Postura del anarquismo.



El anarquismo durante la II republica se muestra partidario de asegurar la independencia económica de hombres y mujeres, así como de la igualdad entre ambos sexos tanto en derechos como en deberes. Igualmente, el comunismo libertario se muestra favorable al trabajo femenino, en la medida en que este permita a la mujer disfrutar de la libertad económica para no estar sometida al varón.

Lucia S. Saornil, fundadora de Mujeres Libres, afirma que el trabajo constituye una faceta mas del desarrollo integral de la persona, con lo que la consecución de una sociedad socialista es condición indispensable para que todos los miembros de la sociedad se desarrollen plena e integralmente.

Desde las páginas de Solidaridad Obrera se afirma que existen plena igualdad de derechos y deberes ente hombres y mujeres, incluidos los derechos laborales, de forma que no se puede justificar la exclusión de las mujeres del mercado laboral aduciendo que se incrementa el desempleo masculino, ya que el problema de la competencia entre hombres y mujeres debe ser considerado de igual forma que el problema de la competencia entre "el hombre con respecto al hombre de según qué raza, provincia o condición." También se criticaban las medidas tomadas en algunos países privilegiando la ocupación masculina a raiz de la crisis económica.

Sin embargo, no todas las posiciones son proclives al trabajo de las mujeres. En las mismas paginas de Solidaridad Obrera se argumenta que al convertirse la mujer en asalariada, se convierte automáticamente en competidora del padre, esposo o hermano, al tiempo que la familia se desintegra y los hijos permanecen desamparados sin la protección de la madre. Tampoco se explicitó de qué modo se solucionaría el problema de las tareas tradicionalmente asociadas a la mujer en una futura sociedad libertaria. No se llegó nunca a abordar directamente la consecuencia lógica de la equiparación de derechos y deberes entre los sexos.

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