X Coloquio Internacional de Geocrítica
DIEZ AÑOS DE CAMBIOS EN EL MUNDO, EN LA GEOGRAFÍA Y EN LAS CIENCIAS SOCIALES, 1999-2008 Barcelona, 26 - 30 de mayo de 2008 |
SEGREGACIÓN RESIDENCIAL EN LA ZONA METROPOLITANA DE LA CIUDAD DE MÉXICO
Salinas Arreortua, Luis Alberto
Universidad Nacional Autónoma de México
Luis_arreortua @hotmail.com
Segregación residencial en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (Resumen)
La segregación residencial es un fenómeno que afecta a las ciudades desde el momento de su conformación, sin embargo en la actualidad debido a los cambios en la acumulación global del capital que están reestructurando las políticas económicas de diversos países, repercute de manera evidente en la expansión de las ciudades. En la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, esta situación sugiere una segregación por condición económica caracterizando el centro de la ciudad por diversos estratos socioeconómicos resultado de un proceso histórico, mientras que el Poniente se caracteriza por desarrollos habitacionales recientes destinados a familias de ingresos altos y el Oriente se conforma por extensos desarrollos habitacionales de interés social donde se presentan distintas problemáticas, situación que ha sido posible por los cambios en las políticas públicas realizadas en los últimos años, agudizando la segregación residencial.
Palabras clave: segregación residencial, acumulación del capital, reestructuración
Residential segregation in the Metropolitan Zone of México City (Abstract)
The residential segregation is a phenomenon that affects to the cities from the moment of its conformation, nevertheless at present due to the changes in the global accumulation of the capital which they are reconstructing the economic policies of diverse countries, repels of evident way in the expansion of the cities. In the Metropolitan Zone of Mexico City, this situation suggests a segregation by economic condition characterizing downtown by diverse socioeconomic levels result of an historical process, whereas the West is characterized by recent residential family developments destined of high income and the East is satisfied by extensive residential developments of social interest where they appear different problematic, situation that has been possible by the changes in the public policies realized years in the last, worsening the residential segregation.
Key Words: residential segregation, capital of accumulation, re-structuring
Son distintos y complejos los factores que generan la segregación, pudiendo ser desde los factores culturales y sociológicos, donde el miedo al “otro”, la pertenencia y la aspiración a un grupo social influyen en la conformación de la segregación. Otros factores pueden ser de tipo económico, que van desde el punto de vista del negocio en términos de los espacios de consumo, donde se produce una distinción de clases sociales hasta los relacionados con la dinámica inmobiliaria, la cual ofrece distintos inmuebles en distintos sitios de la ciudad, cuyo resultado muestra una fragmentación espacial.
De la misma manera son variadas las formas de segregación producidas, sin embargo, para fines de esta investigación la segregación residencial es definida como “…el grado de proximidad espacial o de aglomeración territorial de las familias pertenecientes a un mismo grupo social…” (Sabatini, 2001:7), dicho grupo puede definirse según cuestiones étnicas, religiosas, etcétera, no obstante en esta ocasión se considera sólo la segregación residencial por su situación socioeconómica, como un fenómeno que se agudiza en esta etapa de reestructuración económica de la acumulación global del capital.
Así mismo, es importante mencionar que dentro de esta segregación residencial, una de las modalidades más extremas que se están produciendo actualmente son los “barrios cerrados” (Sabatini, 2006). Estos barrios cerrados, adquieren diversas denominaciones en los países latinoamericanos[i], para el caso de México se llaman fraccionamientos cerrados, y son los desarrollos dirigidos hacia la población con ingresos altos, sin embargo, actualmente también se construyen desarrollos cerrados dirigidos hacia una clase económica media y baja.
Una de las características más importantes de los fraccionamientos cerrados es el aislamiento que se puede manifestar de diferentes maneras. De forma tangible a través de bardas, rejas, cadenas, plumas, casetas, dispositivos de vigilancia, etcétera. Y de manera intangible manifestados por medio del lenguaje, las costumbres, el aspecto físico o la ropa (Rodríguez, 2005).
Como ya se ha mencionado, la segregación residencial existe desde la conformación de las ciudades, las características específicas de segregación son relativamente recientes, pues “Están vinculados con las políticas de liberalización de los mercados de suelo y con los procesos de globalización económica y cultural de las últimas décadas” (Sabatini, 2001:1). Lo que nos sugiere que la reestructuración económica neoliberal está agudizando los problemas economico-sociales, siendo la segregación residencial un fenómeno evidente
De esta manera en la estructura urbana se presentan áreas homogéneas y desiguales según los ingresos de la población. “Homogéneas internamente, en la medida en que se nivelan en términos del sector social, según sus ingresos relativos, de las formas de vida, de su dotación en servicios e infraestructura; desiguales, en términos de las profundas diferencias que separan a una y otra; segregadas, en la medida en que se tiende a ghetificar cada una de estas áreas, aislándola del resto de la ciudad” (Pradilla, 1981:98).
Para entender el problema de la segregación es importante considerar el proceso histórico de su conformación, con especial interés, en la evolución del crecimiento urbano. Pues esta expansión urbana “… no se reduce a un cambio ecológico-demográfico sino refleja también un cambio social que origina un fenómeno de segregación de la población en barrios de acuerdo a sus ingresos, asociado más a una estructura de clases sociales” (Morales, 1974, citado en Ibarra, 1991:56).
Al mismo tiempo, es necesario considerar elementos que nos permitan conocer la conformación de la segregación en la expansión urbana que muestra la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM). Algunos de estos elementos a considerar son; el desarrollo de las vías de comunicación, la actividad económica predominante, la dinámica poblacional y la intervención del Estado.
Relacionando estos elementos en su desarrollo histórico se puede entender la segregación que caracteriza a la ciudad en estos momentos. Y de manera más detallada se analiza la actuación del Estado, que siendo uno de los actores principales, ha modificado su intervención en esta reestructuración económica.
Así pues, las vías de comunicación proporcionan el acceso a distintos destinos, además de que junto a los elementos antes mencionados, permiten interpretar la expansión de la ZMCM (Aguilar, 2002), de esta manera se reconoce cómo se han ido conformando núcleos de población y de actividad económica predominante, entre otros.
Durante el modelo de desarrollo de Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI) que se implementó en la década de los cuarenta hasta finales de los setenta, existió una creciente actividad industrial además de un crecimiento de población en el centro de la ciudad de México y esto fue posible, entre otras cosas, gracias al desarrollo de una infraestructura adecuada para esos momentos que permitiera su buen funcionamiento, y en especial al desarrollo de un sistema ferroviario y eléctrico que se comenzó a producir entre 1870 y 1910 y posteriormente a partir de 1930, además de la construcción de una red carretera (Garza y Damián, 1991, Izcazuriaga, 1992).
El desarrollo de las vías férreas y de las carreteras, determinó una dinámica económica caracterizada por la instalación de industrias en el norte de la ciudad, tal y como nos lo recuerda Izcazuriaga. “En los años cincuenta se mejoró la carretera México – Querétaro, principal vía de comunicación con la región centro y norte del país –que históricamente han sido con las que se ha tenido mayor intercambio– y ello favoreció la instalación de industrias, sobre todo de la gran industria en la zona norte de la metrópoli.” (Izcazuriaga, 1992:83).
Así, se conforman delegaciones cercanas a la llamada Ciudad Central, constituida por las actuales delegaciones Benito Juárez, Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo y Venustiano Carranza (CONAPO, 1998, Kunz, 2001), donde predomina la actividad industrial como Azcapotzalco, Gustavo A. Madero, Álvaro Obregón e incluso hasta llegar a los primeros municipios conurbados (que forman parte de la entidad federativa del estado de México) que fueron Naucalpan y Tlanepantla.
Esta situación de instalación de industrias, se vio acrecentada por las políticas implementadas por el gobierno del estado de México (CONAPO, 1998) hasta abarcar municipios como Tultitlán, Cuautitlán y Ecatepec, lo que generó un importante crecimiento de población en esta área, debido al crecimiento natural y a fuertes corrientes migratorias rural – urbano, propiciando una creciente demanda de viviendas. No obstante, el gobierno del estado de México encabezado por Gustavo Baz hacia principios de los años sesenta aprobó 87 fraccionamientos[ii] en especial en cuatro municipio conurbados al Distrito Federal (Tlalepantla, Naucalpan, Ecatepec y Atizapán) representando 70.1% del total (Schteingart, 1989).
De manera general, las tasas más altas de crecimiento de la población en el periodo de 1970 a 1990 se registran a lo largo de las carreteras hacia Puebla (oriente), y Pachuca (noreste) (Aguilar, 2002), teniendo un crecimiento rápido en términos de desarrollos habitacionales e industriales.
Así, hacia finales de los años sesenta hasta finales de los años ochenta se aprobarían 304 fraccionamientos localizados en los municipios de Atizapán, Coacalco, Cuautitlán-Izcalli, Ecatepec, Naucalpan y Tlalnepantla, concentrando casi 70% del total de fraccionamientos aprobados, lo que muestra el crecimiento urbano. (Schteingart, 1989).
Por otra parte, el desarrollo de importantes vías en el poniente de la ciudad, aunado a la carretera hacia Toluca, generó un dinamismo distinto en dicha zona, caracterizada por una alta rentabilidad inmobiliaria (Hiernaux, 1998).
En lo que al sur se refiere, se puede hablar de una situación parecida al poniente, conformando una zona muy valorada por sectores medios y altos de la población, además de la importancia de que en el sur se localicen las más grandes reservas ecológicas de la ciudad.
Situación distinta la que caracteriza el oriente de la ciudad, donde el desarrollo de las vías de comunicación se produce más tarde, lo que propició una urbanización más lenta (CONAPO, 1998). Además los primeros asentamientos importantes se producen después de la década de los sesenta, en una zona del ex-vaso del lago de Texcoco, tierra inhóspita en la cual no se podía cultivar, conformando sólo una "ciudad dormitorio" para dar albergue a una población de bajos ingresos (Vega, 2005). Esta situación, explica que el suelo sea más barato, por lo que es aquí donde los desarrollos habitacionales dirigidos hacia sectores de bajos ingresos están caracterizando al oriente de la ciudad.
En especial, gracias al desarrollo de importantes vialidades y a decisiones específicas del gobierno, en la actualidad más de dos terceras partes del desarrollo urbano se localizan en los municipios conurbados del estado de México, llegando hasta el municipio de Tizayuca en el estado de Hidalgo (Maya, 2004). Este proceso de expansión urbana que está viviendo la ciudad de México, significó que en el periodo de ISI el crecimiento se centrara en la Ciudad Central[iii], mientras que en la actualidad esta zona presenta cifras negativas de crecimiento poblacional (figura 1).
Por otro lado, en lo que al proceso de urbanización se refiere, se evidencia un proceso de migración del centro de la ciudad hacia delegaciones cercanas y municipios conurbados, lo que sería la primera fase del proceso de urbanización[iv] que concluye con
una etapa avanzada de la ciudad predominante, mostrado, entre otros factores, por un crecimiento de la población y de la infraestructura urbana en la ciudad de México. De esta manera es como se comienza a gestar la segunda fase de la urbanización, que caracteriza en la actualidad el crecimiento de la ciudad de México, la polarización reversiva.
Estos movimientos de población hicieron posible que las viviendas ocupadas hasta entonces por un sector medio y alto de la población en las delegaciones centrales de la ciudad fueran abandonadas para ocupar otros lugares en delegaciones y municipios cercanos, hacia el sur y el poniente de la ciudad, mientras que las viviendas en algunos casos abandonadas fueron ocupadas por población de bajos ingresos, es por ello que menciona Fischer que en las delegaciones centrales “...Miguel Hidalgo, Benito Juárez y Cuauhtémoc comprenden áreas venidas a menos en el centro histórico y sus alrededores, y también contiene vecindades de clase media.” (Fischer, et. al. 2003:6). Sin embargo es importante mencionar que actualmente las delegaciones centrales por el proceso de gentrificación la población de ingresos medios y altos están repoblando de nuevo la zona central.
Intervención del Estado
La intervención del Estado en esta dinámica que se viene analizando, muestra distintas decisiones que van a afectar la localización poblacional en el proceso urbano. La intervención estatal existe desde la omisión, hasta la generación de programas de desarrollo urbano, regulación del suelo urbano, promoción inmobiliaria y financiamiento, entre otras.
A partir de los años cuarenta, debido al explosivo crecimiento demográfico, se incrementa la demanda de viviendas de interés social, situación que no puede controlar el gobierno, por lo que una de sus estrategias a seguir es la autoconstrucción[v] de manera informal[vi], creciendo este sector de manera importante. (Duhau, 1991, Pradilla, 1982, Schteingart, 1989).
Ante esta situación, el gobierno replantea su acción y a partir de los cincuenta comienza a financiar viviendas a través de la Dirección General de Pensiones Civiles y de Retiro, del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras), del Instituto Nacional de la Vivienda (INV), entre otras. “Sin embargo, todavía la participación del Estado era mínima comparada con la producción total de viviendas y sobre todo con relación al gran aumento de la demanda habitacional…” (Schteingart, 1989:128).
De la misma manera, un elemento importante para entender el crecimiento poblacional en los municipios conurbados fue una prohibición impuesta en 1954 por el regente[vii] Uruchurtu, a la autorización de fraccionamientos de bajos ingresos en el Distrito Federal (Schteingart, 1989, Ward, 2004).
Hacia los sesenta, la mayor parte de los fraccionamientos continua siendo promovida por grupos privados y es hasta la década de los setenta cuando aparecen instituciones públicas destacadas como el Instituto Nacional para el Desarrollo de la Comunidad y de la Vivienda (Indeco) que reemplazó al INV, la Dirección General de la Habitación Popular (DGHP, con participación sólo en el Distrito Federal), el Fondo de la Vivienda para los Trabajadores del Estado (Fovissste), el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), el Instituto de Acción Urbana e Integración Social (Auris, con participación sólo en el estado de México).
No obstante estos esfuerzos de distintos organismos públicos, tan sólo el Infonavit y Fovissste concentraron 80% de las inversiones federales dirigidas hacia ese sector, además de que los demás organismos sufrían transformaciones e incluso liquidaciones (Schteingart, 1991). Así, el Estado mexicano mostró un fuerte intervencionismo a través de organismos públicos, incluso hasta el sexenio de Miguel de la Madrid (1982–1988), donde si bien, México comenzaba su reestructuración económica, en materia habitacional el Estado se caracteriza por una activa participación, sin llegar a satisfacer las necesidades de vivienda.
La demanda de vivienda sigue siendo uno de los mayores retos del gobierno, siendo la autoconstrucción una de las salidas para más del 60% de los habitantes de escasos recursos en la ciudad de México (Duhau, 1991, Schteingart, 1989 y 1991, Ward, 2004), no obstante, esta situación se convierte al mismo tiempo en un problema en el ámbito urbano, social y político (Duhau y Cruz, 2006) [viii].
Mientras tanto, el gobierno comienza a reproducir proyectos implementados en otros países, como los grandes desarrollos habitacionales realizados en Madrid en la década de los cincuenta y sesenta, cuyas promociones se caracterizarían por su tamaño y por el número de viviendas (Rodríguez, 2001). Así, comienzan a desarrollar conjuntos habitacionales orientados a la población de ingresos bajos y medios, como lo fue el conjunto habitacional “Miguel Alemán”, constituyendo el primero y más grande en su tipo en toda Latinoamérica.
Esta situación caracterizó la urbanización en los sesenta y setenta cuando el Estado intervenía de manera importante en el problema de la vivienda. Y es hasta finales de los ochenta cuando comienzan a producirse cambios importantes en la intervención estatal que afectaría este proceso de urbanización y uso de suelo habitacional, como las políticas públicas de apoyo a la adquisición de vivienda por parte del Estado, consolidado por las instituciones ya mencionadas, que permitían, aunque de manera limitada, el acceso a los trabajadores a una vivienda.
Aunado a ello, comienza a regular la ocupación del suelo, tanto en su forma ilegal como en su forma legal[ix]. Así “El Estado impedía con mayor fuerza los procesos de urbanización irregular. En el Distrito Federal se determinaron terrenos públicos destinados a la construcción de viviendas populares y el manejo de tierras públicas empezó a seguir la lógica mercantil y con ello la lógica del mercado de suelo”(Fischer, et. al. 2003:6).
Así mismo, para la década de los noventa se producen cambios en materia legal. Así, la reestructuración económica en el sector habitacional se ve cristalizada hacia 1992, año en el que se realizan reformas importantes en el artículo 27º constitucional, lo que permitió que el suelo de propiedad social[x] pudiera incorporarse a la propiedad privada y gestionar cambios en el uso del suelo principalmente en lo que a los municipios conurbados del estado de México se refiere (Maya, 2004) permitiendo que las empresas inmobiliarias tuvieran mayor participación, aunado a ello en 1993 se reestructura el Infonavit y el Fovissste convirtiéndose únicamente en instituciones dedicadas a la actividad financiera (Sedesol, 2001).
Esta situación plantea cambios importantes para intentar satisfacer la demanda habitacional de interés social, de manera que el Estado cede al capital privado esta responsabilidad, por ello “… la oferta de vivienda producida por los desarrolladores privados ha alcanzado cifras sin precedentes, a punto de presentarse la promoción privada como la respuesta al rezago habitacional y a las necesidades de vivienda del país, actuales y futuras (Castro, et. al., 2006:445).
Las políticas neoliberales se pueden ver en los programas nacionales de vivienda implementados por los distintos gobiernos. Esto es, el Programa Nacional de Desarrollo Urbano y Vivienda, 1984 (en el sexenio de Miguel de la Madrid[xi]), mientras que los sucesivos programas, Programa Nacional de Vivienda 1990–1994, 1995–2000 y 2001–2006, dan un vuelco al intervensionismo estatal, siguiendo en general la visión implementada por el programa que se generó en el sexenio de Salinas de Gortari (1988–1994), el cual uno de sus principales objetivos era transformar el Estado, para que éste sólo facilite “…los procesos para que el sector social y privado produzcan las acciones de vivienda que se requieren” (Schteingart y Patiño, 2006:101).
Así mismo, como bien lo analizan estos autores, mientras que en el programa de Miguel de la Madrid, la intervención del Estado se reflejaba al definir a la vivienda como “factor de satisfacción social”, mientras que los siguientes tres programas mantienen el concepto de “motor de crecimiento económico que estimula el desarrollo”, lo que resalta su papel de mercancía. Así, la visión desde el gobierno va cambiando a considerar a la vivienda como valor de uso a considerarla como valor de cambio (Schteingart y Patiño, 2006:182).
De esta manera, se configuran zonas en la ciudad, caracterizadas por un dominio del sector privado en oferta habitacional cuya densidad de población muestra los índices más altos de crecimiento, debido a los costos bajos del suelo en dicha zona. Situación que responde a las necesidades del capital privado, así “… la renovación urbana liderada por el capital privado, inmobiliario y de la construcción, promueve `megaproyectos´…, que cambian la fisonomía de ciertas zonas de las metrópolis y que otorgan `homogeneidad´ a los espacios urbanos de las grandes ciudades” (Ziccardi, 1995:148).
Promoción inmobiliaria
Las formas de producción de la vivienda reciben el nombre de promocionales, las cuales han tenido un desarrollo importante a partir de los años setenta. Esta producción promocional privada para desarrollos habitacionales se combina de diferentes maneras con los programas de financiamiento públicos y privados (Schteingart, 1989). Desde la consolidación de las instituciones desarrolladoras de conjuntos habitacionales se han caracterizado por una concentración de la actividad en un reducido número de empresas, situación que ha variado un poco actualmente, pues aún existe cierta concentración, pero además, dependiendo de su capital, actúan a nivel local, regional o nacional.
Para 1980, tan sólo 7 empresas concentraban el 80% de las promociones habitacionales a nivel nacional, mientras que el resto estaba dividido en pequeñas empresas que podían registrar entre 10 y 20 viviendas vendidas anualmente, mientras que las mayores empresas llegaban a vender más de 2000 viviendas (Schteingart, 1989).
Por su parte, después de la reestructuración económica, se da un importante crecimiento de esta actividad generando que para el año 2004 este sector estuviera conformado por cerca de 2200 empresas que operaban a distintas escalas, de las cuales sólo 10 de ellas promueven cerca del 35% del total de las viviendas (Bancomer, 2005). Sin embargo, a pesar de ser las 10 más grandes, no todas operan en la ZMCM (cuadro 1).
En la actualidad, las mayores promotoras, presentan cifras por arriba de las 5000 unidades vendidas al año. Las empresas medianas reportan ventas entre 1001 y 5000 viviendas. Mientras que las pequeñas y micro son empresas que en muchas ocasiones operan por proyecto y concluye su actividad una vez vendidas todas las viviendas que contenía dicho proyecto. Además los desarrollos habitacionales, por lo general, se clasifican hacia los sectores que están dirigidos como son interés social, interés medio y residencial.
Grandes | Medianas | Pequeñas | Micro |
GEO |
YVA |
Davida |
Armour |
Urbi |
Hogar |
CUIC |
Agrap |
ARA |
Cadu |
Jafra |
Sacramento |
Homex |
Demet |
Castor |
Milenium |
SARE |
Quma |
Calibran |
Desinnor |
Ruba* |
Viveica |
Plan Casa |
Santa María |
Beta** |
Came |
Villamagna |
Elizondo |
Sadasi |
Prom. Casas y Edif. |
Bufette Profesional |
Villacruz |
Pulte*** |
Futura |
FLOPEC |
Brapo |
Dynamica* |
Impulsora |
Mexcasa |
Crece |
10 empresas | 42 empresas | 87 empresas | 1 843 empresas |
Esta actividad, en lo que a la ZMCM se refiere, localiza sus mayores promociones en el oriente y norte de la ciudad destinado para gente de bajos ingresos, es decir, de interés social. Gracias al desarrollo de la autopista Ecatepec – Nepantla que atrae fuertes inversiones del sector inmobiliario ha generado los más grandes desarrollos habitacionales de la ciudad, tales son los casos del conjunto urbano “Los Héroes”, con cerca de 20000 viviendas y “San Buenaventura” de 23000 viviendas (Maya, 1999, Vega, 2005).
Los desarrollos de interés medio, también se presentan en el norte y oriente de la ZMCM, además de una presencia importante en delegaciones centrales de Distrito Federal como son Benito Juárez, Coyoacán, Cuauhtémoc y Miguel Hidalgo.
Mientras que los desarrollos residenciales, tienen una presencia muy marcada en el poniente, principalmente en Huixquilucan y Álvaro Obregón, además de delegaciones centrales como Coyoacán y Cuauhtémoc (figura 2).
Esta situación lo que muestra es, por una parte, una revitalización del centro histórico, donde se desarrollan viviendas para diversos estratos socioeconómicos, siguiendo un programa gubernamental conocido como Bando 2[xii]. Por otra parte, una agudización de la segregación residencial, mostrando una marcada aglomeración territorial de familias de escasos recursos en el oriente de la ciudad, siendo excluidos de las relaciones económico-sociales con la ciudad principal. Así la fragmentación espacial se agudiza con esta reestructuración económica en marcha.
La ZMCM en cuestión habitacional (en el sector formal) no sólo presenta una fragmentación espacial, sino además, genera una serie de problemáticas políticos y sociales, desde la confrontación de las empresas inmobiliarias por desarrollar su proyecto con sectores sociales inconformes por estos desarrollos, hasta problemáticas generadas dentro de los mismos desarrollos, una vez llevados a cabo, debido a que éstos llegan a constituir “micro” ciudades cuyos innumerables problemas internos surgen ante las dimensiones de dichos proyectos[xiii].
Como ejemplo de la problemática generada entre la empresa desarrolladora de vivienda y la población originaria del lugar, se muestra el desarrollo habitacional “Los Álamos” localizado en el poblado de San Gregorio Cuautzingo en el municipio de Chalco, estado de México, el cual cuenta con una población aproximada de 7000 habitantes, la cual se ha visto enfrentado a nuevas formas de acumulación del capital, como las promociones habitacionales, además de cambiar las costumbres de los habitantes, disminuyendo el empleo en actividades económicas predominantes como el sector servicios, en especial los referentes a restaurantes y hoteles, para engrosar los referentes a servicios relacionados a la construcción y financieros.
El 7 de mayo de 2004 se publica el acuerdo de autorización del Conjunto Urbano denominado “Los Álamos”, el cual constaría de 3,352 viviendas, en una superficie de 354,475 m ² ubicado en la carretera Federal México – Cuautla, en el Rancho Santa María Atoyac (figura 3), quedando dicho conjunto urbano comprometido a aportar áreas de donación a los gobiernos del municipio y del estado de México así como de generar obras de urbanización y de equipamiento.
Archivo, Dirección de planeación y desarrollo urbano, Gobierno municipal de Chalco.
Esta situación es importante recordar, pues el Estado en la actualidad está relegando las responsabilidades de satisfacción de vivienda para la población, encomendándoselas al sector privado quien se encarga además de todas aquellas obras de urbanización y equipamiento para cada conjunto habitacional.
“El acceso de la ciudadanía a una vivienda digna, es un derecho constitucional y una condición para lograr el mejoramiento de la calidad de vida de la población, por eso, este gobierno se propone llevar a cabo en los próximos tres años, una serie de acciones y gestiones orientadas a promover ante los desarrolladores inmobiliarios, la construcción de vivienda con prioridad en la de interés social, bajo las políticas y especificaciones establecidas en el Plan Municipal de Desarrollo Urbano, y en donde el desarrollador inmobiliario sea quien proporcione el equipamiento y los servicios públicos.” (Plan de desarrollo urbano 2003-2006)
Así, la inmobiliaria que se responsabiliza del conjunto habitacional “Los Álamos” se encarga de desarrollar las obras de urbanización que exige tanto el gobierno estatal como el gobierno municipal como son; red de distribución de agua potable, red de distribución de energía eléctrica, alumbrado público, banquetas, pavimento, jardinería, sistema de nomenclatura para las vías públicas y señalamiento vial. Dentro de las obras de equipamiento este conjunto cuenta con jardín de niños, escuela primaria, escuela secundaria, guardería infantil, protección civil, módulos de vigilancia, biblioteca pública, casa de cultura, jardín vecinal y área deportiva (figura 4)
Figura 4
Conjunto urbano “Los Álamos”
Fuente: Archivo, Dirección de planeación y desarrollo urbano, Gobierno municipal de Chalco
Sin embargo, antes y durante los trámites que la constructora realizara ante el gobierno municipal y estatal, existieron diversas protestas de la población ante el desarrollo de este conjunto habitacional, pues esos cambios en el uso del suelo obedecen a la dinámica liberal que ha empeorado las condiciones sociales, como nos lo expresan habitantes del poblado de San Gregorio, molestos por este nuevo desarrollo que generaría cambios en sus vidas:
“…de la hacienda, de aquel lado hay una parte los “hornos continuos” le llamaban, también ahí llegaban los trenes, aquí se hacía el tabique entonces en los hornos se cocía, el tren entraba a cargar y lo llevaban a la capital, yo pienso que de ahí lo repartían. Hay una parte que le llaman la Estación, ahí es donde… pos ora sí, yo creo que les checaban las cargas y donde hacían el cargamento es en la fábrica de los hornos continuos. Esta es una vida, una vida de nosotros del pueblo de San Gregorio Cuautzingo.” (trabajador en producción de ladrillos).
“…esto apenas nos viene afectando, en el rancho Atoyac [donde se construyó “Los Álamos”], a un lado estaba la cerillera, ahí se hacían cerillos, ahora ya son fábricas o almacenes, después se dice que será un centro comercial… (trabajador en producción de cerillos).
Una de las principales actividades económicas, además de la cosecha de diversos productos agrícolas, es la elaboración de tabique, no obstante, ante los recientes cambios, esta actividad ha disminuido considerablemente, pues una de las fábricas para ello ha pasado a ser bodega de la transnacional Wall Mart.
Además de estos cambios, una situación delicada es la que concierne al agua, siendo el oriente de la ZMCM una zona con importantes recursos naturales, entre ellos el agua, la cual se está explotando de manera irracional ante estos desarrollos con altas cifras de densidad poblacional, donde se estima que “Los Álamos” albergará 14000 habitantes aproximadamente, duplicando así la población originaria de Cuautzingo. Ante esta situación la gente originaria del pueblo nos menciona que:
“…en el rancho de Atoyac, es una de las zonas que más abastece de agua, nosotros tenemos entendido que ahí pasa un brazo de mar o un río porque tiempo atrás cuando no había ruido se oía como corría el agua por abajo, y hoy no se oye por lo mismo de los camiones que ya pasan pero hemos curioseado que el agua baja en todas partes menos ahí, cuando abrieron la tierra, cuando empezaron, se puede decir que a destruir las tierras de cultivo, cuando empezaron a abrirlas parece que la tierra luego empezó a emanar agua, cosa que es curioso porque dicen se me hace que la tierra también lloró de tristeza de que iba a ser destruida.” (habitante del poblado de San Gregorio).
Los habitantes mencionan que los cambios que ha sufrido su localidad se vienen acrecentando en la última década, pues no son sólo los cambios que se producen debido a las construcciones habitacionales sino además existen construcciones de diversa índole. Así también, estas modificaciones afectan de diversas maneras a los pobladores pues no sólo crean problemas sociales sino también económicos tal y como ellos mismos lo explican:
“…en Atoyac, ahorita es lo que son ‘Los Álamos’ y lo que era la cerillera van a hacer ahí una tienda grande, porque las unidades habitacionales no vienen solas, vienen a plantar fábricas, empresas, (…) desgraciadamente matan a la población porque las tiendas grandes acaban con los negocios chicos, el gobierno nos viene a perjudicar porque nos trae delincuencia, nos trae más basura (…) Cuautzingo es uno de los pueblos más tranquilos, aquí no había pleitos, no había vandalismo y hoy nos topamos con que ya tenemos gente de todo tipo.” (habitante del poblado de San Gregorio).
Los problemas económicos y sociales que se han producido luego de la construcción de los desarrollos habitacionales en Cuautzingo, generaron que un sector del pueblo se opusiera a este conjunto urbano en específico; sin embargo, no encontraron respuesta por parte de las autoridades locales.
Al respecto, el gobierno municipal menciona que la constructora ha cumplido cabalmente con los requisitos establecidos para poder llevar a cabo el conjunto urbano, sin afectar de manera negativa a la población, y sólo se ha limitado a emitir los permisos pertinentes y regular el equipamiento y las obras de urbanización que corren a cargo de la inmobiliaria responsable del desarrollo habitacional, sin importar los reclamos de la población de San Gregorio Cuautzingo.
Así, el gobierno estatal y municipal sólo están implementando medidas que regulan la actividad inmobiliaria, aplicando las “estrategias facilitadoras” promovidas por el Banco Mundial, generando que los agentes privados participen de manera dinámica, mientras que se limitan a “regular” y “negociar” con la población.
Mientras el gobierno federal ha hecho factible esta situación gracias a las políticas liberales, que han quitado los “candados” que se tenían para la adquisición de tierras derivado de “la reforma hecha al artículo 27 constitucional en el año de 1992, cuyo efecto principal fue diversificar los mecanismos de incorporación de suelo de propiedad social al mercado inmobiliario urbano y provocar un auge del mercado libre”. (Olivera, 2005:1). Antes se prohibía la enajenación de tierras ejidales para darles un uso urbano, así las autoridades municipales carecían de mecanismos legales para incorporar tierras ejidales al crecimiento urbano, situación que ha cambiado, así los desarrollos habitacionales en esta zona se realizan sobre propiedad privada, sin embargo se prevé un crecimiento urbano alentado por la incorporación de tierras ejidales por parte del gobierno municipal, pues si bien esta situación de venta de tierras ejidales existía de manera ilegal ahora ya es posible de manera legal.
Es de esta manera como los cambios producidos en la acumulación global del capital afectan las políticas nacionales que van configurando una dinámica territorial particular, así el crecimiento de las ciudades muestra los efectos de estos cambios, de esta manera observamos a las ciudades cada vez más fragmentada, siendo la segregación residencial un fenómeno evidente.
[i] “Se llaman condominios en Chile y Brasil, barrios privados en Argentina, conjuntos o urbanizaciones cerradas en Ecuador o fraccionamientos cerrados en México.” (Borsdorf, 2002:581)
[ii] “Los fraccionamientos constituyen una de las formas de división, urbanización y oferta de suelo urbano más importantes del crecimiento de la ciudad de México.” (Schteingart, 1989:63).
[iii] Para 1940 el Distrito Federal contaba con una población de 1,757,530 habitantes, concentrando en las delegaciones centrales 1,645,422, mientras que 112,108 habitantes se encontraban dispersos fuera de estas delegaciones, cuyos fraccionamientos de terrenos se empezaba a ocupar de manera irregular (Conapo, 1998:27).
[iv] Siguiendo el esquema planteado por Geyer y Kontuly (1996) sería la primera fase llamada urbanización
[v] Estas estrategias se han dirigido en cuatro sentidos: “a) tolerancia a las invasiones y los fraccionamientos ilegales; b) regularización de la tenencia de tierras con títulos precarios de propiedad y dotación de servicios; c) promoción de la autoconstrucción por tres caminos diferentes: entrega de lotes con o sin servicios, programas de desarrollo progresivo y programas completos de autoconstrucción; y d) erradicación de barrios autoconstruidos.” (Pradilla, 1982:319).
[vi] “Además de los fraccionamientos, existen otras formas de oferta o acceso al suelo para aquellos sectores sociales que no acceden al mismo a través de mecanismos legales. Estas formas (…) se pueden clasificar, de manera general, en dos grandes grupos: las “invasiones” u ocupación directa del suelo (que configura lo que se ha denominado “colonia de paracaidistas”) y la ocupación a través de un propietario reconocido (que origina los fraccionamientos clandestinos o irregulares)” (Schteingart, 1989:80).
[vii] Regente era el gobernante del Distrito Federal quién era nombrado por el presidente de la república, ésta situación cambio hasta el año de 1997 donde se realizaron elecciones para que así loas habitantes del Distrito Federal pudieran elegir a su gobernante.
[viii] Estos autores entre otras características al respecto señalan que “En el ámbito urbano, limita fuertemente las posibilidades de regulación pública del proceso de urbanización (…) En el ámbito social., implica que millones de familias deben destinar enormes esfuerzos al proceso de autoproducción de vivienda (…) En el ámbito político, define el espacio para el arraigo y reproducción de prácticas clientelistas en el ámbito local…” (Duhau y Cruz, 2006:423)
[ix] Dentro de la ocupación de suelo de forma legal se consideran los fraccionamientos y de forma ilegal las invasiones y fraccionamientos clandestinos, que ya habían sido definidos. (Schteingart, 1989).
[x] El suelo de propiedad social está conformado por la propiedad ejidal y la propiedad comunal, y sólo pueden ser ocupados para otro uso de forma legal a través de la expropiación o permuta (Schteingart, 1989).
[xi] Cabe recordar que ya se comenzaba la reestructuración económica a nivel nacional, sin embargo, en materia de vivienda todavía mostraba una intervención activa, reflejada en una de sus principales metas que era incrementar el porcentaje del PIB destinado hacia este sector cercano al 2% (Schteingart y Patiño, 2006:162)
[xii] “Entre 1995 y 2000 fue construida una nueva institucionalidad para la vivienda en el Distrito Federal a la que ahora se sobrepone otra bajo la figura de bandos informativos, señaladamente el número 2 (recurso administrativo emitido a principios de 2001) que prohíbe la construcción de unidades habitacionales y desarrollos comerciales en 10 de las 16 delegaciones y promueve en su lugar un programa de vivienda nueva en las delegaciones centrales cuya superficie conjunta (alrededor de 14000 hectáreas) representa menos del 20% de la superficie urbana del Distrito Federal.” (Mercado, 2002:540).
[xiii] Para un ejemplo de los problemas generados en estos desarrollos masivos revisar el trabajo de Maya, 2004
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Referencia bibliográfica