Michael Sandel


"La prioridad del yo sobre sus fines significa que yo no soy el mero receptáculo pasivo de los objetivos, atributos y propósitos acumulados producto de la experiencia, como tampoco un simple producto de los caprichos de las circunstancias, sino siempre, irreductiblemente, un agente activo y dispuesto, distinguible de mi entorno y capaz de elegir. Identificar cualquier grupo de características como mis objetivos, ambiciones, deseos y demás, supondrá siempre la existencia de un sujeto "yo" detrás de ellos, y que la forma de este "yo" debe ser anterior a cualquiera de los fines o atributos que tengo. Según Rawls: "incluso un fin dominante debe ser elegido de entre numerosas posibilidades". Y antes de que se pueda elegir un fin, debe haber un yo para elegirlo.

Pero, ¿cuál es exactamente el sentido en el cual el yo, como agente de elección, "debe" ser anterior a los fines que elige? Uno de los sentidos de la prioridad constituye una "exigencia" moral que refleja el imperativo de respetar ante todo la autonomía del individuo, de considerar a la persona como la portadora de una dignidad que está por encima de los roles que moran en ella y de los fines que pueda perseguir. No obstante, hay otro sentido en el que el yo "debe" ser anterior a los fines que manifiesta -anterior en el sentido de identificable de forma independiente-, lo cual constituye un requisito epistemológico.

En este caso, la explicación del yo reproduce las perplejidades a las que nos enfrentamos en el caso de la justicia, donde necesitamos un punto de vista de evaluación independiente de los valores sociales imperantes. En el caso de la persona, necesitamos una noción del sujeto independiente de sus necesidades y objetivos contingentes. Si la prioridad de la justicia surgía de la necesidad de diferenciar los parámetros de evaluación de la sociedad evaluada, la prioridad del yo nace de la necesidad paralela de diferenciar el sujeto de su situación. Aunque Rawls no la explicite en estos términos, creo que se encuentra implícita en su teoría, así como una reconstrucción razonable de las perplejidades que pretende abordar.

Si todo el yo consistiera en ser una concatenación de varios deseos, necesidades y fines contingentes, no habría ninguna forma no arbitraria, ni para el yo ni para ningún observador externo, de identificar estos deseos, intereses y fines en cuanto deseos de un sujeto concreto. Antes que ser del sujeto, serían el sujeto. Pero el sujeto que serían sería indistinguible del mar de atributos no diferenciados de una situación inarticulada, lo que quiere decir que no habría ningún sujeto o, al menos, ningún sujeto que pudiéramos reconocer o distinguir como parecido a un ser humano."

  • Michael Sandel: Liberalism and the Limits of Justice. Cambridge University Press, 1992. P. 19, 20.