Ciudadanía, urbanismo y marginación.

El colectivo gitano, como grupo étnico, se define por una serie de rasgos culturales que configuran su contenido étnico, y lo distingue de otros grupos con los que entra en contacto. Tienen una lengua propia, un origen común, una tradición nómada, valoran la edad como principio fundamental ordenador de status, y creen en la intervención de los muertos en la vida de sus descendientes, y existe una fuerte cohesión y una fuerte conciencia de diferenciación frente a los no gitanos. Todos estos elementos constituyen parte de este contenido étnico necesario para la supervivencia del grupo como unidad diferenciada. El concepto de grupo étnico conlleva la interacción dinámica con otros grupos con los que se relaciona, de tal forma que las formas culturales están sujetas al cambio debido a la propia evolución interna y a la interrelación con otros conjuntos sociales.

"Los gitanos forman un colectivo étnico diferenciado y minoritario, insertos en una sociedad más amplia que denominamos mayoritaria. Se da, pues, la relación minoría-mayoría. Esta opera dentro del marco de las instituciones del grupo mayoritario, que produce una situación de desventaja para el grupo minoritario en relación al acceso general a los recursos y al poder político", como señala Elisenda Ardevol. Todo ello sitúa a la comunidad gitana como minoría marginada en la pluralidad cultural del Estado español.

Los gitanos están reconocidos como ciudadanos de pleno derecho del Estado español, y en teoría participan jurídicamente de los mismos derechos y obligaciones que el resto de los españoles. Sin embargo, nos encontramos con que se presentan una serie de problemáticas en este sentido: por ejemplo, algunos derechos a los que los gitanos tendrían acceso no llegan a poder ser ejercidos porque muchos de ellos carecen de los requisitos básicos que la Administración les exige. A la falta de un domicilio con existencia administrativa y de un trabajo reconocido, se añade la irregularidad de los documentos personales. Hay un aspecto muy claro en el cual chocan claramente la identidad étnica minoritaria y las normas y valores que rigen la sociedad mayoritaria. Los gitanos, como el resto de los ciudadanos, están sujetos a las leyes y a la ordenación de la justicia y del orden social en general. Sin embargo existe una "ley gitana" , un conjunto de normas tradicionales no escritas propias de la cultura gitana, que discurre paralela al ordenamiento jurídico del país. A menudo, esta disyuntiva suscita en el gitano un dilema:, ya que cualquier elección implica una transgresión en el código opuesto.

Todo lo expuesto en este apartado demuestra como se produce el conflicto entre el colectivo minoritario, con su cultura propia y diferenciada; y la sociedad mayoritaria en la cual ésta se inscribe.


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