El prejuicio.

La relación dialéctica entre la mayoría y la minoría, con pautas culturales diferentes, crea una situación de tensión, que se alimenta de una competencia en términos desiguales, y se expresa y se organiza en términos de identidad étnica. Como afirma Teresa San Román: "Para mantener las diferencias, marcar los límites de la moral intraétnica y alejar y segregar a las etnias implicadas en la oposición hay un componente de peso fundamental. Se trata de la ideología racial basada en el etnocentrismo". El prejuicio racial sirve de mecanismo para establecer los límites y las reglas de la relación interétnica e impedir un desequilibrio desfavorable para uno del estado de la competencia. Se descalifica a la otro etnia basándose en la supuesta "superioridad" de la cultura mayoritaria.

El prejuicio suele tener un cierto transfondo visible y conocido. Cuando se dice que los gitanos son ladrones, se habla probablemente de aquellos que si robaron o roban. Como señala Teresa San Román:"El prejuicio consiste en hacer de ello un atributo hereditario y consustancial al grupo étnico opuesto y aplicarlo indiscriminadamente, es decir, medir a cualquier persona del grupo étnico con arreglo a ese dictamen, aplicarle la imagen racista por principio. evitando la contrastación de nuestra ideas transformando en "excepciones" a todo aquel que no reúne las características que nosotros le atribuimos. Su generalización, su aplicación indiscriminada y su atribución a leyes biológicas de la herencia convierte todo ello en racismo". Se crea un estereotipo racial, configurado sobre la base de imágenes existentes, adecuadas para expresar las características del conflicto concreto. Son imágenes culturales para significar lejanía o rechazo, para indicar que se trata de seres humanos que no se ajustan a las pautas sociales propias y que suelen considerarse como "normales".


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