s. VIII-IX
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Escritura simple, trazo regular, sin contraste entre los trazos. Poca separación de palabras, y poco uso de enlaces (excepto los característicos et, ct, rt, st).
Letras siempre minúsculas, excepto la n que puede ser mayúscula.
La a puede ser uncial o cursiva abierta, la b tiene dos trazos bien diferenciados (asta y ojo), la d puede ser uncial o minúscula, la g presenta el ojo inferior abierto, la s es larga.
Escasa presencia de abreviaturas, aunque existe el signo principal de abreviatura (la línea horizontal sobre las palabras) y también el signo especial de –us.
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s. XI
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Desaparecen por completo los elementos cursivos y las letras se vuelven más rectas.
La s a final de palabra aparece generalmente en la forma redonda.
El inicio de las astas de i, m, n, p, u está formado por una lineta.
Correcta división de las palabras. Aparece un trazo a final de línea para indicar que una palabra continúa en la línea siguiente.
La forma ę se convierte frecuentemente en æ, sobre todo en la segunda parte de la centuria, y acostumbra a usarse en lugar de la simple e.
Aparecen más abreviaturas.
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s. XII
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Desarrollo de la escritura con la ejecución aguda de los trazos redondos y aspecto alargado de las letras.
Las astas presentan en la parte alta una obertura.
El uso del diptongo æ es raro, siendo sustituido por la forma ę, que también desaparece a finales del siglo, dando paso a la e como forma única.
Uso más frecuente de abreviaturas.
Contraste entre trazos gruesos y delgados, con aspecto gotizante. Evolución hacia la escritura gótica. |