Inglaterra: el reconocimiento de los derechos civiles.


Inglaterra, al igual que Francia, inicia la modernidad con una monarquía absoluta. Pero, en la época de los Estuardos, sufre dos revoluciones sucesivas: la primera con la instauración de la República (1640-49) y la segunda con la Gloriosa Revolución de 1688 en la que triunfa un parlamento en detrimento de la monarquía absoluta. A partir de estos acontecimientos se instauran nuevas practicas políticas que aseguran la estabilidad del país.

La reivindicación de las leyes tradicionales inglesas, las Common Law, unida a las frecuentes tensiones en un país donde cohabitan múltiples religiones facilitan que durante la segunda mitad del siglo XVII se vean cumplidas las aspiraciones de libertad jurídica para los ingleses que se concretan con el reconocimiento en 1670 del Bill Habeas Corpus que garantiza la libertad individual para las personas arrestadas y también se regula la libertad religiosa para los protestantes. La legislación de la libertad individual convierte a Inglaterra en el primer país en reconocer los derechos civiles.

La victoria de la Revolución Gloriosa inglesa se concreta en la aparición de un nuevo hombre-ciudadano. Inglaterra es a finales del siglo XVII un país con una monarquía moderada, en el que se reconocen derechos políticos aunque no el sufragio universal. Donde se crean los primeros partidos políticos: los whigs y los tories. Inglaterra se diferencia de los demás países europeos de la época por el reconocimiento de la libertad individual, la adopción del principio de tolerancia religiosa, el nacimiento de la opinión pública y de los primeros partidos políticos, así como por la redacción de una constitución elaborada por un parlamento con una asamblea representativa de la nación.

Inglaterra es la precursora del redescubrimiento de la ciudadanía. Los pensadores del siglo de las luces (siglo XVIII) de Voltaire a Siéyès, pasando por Montesquieu, se inspiran en ella.

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