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Difusión de la escritura carolina

  La Enciclopedia del Estudiante, vol. 7: Historia Universal, Madrid: El País Aguilar, 2005, p. 124.

Los orígenes de la escritura carolina y su desarrollo están estrechamente ligados a la evolución del Imperio Carolingio. Por ello hay que situar la difusión de esta escritura en los límites del imperio pero también en aquellos territorios que se hallaban fuera de él.

En los territorios del Imperio, la escritura carolina se difundió por transformación de formas gráficas anteriores y se mantuvo uniforme y coherente hasta el siglo X. En este grupo hay que incluir la región francesa, con las ciudades de Reims, Lyon, Amiens i Metz, y los monasterios de Corbie, Fleury, Saint-Denis, Cluny y Tours. También las regiones germánicas y helvéticas, con la escuela de Aquisgrán, Tréveris, Colonia, Salzburgo, Maguncia, Ratisbona, Constaza y los monaserios de Fulda, Lorchs, Reichenau, Saint-Gall y Einsiedeln. Finalmente el norte de Italia, con los centros de Verona, Bobbio, Novara, Nonantola y Vercelli.

Entre los territorios que no formaron parte del Sacro Imperio Romano, hay que considerar el sur de Italia, donde la escritura carolina se difundió en algunas ciudades, aunque el gran centro religioso y cultural, la abadía de Montecassino, continuó utilizando la beneventana hasta el siglo XIII. En Inglaterra la carolina se implantó en el siglo X gracias a la acción reformadora de los cluniacenses y por la conquista de Inglaterra por Guillermo el Conquistador en el 1066. También la Península Ibérica forma parte de este grupo, aunque de todos los reinos hispánicos hay que destacar la Marca Hispánica ya que su dependencia del imperio franco le llevó a conocer la letra carolina ya en el siglo IX, desplazando rápidamente la letra visigótica que se utilizaba en la zona pirenaica.