En este quinto informe se presentan resultados sobre la situación económica en los hogares, las condiciones de vivienda y organización del trabajo y el estudio en los hogares. Se han tenido en cuenta las 2371 respuestas del cuestionario en español, con la información obtenida hasta el día 10 de mayo del 2020.
El 85% de las personas que responden a nuestra encuesta están confinadas en hogares familiares, en distintas posiciones y con distintas características, frente a un 9% que viven solos o casi el 6% con amigos u otros. Y como veremos a continuación, el confinamiento ha transformado radicalmente el papel del hogar al incorporar las dimensiones de escuela y centro de trabajo.
El 62% de los encuestados mantienen su actividad principal, ya sea presencialmente en su lugar de trabajo (el 12% de los encuestados) o lo realizan en el lugar de confinamiento (40% con teletrabajo y 10 % estudiando a tiempo completo).
El 22% han dejado de trabajar temporalmente, ya sea mediante mecanismos de regulación de empleo temporales (los Expedientes de Regulación de Empleo o ERTES en el caso de España, a cuenta de vacaciones o como permisos por cuidado de los hijos en casa o los llamados “permiso por deberes inexcusables” que en el sector público han protegido tanto a trabajadores que debían cuidar de hijos o familiares enfermos, como para trabajadores con mayor riesgo de salud frente a la pandemia que no han tenido la opción de teletrabajar. De todas las respuestas, sólo el 3% dicen haber perdido su trabajo, mientras que el 13% no tenían trabajo en ese momento.
Una gran parte de las personas con las que se convive (el 68%) mantienen también su actividad principal. El 26% trabaja presencialmente (en servicios considerados esenciales) mientras que un 35% teletrabaja y el 7% estudia a tiempo completo en el hogar. De entre las personas con las que se convive en el confinamiento, el 19% han dejado de trabajar temporalmente, el 10% que ya no trabajaban anteriormente y el 3% dice haber perdido su trabajo permanentemente a causa del confinamiento.
Es importante resaltar, en tiempos de pandemia, que en una parte importante de los hogares hay personas que trabajan presencialmente entrando y saliendo diariamente de los espacios de confinamiento.
Es interesante ver esos resultados de trabajo junto con el nivel de estudios y con los de la situación económica del hogar. A ese respecto, cabe señalar que el 79% de las personas que responden dicen contar con estudios superiores (que puede ser el resultado de la estrategia de cuestionario bola de nieve iniciado en entornos universitarios y/o por las características sociales propias del espacio virtual), el 16% con estudios medios, y sólo 4% con estudios primarios o sin estudios. El 79% de las personas que responden llegan a final de mes, y 44% además ahorran, mientras que 15% están acudiendo a sus ahorros para llegar a final de mes, y 6% no llegan a final de mes y necesitan pedir prestado.
La imagen de actividad y de ingresos durante el confinamiento no parece mostrar todavía un gran impacto por la crisis, tanto por la novedad de la crisis misma como posiblemente también gracias a que las interrupciones temporales del trabajo se están realizando de forma protegida, acompañadas de mecanismos efectivos de sostenimiento de los ingresos laborales.
Sin embargo, la producción en sentido amplio (incluyendo la educación) se ha trasladado al hogar sin las condiciones propias de un entorno laboral o educativo en términos de espacios, instalaciones, baños, acceso a espacios exteriores. Los padres y madres que tienen trabajo, además de cocinar (tarea que antes se externalizaba en parte mediante comedores escolares y laborales) ahora también tienen que hacer de acompañantes en el nuevo “home schooling” de sus hijos. Esa transformación del hogar convierte el tema del espacio en vital: espacios en los hogares concebidos como espacios para dormir o pasar mucho menos tiempo, pasan a hospedar prácticamente todas las actividades cotidianas (trabajo, estudio, ocio, residencia principal y secundaria…). Posiblemente todo ello está suponiendo una nueva gestión de la vida cotidiana en hogares dónde muchos están ahora en casa teletrabajando, tele-estudiando, y también inmersos en su tiempo libre en una internet que nos conecta con nuestros seres queridos y nuestras redes sociales fuera del hogar.
Anna Escobedo Caparrós; José Luis Condom Bosch; José Antonio Rodríguez Díaz; Aitor D. Aguayo, «Avance 5: Trabajo y economía familiar durante el confinamiento», (UB: EPP, Mayo 2020).