen una impresionante capacidad de concentración que se sitúa en el 83,5 por ciento mundial, aunque habiendo descendido desde el 94,8 por ciento de 1996. En este aspecto, hasta el momento la presencia de China todavía no ha mostrado su capacidad para modificar la situación de dominio tripolar.
Interrelacionando estos factores obtenemos distintos indicadores que permiten algunas interpretaciones de interés en el análisis de este proceso, lo que permite apuntar ciertas tendencias de cambio.
Por un lado, constatamos que estas empresas tienen una tendencia a aumentar su gigantismo individual, como muestra el Cuadro 4, en el que se refleja la media de empleo por empresa para los territorios que venimos analizando. En su conjunto se pasa de una media por empresa de 71 mil empleos directos a 106 mil. Los Estados Unidos, Europa y Rusia superaban los 100 mil en 2006; pero lo destacable era los casi 400 mil que correspondían a las empresas de Rusia en 1996 (que han descendido a 184 mil al final del periodo) pasando el relevo a China, con más de 300 mil empleados de media. El mayor volumen cuantitativo de empleo parece llevar aparejado un uso extensivo de la fuerza de trabajo.
Cuadro 4. Productividad aparente, beneficio y empleo en las 500 grandes empresas mundiales por agrupación de países en 1996 y 2006
Las mayores productividades aparentes (ingresos por empleo directo) corresponden en 1996 al conjunto de los países del sudeste asiático, con Japón a la cabeza, acompañado por Corea del Sur, India y resto del sudeste asiático, pero con la excepción de China. En todos ellos muy por encima de la productividad aparente que reflejan Estados Unidos y Europa.
Diez años más tarde Corea del Sur se situaba en cabeza en productividad, mientras que el resto del conjunto asiático pierde en valores absolutos, al tiempo que Europa y en menor medida Estados Unidos, incrementan notablemente el factor productividad. China acompaña la tendencia a la baja de la productividad asiática, por cuanto desciende al valor más bajo de todos los conjuntos territoriales mundiales. Un caso particular es el representado por el área del Próximo Oriente por su vinculación al petróleo, pero se trata de una sola empresa.
En cuanto al indicador de beneficios por empleo, presenta una lógica totalmente distinta a lo visto hasta ahora. Oriente próximo, Australia y el resto de América (excluido Estados Unidos y Canadá) son los que mayor acumulación presentan por puesto de trabajo directo sobre la base de fuertes incrementos desde 1996. En su conjunto, el resto de territorios que aportan grandes empresas multinacionales, incrementan sus beneficios por empleo, a excepción de China, donde el valor añadido por sus empleados se mantienen en cotas muy bajas, de 8 mil dólares por empleo, frente a una media mundial de casi 29 mil dólares.
Ante el conjunto de estas magnitudes queda abierta la cuestión de lo que pueda suceder con China, por cuanto presenta un importante margen para incrementar su productividad, que debería reflejarse en incrementos del valor añadido y de los beneficios por empleo. Lo interesante será observar en qué proporción su evolución se apoya en la innovación técnica y en qué medida en la reducción de empleo. En el caso de que los incrementos de productividad se apoyasen a su vez sobre las mismas magnitud de empleo, asistiríamos a una espectacular expansión en su paso a nueva potencia económica mundial. Si, por lo contrario, se mantienen el modelo de explotación extensiva de su fuerza de trabajo con un crecimiento débil en su productividad, podría quedar alejada o reducida a un papel secundario como centro decisional a escala mundial.
Si nos acercamos algo más a la estructura de los Estados, el Cuadro 5 y la Figura 6 matizan en cierto grado la estructura territorial mundial. Estados Unidos es la mayor potencia en empresas multinacionales (162) casi triplicando a su inmediato seguidor en 2006, que es Japón, con 67 empresas (del que hemos visto que había descendido notablemente desde las 126 que aportaba en 1996). Francia (de 42 a 38), Alemania (de 41 a 37) y Reino Unido (de 34 a 33), les siguen en esta ranking. Como observamos, todos ellos han descendido ligeramente en su presencia dentro de este bloque dominante, pero se mantienen por encima de las 30 empresas por Estado. El crecimiento más espectacular lo presenta China que sitúa 24 empresas frente a las 3 (5)[8] que tenían en 1996. Canadá es otro estado con un incremento sustancial en su presencia, de seis a 16 lo que la sitúa en la séptima posición, seguido por Corea del sur, Holanda, Suiza e Italia con más de 10.
Cuadro 5. Distribución de las 500 grandes empresas mundiales por países en 1996 y 2006
Figura 6. Localización por países de la sede social de las 500 mayores empresas mundiales por número de empresas en 1996 y 2006 (Fuente: Forbes y elaboración propia)
El listado de países se completa hasta la cifra de 31 en 2006, frente a los 26 que participaban diez años antes. Podríamos decir que el vacío dejado especialmente por las 59 empresas japonesas desaparecidas ha permitido incorporarse a este selecto grupo a siete nuevos estados, aun cuando con 1 o 2 empresas; todos ellos ubicados en Europa o sudeste asiático, con la extensión de Arabia Saudita. Sólo Venezuela pierde la única presencia que tenía en 1996[9].
Este nivel de desglose nacional en sentido estricto, por debajo de los bloques territoriales que antes hemos establecido, es importante desde la perspectiva de la relación entre poder político y poder económico, por cuanto la importancia de esta vinculación, que hemos planteado con anterioridad, se corresponderá con la capacidad de influencia internacional. El paso de los bloques territoriales a los estados nacionales pone de manifiesto la debilidad que conlleva la dispersión por naciones, como es el caso de Europa y, especialmente, de la Unión Europea. Es decir, si como conjunto territorial Europa supera en empresas multinacionales a los Estados Unidos, por lo que hace al poder real derivado de la imbricación poder económico-poder político se ve fuertemente disminuido por el fraccionamiento de la voz política entre tantos estados como la forman. Las empresas estadounidenses tienen un interlocutor único –que a su vez es un único avalador internacional – en el Departamento de Estado, lo mismo que sucede con Japón, o lo que sucederá con China, mientras que el bloque europeo se fragmenta a través de cada uno de sus Ministerios de Asuntos Exteriores y de sus políticas exteriores, que atenderán cada una de ellas a defender sus intereses individuales (nacionales), sin potenciar una política común que pueda corresponderse con su potencial económico conjunto.
Conviene resaltar como último aspecto del papel por países, que el conjunto que ha dado en denominarse BRIC[10] (que engloba a aquellos grandes estados que se considera que pasarán a ocupar un papel relevante en el nuevo orden económico mundial por su potencial de crecimiento), ha evolucionando, en términos de incremento de su participación en el poder empresarial mundial, más lentamente que el papel que se les atribuye cara al futuro. En su conjunto han pasado de 10/12 a 39 empresas (el 7,8% en 2006), pero fundamentalmente gracias a la expansión de China (de 3/5[11] a 24), ya que los tres países restantes sólo han crecido de 7 a 15 empresas.
El poder territorial en el interior de los estados[12]
Siguiendo con el análisis de la articulación territorial del poder de estas empresas, nos interesa ahora poner la atención en la ubicación especifica de la sede social central y, por tanto, del centro de poder absoluto dentro de cada unidad nacional[13].
En cuanto al origen de la localización de las sedes centrales, podemos constatar que el hecho metropolitano aparece como causa y como efecto. Como efecto sobre la metropolización en la medida en que la localización inicial de ciertas empresas constituyó uno de los motores del crecimiento de los núcleos en los que se habían localizado, generando economías de urbanización a partir de la sucesión de interrelaciones entre economías de aglomeración, de concentración y de escala. Por tanto, una gran parte del crecimiento metropolitano de las ciudades que no son capital de Estado, responden al efecto de las implantaciones iniciales, y su posterior expansión, entre las que encontramos a muchas de las todavía dominantes. Sobre la base de este proceso, las condiciones de urbanización que se iban potenciando sirvieron como causa de nacimiento o implantación de nuevas empresas, que a su vez han alcanzado el liderazgo mundial que este grupo refleja. La expansión de los servicios, y muy especialmente la banca, han aprovechado las economías de urbanización en beneficio propio como base de su potenciación.
De esta forma, y siguiendo la misma base estadística para el año 2005[14], se pone de manifiesto de forma clara el papel de los centros metropolitanos como ámbitos territoriales de localización de las sedes, dado que representan casi el 87 por ciento (105) de los 121 ámbitos de concentración a escala mundial. Su importancia absoluta es todavía mayor por cuanto se ubican en ellas casi el 97 por ciento de empresas (483). Solamente un pequeño porcentaje de empresas (17,4%) no ha necesitado o no ha sido capaz de generar una dinámica de metropolización[15].
Ahora bien, si la metrópolis encarna el lugar idóneo de localización de las sedes empresariales, no lo es el proceso inverso. No todo entorno metropolitano, o mejor sería decir aglomeración urbana, presenta las condiciones idóneas para la dinamización empresarial; significa que ni el contexto metropolitano concreto, ni el entorno externo de país habrán ofrecido las ventajas de localización que dan lugar a este tipo de empresas.
En resumen, como causa y/o como efecto realimenador, las condiciones metropolitanas aparecen con toda claridad como condición casi necesaria para el desarrollo de grandes corporaciones.
El factor metropolitano y, más concretamente, de concentración metropolitana, apunta hacia una nueva dimensión de la territorialidad del poder dentro de la escala nacional. En concreto, las regiones metropolitanas de Tokio (53), Nueva York (36)[16], París (36) y Londres (33), constituyen los cuatro centros territoriales principales de poder empresarial mundial[17]. Desde tan sólo estos cuatro centros se controla casi un tercio de la actividad de las grandes corporaciones. Las 18 siguientes regiones metropolitanas, con más de 5 empresas por aglomeración, representan aproximadamente otro tercio. Mientras que el último tercio se reparte entre las restantes 99 localizaciones. En volumen representa que, de los 50,5 millones de empleados que trabajan para estas empresas, casi 15 millones son controlados desde cuatro ciudades; así como el 32.7 por ciento de los ingresos (6.192.713 M$) y el 37 por ciento de los beneficios (450.000 M$)
A su vez, el factor metrópolis se refuerza en general a través del factor capitalidad. En efecto, de los 32 países representados en el ranking, en 24 (84%) la capital concentra la mayoría de sedes, de los cuales en 12 (38%) todas están ubicadas en la capital. Solamente en 3 (Canadá, Suiza y Australia) la capital del estado no localiza ninguna gran empresa, mientas que en otros 3 (Estados Unidos, Alemania y Brasil) la capital tiene una concentración minoritaria.
Observemos que en los casos en que no se da el efecto capitalidad sus procesos históricos han seguido pautas muy particulares. En ellos la ubicación de la capital ha obedecido a razones desvinculadas del papel económico y mucho más vinculada a razones de oportunidad política, como puede ser Brasilia o Berlín actualmente. En Estados Unidos, y también en Alemania, la dispersión territorial puede ser explicada, además de por su estructura federal, como en Suiza, por el proceso de expansión económica a lo largo del siglo XX.
Aun así, la localización de la sede central debe ser tomada como un punto de referencia relativo, y no absoluto, ya que lo verdaderamente significativo se sitúa en el ámbito de la territorialidad del accionariado, sea directamente a través de las vinculaciones externas de grupos presentes, o sea a través de la posición estratégica de algún grupo dominante de control entre el accionariado. En este sentido, las relaciones internas de poder entre los agentes empresariales son muy importantes y aportan casuísticas particulares para cada empresa. Un caso particular es el de la participación directa del sistema bancario, y cada vez más del financiero, sobre el sistema productivo, que conllevará que el tratamiento de la distribución territorial de los centros de decisión deba ser relativizada respecto a los propietarios últimos del capital. En particular desde los años 1980 han adquirido creciente protagonismo los fondos de capital riesgo (private equity) que se han convertido en el operador más activo del cambio en el mundo empresarial[18].
Algunas de las cuestiones que podemos formular con relación a la estructura sectorial territorial de las grandes empresas multinacionales se centrarían en conocer a qué se dedican estas empresas; cuál es su campo de actuación; qué tipo de intereses empresarial-productivos las han llevado a la internacionalización de sus actividades; qué campos de actividad son los que tienden a la mundialización; qué papel desempeñan los mecanismos de división internacional del trabajo y de la producción en este proceso y, muy importante, cómo evolucionan estas características. Veamos cuáles son las respuestas a algunas de estas cuestiones.
La evolución a lo largo de estos diez años de los cuatro indicadores con los que estamos trabajando (Cuadro 6), y por comparación entre ellos, muestran que, sobre la base de un mismo número de empresas, los beneficios han crecido sustancialmente más con relación al incremento que representa su volumen de negocio valorado por los ingresos, y el conjunto del empleo directo que ocupan.
Cuadro 6. Distribución de las 500 grandes empresas mundiales según grandes grupos de actividad
Su incremento de poder económico empresarial se refleja en ese 278,2 por ciento de aumento de los beneficios con relación a sólo un 82,8 por ciento de incremento en los ingresos. También han aumentado en su tamaño como empleadores de fuerza de trabajo, aún cuando con un valor inferior del 49,1 por ciento.
Una primera característica relevante del papel de estas grandes empresas en el contexto económico general, a lo largo de este período de crecimiento económico generalizado, se refleja en su capacidad de acrecentar beneficio.
Sectores con atractivo multinacional
Cuando diferenciamos los distintos campos de actividad, la primera impresión que tenemos al observar el Cuadro 6, donde se presentan estas empresas reunidas bajo grandes epígrafes sectoriales, es la de que la publicitada terciarización de la sociedad avanzando hacia una sociedad postindustrial no queda reflejada de forma evidente para las grandes empresas mundiales, ni por número ni por sus indicadores de explotación empresarial. Las actividades que siempre se ha considerado como formando parte de la actividad industrial (industria más construcción) no sólo no pierden peso a lo largo de los diez años que estamos analizando sino que incrementa su presencia tanto cuantitativa como, digamos, cualitativa (ingresos, empleos, beneficios), llegando en 2006 a situarse prácticamente en el 50 por ciento de las empresas que forman este grupo selecto, en un proceso que durante estos diez años se presenta como creciente (del 45,2% al 49,8%).
La primera impresión que nos produce esta distribución equilibrada entre industria y servicios es la de que debemos relativizar, como hemos indicado, la idea de un avance global imparable hacia la sociedad postindustrial, en el sentido en que se ha venido promocionando desde ciertos cenáculos intelectuales vinculados a la promoción de la postmodernidad desde finales del siglo XX, según la cual la modernidad debe prescindir de la industria. Aquí, el territorio tendrá mucho que decir, por cuanto no es lo mismo extrapolar lo que sucede en algunos de ellos –los considerados desarrollados, sobre los que han basado los alegatos postmodernistas y postindustrializadores-, de lo que sucede a escala mundial, que es en el ámbito en el que se sitúan los datos que estamos tratando y en el que está funcionando la economía mundial.
Es cierto que, dentro del grupo que consideramos como industria, cabe distinguir entre la industria manufacturera y las actividades de base industrial situadas en los dos extremos del proceso productivo, es decir, la obtención de las primeras materias y la producción y distribución de energía y agua (las utilities). En el caso de las primeras materias, por el papel especulativo al que han estado sometidas durante estos años. Ello se refleja en que el número de empresas vinculadas a estas actividades aumenta en estos diez años de 34 a 49 empresas relacionadas con las primeras materias y el petróleo, y de 17 a 30 en las de producción y distribución energética y agua. Este incremento en su presencia lo hacen básicamente a expensas de la disminución en el ranking de las grandes empresas de servicios y, en menor grado, de la actividad manufacturera. El conjunto de los servicios desciende en 23 empresas, de 274 a 251, con lo que ven reducida su presencia del 54,8 por ciento al 50,2 por ciento en volumen de empresas, mientras que el sector industrial reduce ligeramente su presencia en 6 empresas, de 163 a 157, del 32,6 por ciento al 31,4 por ciento.
No obstante, el indicador por número de empresas conviene matizarlo por las tendencias en los valores de explotación empresarial.
Las actividades vinculadas a las primeras materias y petróleo, claramente ascendente en su presencia numérica, también muestran como los factores especulativos se han centrado en ellas en cuanto proporcionalmente aumenta tanto en sus ingresos como en sus beneficios (en 2006 estas empresas, que representan en número el 9,8 por ciento, concentran en 15,2 por ciento de los ingresos y el 19 por ciento de los beneficios). Por su parte, las empresas de energía y agua, que aumentan considerablemente en numero, hasta el 6 por ciento, no alcanzan esta proporción ni en ingresos ni en beneficios ( 5% y 6% respectivamente) mientras son más intensivas en trabajo (6,8%).
El ligero descenso del número de empresas manufactureras viene acompañado de descensos proporcionalmente mayores en ingresos y beneficios (del 31,4% en empresas al 28,6 de los ingresos y el 24,3% en beneficios). Por su parte los servicios mantienen una proporción ligeramente inferior en ingresos y beneficios mientras que, junto a la construcción, son sectores que tiene una proporción superior de empleo, indicador de una cierta diferencia con inferior productividad aparente.
Esta visión sectorial global muestra matices internos en cuanto la descomponemos combinando diferencias sectoriales y diferencias territoriales.
Al desagregar por actividades más específicas los procesos de crecimiento-decrecimiento que reflejaban los grandes sectores ahora se diluyen en matices intrasectoriales (Cuadro 7). Podemos distinguir cuatro grandes bloques de tendencia.
Cuadro 7. Distribución de las 500 grandes empresas mundiales según actividad
Por un lado, aquellas actividades que han aumentado claramente su presencia, en el que se inscriben 3 ámbitos de actividad. Por un lado, como acabamos de señalar, las dos actividades más expansivas en su presencia dentro del grupo de las 500 grandes empresas han sido Minería y el Petróleo con 15 empresas, y Energía y Agua con 13 empresas. Junto a ellas aparece una importante penetración del sector Sanitario, que incrementa su presencia en 11 empresas.
En el extremo opuesto, es interesante observar como pierden más de 10 empresas actividades de servicios tan significativas como Banca y Ahorro, Seguros y Comercio mayorista. Y en menor grado, Alimentación-Distribución e Industrias diversas.
Un tercer bloque, y en su conjunto el mayoritario, viene representado por aquellas actividades cuya presencia podemos considerar que se mantiene constante, pues variaciones de +/- 3 empresas no podemos considerar que sean significativas de ningún tipo de tendencia. Dentro de este grupo se hallan todas las actividades industriales manufactureras, la construcción y servicios tanto ligados a los servicios públicos como al ocio.
Por último, debemos considerar aquellas actividades que estaban ausentes, o prácticamente ausentes (con una empresa) en 1996 y que incrementan su presencia. Se trata sobre todo de actividades vinculadas a las nuevas tecnologías, tanto en su vertiente industrial (Semiconductores y otros componentes electrónicos) como a los servicios (Servicios informáticos y Software, y Otros servicios a la producción). Junto a ellos también observamos una mayor presencia de las Navieras.
Deberemos esperar a introducir la variable territorial para interpretar mejor las tendencias generales que acabamos de señalar por actividades.
El análisis de los cambios por actividad ha dejado abiertas algunas incógnitas que podrán ser interpretadas al filtrarlas por la variable territorio.
El Cuadro 8, donde se ha recogido la distribución de las sedes territoriales de las diversas actividades, según número de empresas y según volumen de negocio, nos muestra diferencias importantes en el papel que cada territorio está jugando sobre el dominio de ámbitos de producción económica con significado técnico, económico y político distinto.
Cuadro 8. Distribución territorial de la actividad de las 500 grandes empresas mundiales en 2006
Aun cuando Estados Unidos y Europa están presentes en casi todos los ámbitos de actividad, aportan pesos significativamente distintos en algunos sectores estratégicos. Lo que diferencia a Estados Unidos, más allá de representar un sustantivo tercio de las empresas y del volumen de negocios sobre el total mundial, es su papel relevante en los sectores más estratégicos como son los Servicios informáticos y Software (control del 100%); Aeroespacial y Defensa; Servicios a la producción; Equipos informáticos y, en las actividades logísticas (Correos y Paquetería). Mientras que su presencia es menor o nula en las actividades de orden industrial más maduras (sin presencia en Navieras y Material de construcción y escasa en Metal). Lo que es interesante señalar es el papel inverso que tiene en actividades auxiliares financieras (Brokers), donde acapara más de 90 por ciento del negocio, frente a la limitada presencia de la Banca y Ahorro. Otras actividades con fuerte presencia son aquellas relacionadas con su modelo social, significativamente distinto al europeo, como se muestra en el peso que tiene el sector sanitario (en una sociedad donde la Seguridad Social publica es muy débil y debe recurrirse a la sanidad privada), y en las Cadenas comerciales o el Ocio.
Como hemos indicado, Europa muestra su presencia en casi todos los ámbitos, así como un volumen ligeramente superior a Estados Unidos, tanto en número de empresas como en volumen de negocio, pero mostrando una debilidad relativa en los sectores más estratégicos de la innovación, ya que no tiene presencia precisamente en Servicios informáticos y Software; Equipos informáticos, ni en Semiconductores. En contrapartida su potencia se manifiesta en la Banca y Ahorro y en Redes y equipos de comunicación, así como en Seguros, a la vez que en actividades maduras como Materiales de construcción y Navieras entre otras.
Japón, que en el año 2006 había descendido en su participación hasta el 13,4 por ciento de empresas y 11,5 por ciento de ingresos (desde el 25,2% y 29% respectivamente en 1996), continua manteniendo su potencia en Electrónica, Equipos informáticos o en el Comercio mayorista.
Corea del Sur, a pesar de su menor peso de conjunto (sobre el 3%), está presente en actividades vinculadas especialmente a la producción industrial, lo mismo que ocurre con China. Las empresas procedentes del resto del mundo, que representan el 10 por ciento de las empresas, sólo alcanzan a producir el 6,3 por ciento del volumen de negocio, sin presencia en numerosos sectores, ni en los estratégicos.
Si acudimos al Cuadro 9, que representa la variación del número de empresas por territorios entre 1996 y 2006 vinculadas a su actividad, nos ayudará a comprender aquellos cambios por actividad que habíamos dejado pendientes de interpretar, al tiempo que refleja ciertas transformaciones estructurales territoriales.
Cuadro 9. Variación territorial de la actividad de las 500 grandes empresas mundiales entre 1996 y 2006
El hecho más significativo es el notable descenso de empresas japonesas, que como sabemos pierde 59 de las 126 que aportaba en 1996, lo que reduce en 67 su presencia en 2006. Este descenso tiene su claro reflejó en los descensos globales en las actividades de Comercio mayorista, que de las 13 desaparecen del ranking 8 son japonesas. Lo mismo ocurre con los Seguros, donde igualmente Japón pierde 8 empresas. Algo más importante es el papel de Japón en el descenso de la Banca y Ahorro ya que son 12 las empresas japonesas que pierden su presencia en el ranking. El vacío dejado por Japón es aprovechado especialmente por China y Canadá, que incorporan respectivamente 19 y 10 empresas al selecto grupo de las 500. También Europa participa de esta reestructuración al incorporar 7 nuevas empresas, mientras que el resto de los territorios mundiales lo hace en un volumen de 23 empresas.
Estados Unidos se refuerza en los sectores Sanitario (10), Comercial minorista (5) y Energía y Agua (5).Mientras que pierde su mayor volumen de participación en el sector de las Telecomunicaciones (-7). Europa, por su parte, incrementa su peso en Energía y Agua (8), Minería y Petróleo (5) y Construcción e Ingeniería (4) y retrocede en Banca (-6) y Seguros (-5). Del resto del mundo cabe destacar el aumento de Seguros (3) en Canadá; también 3 nuevas empresas de telecomunicación en Corea del sur; así como también 3 nuevas empresas en cada uno de los sectores de Minería y Petróleo, Construcción e Ingeniería y Banca por parte de China; 4 empresas en Minería y Petróleo en India y 3 empresas en Banca en Australia. Por su parte, Rusia sólo incrementa su presencia en Minería y Petróleo, con 3 empresas.
En resumen, se observa cierta reestructuración interna en los tres bloques clásicamente dominantes representados por Estados Unidos, Europa y al mismo tiempo un fuerte descenso de Japón. La abertura hacia el resto de territorios mundiales es lenta, con la excepción de la mayor aceleración de China (+19), aun cuando ausente de las actividades estratégicas tecnológicas.
Hasta aquí hemos tratado a estas empresas como un todo estructural, tanto desde la vertiente territorial -por países y supraconjuntos estatales- como por sectores de actividad. Es el momento de acercarse al nivel de la empresa para analizar con mayor profundidad algunas de sus características individualizadas. Es importante descender a este nivel, dado que son las empresas las que actúan sobre el territorio y en los contextos económicos productivos. Al mismo tiempo, es desde cada uno de sus centros de poder desde donde se toman las decisiones que afectarán a las personas y a los territorios. También nos permitirá damos cuenta de las magnitudes de su poder individual y, por consiguiente, de su elevada capacidad de intervención socioeconómica y territorial.
Como media, el Cuadro 10 nos muestra que las estudiadas en este trabajo son empresas que en 2006 facturaban 41.801 M$ (frente a 22.868 M$ en 1996, a precios corrientes). Tienen también como media una plantilla de 105.675 trabajadores directos, lo cual representa un importante incremento de volumen desde los 70.880 de 1996. También los índices de beneficios se han incrementado notablemente, al pasar de 809 a 3.058 M$ de media por empresa.
Cuadro 10. Valores medios por empresa según la actividad de las 500 grandes empresas mundiales entre 1996 y 2006
El mismo Cuadro 10 permite observar como existen diferencias importantes en estos volúmenes medios según los sectores de actividad. Así en ingresos, para 2006, se oscilará entre un máximo de 64.775 M$ de media de las actividades de Minería y Petróleo y un mínimo de 19.247 M$ para las Industrias diversas. En empleo, y para el mismo año 2006, las actividades de Ocio son las que, como media, ocupan por empresa mayor número de trabajadores (285.693) y en el extremo inferior Otros servicios a la producción con 33.500. Los beneficios también son dispares, situándose el nivel medio superior en los 6.118 M$ de las actividades de Farmacia y Cosmética, mientras nuevamente Otros servicios a la producción presentan el menor volumen de beneficios con 582 M$.
Pasando de los valores medios a los de empresas concretas se presentan los Cuadros 11, 12 y 13, que recogen las 20 mayores empresas por ingresos, empleo y beneficio respectivamente.
Cuadro 11. Las 20 mayores empresas mundiales por ingresos en 2006
Cuadro 12. Las 20 mayores empresas mundiales por empleo en 2006
Cuadro 13. 20 mayores empresas mundiales por beneficios en 2006
La mayor empresa por ingresos y por empleo es Wal-Mart Stores, la mayor cadena de comercialización minorista estadounidense, que opera en 13 países (Centro y Sur América, Japón y China). Comparándola con el PIB por países, por su volumen de ingresos se situaría en 2006 en la posición 26, detrás de Noruega. Su volumen de empleo ha alcanzado la espectacular cifra de 1,9 millones de empleados. No obstante en beneficios se aleja que estas primeras posiciones hasta la 24. Por su parte la empresa con más beneficios era, en 2006, Exxon Mobil, con 39.500 M$.
En los últimos años, hasta que en 2006 fue desbancada por Wal-Mart Stores, la primera empresa por volumen de negocios era la citada petrolera estadounidense Exxon Mobil, que ahora ocupa la segunda posición. Le siguen dos petroleras más, Royal Dutch Shell (Holanda) y Brithis Petroleum (Reino Unido). La quinta y sexta posiciones corresponden a dos fabricantes de vehículos automóviles: General Motors (Estados Unidos) y Toyota (Japón). Empresas de estos dos sectores copan los puestos hasta el 11, donde aparece la primera entidad financiera, General Electric (EEUU). En el puesto número 13 se sitúa la compañía de seguros holandesa ING Group, a la que le sigue la banca norteamericana Citigroup. En resumen, a excepción del minorista Wal-Mart Stores, los 20 primeros puestos son ocupados exclusivamente por empresas de estos cuatro sectores: Petróleo, Industria automovilística, Financieras y Banca, y Seguros. El menor volumen de negocio por empresa en estas 500 se sitúa en los 14.880 M$, que son los alcanzados por la canadiense del sector aeroespacial Bombardier. En la comparación con el PIB por países, a pesar de ser la menor empresa, la situaría en la posición 95, detrás de Estonia.
En relación a 1996 observamos importantes cambios. Por ejemplo, el retroceso de las compañías automovilística norteamericanas; el ascenso de las compañías petrolíferas; así como el ascenso de Banca y Seguros; o la incorporación de China a este nivel. En conjunto, solamente dos empresas no estaban presentes ya en la lista de 1996.
En volumen de empleo las diferencias son más dispares. Por encima del millón de empleados encontramos la citada Wal-Mart Stores (1,9 M) y dos empresas chinas: State Grid (1,5 M), del sector de la Energía y China National Petroleum con 1,1 millones de empleados.
En el extremo opuesto, la holandesa GasTerra (Energía) declara únicamente 169 empleos, mientras que los penúltimos puestos corresponden a las coreanas S-Oil con 2.348 (Refino de petróleo) y SK Networks con 2.559 empleos (Comercio mayorista).
Comparando con 1996, los cambios en la estructura dominante del empleo son importantes. Casi la mitad de las empresas (9) no formaban parten del ranking de las 500 en 1996. China muestra un salto cuantitativo por cuanto son 5 empresas las que dominan por su volumen de empleo. Sectorialmente, es interesante observar la diversidad de actividades que forma el grupo de las nuevas incorporadas: Petróleo, Energía, Banca, Ocio, Telecomunicaciones, Electrónica y Comercio minorista.
Por volumen absoluto de beneficios, el sector Petrolero acapara 9 de los 20 primeros puestos, con Exxon Mobil ocupando la primera posición (39.500 M$). El conjunto de la Banca y actividades Financieras ocupa 5 plazas, con Citigroup a la cabeza de este sector en el quinto puesto general (21.538 M$). El resto de actividades entre las 20 con mayor volumen de beneficios, corresponden a las aerolíneas estadounidenses UAL (3ª posición); la rusa energética Gazprom (8ª); a Pfizer, farmacéutica norteamericana (9ª), mientras que el primer representante de sector del automóvil en beneficios es la japonesa Toyota Motor (15ª). Les sigue en el puesto 16 la compañía de seguros norteamericana American International Group. Y por fin, en el lugar 20, consiguió situarse la norteamericana Microsoft como primera compañía mundial de software.
En este capítulo no todos son beneficios, ya que 17 empresas declaran pérdidas en 2006, siendo el fabricante de automóviles estadounidense Ford Motor el que presenta las mayores pérdidas de las 500 (-12.613 M$).
También por beneficios se han introducido importantes cambios con relación a 1996. Se incorporan 5 empresas que no estaban presentes en el ranking de 1996: 3 norteamericanas, 1 rusa y otra china. Sólo 7 empresas se mantienen como mayores productoras de beneficios y las 8 restantes proceden de posiciones muy inferiores en el primer momento considerado.
Esta cúpula del poder empresarial que forman las 500 empresas, puede considerarse que ha sufrido cambios importantes en su composición (Cuadro 14), por cuanto en sólo diez años casi la mitad de las empresas (236 que representan el 47,2%) que estaban presentes en 1996, han sido desplazadas por nuevas empresas, permaneciendo 264 (52,8%) con continuidad temporal de su poder empresarial mundial hegemónico.
Cuadro 14. Continuidad y cambio por sectores en la presencia de las 500 mayores empresas mundiales entre 1996 y 2006
El proceso de cambio presenta tres componentes principales. Por un lado la componente empresarial, aquella vinculada a las dinámicas de cada empresa, que las lleva a desarrollar velocidades distintas de crecimiento o decrecimiento, con lo que pueden ser superadas por otras más dinámicas que las desplazan de su posibilidad de permanecer dentro del bloque de las 500. Se trataría, por tanto, de cambios vinculados a la lógica empresarial en sí misma. Forman parte de este mismo proceso las prácticas de concentración y absorción interempresarial, que analizaremos más adelante.
Un segundo proceso corresponde a la componente sectorial, aspecto vinculado a la dinámica de las distintas actividades, donde son las dinámicas de cada tipo de actividad las que evolucionan a velocidades distintas, al tiempo que aparece nuevas actividades que les permiten incorporarse al ranking, como ha sido el caso en estos años de los Servicios informáticos y software.
Un tercer factor lo conforma la componente territorial, la cual aparece relacionada con dinámicas territoriales diferenciadas que influyen sobre toda la actividad contenida en su territorio, sea de expansión o de recesión. En este caso China sería uno de los ejemplos de crecimiento y Japón, por el contrario, de crisis nacional, que ha afectado a su estructura empresarial, lo que le ha llevado a las importantes pérdidas de presencia en el bloque dominante que ya conocemos.
Algunos de los cambios relacionados con la dinámica de cada una de las empresas los hemos mostrado en el apartado anterior, por lo que aquí nos limitaremos a los factores sectoriales y territoriales.
Desde la perspectiva de la incidencia sectorial (Cuadro 14), podemos considerar tres situaciones. Aquella en que todas las empresas de un sector que estaban presentes en 1996 se mantienen en 2006. Se trata de Redes y Equipos de comunicación, Semiconductores y otros componentes electrónicos y Sanitarios. A su vez, son campos que todos ellos han visto incrementada su presencia en el ranking, especialmente el Sanitario que ha pasado de 3 a 14 empresas.
En el extremo opuesto, tenemos cuatro sectores que, por un lado tenían poca presencia en 1966, y en los que no se mantiene ninguna de sus empresas (Navieras, Otros servicios a la producción y Servicios diversos); y por otro porque no había ninguna empresa presente al inicio del período, como es el caso de Servicios informáticos y software.
Entre estos extremos se produce una gradación de continuidad, desde Correos y Paquetería, que mantienen 87,5 por ciento de sus empresas de 1996 al tiempo que se incorporan 2 nuevas empresas, y, en el extremo opuesto, Construcción e Ingeniería, donde de las 13 empresas de 2002 sólo 3 se mantenía, lo que representa un 25 por ciento. En cualquier caso, del total de los 32 sectores en los que hemos subdividido las actividades, 18 mantienen una continuidad superior al 50 por ciento de las empresas que estaban presentes en 1996.
La continuidad a través de la variable territorial -sobre la base de la unidad país- (Cuadro 15), muestran por su parte, un comportamiento más extremo entre el grupo de los que mantienen el cien por cien de sus empresas presentes en 1966 (7 territorios) y, en el extremo opuesto, 11 países sin empresas con continuidad, de los cuales 4 mantienen su presencia como territorio, pero con nuevas empresas, y 7 no formaban parte del ranking de las 500 al inicio del período de análisis. Sólo hay un caso de país –Venezuela- que pierde la presencia de su única empresa en 1996.
Cuadro 15. Continuidad y cambio por países en la presencia de las 500 mayores empresas mundiales entre 1996 y 2006
El primer grupo, los que mantienen sus empresas, son países con poco peso: Manteniendo el mismo número de empresas encontramos a Noruega (2), Malasia (1) y Turquía (1), y con aumento de presencia de Australia (de 5 a 8), México (de 1 a 5) e India (de 1 a 6). La excepción es el avance de China, que de las 3/5 que tenía, y que se mantienen, efectúa un salto hasta las 24 que están presentes en 2006.
En el conjunto de los países que manifiestan una continuidad empresarial por encima del 50 por ciento encontramos a los más importantes: EEUU, Francia, Alemania o Suiza (en total 11 países). Mientras que entre los que se sitúan con una continuidad inferior al 50 por ciento cabe destacar Japón, que solo mantiene el 38,9 por ciento de las 126 empresas que tenía en 1996, aún cuando representan el 73,1 por ciento de las 67 que aporta este país al ranking en 2006. También el Reino Unido se sitúa por debajo de la barrera del 50 por ciento, con un 44,4 por ciento.
Estas cifras, válidas en su conjunto, deben ser matizadas por otro de los procesos de cambio que observamos en el período, caracterizado por grandes fusiones y compras de empresas.
El Cuadro 16 muestra que 39 de las empresas (7,8 %) presentes en el arranque de 1996 se han visto afectadas por procesos de reestructuración empresarial de la propiedad, lo que afecta a 31 empresas (6,2%) del ranking de 2006.
Cuadro 16. Presencia de empresas españolas e Iberoamericanas entre las 500 mayores empresas mundiales en 1996 y en 2006
Ello significa que algunas de las empresas que no presentan continuidad se debe a que forman parte de fusiones entre empresas que formaban parte del ranking en 1996. De esta forma, 25 empresas de 1996 han quedado reducidas a 12 en 2006. Ello significa que han dejado 13 puestos libres para que pudiesen incorporarse nuevas empresas. En 4 casos, a pesar de haberse producido fusiones desde el punto de vista del control empresarial se han mantenido como empresas de gestión independiente dentro del ranking.
Una vía para incrementar el volumen de los factores empresariales en 10 casos lo ha sido absorber empresas externas, así como tenemos constancia de 5 empresas que se han incorporado al ranking después de haber sufrido procesos de fusión que les ha posibilitado alcanzar volúmenes suficientes para su incorporación.
Esta dinámica de concentración tiene una clara incidencia sobre el poder absoluto de las empresas. Se explicarían así algunos de los importantes crecimientos de ciertas empresas que constatamos dentro de nuestro grupo de análisis, por la vía de incrementar su potencial como gran empresa.
Parece interesante considerar aisladamente el grupo de empresas españolas e iberoamericanas presentes en ranking de las 500 grandes empresas mundiales, lo que se refleja en el Cuadro 17.
Cuadro 17. Período de grandes fusiones empresariales a partir de 1996 entre las grandes empresas mundiales
En su conjunto, muestran su limitado potencial empresarial en esta competencia a escala mundial ya que en 1996 sólo 6 empresas iberoamericanas y 5 españolas estaban presentes. A lo largo de estos diez años se observa un ligero incremento en su presencia al pasar a 10 empresas iberoamericanas y 9 españolas.
De hecho la presencia iberoamericana sólo se produce a través de dos países: Brasil, que mantiene 5 empresas y México, que pasa de 1 a 5. Mientras que desaparece la única empresa venezolana presente en 1996.
Para el caso español, 4 de las empresas de 1996 mantienen su presencia mientras que se incorporan 5 nuevas empresas. En estos diez años en España se ha vivido un fuerte proceso de privatización de las empresas nacionales, que en 1996 se reunían como holding formando el grupo TENEO, que ocupaba la posición 184 en 1996 y que en 2006 se había desmembrado.
El objetivo fundamental de este trabajo ha sido analizar la concentración de poder sobre la economía mundial por parte de un número proporcionalmente pequeño de empresas, agrupadas bajo la creciente dinámica de expansión de las que se constituyen como empresas multinacionales. Se ha efectuado este análisis sobre la base de considerar la presencia, poder y magnitud de las 500 mayores empresas mundiales.
Las tres variables significativas aplicadas han sido: las características de las propias empresas, su posición sectorial y su posición territorial. El análisis siguiendo estos tres vectores nos ha permitido discriminar tendencias en los que cada uno de ellos aportaba elementos de interpretación del proceso seguido durante estos diez años, entre 1996 y 2006, que ayudasen a explicar los cambios y la situación al final del período. Como conclusión, puede ser oportuno presentar una síntesis esquemática de las valoraciones más significativos que se han podido alcanzar a través del análisis de este grupo empresarial siguiendo estos tres vectores de discriminación interna.
La síntesis esquemática de los resultados es la que sigue:
· El poder de las 500 mayores empresas mundiales se acrecienta en términos absolutos: incrementa su volumen de empleo en un 49 por ciento, de los ingresos en un 83 por ciento y, sobre todo, de los beneficios en un 278 por ciento.
· En número de empresas de Europa aumenta su presencia de 34,2 por ciento a 35,6 por ciento. EEUU mantienen sus posiciones 32,4 por ciento y aumento de Canadá del 1,2 por ciento al 3,2 por ciento.
· El Sudeste asiático en su conjunto pierde volumen (29,4% a 24%) pero con un cambio importante en la distribución interna, dada la importante pérdida de presencia de Japón, que pasa del 25,2 por ciento al 13 por ciento. El resto del Sudeste asiático en su conjunto es la zona de mayor crecimiento del 4,2 por ciento a 10,6 por ciento.
· En este incremento destaca la mayor presencia de China del 1 por ciento al 4,8 por ciento.
· El resto del mundo mantiene una presencia marginal, por cuanto sólo pasa del 2,8 por ciento al 4,8 por ciento.
· De los países que han dado en asociarse bajo el acrónimo BRIC, como sinónimo de nuevos países con expectativas de fuerte potencial de crecimiento, solo China está penetrado significativamente entre las empresas dominantes.
· La creciente presencia de las TIC (Tecnologías de la Información y de la Comunicación) se refleja en la entrada o crecimiento de actividades de base industrial como: –Equipos informáticos y Material de oficina; Electrónica y Equipos eléctricos; Redes y equipos comunicación; y Semiconductores y otros componentes electrónicos.
· Dentro del periodo considerado, entran a formar parte del ranking de empresas las de servicios vinculadas a las TIC: Servicios informático y Software y Servicios a las empresas. Por ejemplo, Microsoft alcanza a penetrar en el ranking en 1997.
· En el ámbito de las grandes empresas multinacionales no se constata ningún proceso de desindustrialización, incluso aumentan ligeramente las empresas industriales a costa de los servicios. En su conjunto se presentan como dos bloques muy similares en magnitudes absolutas. Podemos interpretarlo como un signo de que a escala mundo como un todo, la producción industrial constituye una base tan importante y necesaria como los servicios en la articulación económica global.
· La base fundamental de los servicios lo constituyen la Banca, los Seguros y el Comercio en general, aun cuando han pedio presencia empresarial en estos años.
· Importante renovación empresarial en la cúpula, ya que casi el 50 por ciento de las empresas de 1996 han sido reemplazadas en el ranking a lo largo de estos 10 años.
· La importancia de estas empresas se manifiesta en sus magnitudes absolutas, por ejemplo, en cuanto al empleo que movilizan: Como ocupación directa, la dimensión media de empleos por empresa es de 106.000 empleados. Por empresas, en 3 empresas se supera el millón de empleos directos con un máximo 1.900.000, y en otras 12 empresas ocupan más de 400.000.
· En valores relacionados con su cifra de negocio, sus ingresos como conjunto se sitúan cerca del equivalente a la mitad del PIB mundial, y cerca del que suman Estados Unidos y la Unión Europea.
· Ha sido un período con importantes procesos de fusión y concentración empresarial, reforzando la dimensión y el poder de las empresas.
· Desde la perspectiva de su poder como bloque, estos 10 años aparecen como años de consolidación de la tendencia a la concentración de poder por parte de las grandes empresas multinacionales. Tanto de la potencia individual de cada empresa como de concentración interempresarial.
· Derivado de ello, y considerando que éste ha sido un periodo en el que se ha extendido la externalización en la organización empresarial, podemos presuponer una multiplicación de poder indirecto por esta vía. Podríamos situar en unos 150 millones de personas las ocupadas por estas 500 empresas: directamente 53 millones y unos 100 millones indirectos o externalizados.
· Junto a ello podemos considerar el poder derivado de la capacidad de compra y de la incidencia en los procesos de comercialización por parte de las actividades comerciales en sentido estricto.
· Y también el papel vinculado a su función como intermediarios y gestores de los recursos de capital circulantes en los mercados financieros.
· Territorialmente se aprecia una tendencia, más que un cambio, a la incorporación del Sudeste asiático, sobre el balanceo desde Japón hacia China, con una presencia estable de Corea del sur.
· Por su parte, Estados Unidos y Europa han mantenido, y hasta aumentado, su presencia a la altura de 2006.
En resumen, parece claramente evidente que por encima de los Estados se aprecia la existencia de un poder económico impresionante en muy pocas manos. Aquellas que deciden, y desde donde influyen, a partir de sólo 500 centros de empresarial mundial. Mediante su papel económico, que manejan con la flexibilidad y la celeridad que les permiten sus decisiones privadas, sin estar sometidas a control ni negociación democrática alguna, disponen de una enorme capacidad para incidir sobre todos los demás ámbitos del sistema social. En primer lugar sobre la propia economía mundial, y simultáneamente, sobre la política, sobre la cultura o, directa o indirectamente, sobre lo militar.[19]
En su dimensión multinacional, en tanto asumen el espacio mundial como única unidad estratégica territorial, se sitúan y actúan sobrepasando con comodidad la escala territorial de los estados. Estados que, si son democráticos, han de ser por, su forma de organización social, mucho más lentos en la toma de decisiones. Al tiempo que con grandes dificultades para asumir decisiones interestatales que puedan competir a la misma escala, y a la misma velocidad, con la que actúan estas empresas. Cuando los estados actúan bajo un régimen autoritario, su propio aislamiento les priva también de capacidad para establecer relaciones y actuaciones interestatales en caso de que pretendiesen contrarrestar estas estrategias empresariales.
La internacionalización, la mundialización y la globalización han sido los estadios de avance y conquista introducidos como punta de lanza por estas empresas de acuerdo con su capacidad de articulación como instituciones, por un lado, y, por otro, sobre la configuración del espacio único mundial como campo de estrategia y como campo de actuación: de obtención de primeras materias, de producción dividida, de distribución y de comercialización, así como de financiación y especulación monetaria[20].
El límite de la internacionalización ha sido la mundialización, cuando la internacionalización ha topado con los confines del espacio geográfico de nuestro mundo.
Alcanzada esta escala territorial límite, observamos que las actuaciones que toman el mundo como unidad territorial estratégica se diferencian según dos objetivos. Un objetivo es el de la estandarización, por la cual están interesadas estas empresas tanto en su dimensión organizativa interna como en cuanto mercado para muchos de sus productos. Esta dimensión es la que podríamos asimilar al concepto de globalización. Así, lo que distinguiría la globalización de la mundialización[21] sería que la globalización conlleva la propuesta de estandarización a escala mundial, es decir, que no se trata sólo de establecer relaciones internacionales entre cualquier territorio, o de tomar al mundo como escala estratégica en la toma de decisiones, sino de avanzar hacia códigos comunes de conducta, de normativas y de actuación que eliminen las diferencias territoriales[22].
Pero, paralelamente, debe “evitarse” la estandarización o uniformización territorial absoluta. Deben quedar territorios diferenciados, sobre los cuales poder aplicar los principios de la división social y jerárquica. En unos casos como reacción desde “los territorios” para defenderse de la estandarización. En otros, serán las propias empresas multinacionales las interesadas en mantener diferencias socioterritoriales que les permitan aprovechar desigualdades en los niveles de vida -y de los correspondientes salarios-, para exprimir de ellos su fuerza de trabajo o sus materias primas[23]. Pensemos que la localización diferenciada de las distintas establecimientos o unidades productivas de estas empresas se aprovechan de las ventajas comparativas y de las ventajas competitivas de cada territorio, es decir, de la heterogeneidad. Un mundo socialmente homogéneo, con igualdades de renta, salarios y cualificaciones, se constituiría exclusivamente como un mercado, únicamente diferenciado por el número de habitantes, pero no en territorios socioeconómicos a explotar diferenciadamente.
Como conclusión puede afirmarse que las empresas multinacionales serán las primeras interesadas en mantener este doble proceso de homogenización y de heterogenización, en su estrategia mundializadora. Para ello se valdrán de su enorme capacidad de influencia, directa e indirecta, sobre todas las instituciones del sistema social mundial. Los efectos de sus prácticas no dejarán indiferentes a los procesos mundiales.
[1] La temática de las grandes empresas constituye una de mis principales líneas de investigación. Algunas referencias bibliográficas son: SÁNCHEZ, Joan-Eugeni La gran empresa en España. Un proceso de dependencia y concentración. Madrid: Consejo Económico y Social (CES), 1998. SÁNCHEZ, Joan-Eugeni. Dépendance et concentration de la grande entreprise en Espagne. In MÉNDEZ, R. (ed.), Géographie de l'Espagne. Paris: l'Harmattan, 2006, p. 163-217. SÁNCHEZ, Joan-Eugeni. Pautas de localización de las sedes de las grandes empresas y entornos metropolitanos, Eure, 2007, vol. XXXIII, nº 100, p. 69-90.
[2] Para los datos de 1996: COLBY, Laura y URRESTA, Lixandra, The Fortune global 5 hundred, Fortune, 08/04/97, vol. 136, nº 3, p. F-1-F-12. Para los datos de 2006: http://money.cnn.com/magazines/fortune/global500/2007/full_list/index.html
[3] Para aproximarnos a su papel inductor sobre el sistema económico global disponemos del cálculo que efectué en SÁNCHEZ, Joan-Eugeni La gran empresa en España. Un proceso de dependencia y concentración. Madrid: Consejo Económico y Social (CES), 1998, p. 132, sobre la relación entre el empleo directo ocupado por las grandes empresas y el empleo indirecto del que se servían. Para las 1000 mayores empresas españolas en 1994 se obtuvo que la relación entre empleo directo y empleo indirecto era de 1 a 2. Es decir, que por cada empleo directo se da ocupación a otras dos personas externas. Posiblemente esta relación debe ser aún mayor en el caso de las empresas mundiales, por su mayor volumen e incidencia que el que representan las empresas españolas. En cualquier caso, aplicando esta proporción representaría que estas empresas dan trabajo a un total de unos 150 millones de empleados: 52,8 millones directos y unos 100 millones indirectos.
[4] FORBES. Forbes 2000, Forbes, 2007. http://www.forbes.com/2007/03/29/forbes-global-2000-biz-07forbes2000-cz_sd_0329global_land.html
[5] SÁNCHEZ, Joan-Eugeni, WEIS-ALTANER, Eric., BAILLY, Antoine. Division of labour, production and space: classical concepts for the new Europe?. In LEVER, William, BAILLY, Antoine (eds.) The Spatial Impact of Economic Changes in Europe, Aldershot: Avebury, 1996, p. 228-248.
[6] Michael Porter, en su clásico trabajo, ponía el acento fundamental precisamente en la ventaja competitiva de las naciones a la hora de considerar los factores clave que aportaba la "ventaja nacional" en relación con su sistema empresarial. Ello tanto en los aspectos del entorno empresarial como en el papel del Gobierno Nacional y la posición de la propia nación en el mundo. Ver: PORTER, Michael E. La ventaja competitiva de las naciones, Barcelona: Plaza & Janés, Ed., 1991.
[7] En esta presentación me limitaré a considerar la escala nacional. En trabajos anteriores he abordado el ámbito de la escala metropolitana en relación con la estructura de los asentamientos de los centros decisionales, también para el conjunto mundial, así como el ámbito de los procesos y lógicas interiores para el caso de España desde 1973.
[8] En sentido estricto, la desaparición de las dos empresas que aportaba Hong Kong deberían incorporarse a las tres que aportaban China, con lo que esta última habría evolucionado de 5 a 24 empresas. Estas dos empresas aportaban 34.300 M$ de ingresos; 201.790 empleos y 411 M$ de beneficios en 1996.
[9] Hong Kong también desaparece, pero para pasar a integrarse en China.Ver nota anterior.
[10] BRIC, acrónimo de Brasil, Rusia, India y China. No significa que entre ellos exista ningún tipo de vinculación. Solamente les une las enormes dimensiones territoriales y poblacionales de cada uno de ellos.
[11] Ver nota 7.
[12] El papel metropolitano en la ubicación de las sedes direccionales lo he tratado más ampliamente en: SÁNCHEZ, Joan-Eugeni. El papel de las áreas metropolitanas y las pautas de localización de las sedes de las grandes empresas. El caso de Barcelona. In CARRERAS, Carles, CARLOS, Ana.F.A. (eds.) Barcelona y Sao Paulo cara a cara. Procesos metropolitanos a la hora de la globalización. Mataró, Ed. Davinci, 2006, pp. 44-64; SÁNCHEZ, Joan-Eugeni. Pautas de localización de las sedes de las grandes empresas y entornos metropolitanos, Eure, 2007, vol. XXXIII, nº 100, p. 69-90
[13] Los otros dos aspectos relacionados con las ubicaciones concretas del entramado territorial internacional de estas empresas se referirían a la localización de los centros de decisión subsidiarios dentro de cada país sobre el que ejercen su internacionalización, y a los centros de producción y comercialización a través de los que ejecuta sus actividades económicas, distribuidos funcionalmente a escala mundial y dentro de los territorios nacionales.
[14] FORTUNE. Fortune Global 500, Fortune, 2005. http://money.cnn.com/magazines/fortune/global500/2005/index.html
[15] De éstas, un parte importante corresponde a empresas de tipo industrial fuertemente enraizadas con la localización de su centro productivo original (Dow Chemical, Whirlpool, Nestlé, Caterpillar, Deere, Volkswagen, Michelin, Novartis o Roche Group). Otras tres relacionadas con las fuentes de energía (Statoil, Surgutneftegas y Scottish & Southern Energy). Alguna, como siempre, representan excepciones que no llegan a romper la regla general de metropolización, máxime si tenemos en cuenta que se encuentran en países con una fuerte integración territorial interna (Bertelsmann, Tyson Foods, Wal-Mart Stores, Assicurazioni Generali y Vodafone). A excepción de Statoil todas las demás se sitúan en Europa y Estados Unidos, con una importante tradición a sus espaldas, lo que no se da en las nuevas empresas creadas en los últimos años en los países emergentes.
[16] El aparente menor poder de concentración de Nueva York respecto a Tokio queda compensado en términos de control por cuanto los ingresos se sitúan ligeramente por debajo, mientras que el control sobre empleados, y muy especialmente de beneficios, más que duplican a los obtenidos por Tokio.
[17] Algunos trabajos apuntan en la dirección de que en Estados Unidos se produce un cierto desplazamiento de sedes hacia territorios menos metropolitanos (QUARK, A.A. From Global Cities to the lands’ End: The Relocation of Corporate Headquarters and the New Company Towns of Rural America. Qualitative Sociology, 2007, nº 30, p. 21–40.
[18] “Entre las diferencias [con el empresario industrial o al clásico banco accionista de referencia de una empresa] se incluyen el interés por una muy veloz revalorización de la inversión, la presión para vender activos y saldar la deuda con la que se ha realizado la compra y una búsqueda de eficiencia que en muchos casos acaba dejando por el camino algunos de los valores tangibles e intangibles que aseguran la vida a largo plazo de las empresas. Dicho de otra manera, en ocasiones, este tipo de inversiones coloca de un lado el interés del accionista (el que vende y el nuevo propietario) frente al resto de sectores con intereses en una empresa determinada: trabajadores, proveedores, responsables políticos...” , y por tanto al territorio, en lo que nos interesa en este texto. (PÉREZ, Manel. Bailando con los fondos. Barcelona. Dinero la Vanguardia. 06/05/2007).
[19] En esta dirección incide el libro de John Perkins: Confessions of an economic hit man, San Francisco: Berrett-Koehler Publishers, 2004.
[20] Aun cuando las empresas multinacionales son una figura empresarial con muchos años a sus espaldas, su expansión a partir de los años 70 del siglo pasado, y muy especialmente de los años 90, se ha apoyado en las innovaciones tecnológicas que ha aportado los sistemas de transporte (que han posibilitado la movilización masiva a costes reducidos de personas y mercancía) y de las telecomunicaciones (apoyadas en la telemática e Internet) que han posibilitado la conectividad potencial absoluta a escala mundial y, muy especialmente, que esta conectividad se pueda efectuar de forma interactiva e instantánea (on line) (sistemas financieros, pago electrónico, Internet, teleconferencias, etc.).
[21] Tal como lo aplico, mundialización y globalización no representarían sinónimos, sino dos formas de relación social con el mundo como un todo. Por tanto, no es simplemente una cuestión de competencia entre el uso francófono o anglófono de las palabras mundialización y globalización para denominar el mismo concepto, sino dos valores conceptuales distintos para interpretar los procesos sociales actuales.
[22] La estandarización que vinculo a la globalización viene condicionada por la necesidad de que las relaciones, los flujos y los productos tengan el mismo significado y la misma aplicabilidad en cualquier parte del mundo donde se los use: el inglés como idioma internacional; los protocolos y programas informáticos y de Internet; las formas de producción y sus protocolos de verificación y de calidad, o los instrumentos, medios y sistemas de transporte, serían cuatro ejemplos de globalización tal como la entiendo, donde es necesario un patrón común para que puedan ser usados, aplicados o intercambiados en cualquier parte a la escala mundo. Esta estandarización se introducirá en todos los ámbitos sociales. Estandarización de la cultura: empresarial, social, integración socio-cultural. Estandarización de la economía: de modelo de producción, de modelo de distribución, de modelo de consumo, de modelo de financiación, de modelo tecnológico, de productividad y de competitividad. Estandarización de la política: representación y gestión políticas. Estandarización de las infraestructuras: físicas, financieras, monetarias, difusión tecnológica, de información, de producción, comercialización, consumo de bienes y servicios. En estas dinámicas de estandarización deberán considerarse tanto los procesos vinculados a las estrategias de los agentes sociales (entre los que hemos asignado un papel preeminente a las estructuras de poder de las empresas multinacionales) como los procesos vinculados a las dinámicas sociales que las potencialidades tecnológicas posibilitan para la penetración desde unos territorios sobre otros, incidiendo activamente en los procesos de estandarización.
[23] Por ejemplo, el turismo internacionalizado tiende a la mundialización bajo dos modelos: el de la globalización, creando ámbitos con identidad de formas y funciones (Club Mediterranée) y el de la internacionalización-mundialización donde, contrariamente, lo que se ofrece es lo diferente, lo exclusivo que puede aportar el lugar, sea físico o cultural. Aquellos aspectos que no son aplicados-intercambiados a la escala mundial pueden conservar su "cultura" particular, sea la ideología, la religión, los nacionalismos o los localismos, a condición de que aquellos productos o mensajes que se desea que formen parte de la red global y, por tanto, pretendan ser aplicados y/o intercambiados a escala mundo, se adapten al estándar global (por ejemplo, el nacionalismo idiomático hablando en inglés en los foros internacionales).
COLBY, Laura y URRESTA, Lixandra, The Fortune global 5 hundred, Fortune, 08/04/97, vol. 136, nº 3, p. F-1-F-12.
FORBES. Forbes 2000, Forbes, 2007. http://www.forbes.com/2007/03/29/forbes-global-2000-biz-07forbes2000-cz_sd_0329global_land.html
FORTUNE. Fortune Global 500, Fortune, 2005. http://money.cnn.com/magazines/fortune/global500/2005/index.html
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PÉREZ, Manel. Bailando con los fondos. Barcelona. Dinero la Vanguardia. 06/05/2007, p. 2.
PERKINS, John. Confessions of an economic hit man, San Francisco: Berrett-Koehler Publishers, 2004.
PORTER, Michael E. La ventaja competitiva de las naciones, Barcelona: Plaza & Janés, Ed., 1991.
QUARK, A.A. From Global Cities to the lands' End: The Relocation of Corporate Headquarters and the New Company Towns of Rural America. Qualitative Sociology, 2007, nº 30, p. 21–40.
SÁNCHEZ, Joan-Eugeni, WEIS-ALTANER, Eric., BAILLY, Antoine. Division of labour, production and space: classical concepts for the new Europe?. In LEVER, William, BAILLY, Antoine (eds.) The Spatial Impact of Economic Changes in Europe, Aldershot: Avebury, 1996, p. 228-248.
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SÁNCHEZ, Joan-Eugeni. El poder de las empresas multinacionales. Diez años de cambios en el Mundo, en la Geografía y en las Ciencias Sociales, 1999-2008. Actas del X Coloquio Internacional de Geocrítica, Universidad de Barcelona, 26-30 de mayo de 2008.<http://www.ub.es/geocrit/-xcol/449.htm>