Texts de l'Era de la Perla
Presentació de la Revista DUODA
ANDREINA JAIMES
PRESENTACIÓN DE LA REVISTA DUODA Nº 41 en CCD FRANCESCA BONNEMAISON, BARCELONA. Viernes, 17 de febr
En primer lugar gracias a todas y todos por venir a la presentación de la cuadragésima primera edición de la revista Duoda. Gracias también a las mujeres de Duoda que han puesto un voto de confianza en mí para acompañarles en esta presentación y gracias por la invitación a -una vez más- poner palabras a la experiencia vivida.
Mi encuentro con Duoda así como con su revista fue casi fortuito, llegué acá por un palpito, una corazonada, azar o suerte -aún no lo sé-, pero en el momento de mi vida en que sin pensarlo más me estaba buscando conseguí por internet información sobre el Máster, me apunté, hice mi maleta y me vine con mi pareja a estudiar y vivir a Barcelona. El deseo como motor de nuestras vidas se manifiesta incluso ante nuestra incapacidad de nombrarle o reconocerle.
En uno de los textos de esta edición, María Milagros Rivera comenta que “hay cosas que suceden porque se favorece su llegada” me pregunto cuanta consciencia tenemos de esto y me pregunto también que tan consciente fue que hubiese propiciado mi llegada a Duoda, no sé si estas preguntas tienen respuesta y tampoco sé si las encontraré pero hasta cierto punto quisiera aprender a reconocerlo para saber identificarlos y reconocer aquellos impulsos que me llevarán desde ahora en adelante y por siempre en búsqueda de mis propios espacios de libertad.
A partir de esta experiencia universitaria muchas cosas en mi vida comenzaron a adquirir nuevos significados y por ende nuevas dimensiones. Al dar mis primeros pasos en el pensamiento de la Diferencia Sexual comencé también un proceso de toma de conciencia sobre el hecho de ser mujer y lo que esto significa para mí, lo cual es algo que hasta entonces había sido un mero hecho biológico y sobre el cual no tenía mayores consideraciones, haber nacido mujer era para mí algo fortuito y no pensado, pero también debo decir que a pesar de este estado de no consciencia tampoco he vivido nunca mi ser mujer como algo disminuido, desventajoso o doloroso y esto se lo debo al amor y la compañía de las mujeres de mi casa.
Haber llegado aquí no ha sido tampoco camino de rosas. Deconstruir nuestro entramado de conocimientos o de modos de conocer da mucho miedo, porque como escribió Gemma del Olmo en “Lo divino del lenguaje. Pensamiento de Diótima en el siglo XXI” “realizar cambios en nuestros esquemas de pensamiento produce cierto miedo porque antes de llevar a cabo la transformación surge el vacío, un hueco donde más tarde ubicar el nuevo significado. Este vacío da vértigo (…) se mueven los pilares de nuestras ideas, de las ideas con las que hemos ido creciendo para dar espacio a otras más acordes con el mundo, o con la interpretación que de él hacemos. Una inestabilidad que facilitará el camino a las modificaciones que varíen o eliminen aquello que no nos guste”. Y no es un secreto para ninguna de nosotras que el miedo es un gran inhibidor de voluntades, de deseos, de impulso vital y fuerza y peor aún, es también una muy buena excusa. En este caso mis 20 años de paso por la escuela tradicional habían construido con mi absoluto permiso una estructura de pensamiento bastante academicista que me había bloqueado un poco la capacidad de leer lo cotidiano, y cuando lo digo lo digo literalmente, de esta manera mi primer contacto o mejor dicho mis primeros contactos con los artículos de la revista Duoda supusieron una incomprensión muy grande porque se me había olvidado la cercanía de la palabra escrita y me había acostumbrado a los bastante generalizados y distantes grandes y repetidos discursos. Sin embargo, no siempre fue así y cuando las palabras de las autoras de Duoda me llegan y logro comprenderlas debido a su sencillez y a lo verdaderas que son se convierten en un placer inmenso porque así como creo que nos relacionamos para tener espejos donde vernos también leemos para tener palabras donde significar nuestras propias experiencias.
El tema monográfico de esta edición de la revista se refiere a “La excelencia femenina al final del patriarcado”. Cuando lo escuché en mayo durante el seminario me costaba mucho comprender a que se refería, tal vez por el uso que tradicionalmente se hace de las palabras y que a simple escucha parece soberbia, pero después de reflexionarlo mucho para mi trabajo final del Máster y sobre todo con lo que se refiere a mi incapacidad de reconocer lo que estaba aprendiendo en el máster y a compararme con mis compañeras se presentan de nuevo ante mi conceptos sobre los cuales quisiera leerlo y saberlo todo porque me causan mucha intriga e incluso malestar y estos son los conceptos de medida - mesura – y desmesura.
Por parte de María Milagros tenemos el texto “Ella es demasiado libre. La revolución del tiempo y del amor” donde desarrolla –entre otras cosas- una reflexión sobre las mujeres de la liga de la leche y la opción de la maternidad y la casa cuando parecía que ya esto era materia superada por las feministas emancipadas (quienes se fueron simbólicamente de casa), estas mujeres se reúnen para hablar sobre lo que les preocupa de la maternidad, mujeres en su mayoría universitarias y/o altamente instruidas que están haciendo una revolución en relación a los conceptos del tiempo y el amor. Ellas tienen algo que decir sobre el cuerpo de la mujer y lo público y representan una libertad femenina que se expresa a través del placer de sus cuerpos, de sus relaciones, de sus tiempos.
En este momento de mi vida puedo reconocer que muchas de las cosas que más dolor me han causado ha sido por usar una medida que no era mía ni se parecía a mí ni me respetaba o representaba como mujer singular que soy. No saber respetar nuestros tiempos y formas cansa, enferma, desgasta y desanima. El patriarcado –ese gran fantasma- ha pretendido y en muchos casos ha logrado establecer o codificar nuestro tiempo para todo: para ser niñas, adultas, para graduarnos, ser madres, ser atractivas o ser viejas como si fuésemos desechables; o el deber ser de nuestra manera de comportarnos en el mundo respecto a nuestras emociones.
Nos movemos entre el “demasiado” “o demasiado poco” femenino dentro de la lógica patriarcal como mencionan las autoras en esta edición, entre el defecto y el exceso. Esto significa en muchos casos decidir fuera del patrón establecido por el patriarcado aunque esto sea considerado por los demás como una pérdida o una derrota, ganar lo que para nosotras es una victoria y no para los demás porque esto sigue siendo vivir según la medida de los otros y esto, en definitiva no es vivir.
La excelencia femenina significa entonces el reconocimiento de ese mas femenino. Que no es un mas que hace al otro menos porque es precisamente el mas que da prioridad a las relaciones humanas, un mas que convive, que no excluye, que sigue tomando en cuenta al otro para establecer con él una medida del mundo. Un mas que sostiene la vida, que crea civilización. Una mas relacional que las mujeres hemos sabido llevar a todos los ámbitos de nuestras vidas para compaginar la necesidad, el deseo y el tiempo, para no dejar de lado el amor. Para sostener la vida.
En esta edición también se encuentra un texto de La artista Donatella Franchi en el cual nos habla sobre “La Creatividad que pasea entre el arte y la vida” Ella es una mujer que sabe hablar muy bien a través de su arte, sobre todo a través de sus fotos. Su texto es una invitación a reflexionar sobre aquello que sostiene la vida, a buscar mediación entre el dolor y el amor, entre la enfermedad y el amor. En sus palabras también encontrarán una reflexión sobre las mujeres inmigrantes y como a través del reconocimiento de autoridad de una mujer de su entorno ella logró tener una idea mucho más grande de este fenómeno que ella vivía muy de cerca a través de las mujeres que le ayudaban a cuidar a su madre. Estas son (o mejor dicho somos) mujeres que libran la batalla interior con sus sentimientos, con lo que representa la distancia con sus familias, la carencia de un hogar, el dejar a sus criaturas lejos y aún así hacen que la vida siga siendo vida y se dedican a cuidar ancianos, enfermos y niños y niñas para que sus familias puedan continuar su cotidianidad, cuidan, sanan, acompañan, ayudan y crean.
Mujeres con “la valentía de desplazarse y de cambiar” que “nunca llevan consigo sólo una necesidad, sino también potencial creador”. Llevamos con nosotras el potencial creativo para llevar a cabo nuestras vidas, para labrarnos un futuro para nosotras y nuestros (futuros) hijos/hijas, para sostener y seguir sosteniendo la vida, cambiarnos y cambiar el mundo.
Con la realización del trabajo del segundo año del máster de Duoda pude hacer lo que no me creía capaz de hacer, logré llevar a palabras mi experiencia vital y académica de dos años, pude colocar ante mi mis fantasmas, reconocí mis sombras, acepté mis miedos y agradezco enormemente la compañía de mis amigas y amigo, de mis profesoras que me han dicho aquellas palabras que me han hecho abrir los ojos y permitirme readecuar mi medida de mi misma y también gracias a todas las mujeres y hombres que no han llenado de sólo de letras las páginas de estas 41 revistas sino que las han llenado de mucha vida con sus experiencias.
Dos años después sé que buscaba algo, buscaba mi devolución al orden de amor materno en el que mi madre y mi abuela me criaron y del cual en algún momento me desplacé. Ahora sigo cada día aprendiendo a poner nombre a lo que vivo, siento que apenas y sé balbucear pero sigo buscando mis propias palabras y mientras tanto y a medida que lo voy haciendo agradezco la compañía de la revista Duoda y sus autoras quienes a través de su experiencias y palabras me ayudan a conocer, comprender y seguir nombrando al mundo.
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