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la regeneración urbana a partir de la vivienda colectiva.  espacios comunes como lugares de relación entre lo público y lo privado

Jaume Asensi Carles  (UPC)

En cualquier proceso de generación o regeneración urbana la vivienda colectiva es el elemento fundamental que justifica la actuación y que relaciona el resto de componentes: equipamientos, espacio urbano, infraestructuras, etc... Los edificios de vivienda son los que generan la trama construida que ocupa el territorio urbano.
En las ciudades conviven los ámbitos público y privado, en general el ámbito público está vinculado al espacio urbano y el privado al interior de los edificios. La vivienda colectiva es la que permite el alojamiento de los ciudadanos que habitan las ciudades y, en el propio concepto de vivienda colectiva, aparece un ámbito nuevo situado entre el privado y el público, se trata del ámbito colectivo.

Los espacios comunes de este ámbito colectivo son los responsables de la relación que se establece entre las viviendas y, también, de la relación que establece el edificio y sus habitantes con el entorno urbano, es decir, de la integración en la ciudad.

Las ciudades del s.XXI tienen el reto de cohesionar los tejidos urbanos allí dónde la desocupación o el deterioro haya podido generar vacíos de actividad; de integrar las nuevas actuaciones, tanto si se trata de rehabilitación como de obra nueva, en los tejidos urbanos existentes; y de garantizar la accesibilidad a los servicios y equipamientos necesarios para el desarrollo de la vida en sociedad.

En los tres casos, la explotación de los espacios comunes en los edificios de vivienda colectiva es una magnífica herramienta para conseguir los objetivos. La importancia que tiene el tejido residencial en cualquier actuación de regeneración urbana supone una oportunidad de desarrollar los espacios comunes como lugares de relación social.

Los espacios comunes son capaces de crear ambientes que integren las viviendas, la actividad colectiva y la actividad urbana. En Barcelona tenemos algunos ejemplos como el de la Casa Bloc, gestionada des de la administración, que permite vivir la ciudad des de las viviendas y que, a la vez, ofrece zonas ajardinadas a la ciudad donde se vuelcan algunos equipamientos públicos.

Las modalidades emergentes de tenencia de vivienda, consistentes en sistemas cooperativos de propiedad compartida tienden a explotar la condición de colectividad en los edificios de viviendas y, por tanto, establecen las bases para poder generar, mantener y gestionar unos espacios comunes que pueden incorporar servicios para los habitantes y erigirse como lugares de relación con el entorno urbano.

La necesaria actuación de las administraciones públicas en materia de vivienda social, ya sea mediante ayudas económicas, mediante la cesión de terrenos o edificios, o mediante la ampliación del parque de vivienda social para alquiler, obliga a la regulación de las condiciones en que se han de otorgar las ayudas.
Es una oportunidad para establecer las condiciones en que estos espacios comunes deben ser generados y gestionados. Se abre así la posibilidad real de utilizar los espacios comunes en los edificios colectivos de vivienda no sólo como lugares de relación con el entorno urbano, sino además como lugares que puedan albergar oras actividades públicas e incluso incorporar equipamientos.

Por tanto estamos en disposición de apostar por los espacios comunes de los edificios de vivienda colectiva como lugares de integración situados entre los ámbitos privados de las viviendas y los públicos del espacio urbano. Desarrollándolos conseguiremos mejorar las condiciones de vida en sociedad de los ciudadanos


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