Tortura, cárceles y verdugos. Métodos de ejecución vigentes.

Escribe Daniel Sueiro en su magnífico y bien documentado libro La Pena de muerte : ceremonial, historia, procedimientos que la muerte no es bastante. "El sentido de venganza, de escarmiento y de desquite que tiene históricamente la pena de muerte parece justificar toda la serie de atrocidades que la víctima ha de sufrir antes de expirar y expiar". Este tratamiento inhumano del hombre por el propio hombre está en la base de todas las formas de ejecución capital antiguas, o, al menos, no rigurosamente actuales, lo mismo que en la de todas las modalidades de suplicios o torturas, de penas corporales en general, de ayer y de hoy, tan diversas como espeluznantes. Los suplicios, las torturas y todas las penas corporales en que se mutila o se hace sufrir físicamente al hombre, se presentan generalmente a través de los siglos como el preámbulo de la última pena, y por cierto mucho más terribles en la mayoría de los casos que la muerte misma. "Soy el primero en confesar -escribía a finales del s. XVII Nicolás, consejero de Luis XIV- que prefiero una pronta muerte a los dolores tan insoportables de la tortura". Casos muy famosos de muertes atroces fueron los de Ravaillac, jesuita que atentó y mató al rey Enrique IV; el caso Damiens que atentó contra la vida de Luis XIV. Mucho antes en Barcelona igual suerte sufrió Joan Canyamàs, perturbado mental que hirió a Fernando el Católico en 1492.

Los códigos, las leyes o al menos las costumbres históricas generalizan la práctica de los suplicios y torturas más diversos y horribles en todos los países y en todos los tiempos, o al menos en tiempos no tan lejanos como para que podamos respirar aliviados. Ahora mismo están perfectamente legalizados, en diversos países, numerosos castigos corporales, físicos; y si no legal y abiertamente, es un hecho que las fuerzas históricas legales y dominantes practican hoy torturas y suplicios de orden no menos inhumano y cruel que los conocidos hace un sigo, o cinco, diez o veinte... En lo que tal vez aventaje nuestro siglo a siglos pasados es en que, además de torturas de orden físico, practica torturas de orden moral y mental.

- Determinadas formas de tortura, como los azotes, subsistieron en casi todos los Códigos del s. XIX y subsisten aún hoy en los códigos penales de determinados países (África, Asia, países islámicos...)

-La tortura, así como ciertas penas corporales que suponían mutilación de miembros, fue abolida progresiva y teóricamente en casi todos los países civilizados entre fines del s. XVIII y comienzos del XIX:

-en 1734 aparecía ya abolida en el Código sueco, siendo suprimida totalmente por el rey Gustavo III en 1772

- en Alemania el rey Federico II quiso suprimirla en 1740

- en el reino de las Dos Sicilias, Carlos III dá una pragmática en 1738 que reduce la aplicación de la tortura sin atreverse a eliminarla totalmente

- 1760, la emperatriz Catalina de Rusia se opuso personalmente a la tortura

- en 1789 la Asamblea Francesa abolió "todo género de tormento".En junio de 1791 suprimía "toda mutilación, las torturas, la pena de la horca, la rueda... pero imponía un nuevo invento: la guillotina

- La Declaración Internacional de Derechos del Hombre proclamó solemnemente al final de la II Guerra Mundial que "nadie será sometido a tortura ni a penas o tratamiento crueles, inhumanos o degradantes"

- También la mayoría de los códigos autorizan, desde mediados del s. XIX, al acusado a ser defendido legalmente por un abogado

- La codificación del Derecho Penalm (s. XIX) aporta históricamente dos aspectos de interés: a) la aplicación de la pena de muerte únicamente para los delitos más graves y b) la reducción de los métodos ejecutivos.

Son 5 los métodos ejecutivos vigentes mayoritariamente en todo el mundo:

1. Fusilamiento
2. Decapitación (guillotina y espada)
3. Estrangulación (horca)
4. Gas mortífero
5. Electrocución

En 1978 fue aceptado por el Estado de Texas (EE.UU.) el método de la inyección letal.

El penalista español Constancio Bernaldo de Quirós (1873-1959) puso de manifiesto la correlación que existe entre las fases de la historia universal y las formas ejecutivas. Así, a la edad de piedra correspondería la lapidación y el despeñamiento; a la del metal, el degollamiento; a la de la máquina, la horca, el garrote y la guillotina. Hoy, en la era de los recursos energéticos y tecnológicos de las máquinas que también matan, se ejecuta con el gas, con la electricidad o con productos químicos.

Mención aparte merece el método que la Iglesia -las distintas Iglesias cristianas- escogieron y emplearon profusamente para aplicar la pena de muerte: el fuego purificador, aunque encendido por manos seglares. La historia de la Inquisición en Europa es toda ella un manual preciso de penas, tormentos y delaciones.

Otros procedimientos históricos de aplicación de la pena capital y el tormento -según los países- que legalmente están en desuso, excepto cuando se desata la brutalidad humana en guerras, persecuciones colectivas, inter-étnicas o tribales son: el empalamiento (ver la novela del premio Nobel yugoslavo Ivo Andric, Un puente sobre el Drina), el descuartizamiento, enterramiento en vida, el potro, la rueda, la crucifixión (aplicada en Japón durante todo el s. XIX), muerte con animales y bestias, el fuego, el agua, etc... Lapidación, mutilación y azotes están vigentes en numerosos países islámicos. En estos momentos Amina Lawal permanece en estado de espera, hasta que su pequeña hija de 8 meses haya terminado la lactancia, condenada a muerte por lapidación por un tribunal religioso en Nigeria acusada de haber concebido fuera del matrimonio. También en Nigeria, en el estado de Gawude el tribunal islámico del estado ha condenado a Ahmadu Ibrahim y Fatima Usman a morir apedreados por adulterio (agosto 2002).

La diferencia entre la tortura antigua y la moderna consiste en que antes era legal y practicada según ciertas órdenes del juez o el inquisidor, mientras que la de hoy es abusiva, porque no está autorizada por la ley, pero en cuanto a crueldad y refinamiento la tortura actual no tiene nada que envidiar a la antigua. Ejemplos actuales tristemente famosos:

- Los campos de concentración nazis, sus experimentos científicos y los métodos de la Gestapo. Europa, 1933-1945

- Los linchamientos de negros en EE.UU. (6.000 desde 1882, un promedio de 150 anuales). En 1934 se anunció públicamente por radio el linchamiento de un ciudadano negro, Claude Neal en Greenwood, Florida. A la víctima le fueron cortados los testículos y obligada a comer su propia carne, acuchillado y quemado masivamente, fue finalmente ahorcado y arrastrado en automóvil.

-La dictadura franquista en España, 1939-1975

- La guerra franco-argelina. Patriotas argelinos aparecían colgados en los parques de Paris.

- Guerra de Vietnam. Tanto las tropas de Saigón como las del Vietcong practicaron el enterramiento en vida, el empalamiento, el despeñamiento desde helicópteros. El 21 de julio de 1965 el corresponsal del New York Herald Tribune escribía: "un collar de orejas humanas decora la pared de una instalación militar gubernamental"

-El Portugal de Salazar con la PIDE.

-Dictaduras de Pinochet en Chile, Videla en Argentina, Uruguay, el Brasil de los coroneles, Guatemala, El Salvador, etc...

- El corredor de la muerte. La larga espera de un condenado a muerte que puede estar esperando unos 10 años en ser ejecutado.

- Desde finales del s. XVI se gesta el movimiento que contrarresta en cierta medida al de la pena capital: el nacimiento de la pena privativa de libertad, el "tiempo de las prisiones", como lo ha denominado Pierre Deyon. Escribe García Valdés: "(...) de la situación social en la Europa del tránsito: grandes guerras, terribles y devastadoras expediciones militares, hambre y desolación, grandes masas humanas que vagabundearon de una ciudad a otra, con mucha más miseria que maldad, y, en fín, personas errantes en tan gran número que era imposible colgarlas a todas. Era necesario buscar y encontrar una nueva solución para estos casos: el encerramiento será, pues, el gran invento social. (...) La privación de la libertad de los pequeños delincuentes, mendigos o prostitutas, fundada en un imperativo de trabajo, herencia de los tiempos del esclavismo, restará clientela a la horca o el hacha. Al fin y al cabo no es difícil observar una reducción importante de la aplicación de la pena capital en todo el mundo".

-La situación material de las prisiones europeas generaron las protestas de muchos reformadores sociales, desde Beccaria (1764) o Howard (1777) hasta Victoria Kent (1898-1987), jurista, diputada en Cortes (1931-36) que ocupó el cargo de Directora General de Prisiones de la República, posteriormente exiliada en México y Nueva York, donde trabajó en la ONU y donde murió. Sus ideas fueron sumamente avanzadas y progresistas y aún hoy lo siguen siendo.

-La prisiones españolas han visto -y no vayamos tan lejos en el tiempo, retrocedamos a 1978, a principios de la transición- motines y el surgimiento de movimientos sociales de presos contra el hacinamiento y las condiciones inhumanas imperantes. La situación narrada en la película El Expreso de medianoche es la cotidiana en países de África, Asia y América, hoy, en nuestros días. Como ejemplos de recientísimos motines carcelarios tenemos Venezuela, Colombia y Brasil.

-Un personaje clave para la aplicación de la pena de muerte es el verdugo. La sociedad delega en él su mandato de matar. El verdugo ha sido un personaje temido a lo largo de la historia, odiado, despreciado y a su vez respetado. Se veía obligado antaño a escoger las legumbres y verduras en el mercado con una larga cuchara para no tocar los alimentos; en la taberna bebía sólo; vestía calza y jubón de colores vivos y su casa debía estar apartada de la ciudad. Este hombre cobraba sueldo oficial y era reclutado entre los miembros más bajos de la sociedad. Podía enriquecerse, vender las vestiduras y cuerpos de los condenados y figurar entre las demás autoridades en la presidencia de los actos dominicales y de los días de fiesta, tocado con polvos y peluca. El oficio se heredaba de padres a hijos llegando a constituir verdaderas generaciones famosas de verdugos como los Sanson en Francia de 1688 a 1847.

-Para el estudio de la figura del verdugo véanse dos obras importantes: Bernaldo de Quirós en La Picota (Madrid, 1907. Ed. Posterior de Turner, 1975) ha estudiado su genealogía y grupo social, desde el "sayón" militar y el "andador" municipal hasta el verdugo como personaje totalmente diferenciado y Daniel Sueiro, en el libro antes mencionado, que entrevistó a los últimos verdugos españoles.

-El verdugo en nuestros días es un funcionario pulcro, metódico y ordenado. Su figura queda oculta a los ojos de todo el mundo. En las ejecuciones en la silla eléctrica tres son los limpios funcionarios que accionan la fatídica palanca aunque sólo uno de ellos la accionará realmente. Igual ocurre en los fusilamientos, no todas las balas matan, las hay de fogueo. Inútiles sistemas para intentar neutralizar el acto de matar. Albert Camus en su libro contra la pena de muerte llega a decir que las ejecuciones deberían ser públicas, como en tiempos pasados. Acotarlas y encerrarlas en el patio de las prisiones es sólo un acto de hipocresía social que no exime a la sociedad de su culpa y complicidad.

-¿Quién tortura hoy en las cárceles, comisarías y calles? No existe oficialmente el oficio de verdugo. Son los funcionarios, policías, ejército y grupos paramilitares. Durante la dictadura franquista hubieron torturadores famosos como Melitón Manzanas, Billy el Niño, el comisario Conesa, entre otros. Los piquetes de ejecución de las últimas penas de muerte en España en 1975 estuvieron formados por policías voluntarios. Guardia civil, policía, ejército. Cuerpos represivos que hasta hoy nunca han sido depurados ni juzgados en nuestro país. Ningún partido ni grupo partícipante en el pacto establecido para la transición democrática lo ha exigido como reivindicación. La Alemania nazi tuvo su juicio de Nuremberg, Milosevic está siendo juzgado por crímenes a la humanidad. El juez Garzón inició internacionalmente la persecución penal del dictador chileno Pinochet. La dictadura franquista nunca ha sido juzgada. La ley del silencio fue la premisa incondicional del "pacto por la libertad" en España.

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