Texts de l'Era de la Perla
La violència de tants homes vers les dones
MARÍA-MILAGROS RIVERA GARRETAS
La prostitució al mapa de la sexualitat masculina
Diàleg obert
La prostitución en el mapa de la sexualidad masculina
María-Milagros Rivera Garretas
Ayer 22 de agosto de 2015 leí en la prensa digital un reportaje sobre la desarticulación por la policía de una enorme trama de prostitución que se extendía –decía– por media España y estaba en fase se expansión. La trama vivía de la explotación carnal y espiritual de dos mil mujeres, de las que se intentaba controlar, también digitalmente con las huellas dactilares, las salidas de la habitación en la que están encerradas.
El artículo daba todo tipo de detalles relacionados con el dinero: los millones de euros de ingresos, los beneficios de las empresas tapadera, los delitos de blanqueo de capitales, los millones pagados por los hoteles comprados para convertirlos en bares de alterne y prostíbulos, los millones de euros defraudados a Hacienda, las listas de miles de prostituidores cuyo valor en dinero resultaba incierto…
Apenas nada decía el artículo de las mujeres esclavizadas, ni siquiera, ya que se hablaba tanto de dinero, para valorar su escandalosa e inhumana productividad. Ni tampoco parecía sentir el periodista nada por ellas, ni por los prostituidores (mal llamados clientes) para quienes estos crueles negocios son montados. Ocurre que la prostitución, como los continuos asesinatos de mujeres por hombres, no produce ninguna contradicción social.
Como si la idea de contradicción social, que tanto ha servido al progreso de la política masculina, no sirviera aquí para nada porque no sirve para explicar el conflicto sangrante de política sexual que se da hoy entre mujeres y hombres, una de cuyas manifestaciones es la prostitución. La cantidad de millones de euros sacados de la explotación carnal y espiritual de mujeres, no escandaliza ni exige política. Tampoco encuentra palabras, lenguaje. Debajo de los millones de euros de beneficios sacados de la esclavitud sexual femenina hay, en realidad, algo indecible, una pregunta que ni el periodismo informativo ni las columnas de opinión son capaces de plantear.
La pregunta es, en mi opinión, la de la calidad de la sexualidad masculina hoy. ¿Qué sienten los hombres, nuestros hombres, ante la prostitución? ¿Qué lugar ocupa en el mapa de la sexualidad masculina? ¿Qué relación hay entre la esclavitud sexual femenina y la heterosexualidad? ¿Por qué no salen en la prensa columnas de opinión que empiecen a decir sobre la prostitución lo que sienten los hombres en primera persona? ¿Por qué no hay un Partido abolicionista?
La pregunta sobre la calidad de la sexualidad masculina hoy tiene su contraparte en esta otra: ¿por qué acallamos las mujeres no patriarcales lo que sentimos ante la prostitución? ¿Tenemos miedo de hablar?
El sufrimiento de los animales, de la tierra y del aire encuentra lenguaje político. El de las mujeres, no. Salvo excepciones: por ejemplo, Marisa Guarneri, de la casa de acogida de mujeres en Milán, ha dicho que cuando se habla de mujeres y de hombres (o sea, de política sexual) hay que hablar en primer lugar y siempre de la violencia de tantos hombres contra las mujeres; y añade “porque la violencia contra las mujeres es una oportunidad para el poder” (www.libreriadelledonne.it 31 julio 2015).
¿Te animas a empezar a hablar? duoda@ub.edu
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