Características de la escriptura en Roma

 

A- Periodo clásico

Escritura arcaica (s. VII a.C.-1a. ½ s. III a.C.)
Capital epigráfica latina (2a. ½ s. III a.C.)
Capital cursiva (2a. ½ s.III a.C.- s.III d.C.)
Capital rústica (Capital romana d’ús librari , segles I-VI d.C.)
Capital cuadrada elegante (Capital romana de uso librario , siglos IV-VI d.C.)

B- Periodo post-clásico o nuevo sistema romano.

Minúscula cursiva o cursiva nueva (s. III-VII d.C.)
Escritura uncial (segles IV-VIII d.C.)
Escritura semiuncial (segles V-IX d.C.)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A- Período clásico

  • Escriptura arcaica (s. VII a.C.-1a. ½ s. III a.C.)

Se escribe sobre soportes duros pero los usos cada vez más extensos de la escritura durante la época entre la Monarquía y la República (hacia finales del siglo VI a.C.), van apareciendo testimonios indirectos que hablan de la existencia de textos públicos y privados escritos con este tipo de escritura. El soporte de todos éstos serían, básicamente, las tablillas de cera, las pieles de animales y tejido de lino.

Esta escritura muestra una influencia muy clara del alfabeto etrusco, hecho que queda demostrado por el descubrimiento de inscripciones etruscas del siglo VII a.C. en el núcleo habitado más antiguo de la ciudad de Roma. En el fragmento de columna localizado en el Foro, en el año 1899, y que se conoce con el nombre de Lapis Niger, se ven las características esenciales de esta escritura. Por un lado, la orientación es bustrofédica, es decir, cambia de dirección en cada línea de izquierda a derecha y después al revés, similar al camino que traza una pareja de bueyes al labrar, de aquí la denominación.

Otro testigo de esta época es la Fíbula Praenestina, una aguja en la que hay todas las letras del antiguo alfabeto latino, datada entre 670-650 a. C., aunque actualmente se pone en entredicho su autenticidad.

Dentro del alfabeto arcaico latino hay una serie de letras con unas características especiales:

  • la A con un travesero oblicuo.

  • la E y F con trazos horizontales insertos en ángulo agudo en la asta vertical alargada.

  • la H cerrada por arriba y por abajo con traveseros horizontales, además del que tiene en la parte central.

  • la K con las astas pequeñas dispuestas casi en horizontal.

  • la L con forma de ángulo agudo.

  • la M y N con trazos sucesivos más pequeños que la primera asta descendente, que es muy alargada.

  • la P con la panza abierta.

  • la Q con una asta vertical en la parte inferior.

  • la R presenta la forma de la ro griega, formada sólo por una asta vertical y una panza cerrada.

  • La S con forma angulosa.

  • La X en forma de cruz griega.

  • La V con una asta bajo el ángulo

Durante el siglo III a.C. se introdujo en el alfabeto la letra G, y a finales de la República entraron la Y y la Z por influencia griega.

 

 

              

 

  • Capital epigráfica latina (2a. ½ s. III a.C.)

La escritura epigráfica mantiene su forma arcaica hasta la segunda mitad del siglo III a.C. En estos momentos, y por la influencia de la escritura epigráfica griega, empieza un proceso de normalización que dará forma definitiva a sus características gráficas. Éstas ya se encuentran en los escritos funerarios de los Escipiones, localizados en el sepulcro de Puerta Capena a finales del siglo XVIII. Los soportes habituales de esta escritura son los soportes duros, incluso se encuentra en monumentos, lo cual la configura como una escritura asociada al poder y la propaganda, y perdura en el tiempo con estos mismos usos.

A lo largo del siglo I a.C. se produce el proceso de canonización de esta escritura, con numerosos ejemplos de la época de Augusto y que presentan las siguientes características:

  • Geometrización de las formas con ángulos rectos.

  • Absoluta uniformidad del módulo y del diseño de cada uno de los elementos gráficos, enmarcándose cada tipo gráfico en el sistema bilinial de la capital.

  • El claroscuro de los trazos, que se obtiene ejecutando el surco en sentido triangular.

  • Ligero alargamiento del trazo al final de las astas, las barras y los trazos oblicuos mediante un refuerzo.

El resultado es una letra legible y, desde el punto de vista estético, con una fuerte impresión de armonía y de elegancia en las formas.

 

        

 

 

  • Capital cursiva (2a. ½ s.III a.C.- s.III d.C.)

Las características de esta escritura se insertan también en las formas mayúsculas, pero presenta un ángulo más abierto, un trazado más ligero y un módulo menor, propio de una escritura usual como es esta. El motivo de la aparición de esta grafía es la necesidad creciente de escribir que hay en Roma en el ámbito privado, a la vez que se van extendiendo cada vez más los usos de la escritura en el ámbito público. Se escriben documentos contables en los hogares o correspondencia, y también documentos administrativos, cosa que demuestra que a finales del siglo III a. C., el uso de la escritura es bastante corriente y común. Pero es evidente que la escritura capital epigráfica no satisface esta necesidad y por ello algunas letras epigráficas evolucionan hacia formas más cursivas. También se observa una tendencia a inscribir esta letra en un sistema cuatrilinial, una cierta evolución hacia la minúscula, pese la total ausencia de ligaduras entre las letras y una notable inclinación hacia la derecha.

Los ejemplos que se conservan actualmente proceden de tablillas de cera encontradas en Pompeya, que muestran también un cambio de soporte respecto al tipo gráfico anterior. La utilización de este soporte y también del papiro está motivado por un uso más extendido de la escritura.

Esta escritura, entre los siglos II y III d.C. se convertirá en exclusiva de la administración civil y militar del Imperio Romano en todas sus regiones.

Algunas letras más características y que muestran claramente el proceso de cursivización de la escritura:

  • la H la P y la R son obiertas completamente, sobretodo las dos últimas que no cierran la panza .

  • la Mmuestra claramente cómo el apoyo –tablilla de madera recubierta con una capa de cera sobre la que se escribe con una punzón- determina la forma, el ductus y el trazado de las letras.

 

        

 

 

  • Capital rústica (Capital romana de uso librario, siglos I-VI d.C.)

Vergilius Augusteus sive Dionysianus,
Bibl. Ap. Vat., cod. Vat. lat. 3256, fol. 3v (Georgicon, I, 141-154)
Cfr. F. Ehrle - P. Liebaert, Specimina, tav. 1; CLA, I, 13.

JaYa en el período arcaico hay testimonios de libros escritos sobre pieles, ropa o papiro, pero durante la época republicana, con el nacimiento de una literatura latina propia y con una influencia directa de la cultura griega, período que podemos situar entre los siglos III-I a.C., empieza a desarrollarse una producción libraria sobre papiro, en forma de rollo (rotulus).

Las características de esta escritura son iguales a las de la capital epigráfica, pero el soporte sobre el que se traza y la flexibilidad del instrumento escriturario hacen que presente unos elementos propios que demuestran que es una escritura que se adapta a este soporte. También es importante remarcar que la escritura se hace sobre el papiro con un pincel, no con cálamo ni tampoco es una incisión como ocurre con las tablillas de cera. Las peculiaridades de la escritura rústica son:

  • Trazo fluido, vertical, con un módulo uniforme, sin ningún elemento cursivo y dentro del sistema bilinial.

  • Claroscuros muy acentuados.

  • Reducción de los ángulos rectos a formas curvilíneas.

  • Espontaneidad y diseño muy vivo.

Entre los siglos I al III d.C. es la única escritura libraria. A partir del siglo III su diseño se hace más complejo, con ondulaciones, elementos ornamentales y convivirá con otras escrituras librarias.

Producción libraria. A partir del siglo III hay cambios en la producción libraria, diferencias entre libros de lujo, privados o escolásticos, con letras más descuidadas estos últimos.

 

        

 

 

  • Capital cuadrada elegante (Capital romana de uso librario , siglos IV-VI d.C.)

Vergilius Augusteus sive Dionysianus,
Bibl. Ap. Vat., cod. Vat. lat. 3256, fol. 3v (Georgicon, I, 141-154).
Cfr. F. Ehrle - P. Liebaert, Specimina, tav. 1; CLA, I, 13.

Uso librario de la capital epigráfica con unas características propias: diseño rígido, letras alargadas, trazos gruesos muy espesos, prevalencia de los ángulos rectos.

También en el ámbito cristiano tiene un uso epigráfico, sobre todo en los rótulos referentes a traslados de reliquias de santos. Por su relación con este hecho recibe también el nombre de epigráfica damasiana, por el papa San Dámaso (años 366-384).

Soporte nuevo: pergamino

 

        

 

 

B- Periodo post-clásico o noevo sistema romano.

  • Minúscula cursiva o cursiva nueva (s. III-VII d.C.)

Entre los siglos II y III d.C. se produce en todos los modelos de la escritura latina (usual, libraria y epigráfica) un cambio notable que la diferenciarán profundamente de la escritura capital de etapas anteriores. Es el momento en que aparece la escritura minúscula, inscrita dentro de un sistema cuatrilinial y con un ángulo de escritura diferente de la capital. Armando Petrucci afirma que este cambio constituye indudablemente uno de los momentos más importantes de la historia de la escritura latina, puesto que determina la manera de escribir a mano y también en letra impresa de todas las épocas sucesivas en Occidente.
A lo largo del siglo III d.C. se producirá la sustitución de la escritura capital cursiva por esta minúscula cursiva como escritura documentaria, propia del ámbito administrativo, de las cancillerías y también del ámbito privado.
Las características propias de esta escritura vienen determinadas, entre otras, por el uso del cálamo para trazarla.

  • No se producen claroscuros.

  • El trazado rápido provoca ligaduras porque no se levanta el instrumento del soporte.

  • La morfología de algunas letras cambia motivada por la presencia de ligaduras, que provocan la unión de trazos de letras diversas o la separación de trazos de una misma letra.

  • Módulo diverso e irregular de una misma letra.

  • Inclinación hacia la derecha.

  • Ojos abiertos en algunas letras.

A
B
C
D
E
F
G
H
I
L
M
N
O
P
Q
R
S
T
U
X

 

 

           

 

 

  • Escritura uncial (siglos IV-VIII d.C.)

Vergilius Augusteus sive Dionysianus,
Bibl. Ap. Vat., cod. Vat. lat. 3256, fol. 3v
(Georgicon, I, 141-154).
Cfr. F. Ehrle - P. Liebaert, Specimina,
tav. 1; CLA, I, 13
.

En la producción libraria y, también, en la práctica de la lectura, la escritura capital de uso librario no responde a las necesidades de un nuevo público lector. Este público, junto con la difusión del Cristianismo a partir del año 313 y los contactos de la cultura latina con los territorios del Imperio con lengua griega –donde desde a principios del siglo IV se desarrollaba una escritura libraria griega con formas redondeadas, la mayúscula bíblica- harán surgir una escritura que se denominará uncial. Este nombre procede de una interpretación errónea de un pasaje redactado por San Jerónimo en el que habla de letra uncial para referirse a la capital, pero ha sido aceptado tradicionalmente por los paleógrafos.
Es una escritura libraria, sobre todo para los libros cristianos que, abandonando la forma del rotulus, adoptan paulatinamente la del códice. Así, la escritura y su soporte se diferenciarán claramente de los textos paganos.
Es una escritura mixta, es decir, contiene letras mayúsculas, minúsculas y algunas que le son propias.

 

 

 

Mayúsculas:

Lletras unciales:

A
D
E
G
H
M
Q
U

La uncial se utiliza en el Occidente latino a partir del siglo IV hasta el siglo VIII, a pesar de haber ejemplos del siglo IX. Puede ser considerada la escritura propia de la cultura romano-cristiana, con una evolución en algunas de sus formas:

final s.V s.VII final s.VIII

El mayor centro de producción libraria entre los siglos VI y VII se sitúa en Roma con un centro escriturario en Letrán, desde donde se difundirán los códices con textos sagrados y litúrgicos.

 

           

 

 

 

  • Escritura semiuncial (siglos V-IX d.C.)

Bibl. Ap. Vat., cod. Basilicanus D 182, fol. 245v.
S. Hylarius, In Constantium Imperatorem, Lib. II, cap. 10-11
Cfr. F. Ehrle - P. Liebaert, Specimina, tav. 6a, 7. Cfr. CLA,I, 1

 

Entre finales del siglo V y los primeros años del siglo VI la producción de libros en minúscula antigua, relegada hasta aquel momento al ámbito escolástico o privado, pasó a los centros escriturarios. Allí tomó unas características propias que la configurarán como escritura libraria para unos determinados códices, desplazando también la producción de los centros escriturarios laicos a los centros eclesiásticos, sobre todo monásticos:

  • Escritura de módulo pequeño y trazado ligero.

  • Verticalidad en los trazos.

  • Redondeo de formas, sobre todo en los ojos.

  • Astas más cortas.

  • Poca presencia de ligaduras, excepto las que tienen un trazo transversal (f, g, r, t).

 

 

 

 

 

b
d
h
l
f
g
p
q

 

  • Las letras N y T mantienen formas uncials.